Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer

Históricamente la lucha de las mujeres se ha dado desde distintos derroteros. Actualmente se ha logrado dar un paso en contra de la violencia de género al lograr que el silencio sea cosa del pasado, pero se busca también que no se les acose, no se les viole, no se les pegue ni mate por ser mujeres.

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La eliminación de la violencia contra la mujer debería ser un compromiso social, palpable y latente dentro de la sociedad durante los 365 días del año y no sólo el día en que se conmemora, sostiene Elvira Hernández Carballido, doctora en Ciencias Políticas y Sociales y condecorada con la medalla Omechihuatl 2013 por su compromiso a favor de los derechos e igualdad de género.

En muchas ocasiones las mujeres que viven violencia no la identifican, es algo natural para nuestra sociedad. Prueba de ello es que en México ocurren siete feminicidios al día, y siete de cada diez familias presencian situaciones agresivas. No obstante, estos sucesos nunca serán normales, sentenció María Dolores Blancas, presidenta de Casa Gaviota AC, una red de apoyo para el género femenino.

El derecho de acceso a la información pública es un derecho joven y un derecho llave, ya que potencia el acceso a otros, afirmó Marina San Martín Rebolloso, comisionada Ciudadana del Instituto de Transparencia, Acceso a la Información Pública, Protección de Datos Personales y Rendición de Cuentas de la Ciudad de México (INFO).

La mujer ha experimentado y ha cuestionado sobre las desigualdades de género. En ese sentido, Elvira Hernández Carballido, doctora en Ciencias de la Comunicación por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM, explicó que la década del 70 fue un periodo significativo para las mujeres porque hubo un reconocimiento mundial a su situación, además, buscaron comprender y entender dicho fenómeno.

México necesita establecer una nueva ley de familia que redefina las relaciones que se dan dentro de su seno. Regresar a una nueva normalidad, donde el colonialismo, el racismo y el patriarcalismo continúen siendo los tres ejes civilizatorios sobre los que descansa nuestra sociedad, no solucionará las expresiones de violencia que vivimos fuera y dentro de nuestro hogar.

De no modificar la estructura de la sociedad mexicana en todos los órdenes de desarrollo, la violencia en las calles no cesará.

Hoy en día el tema de la desigualdad de género retoma mayor importancia por todas las expresiones de violencia y discriminación que afectan a la mujer.  Si bien existen diversas formas de manifestar dicha inequidad, particularmente en el ámbito organizacional existen dos fenómenos denominados “Techo de Cristal” y “Suelo Pegajoso”, ambos se refieren a los diversos obstáculos que enfrentan las mujeres en su desarrollo organizacional.

Bajo el contexto de la pandemia, las diferentes violencias, vulnerabilidades y la permanencia de una cultura de inequidad a nivel mundial se han agudizado, y la situación de las mujeres se encuentra en una clara desventaja. En particular, la violencia hacia las mujeres en México tiene dimensiones alarmantes que podemos reconocer a través de la percepción habitual de nuestro entorno, en los registros periodísticos diarios, en las estadísticas nacionales, etc. 

Para Nelly Lucero Lara Chávez, doctora en Ciencias Políticas y Sociales por la UNAM, a nivel mediático existe legislación que determina que las mujeres no tendrían que representarse de forma estereotipada y mucho menos cuando han sido violentadas, “hasta ahora hay muy poca voluntad política para que esto se lleve de facto”.

Tipificar un feminicidio en México no es un proceso complejo pues tiene características específicas de violencia: secuestro, mutilaciones, torturas, agresión sexual y asesinato. Desafortunadamente, es un delito que no está homologado a nivel nacional, aunque se contempla en el Artículo 325 del Código Penal Federal.

Contenido: * Michel Olguín * Fabiola Méndez * Farrah De la Cruz * Daniela Chirino * Erika Villavicencio-Ayub * Karla Salazar Serna

Lucy, el fósil que cambió paradigmas

El fósil de Australopithecus afarensis descubierto a finales de noviembre de 1974 pertenecía a una mujer que vivió hace 3.2 millones de años; tenía unos 20 años al momento de su fallecimiento.

Los antropólogos Donald Johanson y Tom Gray viajaron al valle de Awash, Etiopía, a principios de la década de los 70 con la intención de desenterrar fósiles. Los científicos seguían los pasos de Maurice Taieb, paleoantropólogo francés que trabajó en el valle a finales de los 60 y principios de la siguiente década donde descubrió diversas formaciones geológicas que prometían ser terreno fértil para la investigación antropológica.

Johanson y Gray enfocaron sus esfuerzos en una formación llamada Hadar, donde el equipo comenzó a desenterrar fósiles y objetos relacionados con la historia de la humanidad en el otoño de 1974. Fue en esa zona donde descubrieron los restos de una joven mujer, 52 huesos que indicaron se trataba de una hembra de casi 1.10 metros de altura, unos 27 kg de peso, casi 20 años de edad y, posiblemente, embarazada al momento de su muerte.

Se trataba del fósil de una Australopithecus afarensis, pronto se convirtió en el esqueleto más famoso del mundo. Fue nombrada Lucy por Johanson porque, como relató el equipo al anunciar el descubrimiento, se encontraban escuchando Lucy In The Sky With Diamonds, de The Beatles, mientras trabajaban ese 24 de noviembre que pasó a la historia.

Lucy fue encontrada “en rocas con una edad de 3.18 millones de años y que fue considerado, principalmente por la morfología de la cintura pélvica y la posición del fo­ra­men occipital, como uno de los pri­me­ros fósiles que demuestran que en nues­tro linaje el desarrollo del bi­pe­da­­lis­mo fue un evento previo al de­sa­rro­llo de los grandes cerebros”, detallaron los investigadores Francisco Sour Tovar y Sara Alicia Quiroz Barroso en el artículo Registro fósil y evolución de homínidos en la Revista de Cultura Científica de la Facultad de Ciencias de la UNAM.

“Los ejemplares de A. afarensis sólo se han encontrado en el este de Áfri­ca, en sedimentos con edades de 4 a 2.5 millones de años. A partir de ellos se infiere que la altura de los individuos adultos variaba entre 1 y 1.5 me­tros, el volumen cerebral entre 400 y 500 cen­tímetros cúbicos, la frente era baja y plana, la cara pronunciada, los ar­cos su­praciliares prominentes, los in­cisivos y caninos relativamente grandes, con un espacio claro entre incisi­vos y caninos superiores y los molares de tamaño moderado”, subrayaron los investigadores sobre la especie de homínido a la que pertenece Lucy y añadieron:

“A pesar de su apariencia, todavía similar a la de un chimpancé, sobre todo en la forma de la mandíbula, el delgado grosor del es­malte dental y un cerebro apenas lige­ramente mayor, la proporción en el tamaño de las extremidades ya es más parecida a la humana”.

Inicialmente el descubrimiento de Johanson y su equipo fue pasado por alto, su investigación fue publicada hasta 1978, cuando apareció en la revista científica Kirtlandia. Posteriormente fueron descubiertos más esqueletos en la zona, ninguno tan completo como el de Lucy, dato que incrementó su importancia para la historia de la antropología y paleontología.

Aunque la causa de muerte del Australopithecus afarensis no se especificó originalmente, científicos de la Universidad de Texas publicaron en el 2016 un estudio en la revista Nature donde afirmaban que posiblemente murió debido a heridas causadas por una caída desde un árbol. Punto de contención para los antropólogos que han intentado definir si la especie de Lucy vivía parcialmente en árboles o, en cambio, si como homínidos posteriores desarrollaba su vida completamente fuera de estos.

