Participaron el Subsecretario Hugo López Gatell, el Subsecretario Rabindranath Salazar, el Coordinador de Memoria Histórica y Cultural de México Eduardo Villegas, la Coordinadora de Humanidades de la UNAM Guadalupe Valencia así como el director del PUEDJS, el Dr. John M. Ackerman.
La crisis sanitaria y la cuarentena afectan a la humanidad en la dimensión emocional y psicológica, lo cual puede llevar a estados anímicos en las personas, familias y comunidades, dijo Hugo López-Gatell, subsecretario de Salud, durante la inauguración este jueves, desde el Museo de la Ciudad de México, de la exposición “Miradas artísticas sobre la pandemia. Abrazando a la vida”, una iniciativa del Programa Universitario de Estudios sobre Democracia, Justicia y Sociedad la UNAM a la que se sumaron los gobiernos Federal y de la Ciudad de México y que ya se exhibe en las estaciones Pino Suárez, Zapata y Mixcoac del Metro.
Por eso, agregó López-Gatell, existen “mecanismos de contención, mitigación, reparación y rehabilitación ante los efectos psicosociales de una pandemia”, y de ahí la importancia de este concurso y exposición organizado por el PUEDJS de la UNAM, junto con las Secretarías de Hacienda y de Gobernación así como por la Coordinación de Memoria Histórica y Cultural de México y el Gobierno de la Ciudad de México, pues con su llamado a la creatividad promueve de manera muy atinada el planteamiento de “abrazar la vida” frente a la crisis actual. Se trata, precisó, “de la preservación de la vida a partir de la solidaridad, la prudencia y la calma, lo cual permite un pensamiento claro y un espíritu abierto de trabajar unos y otros por el bien común”.
Es fundamental, destacó el subsecretario López Gatell, que estemos “abrazando la vida, como muchas otras generaciones en la historia de la humanidad. De ahí la trascendencia del concurso y de la exposición, pues convoca lo mejor de la sociedad mexicana en diversos ámbitos sociales y culturales, así como la capacidad de los pueblos de resistencia ante situaciones adversas y en favor de la esperanza y del consuelo”.
John Ackerman, director del Programa Universitario de Estudios sobre Democracia, Justicia y Sociedad (PUEDJS), recordó que la muestra –que fue inaugurada la mañana del jueves en la estación del Metro Pino Suárez, así como en las estaciones Zapata y Mixcoac— responde a que la UNAM no sólo se dedica a la investigación sino también a la difusión y al vínculo con la comunidad universitaria y la sociedad, con el objetivo de hallar soluciones prácticas a los grandes problemas nacionales.
Ackerman dijo que “el encierro literalmente privatiza nuestra vida social al mandarnos a nuestras casas y, simultáneamente, la digitalización de nuestros contactos humanos va acabando con nuestra privacidad. Los niños y los jóvenes ya no acuden a la escuela y los adultos nos vamos aislando unos de otros”.
Mientras, agregó, se van empoderando cada vez más las grandes empresas digitales, emporios empresariales globales como Facebook, Twitter y YouTube, “que si bien ofrecen una interconectividad sin precedentes, también lucran con nuestros datos personales y controlan el flujo de información por medio de algoritmos que responden más a sus intereses comerciales que al interés público y humanitario”.
Es por eso, agregó, que surgió la convocatoria al concurso “Miradas artísticas sobre la pandemia”, del que se derivó esta gran exposición en la cual “estamos celebrando la creatividad humana y la expresión artística ciudadana, abriendo una ventana de esperanza y ofreciendo una oportunidad para una catarsis colectiva, un gran abrazo colectivo desde el Metro, desde la UNAM y desde los gobiernos federal y de la ciudad de México, para todos los y las capitalinas”.
Rabindranath Salazar, subsecretario de Desarrollo Democrático de la Secretaría de Gobernación, compartió un saludo a nombre de la secretaria Olga Sánchez Cordero, y dijo que este concurso “buscó captar lo que las personas, todos como sociedad, estábamos viviendo, sintiendo en este adverso momento, sin precedentes en nuestra historia contemporánea, reflejando incertidumbre, temores, pero de igual forma los valores que distinguen al pueblo de México, como la solidaridad, la esperanza, así como una creciente corresponsabilidad social”.
Todos estos aspectos, agregó, “más allá de su inmanente valor artístico y cultural, conllevan la noble construcción de nuestra memoria colectiva de manera gráfica y sensible, abonando así a la unidad nacional ante este enorme reto con que nos sorprendió en 2020 con esta crisis sanitaria, la más grande y la más retadora en la historia reciente de nuestra humanidad”.
Iniciativas como la exposición, dijo Salazar, “son detonantes indiscutibles de las causas más nobles a favor de México y que gracias a la sensibilidad y talento de cerca de 700 artistas participantes, nos ofrecen un aliciente, una fuente de optimismo y empatía, recordándonos a todas y a todos los mexicanos que es precisamente nuestro espíritu solidario el gran escudo que ha permitido a lo largo de la historia que salgamos siempre adelante de enormes dificultades”.
Eduardo Villegas, coordinador de Memoria Histórica y Cultural de México de la Presidencia de la República, destacó que la manera más extraordinaria de la humanidad de enfrentar sus neurosis es a partir del arte, y que lo hecho por la UNAM con el planteamiento de “abrazando la vida” ha sido precisamente confrontar el encierro a partir de una salida necesaria: la escritura, la fotografía, la expresión plástica.
“Se ha tratado de encontrar en el encierro un modo de expresión ante el terrible momento que enfrenta la humanidad”, dijo, y reconoció al PUEDJS y a la UNAM por conjuntar voluntades en esta exposición que nos dice que en otro momento podremos salir y abrazarnos de nuevo.
Guadalupe Valencia, titular de la Coordinación de Humanidades de la UNAM, celebró la exposición, realizada en el “museo más grande” de la Ciudad de México, el Metro, y advirtió la necesidad de revisar nuestra relación con el planeta y el abuso contra la naturaleza para identificar de qué manera pudimos provocar esta pandemia.
También reflexionó sobre la importancia de nuestro cuerpo y del nuevo etiquetado y normas para los productos alimenticios. “Hay que sacarle ganancia a esto: es una gran tragedia, pero puede ayudar a reinventarnos y a relacionarnos más armónicamente con la naturaleza y hacernos más corresponsables entre nosotros”.
Adriana Castillo, directora general de Acervo Cutural de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, señaló que este concurso y exposición suscita alegría por la “gran cantidad de miradas acerca de la pandemia, caminos de apertura al otro que al mismo tiempo hacen referencia a nosotros mismos. Todas estas miradas son artísticas, porque su fin es expresar y comunicar la amplia gama de emociones que nos ha provocado la actual circunstancia que vivimos.
“Son arte, en la medida que buscan alcanzar al prójimo. Se trata de miradas que construyen experiencias abiertas en las cuales los demás, los otros, nos reconocemos y construimos un nosotros. En los trabajos de esta exposición encontramos sendas para transitar y aproximarnos sin temor y sin prejuicios al otro, a mi semejante que ha sido aislado, reducido a estar la mayor parte del tiempo en su casa, alejado del bullicio callejero.”
Florencia Serranía Soto, directora general del STC, dijo que “esta muestra artística refleja el sentimiento que ha quedado marcado como una cicatriz en los ciudadanos por las consecuencias de la pandemia. Lo consideramos un regalo artístico para los usuarios que utilizan el Metro todos los días. El Metro es el espacio público de la Ciudad de México”.
Al final, Mariana Hernández Guzmán, subdirectora de información del Gobierno de la Ciudad de México, en representación de Alfonso Suárez del Real, secretario de Gobierno de la Ciudad de México, destacó la creatividad, solidaridad y humanismo contenidos en las obras expuestas y destacó la importancia del Metro como espacio cultural y de transporte público que brinda seguridad a sus usuarios.
Cabe recordar que la convocatoria que hizo la UNAM en el contexto de la llegada de la pandemia por COVID-19 a México, aglutinó aproximadamente 700 obras inscritas, con una destacada participación de jóvenes, dado que la emergencia sanitaria cambió la manera de vivir y provocó que surgieran miles de historias.
La exposición será itinerante y comenzará en la Ciudad de México en la estación del Metro Pino Suárez, así como en Zapata y Mixcoac donde se podrá apreciar de manera parcial, a lo largo de cuatro meses.
Puedes consultar la página web de la exposición aquí:
La ceremonia de inauguración de la muestra convocada por la universidad será transmitida a través de redes sociales el próximo jueves 26 de noviembre
Los gobiernos de México y capitalino se suman a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) para invitar a seguir la ceremonia de inauguración de la exposición ‘Miradas artísticas sobre la pandemia. Abrazando a la vida’, que será transmitida a través de redes sociales el próximo jueves 26 de noviembre.
La finalidad es transmitir un mensaje de solidaridad y esperanza, a través de 168 obras que conforman la exposición, entre ellas, fotografías, ilustraciones, videos, poemas, cuentos, crónicas y ensayos elaborados por la ciudadanía.
Dicha muestra es resultado del concurso ‘Miradas artísticas sobre la pandemia’, organizado por el Programa Universitario de Estudios sobre Democracia, Justicia y Sociedad (PUEDJS) de la UNAM, la cual para su exhibición en estaciones del Sistema de Transporte Colectivo (STC) de la Ciudad de México conjuntó a diversas instituciones.
La convocatoria que hizo la UNAM en el contexto de la llegada de la pandemia por COVID-19 a México, aglutinó aproximadamente 700 obras inscritas, con una destacada participación de jóvenes, dado que la emergencia sanitaria cambió la manera de vivir y provocó que surgieran miles de historias.
La inauguración se realizará a las 13:00 horas en el Museo de la Ciudad de México, donde participarán servidores y servidoras públicas de la Presidencia de la República, las secretarías de Gobernación; Salud; y Hacienda y Crédito Público, así como del Gobierno de la Ciudad de México, y el STC, quienes estarán junto a autoridades de la UNAM.
La exposición será itinerante y comenzará en la Ciudad de México en la estación del Metro Pino Suárez, así como en Zapata y Mixcoac donde se podrá apreciar de manera parcial, a lo largo de cuatro meses.
Su inauguración será transmitida en vivo mediante Facebook, Youtube y Twitter de las dependencias antes mencionadas.
Estarán presentes los subsecretarios de Desarrollo Democrático, Participación Social y Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobernación, Rabindranath Salazar Solorio; de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell Ramírez; así como el coordinador de Memoria Histórica y Cultural de México, Eduardo Villegas Megías; y la directora general de Promoción Cultural y Acervo Patrimonial de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, Adriana Castillo Román.
Asimismo, el secretario de Gobierno de la Ciudad de México, José Alfonso Suárez del Real; la directora general del STC, Florencia Serranía Soto; la coordinadora de Humanidades de la UNAM, Guadalupe Valencia García; y el director del PUEDJS, John Ackerman Rose.
Sigue la transmisión en vivo por nuestras redes sociales el próximo jueves 26 de noviembre a las 13:00 hrs.
Los nuevos miembros son destacadas autoridades en el campo de la virología, la arquitectura y conservación del patrimonio, así como la antropología social
Su ingreso al organismo colegiado se estima durante el primer semestre de 2021
Este lunes 9 de noviembre fueron electos como miembros de El Colegio Nacional la viróloga Susana López Charretón, el arquitecto Felipe Leal y el antropólogo social Claudio Lomnitz, según informó la colegiada Julia Carabias Lillo, presidenta en turno de la institución.
Al término de la sesión ordinaria de Consejo, Carabias Lillo manifestó que celebra la próxima incorporación de los futuros colegiados: “la importante y valiosa trayectoria de los tres aportará nuevos puntos de vista al diálogo entre los actuales miembros, promoverá la reflexión y sin duda enriquecerá nuestro programa de divulgación”.
“La experiencia de Susana López Charretón desde el estudio de los virus, de Felipe Leal desde la arquitectura y la conservación del patrimonio, así como de Claudio Lomnitz desde la antropología social, nos dará una perspectiva complementaria de las aproximaciones actuales a las ciencias de la salud, las ciencias sociales, el arte y las humanidades, áreas del conocimiento que se promueven desde El Colegio Nacional,” señaló la bióloga.
El Colegio Nacional es la máxima cátedra de México. Reúne a destacados científicos, artistas y humanistas de nuestro país desde 1943, al distinguirlos de forma vitalicia como parte de una comunidad de hombres y mujeres que han realizado aportaciones destacadas al conocimiento y el arte. Al formar parte de El Colegio Nacional, los miembros adquieren el compromiso de participar en actividades de divulgación del saber que se imparten de manera libre y gratuita a todo el público.
Susana López Charretón es viróloga, especialista en el estudio de biología celular de la infección por rotavirus y astrovirus. Su línea de investigación también se centra en la genómica funcional de la interacción virus-célula huésped, así como en epidemiología, diagnóstico y metagenómica viral. Destaca su sólida carrera como investigadora, a la par de una intensa labor docente, además de la realización de estancias académicas en el extranjero. Actualmente es investigadora del Instituto de Biotecnología de la UNAM. Ha participado en más de 200 congresos nacionales e internacionales, y supera los 130 artículos publicados en revistas especializadas.
