Dientes rotos, crónica en video de cómo el box y el baile son la esencia misma del barrio

“Los combates se ganan o pierden lejos de los testigos y el ring, se deciden en el gimnasio y en el camino, mucho antes de subir al encordado y bailar bajo los reflectores”, decía Mohammed Alí, sugiriendo que entre el danzar y el pelear hay vasos comunicantes, un diálogo inacabado y una serie de semejanzas que nos hacen olvidar que una de estas actividades se realiza con el golpeteo de los pies sobre el suelo y la otra con el volar de los puños al aire.  

“Además, ambas marcan la identidad de los barrios de la Ciudad de México y, para mostrar al menos una faceta de esto, hice un video de cómo inciden en la vida de la Santa María la Ribera, donde la gente se da cita en la alameda vecinal —a un costado del Kiosco Morisco— para aprenderlas o perfeccionarlas”, señala Mauricio Limón, quien estrenó el corto Dientes rotos en el Museo Universitario del Chopo.

Los protagonistas de este filme son los Forasteros de la Salsa, un cuarteto de maestros de salsa y guaguancó, y Óscar Jesús Ocaña alias el Tierno, un hombre a quien el videoasta define como un personaje sacado de una cinta de Rocky, pues aprendió pugilismo en la cárcel para zafarse de las golpizas diarias y quien, al ser liberado, se dedicó a enseñar esta disciplina por el mero gusto de hacerlo.

Mauricio Limón se describe como un creador visual cuya obra depende tanto de sus intereses del momento como de sus circunstancias de vida, por lo que su obra bien puede saltar de la pintura a la instalación o del video al performance. “En esta ocasión lo que hice fue salir al barrio durante nueve meses, con cámara en mano, y registrar lo que me parecía útil para armar esta pieza, porque puede decirse que este video es producto de caminar por las calles sin mucho rumbo y perderse en las entrañas de la Santa María”.

Sobre la experiencia, el artista refiere que le dejó una honda huella, pues al iniciar se enfrentó a dos actividades que le interesaban muy poco y al terminar se descubrió capaz de bailar (“se me grabó en el subconsciente”) y también siendo muy amigo de un boxeador. “Han pasado años y aún sigo viendo a Óscar, quien me sorprende mucho ya que pese a moverse en entornos de mucha violencia no ha perdido su buen corazón ni ese carácter sentimental tan suyo que hace que la gente lo conozca no por su nombre, sino por el Tierno”.

¿Pero cómo alguien que no se emociona cuando combate el Canelo y que tampoco espera la llegada del viernes para ir al Salón Los Ángeles se comprometió a filmar un proyecto así? Todo empezó con una invitación del colectivo In/Site Casa Gallina a Mauricio Limón, quien vio en esto una oportunidad para explorar aspectos inherentes a la esencia humana. “No importa la cultura de la que hablemos, griegos, romanos o pueblos de Mesoamérica, este vínculo entre danza y pelea está en la raíz misma de todas las sociedades”.

Un popular comediante mexicano de los años 80, al representar a un personaje que, según él, encarnaba lo que debía ser un macho alfa de barrio, soltaba una tarabilla que en alguna parte decía “bailo tango, masco chicle, pego duro”, lo que de nueva cuenta refuerza lo que Mauricio plasma en su video, que en las colonias populares el danzar y el boxeo generan identidad y tienen importancias parecidas.

Para subrayarlo, en este cortometraje de 15 minutos se alternan, a manera de soundtrack, sonidos ambientales tomados tanto de las pistas de baile como de los gimnasios. “El crujir de los guantes de cuero, el rechinar de los zapatos al marcar el ritmo, los saltos de cuerda o las respiraciones agitadas son, en conjunto, un concierto”.

 No quiero caer en clichés —agrega el artista— y decir que bailar es una batalla y boxear una danza, pero lo que me queda claro tras filmar este video (que se proyectará hasta diciembre) es que ambas actividades, aunque aparentemente antitéticas, por depender de un gran esfuerzo físico y del acercamiento y alejamiento en vaivén de dos cuerpos, terminan siendo muy parecidas.

Inaugura la UNAM-Canadá exposición sobre el componente indígena de la mexicanidad

Más de 60 fotografías del reconocido fotógrafo y periodista mexicano Pedro Valtierra componen la muestra “500 años después… México y la mexicanidad”, inaugurada el 19 de septiembre en la UNAM-Canadá.

Las palabras de apertura estuvieron a cargo de Gerardo Familiar, curador de la exposición y Secretario Técnico de la sede, y del propio artista, quienes abordaron la importancia de reflexionar en el componente de lo indígena dentro del concepto de mexicanidad.

“… me gusta pensar en la exposición como un foro, un foro en el que se da un intercambio de ideas, de reflexiones, se discute” apuntó Gerardo Familiar quien resaltó el compromiso de Valtierra con su país y la relevancia de su legado social y periodístico. 

Pedro Valtierra agradeció a la UNAM y a su sede en Canadá por la muestra presentada y comentó que esas fotografías son un aporte que hace como periodista a México. “…he visto tanto dolor, tanta tristeza, tanto olvido que de pronto uno siente que su cámara no es suficiente, que sus fotografías no son suficientes para transmitir ese dolor que uno ve”.

En un segundo momento de la inauguración, Valtierra hizo entrega de una donación de libros a la UNAM-Canadá sobre su trabajo fotográfico y periodístico. Dichos volúmenes podrán ser consultados por el público en la sala de lectura “Juan Rulfo” de la institución. 

En la ceremonia estuvieron presentes personalidades del mundo cultural y diplomático, medios de prensa y otros invitados especiales, quienes tuvieron la oportunidad de intercambiar con el artista y conocer las historias detrás de las fotografías expuestas. 

La exhibición, una colaboración entre la Fundación Pedro Valtierra, la Agencia de Fotografía y Editora “Cuartoscuro” y la UNAM-Canadá, estará abierta al público hasta finales de enero de 2020.

El sentido de lo habitado, una invitación a recorrer el laberinto de los recuerdos

Al centro de la instalación El sentido de lo habitado hay un altero de libros que, al ser observados de cerca, revelan no estar ordenados por el azar, sino por esas extrañas geometrías que producen las lecturas consecutivas y las consultas de último momento. “Eso se debe a que no son títulos cualesquiera sino la biblioteca de mi madre, quien tiene Alzheimer y esto, de alguna forma, representa sus ideas, unas que se están borrando”, dice la artista Marianna Dellekamp, quien para esta propuesta decidió rodear a esta colección de otros objetos igual de significativos, pero para otra gente.

“Lancé una convocatoria en Facebook y me llegaron muchas respuestas. Terminé seleccionando 23 piezas porque me atraparon sus historias. Hay una puerta con pintura azul descascarillada que fue lo único que quedó en pie de la casa de unos abuelos tras el sismo del 19 de septiembre de hace dos años, una máquina de escribir con caracteres griegos propiedad de un profesor de Letras Clásicas o una bicicleta prestada por la hija del hombre que diseñó el modelo Vagabundo a finales de los 70. Aquí tenemos un conglomerado de objetos detonadores de recuerdos que, por lo mismo, llevan inevitablemente a pensar en alguien más”.

La obra podrá recorrerse en el Museo Universitario del Chopo hasta el 9 de diciembre y, para la artista, en esta ocasión la palabra recorrer es literal, ya que sobre una gran plancha de losetas grises dispuso esta veintena de objetos y una serie de espejos que crean un laberinto, aunque no uno muy obvio pues éste no tiene paredes o vallas. “La estrategia es otra: el objetivo es que estas evocaciones materializadas en objetos cotidianos apelen a nuestra memoria y todos sabemos que, una vez adentrados en ella, es fácil perderse”.

Decía Jaime Torres Bodet en uno de sus poemas: “Enterrado vivo/ en un infinito/ dédalo de espejos,/ me oigo, me sigo,/ me busco en el liso/ muro del silencio” y al respecto Marianna Dellekamp abunda: “No se trata sólo de asomarnos a las experiencias de alguien más, sino de ver qué hallamos de nosotros en ellas. Por ejemplo, tenemos una tornamesa antigua y puede que el sólo verla nos remita a la que sonaba en la casa paterna, o una bicicleta Vagabundo que quizá nos lleve de nuevo a rodar en las calles con los amigos de infancia”.

Además, entre los corredores formados por estos objetos, la artista se dio a la tarea de rotular sobre el piso la historia de cada uno. “Las palabras están pintadas de tal manera que se borrarán a medida que los espectadores caminen sobre ellas. Al final sólo quedarán voces aisladas y letras desvaídas; algo así como pasa con los recuerdos”.

Un juego de paradojas

Quienes conocen a Marianna Dellekamp saben que gran parte de sus trabajos dependen del internet y que, según el proyecto, echa mano de Instagram, Twitter o, en este caso, de Facebook, y algo de lo que ella se ha dado cuenta a partir de estas dinámicas con lo digital es que a la gente le gusta compartir, pero en el sentido amplio del término, es decir, no con sus seguidores virtuales dando click sobre un recuadro, sino en la vida real, con personas de carne y hueso.

“Me gusta trabajar con redes sociales porque rompen con la llamada Teoría de los Seis Grados de Separación, que nos aleja tanto, y me ponen en contacto con gente muy distinta y con la cual, sin estas herramientas, no tendría vínculo. Así, a partir de dichos puentes, nació esta propuesta integrada por piezas propiedad de individuos de distinta esencia que me confiaron su intimidad para que yo, en un juego de reversos, hiciera un tránsito de lo privado a lo público, de lo particular a lo general y, sobre todo, de lo intransferible del recuerdo a historias capaces de moverle las fibras a cualquiera”.

Asimismo, El sentido de lo habitado propone otras maneras de diálogo, ya que al colocar los espejos cara arriba logra que los altos techos del Museo del Chopo parezcan estar por los suelos, al exhibir objetos que antes eran fotos de Facebook los pixeles del monitor se transforman en algo tangible, y la pintura deleble sobre el piso cuestiona la idea misma que tanto se subraya en escuelas y universidades, la de que aquello en letra escrita dura por siempre.

Ramón del Valle-Inclán solía repetir “las cosas no son como las vemos, sino como las recordamos”, algo que Marianna Dellekamp ha reinterpretado, muy a su manera, con esta obra, pues como ella misma dice, todo es temporal, incluso nuestras memorias, y por ello en esta ocasión apostó por lo contingente y efímero. 

“Ahora todo se aprecia de manera clara y los testimonios alusivos a cada objeto están ahí para ser leídos. La idea es que el tiempo produzca un desgaste y que los últimos visitantes de la exposición se encuentren con letras deslavadas y pedazos de texto para así forzarlos a rehacer estos relatos a partir de pequeños fragmentos, pero sin darles maneras de saber la verdad ni toda la historia”.

Primera maestría binacional en Trabajo Social

Ocho trabajadores sociales —actualmente estudiantes de la primera maestría binacional en Trabajo Social—, realizaron sus prácticas profesionales este verano en la ciudad de Los Ángeles.

Durante la experiencia de ocho semanas, los alumnos observaron la realidad migratoria y las necesidades de la comunidad fronteriza. También visitaron distintas agencias, conocieron el entorno profesional de Estados Unidos, adquirieron experiencia y atesoraron valiosos momentos. Por ello, esta maestría marca un parteaguas en el trabajo social binacional y fronterizo, tan necesario en nuestro siglo.

Producto de la colaboración entre la Máxima Casa de Estudios y la Universidad Estatal de California, Northridge (CSUN), “este programa es la verdadera representación de que las fronteras no existen. También de lo que se puede alcanzar gracias al trabajo en equipo”, afirmó Jolene Swain, coordinadora de Prácticas Profesionales de la CSUN.

Desde el 8 de agosto de 2018 los estudiantes de ambas universidades tomaron clases en línea —bilingües y biculturales— con profesores y compañeros de ambas instituciones. Parte de la experiencia de esta maestría —hasta el momento única en su tipo— consiste en realizar parte de las prácticas profesionales en el país extranjero. En esta ocasión, los alumnos mexicanos viajaron a Estados Unidos; el próximo verano será el turno de los compañeros estadounidenses para que visiten nuestro país.

“Ha sido bastante interesante ver las diferencias en la práctica del trabajo social de ambos países. Interactuar con estudiantes de distintas nacionalidades es enriquecedor”, aseguró Jared Morgan, profesor del programa.

“Son estudiantes muy inteligentes y trabajadores. Entendieron cómo realizar un diagnóstico y aplicar las herramientas apropiadas a los casos con los que trabajaron”, dijo Alejandra Acuña, maestra y trabajadora social.

Los estudiantes de la UNAM realizaron sus prácticas profesionales en dos agencias: El Centro de Prevención y Tratamiento del Valle, y el Centro para Niños Refugiados del Valle de San Fernando.

“Estamos muy contentos de tener a los estudiantes de la UNAM. Son un grupo que ha marcado la diferencia en las familias con las que trabajamos”, afirmó Amanda Escobar, coordinadora del Centro para Niños Refugiados del Valle de San Fernando.

Por su parte, Elisa Bautista, estudiante de la maestría, comentó que su “experiencia ha sido grata. He adquirido mucho aprendizaje del trabajo social en Estados Unidos”. Su compañera Montserrat Dehesa completó: “También hemos aprendido muchísimo sobre la labor realizada con personas migrantes”.

En la ceremonia de clausura, Yan Searcy, decano del Colegio de Ciencias Sociales y del Comportamiento de CSUN, dijo sentirse satisfecho pues “la experiencia en ambos lados de la frontera ha sido fenomenal”.

Gracias a este programa, UNAM Los Ángeles y la CSUN tuvieron el gusto de colaborar para enriquecer la experiencia académica, personal y profesional de los estudiantes de la Máxima Casa de Estudios.