“Es irónico que el fósil en el centro de un debate sobre el papel del arborismo en la evolución humana probablemente murió a causa de las lesiones sufridas por la caída de un árbol”, comentó John Kappelman, investigador principal del estudio en la publicación de éste, “esta fractura por compresión se produce cuando la mano golpea el suelo durante una caída, impactando los elementos del hombro entre sí para crear una firma única en el húmero”.

Sólo una democracia feminista garantizará una ciudadanía plena, advierte Rita Segato

• La antropóloga y feminista argentina impartió la conferencia magistral “Democracia y feminismo” y se preguntó “por qué los crímenes contra nosotras son considerados crímenes menores”
• Es parte de la cátedra extraordinaria “(Re)pensando la democracia en el mundo actual: una visión histórica, global e interdisciplinaria”, que es transmitida por las redes sociales del PUEDJS de la UNAM todos los miércoles a las 18 horas

La “democracia realmente existente” que vivimos está atravesada por dos grandes problemas: el de la raza, asentado en una “perspectiva colonial”, y el de género, que es ancestral y tiene su origen en la “prehistoria patriarcal” y se ha agravado cada vez más pues hoy las mujeres no son consideradas como ciudadanas plenas.

Así lo planteó la antropóloga y feminista argentina Rita Segato durante su conferencia magistral “Democracia y feminismo”, que forma parte de la cátedra extraordinaria “(Re)pensando la democracia en el mundo actual: una visión histórica, global e interdisciplinaria”, organizada por el Programa Universitario de Estudios sobre Democracia, Justicia y Sociedad (PUEDJS) y la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y que cuenta con la participación de cincuenta alumnos de doce diferentes carreras provenientes de seis diferentes facultades de la UNAM.

La cátedra se transmite cada miércoles, a las 18 horas, por las redes sociales del PUEDJS, que dirige el sociólogo y constitucionalista John Ackerman. Durante el semestre también participarán académicos, especialistas y políticos como Rafael Correa, Marcela Lagarde, Jenaro Villamil y Ackerman.

Para la renombrada académica, cuando hablamos del tema de la democracia y el feminismo destacan dos aspectos: la enorme importancia que ha ganado el estudio de la problemática de género en el campo discursivo durante la última década y, en sentido contrario, el problema de la violencia contra las mujeres, que es una “violencia social y estructural”, no particular ni de minorías, pues las afecta no sólo a ellas sino a toda la humanidad.

Luego de referir el racismo en Brasil –país donde vivió muchos años–, como la falta de acceso a la universidad a la población afrodescendiente, Segato mencionó la “hipocresía de la democracia liberal” y dijo que esa careta o “fachada moral” se cae en casos como el de los presidentes Jair Bolsonaro o Donald Trump, este último representante de la supuesta “democracia modelo del mundo” pero que se ha mostrado como racista y misógino.

Segato hizo una crítica de la “minoritarización” de la lucha feminista y ubicó la violencia de género como el “tema central” de la violencia estructural del sistema capitalista, pues se trata del “caldo de cultivo” donde se aprende y se reproduce la violencia que afecta a la sociedad entera: desde la violencia común hasta las guerras entre Estados, problema que se expande actualmente y amenaza la integridad de la democracia.

Es necesario, agregó, terminar con la impunidad promovida por sectores conservadores provenientes de la política convencional, quienes buscan encuadrar el tema de la violencia contra las mujeres como de interés particular, de una minoría, lo cual es un error y “lo estamos pagando muy caro ya que al ser la violencia de género un problema social afecta tanto a las mujeres como a los hombres.”

Para Segato, desde la mirada patriarcal la violación es más que sólo violencia, también es “discurso” ya que la ideología dominante hace a la víctima sospechosa de “desobedecer” y es concebida como mala, y el violador supuestamente “la disciplina, la moraliza”. Es por ello, explicó, que las víctimas son estigmatizadas por los jueces.

“Este absurdo debe ser superado por la humanidad. Por eso, en el tema de la ciudadanía, las mujeres no somos personas completas, no somos ciudadanas”, dijo, y agregó: “Que los crímenes contra nosotras sean considerados crímenes menores, es la gran interrogante”.

Las conferencias son transmitidas los miércoles, a las 18 horas, por dos de las redes sociales del PUEDJS:
YouTube: Diálogos por la Democracia UNAM
Facebook: @DialogosPorLaDemocraciaUNAM
Otras redes del PUEDJS son
Twitter: @DialogosUNAM
Instagram: @dialogosunam
Los videos de las conferencias magistrales de la cátedra son subidos al micrositio:
http://dialogosdemocracia.humanidades.unam.mx/catedra-extraordinaria-del-puedjs/

Toallas sanitarias son de primera necesidad, no deberían tener IVA

Los productos básicos femeninos como toallas sanitarias, tampones, copa menstrual y toallas ecológicas de tela no deberían tener el impuesto del IVA, porque se trata de productos básicos. Las mujeres no pueden prescindir de estos, dijo Alejandra Collado, investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género de la UNAM.

¿Por qué no quedaron exentos de este impuesto? Las personas que gestionan estas leyes y normas no tienen esta vivencia y experiencia corporal de la menstruación, por eso les resulta algo sin trascendencia, agregó la también activista menstrual.

Igualmente, las mujeres diputadas que votaron neutral o a favor de la mayoría tienen un privilegio de clase y nunca han tenido un problema para acceder a esos productos. “Es algo tan normalizado que no ven que existe un sector menos favorecido sin acceso”.

El impuesto rosa

De acuerdo con Alejandra Collado uno de los principales problemas es el impuesto rosa, agregado a todos los productos etiquetados para niñas o mujeres, que los convierte en algo mucho más caros que los de primera necesidad para hombres.

A veces, con el simple hecho que contengan un dibujito, olor, color y otras cuestiones, hacen que, por ejemplo, las toallas sanitarias aumenten de precio y se pierde su verdadera razón de existir.

Los productos de higiene menstrual son básicos para las mujeres y por esta razón todas deberían tener acceso, sin importar la clase social.

Los productos femeninos que podrían considerarse de lujo son el maquillaje, pero no los destinados para la menstruación. “Por alguna razón de mercadotecnia están incluidas como una cuestión de lujo”.

 Visibilizar

En México existen aproximadamente 63 millones de mujeres en edad de menstruar y sólo cuatro de cada diez tienen acceso a estos productos femeninos. “Es importante entender que necesitamos algo que nos ayude a pasar este proceso que de por sí ya está muy estigmatizado”.

Se debe comprender que hay mujeres en condición económica vulnerable y no pueden comprar toallas sanitarias. En consecuencia, en esos días no pueden ir a trabajar o acudir a la escuela y esto se convierte en un problema en su vida cotidiana.

¿Se puede hacer algo para retirar este impuesto? Se trata de un tema muy complejo porque estos recursos ya están destinados a carreteras, aunque “más bien es un tema que no les interesa”.

Por ese motivo surgieron colectivos como Comunidad Digna y otras más que trabajan para que las niñas y mujeres tengan una menstruación digna. “No sabemos cuánto tiempo nos llevará, pero es algo que ya estamos tratando y no vamos a claudicar.”

También se trata de un asunto de visibilización, quizás muchas mujeres pueden acceder fácilmente a estos productos y no habían pensado en aquellas que no pueden.

Por ello, es importante que las personas que sí tienen acceso a estos productos femeninos ayuden a visibilizar esta problemática y se enfoquen en ese sector para que también tengan una menstruación digna.