Felipe Leal es arquitecto; fue director de la Facultad de Arquitectura de la UNAM durante dos periodos y académico de la misma instancia por más de cuarenta años. Su obra arquitectónica se enfoca principalmente en el ámbito cultural y educativo, a través del diseño de estudios de autor y recintos académicos. Como responsable del espacio público ha impulsado obras de recuperación urbana en la Ciudad de México, principalmente en el Centro Histórico; también ha sido un importante divulgador de la cultura. Es autor de cuatro libros y su obra se ha incluido en diversas publicaciones; también es colaborador regular en prensa y revistas especializadas.
Claudio Lomnitz es reconocido en el ámbito científico tanto por sus contribuciones al conocimiento antropológico de la sociedad mexicana, como por sus aportaciones generales a la teoría y métodos para el estudio del nacionalismo, la antropología del Estado y la antropología de las sociedades nacionales. Con una formación académica desarrollada en México, Estados Unidos y Francia, es autor de libros que se consideran clásicos en su ámbito, así como de numerosos capítulos de libros, artículos académicos en revistas científicas, artículos en revistas culturales, así como artículos de opinión en periódicos mexicanos. Su trayectoria académica se ha consolidado en universidades de México y Estados Unidos, siempre en colaboración con instituciones de nuestro país. Actualmente es profesor de Antropología (Cátedra Campbell Family) en Columbia University y director del Centro de Estudios Mexicanos en la misma Universidad.
Ante los fallecimientos de Jesús Kumate (1924-2018), Fernando del Paso (1935-2018) y Miguel León-Portilla (1926-2019), acaecidos durante los últimos años, fueron electos en esta fecha los tres nuevos miembros, quienes cuentan con un amplio reconocimiento, así como numerosas distinciones por su trayectoria profesional.
Con las nuevas incorporaciones, El Colegio Nacional ha sumado desde su fundación, hace más de 75 años, a 108 destacados intelectuales en diversas disciplinas con el objetivo de divulgar el conocimiento de forma abierta, libre y gratuita.
Aquí puedes checar más sobre los nuevos colegiados.
“Las mujeres son mujeres porque no pueden hacer ni esto ni aquello ni lo demás, y esto, aquello y lo de más allá está envuelto en un término nebuloso y vago”. En los 50, Rosario Castellanos reflexionaba sobre la situación de la mujer en su tesis Sobre cultura femenina.
La mujer ha experimentado y ha cuestionado sobre las desigualdades de género. En ese sentido, Elvira Hernández Carballido, doctora en Ciencias de la Comunicación por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM, explicó que la década del 70 fue un periodo significativo para las mujeres porque hubo un reconocimiento mundial a su situación, además, buscaron comprender y entender dicho fenómeno.
Uno de los muchos conceptos que surgieron fue el de patriarcado, el responsable de muchas de las desigualdades que vive la mujer en su cotidianeidad, trabajo, casa, transporte público o en la escuela. La especialista lo definió como “un sistema que jerarquiza, que da poder al que está en la parte más alta y que minimiza a quienes no están en ese poder y quien está en esa parte más alta está representado por el cuerpo masculino; el proveedor, el fuerte, el valiente, el inteligente todas estas cuestiones que marcan esas diferencias del sexo fuerte y el sexo débil”.
Hernández Carballido enfatizó que ese desequilibrio está basado en cuestiones naturistas, biologicistas e inclusive divinas, que establecen cómo deben ser y comportarse las mujeres y los hombres. Una de las maneras más comunes es señalizar a la mujer por cómo se viste o el número de parejas sexuales, lo cual aún se mira como un mérito para los hombres y un defecto para las mujeres.
“El patriarcado marca estas diferencias que opone a los hombres y a las mujeres. Desprecia, denigra y minimiza lo que pueden representar cada uno y eso es lo terrible porque sigue marcando una gran desigualdad que causa cuestiones de violencia, e inclusive, de matar a la otra porque no está representando lo que me han enseñado”.
La especialista explicó que existen diversos elementos que mantienen al patriarcado como los mitos, los símbolos, las instituciones y la identidad subjetiva. Los mitos y símbolos se van aprendiendo a lo largo de la vida, por ejemplo, cuando todavía no nace el bebé pero si es niño o niña se le compra ropa azul o rosa. “Esos mitos y símbolos que vamos heredando como pacto que no firmamos pero que aceptamos”.
Asimismo, las instituciones difunden los mitos y símbolos como las telenovelas, canciones y el sistema educativo. Esto último se ve reflejado en los talleres o carreras que son consideradas para hombres y para mujeres.
De acuerdo con el Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG), las licenciaturas con el índice de feminidad (IF) más bajo en la UNAM son Ingeniería Mecánica Eléctrica y Composición, con menos de 15 mujeres por cada 100 hombres; en cambio, las carreras con más mujeres son Trabajo Social, Enfermería y Pedagogía, con más de 300 mujeres por cada 100 hombres, tendencia que ha permanecido desde 2005 hasta 2015.
¿Qué hacer?
“Siempre le apuesto a la educación, estoy segura que esa es nuestra mejor herramienta y creo en ella, porque es difícil meterse a la familia y quererla transformar. A través de la educación sí podrías mover algunas cosas. La educación abre espacios e involucra a la gente, siempre habrá resistencias pero cuando empiezas a sensibilizar, empiezas a transformar”, resaltó Hernández Carballido.
Finalmente la también investigadora de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), acotó que el patriarcado afecta de manera distinta a grupos vulnerables como mujeres en situación de pobreza o mujeres indígenas, y así como el patriarcado es un sistema, existen otros como el racismo que hace alianza entre sistemas que repiten las formas de minimizar.
La política industrial de México existe, pero sólo en el papel; fuera de ahí no tenemos un proyecto que vincule a las grandes multinacionales del país con las empresas pequeñas y medianas, ni estrategias de gobierno que apoyen y den fomento financiero a estos actores, pese a ser cruciales para nuestro desarrollo, señala Jorge Basave Kunhardt, del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM.
Por el estancamiento que implica carecer de una planificación en este rubro, diversos especialistas se reunirán para discutir el tema y plantear alternativas en el Seminario de Economía Mexicana del IIEc, a realizarse el 26 y 27 de agosto y el cual, en su vigésimo sexta edición, se desarrollará a distancia y en la red, debido a la actual pandemia.
Y justo por la incertidumbre que se vive en el planeta —añade— urge analizar el asunto a conciencia, pues ante cálculos que estiman hasta en 10 por ciento la contracción económica en la que caerá México como consecuencia del coronavirus, debemos pensar desde ahora en cómo lograr la recuperación del país, algo que será mucho más fácil si tenemos un sector industrial productivo, vinculado y sano.
“Tras este hundimiento en definitiva creceremos porque vendremos desde muy abajo; por desgracia lo haremos de forma cortoplacista. Para lograr un crecimiento de largo plazo y sostenido necesitamos inversión tanto pública como privada, y también una política industrial”.
A decir del académico, vernos en un escenario tan desalentador se debe a que esta administración, al igual que la anterior, ha minimizado la importancia de contar con estrategias para evitar que las empresas que más contribuyen al PIB importen sus insumos (casi siempre a niveles superiores a lo exportado, lo cual genera balanzas negativas), sin considerar que, si dichos recursos pudiesen conseguirse localmente gracias a las pequeñas y medianas empresas, promoveríamos encadenamientos productivos internos que, además de ligar a todo un grupo, detonarían otra serie de eslabones, ahora de valor externo.
“Cambiar las reglas del juego está en manos del gobierno, pero sólo si trabaja en relación estrecha con el sector privado. Por el contrario, sin medidas efectivas para conseguirlo, todo lo dicho quedará en papel”.
El riesgo de desaprovechar las oportunidades
En 1978, José López Portillo afirmaba: “México se ha acostumbrado a administrar carencias y crisis, ahora deberemos acostumbrarnos a administrar la abundancia”, ello después de que Pemex comenzara a explotar el recién descubierto Cantarell, el segundo yacimiento de petróleo más grande del planeta. Ese evento hizo que el país pasara de exportar 96 mil barriles diarios de crudo, como registran los inventarios de los 70, a los 2.2 millones por día que se reportaban en 1982, convirtiéndonos de golpe en el cuarto productor mundial del energético.
Sin embargo, a pocas décadas de distancia, hoy el yacimiento de Cantarell está por agotarse, de la bonanza prometida poco o nada queda y, para el doctor Basave Kunhardt, dicho capítulo se ha convertido en una lección de manual sobre cómo una oportunidad única de crecimiento es desaprovechada por no tener una política industrial.
“¿Qué pasó? Que logramos niveles de producción y exportación muy abultados, pero en vez de invertir las ganancias para crear una industria moderna y diseñada para funcionar en el largo plazo, destinamos el excedente al gasto corriente, tal y como recién le pasó a Venezuela”.
Para evitar de nuevo un desastre así, el académico sugiere seguir el ejemplo de países exitosos como China, que tras la enorme estampida de campesinos que dejaron sus pueblos para asentarse en las ciudades y laborar en el sector industrial, supo encadenar a sus pequeñas y medianas empresas con sus grandes consorcios multinacionales.
“El resultado: a últimas fechas los chinos han estado creciendo a un ritmo del ocho por ciento, algo que para nosotros suena a mucho (en las campañas presidenciales mexicanas se suele prometer de un cuatro a un siete por ciento), aunque para ellos eso genera descontento, pues estuvieron haciéndolo por arriba del 12 por ciento por muchos años”.
A decir del profesor Basave, todas las naciones con un desarrollo económico importante, como el del Estados Unidos decimonónico o el de la Alemania del siglo XX, siguieron estos dos pasos: primero, promovieron una relación cercana entre industria privada y las políticas de gobierno; y segundo, seleccionaron a aquellas industrias capaces de hacer que su país se desarrollara para luego vincularlas con sus empresas pequeñas y medianas, generando crecimientos más parejos.
En México, agrega el académico, no se ha hecho ni una cosa ni la otra.
El problema de tener dos Méxicos
El país está dividido y no hablamos aquí de simpatías partidistas, explica el profesor Basave, sino de que, por un lado, tenemos a nuestras grandes empresas multinacionales (o multilatinas, como se les llama ahora), y por el otro a un sector de empresas pequeñas y medianas con poca productividad, con un desarrollo ínfimo y muy desvinculadas. “Ello equivale, prácticamente, a tener dos Méxicos”.
Para evitar mapas así de escindidos, lo primero que debería hacer el gobierno es identificar las industrias con potencial de crecimiento y un nivel de tecnología lo suficientemente elevado no sólo como para exportar, sino como para instalar plantas de producción en el extranjero (los rubros automotriz y de partes aeronáuticas prometen mucho), para después invertir en una política industrial acorde, a fin de apuntalarlas.
Con frecuencia se dice que nuestras grandes multinacionales no invierten cuando sí lo hacen, pero lo hacen mucho en el extranjero, cuando lo conveniente sería que ese dinero se quedara aquí, beneficiando a las pequeñas y medianas empresas, algo que se lograría si ambos sectores se encontraran lo suficientemente vinculados, indica.
Bajo esta lógica, el doctor es tajante al decir que es justo la mediana y la pequeña empresa las que más deberían interesar en el tema de política industrial, y en las que más se debe invertir. “No obstante, los recursos recaudados vía impuestos que destina México a esta tarea son del 17 por ciento del PIB (del 13 si descontamos a Pemex), mientras países similares, como Argentina o Brasil, aportan un 30 por ciento”.
Por ello, desde hace tiempo el doctor Basave se ha pronunciado por una reforma fiscal y hacendaria a fondo, algo que a su parecer debió haberse impulsado con la llegada de la administración actual y que no se dio, dice, por razones que escapan a su comprensión. “Desarrollo implica crecimiento y distribución del ingreso, y una de las formas de hacer lo último es, precisamente, mediante la recaudación fiscal”.
Sobre por qué es conveniente destinar más de lo colectado vía impuestos a la industria mexicana, el académico detalla: “El sector secundario, la industria manufacturera, nos aporta una tercera parte del PIB, así como el 42 por ciento de nuestro empleo formal; sin embargo, su crecimiento en los últimos ocho años ha estado por debajo del uno por ciento y su productividad ha sido negativa. Algo estamos haciendo mal, de ahí que sea crucial tener una política industrial bien planeada a fin de crear los escenarios para que nuestra industria crezca”.
El seminario La Política Industrial de México se realizará el 26 y 27 de agosto, constará de cuatro mesas y puede seguirse vía Zoom (esta opción, que exige un registro previo, permite obtener una constancia digital de asistencia) o desde el muro digital del IIEc, por Facebook Live.
La doctora Karla Salazar Serna, del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) de la UNAM, destacó que en el contexto de la COVID-19, las desapariciones no se detienen. “La pandemia no ha evitado que estas prácticas, que no deberían de suceder y que nadie debería experimentar, sigan sucediendo”.
Salazar Serna enfatizó que el fenómeno de desaparición tiene una cuestión de género debido a que principalmente son mujeres las que buscan a las personas desaparecidas, mujeres mayores con hipertensión y diabetes (que se desarrolla justo cuando desaparece su familiar), las cuales entran en los grupos vulnerables de la COVID-19.
Explicó que cuando un individuo experimenta la desaparición de un familiar hay una desconfiguración psíquica y un impacto fuerte en la salud mental. Las personas entran en un proceso de trauma que les ocasiona diferentes enfermedades como depresión, ansiedad y un estado de alerta constante.
Las autoridades sanitarias han enfatizado que ante la pandemia (COVID-19), la mejor medida de protección es el confinamiento. Con las familias de los desaparecidos se interrumpe la medida “quédate en casa”.