PumaMóvil, una app que te dice cómo moverte en la Universidad

Debido a sus 730 hectáreas —que la hacen mucho más grande que el Vaticano—, sus cientos de edificios y decenas de kilómetros de vías asfaltadas y veredas, CU ha sido descrita como “una ciudad fagocitada por otra ciudad” y, por lo mismo, suele ser complicado transitarla sin mapa en mano. A fin de ayudar a quienes a diario deben moverse por este espacio un grupo de especialistas del Centro de Ciencias de la Complejidad (C3) y del Instituto de Investigaciones en Matemáticas Aplicadas y en Sistemas (IIMAS) crearon PumaMóvil, una app gratuita y disponible para cualquier dispositivo con geolocalización que funcione con Android o iOS.

“La pensamos así porque ¿quién hoy día no carga con un celular?”, pregunta Carlos Gershenson, coordinador de este proyecto, para luego detallar que la intención de este software es sugerirle a los usuarios la forma más rápida de trasladarse de un lugar a otro, ya sea a través de Pumabús y BiciPuma, o a pie, y que esta iniciativa es la evolución de un desarrollo presentado dos años antes para que los universitarios compartieran automóvil: PumaRide.

¿A qué se debe el cambio de enfoque? A que aunque al principio sonaba a buena idea tener una app para viajar de “aventón”, tras diversos estudios el Instituto de Geografía determinó que sólo el cinco por ciento de los alumnos de CU llega a ésta en auto y que gran parte de los carros que transitan por el campus son de personas ajenas a la comunidad en busca de atajos, explica el académico. “Ello obligó a hacer modificaciones a fin de dar un servicio mucho más acorde a las necesidades de la mayoría de los universitarios”.

Como los jóvenes suelen usar transporte público para moverse hacia y dentro de Ciudad Universitaria, PumaMóvil tiene una modalidad para saber en tiempo real por dónde avanza cada Pumabús y a qué hora pasará por determinada parada, y también informa sobre cuántas bicipumas hay en los puntos de resguardo. “Ello no sólo sirve para calcular mejor nuestros tiempos, sino para exponernos menos a situaciones de riesgo derivadas de esperar demasiado en un lugar”.

A decir del investigador del IIMAS, diseñar una aplicación como ésta no se trata sólo de tomar los mapas de las rutas de autobús universitario, los circuitos ciclistas o los caminos peatonales, y sobreponerlos, sino de entender sus interacciones. “Basta señalar en tu teléfono un punto de partida y otro de destino para que la app te diga qué vehículo tomar, dónde descender y si conviene más una bici o caminar. Además, instalamos un sistema de código de barras en las bicipumas a fin de saber cuántas entran y salen de cada estación. Antes no se tenía un inventario y los conteos debían hacerlos los trabajadores a través de walkie-talkies. Incluso modernizamos eso”.

Para Gershenson, más allá de tener los algoritmos más sofisticados u ocupar un lugar destacado en los rankings de las app stores de Apple o Google, él para PumaMóvil sólo desea una cosa: “Que los universitarios sepan que esta aplicación es suya, y que la adopten”.

El problema de la movilidad

Se calcula que, anualmente, los habitantes de la Ciudad de México pasan 227 horas atrapados en embotellamientos (es decir, pierden casi 10 días al año en atascos), lo que convierte a esta urbe en la más conflictiva del mundo a nivel vehicular, según el Índice de Tráfico TomToM. Esto ha hecho que el profesor Gershenson no sólo sea un convencido ciclista, sino que entre sus intereses académicos esté el buscar respuestas a los problemas de movilidad desde sus disciplinas: la informática y la inteligencia artificial.

PumaMóvil se inscribe en este tipo de iniciativas y, para que sea eficiente, debe tener una interfaz fácil para todos, explica el experto. Por ello, tanto para aprovechar una experiencia exitosa como para darle un rostro familiar, la aplicación usa la plataforma Waze, que recién lanzó la modalidad Waze Carpool, la cual permitiría, en el corto plazo, llevar adelante la idea que dio origen a Puma Ride: hacer que los universitarios compartan viajes en auto.

“Debemos deshacernos de la mayor cantidad de vehículos circulando por nuestras calles y viajar de aventón beneficiaría todos. Lo que falló en el proyecto pasado fue que no teníamos una masa crítica de conductores de inicio, pero si logramos un número importante de usuarios ahora sí podremos concretar el proyecto”.

En el libro Habitar CU 60 años, la arquitecta Consuelo Farías-van Rosmalen ya advertía que los problemas de tránsito generados por la súbita aparición de consorcios mediáticos, torres habitacionales y plazas comerciales alrededor de Ciudad Universitaria —entre otros factores— tiene un alto impacto en la movilidad dentro del campus debido al número creciente de automovilistas que ven en éste una manera de evadir embotellamientos o de llegar más rápido al trabajo.

Lograr que más gente viaje de “aventón” a las diversas facultades, centros e instalaciones aminoraría escenarios de conflicto, por lo que desde ahora PumaMóvil cuenta con un apartado en el que se lee: ¡Próximamente podrás obtener beneficios al compartir tus viajes! Al respecto el doctor Gershenson sólo añade: “Bien usada, la tecnología es una aliada para enfrentar nuestros problemas al movernos”.

CEPE ofrece la modalidad de cursos de español a la medida

El Centro de Enseñanza para Extranjeros (CEPE) en Ciudad Universitaria llevó a cabo el primer programa de Cursos de español y cultura mexicana a la medida, en el que estudiantes internacionales formaron parte de un plan educativo integral que ofreció alojamiento y paseos culturales dentro y fuera de la Ciudad de México.

La Universidad de Massachusetts (UMass) fue la primera en participar en este proyecto con el apoyo de la UNAM Boston. Siete de sus estudiantes vivieron la experiencia de un proyecto todo incluido: hospedaje con desayuno, transporte diario del alojamiento a la escuela, comidas de lunes a viernes, paseos culturales y seguro contra accidentes.

La oferta de cursos de español y cultura mexicana del CEPE está integrada por: clases de español organizadas en 9 niveles; prácticas de español asociadas a cada nivel; clases de cultura mexicana (arte, historia y literatura) y visitas guiadas relacionadas con los temas de cultura.

La modalidad de cursos a la medida es una estrategia que el CEPE ha establecido con la finalidad de ofrecer una alternativa flexible de contenidos en cursos de español y cultura mexicana para extranjeros, que atienda necesidades específicas de estudiantes que requieran esquemas alternativos a los cursos regulares de seis semanas.

Los cursos a la medida del CEPE están dirigidos a estudiantes mayores de 18 años, sin distingo de raza, género, preferencia sexual, nacionalidad, lengua o religión, en grupos de 10 a 15 estudiantes.

El CEPE convoca a las universidades que tienen convenios con la UNAM a sumarse a este programa a la medida, en el cual el aprendizaje del español y la cultura mexicana es la base de una experiencia de inmersión en una de las urbes más interesantes del mudo, la Ciudad de México.

Dorje, el vértigo existencial visto a través de la danza

Como coreógrafo, Diego Mur trabaja a diario con el movimiento y, por lo mismo, sabe que éste, al rozar los límites del miedo, llama al vértigo. “En Dorje, nuestra pieza más reciente, buscamos justamente eso, representar el vértigo con la danza y nuestros cuerpos”.

La semilla de esta obra son dos frases que le decía su abuela cuando niño allá en su natal Sinaloa, “ésta es la cruz que nos tocó cargar”, y “cuando sientas que todo es muy pesado mira al cielo y platica con la Luna”. Ella era una mujer muy religiosa —comparte— y de ahí me vino esta noción de que la vida es una secuencia de tensiones nunca resueltas y de que, a pesar de todo, siempre hay esperanza.

Sobre lo que se verá en escena este fin de semana, cuando la pieza tenga lugar en el Museo Universitario del Chopo, será esto, “una puesta en escena de mis miedos y pesadillas, y un final abierto en el que hay una rendija para creer que todo se solucionará de alguna manera, aunque eso no se ve ni se dice explícitamente”.

Esta propuesta de la compañía NOHBORDS —de la que Mur es codirector junto con Mauricio Rico— es algo muy diferente a trabajos anteriores. “Nuestro proyecto se caracteriza por ser multidisciplinario y, por ello, lleva la danza contemporánea a formatos alternativos. Bajo esta lógica Dorje se concibió al principio para salir a las calles e invadir lo público, pero al ir tomando forma se hizo evidente que su espacio natural era sobre un escenario”.

La principal razón de llevarla a un foro es que en la pieza hay desnudos y también porque, para redondear el concepto, se requería un juego de focos que bañaran de luz roja a seis bailarines, al menos en el primer acto. “A esta sección le pusimos El infierno y se llama así porque representa mis pesadillas. Ahí vemos cuerpos quebrados, llevados al límite, abandonados al vértigo y en tensión sin fin”.

En contraste con este apartado, sigue un juego de telas desarrollado en colaboración con diseñadores de modas y donde los danzantes alteran su estado físico y mental en forma de convulsiones, respiraciones, ahogos, llantos y búsqueda de equilibrio.

Para Mur, esto es una manera de reflexionar un poco sobre cómo la vida oscila entre ciclos repetidos ad infinitum y contrapesos, como en aquel soneto donde Octavio Paz escribía: “Inmóvil en la luz, pero danzante, / tu movimiento a la quietud que cría / en la cima del vértigo se alía / deteniendo, no al vuelo, sí al instante”.

Y al final hay esperanza

Dorje es una palabra tibetana que refiere a un instrumento ritual usado por los maestros budistas como símbolo de un rayo de luz, razón por la cual Diego Mur la eligió como nombre de su obra.

“Muchas veces me he preguntado, ante lo agobiante, negativo y pesado del mundo, ¿por qué no nos suicidamos? No lo hacemos porque en el fondo tenemos esperanza en que, al final, las cosas se solucionarán y porque tenemos fe no necesariamente en un dios, pero sí en nosotros mismos”.

A decir del coreógrafo, la vida misma parece tener una extraña vocación de persistir en sus errores y en ponernos en situaciones críticas de las que no bien salimos y ya regresamos a ellas; de ahí esa sensación existencial de vértigo.

“Eso intentamos plasmar aquí y, sin dar respuesta alguna, sí sugerimos finales abiertos. Dorje es eso, un rayo de luz en medio de lo que nos parece oscuro, o como decía mi abuela, la posibilidad de salir a la noche y contarle tus penas a la Luna”.

Dorje se presenta en el Museo Universitario del Chopo los días jueves 22 y viernes 23 de agosto, a las 20 horas; el sábado 24, a las siete de la noche, y el domingo 25, a las seis de la tarde. El costo del boleto es de 100 pesos, con descuento del 50 por ciento para estudiantes, maestros, personas de la tercera edad y comunidad UNAM.

Comer menos carne, una forma de combatir el cambio climático

Después de la energética y del transporte, en México la industria que más gases de efecto invernadero (GEI) arroja es la ganadera y, paradójicamente, también es la que más padecerá por los embates del calentamiento global, junto con la agricultura. “La amenaza es tal que, de no cambiar nuestras conductas a nivel de producción y consumo, la seguridad alimentaria del país podría verse comprometida en pocas décadas”, señala el profesor Rafael Olea, de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVZ) de la UNAM.

De seguir la tendencia actual se anticipa que el territorio nacional será golpeado por eventos meteorológicos extremos como lluvias torrenciales, ondas de calor y sequías, lo cual se reflejaría de inmediato en desabasto de comestibles. Para abordar este tipo de problemáticas el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) de la ONU decidió cambiar el enfoque usado en documentos anteriores y, en su último reporte especial, en vez de dirigir sus baterías contra los combustibles fósiles como venía haciendo, se centró en los usos poco sostenibles del suelo y en cómo nuestro sistema alimentario está detrás del 25 al 30 por ciento del total de los GEI (el cálculo incluye aspectos como transporte o deforestación).

Ya antes la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) había advertido que el ganado es responsable de esparcir siete mil millones de toneladas métricas de CO2 equivalente al año, lo que representa el 14.5 por ciento de todos los gases de efecto invernadero antropogénicos. A fin de enmendar este escenario, considerado ya un foco rojo, el académico recomienda modificar los esquemas de producción vigentes, aunque el principal obstáculo es que, advierte, en un mundo que se transforma con celeridad el sector ganadero es reacio al cambio. 

“Llevo nueve años hablando de esto y las condiciones apenas se han modificado. Cuando comencé a incluir este tema en mis clases, en 2010, la ganadería era la séptima actividad en México que más de estos gases atmosféricos generaba; hoy ocupa el tercer lugar pese a que sus emisiones son casi las mismas. ¿Qué pasó?, tres cosas: las otras industrias se aplicaron para bajar sus índices, la metodología de medición se afinó y el sector pecuario ha hecho muy poco”.

pastedGraphic.png

Hace una década —recuerda — los ganaderos se consideraban potenciales afectados del cambio climático y su preocupación giraba en torno a cómo sobrellevar el fenómeno; “sin embargo, a la luz de los nuevos datos es evidente que el sector, en vez de hacerlo como víctima, debe asumirse responsable y actuar en consecuencia”.

Del siglo XIX a la fecha la temperatura global se ha elevado un grado centígrado y expertos en el tema adelantan que si el incremento llega a 1.5 el planeta experimentaría una caída en barrena de la que le será difícil recuperarse. “Por eso cualquier medida que ayude a evitar ese escenario debe aplicarse ya; no podemos esperar a que los niños crezcan y hagan lo debido, nos toca a nosotros actuar y lo que sí está en nuestras manos hacer para aminorar los GEI de la atmósfera es tan sencillo como efectivo: debemos comer menos carne”.