Día de muertos, combinación prehispánica y cristiana

La tradición narra que en el Día de muertos los difuntos regresan al mundo de los vivos, iluminados en su camino por las veladoras que les prenden sus familiares. Acuden a sus hogares para degustar sus platillos favoritos depositados en una ofrenda.

“El día de muertos es una combinación muy compleja y apasionante de elementos prehispánicos y cristianos”, afirmó en entrevista Pablo Escalante Gonzalbo, investigador del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM.

El componente indígena del culto a los muertos en México tiene que ver con la ofrenda, la manera como se presenta y la composición misma. Por ejemplo, todos los elementos relacionados con los aromas como las flores, la comida: el mole, el mezcal, la fruta, entre otros, son prehispánicos.

En la concepción prehispánica lo sobrenatural es lo volátil y por tanto los aromas son accesibles a esas almas. Los colores de la ofrenda están relacionados con los aromas y forman parte de lo presentado al alma del difunto, para que llegue y comparta, consuma y conviva con sus descendientes que lo esperan.

En la cultura cristiana europea occidental tenemos los panteones con las flores. De hecho, los esqueletos bailarines, popularizados por José Guadalupe Posada, tienen que ver más con la tradición medieval europea cristiana que con la indígena, que proviene de la Danza Macabra, donde se explica una muerte burlona, alegre y chocarrera.

Finalmente, el colorido forma parte de una clave estética de una preferencia cultural que enmarca a un pueblo entero. “Quizás vemos ciertos colores y los relacionamos con Oaxaca, la India o hasta Africa”.

Hay una cultura del color en Mesoamérica que trasciende la época de la conquista. Por ejemplo, los verdes brillantes de las plumas fueron fundamentales para los indígenas antes de la conquista y a lo largo de la época colonial.

Igualmente, el cempasúchil, una flor importante prehispánica sigue ligada a la festividad y a la ofrenda de muertos.

Mujeres migrantes que les retiraron el útero sufren de estrés postraumático

Hace algunas semanas se reportó que en un centro de detención en el estado de Georgia, Estados Unidos, se realizaron varias histerectomías no autorizadas a inmigrantes latinas que fueron detenidas en ese país.

Ana Celia Chapa Romero, profesora de la Facultad de Psicología de la UNAM, explicó en entrevista con UNAM Global que estas mujeres sufren de un impacto en su psique con fuertes consecuencias psicológicas, que van desde ansiedad, depresión, estrés postraumático, hasta un duelo por su pérdida irreparable.

De acuerdo con la Organización Project South, se trata de cirugías llevadas a cabo con prácticas insalubres, que además representan un riesgo para la salud de estas mujeres. Una situación que se agrava en un contexto donde se vive una pandemia, añadió la experta en el tema.

Aunada a esta situación, las jóvenes se encontraban en una situación muy difícil al ser inmigrantes en un país extraño, con un idioma distinto al suyo y con la posibilidad de ser deportadas.

Diversas agresiones

En primer lugar, son víctimas de la violación a sus derechos humanos, particularmente en el caso de los sexuales y reproductivos, una situación que históricamente se ha repetido en diversas ocasiones y distintos países. Perdieron la posibilidad de decidir sobre su cuerpo y de cuántos hijos quieren tener. “Les robaron la apropiación de esta posibilidad”.

En segundo lugar, están las condiciones insalubres y esto trae daños a su salud física, como hemorragias. Además, de repercusiones que traen en sus vivencias eróticas y afectivas.

Por último, la sociedad suele ligar a las mujeres con la maternidad y en algunas comunidades se estigmatiza a aquellas que no tienen hijos. De hecho, podrían sufrir tanto rechazo de la sociedad, como de su familia y amigos y esto repercute en su salud mental.

Al arrebatarles su proyecto de vida tienen un duelo donde ellas sienten que vivieron una mutilación en su cuerpo y esto las lleva a un vacío en su vida. Todos estos elementos traen serias consecuencias psicosociales con repercusiones físicas y sociales que dan como resultado ansiedad, depresión, estrés postraumático, etc.

En un país extraño no cuentan con redes de apoyo, desde el acceso a la salud hasta el contacto con sus familias.

 ¿Cuánto dura su duelo?

La duración de estas consecuencias psicológicas dependerá de su contexto y el acceso a los recursos de acompañamiento psicológico y médico de la reparación del daño y de qué tanto estén insertas en la maternidad, si es algo que las define en su identidad y el peso que le brindan.

Estos recursos serán importantes para la forma en cómo vivirán su período de duelo, afrontar de la mejor manera o recuperarse de esta situación violatoria de sus derechos, enfatizó.

Ellas pueden experimentar diferentes síntomas, por ejemplo, períodos de intenso sufrimiento, angustia, dolor, rabia, agresividad, muchas emociones, pero no todas con la misma intensidad.  Incluso, se ha documentado que mujeres que han vivido situaciones similares llegan a tener pensamientos suicidas.

¿Cómo ayudarlas?

Una situación que podría ayudarlas es la justicia, dijo Celia Chapa. Por ejemplo, que las autoridades de Estados Unidos se responsabilicen e investiguen a fondo para castigar a los culpables y se reparé el daño.

Esto podría ser desde una compensación económica por la pérdida de su salud, del estigma que pueden vivir y se les brinde la atención médica y psicológica adecuada. Y sobre todo un compromiso del gobierno para que esta situación no vuelva a repetirse.

Igualmente, que se dé un trabajo colectivo, para que todas las víctimas puedan compartir sus experiencias entre ellas mismas.

Finalmente, toda la sociedad debe trabajar para que esta brecha de género entre hombres y mujeres se reduzca y no centrar el valor de las mujeres en su capacidad reproductiva, así como seguir con los trabajos de empoderamiento del género femenino.

El arte indígena no terminó con la conquista

 

El arte indígena no se terminó con la conquista. Este suceso no acabó con un gran proceso de tradiciones que empezaron miles de años antes de la llegada de los europeos a América. Han prevalecido durante siglos en ciertas expresiones hasta la actualidad, señaló Pablo Escalante, investigador del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM.

Los indígenas, que eran mayoría en la población de la Nueva España, siguieron creando obras. Por ejemplo, en cada convento, ayuntamiento y pueblos indios que ocupan la Nueva España, se utilizaron materiales y técnicas del arte antiguo.

Hay una continuidad en el medio popular. Por ejemplo, en la cerámica, la arquitectura y está ligado al ritual familiar de los pueblos que persisten durante siglos. Desde luego, indicó, las manifestaciones del arte indígena han cambiado mucho, puesto que son históricas y están ligadas a determinadas necesidades de cambios culturales, tecnológicos y políticos.

“Podemos identificar líneas de continuidad, tradiciones simbólicas, algunas preferencias estéticas, materiales, colores, entre otros, y que tienen continuidad a lo largo de los siglos”.

Antecedentes

El arte indígena de México es aquel que empieza con la producción de las primeras culturas de la civilización mesoamericana: los altares de piedra hechos por los Olmecas, esa expresión de los Estados mesoamericanos como el Teotihuacano, cuya ciudad estaba completamente cubierta de pinturas, muchas dedicadas por ejemplo al ritual de la lluvia para el dios Tláloc.

“Es el arte de la parafernalia guerrera, los adornos de los templos, el vestuario de los sacerdotes y de los Tlatoanis, en el momento en que llega la conquista y también es el arte indígena de México, que se hace en cada nueva estructura donde utilizaban técnicas del arte antiguo”.