“La mayoría de estas familias no cuentan con un trabajo formal por lo que recurren al negocio informal y ante el COVID-19 se quedan sin ingreso”.
Salazar Serna refirió que los recursos electrónicos virtuales se han convertido en una opción para demandar justicia, sin embargo, la mayoría de las mujeres que busca a sus familiares no sabe utilizar una computadora por lo que han desarrollado la resiliencia de creatividad para aprender.
Asimismo, subrayó que es necesaria una resiliencia política en la que las instituciones sean capaces de dimensionar el problema y tener flexibilidad ante los procesos, además de una apertura para colaborar con las familias y aprender de ellas porque han desarrollado una expertise para las búsquedas.
“Es uno de los grandes retos que se tiene en México esto no puede parar y todos podemos colaborar, sólo es cuestión de destinarle más que voluntad sino también estrategia y creatividad”, concluyó la especialista universitaria.
La doctora Mercedes Pedrero Nieto, investigadora del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) de la UNAM, habló sobre la iniciativa de Nueva Zelanda sobre la división del tiempo en cuatro secciones: necesidades personales, tiempo contratado, tiempo comprometido y tiempo libre.
La primera engloba el dormir, comer y la higiene personal. El tiempo contratado se refiere al tiempo de trabajo y, en su caso, escolar. Por su parte, el tiempo comprometido incluye tareas indispensables para la vida diaria como el trabajo doméstico, la atención y los cuidados. La última sección es el tiempo que resta y en el que se puede decidir qué hacer.
Agregó que realizar la misma cantidad de trabajo en casa es complicado debido a que la estructura familiar se transforma, hay una reorganización de los espacios. Además, hay una convivencia nueva con los hijos, la familia y la pareja.
“Pero también hay otras dinámicas a las cuales acudimos porque estamos en la soledad y empezamos a hacer llamadas y contactos. Estableciendo otras relaciones que antes no teníamos y que nos permite reconstruir nuestra vida y pensar en todo lo que está pasando”.
Pedrero Nieto subrayó que lo más importante es la reflexión de este proceso, “es la primera vez que la humanidad se siente parte de una misma especie porque antes siempre estábamos seccionados por clases sociales y razas. Ahora sabemos que cualquiera que tenga cualquier condición nos puede contagiar, tenemos algo en común”.
Durante esta pandemia la UNAM, a través de la Facultad de Contaduría y Administración (FCA), ha apoyado con diversas actividades a las pequeñas y medianas empresas (PyMES) que resultaron afectadas en su economía. Entre estas acciones destaca el Hospital para PyMES.
En entrevista para UNAM Global, Tomás Humberto Rubio Pérez, director de la FCA explicó que en este contexto las PyMES representan un sector muy importante en este país. “Se trata de entes que contribuyen al bienestar social de millones de mexicanas y mexicanos, porque atrás de ellos está el esfuerzo de mucha gente”.
Existen más de seis millones de estas empresas en el país, más de 24 millones de mexicanos trabajan de manera formal en ellas. “Son relevantes en este contexto de la vida nacional”. Representan el 98 por ciento de las entidades económicas del país y aportan poco más del 70 por ciento de la fuerza laboral del empleo.
En la actual crisis sanitaria, algunas empresas resultaron muy afectadas, pero existen otras que se beneficiaron, sobre todo aquellas que pertenecen al sector salud y la tecnología (computadoras, tabletas, audífonos).
Acciones
“Desde que comenzó la pandemia inmediatamente detectamos que también afectaría a este tipo de instituciones económicas, así que buscamos la forma de apoyarlos”, indicó el director de la dependencia universitaria.
En la FCA han implementado diferentes estrategias, pero una de las más relevantes es el Hospital para PyMES que contiene acciones muy concretas. La idea es aportar soluciones prácticas para estas empresas durante esta pandemia.
Se trata de conferencias, cursos, orientación a empresarios a través de aulas y conferencias virtuales, cápsulas, charlas, talleres, cuadernillo electrónico, además de temas financieros, fiscales, administrativos y de mercadotecnia.
Todas son gratuitas y se encuentran disponibles en las redes oficiales de la FCA, y hasta la fecha se han acercado aproximadamente cuatro mil empresas.
¿Cómo apoyar?
«La sociedad civil de mexicanas y mexicanos ha demostrado históricamente su solidaridad, cercanía y sensibilidad ante las crisis», precisó Tomás Rubio Pérez.
Agregó que existen tres formas de apoyar a las PyMES. En primer lugar, que los mexicanos consideren comprar productos, bienes o servicios de este tipo de empresas. Ellos pueden ayudar a reactivar la economía.
El sector público puede apoyar a través de políticas públicas a través de la disminución de impuestos o pago de servicios públicos básicos, algún estímulo en particular, e incluso generar mayores propuestas de créditos para estas PyMES.
En el sector privado, las empresas grandes pueden fortalecer a las pequeñas y medianas empresas al ser sus proveedores. De hecho, el sector financiero otorgó créditos con tasas preferenciales.
Finalmente, el sector académico puede apoyar al transmitir todo el conocimiento adquirido a la sociedad. Un ejemplo es la UNAM a través de sus diversas instituciones, y en este caso la FCA por medio del Hospital para PyMES.
Cuando el SARS-CoV2, agente causal del COVID-19 sea historia -y, por supuesto, lo será-, muchos gobernantes serán juzgados por sus aciertos, limitaciones y, sobre todo, por las malas decisiones tomadas para lidiar con la pandemia. Aunque no es el único que ha tenido una mala gestión de la emergencia sanitaria, llama la atención por ser el presidente de uno de los países más poderosos del mundo: Donald Trump. A pesar de que el primer caso de COVID-19 fue confirmado en la Unión Americana el mismo día que en Corea del Sur (20 de enero) la respuesta de cada uno de esos estados fue muy distinta. Corea del Sur, que ya había enfrentado una crisis por el síndrome respiratorio del Medio Oriente (MERS)1 en 2015, aprendió de los errores en el manejo de aquella crisis2. Por ello, en el momento actual (junio 7), tiene 11 mil 776 casos confirmados y sólo 273 decesos, mientras que, en la Unión Americana, epicentro mundial de la enfermedad, hay casi dos millones de casos confirmados y la demoledora cifra de 110 mil defunciones. No se trata sólo de un tema de números. Tampoco se puede argumentar que no se puede comparar a Corea del Sur, un país con 52 millones de habitantes, contra EEUU que tiene seis veces más (328 millones). Un parámetro ineludible son países como la República Popular China (RP China) o India, los dos más poblados del planeta, que, independientemente de las estrategias de contención que hayan aplicado para mantener a raya a la enfermedad, tienen 84 mil 187 casos confirmados y 4 mil 638 defunciones (en un país con 1,400 millones de habitantes, esto es, más de cuatro veces la población de Estados Unidos) y 254 mil 340 casos confirmados con 7 mil 206 decesos (en un país con 1,350 millones de habitantes), respectivamente. Todos estos números hacen ver muy mal a Estados Unidos. Por eso George Parker, en The Atlantic, considera que el vecino país del norte ha reaccionado como Pakistán o Belarús, esto es, como si se tratase de un Estado fallido, carente de infraestructura y con un gobierno disfuncional, cuyos líderes son demasiado corruptos o estúpidos como para entender la tragedia humana del COVID-193.
Estados Unidos es un país con una extensión territorial de 9 millones 833 mil 520 kilómetros cuadrados y con una población de 328 millones 239 mil 523 habitantes. La densidad demográfica es de 33.6 personas por kilómetro cuadrado. Con un producto interno bruto (PIB) de 22. 321 billones (trillions) de dólares, es la 1ª economía a nivel mundial y posee un ingreso per cápita de 67 426 dólares -medido en términos del poder adquisitivo. Es un país altamente industrializado que ocupa la 15ª posición en los índices de desarrollo humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Figura en el 2° lugar -en un listado de 141 países- en el índice de competitividad global del Foro Económico Mundial correspondiente a 2019 sólo detrás de Singapur4. En el índice de libertad económica de la Fundación Heritage, Estados Unidos se encuentra en la 17ª posición5. En el índice de percepción de corrupción de Transparency International, Estados Unidos se ubicó en el 23° lugar entre 198 países en 20196. En el índice de paz global de 2019, Estados Unidos está en el 128° lugar -apenas 12 escaños arriba de México- de una lista de 163 países7.
La muerte llega y escoge. Graffiti en Nueva York
Este último indicador es muy revelador. Entre los rubros que integran al índice de paz global, figuran violencia, militarización, desarrollo económico, etcétera. Es importante destacar que desde 2016, la posición de Estados Unidos en este índice no ha parado de caer, como tampoco la imagen internacional del país. Desde 2009, la confianza del mundo en torno al liderazgo de Estados Unidos ha declinado en 17 puntos, si bien el deterioro se ha acentuado desde que Donald Trump asumió la presidencia8. En estos momentos, Gallup reporta que el índice de aprobación del controvertido inquilino de la Casa Blanca es inferior al de Xi Jinping de la República Popular China y casi es igual al de Vladímir Putin, el mandatario de Rusia9.
Efectivamente, Trump se ha comportado como el presidente de alguna de las múltiples repúblicas bananeras que lamentablemente todavía existen en el mundo. Más preocupado por su popularidad, negó desde el principio la importancia de la enfermedad. Perdió dos valiosos meses de preparación y ante el inevitable arribo del COVID-19 a su país actuó a destiempo. Anunció fechas para poner fin a la cuarentena en momentos en que varios estados estaban llegando a los picos de la cresta. Afirmó que el coronavirus se acabaría en abril -bueno, pues ya es junio y el COVID-19 sigue infectando personas y causando decesos en todo el país. Presionó a gobernadores de estados en los que el liderazgo lo tienen los demócratas y les regateó la ayuda -esto fue especialmente notorio en el estado de Nueva York, uno de los más golpeados por la enfermedad- haciéndose de palabras con Andrew Cuomo. Acusó a la RP China de ocultar información y ha dicho una y otra vez que el COVID-19 fue creado en un laboratorio en Wuhan, pese a que la comunidad científica de Estados Unidos y de todo el mundo han explicado el surgimiento natural de la enfermedad. Rebautizó al COVID-19 como “virus chino”, apelación insultante que aceleró las protestas de los chinos. Por si fuera poco, ha despotricado contra la Organización Mundial de la Salud (OMS) cuya gestión de la crisis ha criticado y anunció, primero, la suspensión del financiamiento que corresponde a Washington dar cada año, como parte de su membresía en la institución -aunque, en honor a la verdad, Estados Unidos tenía un atraso de tiempo atrás en el pago de sus cuotas a la OMS. Tras la reciente Asamblea Mundial de la Salud, no dejó pasar la oportunidad para una vez más acusar a la OMS de una mala gestión y de apoyar a la RP China y el viernes 29 de mayo dio por “terminada” la relación de EEUU con la OMS, en medio de críticas y estupor de parte de la comunidad internacional10. Una de las pifias más sonadas de Trump fue sugerir el consumo de desinfectantes para combatir la enfermedad, lo que provocó intoxicaciones de muchas personas en Estados Unidos quienes, al escucharlo, consideraron que era algo que había que hacer “porque el presidente así lo dijo.”11
AP
Parte del problema, por supuesto, es la clase política instalada en Washington a instancias de Trump. Entre quienes lo rodean sobresale la incompetencia o bien el deseo por obtener beneficios políticos y para ello, optan por guardar silencio y seguirle la corriente. Oportunismo político, al fin y al cabo. Por ejemplo, Mike Pence, el vicepresidente, quien ha tenido un desempeño sumamente gris en la administración Trump, sin brillar con luz propia -como sí fue el caso, por ejemplo, de Albert Gore durante la gestión de William Clinton, de Dick Cheney durante la presidencia de George W. Bush e, incluso, aunque con menor perfil, de Joe Biden durante el gobierno de Barack Obama-, se ha dedicado a justificar al presidente, sin importar lo insostenible que sea ello, trátese del impeachment, de la salida del acuerdo nuclear con Irán, o bien, de las acciones emprendidas para enfrentar la pandemia provocada por el COVID-19. Pence, como es sabido, fue designado el 26 de febrero -ojo: más de un mes después de que se confirmó el primer caso en el país- por el presidente Trump, al frente de la campaña para enfrentar la enfermedad. Como ya es costumbre en Trump, reviró en esa oportunidad: “estamos muy, muy preparados para esto, para cualquier cosa.12” Sin embargo, muy pronto el virus se propagó incluso entre los colaboradores de Pence, quien, por otra parte, no ha proyectado el liderazgo esperado mientras su país se aproxima a la fatídica cifra de los 2 millones de casos confirmados y, lamentablemente, más defunciones13. Se sabe, sin embargo, que, desde enero, los servicios de inteligencia estadounidenses habían advertido al presidente que el nuevo coronavirus se convertiría en una pandemia mundial y Trump no escuchó -o no quiso.14
Así, Donald Trump es al SARSCoV2 lo que Ronald Reagan al VIH/SIDA. Al igual que lo que ocurrió con la irrupción del VIH/SIDA durante la presidencia de Ronald Reagan -quien minimizó el problema, evitó hablar de la enfermedad por su nombre en sus primeros años de gobierno y cedió ante las presiones de grupos conservadores quienes estigmatizaron a quienes contrajeron la enfermedad-, Trump restó importancia al SARSCoV2. Hoy, la Unión Americana se ubica en el primer lugar mundial por casos confirmados y defunciones y las protestas masivas que se han producido en todo el país -y en muchas partes del mundo- a la luz del asesinato de George Floyd a causa de la brutalidad policíaca el pasado 25 de mayo15 -y evidentemente del arraigado conflicto racial que el propio presidente Trump fomenta- hacen temer a la comunidad médica y científica un rebrote en varias partes donde la incidencia de la enfermedad estaba disminuyendo16.