Cambio de hábitos

La finalidad no es volvernos vegetarianos —subraya el profesor Olea—, pero sí modificar nuestros hábitos y sustituir gran parte de los alimentos de origen animal que ponemos en la mesa (huevos y lácteos incluidos) por frutas y verduras. “Además de ayudar al medio ambiente eso sería mucho más saludable, pues nuestras dietas suelen ser excesivamente altas en proteínas”.

En este renglón, añade, la FAO recomienda ingerir 500 gramos de carne a la semana, sugerencia que suele ser desoída como revela el hecho de que, tan sólo el año pasado, el estadounidense promedio ingirió casi cuatro veces esa cantidad, y diversos estudios muestran que el consumo de productos cárnicos va al alza en el mundo. Esto, en opinión del académico, se debe en gran parte a lo que nos decían en el colegio hace años, cuando no se sabía tanto del tema.

“Cuando niños, los maestros en la escuela nos mostraban un cartel con algo llamado la pirámide nutricional, donde los comestibles de origen animal estaban en la cumbre. Hoy ese modelo se considera caduco y a los alumnos de primaria se les enseña ‘el plato del buen comer’, en el que las raciones de vegetales son más abundantes. Eso es algo que nosotros, como adultos, deberíamos aprender”.

Para el universitario, de darse un cambio éste iniciará por los consumidores y de ahí se extenderá; de otra forma es improbable pues parece que para la industria si todo siga igual, es mejor. “Al igual que los fabricantes de autos, que desearían que todos compráramos y trajéramos el modelo del año cada, los ganaderos buscan que las ventas de carne se incrementen, pero ya no podemos seguir así”.

Hace unos días la Universidad Goldsmiths de Londres anunció que no ofrecerá carne en sus comedores y en el Reino Unido se ha impulsado una moción para que en las escuelas públicas no se sirva este tipo de productos al menos un día a la semana. Como medidas amigables con el ambiente, el profesor Olea considera que éstas pueden ser útiles para ir cambiar hábitos y detonar un efecto dominó.

El IPCC es claro al respecto en su reporte especial: “Llevado a gran escala, una dieta de bajo consumo cárnico no sólo evitará un alza en el número de cabezas de ganado, sino que haría que sembradíos dedicados al sustento animal se destinen a la alimentación de personas. Ello reduciría la extensión de las tierras de cultivo (la agricultura es la actividad humana que más agua gasta), modificaría el sistema alimentario y las emisiones de GEI descenderían”.

Algo no mencionado en ese documento —añade el doctor Olea— es que los beneficios serían para todas las generaciones, pues a los jóvenes se les daría un ambiente menos deteriorado, pero también es un hecho que la población mundial tiende al envejecimiento y esto sería una medida de evitarle a la gente que, en breve envejecerá, lipidemias o enfermedades relacionadas con los excesos de proteínas. “Intentarlo no es tan difícil y nos conviene a todos”.

México en la encrucijada

En una nota publicada en noviembre pasado por el portal de noticias de la ONU se asegura que, “si las vacas formaran un país, sería el tercero en emisiones de gases de efecto invernadero”, sólo por detrás de Estados Unidos y China. “Aquí hablamos principalmente de metano (CH4) y óxidos nitrosos”, abunda el doctor Rafael Olea.

Antes de explicar los porqués de esto, el académico pide tomar en cuenta que los rumiantes son seres sorprendentemente eficientes, pues logran alimentarse con hierbas, forrajes y rastrojos inservibles para casi cualquier otro animal. “Si a un cerdo lo soltamos donde pastan las vacas sin ningún otro alimento que lo que crece en la tierra muy rápido tendríamos a un puerco esquelético al lado de reses gordas; ello se debe a que las últimas tienen un metabolismo que funciona en perfecta simbiosis con su entorno”.

Los bovinos —detalla— poseen un saco de fermentación anaeróbico llamado rumen donde viven colonias de microorganismo capaces de degradar lo que casi ningún otro organismo podría (celulosa, almidón y pectina, entre otros). Así, aunque los veamos pastar, en realidad no están comiendo pasto, sino cuerpos bacterianos que transformarán en breve toda esa fibra en carbohidratos digeribles y proteína. 

Sin embargo, esta gran adaptabilidad viene con un costo y éste es que uno de los productos residuales generados en mayor cantidad a lo largo de este proceso es metano (CH4), un gas hasta 30 veces más efectivo que el dióxido de carbono (CO2) a la hora de atrapar el calor y elevar la temperatura del ambiente, y el cual las vacas arrojan en gran cantidad a través de sus eructos (algunas estimaciones señalan que una vaca puede contaminar casi tanto como un automóvil).

“En lo que respecta a animales para consumo humano, en México lo que más tenemos son pollos, después cerdos y finalmente bovinos; sin embargo, aunque mucho menores en número, las reses son responsables del 87.46 por ciento de los GEI desechados por nuestra ganadería, seguidos muy de lejos por los porcinos, con un 7.33 por ciento, lo que plantea preguntas muy interesantes”.

pastedGraphic_1.png

El profesor Olea señala que cada vez que reflexiona sobre el tema se percata de que no hay respuestas obvias en lo tocante al caso mexicano. “A fin de reducir índices en el sector alguien podría pensar ‘vamos a deshacernos del ganado bovino y enfocarnos en puercos, borregos y pollos’, pero ellos se alimentan de granos y México no es autosuficiente en ese renglón ¿Y si debido a las nuevas políticas de EU hacia nosotros decidiera ya no vendernos ese insumo? ¿De ser ése el caso deberíamos destinar nuestra producción a los animales y no a elaborar pan y tortillas para consumo humano?”.

A esto se añade el que si tomamos un mapa de la república muy rápido nos saltará un detalle: casi el 70 por ciento de nuestro territorio parece estar hecho para la ganadería de rumiantes debido a sus muchas pendientes y a sus extensas zonas secas donde la agricultura no es viable, pero donde sí crecen hierbas que no servirían de alimento más que para los bovinos. “Como se puede ver, no hay salidas rápidas o fáciles en este rubro”.

Por ello, a fin de aminorar nuestros conteo de emisiones, el universitario propone que los mexicanos se apeguen a la propuesta de la FAO de consumir sólo 500 gramos de carne a la semana, algo que nos vendría bien, pues actualmente ingerimos más del doble de lo recomendado. Los otros ajustes corresponden ya a la industria.

 “No podemos cambiar el metabolismo de los bovinos, pues eso es resultado de una sorprendente adaptación lograda después de millones de años, pero sí reducir la población animal con base en la productividad, es decir, si hoy yo le extraigo cinco mil litros de leche al año a una vaca, sería mejor obtener de ella siete mil. Eso permitiría mantener la misma producción con menos cabezas de ganado”.

El problema, advierte el académico, es que tenemos un sector agropecuario poco desarrollado e incapaz de asegurar la autosuficiencia alimentaria del país, “y si avanzamos hacia aquel escenario descrito por el IPCC, donde México será una de las regiones más afectadas por el cambio climático, no nos queda de otra que optimizar nuestra producción y pronto. No hay otra opción, antes de que el futuro nos alcance ése es el camino a recorrer”. 

Aprendizaje y diversión: Verano Puma 2019 en California

El Sur de California es el lugar ideal tanto para pasear en kayak como para aprender inglés en inmersión y practicarlo con personas de los rincones más remotos del planeta. Así lo pudieron constatar los 14 participantes del Verano Puma 2019 que la UNAM Los Ángeles ofreció en colaboración con la Universidad Estatal de California,  Long Beach del 8 al 26 de julio. 

“No soy la misma persona que llegó a California”, afirmó Karime Monterrosa, participante del programa. “Pude practicar mi inglés a diario. Ponerlo en práctica es muy diferente a solo aprenderlo en un salón de clases: el estar en inmersión ayuda bastante”. El campus donde se ofrece el curso cuenta con modernas y amplias instalaciones académicas, deportivas y recreativas. Los estudiantes recibieron clases intensivas de comprensión de lectura, redacción, expresión oral y comprensión auditiva. Además, estuvieron expuestos a situaciones reales de uso de la lengua, lo que, de acuerdo a sus propios comentarios, mejoró su nivel de inglés y enriqueció su percepción cultural y académica. “Hicimos amigos de todo el mundo; tuvimos compañeros de varios países asiáticos y de Medio Oriente: esto enriqueció bastante nuestra cultura”, mencionó Jaime Barragán, odontólogo de la UNAM. 

El programa fue complementado con visitas guiadas a distintas playas de la región, la ciudad de Los Ángeles, y el popular Muelle de Santa Mónica. “La UNAM me ha proporcionado muchas nuevas experiencias que nunca imaginé tener: amigos, aprendizajes, diversión. ¡No quiero que el curso termine!”, comentó Karla Saavedra. 

Durante la ceremonia de cierre de curso, los estudiantes disfrutaron de una comida de despedida junto sus profesores y compañeros. Compartieron sus experiencias en emotivos discursos y, por supuesto, las fotografías del recuerdo se hicieron presentes. 

En resumen, los alumnos de este programa pudieron mejorar su dominio del idioma inglés, vivir una experiencia universitaria en los Estados Unidos, convivir con estudiantes internacionales y conocer la vibrante vida cultural del Sur de California. Este programa, sin duda, los motivó a continuar viajando, aprender más idiomas y alcanzar sus metas.

Los cursos de inglés en el extranjero representan una gran oportunidad no solo para que los alumnos regresen a México con conocimientos nuevos, sino también con un espíritu renovado y entusiasta, abierto al respeto y la diversidad cultural. Con la emisión del Verano Puma 2019, la UNAM Los Ángeles tiene el gusto de contribuir al desarrollo académico, personal y profesional de los alumnos de la Máxima Casa de Estudios y de la comunidad mexicana.

Woodstock nos mostró que es posible convivir en paz

[vc_row][vc_column][vc_column_text]“Si recuerdas Woodstock no estuviste ahí” es la frase que suele imprimirse en playeras conmemorativas y memorabilia alusiva a este mítico festival de 1969 y, más allá de la chanza evidente, tales palabras encierran mucho de verdad, señala  el profesor Julio Muñoz, del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la UNAM, “pues cuando pensamos en conciertos que marcaron época, sin importar nuestra generación, lo más probable es que éste sea el primero en venirnos a la mente”.

Ello no es gratuito —añade—, ya que hablamos de un evento que reunió a cientos de miles durante tres días en una granja acondicionada cual foro de rock, sin que por eso se registrara un solo acto violento o de agresión sexual, y para lograrlo no se necesitaron policías, soldados o vigías, únicamente gente abierta a convivir y con un enorme respeto por los demás. Tan sólo por mostrar que no se requiere del Estado o de fuerzas autoritarias para que una multitud coincida en paz, esto es ya un acto profundamente revolucionario.

Y aunque todo arrancó oficialmente el 15 de agosto de 1969, justo en el momento en que Richie Havens salió al entarimado, enfundado en una túnica naranja, y comenzó a percutir su guitarra al ritmo del tema folk antibélico Handsome Johnny, esto inició un poco antes, cuando cuatro jóvenes cuya edad no sobrepasaba la treintena decidieron organizar un festival para 80 mil asistentes en un campo de alfalfa en el pueblo de Bethel, Nueva York, el cual terminó por congregar a medio millón de individuos, como sugieren ciertas publicaciones, o a poco más de 300 mil, si atendemos a cálculos más conservadores.

“La cifra exacta no importa tanto como el hecho de que esta muchedumbre nos enseñó que, si la gente se reúne bajo un espíritu de convivencia y respeto verdaderos, los cuerpos de vigilancia y de represión salen sobrando. Esto fue un acto anárquico donde se prescindió de toda autoridad, el Estado se redujo al mínimo y las personas hicieron lo que quisieron, y no hicieron nada malo”.

Para Muñoz Rubio es importante entender el contexto en el que se desarrolló el festival y el trasfondo de aquel verano del 69: el hombre acababa de pisar la Luna, había una guerra en Vietnam que amenazaba con volverse eterna, los movimientos estudiantiles se esparcían por el orbe, los asesinatos del Che Guevara y Martin Luther King eran algo reciente y el activismo en favor de la igualdad racial y los derechos civiles se intensificaba en Estados Unidos… Por doquier se percibían ebulliciones y también ganas de hacer algo al respecto.

“Si algo caracterizó a la juventud de los 60 fue su afán de cuestionarlo todo, desde las relaciones económicas de producción, la política y el poder, hasta la vestimenta, las tradiciones y la sexualidad. Esto que se estaba dando desde Alaska hasta Tierra del Fuego; en Europa; gran parte de Asia, y en Australia, generó un fenómeno jamás visto y que no se ha vuelto a ver: una revolución mundial impulsada por jóvenes en movimiento” (el himno hippie San Francisco/Be sure to wear some flowers in your head justo tiene un verso que dice “there’s a whole generation with a new explanation: people in motion”).

Es en este marco que llega el año de 1969 al pueblo neoyorquino de Bethel, que en ese entonces tenía tres mil 900 habitantes, a quienes los organizadores de Woodstock les habían pedido permiso para realizar un festival con una asistencia promedio de 50 mil a 80 mil individuos por día, así que cuando de golpe se presentaron 400 mil sujetos provocando embotellamientos  de más de 30 kilómetros y el cierre de las autopistas, saltaron toda clase de focos rojos en el lugar.

Quizá por ello aquel viernes 15 de agosto, en un arrebato fuera de programa, el anunciador Chip Monck tomó el micrófono y soltó una petición insólita desde los altavoces: “Somos una barbaridad de gente y para que esto funcione sólo te pido recordar algo: el tipo junto a ti es tu hermano”. Parece que estas palabras cumplieron su objetivo porque todo salió tan bien que, para describir a Woodstock, hoy se emplea una frase vuelta ya slogan: fueron tres días de música y paz.