En el siglo XVI se incluyen las nuevas necesidades y los nuevos fines de la producción artística y se crean obras que representan una mezcla de tradiciones. Se trata de un momento de encuentro y mezcla de tradiciones.

A lo largo de la época colonial, en la vida de las comunidades indígenas, las mujeres siguieron utilizando sus vestidos típicos, como la falda, la faja y el huipil, y los hombres sus mantos.

Muchos ornamentos de pluma que eran importantes en la época prehispánica se usaron en la liturgia católica del siglo XVI y luego siguieron formando parte de la cultura festiva indígena incluso hasta nuestros días.

No hay una ruptura definitiva, pero sí la hay en el gran arte público y del arte de los dioses mesoamericanos. Por ejemplo, ya no se esculpen dioses como CoatlicueXipe Tótec, Tezcatlipoca y Chuc, porque eran considerados demonios en la Nueva República. No obstante, la ornamentación, el valor de los objetos, el aprecio por ciertas técnicas y materiales, la combinación de algunos colores, ciertos elementos estéticos no son suprimidos.

Valorar nuestra cultura

Para Pablo Escalante, es fundamental valorar, mirar y disfrutar cualquier producción artística de la época que sea, pero cuando se trata de nuestros antepasados, la gente que vivió antes en nuestra tierra, los ancestros de la población mexicana, es muy importante mirarlos porque se trata del patrimonio en el origen de nuestra historia.

“Por eso debemos valorarlo doblemente y disfrutarlo a nuestra experiencia estética como ciudadanos del siglo XXI, porque también es un componente que nos explica y ayuda a entender las raíces y tradiciones”.

Dentro del orden de las políticas públicas hay que promover caminar entre las ruinas, incluirlas en el espacio público de los pueblos y las ciudades de México. No sólo como lugares protegidos de exploración y observación, sino como parte de nuestro patrimonio, concluyó.

El Día Uno

“…Arededor de 350 mil estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) inicia, vía remota y en condiciones inéditas derivadas de la pandemia del coronavirus, el ciclo escolar 2020-2021”.

Las noticias se escucharon desde temprano.

Finalmente.

Después de tanto tiempo de “sana distancia”, tanto miedo y más de 70 mil muertos, el gran proyecto de la educación híbrida se pone en marcha.  El campus sigue vacío. En su mayoría, el paso sigue sin cortar. En el camellón del algunas partes del circuito, huele a naturaleza salvaje.  La mayoría de las escuelas permanecen cerradas, aunque en los institutos y centros de investigación, la UNAM nunca cerró. El proceso de conocer los resultados del examen de nuevo ingreso… bueno, como casi todos los años.  De cualquier modo, la UNAM está de vuelta. Y en plena temporada de tempestades y huracanes. En un entonno de viejos y nevos grandes desafíos. Pero eso sí, con el mejor de los ánimos.

De cualquier modo, este lunes 21 la universidad más grande e importante del país inició, de manera digital, las actividades del nuevo año escolar, el  2020-2021. Serán la generación del Covid-19. La primera de un futuro incierto, pero sin duda, con raíces muy profundas en los mejores valores de una institución de casi medio milenio de existencia. La Universidad de la Nación.

 

Las mujeres tienen una triple jornada laboral por la pandemia

La pandemia por la COVID-19 trajo un fuerte impacto en el trabajo que realizan las mujeres, siempre se han dividido entre la casa, el trabajo y el cuidado de los hijos,  pero ahora se vuelve más difícil porque muchos consideran que el trabajo del hogar no es trabajo.

Estamos jugando todos los roles, que para muchos son invisibles. Se vive una triple jornada o más: home office, labores del hogar, cuidado de los hijos. La carga laboral está ahí y hay que visibilizarla, no darla por hecho, señaló la doctora Eufemia Basilio Morales, investigadora del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM.

En entrevista con UNAMGLOBAL, la investigadora destacó que a pesar de que se ha trabajado mucho para que las mujeres ganen lugares en todos los sectores, es muy difícil lograr su participación en puestos de liderazgo. “Se piensa que esto tiene que ver con aspectos educativos y erróneamente se cree que esto solo ocurre en estratos bajos pero el machismo y la desigualdad permea en todos los ámbitos”.

Por cada doce hombres en cargos de dirección sólo uno está a cargo de una mujer. Ellas tienen que trabajar el doble y estar bajo la lupa cuando aspiran a ocupar un cargo en esos niveles. “La solución no es sólo abrir una cuota de género  a cubrir en las empresas, aún se cree que las mujeres no tienen la capacidad para estar en esos puestos y eso tiene que cambiar”.

En ese contexto, comentó que la lucha por la participación de las mujeres en los sistemas de administración debe ir desde la educación, la información, hacerse más visibles. “Hay que seguir trabajando, estar detrás del conocimiento, la sororidad es muy importante”.

Iniciar desde estratos bajos hasta los altos, hacer visibles los derechos que tenemos, el papel de la mujer tiene que ser revalorado.

Los sueños de Mayra Martell

En el sueño que siempre relata Mayra Martell se encuentra con las niñas que desaparecieron, arrancadas de los brazos de sus familias. Las ve en uniforme de secundaria, brinca de felicidad, les sonríe, pero no hay respuesta, son como fantasmas. El sueño se inunda de silencios hasta que ellas le dicen: Mayra, tú eres quien está desaparecida.

En su estudio están las fotografías de las desaparecidas. Lleva 15 años trabajando en el libro que recopila las investigaciones, esos últimos pasos. Todos los días piensa en ellas, habla con ellas. Usa una máquina de escribir mecánica, corrige a mano y también revela sus fotos en un cuarto oscuro.

Le pido que lea uno de sus pensamientos, escrito a mano. La voz se le quiebra: “La violencia tiene capas muy profundas que llegan hasta el fondo del corazón, de la sociedad, de las personas, de las víctimas, de los familiares”.

Las fotos de Mayra Martell en las que ha capturado la presencia de las ausentes, esos cuartos que gritan la desaparición, esos objetos que nos dicen quién estuvo allí, han recorrido los recintos más importantes del país y de otros lugares del mundo. Le pregunto por la nota de metas de Erika Carrillo, sueños que se quedaron congelados, petrificados en el tiempo. Es una hoja de papel en un mueble, una lista de proyectos, de intenciones, como la que muchos de nosotros hemos hecho. Y que va desde nadar, leer a Platón, hasta ir al Cervantino. Son los sueños hechos polvo de Erika Carrillo.  Mayra recuerda: “Su madre Hortensia ha estado conmigo durante quince años. Al principio era documentar y saber cómo documentas. Cada tema tiene su manera de abordarlo y allí me enfrentaba con un conflicto, que las personas no están. Lo que hacía era entrar a la recámara. Empiezas a conocer a la gente por los objetos que hay y esta nota la había hecho. Ella desapareció en diciembre y la había hecho en septiembre (unos meses antes de su desaparición). Para mi fue muy fuerte, porque yo había ido al Cervantino ese año, que era una de las cosas que ponía y me decía mucho de la persona: ¿quién era?, ¿qué quería?, y justo siempre pensaba: ¡qué bonita persona!

Ha corrido los riesgos frecuentes de quien se mete con temas que vinculan al crimen organizado. Sabe lo que es huir de una ciudad sin tiempo para hacer la maleta, sólo lo indispensable, atrás quedan tu casa, familia y amigos. Las madres de las mujeres desaparecidas la han cobijado y permitido documentar sus pérdidas. Es un ejercicio de recuperación de la memoria. Muchos periodistas, recuerda Mayra, fueron a Ciudad Juárez en la euforia del tema y después se olvidó.

