Descubren pisadas de aves del Cretácico Tardío, en Coahuila

El investigador del Instituto de Geología (IGl), Francisco Vega Vera, participó en el estudio de huellas de aves del Cretácico Tardío, de dos localidades reportadas recientemente en Coahuila, con una antigüedad aproximada de 66.1 millones de años, lo que permite documentar la convivencia entre éstas, pterosaurios y dinosaurios. Una de las localidades fue encontrada por el naturalista coahuilense José Flores Ventura.

Vega Vera señaló que se trata del registro con mayor diversidad de pisadas de aves –de tipo semipalmeado– que se ha documentado y que data de una edad cercana a la extinción de los dinosaurios (66 millones de años), en un ambiente cercano a la antigua costa de Coahuila.

Además, indicó el investigador universitario, también se encontró el registro de pequeños invertebrados (nematodos y larvas de insectos, entre otros), “asociación que sugiere que los vertebrados se alimentaban de materia orgánica acumulada en esteros o marismas cercanos a la costa”.

Estamos confirmando lo que otros investigadores en el pasado habían interpretado para este paquete de sedimentos, es decir, que se trata de un ambiente transicional entre agua dulce y marino, afirmó Francisco Vega.

En otra de las localidades estudiadas, por encima del nivel con huellas, se encontró una capa de sedimentos con esférulas, producto del impacto del asteroide de Chicxulub, en la península de Yucatán, el cual generó alteraciones que derivaron en la extinción de los dinosaurios y otros animales.

La presencia de las esférulas a pocos metros por encima de las huellas, apoya la edad que habíamos estimado para esta asociación entre aves, pterosaurios y dinosaurios, de aproximadamente 66.1 millones de años, es decir, 100 mil años antes de la gran extinción del final del Cretácico.

Un aspecto relevante de este estudio es la semejanza de las pisadas fósiles con algunas aves actuales como el ganso, urraca, garzas y garcetas, apuntó.

“Las aves descienden de dinosaurios que habitaron la Tierra durante la Era Mesozoica, es un área importante para tratar de entender por qué los reptiles voladores y los dinosaurios desaparecieron en el Cretácico Tardío y las aves continuaron”, señaló.

Comentó que ese descubrimiento fue publicado recientemente en el Journal of South American Earth Sciences, cuya primera autora es Claudia Serrano Brañas, investigadora asociada de la Smithsonian Institution y de la Benemérita Escuela Normal de Coahuila.

Las huellas de pterosaurios pertenecen al grupo de los Azhdarchidae, entre los que se encuentran los pterosaurios más grandes, como el Quetzalcoatlus. “Estimamos que la envergadura de las alas pudo alcanzar cuatro metros. Las huellas de dinosaurios muestran similitud con las de tiranosaurios”.

Se plantea continuar con el estudio de estas huellas, a fin de identificarlas de manera más precisa. “Las localidades estudiadas en Coahuila representan un hallazgo importante, ya que en el mundo se conocen pocos sitios con huellas de una edad similar: tres en Estados Unidos, uno ubicado en Argentina y otro en Corea del Sur”.

A Coahuila, abundó, se le considera una entidad clásica para la paleontología, ya que se encuentran dinosaurios, entre muchos otros grupos de diversas edades geológicas. Este descubrimiento de alguna forma confirma su trascendencia con un patrimonio que se debe atender, estudiar y preservar.

Fotos: cortesía Francisco Vega Vera.

Dinosaurios: las pruebas de su vida en la Tierra

Godzilla, el dinosaurio mutante, sólo existe en el imaginario de Japón, en su cinematografía y en la de Hollywood.

Jurassic Park también tiene mucho de ficción y el micro relato de Tito Monterroso: “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba ahí”, es puro cuento.

Así que ¿cómo sabemos que los dinosaurios existieron?

Sabemos que fueron cosmopolitas

Vivieron hace millones de años en lo que hoy es la Antártida, dentro de la muralla China, el desierto de Sahara, los Pirineos, la Patagonia, Estados Unidos… México.

