Radio UNAM es galardonada con el premio “José Vasconcelos”

La emisora cultural Radio Educación entregó el reconocimiento José Vasconcelos al Mérito en la Radio Pública 2017 a Radio UNAM por ser una institución cuyas actividades han fortalecido a la radio pública y ha realizado aportaciones creativas en materia de investigación, gestión o desarrollo institucional.

En el marco del 93 aniversario de su fundación, y desde hace nueve años, Radio Educación entrega este reconocimiento que “pone de relieve el esfuerzo y dedicación de instituciones que han contribuido al quehacer cultural de México”, resaltó Hilda Saray Gómez González, directora de Producción y Planeación de Radio Educación.

Para Carmen Limón, subdirectora de  Programación de Radio UNAM, este galardón “nos ayuda a fortalecer la radio pública y da consistencia a la radio universitaria, nos enorgullece”.

Asimismo, es “el corolario perfecto de los festejos de aniversario”, ya que este 2017 Radio UNAM celebra 80 años de vida, radiodifusora que ha centrado su esfuerzo en difundir el conocimiento en todas sus manifestaciones, propiciar la crítica, la reflexión, el análisis y la libre expresión de las ideas.

Por los micrófonos de Radio UNAM han desfilado los hombres y mujeres más notables de la ciencia, la cultura, el arte, el humanismo de los últimos 80 años, por ello, “se reconoce el trabajo de muchos y de muchos años”.

Finalmente, Carmen Limón agradeció a su colega de Radio Educación por esta distinción sin olvidar el compromiso de ambas instituciones radiofónicas de extender los beneficios de la educación, la cultura y la información.

 

 

Protegernos de un huracán está en nuestras manos


Cada año llegan a México, en promedio, cinco ciclones tropicales y eso nos obliga a estar listos ante estos eventos. No podemos vaticinar la fecha, su intensidad ni dónde impactarán —“dejemos eso para las bolas mágicas de cristal”—, pero al igual que con los sismos debemos saber cómo reaccionar cuando un huracán golpee a nuestra puerta, indica Martín Jiménez Espinosa, subdirector de Riesgos por Fenómenos Hidrometeorológicos del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred).

A fin de proceder de manera oportuna lo primero, expuso el doctor, es determinar los peligros latentes de la zona donde vivimos y, para, ello lo mejor es consultar el del Atlas Nacional de Riesgosdel Cenapred. “Y es que en cuanto a los huracanes es preciso considerar no sólo las lluvias, vientos o inundaciones, pues hay otros elementos que implican un riesgo elevado y que con frecuencia soslayamos, como la inestabilidad de las laderas, capaces de sepultar poblados, como pasó en 2013 en la comunidad de La Pintada, en Guerrero”.

Para acometer esta tarea de la manera más efectiva, desde el año 2000 México cuenta con un Servicio de Alerta Temprana para Ciclones Tropicales(SIAT-CT), el cual consta de un semáforo de cinco colores que va del azul al rojo, los cuales se escalan o desescalan dependiendo de si un huracán se aproxima a territorio nacional o si se aleja, marcando las pautas de lo que, tanto a la ciudadanía como a las autoridades, compete.

“Cuando detectamos un fenómeno que no necesariamente golpeará nuestras costas estamos en color azul (peligro mínimo) y si se acerca encendemos la luz verde (peligro bajo). Cuando la llegada del huracán es inminente entramos en fase amarilla (peligro moderado) y si la alerta sube a naranja (peligro alto) entonces estamos a un día del impacto y debemos evacuar. Si se activa el color rojo (peligro máximo) significa que el ciclón impactará en pocas horas y que todos deben estar a resguardo en un refugio seguro y bien avituallado”.

Una vez pasado el ciclón, este proceso se da en sentido inverso, es decir, las autoridades evalúan los daños y la gente gradualmente sale de los albergues y regresa a sus casas, al tiempo que el semáforo va pasando —escalonadamente— del rojo al azul.

A decir del doctor Jiménez, en sus 20 años de funcionamiento el SIAT-CT ha mostrado ser muy efectivo en su misión de preservar vidas humanas, al grado que muchas naciones de Centroamérica se han acercado a México para pedir asesoría sobre esta estrategia de protección civil. “Antes no teníamos algo parecido y nuestro tiempo de respuesta era muy limitado, a veces de horas. Esto es un gran avance, pero para que el Sistema de Alerta Temprana funcione como debe necesitamos de la colaboración ciudadana”.

¿Qué puede hacer la ciudadanía?

La página del Cenapred tiene un apartado de publicacionesen donde, quien lo desee, puede descargar de manera gratuita carteles, trípticos y fascículos sobre ciclones tropicales y otros fenómenos, los cuales además de en español pueden ser consultados en lenguas indígenas o en idiomas como el inglés, francés o japonés.

“El conocimiento puede salvar vidas y por eso es crucial saber desde antes si el lugar donde vivimos en proclive a inundaciones costeras o a deslizamientos de terreno. También debemos aprender a desalojar nuestras viviendas en cuanto lo indique la autoridad, a movilizar con rapidez a personas con discapacidad —si es que las hay en nuestra familia— e incluso a transportar a nuestras mascotas para no dejarlas solas. No improvisar nos deja margen para actuar”.

Para el doctor Martín Jiménez Espinosa, algo que todo mundo debería hacer ante la primera señal de contingencia es resguardar sus documentos más valiosos y alistar una mochila en la que vayan no sólo estos papeles, sino agua, víveres, pilas y, si entre nuestros familiares hay alguien con alguna enfermedad crónica, medicinas.

“Hasta ahorita hemos mencionado acciones que uno debe realizar de botepronto, pero hay muchas otras que se pueden prever desde antes y que pueden aminorar pérdidas en nuestro patrimonio e incluso evitarlas, como podar nuestros árboles al empezar la temporada de ciclones, sujetar los tanques de gas y anclar los tinacos y, si nuestra vivienda es de materiales precarios como madera o láminas, sustituirlos —si es posible, claro— por mampostería”.

Y sobre todo, subraya el experto, es preciso erradicar un hábito nocivo que todos sabemos incorrecto y que seguimos practicando: el arrojar basura en las calles, pues además de ser antihigiénico es la principal causa de obstrucción de los drenajes y, por ende, la causante de inundaciones en nuestras colonias o barrios.

El doctor Martínez es enfático al señalar que los ciclones tropicales son inevitables y se repiten todos los años por lo que no podemos bajar la guardia, “por el contrario, debemos prepararnos para todos sus efectos, trátese de viento, oleaje, inundaciones costeras por marea de tormenta o lluvias, las cuales provocan anegamientos, crecidas de ríos, desbordamientos de cuerpos de agua e inestabilidad de laderas. México es propenso a todo eso.

“Saber que estamos en la temporada de huracanes y tener un estimado de cuántos ciclones tropicales habrá, más que una guía sirve para formarnos una idea de la actividad y energía con la que lidiamos. En vez de quedarnos con estas cifras lo mejor que podemos hacer es seguir, cada uno por nuestra cuenta, la trayectoria e intensidad de estos fenómenos para así determinar qué zonas resultarán afectadas; así jamás estaremos desprevenidos”.

¿Cómo se forma un Huracán? La ciencia detrás de la tormenta

Huracanes, fenómenos naturales de gran potencia

El reciente paso del huracán Delta por territorio mexicano nos recuerda el peligro latente de estos fenómenos naturales, en cada temporada de formación. El alcance de su fuerza destructiva es conocido.

La segunda semana de octubre de 2005, una gran y compleja zona de baja presión se desarrolló sobre el Atlántico oeste y el este del Caribe con varias zonas de tormenta eléctrica. Este conjunto de nubes se fue organizando lentamente al suroeste de Jamaica hasta convertirse en una depresión tropical al cabo de 24 horas, el 15 de octubre. Posteriormente, se volvió una fuerte tormenta tropical, y luego, un huracán.

Wilma es recordado como uno de los huracanes más intensos registrados en el Atlántico y el décimo ciclón tropical a nivel mundial que tocó tierra y que registró efectos muy destructivos. Otros huracanes igualmente intensos fueron Mitch de 1998, Hattie en 1961 y Janet en 1955.

  • Los ciclones tropicales son una masa de aire caliente que gira en contra de las manecillas del reloj; se clasifican de acuerdo a la intensidad de sus vientos en superficie en: depresión tropical, tormenta tropical y huracán, que a su vez se clasifica desde la categoría 1 hasta la 5 (escala Saffir-Simpson).

El huracán es la etapa más severa de los ciclones tropicales. Las causas de su origen y procedencia son muy variadas, y a medida que sus vientos son más rápidos, crece su peligrosidad, explica Christian Domínguez Sarmiento, investigadora del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM.

Una de las características de los huracanes es que los vientos suelen ser muy intensos, alcanzando velocidades de más de 119 kilómetros por hora; se forman principalmente cuando el océano contiene una gran cantidad de calor, es decir, cuando la superficie del mar registra altas temperaturas superiores a los 28 grados Celsius y la atmósfera se encuentra muy húmeda. Podríamos decir que para que se forme un huracán, la atmósfera y el océano deben estar de acuerdo en su formación.

De mayo a noviembre

La temporada de ciclones tropicales comienza oficialmente en mayo y termina en noviembre; sin embargo, pueden existir variantes de acuerdo con las condiciones de los océanos. En el Océano Pacífico podrían presentarse desde el 15 de mayo, mientras que en el Atlántico hasta el mes de junio. Esto se debe a que las temperaturas de la superficie del mar del Pacífico aumentan antes que las del Atlántico.

La especialista precisa que, en promedio, existen alrededor de 12 ciclones tropicales en promedio cada año del lado del Atlántico, y del lado del Pacífico que suele ser mucho más activo, regularmente se forman 16 ciclones tropicales por temporada. No obstante, para este año, en el Atlántico, se han formado hasta el mes de octubre 25 ciclones tropicales, en tanto que del lado del Pacífico se han formado hasta este mes de octubre 14 ciclones tropicales.

  • Los daños que pueden dejar los huracanes son diversos. En las zonas costeras, por ejemplo, van desde daños a infraestructuras por los fuertes vientos hasta la marea de tormenta, que sucede cuando los vientos arrastran los cuerpos de agua del océano y lo introducen en la tierra. Los deslaves y las fuertes lluvias, son otro de los daños recurrentes que los huracanes dejan a su paso.

La especialista señala que para esta temporada, se previó que todos los estados costeros ubicados cerca del Golfo de México y parte del Caribe, desde Tamaulipas hasta Quintana Roo, resultarían afectados por el paso de estos fenómenos naturales. En mayo, se formó el primer ciclón, Arthur, y en octubre, Delta, el más reciente ciclón formado hasta el momento.

Intensidad, velocidad y traslación

Los huracanes que más afectaciones provocan, son aquellos cuyos vientos dentro del mismo sistema son muy intensos, y al mismo tiempo, existe lo que se denomina velocidad de traslación; es decir, el tiempo que le toma a un ciclón tropical llegar de un lugar a otro. “Hay ciclos tropicales que pasan muy rápido, y otros que pasan tan lento que parecen estacionarios”.

En recientes años, los huracanes que son estacionarios son más peligrosos porque las ciudades o comunidades han crecido exponencialmente. Aunado a esto, estos fenómenos naturales al ser estacionarios pueden producir más lluvias sobre un mismo lugar durante un lapso de tiempo más largo produciendo inundaciones. También, estos lugares podrían sufrir los vientos intensos asociados al sistema por más tiempo, ocasionando daños a la infraestructura y la vida humana.