Tiene presente el dolor de las madres, de Doña Consuelo, por ejemplo y lo escribe: “De pronto se le salen las lágrimas y me dice: no creas que lloro por otra cosa, más que de puro coraje. El trayecto de sus lágrimas es raro, tiene muy marcadas las líneas de expresión en su rostro, parecen ríos, tan pronunciados desembocando en los labios, lleva tantas lágrimas que siento que un día se va a ahogar de todo lo que llega a su boca. Me da tristeza verla llorar, verla esperar, es como si cada año hiciera una enorme zanja en el rostro de Consuelo”.

Mayra dice que se han hecho muchos documentales sobre Ciudad Juárez, pero nadie regresa a ver qué pasó. “Yo soy de Juárez y veía a las madres, siguen buscando a las hijas, con sus propios recursos”.

El primer homicida al que entrevistó secuestraba a las niñas de 5 a 7 años, de barrios a las afueras de Ciudad Juárez, les cortaba los pezones y los ponía en frascos. Mucha gente le ha dicho: Mayra, ¿no te dan ganas de matarlos? Y responde: “Sí, pero a la vez entiendo que yo soy parte de eso. Tenemos una sociedad tan llena de desigualdades”.

Cuando le pregunto si los padres de mujeres desaparecidas son igual de persistentes que las madres, Mayra Martell dice enfática: ¡Claro que sí! Los ha visto desfallecer, el dolor se los devora, los deja en los huesos. Y lloran en silencio. En cambio, las mujeres gritan, manotean, muestran su enojo.

Mayra piensa que gobierno y sociedad se deberían preocupar por crear otro tipo de mundo, de convivencia, de sociedad, porque somos muy buenos para juzgar, pero no damos soluciones: “Es muy fácil levantarnos, leer el periódico desde nuestro celular, ¡uy qué mal está el mundo!, sí, pero qué más y juzgan todo: aquella por puta, este por narco lo mataron. Es una olla a punto de estallar México”.

Su trabajo ha sido expuesto en Alemania, Canadá, México, Argentina, Francia, España, Colombia, Guatemala, Venezuela, Estados Unidos y Brasil.  Mayra Martell expondrá sus trabajos en el 2022 en el Museo Amparo de Puebla y en el Centro de la Imagen.

“Yo quiero para mí lo que quiero para otras mujeres: igualdad absoluta”

El derecho de acceso a la información pública es un derecho joven y un derecho llave, ya que potencia el acceso a otros, afirmó Marina San Martín Rebolloso, comisionada Ciudadana del Instituto de Transparencia, Acceso a la Información Pública, Protección de Datos Personales y Rendición de Cuentas de la Ciudad de México (INFO).

Pareciera que es un derecho que se da por sentado, sin embargo, las mujeres no acceden a la información pública con la misma facilidad y frecuencia que los hombres, principalmente porque  los órganos públicos no generan información desagregada con perspectiva de género; por tanto, no se pueden reducir las brechas de género ni ejercer sus derechos a plenitud.

Para la licenciada en Derecho por la UNAM, las mujeres deben superar asimetrías para ejercer el Derecho de Acceso a la Información (DAI), ya que factores como la pobreza, la educación, la dependencia económica, formar parte de comunidades indígenas, trabajar y cuidar del hogar, por mencionar algunas, constituyen obstáculos que inhiben el ejercicio de sus derechos, entre ellos, el DAI.

La Encuesta Nacional de los Hogares (ENH) 2017, elaborada por el INEGI, señala que el 21 por ciento de las mujeres dejaron de estudiar por motivo del matrimonio o unión, embarazo o el nacimiento de un hijo.

Marina San Martín señaló que en el documento “Mujeres y hombres en México 2018” de INEGI e INMUJERES, la brecha salarial entre hombres y mujeres era de 889 pesos considerando la media del ingreso mensual real de trabajo, con independencia de su edad, escolaridad y situación conyugal.  Las complicaciones durante el embarazo, el parto o en la etapa posterior, derivan, entre otros, por la nula o escasa información. La Organización Mundial de Salud indicó que cada día mueren 830 mujeres por este motivo, que pudieron evitarse.

Resaltó que se ha incrementado la participación de las mujeres en todos los ámbitos (económico, político y social), pero continúan siendo víctimas de violencia. La Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2016 (ENDIREH), elaborada por el INEGI, precisa que el 66.1 por ciento de las mujeres de 15 años y más ha sufrido alguna clase de violencia en su vida: el 41.3 por ciento sexual; el 29 por ciento económica, patrimonial o laboral; el 49 por ciento emocional y el 34 por ciento física.

La información accesible, confiable, verificable, veraz y oportuna, empodera a las mujeres, las hace conscientes de sus derechos y la forma de hacerlos valer de mejor forma, por ejemplo, para tomar mejores decisiones sobre su salud, educación, empleo, la custodia de las y los hijos,  pensiones, sucesiones, entre otros.

Conocer y ejercer su derecho a vivir libres de violencia (física, psicológica, sexual, familiar, económica, laboral, política, etc.), participar plenamente en la vida pública y política. Conocer los servicios públicos, sus beneficios y exigir la rendición de cuentas, conocer las brechas de género y buscar su erradicación, “es un derecho llave que potencia otros, quita asimetrías, nos pone en situación de igualdad y evita la discriminación”.

Marina San Martín destacó que en el INFO Ciudad de México se trabaja todos los días para lograrlo. Recordó la frase de Agnes Macphail: “Yo quiero para mí lo que quiero para otras mujeres: igualdad absoluta”.

Violencia de género, el silencio es cosa del pasado

Históricamente la lucha de las mujeres se ha dado desde distintos derroteros. Actualmente se ha logrado dar un paso en contra de la violencia de género al lograr que el silencio sea cosa del pasado, pero se busca también que no se les acose, no se les viole, no se les pegue ni mate por ser mujeres.

Ya sea en las calles, en las escuelas o en las redes, las mujeres se manifiestan contra lo que consideran que vulnera su condición. De acuerdo con Aleida Hernández Cervantes, doctora en Derecho por la UNAM, hay que aprovechar la ola  de protestas y de organización de las mujeres, este llamado de atención a la sociedad para ubicar que podemos tener tres niveles de cambios estructurales en nuestro país en favor de las mujeres.

Para la también investigadora del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH) de la UNAM,  uno de ellos es el cultural, de transformación  del orden social de género. Colocar todos los temas que tienen que ver con los diferentes roles en los que participan las mujeres, replantearlos y que los hombres también participen.

En segundo lugar están los cambios institucionales, los marcos normativos que se fortalezcan en favor de la atención, la prevención, sanción e investigación contra la extrema violencia que las mujeres están viviendo.

En tercer lugar, el cambio se debe presentar en el ámbito social, que incluye a los medios de comunicación y las empresas. “Los medios deben de tener cuidado en producir y reproducir la violencia, se tiene que sensibilizar al personal, sobre todo aquellos servidores públicos que atienden las denuncias de violencia contras las mujeres”.

La profesora de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Derecho refirió que en México hay amplios marcos jurídicos que atienden y buscan que haya igualdad entre mujeres y hombres, por ello, ahora se necesita que sean eficaces.

Explicó que hay que hacer una diferencia entre los marcos jurídicos y la operación jurídica, “se opera con la forma tradicional de mirar a las mujeres, ponen prejuicios encima de cómo opera la norma. Necesitamos servidores sensibilizados frente a esta problemática, si seguimos con esa concepción no habrá la efectividad de las leyes”.

