Explora unam global tv
Explora unam global tv
explorar
Explora por categoría
regresar

Dientes rotos, crónica en video de cómo el box y el baile son la esencia misma del barrio

“Los combates se ganan o pierden lejos de los testigos y el ring, se deciden en el gimnasio y en el camino, mucho antes de subir al encordado y bailar bajo los reflectores”, decía Mohammed Alí, sugiriendo que entre el danzar y el pelear hay vasos comunicantes, un diálogo inacabado y una serie de semejanzas que nos hacen olvidar que una de estas actividades se realiza con el golpeteo de los pies sobre el suelo y la otra con el volar de los puños al aire.  

“Además, ambas marcan la identidad de los barrios de la Ciudad de México y, para mostrar al menos una faceta de esto, hice un video de cómo inciden en la vida de la Santa María la Ribera, donde la gente se da cita en la alameda vecinal —a un costado del Kiosco Morisco— para aprenderlas o perfeccionarlas”, señala Mauricio Limón, quien estrenó el corto Dientes rotos en el Museo Universitario del Chopo.

Los protagonistas de este filme son los Forasteros de la Salsa, un cuarteto de maestros de salsa y guaguancó, y Óscar Jesús Ocaña alias el Tierno, un hombre a quien el videoasta define como un personaje sacado de una cinta de Rocky, pues aprendió pugilismo en la cárcel para zafarse de las golpizas diarias y quien, al ser liberado, se dedicó a enseñar esta disciplina por el mero gusto de hacerlo.

Mauricio Limón se describe como un creador visual cuya obra depende tanto de sus intereses del momento como de sus circunstancias de vida, por lo que su obra bien puede saltar de la pintura a la instalación o del video al performance. “En esta ocasión lo que hice fue salir al barrio durante nueve meses, con cámara en mano, y registrar lo que me parecía útil para armar esta pieza, porque puede decirse que este video es producto de caminar por las calles sin mucho rumbo y perderse en las entrañas de la Santa María”.

Sobre la experiencia, el artista refiere que le dejó una honda huella, pues al iniciar se enfrentó a dos actividades que le interesaban muy poco y al terminar se descubrió capaz de bailar (“se me grabó en el subconsciente”) y también siendo muy amigo de un boxeador. “Han pasado años y aún sigo viendo a Óscar, quien me sorprende mucho ya que pese a moverse en entornos de mucha violencia no ha perdido su buen corazón ni ese carácter sentimental tan suyo que hace que la gente lo conozca no por su nombre, sino por el Tierno”.

¿Pero cómo alguien que no se emociona cuando combate el Canelo y que tampoco espera la llegada del viernes para ir al Salón Los Ángeles se comprometió a filmar un proyecto así? Todo empezó con una invitación del colectivo In/Site Casa Gallina a Mauricio Limón, quien vio en esto una oportunidad para explorar aspectos inherentes a la esencia humana. “No importa la cultura de la que hablemos, griegos, romanos o pueblos de Mesoamérica, este vínculo entre danza y pelea está en la raíz misma de todas las sociedades”.

Un popular comediante mexicano de los años 80, al representar a un personaje que, según él, encarnaba lo que debía ser un macho alfa de barrio, soltaba una tarabilla que en alguna parte decía “bailo tango, masco chicle, pego duro”, lo que de nueva cuenta refuerza lo que Mauricio plasma en su video, que en las colonias populares el danzar y el boxeo generan identidad y tienen importancias parecidas.

Para subrayarlo, en este cortometraje de 15 minutos se alternan, a manera de soundtrack, sonidos ambientales tomados tanto de las pistas de baile como de los gimnasios. “El crujir de los guantes de cuero, el rechinar de los zapatos al marcar el ritmo, los saltos de cuerda o las respiraciones agitadas son, en conjunto, un concierto”.

 No quiero caer en clichés —agrega el artista— y decir que bailar es una batalla y boxear una danza, pero lo que me queda claro tras filmar este video (que se proyectará hasta diciembre) es que ambas actividades, aunque aparentemente antitéticas, por depender de un gran esfuerzo físico y del acercamiento y alejamiento en vaivén de dos cuerpos, terminan siendo muy parecidas.