El sistema de salud de Estados Unidos
En general existen principalmente cuatro sistemas de salud en el mundo, a saber:
El mutualista o bismarckiano, basado en cotizaciones como fuente principal de financiamiento, que, como se sugería anteriormente, se basa en las aportaciones obligatorias del trabajador y de la empresa para su solvencia. Este sistema prevalece actualmente en Alemania y también en Austria, Países Bajos, Bélgica, Luxemburgo y Japón17. Al modelo bismarckiano también se le conoce como modelo de los seguros sociales18.
El modelo Beveridge. Este sistema nació en 1942, en plena segunda guerra mundial de la mano de Lord William Beveridge, en el cual el Estado se hace cargo del financiamiento del sistema de salud unificando el sistema de seguridad social bajo su égida, a través de impuestos. Este modelo también se aplica en Francia -donde Pierre Laroque encabezó los esfuerzos para brindar protección social a la población, de manera que en 1946 se creó el sistema nacional de seguridad social19-, Suecia, Dinamarca, España e Italia, entre otros.
El liberal, cuyo principal representante es Estados Unidos. Conforme a sus premisas, la salud es un bien de consumo donde son las libres fuerzas del mercado las que distribuyen los recursos sanitarios a la sociedad. El Estado no tiene la responsabilidad de promover la salud y su participación es marginal, dirigiendo su atención sobre todo a grupos desfavorecidos o carentes de recursos. El usuario paga directamente al proveedor o bien, lo hace a través de compañías privadas de seguros. Si bien el modelo favorece la competitividad entre los proveedores y da libertad a la sociedad de elegir al de su preferencia, cubre de manera imperfecta el aprovisionamiento de servicios de salud, dejando fuera numerosos padecimientos y también a diversos sectores de la población, incluso a aquellos que cuentan con un seguro privado21.
El socialista, del que subsisten ya muy pocos ejemplos, siendo Corea del Norte y sobre todo Cuba, sus máximos exponentes. En este modelo el financiamiento corre por cuenta del Estado e incluye a la totalidad de la población. Por lo tanto, tiene cobertura universal y gratuita. Las ventajas son evidentes: se apuesta por la medicina preventiva y la educación sanitaria para elevar la salud de la población. Con todo es un sistema rígido y burocrático20.
Estados Unidos encarna a uno de los sistemas de salud con menor cobertura para el conjunto de la población. Es un sistema altamente fragmentado. Considerado como el más deficiente entre los países desarrollados por organismos internacionales como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), se ampara en programas de protección pública para los sectores más vulnerables.
Estados Unidos carece de un sistema de cobertura mínima asistencial, si bien, una persona, ante una emergencia, puede ser atendida en un hospital público o privado -pero sólo en casos extraordinarios. A continuación, se tienen sistemas obligatorios para sectores vulnerables, entre los que figuran el Medicare, el Medicaid y el programa de seguros para la salud Infantil (CHIP). Estos tres programas nacieron en 1965, pero sufrieron importantes reformas durante el gobierno de Barack Obama a través del Acta de Acceso a Cuidados y Protección del Paciente (ACA) u Obamacare, mismo que se explicará en el siguiente apartado. A continuación, las características principales de cada uno de los sistemas obligatorios:
Medicare.- Es un programa federal destinado a los mayores de 65 años y a los menores de 65 años con discapacidades específicas o con enfermedad renal -insuficiencia renal crónica. También incluye a extranjeros mayores de 65 años con residencia legal en los Estados Unidos, bajo ciertos requisitos de permanencia. Quienes califican para este programa podrían tener derecho a un beneficio adicional por los gastos del plan de medicamentos recetados, sujeto a una serie de condiciones en cuanto a los ingresos y el patrimonio del beneficiario.
Medicaid.- Se trata de un programa que cubre la asistencia médica básica para ciertas personas y familias con bajos ingresos y recursos. Aunque la administración federal lo financia en su mayor parte, es gestionado por cada estado de la Unión Americana, que dispone de gran libertad para establecer las normas de acceso y cobertura. La ley ACA u Obamacare de 2010, en vigor a partir de 2014, amplió la elegibilidad a todas las personas menores de 65 años de familias con ingresos por debajo del 133 por ciento del nivel de pobreza federal. Además, amplía el beneficio a las personas menores de 65 años que no tienen otros factores de calificación, como ser menor de 18 años, discapacitado, embarazada o padres con hijos pequeños. Sin embargo, el Tribunal Supremo de los Estados Unidos anuló la potestad de la administración federal de penalizar a aquellos estados que no cumplieran con el programa, convirtiéndolo en una opción al no tener consecuencias su no observancia. A principios de 2018, 18 estados todavía no lo habían puesto en marcha.
CHIP.- Es un programa federal-estatal para ayudar a los niños de familias cuyos ingresos están por encima del límite para entrar en el ámbito de protección de Medicaid, pero no lo suficientemente altos como para permitirse contratar la cobertura de un seguro privado.
Estos programas son financiados con recursos públicos, si bien la premisa que subyace en torno al aprovisionamiento de los servicios de salud es que quien cuente con los recursos suficientes, pague un seguro. Esto se puede hacer a través de seguros colectivos de salud de la empresa en la que se labora, o bien por medio de una cobertura privada individual que es opcional. Como es sabido, el gasto privado individual en Estados Unidos es uno de los más altos del mundo. En 2019 el gasto en salud creció en un 4.6 por ciento respecto al año anterior, llegando a 3. 8 billones (trillions) de dólares, equivalentes al 16.9 por ciento del producto interno bruto (PIB), con lo que la Unión Americana es el país que más gasta en salud en el mundo, a razón de 11 mil 172 dólares per cápita. Se proyecta que para 2028, el gasto en salud crecerá a 6. 2 billons (trillions) o bien, 18 mil dólares per cápita, si bien el SARSCoV2 no ha sido ponderado en estos cálculos, y dada la letalidad de la enfermedad y los estragos que ha producido en la población y en el sistema de salud estadunidense, la erogación podría ser más alta22. El gasto en salud por parte de los estadunidenses actualmente equivale al doble de lo que se erogaba en la década de los 80 del siglo pasado23. A pesar de ello, el país de las barras y las estrellas tiene la esperanza de vida más baja y la mayor tasa de mortalidad infantil entre los países desarrollados24.
En 2015 el gasto promedio por habitante en salud se dividía de la siguiente manera: los planes de salud públicos representaban 26.6 por ciento; los planes de salud obligatorios 22.6 por ciento; los seguros y planes individuales de salud 31.5 por ciento y el gasto de bolsillo era de 11. 1 por ciento. Con todo, si una persona sufre un infarto, una fractura o se enferma de neumonía deberá desembolsar 20 mil, 17 mil y 10 mil dólares, respectivamente, para ser atendido en un hospital. Ello explica la importancia de contar con un seguro médico dado que, en caso contrario, esos montos deberán ser asumidos enteramente por el paciente. Así, los gastos médicos son un factor que oscila entre el 18 y el 26 por ciento de todas las bancarrotas, dado que las personas deben endeudarse para pagar las cuentas médicas, por lo que éstas constituyen un catalizador del empobrecimiento en los hogares -e incluso de las altas tasas de suicidio, como se explicará más adelante25.
Hay varias razones que explican por qué el gasto en salud en EEUU es tan alto y representa el 16.9 por ciento del PIB. Entre ellas destacan los honorarios médicos, que son de los onerosos altos del mundo -mientras que en el vecino país del norte un médico general obtiene un salario anual de 218 mil 173 dólares, en Alemania se le pagan 154 mil 126 dólares y en Suecia 86 mil 607 dólares26–; el incremento en los precios de los medicamentos -en 2012 el costo de la insulina para un paciente con diabetes tipo 1 era de 2 mil 864 dólares anuales por persona, mientras que para 2016 el costo del mismo producto era de 5 mil 705 dólares- lo que hace cada vez más difícil su accesibilidad para las personas que no pueden pagarlos; los precios de prácticamente cualquier paso por el quirófano son estratosféricos -una cirugía a corazón abierto se cotiza en 75 mil 345 dólares, mientras que en Suiza cuesta 36 mil 509, lo que explica por qué cada vez más estadunidenses deciden viajar a México, Turquía, Brasil, India, Corea del Sur, Indonesia o Tailandia para recibir tratamientos por una cantidad muy inferior a la que deben erogar en la Unión Americana27. No menos importantes son los costos administrativos y el papeleo que se requiere para atender los reembolsos y pagos de parte de las aseguradoras, lo que no sólo consume tiempo, sino también el 8 por ciento del presupuesto en salud del país28.
El acta de Acceso a Cuidados y Protección del Paciente u Obamacare
El acta de Acceso a Cuidados y Protección del Paciente o bien Patient Protection and Affordable Care Act ACA es una ley aprobada el 23 de marzo de 2010 bajo el mandato del presidente Barack Obama, por lo que popularmente es conocida como Obamacare y que, como se explicaba, se propone facilitar el acceso a la salud de todos los ciudadanos estadunidenses. La ley incluye disposiciones como las siguientes:
mejoras inmediatas en la cobertura de atención médica para todos los estadounidenses. Prohibición de rescisión unilateral de la cobertura de un afiliado, no imposición de requisito de costo compartido, cobertura de dependientes para personas de hasta 26 años de edad o la regla 80/20, entre otras medidas29;
reforma del mercado de salud el cual prohíbe que los planes de salud discriminen o excluyan por condiciones médicas /enfermedades preexistentes;
opciones de cobertura asequibles para todos los estadunidenses, mediante créditos fiscales de prima y reducciones de costos compartidos. Los contribuyentes individuales cuyo ingreso familiar iguala o excede el 100 por ciento, pero no excede el 400 por ciento de la línea de pobreza federal conforme a la ley de seguridad social, pueden acceder a un crédito fiscal reembolsable por un porcentaje del costo de las primas para cobertura bajo un plan de salud calificado;
crédito tributario para pequeñas empresas con menos de 25 empleados y cuyos salarios no excedan los 50 mil dólares anuales. En este caso se puede acceder a una descarga fiscal del 50 por ciento;
mejora del acceso a Medicaid. Aunque la legislación federal requiere que los estados brinden ciertos beneficios “obligatorios”, permite a los estados la opción de cubrir otros beneficios “opcionales” conocidos como Medicaid expanded30.
A partir del 1 de enero de 2017, un total de 31 estados y el Distrito de Columbia adoptaron el Medicaid expanded. Una de las particularidades de esta ley era el “individual mandate”, por el que los estadunidenses podían enfrentarse a una multa si no contaban con un seguro médico. Sin embargo, el 20 de diciembre de 2017 la pena impositiva asociada con el mandato individual quedó derogada. La derogación entraría en vigor a partir de 201931.
Un elemento importante del Obamacare es la creación del “Health Insurance Market”, un espacio virtual para acceder a seguros médicos calificados. En la mayoría de los estados, el Marketplace está en el portal http://www.healthcare.gov. Los planes de seguros se clasifican en oro, plata, bronce y platino, y se les organiza a partir de coberturas, primas, copagos y deducibles. Todos los planes de salud ofrecidos en él deben incluir, por lo menos, 10 servicios básicos, a saber: atención ambulatoria, servicios de emergencia, hospitalización, maternidad, salud mental, medicamentos con receta, servicios de rehabilitación, servicios de laboratorio, servicios preventivos y pediatría32.
La administración Trump ha sido crítica del Obamacare. Durante la contienda electoral de 2016 lo calificó como “desastroso” y prometió eliminarlo de ser electo. Actualmente, se debate la posible derogación de esta legislación y su declaración de inconstitucionalidad, demandada por 20 estados. De ser aprobados, los eventuales cambios y recortes presupuestarios en servicios y programas de salud podrían impactar especialmente en los estados y localidades que tienen una alta proporción de poblaciones bajo cobertura de Medicaid y Medicare. Con todo, cada vez más personas apoyan la idea de un sistema de salud que de acceso a cuidados médicos básicos a la población. En enero de 2020, el presidente Trump propuso una nueva ruta para extinguir el ACA: a través de medidas presupuestales. Así, el presidente estadunidense “invitó” a los estados a revisar la cobertura del Medicaid para personas mayores de 65 años a quienes se les reduciría las subvenciones al igual que los apoyos para adquisición de medicamentos. La idea de Trump es que sean los estados los que asuman el costo financiero de manera que el gobierno central podría reducir los fondos federales cuando los estados no los puedan aprovechar, por ejemplo, ante recesiones, emergencias de salud púbica, etcétera. Entre las terribles consecuencias del planteamiento de Trump figuran que para los estados será más difícil financiar el Medicaid; miles de niños, adultos mayores y mujeres embarazadas perderán la cobertura de servicios de salud; y el retiro de los beneficios médicos a personas que no trabajan un determinado número de horas a la semana y al mes, entre las principales. Por si fuera poco, esta política ha sido vinculada a la migratoria, de manera que, a partir del 24 de febrero de 2020, los oficiales del Departamento de Seguridad de la Patria (Homeland Security) podrían rechazar a cualquier persona que pretenda ingresar a EEUU y que haya recibido o pretenda recibir los beneficios del Medicaid33. Con ello Trump busca distanciarse de la políticas de salud de su antecesor.