Indicó que ya no hay vuelta atrás en esta organización de las mujeres, pues se deslegitima todo aquello que las violenta, “esto ayudará a que se lleven a cabo estos cambios que menciono porque el silencio se rompió, esta organización va hacer presión en todos los recovecos de las sociedad. Es un momento clave donde la vida de las mujeres está al centro, donde siempre debió estar y no en segundo término”.

¿Por qué me pasó esto a mi?

31 de diciembre de 2019. Cena, fiesta, amigos, familia, buenos deseos, “borrón y cuenta nueva”, planes de boda, proyectos, negocios, “este año sí nos va ir bien”, etc. El “veinte-veinte” era esperado con ansiedad para comenzar otro ciclo lleno de promesas. Nadie se imaginaba que tres meses después de esos festejos la vida cambiaría para todos.

Una enfermedad comenzó a propagarse entre las personas de todo el mundo. Las naciones tomaron medidas sanitarias ante el incremento de enfermos y muertos. Se suspendieron las clases y se instauró el trabajo desde casa para algunos profesionales.

Se cerraron parques, cines, gimnasios, playas y museos; se cancelaron espectáculos, se limitó el ingreso al supermercado, se instauró distancia entre los humanos y se les obligó a usar cubrebocas.

Iniciaron los recortes y despidos de personal de las empresas por la pandemia. Otros se enfrentaron a la enfermedad y llenaron los hospitales. Al principio, algunos hacían encuestas en redes sociales: “¿conoces a alguien con coronavirus?”, y a la vuelta de los días aumentaron los casos cercanos: la vecina, el jefe de mi esposo, el primo, la conductora de televisión, el empresario, el doctor.

Ante las pérdidas, por supuesto las preguntas sobraron y las respuestas escasearon: “¿por qué a mí?”, “¿por qué me sucedió esto a mí?”, “¿por qué perdí mi trabajo?”, “¿por qué tenía que morir mi padre?”.

Aunque parezca increíble, hay una filosofía que enseña a cambiar esas preguntas sin respuestas.

Víctor Frankl, sobreviviente en campos de concentración

Juan Felipe Miramontes Hernández es psicólogo egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), cursó una maestría en la Universidad Iberoamericana y es especialista en análisis existencial y logoterapia. Ha escrito dos libros “Encuentro y relación de Frankl, Adler y Schwarz en el surgimiento del análisis existencial y la logoterapia” y “Volver a los escritos de Víctor Frankl”, éste último fue redactado consultando cartas del Frankl archivados en Viena.

Frankl (1905-1997) estudió medicina en Viena. Estuvo en cuatro campos de concentración entre 1942 y 1945. En esos campos murieron sus padres, su hermano y su esposa. Cuando estaba recluido en Dachau las fuerzas aliadas liberaron el campo en abril de 1945. Al salir escribió “El hombre en busca de sentido”, cuyo título original fue “Un psicólogo en un campo de concentración”.

Se unió al profesorado de la Universidad de Viena y viajó por varias universidades del mundo para dictar cátedra.  La gran aportación de Frankl es la logoterapia, una psicoterapia enfocada a la búsqueda del sentido de la vida.

Frankl tuvo contacto con el gran psicoterapeuta Sigmund Freud a través de correspondencia. Coincidió con algunas de sus ideas cuando era joven, pero después siguió su propio camino de investigación, cuenta Miramontes Hernández en entrevista.

Fue una persona importante en la historia de la psicoterapia y psiquiatría del siglo XX.  Durante su estancia en el campo de concentración, Frankl atendió a sus correligionarios que intentaron suicidarse y no lo lograron. Estuvo recluido TennesseeAuschwitz-Birkenau, Kaufering y Dachau. Ahí asistió como médico a los pacientes con tifus.

Frankl llegó a la conclusión de que el paciente, la persona, no debe ser quien le cuestione a la vida, sino que sea él quien le responda. Es decir, ante una situación adversa preguntarnos “¿para qué me sucedió esto a mí?”.   

“Frankl da por sentado una cosa: el ser humano tiene capacidad para sufrir y enfrentar pérdidas, desilusiones, enfermedades, incluso la proximidad de la propia muerte.  El médico llamaba la “triada trágica” al sufrimiento, la culpa y la muerte.

¿Cómo llegar a un “para qué” de las situaciones adversas?

Hay varias maneras de llegar a un “para qué”. Se puede cambiar el paradigma y replantearnos “¿qué está pidiendo la vida de mí con esta situación?, ¿que lo viva?, ¿que me sobreponga?, ¿que trabaje en algo en particular?”. Plantearnos estas interrogantes nos pueden dar como respuestas tareas que la vida propone.

Si llega al consultorio un paciente con una situación difícil provocada por la COVID-19, por ejemplo, el paciente será acompañado y escuchado, y no habrá un juicio previo. El diálogo llevará a reconocer las preguntas que la vida nos hace, como una primera aproximación.

La logoterapia trabaja en relación con los valores y ética cotidiana para encontrar caminos que respondan a lo qué está sucediendo, ver qué oportunidades se abren, entre otros.

La logoterapia acompaña a la persona a descubrir cuál es el sentido de su vida y que la persona retome el amor por su existencia asumiendo que tiene la posibilidad de sufrir o de sentirse pleno anteponiéndose a las dificultades.

¿Cómo tomaría Víctor Frankl el confinamiento de 2020? Me puedo imaginar que él pedía no caer en desesperación o en derrotismos, y reconocer qué sí hay en medio de lo que no hay, es decir, cuáles son nuestras áreas de libertad, a pesar del confinamiento. Hay personas que han encontrado cualidades que nunca se habrían imaginado, como la de un oficio, otros tienen más tiempo para leer porque bajó su ritmo cotidiano, entre otros”.

Un libro que ha salvado vidas

Finalmente, el terapeuta comenta que la obra de Frankl, “El hombre en busca de sentido” le ha salvado la vida a muchas personas en el mundo porque es un libro que narra, desde una mirada psiquiátrica, su experiencia y la de sus compañeros en los campos de concentración, lugares donde perdieron familias, amistades, pertenencias, la individualidad y su vida.

“Nadie nos enseñó a estar en cuarentena, no estamos formados para ello; las reacciones que se produzcan son humanas, pero se deben reconocer. Eso no quiere decir que tengamos que sacar nuestra ira con las personas que viven a nuestro lado”.

El patriarcado fomenta la desigualdad de género en nuestra sociedad

“Las mujeres son mujeres porque no pueden hacer ni esto ni aquello ni lo demás, y esto, aquello y lo de más allá está envuelto en un término nebuloso y vago”. En los 50, Rosario Castellanos reflexionaba sobre la situación de la mujer en su tesis Sobre cultura femenina.

La mujer ha experimentado y ha cuestionado sobre las desigualdades de género. En ese sentido, Elvira Hernández Carballido, doctora en Ciencias de la Comunicación por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM, explicó que la década del 70 fue un periodo significativo para las mujeres porque hubo un reconocimiento mundial a su situación, además, buscaron comprender y entender dicho fenómeno.

Uno de los muchos conceptos que surgieron fue el de patriarcado, el responsable de muchas de las desigualdades que vive la mujer en su cotidianeidad, trabajo, casa, transporte público o en la escuela. La especialista lo definió como “un sistema que jerarquiza, que da poder al que está en la parte más alta y que minimiza a quienes no están en ese poder y quien está en esa parte más alta está representado por el cuerpo masculino; el proveedor, el fuerte, el valiente, el inteligente todas estas cuestiones que marcan esas diferencias del sexo fuerte y el sexo débil”.