Sabemos que de Gondwana son los llamados dinosaurios polares que se encontraron en Australia, país que con Sudamérica, África, India y la Antártida formaban ese antiguo continente, entonces con clima cálido-húmedo y vegetación exuberante. Se comenzaron a separar hace unos 164 millones de años.

Que los ceratópidos (dinosaurios con cuernos) se originaron en Asia (en China se han encontrado muchos) y migraron, como millones de años después el hombre, por el Estrecho de Bering hacia América.

Sabemos también

Que nuestro país es una de las zonas de dinosaurios más importantes, sobre todo para el Cretácico Superior (que incluye la última parte del periodo y de la era Mesozoica) en toda la zona norte.

Hay 11 dinosaurios nombrados exclusivos para México, entre ellos algunos de los llamados hadrosaurios (pico de patos) como Velafrons coahuilensis, Magnapaulia laticaudus o un miembro antiguo de este grupo llamado Huehuecanauhtlus tiquichensis. Asimismo hay dinosaurios con cuernos como Coahuilaceratops magnacuerna o carnívoros enigmáticos como Labocania anómala (con características que lo relacionan con los tiranosaurios). El más reciente, Paraxenisaurus normalensis, fue anunciado a finales de abril de este año.

Pero también en territorio nacional se han encontrado otros que compartimos con Estados Unidos y Canadá. Entre ellos se han propuesto carnívoros como Saurornitholesthes, ceratópsidos como Agujaceratops o el hadrosaurio Kritosaurus.

¿Qué más?

Sabemos que los dinosaurios se originaron en el periodo Triásico, el primero de la era Mesozoica. Aunque la presencia innegable de fósiles corporales de dinosaurios se conoce de alrededor de 228 millones de años, en la etapa Superior del Triásico, es posible que su origen se diera mucho antes.

El Jurásico inicio hace unos 201 millones de años, el periodo intermedio de la era Mesozoica, cuando los dinosaurios fueron “los reyes” y alcanzaron una gran diversidad.

El Cretácico, último periodo del Mesozoico, comenzó hace unos 145 millones de años. Los dinosaurios desaparecieron hace 66 millones de años, al final del periodo. Una hipótesis solida atribuye su extinción al impacto de un gran meteorito en la Tierra, en lo que hoy es Chicxulub, Yucatán.

Animales vertebrados, gigantes y pequeños, hace 150 millones de años un grupo de ellos dio origen a la tata-tata… tatarabuela de las aves.

Todos los reptiles marinos y voladores, como los pterosaurios, no son dinosaurios, sino parientes “pero muy lejanos”. Y solo algunos de los últimos dinosaurios, los más cercanos al origen a las aves, volaban.

Tenían una dieta diversa. Eran carnívoros, fitófagos (comedores de plantas), omnívoros, piscívoros, insectívoros, “de todo hubo”.

Cazador de dinos

Todo eso lo sabemos por cazadores de dinosaurios como René Hernández Rivera, Ángel Ramírez Velasco, Ricardo Servín Pichardo y otros paleontólogos de México y el mundo.

RHR ha descubierto y rescatado fósiles de la era Mesozoica en varios estados de la República Mexicana y en China ha participado en la búsqueda de dinosaurios relacionados con el origen de las aves

Además de paleontólogo especializado en dinosaurios, es investigador del Instituto de Geología, divulgador de las ciencias de la tierra, armador de esqueletos y montajes de dinosaurios en salas de paleontología, asesor y colaborador de Discovery y National Geographic, así como filántropo y músico.

El acetábulo

Sabemos también que los dinosaurios son diferentes de otros vertebrados por partes de su esqueleto, como las vértebras del cuello y las cervicales, la elongación del húmero, los huesos de las patas, la forma de la cabeza… en fin.

Sin embargo, dice el paleontólogo de la UNAM, lo más distintivo es el acetábulo, situado entre el espacio de los huesos que conforman la cadera. Por la derecha, si pudieras meter un brazo por en ese agujero de la cintura pélvica, saldría por la izquierda.