En términos de recursos humanos para la salud es importante destacar que Estados Unidos tiene un destacado historial en contribuciones médicas al mundo. Baste mencionar que el país cuenta con 377 premios nobel, de los que 280 han sido otorgados en física, química y fisiología y medicina -un porcentaje importante de ellos son inmigrantes, profesionistas poseedores de altas calificaciones que continuaron sus carreras en Estados Unidos, como lo ilustra el caso del mexicano Mario Molina, ganador del Premio Nobel en Química en 1995. Entre las grandes figuras de la medicina destacan el virólogo Jonas Salk, quien creó la vacuna contra la poliomielitis, la cual, posteriormente, fue mejorada por otro estadounidense -de origen judío-polaco-, Albert Bruce Sabin, quien desarrolló la vacuna oral que se empezó a suministrar a los niños estadunidenses en 1957. Samuel Blumberg, galardonado con el Premio Nobel en medicina y fisiología en 1976, identificó el virus de la hepatitis B y creó la vacuna respectiva. Un caso fascinante es el de Bernard Lown, cardiólogo, ganador del Premio Nobel de la Paz como parte del movimiento Médicos para la Prevención de la Guerra Nuclear. Sin embargo, Lown es conocido además por haber creado el desfibrilador para resucitar a personas con desórdenes cardíacos, además del uso de la lidocaína para controlar alteraciones en el ritmo cardíaco. Estados Unidos cuenta con prestigiados institutos y universidades abocados a la investigación científica y médica, sin dejar de lado importantes fundaciones privadas, más el Departamento de Salud y Servicios Humanos y los Centros para la Prevención y Control de las Enfermedades (CDC).
A pesar de todos esos logros, Estados Unidos tiene una proporción de 2 6 médicos por cada 1,000 habitantes (datos de 2017). A pesar del crecimiento demográfico, la disponibilidad de camas de hospital por cada 1,000 habitantes se ha reducido dramáticamente desde 1970, cuando la proporción era de 7.9 camas y en 2013 (que es la fecha más reciente para la que el Banco Mundial provee información) se había desplomado a 2.9. En contraste, el personal de enfermería ha aumentado de manera sostenida. Así, mientras que en 1995 había 8. 94 enfermeras y enfermeros por cada 1 000 habitantes, para 2017 la proporción era de 14.54.
Los precios de los medicamentos: un tema de vida o muerte
El mercado farmacéutico a nivel mundial supera las ganancias derivadas de la venta de armas y del sector de las telecomunicaciones. Por cada dólar invertido en la producción de un medicamento se obtienen mil de ganancia. Esto es porque el sector adquiere las materias primas en donde son más rentables -países en desarrollo-, produce las medicinas donde los costos de producción son más bajos -países de renta media- y vende el producto final en los mercados de mayores ingresos. Es también un sector oligopólico dominado por 25 empresas que controlan la mitad del mercado mundial34. Ciertamente, las empresas farmacéuticas de Estados Unidos figuran entre las más importantes: en 2019, de las 10 principales en el planeta, cinco eran estadunidenses encabezadas por Pfizer, Abbott, Merck Celgene y Abbvie35.
Como se explicaba, Estados Unidos es un país en donde los ciudadanos deben pagar más por tratamientos y medicinas respecto a lo que erogarían en otras partes del mundo. Hace algunos años, el problema del acceso a antirretrovirales genéricos para el tratamiento del VIH/SIDA confrontó al gobierno de Sudáfrica con las grandes empresas farmacéuticas, quienes argumentaban, como lo siguen haciendo hoy, que gastan mucho en investigación y desarrollo de nuevos medicamentos. El organismo no gubernamental Médecins sans frontières ha documentado que muchas empresas farmacéuticas erogan más en publicidad e imagen corporativa que en investigación para enfrentar enfermedades que siguen cobrando las vidas de millones de seres humanos en todo el mundo. Este organismo plantea que los medicamentos no deben ser un lujo y señala que “el precio astronómico de muchos de ellos proviene, sobre todo, de los monopolios de patentes de las corporaciones farmacéuticas y de la falta de competencia. Los altos precios de las medicinas han restringido, durante mucho tiempo, el acceso a tratamientos asequibles y que resultan vitales para millones de personas en países en desarrollo. En Médicos Sin Fronteras (MSF) fuimos testigos de cómo los medicamentos genéricos redujeron el precio de los antirretrovirales para el tratamiento del VIH desde los más de 10 mil dólares por paciente y año que costaban en el 2000, a menos de 100 dólares en la actualidad. Estas contundentes reducciones de precios han hecho posible brindar tratamiento contra el VIH a más de 22 millones de personas en todo el mundo.”36
En Estados Unidos los precios de las medicinas han escalado de tal forma que, en mayo de 2019, 40 estados de la Unión Americana iniciaron una querella contra grandes empresas farmacéuticas debido a los precios exorbitantes de los medicamentos que producen37. Las comparaciones con otros países son pasmosas:
la farmacéutica Gelead produce Truvada, un medicamento para la única terapia hasta hora efectiva en la prevención del VIH/SIDA, que cuesta en Estados Unidos unos mil 700 dólares por mes en tanto en Australia se cotiza en 8 dólares;
Gleevec, un tratamiento contra la leucemia y tumoraciones malignas cuesta 70 mil dólares al mes en aquel país, mientras en México el precio ronda los 2 mil dólares y en Colombia se vende a mil 100 dólares;
Humira, usado para el tratamiento de diversas enfermedades inflamatorias cuesta 822 dólares en Suiza, mientras por las mismas pastillas se pagan a 2 mil 669 dólares en Estados Unidos;
la insulina, esencial para el tratamiento de la diabetes -problema de salud que aqueja a millones de estadounidenses- se vende en Canadá a 38 dólares y en Estados Unidos a 200 dólares;
una nueva medicina génica para bebés con atrofia muscular espinal38, una enfermedad que los deja postrados de por vida, oscilará entre los 1. 5 y 5 millones de dólares con lo que se convertirá en la más cara del mundo; y
Kirmriah, medicina para el tratamiento de linfomas, cuesta 475 mil dólares, mientras que las prescripciones para la hemofilia oscilan entre los 580 mil y los 800 mil dólares anuales en aquel país39.
Si bien los costos de los medicamentos nuevos son exorbitantes -y las farmacéuticas insisten en que ello es justo, dado que gastaron mucho dinero en desarrollarlos-, también los medicamentos de antaño que no han experimentado cambios en sus fórmulas y/o composición, han subido de precio40. La pregunta es: ¿cómo puede el estadunidense promedio que llega a padecer esas u otras enfermedades, acceder a las medicinas que le puedan permitir una cierta calidad de vida? Como se explicaba, la mayoría de la población tiene acceso a algún sistema de seguridad social. Muchas personas cuentan con seguros médicos privados. Aun así, 27 millones de estadunidenses no tienen o no pueden pagar un seguro médico y, por lo mismo, tampoco pueden acceder a medicamentos41. En 1960, el estadounidense promedio pagaba 90 dólares por medicamentos prescritos y para 2019 la cifra era de mil 200 dólares42.
La razón de que las medicinas sean tan caras en Estados Unidos, tiene que ver con que son las propias farmacéuticas quienes las colocan en el mercado. Medicaid es un sistema que no negocia con las farmacéuticas los precios de las medicinas, cosa que pondría orden en el tema. En México, Chile, Canadá, Alemania, Francia y otros países, el mecanismo es distinto: los medicamentos pasan por el sistema sanitario, donde las autoridades pueden negociar los precios. En cambio, en la Unión Americana, el sistema sanitario esta fragmentado a todos los niveles y las aseguradoras subcontratan a otras para el abastecimiento de medicamentos. “El gobierno [estadunidense] permite que sean las farmacéuticas las que pongan los precios en el mercado y hay varias restricciones, algunas legales y otras prácticas, que limitan la capacidad de negociar los precios con los fabricantes, que controlan con sus patentes la exclusividad del mercado por decenas de años.”43
Así, el mercado de medicamentos en Estados Unidos, se encuentra ampliamente distorsionado. Una persona con cierta dolencia, acude con el médico, quien le recetará seguramente el medicamento con el que está más familiarizado, sin que se haya hecho una revisión de las opciones de medicamentos existentes, mucho menos de sus precios. Es sabido que las empresas farmacéuticas gastan millones de dólares en profesionales de la salud y académicos y científicos, para “convencerlos” sobre las “bondades” de sus productos. A ello se suma que las empresas farmacéuticas han trabajado de manera coordinada, para, en todo tipo de negociaciones, incluyendo las de tratados comerciales internacionales, asegurar la posesión de los derechos de patente por el mayor tiempo posible -actualmente 20 años-, lo que significa que el usuario deberá pagar el precio que estas corporaciones determinen en tanto la patente no sea liberada. Los múltiples intermediarios que intervienen en el proceso, más el cabildeo de las farmacéuticas en el Congreso estadounidense, garantizan que sean esas corporaciones las mayores beneficiadas en detrimento de las salud de los estadunidenses. Se calcula que, para los comicios de 2016, la industria farmacéutica contó con 804 cabilderos que promovieron sus intereses entre la clase política estadunidense44.
La solución propuesta por el gobierno de Donald Trump, que en algunos de sus famosos tuits ha señalado que es insostenible esta situación -y recordando que el costo de los medicamentos fue un tema destacado a lo largo de la campaña electoral de 2016- es la de importar las medicinas desde Canadá donde son mucho más baratas. Este “plan” supone que Canadá tiene interés, disposición y, sobre todo, la capacidad para abastecer al mercado estadunidense, cosa que no parece factible ni sostenible en el mediano y largo plazos.
Situación demográfica y epidemiológica
Como se explicaba en el inicio del presente análisis, Estados Unidos tiene una población de 328 millones 239 mil 523 habitantes. Considerando que en 1919 contaba con 106 millones 500 mil habitantes, en el espacio de un siglo ha triplicado su demografía. La esperanza de vida al nacer se duplico entre 1860 y 2019 al pasar de 39. 41 años a 78. 94. Con todo, es la esperanza de vida más baja entre los países desarrollados y en el transcurso de la década pasada, retrocedió. Estados Unidos tiene una distancia de seis años respecto a Japón, el país más longevo45. La tasa de fertilidad es de 1. 77 hijos por mujer. Asimismo, Estados Unidos tiene la tasa de mortalidad infantil más alta entre los países desarrollados que es de 6. 1 niños por cada 1,000 nacidos vivos46.
En 1970 Estados Unidos tenía un año más de esperanza de vida que el promedio en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y actualmente está por debajo casi por dos años. Entre 2014 y 2017, la esperanza de vida en el país declinó, siendo de 78.9 años en 2014, bajando a 78.7 años en 2015 y 2016 y de nuevo reduciéndose a 78.6 años en 2017. Tres son las razones por las que cayó, por primera vez en el presente siglo, la esperanza de vida: la incidencia del cáncer, los suicidios y el consumo de estupefacientes, en especial, de opiáceos. En 2018, la esperanza de vida volvió a crecer al llegar a 78.7 años47. Para 2020 se estimaba que llegaría a 78.81 años, si bien sumando a las tres causas principales que son responsables del descenso en la esperanza de vida, la letalidad mostrada por el SARSCoV2 podría nuevamente reducirse la esperanza de vida.
Según los CDC, las 10 principales causas de muerte en Estados Unidos son enfermedades del corazón, cáncer, accidentes (o daño no intencionado), enfermedades del tracto respiratorio inferior, accidentes cerebrovasculares, enfermedad de Alzheimer, diabetes, influenza y neumonía, enfermedades de los riñones y suicidios.
Estados Unidos tiene la tasa de suicidio más alta entre los países desarrollados. La Fundación Estadunidense para la Prevención del Suicidio, documenta que en 2018 se registraron 48 mil 344 defunciones por esa causa. En promedio se producen 132 suicidios diarios. Quienes se suicidan son, sobre todo, hombres blancos, quienes representaron el 69.67 por ciento de todas las muertes registradas por esa causa. Los hombres superan a las mujeres en suicidios en razón de 3.56 veces. El 50.57 de todos los suicidios registrados en 2018 se llevaron a cabo con armas de fuego48. Desde 1999 a la fecha la tasa de suicidios en Estados Unidos se incrementó en un 35 por ciento49.
Estados Unidos tiene la tasa de prevalencia de obesidad más alta en la OCDE, equivalente al 42.4 por ciento en el período 2017-2018 -el promedio en los miembros de ese organismo internacional es de 19.4 por ciento. Entre el periodo 1999-2000 a 2017-2018 la prevalencia de la obesidad pasó de 30.5 por ciento a 42.4 por ciento y la prevalencia de obesidad mórbida pasó de 4. 7 a 9. 2 por ciento. Como es sabido, la obesidad es un factor de riesgo que puede abonar a otras enfermedades crónico-degenerativas no transmisibles, entre ellas accidentes cerebrovasculares, enfermedades del corazón, diabetes tipo 2, hipertensión y algunos tipos de cáncer. La CDC estima que los costos anuales generados por la obesidad de los estadounidenses ascendieron a 147 mil millones de dólares, en tanto el costo per cápita para la atención médica de personas con obesidad fue de mil 429 dólares más respecto a personas no obesas50.