Entonces, unos causan más daños que otros porque acumulan ciertas características que los hacen más peligrosos, no sólo tiene que ver con la intensidad, sino otros factores como los mencionados. Cabe recalcar, que la lluvia no está asociada con la intensidad de un ciclón tropical. Por ejemplo, una tormenta tropical estacionaria podría ser más peligrosa que un huracán categoría 1 cuya velocidad de traslación sea muy rápida.

Niño o Niña

2020 es un año en el que está presente el fenómeno de La Niña, definido como temperaturas frías en la superficie del Océano Pacífico. Una característica principal es que el océano y la atmósfera en el Océano Atlántico “se pusieron de acuerdo” produciendo ambos, condiciones favorables para que se formen muchos ciclones tropicales en el Océano Atlántico, como está sucediendo en este año 2020.

Por el contrario, cuando es un año en el que se presenta El Niño sobre el Pacífico, las temperaturas en este océano son muy calientes.  Los ciclones tropicales que se forman sobre este océano son más intensos y de mayor tamaño.

Respecto al cambio climático, se sabe que van a ocurrir ciclones tropicales más intensos, pero el número total de los ciclones tropicales que se presenten en un futuro podría disminuir. Las proyecciones a futuro indican que, si en una década sucedían 20, por ejemplo, dentro de cincuenta años habrá 10, pero mucho más intensos.

Christian Domínguez hace énfasis en la importancia de revisar los pronósticos meteorológicos diariamente con la finalidad de saber si habrá huracanes o no, y sobre todo, hacer caso de las medidas de seguridad emitidas por Protección Civil para acudir a los refugios.

Lo que viene: grandes migraciones por motivos climáticos

La mayoría de quienes migran en el planeta lo hacen por razones ambientales; la situación es gravísima y no hay una regulación específica para tratar a esos desplazados, afirmaron expertos de la UNAM.

En el marco de El Aleph, que en este 2022 lleva por tema Las fronteras del medio ambiente, Úrsula Oswald Spring, del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias, mencionó que hay eventos naturales que, junto con fenómenos inducidos por la sociedad y condiciones preexistentes, provocan muertes y daños a la población más vulnerable.

En 2020, por ejemplo, “vimos que con 28 huracanes se generó un dilema de supervivencia para mucha gente, la cual no tuvo más remedio que salir de sus lugares de origen para tener acceso a alimentos, agua y algún ingreso”.

La sequía puede durar uno o dos años, pero al tercero ya no hay más semilla y no queda más que abandonar los lugares; lo mismo ocurre con eventos repentinos, como los huracanes o las inundaciones, que obligan a la población a cambiar de condiciones.

Los procesos de desastre son transversales y deberían tomar en cuenta el tema de género, tanto en el tema preventivo, como en la creación de resiliencia, planeación y garante de los derechos. La equidad de género, la sustentabilidad y los derechos humanos en las políticas públicas reducen las vulnerabilidades y mejoran la adaptación a los planes de contingencia.

En el conversatorio Desplazados medioambientales, Rodrigo Gutiérrez Rivas, del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ), mencionó que hay una tragedia detrás de esas personas: son en su mayoría pobres quienes enfrentan con crudeza las modificaciones a sus territorios debido a las transformaciones climáticas cada vez más acentuadas, que provocan tormentas, huracanes, crecidas de ríos o desgajamientos de montañas, y la situación es cada vez más grave.

“La economía que devora a la naturaleza está provocando la situación que hoy enfrentamos, ocasionada por aquellos interesados en hacer avanzar las fronteras extractivas sobre territorios que antes no estaban identificados por el radar del capital y que contribuyen a la destrucción del planeta mediante la deforestación, la megaminería tóxica, etcétera. Esos actores capturan territorios y los vuelven inhabitables. México, por ejemplo, es el quinto país con mayor deforestación del mundo.”

Eso mismo pasa en el derecho, con el constitucionalismo hegemónico y su visión acrítica de los derechos humanos, que aporta estabilidad al modelo económico prevaleciente, que es el principal responsable de la destrucción de la naturaleza, del calentamiento global y, por lo tanto, de los desplazados ambientales, abundó el jurista.

Rosalía Ibarra Sarlat, también del IIJ, aclaró que no se puede llamar desplazados ni migrantes a los desplazados, quienes requieren de una urgente atención nacional e internacional. Esas personas no están jurídicamente reconocidas; “no se les puede llamar refugiados, porque no encajan en la Convención de Ginebra, ni migrantes, porque esa condición implicaría un retorno, pero los desplazados de una isla que va a desaparecer por el aumento del nivel del mar no podrán hacerlo”.

La especialista explicó que tampoco es lo mismo el desplazado ambiental que el climático. El primero se da por razones de un accidente industrial, algún fenómeno geológico, como una erupción, la contaminación de un río, etcétera. En el climático, las causas son muy particulares: elevación del nivel del mar, deshielo, sequía y otras donde la causa está directamente relacionada con el cambio climático y las consecuencias del calentamiento global.

Sin embargo, a pesar de su creciente importancia, no hay una regulación específica para esas personas. En el ámbito interno hay más elementos jurídicos para obligar a los Estados a atender el problema jurídica y políticamente hablando, pero a escala internacional no hay una convención en concreto, precisó la académica.

La sesión, realizada en la Sala Carlos Chávez del Centro Cultural Universitario, estuvo moderada por Jacobo Dayán, director del Centro Cultural Universitario Tlatelolco.

Lo que viene: grandes migraciones por motivos climáticos
Rosalía Ibarra, Jacobo Dayán y Rodrigo Gutiérrez. Foto: Víctor Hugo Sánchez.

Alberca caliente desplaza huracanes en el Atlántico

Una alberca caliente, que va desde las costas del Golfo de México hasta las de África, se encuentra actualmente en el océano Atlántico durante la mayor parte del año.

“Es una franja de agua superficial del mar, con una temperatura que sobrepasa los 28.5 grados Celsius”, afirmó Priyadarsi Debajyoti Roy, investigador del Instituto de Geología galardonado con el Reconocimiento Distinción Universidad Nacional para Jóvenes Académicos 2016.

Por esta alberca caliente, cuyo tamaño creció debido al calentamiento global, cada vez hay más huracanes en el Atlántico, pero casi ninguno de ellos toca tierra en estados del país como Nuevo León y Tamaulipas.

Qué bueno, dirán algunos. Pero los huracanes no sólo traen vientos destructivos, sino también mucha lluvia que recarga los acuíferos, inunda el cauce de los ríos y llena los lagos.

Antes se calentaba en otoño únicamente una parte del Golfo de México y del mar Caribe. Septiembre y octubre eran meses de huracanes, y éstos tocaban tierra en Yucatán, parte de Veracruz, Tamaulipas… Entonces, la alberca caliente era pequeña. Cuando la temperatura era menor a 28.5 grados Celsius, y el resto del año, no había. Posteriormente, “ésta comenzó a crecer por el calentamiento global. Ahora su tamaño es gigantesco. Desde el Golfo de México hasta las costas de África hay una franja oceánica con una temperatura de 29 a 30 grados Celsius. Y los huracanes del Atlántico ya casi no tocan tierras mexicanas. Desde hace tres o cuatro años están migrando al norte, hacia Florida, Luisiana y Misisipi, o se pierden en el océano”, declaró Roy.

Zonas más secas

El calentamiento global y fenómenos hidroclimáticos como la alberca caliente y la migración de huracanes no son nuevos. Ocurrieron en el pasado remoto y no sólo en el Atlántico, sino también en los océanos Índico y Pacífico.

Con colegas de la Universidad de Florida y la Universidad de Texas, Roy desarrolla el proyecto “Reconstrucción del monzón mexicano en zonas áridas de México”, para saber qué pasó hace miles de años en el norte de América.

Registros geológicos de varios sitios localizados tanto en Estados Unidos como en México indican que la migración de los huracanes comenzó hace cuatro mil años, durante la llamada Edad Megalayense, cuando creció el tamaño de la alberca caliente en el Atlántico y hubo más sequías.

Si el calentamiento global continúa incrementándose, no se sabe con certeza cómo responderán los diferentes ecosistemas que se encuentran en zonas tropicales y subtropicales, en dónde habrá más lluvias y dónde más sequías.

En el caso de México, con las reconstrucciones geológicas de su zona norte y los datos del calentamiento- enfriamiento del Atlántico se puede tener una idea de lo que sucederá en el futuro. Según las reconstrucciones de Roy y sus colegas estadunidenses, el nororiente y el oriente de México quedarán cada vez más secos.

“¿Qué pasará? ¿Cómo sobrevivirá la gente de esas zonas del país que se dedica a la agricultura? Empezará a migrar hacia el norte, como los huracanes, y se topará con el muro en la frontera y una política migratoria que criminaliza a los migrantes. La migración se convertirá en un problema socioeconómico gravísimo, mucho más de lo que pensamos”, dijo Roy.

Huracanes más intensos

Actualmente, por la alberca caliente, se forman más huracanes, pero a más distancia de las costas mexicanas del Golfo de México. Además, son más intensos y su trayectoria es distinta. Si bien no causan destrucción en esa parte del territorio de México, tampoco traen, como antes, agua para uso doméstico y la agricultura.

Algunos de esos huracanes tocan Texas, estado que hace cuatro años padecía sequías y en la actualidad dispone de muchísima agua. Otros se pierden en el Atlántico o impactan en naciones pobres como Bahamas, cuya economía se ve afectada por la destrucción que ocasionan los vientos huracanados.

Al haber más huracanes que no tocan tierra y se pierden en el Atlántico, se altera el ciclo del agua (evaporación y precipitación), lo cual afecta la distribución geográfica y estacional de ésta.

“Ahora llueve en meses en los que antes no llovía y la temporada está muy restringida. Antes era de cuatro meses. Ahora llueve tres días, una semana sí y otra no. Esto afecta a la agricultura. Antes se sabía qué cultivar y en qué estación. Actualmente hay un gran descontrol entre los campesinos”, sostuvo el experto.
huracanes en el Atlántico

Crónica geológica

La historia del pasado geológico del norte de México señala que el nororiente y el noroccidente están respondiendo de manera diferente al calentamiento global.

El monzón mexicano trae lluvia del golfo de California hacia Durango, Chihuahua, Nuevo México, Arizona… Hay humedad y disponibilidad de más agua en el noroccidente de nuestro país. En cambio, el nororiente y el oriente (Nuevo León, Tamaulipas, Veracruz, Tabasco, Campeche y Yucatán), que eran los principales destinos de las lluvias de huracanes del Atlántico, ya no lo son.

¿Qué pasó allí hace millones de años? Para saberlo, Roy ya cuenta con registros cronológicos de los últimos 20 mil años. Por medio del empleo de carbono 14 sabe las edades de las capas de los sedimentos en el subsuelo. Junto con sus estudiantes y colaboradores ha generado registros del norte de México, desde Baja California, Chihuahua, Durango, Zacatecas, San Luis Potosí, Tamaulipas y Nuevo León, hasta Yucatán.

“Por primera vez, en colaboración con colegas de las universidades de Bristol y de California, recabamos datos que no había en México. Como no hay mucha materia orgánica preservada en ambientes secos (polen), utilizamos biomarcadores y estudiamos isótopos agrupados, nunca antes aplicados en el país, para cuantificar la temperatura y las sequías remotas, y así entender el cambio de vegetación.”