Otra característica es que son digitígrados. En posición erecta, con las patas traseras abajo del cuerpo, “caminaban en puntillas”.

Además de patas acolchonadas, para soportar un peso tan grande, en las extremidades la naturaleza los dotó de huesos torcidos, con forma de tornillo y no lisos como clavo, por lo que tenían más superficie para inserción muscular.

Los dinos no son dragones

—Pero, ¿cómo sabemos que los dinosaurios no son un invento de la imaginación, como los dragones?

Por los fósiles que la paleontología rescata, data, analiza y a partir de los cuales genera conocimiento que nos muestra cómo eran los dinosaurios.

De los dinos se han encontrado restos esqueléticos (aislados, juntos, articulados), pisadas, coprolitos, nidos, huevos, piel, plumas y últimamente, vísceras y hasta vasos sanguíneos.

Las evidencias osteológicas, como la cola de dinosaurio que se descubrió en Coahuila en 2013, son una de las pruebas contundentes de la existencia de los dinosaurios. Sin embargo, las piezas fósiles más frecuentes y conservadas son los dientes, por ser el materia más duro.

Los huesos indican a qué tipo de dinosaurio pertenecían, pero las icnitas o sus pisadas (mediante su tamaño, zancada o disposición), como las encontradas en Sabinas, Coahuila, nos dan información sobre cómo y a qué velocidad se desplazaban y sobre su comportamiento social. Migraban, por ejemplo, en manada. Caminaban mucho. Por eso, en todo el mundo hay más lugares con pisadas que con huesos de dinosaurios. En Sucre, Bolivia, es donde las dinosauroicnitas son más abundantes. “Si a Texas, EU, se le quitará todo de encima y se rascará hasta el Cretácico, se encontraría lleno de esas pisadas”.

Tanto huesos fósiles como icnitas se encuentran en rocas de tipo sedimentario, que se acumulan en estratos horizontales. Cada una de esas capas conservan restos de dinosaurios de tiempos distintos (Triásico, Jurásico y Cretácico continental).

También, por sus nidos y huevos, de muchas formas y tamaños, sabemos que existieron los dinosaurios. En China se ha encontrado una gran diversidad. El huevo más pequeño, del tamaño de una pelota de pimpón, y los más grandes, como del tamaño de un balón de fut bol americano. Se encontraron algunos que al parecer los estaban empollando, así como un embrión. En México, Coahuila y Baja California son también lugares de huevos de dinosaurios.

Otra prueba de su existencia son las impresiones de piel. Se han encontrado de hadrosaurios en Baja California Coahuila, así como de un carnívoro Gorgosaurus, en Montana, EU.

Últimamente, se han descubierto melanosomas (organelos que contiene melanina), los cuales nos permite inferir cómo era el color de cada tipo de dinosaurio. Unos tenían un plumaje color “no negro, sino cuervo, iridiscente”, como el dinosaurio arcoíris. Hace algunos años, en el norte de China se descubrió uno llamado Caihong juji (arcoiris con gran cresta, en mandarín), con pluma coloridas en el cuello y la cola

Asimismo se han encontrado vísceras. En Italia, hallaron un dinosaurio llamado Scipionyx con sus órganos preservados. “Tiene todo, hasta lo que comió”. Luego aparecieron otros con vísceras en China. Más reciente, en marzo de 2011, se halló un acorazado herbívoro de la familia de los nodosaurios, en Alberta, Canadá. Es mejor reservado hasta ahora.

Lo más sorprendente

Se han descubierto también vasos sanguíneos de dinosaurio. En 2003, Mary Schweitzer, de la Universidad de Carolina del Norte, EU, los encontró primero en un fémur de Tiranosaurio Rex y luego en un ceratópsido y en un pico de pato.

En el Instituto de Química de la UNAM, el doctor Abel Moreno, por métodos de cristalogafía y análisis químico, descubrió proteínas en cascaritas de huevo de dinosaurio hallado en Baja California.

Otras evidencias de los dinosaurios en la Tierra son los bromalitos, gastrolitos y coprolitos.