Un grave problema que ha coadyuvado a la reducción de la esperanza de vida en Estados Unidos -además del cáncer y el suicidio- es el consumo de opiáceos con y sin prescripción. Recientemente se reveló que la empresa Purdue Pharma, fabricante del OxyContin, medicamento a base de oxicodona introducido al mercado en 1995 para paliar el dolor crónico ocultó información sobre los efectos secundarios de este fármaco. Es un opiáceo que se debe prescribir con receta médica. Sin embargo, se ha revelado que genera adicción, aunque ese no es el principal problema. “Los opiáceos son drogas que interactúan con los receptores de opioides en las células nerviosas del cuerpo y del cerebro. Al hacer esto, las células liberan señales que amortiguan la percepción del dolor y elevan la sensación de placer en la persona. Entre estos fármacos se pueden identificar desde drogas ilegales como la heroína hasta medicamentos para calmar dolores severos, como la morfina, el fentanilo, la hidrocodona y la oxicodona. Estos dos últimos son de origen semisintético y pueden provocar adicción a los pacientes que los usan de forma reiterada. Un personaje televisivo que mostró lo que ocurre en esos casos fue el protagonista de la serie House, quien debido al dolor crónico en su pierna no podía dejar de consumir Vicodin, o hidrocodona51.”
Evidentemente la prescripción de medicamentos de este tipo debe dar lugar a un seguimiento del paciente. Entre los efectos de los opiáceos figuran la reducción de la frecuencia cardíaca y respiratoria y la muerte. En 2018, 68 mil 557 estadounidenses murieron por sobredosis de diversas drogas, pero los opiáceos fueron responsables de 47 mil 590 de esas defunciones52.
Trump y el coronavirus
El primer caso de SARSCoV2 en Estados Unidos, fue confirmado el 20 de enero de 2020. Se trató de un hombre que arribó a Seattle procedente de Wuhan, República Popular China (RP China), el 15 de enero. Al día siguiente, a pesar de tener tos, fue a trabajar y en esa misma semana comió con amigos en un restaurante. Sus síntomas empeoraban y aun así fue a comprar alimentos a una tienda. De esta forma comenzó la propagación de la enfermedad por toda la Unión Americana, si bien no sólo provino de este persona que regresó de Wuhan sino que adicionalmente llegó desde Europa a otras partes del país. Recuérdese que Estados Unidos es un país multiétnico, con una incontable cantidad de visitantes, personas en tránsito y ciudadanos que proceden de todo el mundo. Estados Unidos es, por así decirlo, un hub, por lo que era inevitable que el virus llegara al territorio y se propagara por diversos flancos53.
Ciertamente la enfermedad no ha tenido el mismo impacto en los 50 estados de la Unión Americana. Hoy por hoy los más golpeados han sido Nueva York, California, Illinois, Texas, Florida, Michigan, Pensilvania, Connecticut y Massachussets. Así, parece más letal en la costa este que en la occidental. Hasta ahora, los estados menos golpeados por el virus son Montana y Wyoming. En Nueva York, el estado más afectado, se han registrado hasta el momento de escribir estas líneas 378 mil 097 casos y 30 mil 309 defunciones, con lo que la tasa de letalidad es del 8 por ciento. Sin embargo, en Michigan, que cuenta con 58 mil 525 casos y 5 mil 613 defunciones, la tasa de letalidad ha sido de las más altas, a razón del 9.5 por ciento. Las comorbilidades como obesidad, diabetes, hipertensión y cánceres, han hecho su parte para que el SARSCoV2 tenga esa letalidad entre la población estadunidense.
El SARSCoV2 ha puesto a prueba un sistema de salud deficiente, fragmentado, descapitalizado en lo financiero y en lo humano, con costos exorbitantes de medicamentos, con una limitada infraestructura hospitalaria y con una lucha por desmantelar la cobertura de servicios de salud para los sectores menos favorecidos por parte del gobierno de Donald Trump. En consecuencia, éstos son quienes más han sufrido por la pandemia. “El virus ha estado infectando desproporcionadamente a [los afro estadounidenses]. Los estadunidenses negros representan el 13.4 por ciento de la población estadounidense, según la Oficina del Censo, pero los condados con mayor proporción de población [afro estadunidense] representaron más de la mitad de todos los casos de covid-19 y casi el 60 por ciento de las muertes a mediados de abril, según un estudio realizado por epidemiólogos y médicos clínicos. El virus también ha explotado las brechas monetarias, como lo demuestran las infecciones en las plantas empacadoras de carne, mientras que muchos trabajadores de cuello blanco hacen su trabajo desde casa.”54
La tardía respuesta de Trump a la crisis explica, en buena medida, los estragos de la enfermedad en la población estadunidense. A finales de febrero, cuando el virus se expandía por el país, Trump afirmó ante los medios de comunicación que la epidemia terminaría por “milagro.” Dijo también que su país no llegaría a los 100 mil muertos. Luego sostuvo que el virus se acabaría en abril con la llegada de la temporada de calor. Incluso a pesar de que la proporción de pruebas de detección que realiza Estados Unidos ha aumentado para ubicarse, actualmente, en 23.79 por cada caso confirmado, está muy lejos de Corea del Sur, donde la proporción es de 331 pruebas, o más aún, respecto a Taiwán, donde se han efectuado mil 274 pruebas, Nueva Zelanda con 25 mil 606 pruebas y Australia 2 mil 17 48 pruebas respecto a cada caso confirmado55. Así, la cantidad de pruebas realizadas en el país que más presupuesto destina a la salud a nivel mundial, es limitada y ello ha evitado que se cuente con inteligencia epidemiológica para enfrentar la enfermedad.
A propósito de las pruebas, Donald Trump ha sugerido -como ha pasado también en México- que no es necesario hacer pruebas, aparentemente conforme a la premisa de que, si no se realizan pruebas, entonces no hay casos confirmados y, por lo tanto, el virus no existe56.
Ante ello, es en el frente externo donde la administración de Trump ha buscado chivos expiatorios. Ha culpado a la RP China de ocultar información sobre el SARSCoV2 y hasta la OMS ha sido indiciada como presunta “cómplice” del gigante asiático. Su decisión de “terminar” la relación de Estados Unidos con la OMS ha provocado disgusto y sorpresa en todo el mundo, en especial, entre sus aliados europeos, quienes en lo general, han tomado distancia y se aprestan a poner en marcha iniciativas sin la concurrencia de Washington. Así, uno de los efectos del COVID-19 es el aislamiento de Estados Unidos a nivel mundial y el desplome de la confianza en el liderazgo de Trump. Claro que, sin la participación de Estados Unidos, los avances médicos y terapéuticos para contener la enfermedad no podrán concretarse. A ello se suman decisiones previas de Trump muy desafortunadas, como la salida del Acuerdo de París sobre cambio climático, el fin del acuerdo nuclear con Irán, sus guerras comerciales no sólo contra la RP China sino, incluso en detrimento de sus propios aliados y el retiro de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Todo ello explica que Trump haya pasado de ser el hazmerreir del mundo a convertirse en irrelevante, de manera que las naciones voltean a otras partes para la solución de los problemas mundiales57.
El asesinato de George Floyd ha desatado la ira en todo el mundo, contra el racismo y la discriminación. En muchas países, Estados Unidos incluido, se ha desafiado el confinamiento y la cuarentena para salir a protestar contra lo que se considera un hecho inadmisible que también, los aliados de Washington, han criticado.
En este sentido, pareciera que las aspiraciones de reelección de Donald Trump enfrentan cada vez más obstáculos. Antes de la pandemia, Trump encaraba un impeachment que finalmente no fue aprobado en el Senado estadunidense. La situación económica y el empleo estaban a favor del presidente. Sin embargo, el SARSCoV2 despedazó los logros económicos con los que Trump podría avanzar cómodamente a la reelección y su errática respuesta ante la enfermedad, más la violencia racial han colocado al virtual aspirante demócrata, Joe Biden, a la cabeza en las encuestas.
El SARSCoV2 también ha cambiado la manera de hacer política. Aun cuando faltan algunas semanas, la celebración de las tradicionales convenciones nacionales republicana y demócrata, agendadas para el próximo 24-27 de agosto y el 17-20 de agosto, respectivamente, está en duda, por tratarse de eventos masivos que congregan a miles de personas. Las giras proselitistas, la exposición de los candidatos a la cercanía con los electores, todo eso parece cosa del pasado. Además del desempleo, la crisis y la recuperación económica, la salud y la cobertura de servicios médicos para la población serán temas cruciales en la agenda electoral y Trump parece poco calificado para salir avante en las condiciones actuales. Su decaído perfil internacional, donde realmente cuenta ya con pocos “aliados” -entre ellos el defenestrado presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, quien, igual que Trump, ha hecho caso omiso de las recomendaciones para contener la pandemia y es el segundo país con más casos confirmados en el planeta, justamente detrás de Estados Unidos- también contribuirá.
El problema más grave, ciertamente, es cómo Trump ha acelerado el declive de Estados Unidos en tan sólo cuatro años de gobierno. Cuando en 1987 el historiador británico Paul Kennedy señalaba en su bestseller titulado Auge y caída de las grandes potencias que EEUU estaba destinado a cumplir con un ciclo de auge y decadencia, diversos intelectuales se apresuraron a descalificar lo dicho por este autor. Joseph Nye incluso, publicó un texto, en buena medida para responder a Kennedy, Destinado a liderar, donde miraba a los grandes poderes del mundo y concluía que nadie podía reemplazar a Estados Unidos. Con el tiempo y sobre todo en este siglo, donde los atentados del 11 de septiembre de 2001 mostraron la incapacidad del vecino país del norte, no ya para ser líder del mundo, sino protegerse y salvaguardar su propia seguridad, EEUU ha debido acostumbrarse a ser el “primero entre iguales”, reconocido esto por el entonces presidente Barack Obama.
La retórica trumpiana de “hacer grande a Estados Unidos otra vez” ha fracasado y ello es resultado de un cúmulo de errores y de una clase política que se ha preocupado más por polarizar a los estadunidenses que por sanar las heridas, fortaleciendo el tejido social y fomentando la unidad nacional. El SARSCoV2 no es sino lo que parece una estocada final a la posición internacional de la Unión Americana, resultado a su vez del debilitamiento de las estructuras sociales, económicas, culturales que, en otros tiempos, sustentaron a una superpotencia, admirada y temida en el planeta.
Es posible que el SARSCoV2 logre lo que la Unión Soviética no pudo hacer: vencer a Estados Unidos. Y es que, posiblemente, el peor enemigo que tiene ese país, está ahí dentro y no es precisamente el coronavirus sino un errático gobierno que pasará a la historia como el que hizo a Estados Unidos irrelevante en el mundo. Incluso si Donald Trump no se reeligiera, tomará mucho tiempo antes de que la Unión Americana se recupere del daño infligido en tan sólo cuatro años por este personaje. Claro, con Trump o sin Trump, las consecuencias para México serán terribles, dada la enorme dependencia que el país guarda respecto a Estados Unidos. Tal vez sea ya momento de mirar a otras partes, como hacen las demás naciones. Es un tema de supervivencia.
Referencias:
1 El MERS es parte de la familia de los coronavirus. A diferencia del síndrome respiratorio agudo severo (SARS) de 2002-2003 y del actual SARSCoV2, el MERS tiene una alta tasa de letalidad que oscila entre el 35 y el 40 por ciento. Como es sabido, se han identificado siete tipos de coronavirus: cuatro de ellos (HCoV-229E, HCoV-OC43, HCoV-NL63 y HCoV-HKU1) son muy comunes y algunos están presentes en el resfriado cotidiano junto a otros agentes patógenos como los rinovirus, por lo que se estima que una proporción muy alta de la población ha desarrollado defensas frente a ellos estando mayoritariamente inmunizados. Además de estos cuatro coronavirus, han aparecido de forma más reciente otros tres, de los que el SARSCoV2 es el más famoso si bien sus otros dos hermanos debutaron en el presente siglo encendiendo las alertas de la comunidad científica, debido la incidencia y distintos grados de letalidad.
2 El MERSCoV apareció por primera vez en Arabia Saudita en 2012, la enfermedad se propagó a otros países de la región y a Corea del Sur. ¿Por qué una enfermedad que se desarrolló en una región tan lejana de Corea del Sur arribó al país asiático provocando un grave problema de salud púbica en 2015? El 4 de mayo de ese año, un empresario surcoreano de 68 años involucrado en el negocio de los invernaderos, volvió a Seúl tras un viaje de 10 días en que visitó Bahrein, Qatar y otros países de la región de Medio Oriente. Una semana después, el empresario presentaba un cuadro febril y dificultades para respirar, razones por las que visitó diversas clínicas locales hasta que fue admitido ya con neumonía en el Hospital St. Mary de Pyeongtaek, en la provincia de Gyeonggi. Su condición no mejoró ahí, por la que fue transferido al Centro Médico Samsung en Seúl. Tras diversos estudios, los médicos finalmente identificaron el padecimiento del empresario como MERS-CoV el 20 de mayo. Sin embargo, para ese momento, el empresario había contagiado a otras 28 personas al haber visitado diversos centros de salud y hospitales previamente. Pero la crisis no terminó ahí. Un hombre de 35 años que se infectó también en el Hospital St. Mary de Pyeongtaek arribó igualmente al Centro Médico Samsung el 27 de mayo. Este hombre a quien en la literatura médica se conoce como el “paciente 14” fue aislado en el centro hospitalario, si bien, para ese momento, ya había contagiado a otras 82 personas. Así, Corea del Sur tuvo la mayor cantidad de casos de MERS-CoV, detrás de Arabia Saudita a nivel global, con 186 casos confirmados, 38 decesos y 16 mil personas en cuarentena. Véase María Cristina Rosas (mayo 9, 2020), “Corea del Sur y el coronavirus”, en etcétera, disponible en https://www.etcetera.com.mx/opinion/corea-del-sur-coronavirus/
7 Institute for Economics and Peace (2019), Global Peace Index 2019. Measuring Peace in a Complex World, Sydney, Institute for Economics and Peace, p. 9. Estados Unidos cayó en 4 lugares respecto al índice de 2018.