El paso siguiente para comprender el cambio climático será analizar, con herramientas geoquímicas, la composición inorgánica, los minerales y la abundancia de metales que contienen esas capas sedimentarias milenarias. Con esos indicadores indirectos, Roy y sus colaboradores sabrán cuándo hubo un periodo húmedo y cuándo uno seco.

Con herramientas de geología y geoquímica, meteorología y geofísica, ellos reconstruyen variaciones climáticas en diversos sitios de México. Reconstrucciones de este tipo han permitido a varios investigadores postular que la sequía en Yucatán llevó al colapso maya y que no fue la única en el pasado.

La alberca caliente es uno de los efectos del calentamiento global, fenómeno en el que los humanos tenemos un papel fundamental.

“Hace cien años había 280 partes por millón de dióxido de carbono en la atmósfera; hoy en día hay más de 410. Esa variación que ocurrió en un siglo, normalmente se daba en cien mil años. La tasa aumentó mil veces”, comentó Priyadarsi Debajyoti Roy.

La presencia de grandes cantidades de dióxido de carbono en la atmósfera hace que se eleve la temperatura de la superficie de los mares. Por eso también hay albercas calientes en los otros océanos. Y por la alberca caliente en el Atlántico, entre otras causas, abunda el sargazo en el Caribe.

Malas noticias: más huracanes, sequías, incendios y disminución de los recursos hídricos

Siempre hay huracanes, temporadas de estiaje, sequías e incendios; sin embargo, este tipo de fenómenos cada vez son y serán más frecuentes y/o más severos por el Cambio Climático Global, comenta Jorge Zavala Hidalgo, investigador de la UNAM.

Por ejemplo: antes, en cien años, en una determinada región, ocurrían en promedio 10 incendios catastróficos, y ahora, en un lapso similar, ocurrirán más, es decir con una mayor frecuencia. Las afectaciones también podrán alcanzar mayores extensiones.

Además, el aumento de temperatura en el planeta, de 1.1 grados centígrados, causa sequías y propicia incendios forestales más severos en regiones que no estaban acostumbradas a esos eventos, como los ocurridos en Siberia en 2019.

Al calentarse el planeta no lo hace de manera homogénea, porque las diferentes temperaturas en distintas regiones causan diferencias de presión atmosférica y éstas modifican los patrones de viento o de circulación oceánica, generando eventos (huracanes, ondas de calor, sequías e incendios) que antes no ocurrían o eran muy poco frecuentes en ciertas regiones, aclara Zavala Hidalgo, del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA)

Si la temperatura del planeta aumenta a 1.5 o incluso a 2 grados centígrados en promedio, ocurrirán alteraciones a los climas locales en distintas regiones, asegura Zavala Hidalgo, doctor en oceanografía física.

Hay zonas o países que son o van a ser más afectados que otras y con mayor severidad, porque el clima ha cambiado de manera diferente en cada región.

Cambio climático, a mayor velocidad

El calentamiento global no sólo derrite el hielo y reduce el albedo (reflexión de la radiación solar) en regiones del Polo Norte. En el Ártico ocurre un proceso de retroalimentación. Al disminuir la cobertura de hielo, esta región absorbe más energía solar y por tanto, hay un mayor calentamiento que “a su vez va acelera el derretimiento del Polo”.

El Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) reporta fenómenos llamados tipping points para referirse a valores umbrales que alcanzan algunas regiones del planeta y que causan cambios bruscos como el deshielo en el Polo Norte.

Zavala Hidalgo señala que otro tipping points es el deshielo del permafrost o suelo congelado que hay en los glaciares o en las regiones muy frías como los polos.

Por el calentamiento, no sólo se pierde la cubierta de nieve de la superficie sino también el suelo congelado que guarda gran cantidad de metano. Al descongelarse o perderse, libera este gas de efecto invernadero que va a provocar mayor calentamiento global.

Además, cada año consumimos más combustibles fósiles, quemamos más gasolinas que el año anterior y emitimos más gases de efecto invernadero, entre ellos metano. Por lo que, en vez de disminuir el cambio climático global, continúa incrementándose a mayor velocidad.

Vulnerabilidad por estrés hídrico

En cada región, los ecosistemas se han adaptado a rangos de temperatura, de variación estacional y de precipitaciones, así como a valores de evaporación y a vientos de determinada intensidad. Lo ideal es que las diversas regiones se mantengan en esos rangos que determinan el clima local.

Sin embargo, por el cambio climático, hay ecosistemas, bosques por ejemplo, que padecen estrés térmico o estrés hídrico por cambios en los patrones de precipitación o de la evaporación.

Eso afecta la salud de los ecosistemas, porque en poco tiempo no se pueden dar procesos de adaptación y el estrés hídrico los hace más vulnerables a los incendios y a la pérdida de especies.

No es lo mismo la quema de un pastizal que de un bosque. Y no todos los bosques son igualmente vulnerables. Hay flora adaptada al fuego. Los incendios forman parte de su ciclo de vida. Pero hay especies arbóreas que no tienen esa capacidad o adaptabilidad.

En México la temperatura está aumentando por arriba del nivel promedio global. Su incremento no es de 1.1 grado centígrados sino aproximadamente de 2 grados centígrados en la parte continental.

Durante la época de estiaje, ese aumento de temperatura marchita sus bosques, al provocar mayor evaporación y pérdida de humedad del suelo, lo cual favorece el desarrollo y propagación de incendios forestales.

La Comisión Nacional Forestal (CONAFOR) monitorea determinadas zonas para detectar incendios y organizar brigadas para combatirlos. Realiza además campañas educativas entre la población.

Prioritario, detener emisiones

Para Zavala Hidalgo lo importante a mediano plazo es conservar sanos los ecosistemas y tomar medidas preventivas para disminuir el riesgo de incendios y en caso de que ocurran, realizar acciones para controlarlos.
O como en Australia y California en donde lo más que se puede hacer es contenerlos y esperar a que mejoren las condiciones meteorológicas.

En el mundo y en México en particular, las condiciones que propician los incendios no van a cambiar en el corto plazo. Por el contrario, van a empeorar. Para eventualmente revertirlas, desde ahora, hay que empezar a detener las emisiones de efecto invernadero, principalmente de dióxido de carbono

Ya hay mucho daño a la Tierra. Mientras mayor sea el incremento de la temperatura, mayor será el daño al planeta y más difícil será restaurar algunas regiones.

Por eso es importante entender cómo se va modificando el clima del planeta para tomar medidas de adaptación, de mitigación, de restauración o en algunos casos, de retiro de la población de zonas costeras ya riesgosas.

A nivel de país, Zavala Hidalgo propone estudiar cada región e identificar las amenazas climáticas y sus vulnerabilidades para diseñar distintas políticas y estrategias para su protección, mitigación y adaptación ante los efectos del cambio climático global.

Internacional Week UNAM 2022

La internacionalización es un eje fundamental para el desarrollo científico, humanístico, académico y cultura de la UNAM, obteniendo su relevancia al ser la ejemplificación de los esfuerzos llevados a cabo en materia de investigación, educación y colaboración tanto académica como cultural a nivel internacional que promueve y fomenta el desarrollo de la sociedad.

Además de consolidar el prestigio de la UNAM a nivel internacional en materia de docencia, investigación, extensión académica, difusión de la cultura y como un referente en la enseñanza del español. 

Este año, la Coordinación de Relaciones y Asuntos Internacionales (CRAI), la Dirección General de Cooperación e Internacionalización (DGECI) y el Centro de Enseñanza para Extranjeros (CEPE), están preparando la International Week UNAM 2022, que se llevará a cabo de manera virtual del 13 al 17 de junio de 2022 donde se contará con Reino Unido como nación invitada.

Si bien la primera edición de la IW buscaba introducir a la comunidad universitaria a los temas de internacionalización, esta segunda edición ofrece una profundización sobre el papel y esfuerzos de los aliados estratégicos en la internacionalización, así como las diversas oportunidades que ofrece la Universidad para lograrlo tanto dentro del país como fuera de este.

El público objetivo del evento se puede identificar en estudiantes e IES internacionales potenciales a colaborar con la UNAM y la Comunidad Universitaria (alumnos a nivel licenciatura, egresados, académicos y RURI)

Durante esos 5 días contaremos con más de 41 actividades distintas como:  cápsulas informativas, clases muestra, conferencias, conversatorios, mesas redondas, paneles, pláticas, presentación, y webinarios. Dichas actividades se encontrarán bajo 5 ejes temáticos:

  1. La internacionalización: profundizar y ejemplificar la internacionalización para un mejor entendimiento del tema.
  2. Aliados estratégicos: dar a conocer los actores que ayudan a hacer posible la internacionalización.
  3. La UNAM en el mundo: profundizar en el papel de las Sedes y las diversas instituciones que representan a la Universidad en el extranjero.
  4. De la UNAM para el mundo: actividades guiadas a los esfuerzos de internacionalización que se llevan a cabo dentro del país, así como a experiencias de nacionales e internacionales.
  5. Internacionalización paso a paso: guía o descripción de requerimientos que son necesarios para hacer alguna actividad guiada a la internacionalización.

Dentro de las actividades destacamos la participación de la Embajada Británica, British Council, King’s College, British Council, las universidades de Sussex, Newcastle y Bristol así como la participación de FUNAM y Santander.

En esta segunda edición esperamos generar mayor interés de la Comunidad Universitaria para fomentar la internacionalización, igualmente se espera tener un mayor alcance de la comunidad del evento además de incentivar el interés de diversas instituciones para convertirse en aliados estratégicos de la UNAM para continuar mejorando los esfuerzos realizados hasta el momento.

Evento 100% digital a través de nuestras redes:

https://www.facebook.com/IWUNAM

https://www.instagram.com/iwunam/

https://www.youtube.com/c/IWUNAM/featured

 

¡Los esperamos!

All you need is world

 

Participa la UNAM en identificación de tendencias y retos de la educación superior en el mundo

 

Los principales retos que enfrenta la educación superior y media superior en México y el mundo implican mayor uso de sistemas de inteligencia artificial para el aprendizaje, espacios híbridos o mixtos, así como desarrollo permanente del profesorado para mejorar sus habilidades de enseñanza en las diferentes modalidades.
Lo anterior de acuerdo con el Reporte Horizonte 2022, documento que identifica las principales tendencias que impactan a la enseñanza superior en el orbe y en cuya elaboración participó el titular de la Coordinación de Universidad Abierta, Innovación Educativa y Educación a Distancia (CUAIEED) de la UNAM, Melchor Sánchez Mendiola.
El doctor en Educación en Ciencias de la Salud compartió que la elaboración del documento fue convocada por EDUCAUSE, organización sin fines de lucro y la más grande del orbe en el tema de tecnología para la enseñanza, pues aglutina a más de 100 mil miembros interesados en el tema, pertenecientes a más de 2 mil 100 organizaciones que trabajan la enseñanza a distancia y en línea; esta es la primera ocasión en la que la UNAM es invitada a participar en la elaboración del Reporte Horizonte.