Hernández Carballido enfatizó que ese desequilibrio está basado en cuestiones naturistas, biologicistas e inclusive divinas, que establecen cómo deben ser y comportarse las mujeres y los hombres. Una de las maneras más comunes es señalizar a la mujer por cómo se viste o el número de parejas sexuales, lo cual aún se mira como un mérito para los hombres y un defecto para las mujeres.

“El patriarcado marca estas diferencias que opone a los hombres y a las mujeres. Desprecia, denigra y minimiza lo que pueden representar cada uno y eso es lo terrible porque sigue marcando una gran desigualdad que causa cuestiones de violencia, e inclusive, de matar a la otra porque no está representando lo que me han enseñado”.

La especialista explicó que existen diversos elementos que mantienen al patriarcado como los mitos, los símbolos, las instituciones y la identidad subjetiva. Los mitos y símbolos se van aprendiendo a lo largo de la vida, por ejemplo, cuando todavía no nace el bebé pero si es niño o niña se le compra ropa azul o rosa. “Esos mitos y símbolos que vamos heredando como pacto que no firmamos pero que aceptamos”.

Asimismo, las instituciones difunden los mitos y símbolos como las telenovelas, canciones y el sistema educativo. Esto último se ve reflejado en los talleres o carreras que son consideradas para hombres y para mujeres.

De acuerdo con el Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG), las licenciaturas con el índice de feminidad (IF) más bajo en la UNAM son Ingeniería Mecánica Eléctrica y Composición, con menos de 15 mujeres por cada 100 hombres; en cambio, las carreras con más mujeres son Trabajo Social, Enfermería y Pedagogía, con más de 300 mujeres por cada 100 hombres, tendencia que ha permanecido desde 2005 hasta 2015.

¿Qué hacer?

“Siempre le apuesto a la educación, estoy segura que esa es nuestra mejor herramienta y creo en ella, porque es difícil meterse a la familia y quererla transformar. A través de la educación sí podrías mover algunas cosas. La educación  abre espacios e involucra a la gente, siempre habrá resistencias pero cuando empiezas a sensibilizar, empiezas a transformar”, resaltó Hernández Carballido.

Finalmente la también investigadora de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), acotó que el patriarcado afecta de manera distinta a grupos vulnerables como mujeres en situación de pobreza o mujeres indígenas, y así como el patriarcado es un sistema, existen otros como el racismo que hace alianza entre sistemas que repiten las formas de minimizar.

 

México ante la pandemia

Desde el anuncio de la existencia de la vacuna contra la COVID-19 se visualizó un escenario de esperanza para el mundo, pero es importante destacar que no está a la vuelta de la esquina. “En nuestro país estará disponible al final del segundo semestre del próximo año, en el mejor de los escenarios, ojalá me equivoque”, afirmó el doctor Samuel Ponce de León Rosales, coordinador del Programa Universitario de Investigación en Salud (PUIS) y de la Comisión Universitaria para la Atención de la Emergencia Coronavirus de la UNAM.

Durante la conferencia “COVID-19 en México. Después de seis meses ¿A dónde debemos ir?”, el doctor Rogelio Pérez Padilla indicó que a pesar de las cifras de contagio y mortalidad que se tienen la COVID-19 rebasará las expectativas y las cifras, “apenas estamos a mitad de la pandemia”.

Por otro lado, en su intervención el doctor Alejandro Macías Hernández, infectólogo de la UNAM y miembro de la Comisión, reconoció que de las medidas tomadas para atacar la pandemia en el país, la reconversión hospitalaria funcionó bien y hay que reconocerlo. No colapsó el sistema hospitalario, sin embargo, las autoridades han sido tibias en cuanto a la adecuación y actualización de las medidas como el hacer obligatorio el uso del cubre bocas. “Es cierto que al inicio se dudaba de su eficacia pero ahora lo sabemos y no hacen nada”.

Por su parte, la doctora Lourdes García-García, especialista en Medicina interna y Enfermedades infecciosas de la UNAM, indicó que la mortalidad por la COVID-19 está en 500 defunciones por cada millón de habitantes; es menor en comparación con cualquier tipo de cáncer.

Mi comedor escolar, un proyecto de salud comunitaria

Antropohackers es un proyecto de innovación social, tecnología cívica y humanidades digitales que tiene como objetivo resolver problemáticas sociales a través de la tecnología. Una de ellas, y en la que se interesó su fundador y director Erick Cervantes, es la calidad de la alimentación y los problemas de sobrepeso u obesidad.

Para ello, creó Mi comedor escolar, una aplicación de salud comunitaria y educación nutricional dirigida a padres de familia, directores, responsables de los servicios de alimentación en centros de desarrollo infantil y escuelas de tiempo completo, que brindan servicio alimentario en la Ciudad de México.

La aplicación cuenta con un enfoque sociodigital, esto permite que las comunidades escolares pueden visualizar el menú escolar, informar sobre alergias a alimentos e ingredientes y avisar sobre posibles inasistencias, este último elemento permite calcular la cantidad de comida a preparar para no desperdiciar. En la plataforma, también puede encontrarse material educativo y nutricional elaborado en conjunto con las comunidades escolares como NutriTubers, canal de YouTube conectado a la aplicación del comedor escolar.

Cervantes destacó que lo más importante es la participación desde un enfoque de salud de las familias y comunidades escolares para la producción pedagógica “Que participen desde sus propios contextos con el objetivo justamente de que la ciudadanía pueda comunicar cuál es su sentir, cuál es su experiencia en torno a  sus  propios procesos de salud y enfermedad”.

El antropólogo y comunicólogo explicó que Mi comedor escolar representa una herramienta útil para enfrentar la violencia y la inseguridad alimentaria. El proyecto está conformado por un grupo multidisciplinario integrado por enfermeros, nutriólogos, antropólogos, comunicólogos, diseñadores e ingenieros, alumnos y egresados de la Máxima Casa de Estudios, la Universidad Autónoma Metropolitana, la Universidad Autónoma de la Ciudad de México y la Escuela Nacional de Antropología e Historia.

Con el apoyo de la Incubadora de Empresas Sociales de la UNAM se diseñó un modelo de negocio social basado en publicidad responsable.

COVID-19 no detiene la búsqueda de familiares desaparecidos

La doctora Karla Salazar Serna, del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) de la UNAM, destacó que en el contexto de la COVID-19, las desapariciones no se detienen. “La pandemia no ha evitado que estas prácticas, que no deberían de suceder y que nadie debería experimentar, sigan sucediendo”.

Salazar Serna enfatizó que el fenómeno de desaparición tiene una cuestión de género debido a que principalmente son mujeres las que buscan a las personas desaparecidas, mujeres mayores con hipertensión y diabetes (que se desarrolla justo cuando desaparece su familiar), las cuales entran en los grupos vulnerables de la COVID-19.

Explicó que cuando un individuo experimenta la desaparición de un familiar hay una desconfiguración psíquica y un impacto fuerte en la salud mental. Las personas entran en un proceso de trauma que les ocasiona diferentes enfermedades como depresión, ansiedad y un estado de alerta constante.

Las autoridades sanitarias han enfatizado que ante la pandemia (COVID-19), la mejor medida de protección es el confinamiento. Con las familias de los desaparecidos se interrumpe la medida “quédate en casa”.