8 Institute for Economics and Peace, Op. cit., p. 40.
15 George Floyd, afroestadunidense de 46 años, detenido por la policía, murió a manos del oficial Derek Chauvin quien lo esposó y colocó en el suelo boca abajo, mientras colocaba su rodilla en el cuello de Floyd. A pesar de que éste varias veces dijo “no puedo respirar”, el oficial Chevin mantuvo su rodilla sobre el cuello de Floyd hasta que éste murió. La detención de Floyd ocurrió porque, presumiblemente, éste quería pagar un producto en una tienda con un billete falso de 20 dólares. La muerte de Floyd filmada en un teléfono celular por una mujer que transitaba por el lugar y que divulgó en redes sociales, ha desatado una ola de protestas en todo Estados Unidos a pesar de la pandemia. Véase BBC News Mundo (29 de mayo de 2020), “George Floyd: quién era el afroestadunidense muerto bajo custodia policial en Minneápolis (y qué se sabe del agente involucrado en el incidente”, disponible en https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-52838977
21 Fundación MAPFRE (2018), Sistemas de salud: un análisis global. Comparación internacional de sistemas sanitarios seleccionados, Madrid, Fundación MAPFRE, pp. 32-33.
29 La regla del 80/20, obliga a las aseguradoras a emplear al menos entre el 80 y el 85 por ciento de las primas en el cuidado de la salud. Si las compañías de seguros gastan menos, la diferencia se envía a los clientes para obtener un reembolso de parte de la prima pagada. El Obamacare exige a las aseguradoras que planean aumentar significativamente las primas del plan (más de un 10 por ciento), enviar sus tarifas al gobierno estatal o federal para su revisión. Véase Fundación MAPFRE, Op. cit., p. 31.
37 BBC News Mundo (14 mayo 2019), “La demanda de más de 40 estados de EEUU contra grandes farmacéuticas por “conspiración para inflar los precios de los medicamentos”, disponible en https://www.bbc.com/mundo/noticias-48261951
38 La terapia génica posibilita el tratamiento de enfermedades humanas mediante la transferencia de material genético a las células de una persona. Con ello se busca restituir alguna función defectuosa o dañada o impedir que se desarrolle la existente. Véase M. Ruíz castellanos y B. Sangro (enero/abril 2005), “Terapia génica: ¿qué es y para qué sirve?”, en Anales del sistema sanitario de Navarra, vol. 28, no.1, disponible en http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1137-66272005000100002
39 Lioman Lima (31 de julio 2019), “Por qué los medicamentos en Estados Unidos son los más caros del mundo (y por qué Trump los quiere importar desde Canadá”, en BBC News Mundo, disponible en https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-48346031
El ambiente creado por la narrativa del presidente Trump es inconveniente y poco propicio para generar consensos en Estados Unidos. El asesinato de George Floyd en medio de la pandemia y el clima electoral evidencia aún más la crisis sociopolítica por la que atraviesa un personaje que, lejos de fungir como un líder conciliador, exacerba con su discurso el comportamiento racista de un pueblo que encuentra en los cuerpos policiacos el cómplice más prometedor.
“Hay que ver, por ejemplo, los gestos nazis supremacistas que están haciendo los policías en las más de 39 ciudades o poblados de Estados Unidos que están viviendo en este momento el levantamiento, para darse una idea de lo permisivo que resulta para muchos de estos miembros de los cuerpos policíacos, portarse de una forma despectiva en contra de los afroestadounidenses”, sostiene en Prisma RU José Luis Valdés, investigador del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN) de la UNAM.
Este comportamiento supone que, el enojo social que se motiva a raíz del asesinato de Floyd, se da en un contexto de crisis económica que impactará directamente en la política y en las elecciones próximas a celebrarse. Algo debe de significar que el Servicio Secreto haya resguardado a Trump en el búnker de la Casa Blanca.
“Está acorralado por su propia retórica, por sí mismo. Es un sujeto que está cumpliendo la máxima del poeta que decía que el hombre es el único animal que mata lo que más ama, y él lo que más ama en este momento es el poder. Estamos presenciando probablemente el principio del fin de una presidencia, que desde el principio -para mi gusto-, se convirtió en una anomalía democrática”.
El declive de Donald Trump propiciado por él mismo viene acompañado de varios factores internacionales y de la intervención de autores que están emergiendo después de años de ausencia. Ejemplo de ello es la aparición de Anonymous quien, entre otras cosas, amenaza con exponer el supuesto vínculo que la familia Trump sostiene con una red de pedófilos.
También es un momento favorable para los rusos, quienes quieren intervenir en el proceso electoral estadounidense. Independientemente de la alianza Putin-Trump, Rusia ve “un caldo de cultivo para desestabilizar a un país que va decreciendo frente a China o a la Unión Europea”.
Si bien es un hecho que casos como el de Floyd favorecen la intervención de diferentes fuerzas políticas, las acusaciones de Trump en contra de las manifestaciones evidencian la descomposición sociopolítica en la que se encuentra la que, hasta hace poco, se ostentaba en ser la nación más poderosa del mundo.
En este sentido, el académico universitario refiere que Estados Unidos precisa de reformas político-electorales para permitir que sea el voto electoral el que elija al presidente y no el Colegio Electoral.
“Creo que lo mejor que le puede pasar a Estados Unidos y al mundo en esta crisis es que el presidente Trump se vaya por las buenas”.
El doctor Juan Carlos Domínguez, investigador del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) de la UNAM, habló sobre el dinamismo económico del cine en México. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en los últimos cinco años la industria cinematográfica ha crecido el triple que el conjunto de la economía nacional.
De acuerdo con el especialista, los 30 mil empleos directos que contabiliza el INEGI y los 50 mil que registra la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica (Canacine), sumados a los 150 mil empleos indirectos que genera la cadena productiva de la industria (producción, distribución y exhibición) se verán afectados en un 70 por ciento.
El especialista explicó que de acuerdo a las cifras mensuales de asistencia al cine de los últimos tres años, se estima que en el periodo de mayo a agosto no se venderán al menos 150 millones de boletos en las salas de cine, lo que representa el 40 por ciento de la asistencia del año. Dicha reducción se traduciría en 10 mil millones de pesos, que representa tres cuartas partes del presupuesto destinado al sector cultural de este año.
“La producción de películas también se verá disminuida, pensamos que actualmente en México se están realizando alrededor de 200 películas. Y se estima que será reducirá este número al menos 30 por ciento” añadió Domínguez.
El académico universitario destacó que un sector especialmente afectado es el circuito cultural que obtiene sus recursos de los ingresos corrientes, de los apoyos públicos y de los patrocinios. “Estamos hablando de los festivales de cine, de los cineclubes. Muchos dirigidos a sectores de la población en lugares específicos del país donde no hay cines. Se estima que por razones geográficas y del precio del boleto al menos un 30 o 40 por ciento de la población no cuenta con acceso a una sala de cine”
Enfatizó que si se suprime la diversidad de la oferta cultural que ofrecen los festivales y los cineclubes, se dejará de difundir cine latinoamericano, asiático, africano y de otros países. Así como el cine independiente que se produce en el mundo y no se estrena en las salas comerciales. “Tristemente, nos quedaríamos con el 85% del cine de Hollywood que concentran anualmente las salas comerciales”.
Finalmente, Domínguez acotó que el cine es una actividad de vital importancia para la reactivación económica porque representa un ingreso considerable de recursos. Actividad que en algunas ocasiones se considera como una carga o un gasto superfluo. “Invertir en cine es tener la posibilidad de que las inversiones puedan tener un efecto multiplicador en la economía que genere beneficios y empleos en el corto y mediano plazo”.
La contienda electoral en Estados Unidos en tiempos de pandemia muestra “un ambiente interesante e inquietante de nueva guerra fría”. De acuerdo con Andreu Espasa de la Fuente, investigador del Instituto de Investigaciones Históricas (IIH) de la UNAM, el debate de quién es más fuerte contra el enemigo exterior es una dinámica clásica de guerra fría que se vio en las elecciones de 1960, en la que los contendientes por la presidencia fueron John F. Kennedy y Richard Nixon.
Indicó que en estas elecciones Joe Biden se presenta como un candidato más “antichino” que el propio Trump, quien ha contestado que los chinos quieren que pierda las elecciones.
Estas posturas se intensifican luego de verse afectada la ideología del excepcionalismo imperante en muchas regiones del país norteamericano: la crisis sanitaria “les está golpeando” de peor manera que a otras naciones.
Espasa de la Fuente sostiene que el cambio geopolítico en el que se encuentra el pueblo estadounidense le ha obligado a crear consensos a favor de un Estado fuerte, de donde estriban los brotes de xenofobia contra ciudadanos estadounidenses de origen chino, y los movimientos de extrema derecha (defensores de la Segunda Enmienda: el derecho a portar armas) que se manifiestan contra los encierros.
Por eso no es extraño percatarse que, en medio de la pandemia, el contexto electoral se haya tornado “algo extraño”, pues las campañas se han suspendido y el “encierro” al que Biden se ha sometido no necesariamente obedece a las acusaciones de acoso sexual en su contra, sino a “la estrategia de vender su papel en la recuperación económica desigual, que en 2009 alimentó un gran malestar social que terminó dándole la victoria a Trump en 2016”.
De ser ciertas las señalizaciones de que Trump está aprovechando la pandemia para postergar las elecciones, de haber un rebrote de coronavirus en los meses de octubre o noviembre, las elecciones tendrían que hacerse vía correo electrónico, algo poco factible de organizar a estas alturas en una población polarizada de casi 300 millones de votantes que poco confía en la transparencia de un sistema de este tipo.
El confinamiento, una oportunidad para revisar los roles de género e intentar modificarlos por relaciones más equitativas
Como consecuencia de la emergencia sanitaria por COVID-19, se ha reportado un incremento significativo de la violencia doméstica. La doctora Lucero Jiménez Guzmán, investigadora del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) de la UNAM, destacó que para el análisis de la violencia es necesario considerar la diversidad de grupos y clases sociales, debido a que la situación en cada una de ella es diferente, pero una constante es que la división del trabajo doméstico normalmente se les confiere a las mujeres.
Explicó que cuando “hay roles establecidos dicotómicamente” donde los hombres acostumbran ejercer poder y no lo pueden hacer en otros ámbitos, se sienten atrapados, por una circunstancia que no pueden controlar. Una situación de masculinidad hegemónica en la que los hombres piensan que pueden controlar todo y que no son vulnerables.
Jiménez Guzmán enfatizó que la masculinidad se convierte en un factor de riesgo para ellos y sus familias, sobre todo, si se considera que el 60 por ciento de los trabajadores están en la informalidad. En este caso, si los hombres salen a buscar el sustento al no creerse vulnerables podrían ignorar las medidas de la sana distancia.
“A nivel estructural el mundo se está revisando, por primera vez se está poniendo énfasis en que el capital está concentrado en el uno por ciento de la población mundial, eso es gravísimo. Se está poniendo atención en la gran vulnerabilidad y pobreza de sectores amplios de la población mundial. Y en el cambio en los modelos y patrones de consumo, no podemos seguir depredando al planeta como lo venimos haciendo”, concluyó la académica universitaria.
El periodo de mantenerse en casa para evitar el contagio por Covid-19 trae consigo impactos psicológicos importantes. De acuerdo con la doctora Carolina Santillán Torres Torija, supervisora académica de la estrategia Crisis, Emergencia y Atención al suicidio de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala de la UNAM, señaló que cuarentena es cuando una persona ya ha estado en potencial riesgo con otra que ya está infectada y se le ha indicado que necesita aislarse.
Por otro lado, el aislamiento es el privilegio y derecho de hacerlo voluntariamente, se lleva a cabo por aquellos que no han estado en contacto con alguien ya portador del Covid-19. Esta situación va cambiar conforme pasen los días, ya que los primeros casos eran importados y ahora al presentarse el contagio comunitario el riesgo aumenta.
La investigadora de la FES Iztacala refirió que el impacto psicológico es diferente de acuerdo al grupo social al que se refiera. El 40 por ciento de los mexicanos están empleados de manera informal y dependen de sus ingresos diarios para poder subsistir. Esas personas tendrán el riesgo adicional de desigualdad, con preocupaciones por sus niveles altos de endeudamiento, tienen poca información y no han dimensionado la problemática de salud pública. Tendrán ansiedad, depresión y consumo de sustancias.
La especialista señaló que las que cuentan con una situación privilegiada van a enfrentarse a situaciones económicas complicadas: aburrimiento, frustración, enojo y cuestiones relacionadas con depresión.
Por otro lado, las personas que se encuentran en cuarentena por haber convivido con alguien contagiado tendrán el riesgo adicional de presentar estrés postraumático, especialmente si son papás con hijos pequeños o mujeres embarazadas.