“La Democracia en México”, de Pablo González Casanova, continúa marcando agenda

 

Pablo González Casanova es una figura emblemática de la Universidad Nacional y de las Ciencias Sociales, por la construcción institucional que realizó durante su rectorado y que, sin duda, fue promisoria al señalar los cauces por los que transitó la reforma académica de la institución en los últimos 50 años, afirmó el secretario General de la UNAM, Leonardo Lomelí Vanegas.
Al participar en la Mesa conmemorativa “La Democracia en México”, organizada por la Coordinación del Consejo Académico del Área de las Ciencias Sociales (CAACS) en honor al doctor Pablo González Casanova, con motivo del centésimo aniversario del natalicio del exrector e investigador emérito, consideró que la creación del Sistema de Universidad Abierta, es solo un ejemplo. Además de la aprobación del estatuto del personal académico durante su rectorado también sentó las bases de mayor profesionalización del trabajo del gremio.
Es una figura en el ámbito de la academia mexicana y de Iberoamérica, conocido en el mundo precisamente por la trascendencia de sus contribuciones académicas. “Sin duda, una de sus publicaciones más importantes es ‘La Democracia en México’, publicada en 1965 justo en un momento en el que el país se encontraba en el apogeo de ese sistema presidencialista, de partido hegemónico que caracterizó al México posrevolucionario”.

Regeneran huesos y tejidos vivos en humanos con andamios moleculares

 

En el Instituto de Investigaciones en Materiales (IIM) de la UNAM, la física María Cristina Piña Barba y sus colaboradores desarrollan biomateriales de tercera generación que se insertan en pacientes y ayudan en la regeneración de huesos y tejidos humanos.
Estos proyectos son parte de la medicina regenerativa, que ha pasado de sustituir y reparar con materiales de dos generaciones anteriores, a regenerar y sustituir huesos y tejidos de hígado, piel, vías biliares y urinarias.
Mediante pequeñas estructuras porosas llamadas andamios moleculares, que se producen en laboratorio y son fabricadas a partir de colágeno, hueso de bovino y biopolímeros, Piña Barba y su grupo pueden también reparar o reemplazar (parcial o totalmente) cartílago, válvulas cardiacas y vejiga. Además se han probado en tráquea, hígado y corazón.

Presenta la UNAM el libro Enfermería en una Unidad Temporal COVID-19: miradas multidisciplinarias

 

Durante la pandemia por COVID-19 las y los enfermeros cumplieron sus responsabilidades con inmenso valor, empatía y solidaridad, afirmó el rector de la UNAM, Enrique Graue Wiechers, en la presentación del libro Enfermería en una Unidad Temporal COVID-19: Miradas Multidisciplinarias.
Asimismo, subrayó que México está en deuda con estos profesionales pues ante la incertidumbre generada por la emergencia sanitaria, y sin importar riesgos, estuvieron presentes, actuaron con humanismo al llamado de su vocación y las necesidades de los enfermos y sus familiares.
“México está en deuda permanente con este maravilloso gremio profesional y de luto por quienes, en esos fatales meses, perdieron la vida”, expresó el rector durante su participación vía remota.

UNAM DESARROLLA TÉCNICA PARA DETECCIÓN TEMPRANA DEL CÁNCER DE PULMÓN; EL ALIENTO ES LA CLAVE

“Mientras técnicas convencionales diagnostican el cáncer de pulmón por medio de métodos como la tomografía computarizada y las biopsias, nosotros estamos desarrollando una técnica no invasiva en la que el aliento de un individuo se transfiere a un sistema de detección a través de una sonda que nos permitirá conocer si una persona tiene esta enfermedad y en qué fase está”, indicó Omar Amador Muñoz, investigador del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático (ICAyCC).

El análisis del aliento, señaló, es un campo en crecimiento en la investigación médica y las pruebas de fármacos. La caracterización de los compuestos que contiene se puede utilizar para diagnóstico no invasivo de padecimientos, la evaluación de las funciones fisiológicas, el control de la terapia y los estudios farmacocinéticos, es decir, cómo se procesa un fármaco en el organismo.

“La respiración humana contiene cientos de compuestos orgánicos volátiles que se emiten desde el torrente sanguíneo a las vías respiratorias y que son un reflejo de la actividad metabólica que ocurre en su interior permitiendo conocer el estado de salud o enfermedad del individuo”, afirmó.

El titular del Laboratorio de Especiación Química de Aerosoles Orgánicos Atmosféricos comentó que el Sistema de Reacción de Transferencia de Protones y Espectrometría de Masas de Tiempo de Vuelo (PTR-TOF-MS, por sus siglas en inglés) es una solución de vanguardia que permite el análisis del aliento en tiempo real.

“Las células cancerosas tienen un metabolismo distinto al de las que están sanas, así que cuando hay crecimiento de cáncer en el tejido pulmonar de una persona se pueden detectar los productos de su metabolismo en el aliento”, aclaró.
Por su parte Margarita Palacios Arreola, investigadora asociada al grupo y especialista en Inmunología, y Maribel Hernández Camarillo, estudiante de doctorado en Ciencias Químicas de la UNAM, apuntaron que el equipo PTR-TOF-MS funciona analizando en tiempo real el aire que una persona exhala hasta vaciar sus pulmones a través de una sonda con una boquilla desechable.

En una gráfica, dijeron, se puede ver la presencia de algunos compuestos protonados (compuestos orgánicos con carga eléctrica) que corresponden a especies químicas presentes en el aliento humano, como la acetona y el isopreno.
“Lo que el equipo nos arroja son datos de masas moleculares, que generalmente corresponden a un compuesto y que poseen una abundancia particular. Pero estamos trabajando para que mediante algoritmos matemáticos logremos distinguir un perfil típico de una persona sana y de otra que no lo está”, expresaron las científicas.

La siguiente etapa del proyecto, que iniciará en el segundo semestre del 2022, consistirá en probar la técnica en pacientes del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias con el fin de que en un futuro no lejano, la técnica pueda expandirse a todo el territorio nacional con tecnologías de menor costo.

Un día sin tabaco

En el contexto del Día Mundial sin Tabaco (31 de mayo) la Organización Mundial de la Salud destaca que más de 40 por ciento de las muertes relacionadas con ese producto se deben a padecimientos pulmonares como el cáncer, las enfermedades respiratorias crónicas y la tuberculosis.

Sin embargo, datos del Instituto Nacional de Salud Pública indican que en 2020 en México se registraron siete mil 811 casos de cáncer de pulmón y seis mil 733 muertes por esta causa.

No hay una cantidad inocua al consumir cigarros o productos de tabaco, siempre existe riesgo a desarrollar cáncer; por lo que dejar de fumar puede reducirlo; así, después de 10 años sin dicho hábito el riesgo de cáncer de pulmón se reduce a la mitad del de un fumador.

La poesía mexicana, esplendor e infortunios

Eduardo Lizalde García de la Cadena en su discurso de ingreso a la Academia Mexicana de la Lengua diserta acerca de la poesía y cultura mexicanas, una cultura híbrida y entremezclada, muchas veces ninguneada pero de abundante riqueza y esplendor, al igual que sus creaciones literarias. Respuesta Ernesto de la Peña da respuesta al discurso reconociendo a su nuevo colega como uno de los poetas más importantes de la lengua española.

Aquí puedes descargar el e-pub La poesía mexicana, esplendor e infortunios

http://www.librosoa.unam.mx/handle/123456789/570

El tiempo en la poesía de Eduardo Lizalde

Publicado en Periódico de poesía

En pocas obras como en la de este escritor, con la aparición de cada uno de sus libros se le presentaba al lector un golpe de timón, cambios en la orientación de la experiencia poética, tanto formal como de sentido (hasta donde se les pueda separar), un reconocimiento inmediato tanto de los errores como de las limitaciones del intento anterior. El poeta no se instala en un estilo sino que prosigue su búsqueda, situación que alcanza su climax con la publicación de Autobiografía de un fracaso, curioso ejemplo de conciencia crítica en un poeta que no se ha desarrollado en el ensayo, y que en la poesía reunida bajo el título Nueva memoria del tigre, aparece en primer lugar.

La sensación de ir in crescendo, que se da en la lectura libro a libro a través de los años, vuelve a tomar a contrapié su obra reunida, de la misma manera que lo había hecho unos años antes con la primera Memoria del tigre, que no abarcaba sino hasta “La tercera Tenochtitlán”. Hay ahí la imagen palpable de una escritura coherente, unitaria, casi diseñada en su evolución por una suerte de omnisciente mano desdoblada del poeta. Afortunadamente el lector no tiene que elegir entre una y otra virtud y puede conservar ambas.

Rodeo por el poeticismo

Es inevitable que, cualquiera que sea la intención y la génesis de un movimiento estético, se le empariente con los movimientos de vanguardia de principio de siglo (yo diría que esto sucede incluso retrospectivamente, por ejemplo con el romanticismo). Y no por que no haya habido otros en otros siglos, a veces más importantes o con los que fuera más legítimo ponerlos en relación, sino porque los primeros establecieron un arquetipo que, -y no creo que sea necesario discutirlo mucho-, lleva el nombre de surrealismo.

Por un mecanismo inconsciente lo único que oímos después es el “ismo”. Es lógico, en la mayoría de esos movimientos no se admite un después, se proponen como lugar terminal del sentido. Aquello que es apuesta para el futuro resulta -paradójicamente- su negación. Lo que se les agradece siempre es su afirmación del presente del sentido, su reinvención, a la manera de Rimbaud. Pero también hay que decir que muy pocas veces coincide la teoría del “ismo” con el ejercicio de escritura que hace el creador: Este desborda por todos lados sus “manifiestos”.

Para situar al poeticismo habría que decir de entrada que la literatura mexicana no es territorio fértil para los ismos, hay una tradición de individualidades, no de movimientos; y que fenómenos de este tipo, como el Estridentismo, son vistos como curiosidades. Si no fuera porque Marco Antonio Montes de Oca y Eduardo Lizalde han dado fe, aunque “fe crítica”, de haber formado parte de un movimiento llamado poeticismo, ni nos acordaríamos de que existió. Afirmar lo anterior implica reconocer que esa tradición no ha sido dada ni los parricidios ni a las grandes polémicas de fondo.

Por eso no interesa tanto saber por qué el poeticismo fue un fracaso, sino si pudo no serlo en manos de escritores de innegable talento, porque hay, en aquellos años que Lizalde refiere, una curiosidad devoradora que no se debe dejar en el olvido. Uno extraña la polémica, el debate, el encuentro entre estéticas rivales en igualdad de circunstancias, el ansia de leer otras literaturas, de enfrentar nuevas experiencias, y se siente en que en esos años algo había en el aire que pudo dar lugar a todo esto.

La educación sentimental

¿De dónde vino ese borbotón de imágenes que caracteriza a Montes de Oca, de dónde ese humor vivificante de Lizalde? Ellos trataron de restituir la profundidad que el uso desgasta en las palabras, y para ello se combinan las cervezas de “La curva” con los libros de Husserl o Heidegger. Lizalde dice que teorizar sobre las técnicas de la creación es confortable deporte de café, y mal café. Crear los poemas, buen café, es otro negocio. Cierto, pero a nuestra literatura le hace falta esa conversación que también sea buen café y que al leer Autobiografía de un fracaso uno encuentra aún posible. Hay que recuperar, además, el gusto por seguir la “educación sentimental” de un escritor.

Literatura, en rigor, es sólo aquello que loes. Perogrullada conceptual que -como se aprende en cualquier manual de lógica- se resuelve en su contrario, y por lo tanto también es aquello que no es, o mejor que no fue, o mejor aún, aquello que pudo ser, su potencialidad latente. Aquello que no fue, incluso por elección, como en el caso del poeticismo. El humor ácido de La zorra enferma debe mucho al dinosaurio abortado. Al leer “Drama de un puente sin río” sorprende la capacidad visual de un poeta que después se mostrará más bien hiriente y seco.