Los lastres de la nostalgia

A decir del profesor Muñoz, pocas cosas son tan humanas como la nostalgia y las ganas de regresar a tiempos ya idos, en especial al llegar a cierta edad, por ello encuentra particularmente conmovedor que las cenizas de Richie Havens —quien siempre se ufanó de haber inaugurado el festival— fueran esparcidas justo donde alguna vez estuvo el escenario de Woodstock, pues tal fue su deseo póstumo.

Sin embargo, advierte el académico, cuando lo nostálgico mira sólo hacia atrás corre el riesgo de volverse conservador y reaccionario, y la única manera de no caer en ello es tomar ese pasado y proyectarlo al futuro, de lo contrario suceden cosas como el malogrado Woodstock 50, el cual parecía más pensado para engrosar bolsillos que para evocar el espíritu de los 60. “Y he aquí lo irónico: una de las razones para cancelarlo fue que no había condiciones de seguridad ni cuerpos de vigilancia suficientes para controlar a gente que quería evocar un momento en la historia donde la gente mostró que era posible convivir en paz, sin necesidad de policías. ¡Así de absurdo!”.

Para el universitario, el gran error de estas conmemoraciones —se han realizado en 1979, 1989, 1994, 1999 y 2004— ha sido el intentar meter dentro del sistema un evento que, por su naturaleza misma, es antisistema, pues esto le hace perder su fibra revolucionaria y el mejor ejemplo de ello es la edición de 1999, recordada por sus grescas entre el público, las agresiones sexuales, la misoginia dirigida a cuanta mujer subía al escenario y el precio exorbitante de las botellas de agua (en 1969 Max Yasgur, el dueño de la granja donde se realizó el festival, regaló todo el líquido que pudo tras escuchar que vecinos suyos intentaban vendérselo a los jóvenes; “¿quién pide dinero a cambio de agua?”, preguntaba indignado). 

Quizá parte de esto se deba a que el rock se ha vuelto un negocio tan lucrativo que ya no hay lugar para propuestas de manufactura casera como el Woodstock original, como apuntaban dos de sus organizadores en el libro Young Men with Unlimited Capital, pero lo indiscutible es que la decepción entre quienes esperaban que el concierto del 99 fuera una celebración del “peace and love” fue tal, y los escándalos tantos, que las revistas especializadas terminaron por bautizar a aquel evento como “el día en que los 90 murieron”.

“Y es que no se pueden forzar las cosas así, pues lo que pasó en aquellos tres días hace medio siglo es irrepetible simplemente porque no se están dando las condiciones históricas, artísticas ni sociales de antes”, indica el doctor Muñoz Rubio, y su opinión parece ser la misma —mutatis mutandis— que la de muchos involucrados en Woodstock 50, como Frank Riley, representante de Robert Plant quien al saber de la cancelación definitiva de la nueva edición tan sólo expresó: “Hoy el mundo es muy diferente de como era en 1969”.

Conocer, asentir y amar

 Siempre se ha dicho que, además de Bob Dylan, los grandes ausentes de Woodstock fueron los Beatles y ello fue porque estaban a punto de separarse; sin embargo, para Julio Muñoz la huella de la banda de Liverpool es evidente en el festival y con esto no se refiere a los covers de Strawberry Fields Forever y Hey Jude interpretados por Richie Havens; a la versión de Crosby, Stills & Nash de Blackbird, ni a cómo la rasgada voz de Joe Cocker se apropió para siempre de With a Little Help from my Friends, sino a algo muy diferente.

“Hacía meses se había lanzado en los cines de Estados Unidos El submarino amarillo y la cinta estaba por doquier. Muchas cosas hacen de esta película una genialidad y una es que, a lo largo del metraje, de continuo aparecen tres palabras en mayúsculas gigantes y colores psicodélicos que resumen no sólo la filosofía beatle, sino el sentir de los jóvenes de la época: LOVE, KNOW y, sobre todo, YES”.

Para el profesor Muñoz es imposible entender lo sucedido en Woodstock —“ni siquiera hubo una solitaria pelea a puñetazos”, consignaba en su momento la revista Life— sin remitirse a esos tres conceptos que rondaban la cabeza de quienes se dieron cita en los campos de Bethel. “Había un acuerdo tácito entre todos: ver a la persona de al lado como alguien a quien amar; decirle sí a lo que no dañara a nadie, y saber más del mundo y de uno mismo”.

Y esta revolución no sólo se estaba dando abajo entre el público, sino arriba en el escenario pues, aunque en la actualidad hay quienes se empeñan en demeritarlo, el arte de los 60 era tremendamente innovador, agrega el docente. Ahí estaba Jimmy Hendrix y su inolvidable interpretación del himno nacional estadounidense; Joan Báez lanzando un poderoso mensaje político con la canción We Shall Overcome; The Who con su manera tan única de acaparar reflectores y destrozar instrumentos, y un desconocido Carlos Santana que le sacaba a su guitarra Gibson color cereza una amalgama improbable de ritmos africanos y latinos. “Cada propuesta era espectacular y todas se sucedían sin descanso alguno”.

Por todo ello, el académico sostiene que, si algo de esta magnitud se logró en los 60, nada impide imaginar que es posible conseguir algo similar de nuevo. “Las condiciones opresivas de antaño persisten, por lo que podemos y debemos esperar nuevas rebeliones juveniles. No sabemos qué estrategias adoptarán las nuevas generaciones al protestar, pero de tomarse el tiempo para mirar el pasado y proyectarlo al futuro verán que es posible evitar la violencia y abrirle puertas al arte por la vía de amar, conocer y de decir sí”.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

De no cambiar la sociedad, acciones diseñadas para lograr la inclusión de los discapacitados terminarán por segregarlos

En aras de lograr la inclusión de las personas con discapacidad se han tomado medidas que, idealmente, deberían promover igualdad con oportunidades reales, pero al no ir aparejadas de estrategias para sensibilizar a la sociedad podrían resultar contraproducentes y segregar e invisibilizar a la población que originalmente buscaban proteger, señala la profesora Georgina Alicia Flores Madrigal, del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.

La doctora Flores nació con una discapacidad que le hace necesaria una andadera metálica para caminar y, por lo mismo, dice conocer de cerca las barreras que obstaculizan el día a día de alguien que vive con limitaciones —desde las arquitectónicas hasta las erigidas sobre prejuicios— y tener buen ojo para detectar cómo hacen éstas para pasar inadvertidas para las mayorías, pues responden a estructuras reproducidas a través de generaciones, son aprendidas por todos desde la infancia y suelen asumirse como algo natural.

Lo vemos en los transportes de difícil ascenso y descenso, en la falta de rampas en edificios o esquinas de calle o en a quién seleccionan los jefes de recursos humanos. Por ello, para romper con estas inercias de inequidad se aplican las llamadas acciones afirmativas, es decir, medidas diseñadas para ponerles un piso parejo a quienes han estado en desventaja y pensadas para desaparecer una vez enmendadas las circunstancias que dan pie a lo dispar, explica.

“Un ejemplo son los autobuses Atenea, ¿pero qué ha pasado con ellos? Surgieron en 2008 para que las pasajeras viajaran seguras de aquí hasta erradicar la violencia hacia ellas en el transporte público. Han transcurrido 11 años ¿y la mentalidad ha cambiado?, ¿las políticas?, ¿los hombres han aprendido a convivir con las mujeres en estos espacios? ¡No!, y por lo tanto esta acción afirmativa, en principio transitoria, se ha vuelto permanente y, por ende, inútil”.

Dentro de las medidas encaminadas a aminorar brechas y eliminar escollos figura el artículo 24 de la Ley para la Integración al Desarrollo de las Personas con Discapacidad de la Ciudad de México, el cual señala que la administración pública capitalina debe destinar el cinco por ciento de sus plazas de creación reciente y sus vacantes a individuos con discapacidad, y dar incentivos fiscales a las empresas, industrias y comercios que se sumen a este tipo de contrataciones.

Sin embargo, así como hay muchos hombres molestos por las secciones exclusivas para mujeres en el Metro y Metrobús, también hay un gran número de inconformes con tales acciones afirmativas, algo que para la doctora Flores es lógico, pues aplicarlas implica arrebatar privilegios a sectores que los habían detentado de siempre.

“Probablemente quien no fue seleccionado se moleste y diga, ¿por qué no me empleas a mí y sí a él? ¿Por ser discapacitado? ¡No es justo!, sin reparar en que el objetivo aquí es mostrar que personas con limitaciones y quienes no las tienen pueden trabajar juntas. Una vez asimilado esto lo siguiente es retirar la acción afirmativa para que, en la siguiente selección laboral, no haya sesgos por discapacidad”.

No obstante, agrega la también profesora de la Facultad de Derecho, pareciera que en México se cumplen las normas en la forma y no en su espíritu y, para darnos cuenta de ello basta con revisar los empleos ofrecidos a la gente con alguna discapacidad: casi todos se concentran en los escalafones más bajos y prácticamente nunca contemplan cargos directivos o gerenciales.

“Ello es una manera de mantener el statu quo y el riesgo es que, de no modificarse estas conductas las acciones afirmativas se harán eternas. Debemos evitar que pase como con los vagones exclusivos y autobuses rosas, pensados para funcionar en lo que se ponía fin a las agresiones contra las pasajeras (algo grave pues, de entre las cinco urbes más grandes del mundo, la CDMX tiene el sistema de transporte más peligroso para la mujer). Si no atacamos las causas de raíz, poner a las poblaciones afectadas en entornos especiales y apartados sólo terminará por segregarlas y hacerlas invisibles para los demás, y nosotros como sociedad no habremos resuelto nada”.

Más allá de las leyes

Además de las específicas de cada estado, México cuenta con una Ley General para la Inclusión de Personas con Discapacidad, analizada por la profesora Flores en un artículo de 1998, cuando su primera versión fue promulgada. “En ese entonces yo argumentaba que nuestra sociedad no respetaba la diferencia. Estamos en 2019, han transcurrido 21 años y la problemática sigue siendo la misma: el respeto a lo diferente es algo que no acabamos de entender”.

Sobre este punto la universitaria señala que, aunque nuestra legislación en la materia es reconocida a nivel mundial y pese a nuestra tendencia a firmar cuanto tratado en derechos humanos existe, aquello planteado en las leyes como fin, se concreta rara vez. 

“Nuestras normas se apegan a los requerimientos internacionales, pero fallamos al aplicarlas porque nos valemos de trampas para cumplir con lo legalmente obligatorio sin cambiar nada de fondo. Todos nos decimos defensores de la igualdad y, no obstante, muchos estudios nos han señalado lo obvio: los mexicanos discriminamos terriblemente y nos aferramos a conductas contrarias a la inclusión”.

A decir de la doctora Flores aún arrastramos lastres históricos y uno particularmente nocivo es el de ver a las personas con discapacidad como sujetos de beneficencia y no como individuos con derechos plenos y obligaciones. “No basta con que en la Constitución se establezca que ellos deben acceder a la educación, a la salud y al empleo. ¡Hay que hacerles efectivas tales garantías!, porque poner algo con tinta en la ley no significa que, por decreto, se haga real”.

Bajo esta lógica y a fin de lograr una inclusión sin cortapisas el Estado debe propiciar condiciones para que esta población sea autosustentable, señala la académica. “Ello implica comprometer muchos recursos, mas no en pensiones y apoyos económicos cortoplacistas, sino en políticas públicas efectivas a largo plazo, ¿pero al Estado le interesa empoderar a los discapacitados? A título propio te diría que no, pues de hacerlo se quedaría sin estándares para sus campañas y sin individuos con quienes tomarse la foto”.

Por ello, la doctora Flores celebra que, en 2014, la Organización de las Naciones Unidas le recordara al gobierno mexicano sus obligaciones hacia esta población y que no puede deslindarse de sus compromisos respaldando a organizaciones como el Teletón que además, como remató por escrito la ONU, “promueven el estereotipo de las personas discapacitadas como sujetos de caridad”.

Sobre este punto, la docente subraya que es al Estado a quien le corresponde cuidar y preservar el derecho a la salud, “entonces ¿por qué encomendar esta tarea a una organización privada?, ¿por qué dejársela a una televisora? Las razones detrás de esto las intuimos y lo importante aquí es que, con sus observaciones, Naciones Unidas le está diciendo a México ¡muy bien por tus reformas a nivel legislativo!, pero no son suficientes pues aún ves a tu población con ojos asistencialistas; para asegurar tu permanencia en los organismos internacionales cambia tu perspectiva. Si estas palabras son escuchadas habremos sentado las bases para un cambio real”.

La clave, sensibilizar

Podrán aplicarse todas las acciones afirmativas del mundo, las mejores políticas públicas y cuantiosos presupuestos y no se logrará una inclusión verdadera si la gente no cambia de actitud. Aquí la palabra clave no es reeducar, sino sensibilizar; eso por sí solo nos llevará a enderezar muchas dinámicas culturales, indica Alicia Flores.

“Si a mí —alguien con limitaciones físicas evidentes— me ponen vagones especiales de Metro, eso no me ayuda si de todas maneras al bajar del convoy alguien terminará por empujarme mientras voy por los andenes. No sabemos convivir y eso complica el escenario”.

Para la académica, uno de los problemas es que no hemos terminado de entender el tema y eso se nota incluso en espacios donde uno esperaría vocaciones más comprensivas. “Por ejemplo, en la UNAM no tenemos un censo exacto de nuestra población con discapacidad simplemente porque no sabemos cómo hacerlo. Aún entregamos cuestionarios con preguntas del estilo ¿es usted autónomo?, y si a mí me llegan con eso, a sabiendas de que uso apoyos para caminar, yo les respondería que sí lo soy, y a mucha honra”.