“La mayoría de estas familias no cuentan con un trabajo formal por lo que recurren al negocio informal y ante el COVID-19 se quedan sin ingreso”.

Salazar Serna refirió que los recursos electrónicos virtuales se han convertido en una opción para demandar justicia, sin embargo, la mayoría de las mujeres que busca a sus familiares no sabe utilizar una computadora por lo que han desarrollado la resiliencia de creatividad para aprender.

Asimismo, subrayó que es necesaria una resiliencia política en la que las instituciones sean capaces de dimensionar el problema y tener flexibilidad ante los procesos, además de una apertura para colaborar con las familias y aprender de ellas porque han desarrollado una expertise para las búsquedas.

“Es uno de los grandes retos que se tiene en México esto no puede parar y todos podemos colaborar, sólo es cuestión de destinarle más que voluntad sino también estrategia y creatividad”, concluyó la especialista universitaria.

Pandemia irrumpe costumbres y tradiciones de los pueblos indígenas

Las sociedades indígenas, en el contexto actual, representan la situación de discriminación y rechazo social que se ha dado desde épocas antiguas, un proceso que merma la capacidad de las poblaciones al ejercer, de manera autónoma, sus posibilidades de desarrollo social, económico y cultural, destacó la doctora María del Carmen Orihuela Gallardo, becaria posdoctoral del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) de la UNAM.

Orihuela Gallardo explicó que en las comunidades indígenas existe una dinámica de cohesión a través de actividades sociales que consideran profundas y sólidas como es el dar, recibir y devolver. La enfermedad es entendida como la falta de reciprocidad hacia la naturaleza, un elemento que indica que las normas culturales que antes se tenían como costumbre no son respetadas, por lo que hay una falta de continuidad en el dar. Ante esta situación las poblaciones ajustan las dinámicas de información y comprenden que la solución está nuevamente en la colectividad pero a distancia.

Expresó que en el caso de Morelos, las comunidades habían estado resistentes a aceptar las nuevas reglas sanitarias porque no estaban consideradas en sus códigos, y por ende, no las aceptaban como propias ni como algo que los beneficiara.

La especialista en el estudio del rol de las mujeres indígenas en las comunidades agrícolas, explicó que éstas no pueden entenderse a sí mismas sin acciones colectivas.

“En la comunidad, los grupos de mujeres han demostrado ser las impulsoras de los elementos culturales ancestrales, pero también de la aceptación de las formas novedosas que ingresan a la comunidad, y a la vez, son las encargadas de que no exista un distanciamiento social a partir de las necesidades actuales de la comunidad”.

Finalmente, Orihuela Gallardo enfatizó que las comunidades indígenas saldrán adelante si la sociedad mestiza las apoya, esto es, respetar su autonomía cultural, excluyendo la discriminación, el rechazo y las normas que impiden aceptar formas culturales diferentes.

UNAM capacita a PyMES para laborar durante pandemia

Durante esta pandemia la UNAM, a través de la Facultad de Contaduría y Administración (FCA), ha apoyado con diversas actividades a las pequeñas y medianas empresas (PyMES) que resultaron afectadas en su economía. Entre estas acciones destaca el Hospital para PyMES.

En entrevista para UNAM Global, Tomás Humberto Rubio Pérez, director de la FCA explicó que en este contexto las PyMES representan un sector muy importante en este país. “Se trata de entes que contribuyen al bienestar social de millones de mexicanas y mexicanos, porque atrás de ellos está el esfuerzo de mucha gente”.

Existen más de seis millones de estas empresas en el país, más de 24 millones de mexicanos trabajan de manera formal en ellas. “Son relevantes en este contexto de la vida nacional”. Representan el 98 por ciento de las entidades económicas del país y aportan poco más del 70 por ciento de la fuerza laboral del empleo.

En la actual crisis sanitaria, algunas empresas resultaron muy afectadas, pero existen otras que se beneficiaron, sobre todo aquellas que pertenecen al sector salud y la tecnología (computadoras, tabletas, audífonos).

Acciones

“Desde que comenzó la pandemia inmediatamente detectamos que también afectaría a este tipo de instituciones económicas, así que buscamos la forma de apoyarlos”, indicó el director de la dependencia universitaria.

En la FCA han implementado diferentes estrategias, pero una de las más relevantes es el Hospital para PyMES que contiene acciones muy concretas. La idea es aportar soluciones prácticas para estas empresas durante esta pandemia.

Se trata de conferencias, cursos, orientación a empresarios a través de aulas y conferencias virtuales, cápsulas, charlas, talleres, cuadernillo electrónico, además de temas financieros, fiscales, administrativos y de mercadotecnia.

Todas son gratuitas y se encuentran disponibles en las redes oficiales de la FCA, y hasta la fecha se han acercado aproximadamente cuatro mil empresas.

 ¿Cómo apoyar?

«La sociedad civil de mexicanas y mexicanos ha demostrado históricamente su solidaridad, cercanía y sensibilidad ante las crisis», precisó Tomás Rubio Pérez.

Agregó que existen tres formas de apoyar a las PyMES. En primer lugar, que los mexicanos consideren comprar productos, bienes o servicios de este tipo de empresas. Ellos pueden ayudar a reactivar la economía.

El sector público puede apoyar a través de políticas públicas a través de la disminución de impuestos o pago de servicios públicos básicos, algún estímulo en particular, e incluso generar mayores propuestas de créditos para estas PyMES.

En el sector privado, las empresas grandes pueden fortalecer a las pequeñas y medianas empresas al ser sus proveedores. De hecho, el sector financiero otorgó créditos con tasas preferenciales.

Finalmente, el sector académico puede apoyar al transmitir todo el conocimiento adquirido a la sociedad. Un ejemplo es la UNAM a través de sus diversas instituciones, y en este caso la FCA por medio del Hospital para PyMES.

Migrantes, vulnerables ante el COVID-19

La doctora Ana María Chávez Galindo, investigadora del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) de la UNAM, habló sobre cómo  la pandemia de coronavirus (COVID-19) ha afectado a la población migrante en México.

Chávez Galindo destacó que a partir de 2018 aparecieron las caravanas migrantes que integran de 50 a 30 mil familias que huyen de su país de origen para llegar a la frontera. Añadió que algunos se encuentran detenidos en las estaciones migratorias en la frontera norte y sur en condiciones de hacinamiento.

La especialista en temas de migración mencionó que la respuesta de las autoridades ante la emergencia sanitaria ha sido liberar a los migrantes en la frontera sur, sin embargo, éstos no cuentan con recursos ni dónde vivir.

“Hay un problema muy complejo, no hay una política pública que realmente vea por este grupo de la población que además es altamente vulnerable. Ellos no pueden estar con la sana distancia ni con las mascarillas porque no tienen los recursos”.

La investigadora universitaria expresó que en la frontera norte la situación es más confusa debido a las políticas migratorias del presidente Donald Trump, quien al postularse como candidato a la presidencia de Estados Unidos propuso la construcción del muro para evitar el cruce de migrantes, además, ha presionado a México, Guatemala, Nicaragua y Honduras para firmar un convenio de Tercer País Seguro (TPS).

Asimismo, Chávez Galindo explicó que los albergues en la frontera son insuficientes y son difíciles de contener debido a que no hay un apoyo para su conservación, además, se desconoce el número de contagios y muertes de migrantes por COVID-19.

Finalmente, la especialista acotó que ha habido una ausencia total de una política pública que tome en cuenta a los migrantes, esta situación viola lo establecido en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que dispone que todas las personas tienen derecho a la libertad, a la vivienda, a seguro médico.