Entre la crítica que se ha ocupado del poeticismo es generalmente aceptada la idea de que los primeros ensayos teóricos influyeron en la posterior concepción de la imagen de los poetas maduros. Lo que parece pasar de los intentos juveniles a los poemas posteriores en el caso de Lizalde es un muy particular sentimiento del tiempo.

Señales en el camino

Si la búsqueda de un universo discursivo en Cada cosa es Babel, el libro más fechado del autor, contemporáneo de Anagnórisis (Tomás Segovia), El señor presidente (Jorge Hernández Campos) y sobre todo Blanco (Octavio Paz), va a resolverse en la dolorosa capacidad epigramática de La zorra enferma, desde El tigre en la casa a Caza mayor ocupando su lugar poético a la vez que el discursivo. Entre el poema extenso, arquitectura del mundo, y el díptico aguijón hiriente, Lizalde traza unos vasos comunicantes por los que circula la misma sangre. El ya citado Perogrullo nos habla detrás de la página: La [liada y los epigramas se escribieron en griego, o con una voz más reciente nos dice: Dante se mira en el espejo y se encuentra Guido Cavalcanti o Francisco de Asís. Aquí no más, a la vuelta de la esquina, “Piedra de sol” se resuelve en haikús de gran belleza.

El poema se piensa a sí mismo, nos dice Lizalde, y lo hace de manera inmediata, necesita un contexto más allá del tiempo, de carácter metafísico si se quiere, pero que tenga raíces en una cotidiana cantina o en un muy físico amor por una física mujer. La poesía, en especial la mexicana, tiende a la abstracción, a nombrar de una manera genérica, o en otros casos simbólica. Por eso otra de lasvirtudes de Lizalde es cómo, en un sólo gesto, nos regresa a tierra, nos devuelve las cosas, otra vez mortal gozoso entre mortales, lejos de estatuas y camafeos, rodeado por objetos y amigos queridos, lugares, paisajes reconocibles, comunes, transformados en excepción por la mirada del poeta. En los últimos libros, en especial en Tabernarios y eróticos, Lizalde pertenece a ese tipo de escritores que pueden hablar como Adán sin que se les note que impostan la voz, pero también sin perder la conciencia de su impostación, porque su condición terrena se le aparece como un privilegio.

El poeticismo, se dijo más arriba, fue la búsqueda de un discurso en libertad en un borbotón de imágenes cuyo mejor ejemplo es Ruinas de la infame Babilonia (Montes de Oca). La búsqueda de Lizalde fue un poco en sentido contrario: encontrar la libertad no en la metáfora escondida o en el verso que se extiende sobre el oído y la página sin llegar nunca a ser prosa, sino en la contención, en la llaneza expresiva, en la sencillez del enunciado. Lizalde no es un poeta seco (como muestran sus textos más recientes) pero sí un poeta de la sequedad. Sus poemas se nos aparecen como texturas agrietadas, recorridas por profundos surcos que pudieron ser de sembradío pero que ahora son huellas de un irreconocible pero seguro paso del tiempo, como las arrugas en la piel o las cicatrices en el rostro. Una lucha con el ángel del tiempo, con él, contra él: una actualidad ya ida, un ayer que nunca dejará de ser hoy.

La pertinencia del epigrama

Hay que detenerse un poco en el sentido epigramático tan cercano a muchos poemas de Lizalde. El epigrama se quiere velocidad y filo, entre más conciso mejor llega a su blanco, es arma ideal para la pelea en corto, cuerpo a cuerpo. Pero también tiene algo de lisonja o zalamería, pues parte de uno o varios elementos sobreentendidos en complicidad tanto con el lector como con el objeto del poema. Por eso puede provocar la risa (o su sucedáneo, la mueca) como primera reacción; el poema establece un acuerdo implícito gracias a la ironía, no se nos descubre algo nuevo, se nos reformula algo que ya se sabía (el defecto físico se convierte en moral, la aparente virtud se revela obvio defecto, la sabiduría popular se traduce en ignorancia, etc.).

El aspecto cercano a la antipoesía que tienen algunos de sus libros, notoriamente La zorra enferma, no es más que un compartir estrategias formales. No creo que sea necesario aquí mostrar el juego de espejos que hay entre lo intelectual y lo antiintelectual. Una tradición que alcanzó su cúspide en poetas de una generación anterior -Neruda en el caso de Parra, Paz en el caso de Lizalde- permite y obliga al escritor a ejercer una iconoclastia, tanto de carácter formal como temático, no se canta la rosa sino el cactus como si fuera rosa, ya no el paisaje bucólico sino la ruina gris de la urbe.

Se trata de una poesía eminentemente urbana, como lo fue la de López Velarde en su momento, a quien está muy cercano en temperamento. Su prosodia está dictada por la ciudad, incluso, cuando tiene un aspecto de abstracción retórica. En donde más se nota esto es en el diálogo que establecen los textos entre ellos y con otros ajenos. La ciudad es el lugar del diálogo, en el campo no hay plaza pública y la poesía como ésta necesita un espacio civil para darse.

El epigrama funciona entonces como un comentario triangular que apuesta por el anonimato, tiene la ocurrencia de lo inmediato y el repetido uso del refrán, admite siempre y a veces exige tener un carácter singular, haber sido dicho una vez en una circunstancia precisa; a la vez provoca el misterio de quien oye aquello como un eco. O bien comparte con la canción popular, del desgarrado grito de las rancheras a la puesta en escena del bolero, el andar en boca de todos. Esto condiciona sus encabalgamientos, el enfrentamiento de los versos como unidades del enunciado en un movimiento pendular, no dialéctico sino antitético -la imagen del reloj que da la hora: otra vez el tiempo-, no la negación sino la oposición, fertilizado por el juego de la paradoja que permite afirmar dos verdades que mutuamente se excluyen.

La novela de la poesía

El desafío de Lizalde no ha sido el encontrar un sentido discursivo,-preocupación presente desde el principio, y en especial en Cada cosa es Babel-, sino poder encarnar ese movimiento en una estructura narrativa, como en El tigre en la casa y Caza mayor, así como en algunos poemas independientes, notoriamente “La tercera Tenochtitlán”. Lo narrativo presupone un desarrollo y el poema se vuelve un camino que se recorre en la lectura. No crea tensión dramática, como lo hace Segovia en Anagnórisis y en Cantata a solas, ni -así sea de manera irónicaDeniz en Picos pardos, sino que avanza sin necesidad de suspenso, camina.

Por la misma razón su léxico, incluso cuando hace uso de cultismos, resulta sencillo, poco dado a localismos y a dificultades de lectura.

Su sentido epigramático goza de las virtudes de la glosa. Otros críticos, y en ocasiones el mismo Lizalde, han señalado el carácter marginal de esta obra en relación con el discurso dominante de la poesía mexicana. Pero, por un lado, no es tan evidente que nuestra poesía tenga un discurso (uno solo) dominante, por otro ese carácter marginal adquiere en este caso un aspecto engañoso.

Por ejemplo, el sentido del lujo verbal en un Pellicer o intelectivo en un Gorostiza o en un Villaurrutia, que se establece desde Contemporáneos, provocan la marginalidad de un poeta como Renato Leduc, pero los márgenes los establece Salvador Novo, que no es un marginal. En el caso de Lizalde se está más cerca de Novo que de Leduc, su carácter marginal deviene de asumir su condición de margen, glosa, comentario de copista que cambia el sentido de lo escrito, imagen que a Lizalde, preocupado por los usos autoritarios del lenguaje, seguramente le atrae: el poema como bitácora del poema.

Lo anterior se complica aún más si se señala que el elemento anómalo de la poesía mexicana representado por esa marginalidad a partir de los años ochenta se ha ido desplazando hasta ocupar el centro. Deniz, el mismo Lizalde, Pacheco, Deltoro, Hurtado. La poesía mexicana funcionó, a partir de Contemporáneos, como una casa en que se construyó primero el techo, o un universo cuyo primer elemento fue el cielo. El descenso a las cosas, el ir construyendo de arriba para abajo, se caracteriza por un cierto uso del lugar común (en su sentido comunitario), de una acumulación de datos (más que de un conocimiento previo) y de la conversación como origen del ritmo, y se entiende ritmo en sentido métrico.

El poema es plaza pública pero también acto de recogimiento, paisaje después de la batalla, ciudad recorrida por la peste, desierto en que el eco se ha vuelto parte del aire y de la arena. El tigre recorre la casa, las entrañas, la memoria de los otros, su caricia es rasguño, el poema es lo que el tigre recuerda, lo que afirma y lo que vive, el poema -dirían Leduc y Lizalde, ahora sí coincidiendo- es darle tiempo al tiempo.

Periódico de poesía, UNAM/INBA, nueva época, núm. 4, México, invierno de 1993

La rosa es una herida…
Eduardo Lizalde

La rosa es una herida,
una sutura,
en la membrana de algún
vecino mundo superior,
un fuego accidental que
ha perforado
la celeste comba del
mundo terrenal,
un brote y estallido de belleza
de no previstas proporciones.
En los parajes de los que
provienen,
las rosas son las pústulas.

 

Periódico de poesía,UNAM/INBA, nueva época, núm. 4, México, invierno de 1993

El huerto de Baaras
Eduardo Lizalde

 

Flaubert. Salammbó.

Siempre es un sueño de oro el de los pobres. El suntuoso invernadero hexagonal de la finca infranqueable se levantaba en el centro del gran patio jardinado, como una gema de verdor fulgurante, a la vista de las polvosas casuchas y rancherías del antiguo pueblo minero. Nadie sabía cómo podía ser tan verde, en medio de aquellos salitrosos terregales, secos y sedientos, ese inhollado Edén, que así se conservaba en todas las estaciones, de primavera a invierno, como si fuera un prado de materia artificial.

Pero en cierto imprevisto otoño, el huerto encristalado se tornó amarillo, de un amarillo oscuro, cegador, dorado, se mantuvo así durante todo el invierno, y no volvió a ser verde cuando llegó la primavera.

—El huerto es de oro —dijeron todos—; allí están concentradas todas las vetas que se agotaron hace un siglo en estas miserables minas inundadas y ruinosas.

Cundió el escándalo supersticioso. El viejo brujo del terrateniente se había ido al Líbano muchos años antes, para conseguir unas raíces de cierta planta mágica, el árbol de Baaras, les dijo el farmacéutico, que tiene la virtud de atraer todas las linfas áureas de la tierra hacia sus jugos.

Como nadie podía acercarse más de cincuenta metros a las bardas de la casona, fuertemente custodiada por perros bravos y guardianes armados, todos los pobladores empezaron a observar el sitio con binoculares poderosos, para constatar que no eran inocentes hierbas y flores amarillas las que ahí se guardaban, sino troncos, frondas, hojas de oro puro, y frutos que rodaban por el suelo con pesado y codiciable esplendor.

La finca fue asaltada por la noche, para despojar al brujo libanes del oro, que con mala magia y artes había robado al pueblo entero, y los colonos irrumpieron con sus carabinas, pateando perros y amagando a los guardias hasta el centro del dorado corazón del huerto de Baaras, que en la noche esplendía como un astro y donde se hallaba leyendo un libro el anciano dueño.

—Es oro, sí —les dijo el viejo— pero sólo aquí puede vivir, en cautiverio, como algunos pájaros preciosos.