Los bromalitos “es todo lo que el animal no quiere y avienta”. Incluyen los ‘regurgititos’. Como los búhos, que regurgitan y sacan el ‘esqueletito’ de lo que se comieron.

Los gastrolitos se han encontrando dentro de los esqueletos. Son como el equivalente a la arena que hay en el buche de los pájaros. Ayuda a las aves a macerar semillas duras para que ya no cueste tanto trabajo su digestión en el estómago.

Los coprolitos son el excremento fosilizado. Son importantes, ya que al hacerles cortes en forma de lámina y analizarlas, permiten saber la dieta del dinosaurio. En un saurópodo (cuello largo) encontraron fitolitos de angiospermas y gimnospermas, esporas de hongos, diatomeas y fragmentos de insectos..

¿Algo más?

Otra evidencia son los urolitos, que son “como la pipí de los dinosaurios”. Estudios comparativos entre unas formas raras en fósiles y rastros que deja el avestruz, indicaron que podrían ser las marcas dejadas por la orina.

“Unos creen, otros no”, pero bienvenidos los estudios basados en diversas ciencias para saber más como eran los dinosaurios, concluye el maestro René Hernández Rivera.

La bicicleta empieza a conquistar las calles

La bicicleta es un transporte cuyo origen se remonta a la Alemania de 1785 y a pesar de los años que tiene es un invento que sigue vigente, “es el sistema más eficiente en términos de energía, no contamina, y cuyo costo es súper accesible para cualquier miembro de la población; sí tiene gastos de mantenimiento, pero son mínimos”, aseguró Manuel Suárez Lastra, director del Instituto de Geografía.

En Latinoamérica la conocen como cleta, bicla, chancla, chufla, burra, cicla o simplemente bici, pero no importa la forma de nombrarla ya que la experiencia de andar en dos ruedas te hace sentir libre, fuerte, saludable, feliz.

Se dice que la edad perfecta para aprender a usarla es la infancia, pero pedalear unos cuantos kilómetros a la semana en edad adulta ayuda a combatir la depresión y la osteoporosis, reduce los niveles de estrés y mejora la vida sexual.

Hasta hace unos años las ciudades en México no estaban hechas para andar en bici, había resistencia de automovilistas y vecinos, “porque de alguna manera la infraestructura ciclista quita espacio al carro”, aclaró el doctor en Geografía.

Por varios años, Manuel Suárez se ha interesado en difundir el uso de la bicicleta como sistema de movilidad sustentable y accesible para la ciudad. Si bien, el sistema de préstamo de bicicletas surgió en la UNAM en 2004 con el Bicipuma, fue hasta 2007 que la idea permeó en Ciudad de México y, por primera vez, se pensó en ella como parte integral del transporte de la capital.

En aquel entonces, era descabellada la idea de crear un sistema de movilidad ciclista en la ciudad, “primero porque sólo uno por ciento de la población realizaba viajes en ese medio de transporte y, por otro lado, porque se argumentaba que la capital del país no se parecía a las urbes europeas, había mucho tráfico y era inseguro”, explicó Suárez Lastra.

Pese a eso, las cifras mostraban otro panorama, ya que 50 por ciento del total de traslados diarios era igual o menor a 8 kilómetros y podía realizarse en alrededor de 20 o 30 minutos. Además de que el uso de la bicicleta de manera cotidiana tiene beneficios directos en la salud, la economía y el medio ambiente

Bajo esa premisa, el Plan de Movilidad Ciclista para Ciudad de México (Plan Bici CDMX) fue desarrollado por el Instituto de Geografía (IGg), a solicitud de la Secretaría del Medio Ambiente. Para hacer accesible la bicicleta a la población, el 16 de febrero de 2010 se puso en marcha el Sistema de Bicicletas Públicas (SBP) de Ciudad de México, Ecobici, que fue el primero automatizado en América Latina y que este 2022 cumple 12 años de servicio a la población.