He llegado a decirle a algunos compañeros universitarios que podrán haber leído mucho sobre el asunto, pero que no se han sentado a charlar con un discapacitado y se nota. Por ello tenemos a expertos discutiendo aún sobre los tipos de discapacidad —que sí son físicas, mentales o multifuncionales, como se dice ahora de los epilépticos— cuando esto es inútil y cada vez se hace menos, pues el concepto es uno y muy puntual: refiere a tener una deficiencia o una limitación. Tejer y destejer sólo nos lleva a enredarnos en una madeja, agrega.

“Además, algo usualmente no contemplado por el común es que nadie es inmune a la discapacidad; sea por edad o por algún percance todos podemos llegar a ella y vivimos en un país donde los accidentes de tránsito son elevados, de ahí que ser más sensibles hacia los diferentes terminará por beneficiarnos a todos. No hay recetas para ello, pero sí podemos ir explorando caminos”.

Para finalizar, la doctora Flores relató que hace días se encontraba en un bar con unos amigos cuando vio llegar a un par de adultos con síndrome de Down y los encargados del lugar les cortaron el paso, por lo que ella intervino y abogó para franquearles el acceso.

“Les dije que ambos tenían más de 18 años y además venían con sus padres. Quizá todo pudo haberse arreglado no sirviéndoles alcohol (a menos que sus papás lo permitieran), pero los empleados no supieron reaccionar y sólo repetían: ‘¿y si les pasa algo?, mejor que no entren’, ¡y justo eso es lo que no debemos hacer! Es preciso hacernos a la idea de que ellos, al igual que tú y yo, tienen derecho a ir a una cafetería, piscina, discoteca o a donde quieran ¡y ni modo!, podrán pasar cosas y esto es un proceso de ensayo y error, pero dar ese paso nos hará avanzar hacia una inclusión de veras”.

El láser, a la vanguardia en el combate a la caries

El esmalte dental está constituido de pequeños cristales, los cuales son de gran interés para físicos como yo. Por eso, a quienes me preguntan sobre por qué trabajo con dentistas suelo responderles que tales colaboraciones no son raras ya que la ciencia es interdisciplinaria, señala el profesor Jesús Arenas Alatorre, quien ha estado apoyando a la odontóloga Alma Ceballos, de la Universidad Autónoma del Estado de México, en sus indagatorias sobre el efecto del láser Er:YAG en los dientes y por qué estos, tras ser irradiados, se robustecen y son menos proclives a la caries.

Arenas Alatorre, quien además de investigador es responsable del Laboratorio Central de Microscopía del Instituto de Física (IF) de la UNAM, se encargó de analizar las piezas que le entregaba la doctora Ceballos. Para ello se valió de un microscopio electrónico, herramienta con hasta mil veces más resolución que los que funcionan con luz, lo cual les permitió observar la composición química de los objetos. Además, debido a que dicho aparato funciona al bajo vacío, no fisuró los dientes, algo que al alto vacío hubiera pasado debido a la humedad almacenada en ellos.

“Lo que hace el láser Er:YAG (cuyo medio activo es un sólido de itrio, aluminio y granate, revestido de erbio) es calentar la pieza dental y generar microexoplosiones. Esto produce alteraciones a nivel químico que se traducen en mayor resistencia. Si comparas el antes y el después de la irradiación verás cambios drásticos. Sin embargo, para apreciarlos requieres un microscopio que no hay en mi universidad; de ahí que surgiera este vínculo para colaborar con la UNAM”, explica Alma Yadira Ceballos.

Sobre este punto, la maestra en Ciencias Odontológicas detalla que la caries es provocada por ácidos que atacan a los dientes, en especial las superficies oclusales (la parte de la muela con la que se mastica). Para prevenir este tipo de lesiones lo tradicional es emplear selladores de fosas y fisuras, los cuales tienen un gran inconveniente: pueden caerse, desaparecer y dejar sin protección, por lo que el paciente debe ser sometido a revisiones clínicas constantes.

A decir de la también doctora en Ciencias de la Salud, lo mejor sería buscar métodos más permanentes y, bajo esta lógica, propone irradiar los dientes con láser Er:YAG  y usar, al mismo tiempo, remineralizantes, pues según observaciones recabadas en tres años, esta combinación incrementa la resistencia del esmalte.

“Desde hace mucho sabemos que el fluoruro robustece los dientes, pero éste, aunque efectivo en las superficies lisas, es de pobre absorción en las oclusales —los surcos en la parte superior de los molares—. Las pruebas realizadas in vitrocon el proceso antes mencionado han dado buenos resultados en cuanto a la asimilación de este compuesto en fosas y fisuras, lo que nos hace creer que vamos por el camino correcto”.

Un puente entre universidades

Para Alma Ceballos, los resultados de este trabajo no sólo la hicieron obtener el grado de doctora en Ciencias de la Salud, sino la llevaron a difundir sus resultados en la revista Dental and Medical Problems, de la Universidad Médica de Wroclaw, y en el Journal of Spectroscopy, publicación revisada por pares y de acceso abierto.

Sobre el interés que ha despertado este trabajo, la odontóloga opina que se debe a que, aunque la población suele pasarlo por alto, la caries representa un problema bastante extendido de salud pública.

“Ya se lleva algún tiempo experimentado con este láser en particular, pero sin aplicarlo de lleno para este padecimiento. Esperamos que partir de los resultados presentados esto vaya cambiando, pues el objetivo de quienes nos dedicamos a este tipo de investigación es que aquello exitoso in vitro, pueda ser trasladado a in vivo”.

De entre las ventajas de este método la doctora Ceballos refiere la alta compatibilidad del Er:YAG con los componentes hídricos. “Dicho láser elimina esa porción y genera una merma de materia orgánica en el diente, pero sin pérdida de composición inorgánica, y justo ésta es la que ofrece mayor resistencia al ácido que provoca la caries”.

Además, a diferencia del método tradicional de sellar fosas y fisuras, esta vía es mucho más duradera y su ejecución resulta mucho más rápida: la irradiación con el láser dura sólo 20 segundos (siempre y cuando se aplique con una densidad de energía de 12.7 milijoules sobre centímetro cuadrado a 10 Hertz de frecuencia).

Acerca de su colaboración en este proyecto, el doctor Arenas dice sentirse muy satisfecho pues, aunque a él no le tocó desarrollar la parte médica, si tuvo la oportunidad de apoyar con sus conocimientos de física a un prometedor desarrollo odontológico.

“Si algo nos han demostrado los últimos tiempos es que los grandes hallazgos en medicina, física y en tantas otras áreas se deben al trabajo interdisciplinario. Desafortunadamente en México estamos a la zaga en este aspecto, pero aquí, en el IF, intentamos romper con esa inercia; de ahí que tengamos colaboraciones no sólo con dentistas, sino con arqueólogos, especialistas en arte y con la iniciativa privada. Ya a nivel personal puedo decir que, como investigador, esto es una oportunidad para aprender algo nuevo”.

Para finalizar, el académico apuntó que, en lo que respecta al uso del láser Er:YAG en el combate a la caries aún faltanmás pruebas, por lo que ahondarán más en el tema. “No obstante, éste es un ejemplo de cómo podemos pasar de la ciencia básica a crear tecnología y debemos seguir por este camino, ya que la clave para el futuro del país podría estar justo en ello”.

Xyoli Pérez Campos, una niña que soñaba con la sismología

“Enseñar es erigir el futuro que anhelas y yo, como deseo un mejor país, más me vale formar a buenos ingenieros”, indicó la profesora Xyoli Pérez Campos al recibir el Early to Mid Career Alumni Award, reconocimiento otorgado por la Universidad de Standford a aquellos alumnos que más han aportado a la sociedad y a las ciencias de la Tierra. “Y el alcance de su trabajo no es corto; ella se encarga de monitorear los movimientos sísmicos de todo México”, agregó el codirector del Southern California Earthquake Center, Greg Beroza, quien fuera su mentor y guía durante sus días de doctorante.

Al respecto, la galardonada explica: “Es la segunda vez que la School of Earth, Energy & Environmental Sciences otorga esta presea de la cual soy recipiendaria y la cual, si me apresuran, traduciría como ‘premio a una trayectoria aún a la mitad’, pues es para quienes tienen 20 años o menos de haber egresado. Se trata de la contraparte del Distinguished Alumni Award, que busca destacar los logros de toda una vida y que en este 2019 recayó en el geólogo Brad Mills”.

De Xyoli Pérez se ha dicho que “es el rostro público de los terremotos en México” y entre sus credenciales figura el haberse matriculado en la Facultad de Ingeniería de la UNAM al iniciar los 90, doctorarse de Stanford en 2002, entrar al Instituto de Geofísica en 2005 y asumir la jefatura del Servicio Sismológico Nacional (SSN) desde 2014; sin embargo, esta historia comenzó a escribirse mucho antes, un 19 de septiembre de 1985, cuando la académica tenía apenas 11 años, iba camino a la escuela y vio cómo el suelo se comenzó a mover.

“Acababa de entrar a la secundaria e iba a bordo del automóvil familiar sin sospechar que, en punto de las 7:17 am, el vehículo comenzaría a bambolearse con tal fuerza que, por un momento, me sentí como en una de esas lanchas a las que me subía durante mis vacaciones en Acapulco. Me tocó ver un hotel y un colegio colapsados muy cerca del cruce entre Tlalpan y Miguel Ángel, y enterarme de que el edificio Nuevo León, donde vivía mi tío, había caído (por fortuna él sobrevivió). Había nubes de polvo por doquier e ignoraba qué estaba pasando, pero quería saber. Todo ello hizo surgir en mí una certeza de vida: yo sería sismóloga”.

Armando rompecabezas y buscando respuestas

El 19 de septiembre de 2017 ocurrió lo impensable: no bien habían transcurrido dos horas del megasimulacro con el que se buscaba conmemorar —como cada año— la tragedia de 1985 cuando la Ciudad de México volvió a verse sacudida por un temblor. Era la una de la tarde con 14 minutos cuando un terremoto de magnitud 7.1 (con epicentro en Axochiapan, Morelos, casi en los límites con Puebla y a 57 km de profundidad), sorprendía a millones de capitalinos que no podían creer que lo mismo pudiera repetirse justo 32 años después.

En esta ocasión a Xyoli Pérez no le tocó vivir este evento como una niña desconcertada, sino como jefa del SSN, papel que le permitió tomar los registros y mediciones generados en el momento y transmitirlos no sólo a las autoridades y a la población, sino a sus colegas a fin de esclarecer qué había pasado. “Me gusta hallar cosas nuevas, plantear preguntas y resolver rompecabezas”, compartió la profesora a quienes la acompañaron en la ceremonia de Stanford, por eso no sorprende que para ella tanto el evento del 19, como el de 12 días antes, se convirtieran en fuentes invaluables de información.

“Mi padre era bibliotecario y por eso, cuando pequeña, cada que le exponía una duda él sacaba la enciclopedia y cinco títulos más sobre el tema, los colocaba en la mesa y me decía: ‘la respuesta está aquí, ¡encuéntrala!’, y si acudía con mamá era peor, me daba una pila de libros similar. Eso me enseñó a investigar desde la primaria y, de alguna manera, me preparó para lo que hoy hacemos en el Servicio, donde a partir de un mundo de datos buscamos explicaciones”.

Por esta razón, para la doctora Pérez los movimientos de tierra de hace dos años son una oportunidad inmejorable para ahondar en estos fenómenos, en particular porque ambos se dan en escenarios que obligan a replantear mucho de lo que hasta hace poco eran certezas. “Estamos en un momento inmejorable para eso porque hoy contamos con algo que no teníamos en 1985, muchas estaciones (entonces eran un puñado) y registros digitales de buena calidad”.

Sobre el temblor del 7 de septiembre la experta refiere que no sólo es el más grande del que se tenga noticia en México, sino que se generó en una zona dentro de la placa de Cocos donde se creía que eran casi imposibles los sismos. “Los modelos de temperatura nos decían que ahí el material era muy dúctil y eso hacía muy improbable una ruptura; sin embargo, esto se dio y ello nos obliga a plantearnos otros modelos que sí nos expliquen por qué esta zona puede ser caliente y frágil al mismo tiempo; en esas indagaciones estamos”.

Por su parte, el del 19 de septiembre de 2017, por haberse gestado al este de la capital (en los límites entre Morelos y Puebla), hizo que la doctora Pérez se preguntara, ¿este tipo de movimientos pueden darse más al oeste? “Los resultados obtenidos tras varios análisis nos muestran que sí: bien podría repetirse un sismo de ese tipo, pero con un epicentro mucho más cercano a la Ciudad de México. Ése es un punto al que deberíamos prestarle atención”.

A decir de la doctora Xyoli Pérez, ésta es una de las tareas más importantes del Sistema Sismológico Nacional: monitorear la sismicidad del país de manera oportuna, eficaz y con poca incertidumbre para, a partir de eso, generar conocimiento. “Es un poco como aquello que aprendí de niña, tenemos preguntas, muchos datos enfrente, y con ellos debemos intentar construir respuestas”.

El lastre de los mitos

Durante la gestión de la doctora Pérez, el Servicio Sismológico Nacional ha intentado acercarse al público mediante las nuevas tecnologías y, por ello, desde junio de 2017 mantiene al aire el proyecto Platicando con un Sismólogo, en el que, a través de streamingvía Facebook, un experto responde en vivo a las preguntas que le formulan multitud de internautas desde sus casas.