—No me vaya usted a decir que es el oro del Rey Midas —le replicó el veterinario—, y que nos convertiremos en metal si lo tocamos.

—No —contestó el viejo—, se volverán de mierda con el oro. Sólo sembrado aquí es de buen agüero.

Y eso fue lo que ocurrió. Fue destrozado y arrancado el huerto de oro, por los enardecidos habitantes de la villa, y nadie se volvió de mierda, pero todos tuvieron que emigrar, hechos verdaderamente una mierda, porque el valle entero se convirtió en el gigantesco lodazal estéril, de sustancias tóxicas, que hoy se conoce en la región como el Valle Negro de Baaras.

Periódico de poesía,UNAM/INBA, nueva época, núm. 14, México, verano de 1996

 

Eduardo Lizalde traductor

Cesário Verde 1855-1886

Ao entardecer, debruc.ado pela janela,
E sabendo de soslaio que há campos em frente,
Leio até me arderem os olhos
O livro de Cesário Verde.

Que pena que tenho dele! Ele era um camponés
Que anda va preso em liberdade pela cidade.
Mas o modo como olhava para as casas,
E o modo como repara va nas ruas,
E a maneira como dava pelas coisas,
É o de quem olha para as árvores,
E de quem desee os olhos pela estrada por onde vai andando
E anda a reparar ñas flores que há pelos campos…

Por isso ele tinha aquela grande tristeza
Que ele nunca disse bem que tinha,
Mas andava na cidade como quem anda no campo
E triste como esmagar flores em livros
E por plantas em jarros…

Cesário Verde 1855-1886

Al atardecer, asomado por la ventana,
Y sabiendo de soslayo que hay campos enfrente,
Leo, hasta que los ojos me arden,
El libro de Cesário Verde.

¡Qué pena tengo por él! Él era un campesino
Que andaba preso en libertad por la ciudad.
Pero el modo en que miraba hacia las casas,
Y el modo como reparaba en las calles,
Y la manera en que daba con las cosas,
Eran los de quien mira para los árboles
Y el de quien baja los ojos en la calle por la que camina,
Y se pone a espiar las flores que hay por los campos…

Por eso tenía él aquella grande tristeza,
Que nunca dice claro que tenía,
Pero andaba en la ciudad como quien anda en el campo
Y triste como disecar flores en libros
O poner plantas en jarrones…

Poesía Moderna

I. Tradición y personalidad

¿De dónde surge un poeta como Eduardo Lizalde (México, 1929)? Como todo auténtico creador, fundamentalmente de él mismo y sólo de él mismo. Salvador Elizondo —compañero de generación, como Marco Antonio Montes de Oca, de Lizalde y uno de los que han escrito con mayor lucidez sobre su obra—, acerca de El tigre en la casa: “…todo aquí está investido de una violencia y de un sentimiento nihilista que se expresa por imágenes de una atroz belleza que no tienen, ciertamente, paralelo en la historia de nuestra poesía”.1 La originalidad de la voz poética de Lizalde —sólo comparable en la poesía mexicana actual, a la de algunos casos más, como Jaime Sabines o Gerardo Deniz— corresponde a la individualidad irreductible de su temperamento, su sensibilidad, su inteligencia, y claro, de su manera personal de asimilar y trascender una formación cultural y vital compleja que va de Dante a Pessoa, de Platón a Wittgenstein, del ajedrez y el dominó a la carpintería, y de la ópera a la vinicultura francesa y las mujeres. (No por casualidad su poesía es tan culta e intelectual como profundamente vital y sensual.) Como lo atestiguan en sus poemas las referencias intratextuales o las citas que van a la cabeza, Lizalde sabe con clara conciencia que la literatura es un diálogo con la tradición literaria universal, un diálogo riguroso sobre los temas de siempre (las palabras y las cosas, el infortunio amoroso, la fatal futilidad de todo lo humano, la muerte individual y de la especie, las miserias morales y los impulsos bajos en general: el rencor y el odio, el placer redentor; en el caso de este poeta), en que se crean las coyunturas estéticas y vivenciales para aportar una intervención original (sea desde el punto de vista del lenguaje o del significado, o sea, del estilo, la forma o del contenido).

¿Para qué entintar las prensas del mundo con un poema que quizá ya ha sido expresado y tal vez de una forma mejor por otros autores? —cuestiona Lizalde—. (…) Ésa es la angustia real del creador que padece profundamente la poesía: la de no producir cosas ociosas. Y eso es lo que a mí me hace escribir cada vez con mayor cautela. Cada vez que reviso mis libros, veo la gran cantidad de paja que hay allí. Éste es el drama estético del creador desde mi punto de vista.2

Y en otra ocasión, declaró:

Lo difícil para producir el libro adecuado al momento artístico que le pertenece, es el enorme material literario que debe ayudar a comprender qué estilo, qué forma, qué actitud artística le corresponde. En otras palabras: el contexto cultural de un libro, su mar de fondo cultural, implica un trabajo más arduo que el de la propia redacción.3

Pero, como ya decíamos antes, un escritor no es sólo sus libros de cabecera, sus lecturas imprescindibles, sus influencias conscientes o inconscientes: es ellas más él mismo, su manera individual de sentirlas, entenderlas y reelaborarlas,4 junto con obsesiones y experiencias vitales propias, que en el caso de Eduardo Lizalde han consumado un estilo y una tesitura poéticos inconfundibles de la literatura hispanoamericana.


II. La palabra y la cosa

El tema filosófico de la relación entre el lenguaje y la realidad, entre las palabras y las cosas, su impregnación recíproca y el abismo que de pronto las desconecta, que preocupó profundamente a Platón en su Cratilo y que desde entonces no ha dejado de interesar a los filósofos y los poetas, es el tema del primer libro que Lizalde reconoce como hijo legítimo en su producción: Cada cosa es Babel (1966). Lo preceden, claro, los textos de su etapa poeticista (1949-1960) —recogidos, unos cuantos y a regañadientes, en su divertida Autobiografía de un fracaso, 1981—, La mala hora (1956), dos plaquettesy el libro de cuentos La cámara (1960), que no deja de tener textos interesantes que preparan ya el camino de una prosa precisa y elegante poco advertida por la crítica, concentrada como está, claro, en la producción poética del autor. La frustrada experimentación poeticista, cuya máquina, escribe Lizalde, fue “trampa mortal de más de un libro y menos de un poeta”,5 no deja de aportarle a este autor, ya desde Cada cosa es Babel, un sentido profundo de la propiedad de la palabra y una claridad y precisión casi cartesianas —ya que no mecánicas— en la manufactura de conceptos poéticos, imágenes y metáforas, en los que la vieja, analítica y mecanicista pretensión poeticista de la univocidad del sentido ha sido superada por la polivalencia semántica deliberada y predirigida. Cada palabra, cada verso tiene como misión la contribución a formar una imagen precisa y transparente pero plural y laberíntica en ocasiones, o, por lo menos, siempre sugestiva: “Mira correr la turba de tus nombres/ en distintos idiomas/ —cada cosa es Babel—,/ como cayendo de un rostro con lengua dividida/ por setenta navajas”.

En esto, la poesía de Lizalde parecería concebida para dar cumplimiento a los preceptos imaginistas que Ezra Pound fijó para escribir poemas:

1. Tratar la “cosa” directamente, ya fuese subjetiva u objetiva. 2. Prescindir de toda palabra que no contribuyera a la presentación. 3. En cuanto al ritmo: componer (escribir) siguiendo una secuencia análoga a la frase musical, y no en una secuencia de metrónomo.

Y advierte el viejo Pound: “Vale más presentar una sola imagen en toda una vida que producir obras voluminosas”.6

Cada línea de Cada cosa es Babel implica, en efecto, el esfuerzo de forjar una imagen. Gabriel Zaid escribió que este libro versifica pensamientos.7 Esto sería tal vez más cierto de algunos poemas prosaicos de La zorra enferma, en donde —nos pueda gustar o no el resultado— la tentativa parece perfectamente consciente y proscrita por el tono cínico general del libro. Lizalde no es un poeta intelectualizado —basta leer algunos momentos líricos excelsos de El tigre en la casa—, sino un poeta al que la forma y el ritmo le preocupan tanto como incitar, decir algo, empuñar un nudo de significación. Si Babel no funciona siempre ni del todo —según su autor, como Zaid, es un poema frustrado—,8 no deja de representar una tentativa valiente y rigurosa en la línea del poema de gran aliento (Eliot, Valéry, Gorostiza, Paz) y el poeta y crítico Eduardo Milán escribió recientemente que “es uno de los grandes poemas mexicanos” y que

no viene mal, para los exégetas literarios mexicanos que tan encantados están en clasificar los nuevos sonetos del día al día tradicional, una relectura de ese poema crítico, que bien puede servir de lección a la generación que actualmente domina el palco literario.

III. El salto del tigre

Pero es durante los cuatro años siguientes cuando Lizalde afina la garganta, encuentra su voz más propia, personal, y alcanza su completa madurez literaria. En su nueva aventura vital y estética, cambian el lenguaje y el tono poéticos, cambian las cosas y motivos de la poesía y Lizalde consuma su poemario más resonante y definitivo, El tigre en la casa (1970). Como escribió Octavio Paz, “Fue el año de su aparición, en el sentido fuerte de la palabra: la aparición de un poeta verdadero tiene algo de milagroso”.10 La violencia contenida en los últimos versos de Cada cosa es Babel, encerrada todavía, sin embargo, en los laberintos del acto de nombrar y el lenguaje, abre fuego directo en El tigre en la casa contra las cosas y de ahí, con fuerza arrasadora, hacia las palabras mismas. Como consecuencia, se produce una profunda transformación en el lenguaje —que es ahora más violento y directo— y el tono —que es más personal, irónico, desencantado, como una falsa confesión didáctica— para corresponder a la crudeza de la experiencia y las imágenes que expresan. La temática sigue siendo metafísica, sólo que la especulación sobre el lenguaje y la realidad natural cede el paso a los entornos oscuros de la realidad humana: el amor y su gemelo antitético el desamor, la muerte, el crimen, la prostitución, el miedo, el odio, el rencor, el nihilismo, la misantropía.

Si tanto Babel como El tigre están concebidos como unidad —uno es un solo poema en cantos, el otro es un poemario intertextual—, la forma poética, empero, también ha cambiado: la disquisición especulativa ha sido abandonada por la “narración”. Pero lo que se narra de un poema a otro no es una historia precisa sino las sucesivas turbaciones y tormentos de un hombre desgraciado en el amor y la vida, que dispone únicamente de la lucidez y el humor dolorosos para narrar su drama. No hay argumento alguno, más bien el despliegue de una compleja simbología vivencial y metafísico-poética. La casa podría ser uno mismo encerrado en soledad con sus muebles “nada comunicativo ni locuaces” (metáfora recurrente en Lizalde, excelente carpintero: los muebles pueden simbolizar la madera, la materia nombrada por el poeta, la cosa inanimada a la que él quisiera regresar a veces). El tigre es la muerte, nuestra muerte intransferible. Como Xavier Villaurrutia, en Nostalgia de la muerte, Lizalde crea una atmósfera donde reinan el sueño —la pesadilla— y la muerte, y al fondo de la cual están las concepciones de Rilke o Heidegger. (Compárese “Nocturno en que habla la muerte” de Villaurrutia con “Boleros del resentido” núm. 7 de Lizalde). Pero las situaciones y sensaciones que crea y provoca Lizalde resultan mucho más sórdidas y violentas, y tal vez más intensas y dolorosas, que las de Villaurrutia. Todo El tigre en la casa está recorrido por el gran leitmotiv heideggeriano del ser-para-la-muerte (Sein-zum-Tode), es decir, por la convicción de que la muerte no es la última escala en el viaje de nuestra vida —como la entendemos de manera cotidiana, vulgar y cobarde— sino la posibilidad más radical de nuestra existencia e inherente a ella en todo momento; un tigre que nos acecha y “desgarra por dentro”. Y la muerte es “un enorme gato encerrado/ en todo esto”, porque esta posibilidad radical, personal, intransferible y oculta cotidianamente, es terrorífica y misteriosa, es lo desconocido que cae sobre nosotros, como en la selva cotidiana la silueta negra y salvaje de un tigre.