En 2020, la pandemia fue la oportunidad para la bicicleta de cautivar a nuevos usuarios, la consideraron el transporte más seguro para evitar contagios y pasó de seis mil registros en 2020 a 14 mil registros de viajes en 2021 en el sistema de bicicletas públicas de Ciudad de México, Ecobici.

De hecho, “el confinamiento fue la oportunidad para ampliar la infraestructura ciclista. Cuando llega la pandemia y se hacen todas las ciclovías emergentes para poder desaturar el transporte público, se ve la conveniencia de construir una ciclovía en Insurgentes. Todos los modelos indicaban que esa avenida sería la de mayor uso, y en efecto, lo es, supera a Reforma por mucho”, aseguró el doctor en Geografía.

Marcando la pauta

Actualmente, la capital del país  se encuentra entre los estados con más kilómetros de infraestructura ciclista habilitada, seguida de Guadalajara, León, Morelia y Zapopan con 322, 303, 188, 77.3 y 67.1 kilómetros respectivamente.

Y aunque la idea de movilizar a la ciudad surgió en la Universidad, es una gran aportación que haya permeado en el ámbito nacional. “La UNAM siempre ha estado en la vanguardia en muchas cosas y la bicicleta no es la excepción. En 2004 nace el proyecto piloto de préstamo de ese transporte que en 2005 se convertiría en Bicipuma y Ecobici nace cinco años después, un sistema de préstamo de bicicleta pública que ha marcado la pauta de muchos programas tanto en Ciudad de México como en el país y en el nivel internacional”, aseguró Ernesto García Almaraz, coordinador de Bicipuma de esta casa de estudios.

Hoy en día, la bicicleta gana terreno como sistema de movilidad económico, accesible y sustentable y aunque aún hay retos por delante, se perfila como una buena opción de movilización para las ciudades. “Las calles que tienen ciclovías se vuelven mucho más agradables para los peatones porque están más separados del arroyo vehicular y eso genera más tránsito peatonal que es lo mejor que puede haber para los negocios. Una vez que vas en bicicleta, ves la ciudad de una forma completamente distinta”, finalizó Manuel Suárez Lastra.

 

¿Por qué se habla del “pisotón del antropoceno”?

 

Juan Luis Arsuaga es un viajero del tiempo: su profesión le ha permitido trasladarse diez mil años al pasado para conocer la evolución de nuestro planeta y el paso del ser humano en este espacio.

“La historia nos juzgará severamente por la forma en cómo hemos tratado la biosfera”, aseveró el escritor español y catedrático en paleontología durante una conferencia virtual llevada a cabo en el marco de El Aleph, Festival de Arte y Ciencia de la UNAM.

José Gordon, divulgador de la ciencia, moderó el evento y preguntó: ¿cómo ha sido la huella del ser humano en el planeta? “Nuestra huella se ha convertido en un pisotón”, respondió el invitado.Cualquier persona que tenga más de 50 años ha podido ver el cambio en el planeta. Por ejemplo, el ecosistema de las playas en España ha sido completamente destruido junto con muchos otros ecosistemas. Además, los pocos que quedan están amenazados.

La destrucción del planeta en los últimos años ha sido como un tsunami por la velocidad en la que se ha producido, dijo Arsuaga. En varias ocasiones la causa de la destrucción del habitad ni siquiera es local, sino por la demanda del primer mundo.


Otro caso son las plantaciones de aceite de palma que a nivel mundial han destruido las zonas tropicales y las especies que viven ahí. En este contexto, el consumidor está muy lejos de la destrucción del hábitat y no conoce l número de hectáreas que se destruyen al día, que es astronómico.

“No podemos imaginarnos siquiera la destrucción de las plantaciones de los alimentos elaborados para el primer mundo, se trata de pérdidas de extensiones enormes diariamente. Es difícil de imaginar”.

Además, hay otras variables que han afectado al planeta. Por ejemplo, el plástico ya no sólo está en el océano sino en todas partes. Esto es más tangible.

“No hace falta revisar los libros de historia, basta acudir a la memoria individual de lo que hemos visto en el curso de nuestras vidas. Los niños y adolescentes de hoy conocen un planeta muy distinto del que los adultos conocimos”, añadió el antropólogo.