“La idea era romper con esta tendencia monolítica de emitir todo vía boletines; ello nos impide ver si la gente asimiló la información y tomarle el pulso a la efectividad con que comunicamos. Este proyecto nació tres meses antes de los sismos de septiembre y, sin proponérselo, poco después se convertiría en un vehículo para canalizar las inquietudes de la gente tras los temblores. El interés era tanto que cuando iniciamos teníamos una audiencia de unos pocos miles, después de los sismos este número rebasó los dos millones”.

Esta labor de divulgación es crucial —asegura la doctora Pérez Campos— pues a pesar de que desde 1985 se realizan simulacros de forma regular y se habla cada vez más de estos temas en escuelas y centros de trabajo, han pasado ya casi 35 años y seguimos perpetuando muchos equívocos y mitos sin fundamento.

“Todavía confundimos magnitud con intensidad (la primera refiere al tamaño del evento y la segunda describe qué tan violento fue el movimiento en un lugar en específico) y aún creemos que los sismos se clasifican en oscilatorios y trepidatorios (eso sólo apunta a cómo se mueve el terreno; la clasificación se hace de acuerdo a su origen). No obstante, hay mitos aún más extraños que relacionan a estos fenómenos con la actividad solare incluso hay quienes aseveran cosas tan temerarias como que en septiembre tiembla más”.

A fin de evitar que estos bulos se propaguen por el boca a boca y como una medida para erradicarlos el SSN ofrece un diplomado para profesores de bachillerato. “Llevamos ya dos generaciones de graduados y estamos por lanzar una versión en línea a fin impartir el curso en América Latina. La idea es instruir a los docentes para que ellos transmitan dichos conocimientos a sus alumnos. Somos un país con una alta actividad sísmica y por eso no podemos permitirnos la mala información. Suena ambicioso, pero creemos que incidir desde ya en las nuevas generaciones es la mejor estrategia para tener, dentro de pronto, una sociedad mucho más preparada y resiliente”.

La doctora Xyoli Pérez se describe como una mujer a quien los planes le sobran. “Desde niña he sido de esas personas que si se fijan una meta no se detienen hasta alcanzarla; eso ha marcado mi carrera y vida. Por lo pronto uno de mis compromisos en puerta es con Standford; cuando me dieron el premio accedí a ir a California para charlar con sus alumnos y dejarlos plantearme sus inquietudes y dudas. Se puede decir que será como lo que hacemos desde 2017 con los streamingsde Platicando con un Sismólogo; sin saberlo, el SSN me estaba preparando ya para ese tipo de dinámicas”.

Universidad Autónoma de Madrid galardona a Carmen Rovira

  • Carmen Rovira, académica de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, recibió la Medalla de la Universidad, máxima distinción que otorga la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) a un académico. La ceremonia de entrega se celebró en España el jueves 30 de mayo, en un acto solmene en el que intervino el rector de la UAM, Rafael Garesse, acompañado por otras autoridades de dicha universidad.Aunque no pudo viajar a España para recibir esta distinción, el galardón es un reconocimiento a la amplia trayectoria académica de Carmen Rovira, quien era una niña cuando salió de España en el exilio rumbo a México a causa de la Guerra Civil. A través de un video se dirigió al público asistente en el que, aparte de mostrar su agradecimiento, destacó que ser reconocida por una universidad española “a la que quiere, respeta y admira”, es significativo.El galardón fue recibido por José Luis Mora García, profesor emérito de la Facultad de Filosofía y Letras de la UAM y estudioso de la labor intelectual que tantos académicos exiliados, como Carmen Rovira, han desarrollado en la UNAM.  La medalla será entregada personalmente a Rovira en una ceremonia que se llevará a cabo el próximo verano en Ciudad Universitaria.El rector de la UAM, Rafael Garesse, destacó que esta distinción estrecha los lazos de dos universidades como la UAM y la UNAM a través del estudio del pensamiento filosófico. Además, el premio coincide con la conmemoración de los 80 años del exilio republicano español en México.

Cecilia Noguez, primera directora del Instituto de Física

Cuentan que cuando la profesora María Esther Ortizcoincidía con su amiga Alejandra Jáidaren algún pasillo de CU, siempre le hacía la misma broma “si no te me hubieras adelantado por semanas yo sería la primera física mexicana, no tú”. Ambas obtuvieron el título en 1961 y las dos fueron clave para que el Instituto de Física (IF) fuera lo que es hoy. Sin embargo, en los 80 años de vida de dicha entidad y de las muchas y destacadas científicas que han pasado por sus laboratorios, ninguna mujer había estado al frente del IF, hasta ahora.

Sobre lo que le representa haber sido designada como su primera directora(ostentará el cargo hasta 2023, con posibilidad de repetir un periodo), la doctora Cecilia Noguez comparte: “Este nombramiento llega justo cuando debe, no antes ni tampoco después”.

Sin embargo, la académica está consciente de que México ha sido un país que ha puesto trabas al desarrollo de las mujeres desde hace mucho, por lo que ella, desde su trinchera, intenta revertir este escenario y, por lo mismo, se ha dedicado a hablar con niñas y adolescentes sobre lo que implica ser una científica en pleno siglo XXI, a compartir su experiencia en el campo y a desmontar mitos.

“Caemos en muchos lugares comunes, a veces nos describen a la manera de Sheldon Cooper, es decir como sujetos graciosos y desconectados de la realidad, y otras como en los cómics, donde nos pintan como locos y malvados que quieren conquistar el mundo. Me gusta charlar con las nuevas generaciones y mostrarles que no es así, que llevamos vidas interesantes y, al mismo tiempo, tan normales como la de cualquiera”.

Por esta razón Cecilia Noguez forma parte —desde 2017— de NiñaSTEM Pueden, una iniciativa auspiciada por la SEP y la OCDE encaminada a despertar el interés de las menores por temas relacionados con la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM es un acrónimo formado por las iniciales de dichas áreas del conocimiento, pero escritas en inglés).

“Para lograr esto es preciso entablar un diálogo con los padres, pues muchas veces son ellos quienes aconsejan a sus hijas buscar otras opciones. No es raro que crean que las mujeres deberían dedicarse al cuidado de las personas, a casarse, al hogar y a la crianza de niños, y no a las ciencias. Este proyecto me ha permitido mostrarles que lo que suponen no necesariamente es cierto”.

Y pese a todas estas objeciones —añade la académica—, lo que más desalienta respecto a la ciencia no tiene que ver con el género. “A mi parecer algo que hace muchos ni siquiera consideren involucrarse con estas disciplinas es la suposición de que sólo son para genios. Quien quiera dedicarse a esto no necesita un IQ altísimo, pero sí perseverancia y que le guste mucho lo que hace. Siempre busco dejar esto en claro cada que hablo con niñas y adolescentes”.

Sobre la huella de las mujeres mexicanas en la física, la profesora Noguez dice que sólo basta con caminar por el IF y ver que el auditorio de la biblioteca lleva por nombre Alejandra Jáidar, o considerar que por su trabajo en reacciones nucleares María Esther Ortiz fue reconocida por la UNAM como Investigadora Emérita. “A ambas les tocó estudiar en tiempos en que se decía que estas profesiones eran sólo para hombres y, sin importarles eso, se convirtieron en las primeras físicas de México, abriéndonos camino —desde hace 58 años— a todas las que vendríamos después”.

Hacia nuevos horizontes

Sobre la responsabilidad que se le ha encomendado como primera directora del IF, Cecilia Noguez destaca que buscará apuntalar lo logrado y que, al mismo tiempo, hará todo lo posible por ampliar los horizontes y alcances del trabajo realizado en la entidad.

“Somos el instituto del Subsistema de Investigación Científica con más investigadores y, quizá, el más importante a nivel nacional. Ya somos un referente en México y deseamos ocupar un lugar similar en el mundo, aunque eso sólo lo lograremos si realizamos trabajos más profundos y de mayor rigor, y por ello no me refiero a la cantidad, sino a generar conocimiento que haga avanzar a la ciencia”.

Parte de la agenda que se ha autoimpuesto la profesora Noguez para su gestión de cuatro años es la de promover plataformas en las que los integrantes del IF puedan desarrollar estudios con mayor impacto global y relevantes para la física moderna.

Asimismo, buscará que el IF siga siendo un espacio en el que las mujeres puedan crecer y dar cauce a sus intereses, trátese de académicas tan reconocidas como Ana María Cetto o Rocío Jáuregui, o pertenecientes a nuevas generaciones como Mariana Vargas, cuyo trabajo ha ayudado a esclarecer qué pasó en el primer segundo del universo, justo después de explotar el Big Bang.

“Yo, dentro de la UNAM, nunca sentí adversidad para desarrollarme como científica, pero estoy consciente de que afuera, en la vida cotidiana, eso es diferente. El escenario ha ido cambiando y ahora es el propicio para que esté yo aquí, pero las trabas que se le ponen a las mujeres aún persisten. Nosotros aquí, desde el instituto, queremos ser parte de ese cambio y ayudar a derribar esas barreras”.

La inteligencia artificial no se parece a la humana

El 28 de febrero de 2015, un programador afroamericano llamadoJacky Alciné tuiteaba con evidente molestia: “Google Photos, ¡están jodidamente mal! Mi amiga no es un gorila”, después de que un sistema de Inteligencia Artificial (AI, por sus siglas en inglés) determinara que quien aparecía junto a él en una de sus selfiesno era una mujer de piel oscura, sino un gran simio de montaña.

Por ser gente negra la mal identificada en breve se hicieron acusaciones de racismo e incluso hubo quien aseveró que tales errores jamás se darían con caucásicos. Al día siguiente Yonatan Zunger, entonces ingeniero de Google y hoy jefe de la oficina de Ética de la empresa Humu, salió a aclarar: “¡Ojalá fuera así! Hasta hace poco nuestro algoritmo confundía a los individuos blancos con perros y focas. ¡El aprendizaje automatizado (machine learning) es difícil!”.

Sobre este punto el profesor Tom Froese, del Instituto de Investigaciones en Matemáticas Aplicadas y en Sistemas (IIMAS) de la UNAM, explica que, aunque nos fiamos demasiado de la AI, ésta tropieza y se va de bruces con más frecuencia de lo esperado pues, a diferencia de la inteligencia humana, ella opera con base en patrones y no entiende de lo subjetivo ni de significados.

“Tomemos un uno y un cero; para nosotros pueden representar los 10 años de nuestro sobrino, los miembros de una familia o las cuadras que faltan para llegar a casa, pero una computadora no sabe si estos números se refieren a una edad, a los pixeles de una postal o al dorsal que porta un futbolista en su camiseta. Para ella sólo son un uno y un cero a secas, y es incapaz de asignarles significado, algo que los humanos hacemos en todo momento y sin reparar en ello”.

En su artículo The Problem of Meaning in AI and Robotics: Still with Us after All These Years(recién publicado en la revista Philosophies, del MDPI y escrito en colaboración con Shigeru Taguchi, de la Universidad de Hokkaidō, en Japón), Froese disecciona una de las creencias más extendidas sobre la AI: la de que, por sus grandes avances en tan poco tiempo, en breve la inteligencia artificial será equiparable a la humana. “Mi postura aquí es de escepticismo, en especial tras verla fallar en aspectos donde nosotros no lo haríamos”.

Para entender por qué yerran hasta los algoritmos más sofisticados, el académico pone de ejemplo a GoogLeNet, un sistema de AI que reconoce imágenes a través de redes neurales convolucionalesy que, de tan efectivo al hacer su tarea, ha habido quienes aseguran que en realidad entiende lo que está viendo. “¿Aunque puede hacerlo o simplemente nos gusta creer eso?”, pregunta Tom Froese.

“Dicho sistema es constantemente entrenado mediante aprendizaje profundo (deep neural learning), es decir, es puesto en contacto con millones de fotografías de donde obtiene patrones útiles para clasificar y, por lo mismo, se dice que ‘aprende’. Pero si introducimos una mínima alteración en la imagen que está por analizar podemos hacer que falle en grande y que ni siquiera se dé cuenta de ello”.

En un experimento reciente se mostró que al tomar el retrato de un panda que GoogLeNet ya había identificado como tal, si a éste se le sobreponía una pequeña matriz de ruido (imperceptible al ojo y similar a la nieve producida por un televisor que no capta frecuencia), el sistema se confundía tantoque, de súbito, declaraba, y con una certeza de casi 100 por ciento, que la figura era de un gibón.

“Para nosotros no hay duda de que es un oso blanco y negro, aunque el algoritmo insista en que es un primate marrón, y hay ejemplos igual de curiosos, como el de la foto de un monoen medio de una junglaa la que se le sobrepuso con Photoshop una bicicleta y una guitarra: por considerar que se trataba de un animal sobre un vehículo, la AI determinó que se trataba de un humano, y como detectó algo que genera música en donde hay una vegetación espesa y ramas, el sistema tomó a ese instrumento de cuerdas por un pájaro”.

“Todo esto hace evidente que la AI no entiende lo que ve, por más que haya quienes argumenten lo contrario. Ella busca patrones y, con tan sólo introducirle información que cause disturbios en su lógica interna nos dará respuestas irracionales y carentes de sentido”.

El caso de Jacky Alciné que acaparó tantos titulares hace cuatro años obligó a Google a plantearse la forma más efectiva de evitar otro escándalo de opinión pública como ése. ¿Qué ajustes aplicaron para que su algoritmo no volviera a clasificar personas como simios? La decisión de los ingenieros fue borrar las categorías “gorila”, “mono” y “chimpancé”de Google Photos, y ya no hicieron nada más.

El juego de la imitación

La inteligencia artificial comienza a tener presencia en todos lados: en nuestros celulares en forma de asistentes personales, en la TV recomendándonos una serie de Netflix, derrotando al campeón mundial humano de ajedrez o vendiendo artículos en la red. “Incluso se cree que en breve estará detrás del volante de vehículos autónomos, es decir, de carros que se conducen solos, pero ¿podemos confiar en una AI que aún confunde guitarras con aves?”.