El tigre es la muerte, nuestra muerte individual, pero también la muerte del amor. La bella amada, la beldad altiva y majestuosa, la puta inolvidable, la perra impura que nos fascina a pesar nuestro, con y sin la cual no podemos vivir, es nuestra criminal, la tigresa que nos desgarra con su simple y displicente abandono. El tigre es también el amor: “Rey de las fieras,/ jauría de flores carnívoras, ramo de tigres/ era el amor, según recuerdo”; el amor putrefacto, porque todo el amor —es sólo cuestión de tiempo— caduca y se pudre como cualquier trozo excelso de carne: “Que tanto y tanto amor se pudra, oh dioses…”.

El amor es, pues, en su sustancia más honda, muerte; el sexo es sólo la pequeña muerte; y el hombre: desgarradura, “soltero, huérfano y desgraciado”,11 “tigrillo” devorado poco a poco por el tigre mayor del amor y la pasión inútiles (Sartre), el infortunio y la muerte.

IV. Sarna cínica y amarga

Creo que los libros de Lizalde que siguen a El tigre en la casa prolongan directrices temáticas y estéticas ya contenidas expresa o potencialmente en este gran libro, como cuando una experiencia fundamental en nuestra vida marca el resto de nuestros días.

En efecto, algunas constantes esenciales de El tigre parecen prefigurar los dos títulos siguientes: La zorra enferma (1974) y Caza mayor (1979). La apelación a los impulsos bajos (el odio, la misantropía que reacciona ante los convencionalismos humanos, la náusea, el rencor y el resentimiento) como forma última, franca, irónica, y casi única, de lucidez en un mundo absurdo y corrupto, es una herencia directa de El tigre a La zorra.Los líquidos de la bilis, la sangre y el esclarecido intelecto se entremezclan con alcohol en un bálsamo que el poeta bebe con humor, con la amargura de la risa dolorosa, sólo para vomitar la miseria ontológica, moral y política de la humanidad y de uno mismo. Las subversiones rabiosas de la escritura conocen su fondo de impotencia o insignificancia, porque sólo logran incrementar los bonos de la pérfida amada o el enemigo atroz.

De la jaula del grave desencanto del tigre brota y escapa una zorra enferma de sarna, cinismo y desparpajo, más artera, astuta y escurridiza, si bien dotada de la misma amarga intemperancia y acidez espiritual. Lo que le da su unidad a este libro de aspecto fragmentario es la intención de crítica moral y política de una época (y/o una humanidad) oscura. La melancolía irónica del apocalipsis por anticipado. La sátira epigramática latina (Horacio, Catulo, Juvenal, Marcial), la burla punzante que no se detiene en los demás sino que muerde por igual al autor (al amo) mismo, como en El tigre en la casa.

Desde el punto de vista del lenguaje y la experimentación poéticos, una novedad: Lizalde no teme extenderle concesión al epigrama o al poema-manifiesto o panfleto ideológico como recurso expresivo más eficaz de su crítica mañosa, antisolemne, cínica, escéptica y nihilista.

V. De cacería

Caza mayor —acaso después de El tigre en la casa el libro más bello y consistente de Lizalde—, pinta, como ha observado el autor, otro tigre, un tigre distinto.12 En efecto, este nuevo tigre es menos el amor que la muerte y ya no sólo la muerte individual sino también la muerte colectiva, la extinción de la especie humana.

Ya un poema de El tigre en la casa, “El cepo”, presagiaba el tema de Caza mayor, la trampa tendida para el tigre. Pero mientras en este poema escapa la fiera, en el poema que abre este nuevo poemario, no. Hay ahora la certidumbre apocalíptica —ya desarrollada en La zorra enferma— del fenecimiento de lo más alto y maravilloso (el tigre, el hombre, la inteligencia y la belleza) a manos de lo más insignificante, mediocre y vil (las ratas, las aves de rapiña, los insectos). Lo más sublime (el amor, la belleza, las grandes obras de la vida) perece de la manera más abyecta. La venganza dramática, en el interior de la humanidad misma, de la animalidad sobre la inteligencia.

En las cantinas, donde aparentemente el tiempo no transcurre y todas las citas contraídas en el mundo remojan, y finalmente pierden, su importancia, brinda, de pronto, junto a nosotros, con nosotros, en la barra, un desconocido. Es sólo nuestra propia muerte, que ha trasladado su domicilio de la casa a la cantina. El poemario alterna, con maestría, el promenade bohemio que evoca viejas borracheras con amigos (José Revueltas, Alí Chumacero, Jaime Sabines, Marco Antonio Montes de Oca) en cantinas célebres y familiares donde se botaneaba el verso, con instantáneas magníficas de la extinción colosal del tigre. Queda sólo el regusto de la última copa.

VI. Vino, mujeres y canto

Prosigue el tema de la taberna y lo vincula —si es que alguna vez estuvo desvinculado— con el del amor y el erotismo, el último libro publicado de Lizalde, Tabernarios y eróticos (1988). Celebración de la trascendencia erótica, celebración metafísica de la individualidad irrepetible y revivificante de cada belleza femenina (“Socráticos y aberrantes”) y, en un sentido más amplio, de ese misterio necesariamente insondable que hay en el fondo —que hace el fondo— de cada persona (“Caja negra”).

Los últimos poemas en que ha trabajado, desde hace ya tiempo,13 Eduardo Lizalde, parten del genial Tractatus de Wittgenstein y retoman también problemas filosóficos relacionados —como en Cada cosa es Babel— con el habla humana y el lenguaje poético, y con ese misterio que son los pensamientos y, más aún, las emociones, y su dificilísima comunicación. Promete el autor dos libros más, Bitácora del sedentario14 y Manual de flora fantástica15 —encantadores poemas en prosa sembrados de plantas carnívoras que sólo dejan incólume al lector distraído— de los que presentamos algunas muestras en la presente selección, que intenta reunir algunos de los mejores y más representativos poemas de sus diferentes facetas poéticas.

Luis Ignacio Helguera

1 Salvador Elizondo: “Presentación” del disco Eduardo Lizalde, Voz Viva de México, UNAM, 1974, p. 3. Véase también: Elizondo, Salvador, Museo poético, UNAM, 1974, p. 19, y Carlos Monsiváis, Poesía mexicana, tomo II, Promexa, México, 1979, p. XLVI.
2 “Eduardo Lizalde: la Poética Impredecible (Como el Tigre)”, entrevista de Eduardo Milán en dos partes, “El Semanario” de Novedades, 2 y 9 de febrero de 1986, 2a., p. 6. Se repite la idea en la entrevista de Daniel González Dueñas y Alejandro Toledo, “La celebración del tigre”, en el Periódico de Poesía, UNAM/UAM, núm. 7, p. 6.
3 “Eduardo Lizalde, la persona del poeta”, entrevista de Federico Campbell en Conversaciones con escritores, SEPsetentas/Diana, núm. 28: México, 1972 y 1981, p. 72.
4 Cuando a Martin Heidegger se le preguntó (Towarnicki/Palmier, L’Express): “Se ha tratado a veces de acercarse al desarrollo de su pensamiento a partir de las influencias que ha sufrido, ¿qué piensa al respecto?”. Respondió: “He sido influido sobre todo por toda la tradición. Pero este modo de elucidación es típicamente universitario: `Heidegger y Hegel´, `Heidegger y Schelling´… Si se creyera a ciertos comentadores, al tomar a Aristóteles, Husserl, Brentano y combinarlos, se obtendría Ser y tiempo. Es cómico”.
5 Eduardo Lizalde, Autobiografía de un fracaso, Martín Casillas editores/INBA, México, 1981, p. 40.
6 Ezra Pound, El arte de la poesía, Joaquín Mortiz, México, 1970 y 1978, pp. 7 y 9.
7 Gabriel Zaid, Leer poesía, Cuadernos de Joaquín Mortiz, México, 1972 y 1976, p. 65.
8 Declaración en la entrevista de Eduardo Milán citada, 1a., p. 2.
9 Eduardo Milán, “Crónica de poesía”, Vuelta, núm. 138, mayo, 1988, p. 53.
10 Octavio Paz, México en la obra de Octavio Paz. II. Generaciones y semblanzas: Escritores y letras de México, FCE, México, 1987, p. 175. Paz, curiosamente como Monsiváis (Poesía mexicana, II, p. 423), se equivoca, en el pasaje, con las fechas. Cada cosa es Babel no es de 1960 sino de 1966 —como Poesía en movimiento— y entre Cada cosa es Babel y El tigre en la casa no median diez años sino cuatro.
11 Frase tomada de la entrevista de Federico Campbell citada, p. 76. Parte, claro, de esa línea prodigiosa de López Velarde (El minutero, “Obra maestra”), cara a Lizalde, “El soltero es el tigre que escribe ochos en el piso de la soledad”.
12 En la entrevista ya citada de González Dueñas y Toledo, p. 6.
13 Reproducimos la “Nota introductoria” íntegra de la edición de este volumen de Material de Lectura de 1989. (N. del E.)
14 Publicado en 1993.
15 Publicado por la editorial Cal y Arena en 1997. Recientemente el Fondo de Cultura Económica presentó la segunda edición de una antología del autor bajo el título Nueva memoria del tigre. Poesía (1949-2000) en la colección Letras Mexicanas. (N. del E.)

En voz de Eduardo Lizalde

Eduardo Lizalde (Ciudad de México, 14 de julio de 1929 – 25 de mayo de 2022), escritor mexicano. Realizó estudios de filosofía en la UNAM. Con Enrique González Rojo y Marco Antonio Montes de Oca creó el grupo del poeticismo. Más tarde desarrolló una poética personal a través de un lenguaje dotado de precisión quirúrgica, donde la ironía y ciertos elementos coloquiales juegan un papel fundamental. Entre sus libros más destacados se encuentran: Cada cosa es Babel (1966), El tigre en la casa (Premio Xavier Villaurrutia, 1970), La zorra enferma (1974), Tabernarios y eróticos (1989) y Otros tigres (1995). Ha obtenido importantes distinciones como el Premio Iberoamericano de Poesía Ramón López Velarde (2002) y, en fecha reciente, el Premio San Luis al mérito literario (2009). Dirigió la Biblioteca “José Vasconcelos”, ubicada en la Plaza de la Ciudadela.

Tomados de la antología Nueva memoria del tigre (Poesía 1949-2000), publicada por el FCE, los poemas de Eduardo Lizalde que a continuación reproducimos son algunas de las piezas más representativas dentro de su obra poética. “El tigre”, como ejemplo emblemático, hace del atemorizante felino una divisa constante a lo largo de la trayectoria literaria de su autor.

