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Guerra fría en las elecciones presidenciales de Estados Unidos

UNAM Global · Guerra fría en las elecciones presidenciales de Estados Unidos

La contienda electoral en Estados Unidos en tiempos de pandemia muestra “un ambiente interesante e inquietante de nueva guerra fría”.  De acuerdo con Andreu Espasa de la Fuente, investigador del Instituto de Investigaciones Históricas (IIH) de la UNAM, el debate de quién es más fuerte contra el enemigo exterior es una dinámica clásica de guerra fría que se vio en las elecciones de 1960, en la que los contendientes por la presidencia fueron John F. Kennedy y Richard Nixon.

Indicó que en estas elecciones Joe Biden se presenta como un candidato más “antichino” que el propio Trump, quien ha contestado que los chinos quieren que pierda las elecciones.

Estas posturas se intensifican luego de verse afectada la ideología del excepcionalismo imperante en muchas regiones del país norteamericano: la crisis sanitaria “les está golpeando” de peor manera que a otras naciones.

Espasa de la Fuente sostiene que el cambio geopolítico en el que se encuentra el pueblo estadounidense le ha obligado a crear consensos a favor de un Estado fuerte, de donde estriban los brotes de xenofobia contra ciudadanos estadounidenses de origen chino, y los movimientos de extrema derecha (defensores de la Segunda Enmienda: el derecho a portar armas) que se manifiestan contra los encierros.

Por eso no es extraño percatarse que, en medio de la pandemia, el contexto electoral se haya tornado “algo extraño”, pues las campañas se han suspendido y el “encierro” al que Biden se ha sometido no necesariamente obedece a las acusaciones de acoso sexual en su contra, sino a “la estrategia de vender su papel en la recuperación económica desigual, que en 2009 alimentó un gran malestar social que terminó dándole la victoria a Trump en 2016”.

De ser ciertas las señalizaciones de que Trump está aprovechando la pandemia para postergar las elecciones, de haber un rebrote de coronavirus en los meses de octubre o noviembre, las elecciones tendrían que hacerse vía correo electrónico, algo poco factible de organizar a estas alturas en una población polarizada de casi 300 millones de votantes que poco confía en la transparencia de un sistema de este tipo.