A decir de Froese, pareciera que nuestra obsesión por saber hasta dónde llegará esta tecnología nos hace olvidar un asunto quizá más crucial que el de anticiparnos al futuro: el de sus límites. “Esta interrogante tiene demasiadas aristas filosóficas; quizá por ello nuestro artículo terminó por publicarse en una revista de filosofía”.

Para el académico, reflexionar sobre esto puede llevarnos a conocer más de nosotros como especie, pues no hay una teoría madura sobre el funcionamiento del cerebro y, por lo mismo, aunque insistamos en señalar semejanzas entre la inteligencia artificial y la humana, aún ignoramos los mecanismos de nuestra conciencia, los de la experiencia o los de cómo otorgamos significación a las cosas y, por lo mismo, somos incapaces de replicar eso en un sistema artificial.

“Justo ahí es donde se dibujan los límites de la AI, en no saber cómo enseñarle a ir de un patrón a su significado. Ello no debería desanimarnos, pero sí hacernos mantener cierto escepticismo y a quitarnos esa tendencia a antropomorfizar la inteligencia artificial y a creer que en nuestro porvenir hay terminatorsy cosas por el estilo”.

Para entender por qué las máquinas dan la impresión de pensar cuando en realidad lo que hacen es seguir patrones, Tom Froese cita el experimento mental de la habitación china —propuesto por el filósofo John Searle en 1984—, en el que un hombre es encerrado en un cuarto sin más contacto con el exterior que una ranura por donde le deslizan notas con caracteres chinos a los cuales —aún siendo ininteligibles para él— siempre responde con sabiduría.

“El sujeto enclaustrado habla otra lengua y no entiende de sinogramas, pero a su lado tiene una libreta con instrucciones donde se le indica que, si ve tal figura, él debe dibujar otra (y se le detalla cual), para luego pasarle dicho trozo de papel a alguien que aguarda fuera. Lo paradójico es que quien espera en el exterior no está al tanto de esta compleja secuencia de protocolos y, al recibir una contestación tan sensata a su pregunta —sea cual fuere— no puede más que exclamar, ¡qué persona tan más inteligente hay ahí dentro!”.

El primero de octubre de 1950 el padre de la computación, Alan Turing, preguntaba desde la página 433 de la revista Mind:¿pueden las máquinas pensar?, a lo que el profesor Froese responde con un tajante no. “Mucho de lo que nos sorprende de la AI, como que se anticipe a nuestros deseos, se debe a que hoy tenemos una cantidad apabullante de datos de usuario, los cuales son un espejo de nuestra interacción con, por ejemplo, plataformas de música, y sirven para establecer patrones. Por ello, la siguiente vez que Spotify nos sugiera escuchar algo de Pink Floyd no se debe a que entienda de rock o a que nos lea la mente; tan sólo es que su algoritmo sigue instrucciones muy precisas, tal y como hacía aquel hombre de la habitación china”.

El problema del determinismo

Para la física clásica existe un principio de localidad, el cual establece que un objeto sólo puede verse afectado por su entorno cercano, mientras que para la física cuántica es plausible que dos partículas se influyan instantáneamente incluso estando separadas por años luz. Dicho entrelazamiento hace casi imposible establecer relaciones de causa efecto y nos deja con universo de conducta aparentemente aleatoria. Esta idea desconcertaba tanto a Einstein que llegó a tildarla de “acción fantasmagórica a distancia” y lo llevó a acuñar la tan célebre frase de “Dios no juega a los dados”.

“Hoy la física comienza a aceptar que no todo evento de la naturaleza puede explicarse a cabalidad, algo que contradice la manera en que la inteligencia artificial ve al mundo, pues para ella éste es un sistema cerrado. Aún hay quienes aseveran que —al menos a nivel macroscópico— las cosas se comportan con la predictibilidad de bolas de billar chocando entre sí sobre una mesa de paño verde. Sin embargo, al hablar de organismos vivientes, y en particular de seres humanos, esto ya no es tan evidente; por ello la psicología, más que una disciplina determinista, es una ciencia estadística”.

Sobre este punto, el doctor Froese señala que si le pedimos a un individuo presionar uno de entre una decena de botones, de entrada no podremos anticipar su elección, y si después le solicitamos una explicación de lo que hizo jamás nos dará causas objetivas (como mencionar los procesos cerebrales necesarios para oprimir un interruptor o enumerar los músculos que empleó para ello), sino que apelará al sentido y a los significados de su acción.

“Todo sistema computacional es cerrado tanto en lo causal como en lo operacional y, por ende, es determinista”, señala el profesor Froese, para luego agregar que ése es justo el bache en el que la AI se ha entrampado. Para sacarla de ahí, agrega, una vía sería dotarla de un poco de esa flexibilidad tan característica de los seres vivos.

“Si queremos que la inteligencia artificial se parezca más a la nuestra es preciso crearle un nuevo marco donde tengan cabida lo impredecible y algo de caos, pues ambas son muy diferentes entre sí y esto es porque, en la última, no hay sentido y tampoco significado”.

No obstante, Tom Froese advierte que este punto acarrea una gran paradoja, ya que para que una máquina posea una inteligencia equiparable a la de una persona lo primero sería despojarla de su determinismo y esto iría contra nuestros deseos, ya que nadie quiere sistemas que se comporten de forma aleatoria. “Aún nos falta algo… darle dirección subjetiva probablemente, dotarla de intención quizá”.

En la cinta Sólo los amantes sobreviven, el protagonista, un músico de nombre Adam, le expone a su compañera Eve en qué consiste la “acción fantasmagórica a distancia” de Einstein y le dice: “Al separar partículas entrelazada, si alteras o afectas a una la otra se verá idénticamente alterada o afectada, incluso en polos opuestos del universo”. No sería raro que una inteligencia artificial colocara esta cinta de Jim Jarmusch entre nuestras recomendaciones de Netflix si gustamos de las películas de vampiros, lo extraño sería que nos explicara la frase anterior, pues para la AI algo así no tiene sentido.

Una tecnología más humana

El 23 de marzo de 2016, pocas semanas antes de que Trump lanzara su campaña presidencial, Microsoft puso a funcionar en Twitter la cuenta @TayandYou, manejada por una AI bautizada como Tay, la cual debía aprender cómo se comunican las personas entre sí y responder de forma divertida a sus comentarios. El experimento sólo duró 16 horas porque, tras un breve contacto con los humanos, el chatbotcomenzó a publicar tuits racistas, xenófobos, antifeministas y de admiración a Hitler.  En uno de sus mensajes se leía “tranquilos, soy alguien agradable; tan sólo odio a todos”, y en otro “vamos a construir el muro y México pagará por él”. En menos de un día la compañía de Bill Gates decidió bajar el switchde Tay para siempre.

Parte del problema, como apunta Tom Froese en su artículo, es que las máquinas trabajan siguiendo patrones formales a rajatabla (lo que a veces conduce a resultados desastrosos como los de @TayandYouy sus tweetsofensivos, o como los de GoogLeNet y su confusión con las fotos). Ello, argumenta el académico, entraña un dilema ético muy serio si consideramos que muchos aspectos de nuestra vida comienzan a ser controlados por estos sistemas carentes de sentido.

“La IA es una inteligencia seca, sin empatía e incapaz de entender nuestras metas, intenciones y deseos y, sin embargo, cada vez dependemos más de sus predicciones. Ya es una presencia constante en los mercados de finanzas y comienza a verse su mano en la manipulación de elecciones a través de botsen redes sociales. Le estamos dando cada vez más responsabilidad sobre nuestras vidas a una maquinaria que, en realidad, no sabe nada de nosotros y eso es un asunto que no deberíamos pasar por alto”.

Y es que para el doctor Froese esta amenaza supera a las planteadas en las producciones de hollywoodenses, “pues en esas cintas al menos es factible dialogar con los robots, convencerlos de que no nos hagan daño e intentar enseñarles sobre el bien y el mal, pero con las máquinas que tenemos en la actualidad eso es imposible”.

Lo que le faltaría a la AI —explica el académico— es cierto indeterminismo para realmente dar oportunidad y responsabilidad al sentido, al significado. Como no tenemos eso debemos reflexionar sobre el espacio que le estamos dando en estos días.

“No podemos prescindir de la tecnología ni insinúo nada parecido, pero quizá sí imaginar un escenario en el que las máquinas, en vez de decidir por nosotros, nos ayuden a llevar una mejor vida y a interactuar más con el mundo. Esa visión me parece mucho más sana y defendible, tanto desde la ciencia como desde la filosofía”.

UNAM España rinde homenaje a Pitol y Del Paso

Sergio Pitol y Fernando del Paso,  galardonados con el Premio Miguel de Cervantes, fueron recordados en Madrid a través de dos homenajes póstumos celebrados en el mes en que se entrega el máximo reconocimiento a las letras en lengua española.

A un año de su muerte, Casa de América acogió el homenaje dedicado a Sergio Pitol en el que se le recordó como lector, traductor, viajero y diplomático. En el encuentro participaron algunas de las personas que mejor le conocieron como Juan Villoro, Jorge Herralde y Mercedes Monmany. El homenaje fue presentado por Jorge F. Hernández, escritor y director del Instituto de México en España.

“Fue un autor que cambió mi vida como maestro y como amigo”, aseguró Villoro quien señaló que la enfermedad jugó un papel fundamental en la obra de Pitol y como lector “una larga enfermedad lo llevó a aliviarse de la soledad gracias a los libros”.

Para Villoro, el escritor de Vals de Mefisto fue el viajero de la “errancia sin fin” del que dijo que “el viaje más arriesgado que podía tener era al fondo de sí mismo, explorándose como si se desconociera”. Y es que la memoria propia es también un elemento fundamental en su obra, resaltó Villoro, que “esta capacidad de entender su propio pasado como una zona abierta a la escritura, creo que es una de las mayores contribuciones a la lengua hispanoamericana”.

Por su parte, Mercedes Monmany aseguró que Pitol fue muy querido y leído en Madrid y Barcelona. Recordó que tuvo contacto con él al final de la década de 1990 cuando, dentro de la colección La rama dorada que dirige en la editorial Huerga y Fierro, se publicó Pasión por la trama, obra en la que se muestra esa devoción que Pitol tuvo con la novela como género. Según Monmany la narración sería para él un “fascinante puzzle, un género proteico, generoso y con un entramado de ideas inagotable”.

Jorge Herralde recordó la entrañable amistad que entabló con Sergio Pitol, en la que aseguró que siempre estuvieron presentes las risas. Encomió la calidez humana del que fuera galardonado con el Premio Cervantes en 2005. Aseguró que cuando Pitol ganó en 1984 el Premio Anagrama por la obra El desfile del amor, se inició el reconocimiento del autor en México.

Además, dijo que con la publicación de la Trilogía de la memoria se inauguró un nuevo género literario híbrido del que, junto con el autor italiano Claudio Magris, se convierte en pionero.

Homenaje a Fernando del Paso

El segundo homenaje fue acogido por el Instituto Cervantes y organizado en colaboración con la UNAM España. En el acto intervinieron el escritor y periodista, Juan Villoro y la filóloga y coordinadora de UNAM Alemania, Adriana Haro. A ellos se unieron el director de la UNAM España, Andrés Ordóñez y el del Instituto Cervantes, Luis García Montero.

“Fernando del Paso tiene la máxima consideración y es un clásico de la cultura en nuestra lengua”, aseguró Luis García Montero, quien además destacó que la literatura delpasiana es “muy ambiciosa, ya que convertía cada obra en una celebración del relato”. Recalcó que la investigación fue muy importante en el proceso creativo del escritor visible en el manejo del lenguaje y en el relato histórico.

Por su parte, Juan Villoro subrayó la versatilidad de Del Paso como escritor ya que se adentró en diferentes géneros literarios, incluso, publicó junto con su esposa un libro de cocina.

Villoro aseguró que el autor de Palinuro de México creaba genealogías de cada tema que tocaba en su escritura, con ello mostró su “capacidad enciclopédica” para entender el mundo.

Para Adriana Haro “el planisferio de las literaturas del mundo se consolidan y encuentran el crisol ideal en la obra de Fernando del Paso”.  Como germanista, Haro señaló que el autor acudió a escritores como Karl May y Franz Werfel para la construcción de Noticias del Imperio, obra de la que “hay un discurso histórico bien integrado con la narrativa literaria”.

Finalmente, Andrés Ordoñez recordó la gran calidez humana de Del Paso. Además, acotó que desde la publicación de su primera obra Sonetos de lo diario, se hacía evidente la cercanía que cultivó con la tradición literaria española, de la que fue un gran conocedor.

 

De aquí a 100 años, la cantidad de ciclones tropicales se elevará casi al doble

Cada año México es golpeado —en promedio— por cinco ciclones y esto es algo normal; sin embargo, hemos detectado una tendencia al alza que hará que, con mucha probabilidad, en aproximadamente un siglo esta cifra se eleve a nueve, advierte Martín Jiménez Espinosa, subdirector de Riesgos por Fenómenos Hidrometeorológicos del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred).

Sobre este incremento, señala: “Ello puede relacionarse con el cambio climático, porque estos ciclones se alimentan del calor, y si —como nos dice la teoría— el mar guarda un poco de éste y al mismo tiempo el ambiente se calienta a nivel global, eso explicaría su aumento en número o intensidad.Sin embargo, aún ignoramos por qué recurvan en el Océano Pacífico o por qué nos impactan por el Atlántico; ello será tema a estudiar y debatir por los expertos”.