Mencionó que los profesionales de la salud tienen un impacto adicional porque tienen el estrés de su familia, cansancio. Los niños pueden desarrollar miedo, nerviosismo, tristeza, mientras que otras personas pueden sentir culpa o vergüenza por temor de contagio. “El impacto puede llevar a ingerir alcohol y otras sustancias, habrá un aumento de la depresión y la violencia intrafamiliar”.
Para mitigar esta situación, además de los apoyos que el gobierno pudiera ofrecer, debieran sumarse los bancos, la industria privada, créditos automotrices, de vivienda y que empresarios no retiren a sus trabajadores de sus empleos. Es un problema que necesita de muchos actores y en lo individual apoyar en lo que se pueda, “los que puedan dar apoyo psicológico o económico lo hagan, pero si no, tampoco hay que estigmatizar a aquellas personas que salen por necesidad, esta pandemia lo menos que debe hacer es dividirnos”.
Exhortó a estar atentos entre todos y monitorear señales tempranas de nuestros familiares y/o vecinos como problemas para dormir, disminución del apetito, irritabilidad, llanto, tristeza y animarlos a que reciban ayuda profesional a la distancia.
Aconsejó mantener el estilo de vida, hacer mínimo treinta minutos de ejercicio, tener contacto social a distancia y dosificar la información a la que se tiene acceso y preferir fuentes verificadas y oficiales.
La simple idea de contagiarnos de una enfermedad, para la cual aún no hay cura, nos provoca estrés, miedo y ansiedad. Una respuesta racional – dicen los psicólogos- a la que no debemos ceder el control. Pero ¿cómo pueden los mexicanos enfrentar el estrés y ansiedad que provoca la situación por el riesgo de padecer coronavirus?
Como una medida de mitigar pensamientos, sentimientos y emociones negativas, la doctora Silvia Morales Chainé, de la Facultad de Psicología de la UNAM, recomienda mantener contacto virtual con nuestros seres queridos, compañeros de trabajo y demás círculos sociales, así como establecer estilos de vida saludables con rutinas de ejercicio, relajación y sueño.
Del mismo modo debemos atender nuestras necesidades, emociones y sentimiento. Recordar también que la práctica de prevención de la enfermedad se lleva a cabo consumiendo información oficial y verídica.
A través del canal de Youtube de la Coordinación Nacional de Protección Civil,comentó que la Facultad de Psicología de la UNAM realiza un tamizaje de emergencias que evalúa la condición actual del paciente. De salir con un nivel alto de riesgo a padecer algún trastorno psicológico (ansiedad, miedo, estrés) recomienda llamar al teléfono de Atención Psicológica a distancia de la Facultad para aclarar y ampliar la información requerida.
Asimismo, la académica universitaria aseveró que, para hacerle frente al coronavirus, se precisa saber identificar sus síntomas, pues de ello depende la atención que se le puede brindar. Si la probabilidad de haberla contraído es alta, lo siguiente por hacer es llamar a la línea de atención directa para ser evaluados.
“De estar diagnosticados o tener con nosotros personas con la enfermedad, se deben tratarlas con empatía. No son ‘casos COVID-19’, ‘Víctimas’, ‘familias de COVID-19’ ni ‘enfermos’. Se trata de ‘personas que tienen COVID-19’”.
Exhorta a dar más valor a las historias positivas que se escuchen sobre las personas que se han recuperado y reconocer el trabajo del personal de salud que se está ocupando de atender a las personas tratadas por el padecimiento.
De esta manera, en aras de mantener una buena salud física, mental y psicosocial, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en colaboración con el Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED) y otras instancias de la salud, brinda recomendaciones de autocontrol en torno a la enfermedad del nuevo coronavirus (COVID-19) que actualmente azota al mundo
¿Qué hago si la prueba sale positiva?
Morales Chainé hizo hincapié en la necesidad de ayudar a reducir al máximo la posibilidad de contagiar a otras personas. Para ello, recomienda lo siguiente:
Quedarse en casa salvo que se requiera de una atención médica urgente.
Evitar visitas
Utilizar un solo cuarto para permanecer en él.
De contar con un sólo baño, mantener las condiciones de higiene al máximo.
Limitar el contacto con mascotas; lavarse las manos antes y después de interactuar con ellas.
Usar cubre bocas tanto para la persona diagnosticada con COVID-19 como para su familia
Cubrirse con un pañuelo al toser o estornudar. Posteriormente tirar los pañuelos a un bote de basura con tapa en una bolsa cerrada.
Lavarse las manos con agua y jabón durante 20 segundos, o por lo menos, usar alcohol gel que contenga entre el 60 y 95 por ciento de alcohol.
Evitar tocar ojos, nariz y boca.
Evitar compartir artículos personales (utensilios de comida, toallas o sábanas); después de usarlos lavarlos bien con agua y jabón.
Usar cubre bocas y guantes al limpiar la habitación.
Es necesario que quien padece la enfermedad vigile constantemente sus síntomas y busque atención médica si empeoran los síntomas o si detecta dificultad para respirar.
Si se necesita trasladarse al médico, hay que hacerlo de forma segura previo aviso al médico.
La fase tres por coronavirus llegará a México pese a la instauración de la Jornada Nacional de Sana Distancia, por tanto, “es momento de dejar de mezclar historias y enfocarnos a nuestra epidemia”.
En entrevista para Radio UNAM, Mauricio Rodríguez Álvarez, vocero de la Comisión Universitaria para la Atención de la Emergencia Coronavirus, destacó la preparación oportuna que las autoridades sanitarias hicieron ante la llegada del virus a nuestro país.
“No llevábamos ni 200 -casos- y ya estaban cerrando escuelas y parando eventos masivos. Hoy no llevamos ni 500 y ya están parados prácticamente todos los niveles de gobierno y el 80 por ciento de las actividades. Esto no lo alcanzó a hacer ningún país a tiempo”.
La fase de máxima transmisión por día la viviremos, pero, a diferencia de otros países, el pueblo mexicano puede evitar que la curva epidémica –número de casos diarios– no crezca exponencialmente y para ello es necesario cumplir enérgicamente las medidas sanitarias, es decir, quedarnos en casa y lavarnos las manos las veces que sea necesario.
Y es que, a decir de Rodríguez Álvarez, en este momento en la comunidad se podrían estar dando contagios desapercibidos de gente que tiene un catarro leve o de aquella que haya sido contacto de un caso con coronavirus.
“Lo que queremos es que los contagios ocurran despacio, que los pacientes graves vayan siendo de poco en poco para que no se saturen los hospitales ni se desgaste la sociedad, porque en los últimos tres días hemos visto lo complejo que es combatir una epidemia, es decir, hay que preparase en muchos aspectos, como en lo jurídico y administrativo”.
Por tanto, el profesor de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM hace hincapié en la necesidad de consumir sólo información oficial y verídica, así como en dejar de mezclar las historias de otros países con el nuestro, pues “cada país lleva su epidemia a su propio ritmo y a sus propias características y capacidades”.
El martes 24 de marzo, la UNAM dará a conocer los resultados de su Concurso de Selección Febrero 2020 al nivel Licenciatura, en el Sistema Escolarizado y en el Sistema Universidad Abierta y Educación a Distancia (SUAyED), modalidades Abierta y a Distancia.
A pesar de que China y Estados Unidos comenzaron los ensayos clínicos de las vacunas contra el coronavirus, no significa que hayan desarrollado la cura y su posible administración entre los infectados. Los expertos dudan que una vacuna viable llegue antes de 2021.
A decir de Carlos Federico Arias Ortiz, investigador del Instituto de Biotecnología de la UNAM, el desarrollo normal de una vacuna toma hasta una década, por lo que el trabajo de aquellos que se han sumado a esta batalla titánica se reconoce aún más.
“Estados Unidos y China se encuentran iniciando la fase clínica (en humanos), pero esto puede tomar hasta dos años. De funcionar y tener una protección razonable, habría que producirla en cantidades suficientes para administrarla en aquellos que la necesiten”.
De acuerdo con el doctor Arias, estamos ante un proceso largo y complicado. Además del tiempo que se necesita para producir una cantidad suficiente, habría que negociar el acceso a ella en términos de urgencia, así como llevar a cabo las recomendaciones que haría la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otras diligencias que tienen que ver con el financiamiento.
No obstante, países como España y Alemania también se unen a la veintena de grupos de investigación y farmacéuticas que trabajan por encontrar una solución que frene la epidemia.
El COVID-19 afectó la economía mundial. El Fondo Monetario Internacional subrayaba que el 2020 tendría un crecimiento del 3.9 por ciento, y la cifra tan sólo ha sido del 2.1 con tendencia a la baja. Ha afectado a los mercados bursátiles. De hecho, “se recuperará hasta el cuarto trimestre de este año”, explicó José Ignacio Martínez Cortés, profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM.
Esto se debe a que el epicentro del surgimiento del virus fue en Wuhan, China, en donde se interconectan 17 cadenas globales. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud han sido afectados 145 países en torno al comercio internacional y son 93 los que tienen una producción a la baja.
En 2019 el comercio de mercancías tuvo un comportamiento de 3.7 por ciento y la Organización Mundial de Comercio precisa que el resultado de la expansión del patógeno afectará este rubro con una fuerte reducción de 1.9 por ciento, con tendencia a la baja.
Por ejemplo, en China se encuentra la industria automotriz, desde la armadora de autos hasta la producción de autopartes, además de la industrial textil, calzado, e incluso aero-partes de la aeronáutica civil. Debido a la contingencia toda esta manufactura se detuvo.
Para ejemplificar, Martínez Cortés explicó que uno de los productos que usamos los mexicanos es el celular Iphone en sus diversas versiones. “Al pararse la producción se retrasan los pedidos de las empresas de los distribuidores y esto entorpece las ventas que terminan por caerse y disminuye la manufactura a nivel internacional”.
El precio internacional del crudo resultó amenazado y esto se refleja en la movilidad de las monedas. En el caso del peso mexicano, el 10 de enero estaba a 18.75 pesos y para la tercera semana de marzo a 24.03 pesos por dólar. “Esto también afecta al comercio internacional de mercancías”.
Esta situación surgió a partir de la expansión del patógeno, primero en Italia, luego en Irán y después en los demás países. Es estrictamente el resultado de la expansión del coronavirus.
“México tendrá un primer trimestre con un ligero crecimiento o nada, incluso habrá una tendencia negativa, que por supuesto afectará al bolsillo de los mexicanos”, destacó el experto en la materia. A nivel internacional cayó el crudo y la mezcla mexicana que se había establecido a un precio de 49 dólares cayó a 18.
Propuesta de la UNAM para contingencia económica
Si la pandemia tiende a reducirse entre junio y julio, la economía mundial se recuperará hasta el cuarto trimestre del año, como resultado de no haber producido mercancías como en años anteriores. Por ello, países como Estados Unidos han reducido los impuestos o han pospuesto el cobro de los mismos. Otros ejemplos son Alemania, Japón y China que han otorgado subsidios.
En este caso, es necesario que el gobierno mexicano adopte urgentemente una contingencia económica. De hecho, la UNAM a través del Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios (LACEN) de la FCPyS ha propuesto a las autoridades mexicanas una serie de medidas.
“Esto para impulsar que el ingreso de los mexicanos no se vea afectado a raíz de que las empresas no han registrado ventas y que finalmente origine desempleo”, dijo Martínez Cortés.
Entre las recomendaciones destaca la inversión pública en el sector de la construcción, que equivale al 11 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).
Otro punto es la inversión en el capital de proyectos estratégicos como es el aeropuerto de Santa Lucía, la refinería de Dos Bocas, el tren Maya y el transpacífico. Se busca fomentar la industrialización a través del Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC) que está a dos meses de entrar en vigor.
Y finalmente, debe otorgar confianza al inversionista para canalizar capital hacia los sectores estratégicos.
Tipificar un feminicidio en México no es un proceso complejo pues tiene características específicas de violencia: secuestro, mutilaciones, torturas, agresión sexual y asesinato. Desafortunadamente, es un delito que no está homologado a nivel nacional, aunque se contempla en el Artículo 325 del Código Penal Federal.
“Pareciera que el mensaje es ‘no te vamos a sancionar. Puedes seguir asesinando’”, asevera María Salguero Bañuelos, autora del Mapa Nacional de Feminicidios en México, el cual documenta estos casos desde 2016.
En entrevista para Radio UNAM, señala que el mapa no sólo visibiliza la violencia de género, también muestra la impunidad de nuestro sistema legislativo.
De acuerdo con la investigadora, cuando las autoridades encuentran los cuerpos no resguardan la evidencia, la pierden o contaminan, por tanto, no hay material probatorio para vincular a proceso a nadie.
Pensada como una herramienta de consulta para periodistas, el mapa retrata la cobertura que muchos medios de comunicación locales hacen en torno al feminicidio.
“Por prensa tengo dos mil 700 mujeres asesinadas, pero siempre hay un sesgo, entonces, ahí es cuando recurro a hacer el cruce con las cifras oficiales (tres mil 825), que son las del Secretariado. Muchos, con tal de decir ‘nosotros no tenemos este problema’, no reportan sus verdaderas cifras”.
A decir de Salguero Bañuelos, es común la mala clasificación de este delito en las entidades del país. Por ejemplo, el caso de una mujer asesinada en la Ciudad de México se trata como homicidio calificado, en Sonora es tipificado como feminicidio.