Con estas acciones la humanidad ha contribuido al calentamiento global y las personas no están conscientes. Por ejemplo, tomar la temperatura con una barra de mercurio no impacta de gran forma, pero entender racionalmente o asimilar cómo sube o baja el frío y el calor es más complicado.

De hecho, el cambio climático está condicionando la evolución humana y la biodiversidad, explicó durante su conferencia en la UNAM Juan Luis Arsuaga.

Otro caso es la generación de contaminantes; sólo en Japón se producen 403 millones de toneladas de residuos al año. También en la agricultura y la ganadería se contamina tanto el aire y el agua como la tierra.

Por ejemplo, en España en los terrenos usados para la ganadería industrial es muy difícil ver insectos, se han acabado debido a los insecticidas y con ellos también han resultado afectadas las aves insectívoras. “Actualmente es una gran noticia cuando vemos un insecto, y no debería ser así”.

Otro grave problema es el consumo de energía. “Nuestros abuelos consumían muchísimo menos energía que nuestros padres y nosotros mismos, pero hoy se utiliza más debido a la tecnología”.

¿Alguna solución?

Todos estos problemas podrían solucionarse a través de los consumidores. Por ejemplo, comprar sólo alimentos enlatados que no utilicen aceite de palma, y dejar de consumir atún que dañe a los delfines. Además, las personas deben comprar madera que esté certificada de bosques sostenibles.

“Tenemos que acostumbrarnos a buscar el origen de los alimentos o los productos que consumimos. Es necesario como nunca tener una mayor conciencia y perspectiva de que somos un planeta con una conciencia colectiva y que nos afectamos unos a otros”.

“Como decía Carl Sagan, somos un pálido punto azul y nadie va a venir a rescatarnos”, concluyó Juan Luis Arsuaga.

La rebeldía de Julieta Fierro la llevó a ser investigadora de la UNAM

 Cuando era niña, Julieta querí­a ser mamá de doce niños, cirquera e incluso hada. Ninguna de las tres se cumplió. Sin embargo, si realizó una fantasía al estudiar fí­sica en una época cuando las mujeres no asistían a la universidad.

De hecho, se convirtió en una mujer pionera en la carrera de física, sólo tenía tres compañeras más y ella logró terminar. Su rebeldía la llevó a convertirse en investigadora del Instituto de  Astronomía de la UNAM y una reconocida divulgadora de la ciencia.

Su mamá murió cuando ella tení­a 13 años. La encomienda de su padre fue que ella y su hermana mayor se quedaran en casa para cuidar a sus dos hermanitos y ser amas de casa.

En aquella época las mujeres no estudiaban, pero surgieron algunos conceptos sociales subversivos que empoderaron a las minorí­as: el comunismo, que pregonaba el derecho a la educación, el trabajo y la salud digna para todos. “Obviamente se trataba de una utopía que nunca se cumplió”, enfatizó Julieta Fierro Gossman.

Además, aparecieron las pastillas anticonceptivas y un movimiento estudiantil muy fuerte, que brindó a la joven Julieta las fuerzas suficientes para rebelarse. Así, ­ logró estudiar física en la UNAM, una carrera que históricamente era para los hombres.

Desde que tiene memoria, Fierro Gossman era muy mala para la lengua, pero buení­sima para las matemáticas. Por eso querí­a dedicarse a las ecuaciones.

Sin embargo, su hermana mayor le comentó que era muy “tontita” para estudiar matemáticas, que mejor se dedicara a otra cosa, alguna materia como fí­sica. “Mi hermana mayor era como mi mamá, así­ que le hice caso”.

Más tarde, caminando por los pasillos de la Facultad de Ciencias encontró un cartel que anunciaba estudiar astronomía. En ese momento recordó unas fotografías fantásticas del Universo que vio en una enciclopedia y así­ decidió dedicarse a esta ciencia.