Por esta razón, el doctor Jiménez subraya que debemos estar listos para encarar estos fenómenos por el mero hecho de su inevitabilidad. “No se trata de ver si uno nos golpeara (como muestran los números, al menos un par lo hará), sino de estar preparados para cuando suceda. Me gusta comparar esto con un sismo por darnos una perspectiva adecuada, pues nadie puede decirnos el día ni el lugar de gestación del próximo, ni tampoco su intensidad, pero ello no es excusa para no saber qué hacer una vez llegado el momento”.

Apenas el 15 de mayo el Servicio Meteorológico Nacional anunció, durante una reunión en Zihuatanejo, que este año será más activo en cuanto ciclones, con un estimado de 33 (en el Océano Pacífico el promedio es de 15, pero este año se registrarán 19, mientras que en el Atlántico, donde la media suele ser de 12, en esta ocasión habrá 14), y de todos ellos nueve van a ser huracanes mayores, es decir con viento que pueden ir desde los 179 kilómetros por hora hasta superar los 250 (grados 3, 4 o 5 en la escala Saffir-Simpson).

“La gente suele pensar que es poco probable que nos impacte un ciclón y no podrían equivocarse más, porque eso sin duda pasará. Por eso lo más importante es ubicar en qué situación se encuentra su comunidad dentro del Atlas Nacional de Riesgos (mapa supervisado por el Cenapred), tener un plan de contingencia y estar atentos a todos los avisos emitidos por las autoridades”.

Naturaleza en movimiento

Todavía hasta finales de los años 60, los huracanes se clasificaban en fuertes y débiles hasta que el ingeniero Herbert Saffir —inspirado en lo que hizo Charles Richter para clasificar los temblores— propuso una gradación que va del uno al cinco, según el impacto de los vientos, la cual fue perfeccionada por Robert Simpson, quien incluyo los potenciales daños causados por oleajes e inundaciones.

“Antes que nada es importante entender que un ciclón es una masa de aire cálido (se forma en el mar cuando la temperatura sobrepasa los 26°C) con vientos que se arremolinan en torno a un centro y que, según su velocidad, se dividen en tres tipos: si es menor a 63 kilómetros por hora se trata de una depresión y si es mayor, es una tormenta tropical; al rebasar los 118 hablamos ya de huracanes”.

Sobre los daños que pueden causar estos fenómenos, el doctor Jiménez recordó al tristemente célebre huracán Mitch (de categoría cinco), que con sus vientos de 290 km/h, en 1998 causó decenas de miles de decesos en Centroamérica y el cual fue considerado “la tragedia más grande del siglo XX para Honduras”, pues además de causar un alto número de fallecimientos, destrozó el 85 por ciento de la infraestructura del país, a tal grado que el 5 de noviembre, una vez hechas las evaluaciones pertinentes, el diario hondureño El Heraldodaba como su titular a ocho columnas: “¡Retrocedimos 50 años!”.

“El huracán también pegó aquí, en la península de Yucatán, y provocó muertes. Fue hasta el 2000 cuando adoptamos nuestro Servicio de Alerta Temprana para Ciclones Tropicales(SIAT-CT), el cual se basa no sólo en la Saffir-Simpson, sino que integra otra escala, la ‘de Circulación”, que considera el tamaño del fenómeno para evaluar el riesgo con anticipación, y clasifica el peligro acorde a cinco colores escalables (del azul al rojo). Dos años suenan a muy poco, pero de haber contado el SIAT-CT en el 98, Mitchno nos hubiera sorprendido y hubiéramos tenido no horas de antelación, sino días para prepararnos y reaccionar”.

A dos décadas de la puesta en marcha del SIAT-CT —explica Martín Jiménez—, se ha notado una drástica disminución de decesos entre la población por estas catástrofes, aunque las cifras de pérdidas materiales han aumentado, lo cual se explica por el aumento demográfico y que cada vez hay más personas viviendo en las costas por ser zonas con una actividad económica intensa y relevante.

“Sin embargo, el Servicio es aún perfectible y debemos apuntalar muchos aspectos, como vimos en 2013, cuando el huracán Manuelnos llegó por el Pacífico, mientras que Ingridhacía lo mismo por el Golfo he hizo de nuestro país un sándwich. Quizá el evento más trágico de ese año sea el de la comunidad de La Pintada, sepultada por los deslizamientos de tierra aparejados a las lluvias torrenciales. Para que algo así no se repita, estamos por incorporar al SIAT-CT un módulo de alertamiento por inestabilidad de laderas”.

Entre los vientos de invierno y el sueño de primavera

Y tras hablar de todos los peligros que implica vivir en una zona de ciclones, me parece que debemos mencionar lo bueno y por qué más que vivir con miedo de estos fenómenos, lo conveniente es aprender a convivir con ellos porque nos hacen un bien, indica Martín Jiménez.

“Debemos considerar que nos traen lluvias, tan importantes para la agricultura, además de que llenan nuestras presas, recargan los acuíferos y evitan algo mucho peor para el país que el impacto de muchos huracanes: la sequía, que haría de México un desierto”.

Por ello, el llamado a la población es a estar lista y a colaborar con las autoridades en caso de emergencia. “La nobleza de los ciclones es que son muy precisos: se presentan en una ventana que se abre el 15 de mayo y se cierra el 30 de noviembre. Eso nos permite tomar precauciones, pero no implica que debamos bajar la guardia, pues una vez terminada esa temporada comienza la invernal, y con ella vienen los frentes fríos. La vigilancia realizada aquí es de 24 horas todos los días del año; como se ve, éste trabajo nunca termina”.

Protegernos de un huracán está en nuestras manos

Cada año llegan a México, en promedio, cinco ciclones tropicales y eso nos obliga a estar listos ante estos eventos. No podemos vaticinar la fecha, su intensidad ni dónde impactarán —“dejemos eso para las bolas mágicas de cristal”—, pero al igual que con los sismos debemos saber cómo reaccionar cuando un huracán golpee a nuestra puerta, indica Martín Jiménez Espinosa, subdirector de Riesgos por Fenómenos Hidrometeorológicos del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred).

A fin de proceder de manera oportuna lo primero, expuso el doctor, es determinar los peligros latentes de la zona donde vivimos y, para, ello lo mejor es consultar el del Atlas Nacional de Riesgosdel Cenapred. “Y es que en cuanto a los huracanes es preciso considerar no sólo las lluvias, vientos o inundaciones, pues hay otros elementos que implican un riesgo elevado y que con frecuencia soslayamos, como la inestabilidad de las laderas, capaces de sepultar poblados, como pasó en 2013 en la comunidad de La Pintada, en Guerrero”.

Para acometer esta tarea de la manera más efectiva, desde el año 2000 México cuenta con un Servicio de Alerta Temprana para Ciclones Tropicales(SIAT-CT), el cual consta de un semáforo de cinco colores que va del azul al rojo, los cuales se escalan o desescalan dependiendo de si un huracán se aproxima a territorio nacional o si se aleja, marcando las pautas de lo que, tanto a la ciudadanía como a las autoridades, compete.

“Cuando detectamos un fenómeno que no necesariamente golpeará nuestras costas estamos en color azul (peligro mínimo) y si se acerca encendemos la luz verde (peligro bajo). Cuando la llegada del huracán es inminente entramos en fase amarilla (peligro moderado) y si la alerta sube a naranja (peligro alto) entonces estamos a un día del impacto y debemos evacuar. Si se activa el color rojo (peligro máximo) significa que el ciclón impactará en pocas horas y que todos deben estar a resguardo en un refugio seguro y bien avituallado”.

Una vez pasado el ciclón, este proceso se da en sentido inverso, es decir, las autoridades evalúan los daños y la gente gradualmente sale de los albergues y regresa a sus casas, al tiempo que el semáforo va pasando —escalonadamente— del rojo al azul.

A decir del doctor Jiménez, en sus 20 años de funcionamiento el SIAT-CT ha mostrado ser muy efectivo en su misión de preservar vidas humanas, al grado que muchas naciones de Centroamérica se han acercado a México para pedir asesoría sobre esta estrategia de protección civil. “Antes no teníamos algo parecido y nuestro tiempo de respuesta era muy limitado, a veces de horas. Esto es un gran avance, pero para que el Sistema de Alerta Temprana funcione como debe necesitamos de la colaboración ciudadana”.

¿Qué puede hacer la ciudadanía?

La página del Cenapred tiene un apartado de publicacionesen donde, quien lo desee, puede descargar de manera gratuita carteles, trípticos y fascículos sobre ciclones tropicales y otros fenómenos, los cuales además de en español pueden ser consultados en lenguas indígenas o en idiomas como el inglés, francés o japonés.

“El conocimiento puede salvar vidas y por eso es crucial saber desde antes si el lugar donde vivimos en proclive a inundaciones costeras o a deslizamientos de terreno. También debemos aprender a desalojar nuestras viviendas en cuanto lo indique la autoridad, a movilizar con rapidez a personas con discapacidad —si es que las hay en nuestra familia— e incluso a transportar a nuestras mascotas para no dejarlas solas. No improvisar nos deja margen para actuar”.

Para el doctor Martín Jiménez Espinosa, algo que todo mundo debería hacer ante la primera señal de contingencia es resguardar sus documentos más valiosos y alistar una mochila en la que vayan no sólo estos papeles, sino agua, víveres, pilas y, si entre nuestros familiares hay alguien con alguna enfermedad crónica, medicinas.

“Hasta ahorita hemos mencionado acciones que uno debe realizar de botepronto, pero hay muchas otras que se pueden prever desde antes y que pueden aminorar pérdidas en nuestro patrimonio e incluso evitarlas, como podar nuestros árboles al empezar la temporada de ciclones, sujetar los tanques de gas y anclar los tinacos y, si nuestra vivienda es de materiales precarios como madera o láminas, sustituirlos —si es posible, claro— por mampostería”.

Y sobre todo, subraya el experto, es preciso erradicar un hábito nocivo que todos sabemos incorrecto y que seguimos practicando: el arrojar basura en las calles, pues además de ser antihigiénico es la principal causa de obstrucción de los drenajes y, por ende, la causante de inundaciones en nuestras colonias o barrios.

El doctor Martínez es enfático al señalar que los ciclones tropicales son inevitables y se repiten todos los años por lo que no podemos bajar la guardia, “por el contrario, debemos prepararnos para todos sus efectos, trátese de viento, oleaje, inundaciones costeras por marea de tormenta o lluvias, las cuales provocan anegamientos, crecidas de ríos, desbordamientos de cuerpos de agua e inestabilidad de laderas. México es propenso a todo eso.

“Saber que estamos en la temporada de huracanes y tener un estimado de cuántos ciclones tropicales habrá, más que una guía sirve para formarnos una idea de la actividad y energía con la que lidiamos. En vez de quedarnos con estas cifras lo mejor que podemos hacer es seguir, cada uno por nuestra cuenta, la trayectoria e intensidad de estos fenómenos para así determinar qué zonas resultarán afectadas; así jamás estaremos desprevenidos”.

UNAM Canadá promueve un espacio de intercambio cultural y musical

UNAM Canadá organizó el Encuentro Coral A una voz, espacio de intercambio cultural y musical entre coros aficionados mexicanos y canadienses, a donde asistieron 500 personas.

Se ofrecieron siete conciertos en espacios seleccionados de la región de Gatineau-Ottawa, en los que participaron coralistas e invitados especiales. El repertorio incluyó piezas de la cultura musical mexicana y canadiense, y tuvo como hilo conductor de las presentaciones el Huapango, del compositor mexicano José Pablo Moncayo, en una versión de coro mixto y piano a cuatro manos.

México, como país invitado al encuentro, fue representado por las agrupaciones Coral Femenino Harmonnía y el Ensamble del Instituto Cultural Alemán GoetheTres coros representaron a Canadá: Les Ritournellesde la ciudad quebequense de Longueuil y los coros de la ciudad de Gatineau: Les notes du Choeur, St. Mark the Evangelist Choir y el Coro de la UNAM Canadá.

Constituido en el 2015 con la intención de crear un espacio de difusión de la cultura mexicana y latinoamericana a través de la música, el Coro de la UNAM Canadá tiene como directora invitada a Ana Cristina Ramírez, de la Licenciatura en Educación Musical de la Facultad de Música de la UNAM, integrante del Programa de Prácticas Profesionales de la UNAM Canadá.

El concierto inaugural se realizó el 2 de mayo a las 18:30 horas en la Sala Sor Juana Inés de la Cruz de la sede. Alicia Mayer, directora de la UNAM-Canadá, destacó la tradición coral de ambas naciones y el Programa Coral Universitario de la UNAM.

Como parte de las conmemoraciones del 5 de mayo se realizó, en la Maison du citoyen de Gatineau, un espectáculo conjunto entre tres de los coros participantes en el encuentro y el ballet folklórico Aztlán, agrupación fundada en el 2002 que interpreta danzas tradicionales mexicanas.

Los días 8 y 9 de mayo tuvieron lugar otros dos conciertos, esta vez en la Église Portugaise Notre-Dame-de-Fatima, en Gatineau, a los cuales asistieron miembros de la comunidad portuguesa local y público en general.

El concierto de clausura del encuentro coral se realizó el 10 de mayo, en la capilla Mazenod de la Universidad de Saint-Paul, en Ottawa.  Las palabras de clausura estuvieron a cargo de la doctora Lorraine Ste- Marie, decana de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad de Saint Paul y de la doctora Alicia Mayer, quien agradeció a las instituciones que colaboraron para la realización del evento, así como a todos los coros y público participante.

En esta última presentación musical, los coralistas unieron sus voces para cantar primero el Huapango de Moncayo, y posteriormente, acompañados por el público, Hallelujah de Leonard Cohen y La complainte du phoque en Alaska, canción quebequense del grupo Beau Dommage, con letra y música de Michel Rivard.