Agradecemos las colaboraciones musicales  de Los Dorados & Cuong Vu, así como al Fondo de Cultura Económica por la autorización para hacer la comunicación pública de este material.

D.R. © UNAM 2010

Editorial: FCE

Lectura a cargo de: Eduardo Lizalde

Dirección: Eduardo Ruiz Saviñón

Estudio de grabación: Radio UNAM

Operación y postproducción: Francisco Mejía

Año de grabación: 2009

Bótox: desarruga y potencialmente mortal

Quita las arrugas por un tiempo y se usa contra el estrabismo. Pero causa el botulismo, que llega a ser mortal y podría ser usado para un ataque bioterrorista.

Se trata de la toxina botulínica. La doctora Adela Alba Leonel, académica de la Facultad de Medicina y de la Escuela Nacional de Enfermería y Obstetricia, ambas de la UNAM, diserta sobre esta neurotoxina producida por la bacteria Clostridium botulinum.

Hay siete tipos de toxina botulínica (A, B, C, D, E, F y G). La tipo A es conocida por uno de sus nombres comerciales, bótox, y porque en dosis bajas y purificada se inyecta para desvanecer las arrugas de la cara (su efecto dura seis meses).

No se debe aplicar en: personas menores de 18 años, con enfermedades neuromusculares (esclerosis múltiple), mujeres embarazadas o amamantando, con párpados caídos y neuropatías.

En clínica, la toxina botulínica se usa también para tratar la hiperactividad vesical neurógena (si fracasan los anticolinérgicos), la hidronefrosis bilateral, la gastroparesia, la hidrocefalia y la orquiepididimitis. Sin embargo, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), de Estados Unidos, y la COFEPRIS, de México, no han autorizado su uso, y no se ha comprobado científicamente la efectividad terapéutica.

Clostridium y botulismo

Clostridium botulinum es una bacteria anaerobia, es decir, que crece aun sin oxígeno. Es termo-resistente: soporta hasta 80 grados de temperatura durante 10 minutos de cocción de alimentos que la contienen.

La neurotoxina se encuentra en diversos alimentos mal cocidos, en enlatados (atún), en frutas y verduras mal envasadas en casa (en conservas), en pescado salado, en verduras como las espinacas y en carnes frías mal conservadas, como salchicha y jamón.

El término médico botulismo (intoxicación con carne, embutidos o productos en conserva) data de 1820 y se deriva de la palabra latina botulus, que significa “embutido”.

En la Europa del siglo XIX hubo algunos brotes de intoxicación asociados al consumo de salchichas. En Alemania, Justinus Kerner (1786-1862) encontró Clostridium en morcilla descompuesta.

Años más tarde, en 1897, la bacteria responsable del botulismo fue aislada por el microbiólogo belga Émile van Ermengem, quien la describió como una fábrica de toxinas que causan debilidad y parálisis en los animales. Él investigó sistemáticamente muestras de un jamón contaminado que había causado una intoxicación alimenticia de riesgo mortal en varios de los asistentes a la ceremonia conmemorativa de una sociedad musical de Ellezelles, Bélgica, provocando la muerte de tres individuos.

Una espora en agua, tierra y aire

Como la neurotoxina de la bacteria Clostridium está en el agua, la tierra y el aire, el botulismo se puede presentar por el consumo de alimentos mal conservados, por chupones y biberones contaminados (puede afectar a lactantes menores de seis meses porque aún no desarrollan bien su flora intestinal), por alojamiento de la toxina en heridas (poco frecuente) y por inhalación.

El botulismo también está asociado al uso de drogas ilegales, como la heroína, que se inyecta, o la cocaína, que se inhala.

La toxina botulínica es una espora que podría también ser utilizada en actos de bioterrorismo. De manera intencional o por accidente, se podría liberar en forma de aerosol.

Síntomas a las 12 horas de infección

Signos de botulismo son parálisis de nervios, principalmente ciertos pares craneales (placas neuromusculares colinérgicas) y de algunos músculos (sobre todo de la respiración). La parálisis de la musculatura laríngea genera mucha secreción salival y a la vez resequedad de la mucosa y de la boca, así como dificultad para hablar y tragar. También produce mareo, vértigo, visión borrosa, vómito, diarrea e inflamación intestinal, así como parálisis de cuello y de brazos.

Estos síntomas se presentan a las 12 horas, inclusive 36, después de haber consumido alimentos mal conservados, infectarse una herida con la toxina botulínica o que ésta haya sido inhalada. En personas más sensibles aparecen mínimo en cuatro horas y máximo en ocho.

Sin embargo, hay que hacer un diagnóstico diferencial para descartar otras enfermedades con síntomas similares, como la poliomielitis y el síndrome de Guillain-Barré.

Baja mortalidad

El botulismo, causado principalmente por los tipos de la toxina botulínica A, B, E y ocasionalmente el F, tiene baja mortalidad. Los tipos C y D provocan enfermedades en otros mamíferos, en aves y en peces.

Se ha estimado que la dosis letal media para el ser humano son dos nanogramos de toxina botulínica por kilo de peso corporal. Esto significa el triple de la que se encuentra “en la transmisión alimentaria”.

Antaño la mortalidad por botulismo era alta, pues no se contaba con la antitoxina botulínica. Los pacientes, a quienes era necesario intubar, morían sobre todo por debilidad y parálisis de los músculos y los nervios respiratorios. Hoy mueren en “un 5% o 10% de los casos”.

En México, puntualiza la doctora Alba Leonel, no es un problema de salud pública, pues en los últimos años sólo se han presentado tres casos de botulismo, por consumir alimentos mal conservados en la frontera con Estados Unidos.

Dr. Strange no está solo: el multiverso sí existe y hay pruebas teóricas

En la reciente película del Doctor Strange, “Dr. Strange en el multiverso de la locura”, la historia plantea varios universos en los que el héroe se enfrenta a otras historias alternas de él mismo. Qué dice la física al respecto ¿podría ser una situación real?

“Los astrónomos pensamos que el multiverso sí existe y hay pruebas suficientes de su existencia”, dijo en entrevista Julieta Fierro Gossman, investigadora del Instituto de Astronomía de la UNAM.

¿Cómo es esto? En un principio, los griegos pensaban que el mundo terminaba en Asia y después en el océano Atlántico. Sin embargo, descubrieron que había poblaciones más allá de esa frontera.

Antes pensábamos que la Tierra era única y estaba en el centro del Universo, que el Sol giraba a su alrededor y que todo existía dentro de nuestro planeta, incluso el mismo infierno.

¿Y qué pasó? Descubrimos que hay otros planetas y que es posible que algunos tengan vida o que esa vida se extinguió, como ocurrió en Marte, o quizá podría haber vida en Júpiter o Saturno con sus océanos subterráneos.

Actualmente, se han descubierto miles de planetas extrasolares, es decir, mundos que giran en torno de su estrella, y que además tienen agua.

Esta idea de que somos únicos, que estamos en el centro del Universo y somos lo máximo ha cambiado después de que estudiamos la Vía Láctea.

La galaxia en la que vivimos sólo tiene cien mil millones de estrellas, y pensábamos que eso era todo el Universo, pero algunos astrónomos observaron unos rehiletes lejanos y descubrieron que se trataba de otras galaxias.

Incluso a principios del siglo pasado había una discusión muy importante entre quienes pensaban que las galaxias eran otros universos-isla y los que pensaban que eran parte del mismo universo.

Sin embargo, después se descubrió cómo medir las distancias entre las estrellas que oscilan muy rápido y lento, aquellas que son grandes y pequeñas.

Así supimos que nuestra galaxia era una de tantas y que no podíamos ver muy lejos en el Universo. La luz tarda cierto tiempo en llegar y lo más antiguo que podemos ver es la luz que se originó 380 mil años después de la gran explosión.

La gran explosión

De esta liberación de energía se originó nuestro Universo que en esa época era opaco. De hecho, en nuestra actualidad no podemos ver todos los objetos que se alejan del centro de la galaxia.

Es decir, podemos observar un “pedacito” de la gran explosión, pero el resto no. En ese momento, tal vez nacieron otras galaxias y otros objetos que se apartan de nosotros a velocidades mayores que la de la luz.

Y como no lo podemos ver, esto pudo generar otros universos infinitos y libres. El pedacito de la gran explosión que formamos es muy pequeño y pensamos que estos otros universos se podrían parecer al nuestro.

En el momento en que nació nuestro Universo, pudieron formarse otros más y así existir otros muy parecidos.

La física trata de explicar esta teoría a través de la mecánica cuántica, que plantea la probabilidad de todas las posibilidades, por lo que es posible la existencia del multiverso.

Otra teoría que busca explicar este fenómeno es la teoría de cuerdas, que plantea que todas las partículas elementales (electrón, neutrón, protón) son liberaciones del vacío para crear otros universos.

¿Cuántos serían? Aproximadamente un “1 con 500 ceros”, y todos completamente distintos. Si contamos todos los átomos de todas las galaxias del universo, habría un “1 con 82 ceros”, un número mucho menor que la posibilidad de los universos existentes.

¿Podemos viajas a otros universos?

Pero, ¿qué tal si un universo tuvo una pequeña falla cuándo se formó y no es idéntico al nuestro? Estaría formado de la famosa antimateria, que está formada por antipartículas.

Si hubiera la posibilidad de viajar a otros universos podría ser a través de un agujero de gusano. “No necesariamente llegaríamos a otro planeta o nos recibirían los extraterrestres y estaríamos muy felices, sino que podría ser una esfera de vacío y nos desintegraríamos inmediatamente”.

Si tratáramos de descubrir la existencia de otros universos, podríamos suponer que son como grandes paredes y si colisionaran con nuestro universo lo podrían deformar.

Sin embargo, no se ha encontrado evidencia de su existencia, así que por lo pronto no podemos viajar a otros universos. “Tenemos la certeza que existen porque la historia nos ha enseñado que todo lo que no palpamos podría ser real”.

“Si piensan entrar en un agujero de gusano y llegar a un mundo extraordinario, tengan mucho cuidado”, concluyó la académica universitaria.

Aunque es baja la transmisión, la viruela del mono podría llegar a México

 

Existe el riesgo de que la viruela del mono llegue a nuestro país; sin embargo, no debemos preocuparnos, sino ocuparnos, porque la probabilidad de que se disemine dependerá de la oportunidad con que se reporte, del conocimiento médico, así como de las políticas que establezca la autoridad, además de que no hay condiciones naturales en México para que esa viruela se pueda perpetuar: hasta ahora no se ha encontrado alguna especie animal que sea reservorio, como ocurre en naciones africanas.
Francisco Monroy López, experto del Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVZ) de la UNAM, expresó lo anterior y explicó que estos virus no son altamente mutagénicos, es decir, son bastante estables, pero es posible que se hayan adaptado a nuevas condiciones. La fauna de naciones donde se registraron casos, como Inglaterra, España, Canadá o Estados Unidos, tampoco ha sido identificada como portador natural.
En entrevista definió los tres factores por los cuales una enfermedad se presenta en condiciones que no tenía antes: “una tiene que ver con el agente, es decir, el virus que podría estarse adaptando mejor a situaciones diferentes; individuos susceptibles, porque el porcentaje de población inmunizada es de menos de 30 por ciento (la vacuna contra viruela humana dejó de aplicarse cuando se declaró erradicada la enfermedad, en 1980), y esto hace que un virus parecido, como el del mono, se pueda transmitir a la población”.