Después de estudiar en la UNAM y laborar en esta misma institución, Julieta la describe como su casa, su vida, y lo más importante: le otorgó una razón para vivir.

La Universidad la rescató de una situación familiar muy difí­cil y también le brindó trabajo, amigos, amor, y lo más hermoso, la acercó a las estrellas y al mundo de la astronomía.

“Para mí­, la UNAM es una razón para seguir trabajando y luchando por este país”.

En cuanto a la fí­sica, la investigadora explicó que junto con las matemáticas es la manera elegante de entender la ciencia y por eso la ama. De hecho, son los fundamentos del conocimiento.

Medalla al Mérito en Ciencias

Julieta Fierro recibió la Medalla al Mérito en Ciencias del Año 2021, Ing. Mario Molina otorgada por el Congreso de la Ciudad de México. Durante la ceremonia expresó algunas palabras. “Estoy encantada que me otorguen este galardón”.

“Mejor homenaje imposible, muchos estamos preocupados por el devenir del planeta y Molina fue de los primeros en poner en evidencia la necesidad de tener una atmósfera limpia”.

Julieta conoció a Mario Molina cuando le acababan de otorgar el Nobel. En aquél entonces ella tení­a un programa de radio y logró entrevistarlo. Recuerda que  él se moría del susto pero su esposa salió al rescate y lo apoyó para que todo saliera bien.

Fierro Gossman lo recuerda con cariño, porque en el 2009 juntos recibieron un doctorado Honoris Causa, otorgado por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

Quisiera regalarles a todos una galaxia, pero como no puedo, les traigo una lluvia de estrellas, dijo Julieta con una sonrisa mientras sacaba de su bolsa de tela chocolates “kisses” que aventó al público. Por primera vez, una lluvia dorada cayó en el recinto legislativo ubicado en Donceles esquina con Allende.


La acústica del recinto y la fí
sica

Antes de comenzar el evento se escuchaba una orquesta sinfónica que tocaba música clásica. El eco se escuchó en todo el recinto rebotando en cada rincón.

¿Cómo funciona el sonido? El eco es una cuestión muy interesante. “Si yo grito comprimo el aire y la compresión avanza como si fuera una liga que estiramos y luego soltamos. Entonces, estas ondas llegan a una pared, rebotan y regresan, eso es el eco”.

Por eso este recinto legislativo es tan apropiado para hablar sin micrófonos, tiene una acústica espléndida que permite que todos escuchen, explicó Julieta al final del evento durante una entrevista para UNAM global.

Para las jóvenes 

Para la investigadora es fundamental que los jóvenes y sobre todo las chicas sean cientí­ficas, para que México tenga más personas como Mario Molina y traigan otros premios Nobel.

“A las mujeres nos cuesta más trabajo porque queremos tener niños y al mismo tiempo tenemos que hacer el doctorado y las estancias posdoctorales”.

Narra que es difí­cil obtener este grado, pero cree que las niñas si pueden. “Los retos son vencibles y sólo necesitan pedir ayuda”.

¿Por qué queremos a las chicas en la ciencia? Existen muchos problemas en las mujeres que no se han resuelto pero no porque los hombres sean mala onda, sino porque no conocen nuestros problemas.

De hecho, la mitad de las jóvenes del mundo sufren dolores menstruales y hasta que no haya chicas dedicadas a la ciencia esos problemas no se resolverán.

La divulgación de la ciencia 

En palabras de Julieta Fierro, la divulgación cientí­fica es muy importante. De hecho, se ha puesto en marcha un proyecto de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y procura que toda la educación básica sea hí­brida.

La idea es que cualquier persona pueda integrar su conocimiento con diferentes tipos de maestros y con universidades diversas. Así­, los jóvenes podrían actualizar y reinventar. Además, se busca que las personas de la tercera edad tengan acceso a la cultura universal y a la divulgación de la ciencia.

“Hay que hacer divulgación, pero siempre evaluarla de forma rigurosa para que sea correcta y pertinente”, concluyó la académica universitaria.

Premio Rotoplas-FUNAM 2021, 1a Edición