La gran apuesta de la UNAM por los biomateriales

La Biomedicina en México, desde su comienzo a fines de 1930 hasta nuestros días, ha tenido un crecimiento y desarrollo espectaculares. Es admirable que, a pesar de tantas carencias y dificultades, cada vez haya más investigadores biomédicos en México.

En ese contexto, destaca la doctora María Cristina Piña Barba, quien comentó que en principio quería dedicarse a la Física en el área de Mecánica Cuántica. Desafortunadamente, un accidente obligó a su padre, el distinguido arqueólogo Román Piña Chan, a realizar todas sus actividades en una silla de ruedas.

A raíz de esta situación, Piña Barba decidió analizar los múltiples usos y aplicaciones que la física tiene en la medicina. Desde ese día la investigadora se abrió paso en el campo de la medicina encaminada al desarrollo de biomateriales, y actualmente está adscrita al Instituto de Investigaciones en Materiales (IIM) de la UNAM como Investigadora Titular “C”.

Un biomaterial puede ser sintético o natural, y su uso es por un periodo largo (decenas de años) como una parte que aumenta,  reemplaza o repara cualquier tejido u órgano del cuerpo humano y sus funciones, pueden ser polímeros, cerámicas, metales y/o compuestos.

Comentó que su laboratorio emplea como biomateriales andamios en 3D de origen biológico acelulares, es decir, el órgano o tejido a reemplazar se le retiran todas las células para evitar el rechazo del paciente. De esta manera, se deja una matriz extracelular intacta (la estructura colagenosa del órgano, también llamada MEC). Los procesos de descelularización varían de acuerdo a la naturaleza del tejido.

Se conocen alrededor de 29 tipos de colágeno diferentes, el más abundante y estudiado es la colágeno tipo I, presente en hueso; los de tipo II, presente en cartílago hialino y los de tipo III, presente en piel.

Esta proteína estructural representa el 30 por ciento de las proteínas totales del organismo y al dejar sólo la estructura colagenosa, tendrá la capacidad de albergar a las células, permitir su alimentación (tráfico de metabolitos) y promover su desarrollo y reproducción para generar tejido nuevo. Presenta una velocidad de degradación igual al proceso de regeneración del tejido, y su porosidad provee a las nuevas células del paciente una superficie adecuada para su adhesión y proliferación.

Esta tecnología, detalló la investigadora, se ha mejorado desde 1997, y gracias a su investigación en la UNAM, México cuenta con una empresa (única en su tipo) dedicada a la fabricación de biomateriales.

Biocriss, es una empresa que inició con el primer grupo de egresados del IIM del laboratorio de Piña Barba, fundada en 2004, la cual sigue en funciones en el país. La empresa tiene un convenio con la UNAM de transferencia y licenciamiento de las patentes.

Ejemplo de esto es el material llamado Nukbone, preparados con tecnología desarrollada en el IIM. Este material es matriz ósea del hueso poroso de bovino (esponjas de colágena tipo 1), probado en humanos. Así, se verificó que ayuda en la recuperación del hueso del paciente hasta un 15 por ciento más rápido que cualquier otro producto similar en el mercado.

El Nukbone se usa ampliamente en odontología como relleno óseo, y en ortopedia se ha empleado como relleno en huesos largos, en vértebras, en maxilares, etcétera. También se emplea como relleno de globo ocular, si el cirujano salva los músculos oculares se puede anclar una prótesis tipo lente con el ojo dibujado que tendría los movimientos de un ojo normal. Pueden hacerse piezas a la medida y con la figura requerida por el médico. Para el caso de cirugía plástica de cara, se toman los datos a partir de tomografías del paciente y se configura la pieza que se requiere.

Piña Barba comentó que estos andamios de origen biológico acelulares (las esponjas) son muy útiles, ya que presentan la forma y tamaño adecuado para funcionar como andamios celulares, injertarse para que sea repoblado con células del paciente receptor. Para ello, primero deben ser capaces de descelularizar los tejidos que se pretenden usar. En este sentido, la doctora y sus alumnos de posgrado (menciones especiales a David Giraldo y Héctor Martínez) han tenido éxito con tráquea, corazón, uretra, hígado, vías biliares, intestino, y por supuesto, hueso bovino. Del proceso de descelularización de órganos y tejidos les han otorgado una patente.

La recelularización, paso importante hacia los trasplantes de tejidos

El grupo de trabajo de la doctora Piña Barba ha demostrado que las esponjas de colágena son útiles para regenerar hueso. Según el tamaño del defecto óseo, el implante tarda de seis a 24 meses en degradarse por completo y ser sustituido por hueso nuevo del paciente. Se observó que también era viable para reparar la uretra y las vías biliares, estudios que fueron probados en perros y cerdos por los doctores Christian Acevedo y Eduardo Montalvo.

Ahora, trabajan en conjunto con el Instituto Nacional de Rehabilitación (INR) y con el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), al realizar algunas pruebas en cultivos celulares (en perros) donde han tenido éxito en repoblar un “andamio” de tráquea (tráquea descelularizada de cerdo).

Aún falta hacer ensayos de compatibilidad con otros órganos donde ya ha tenido éxito la técnica de descelularización, como por ejemplo el intestino y corazón. Por ello, junto con el doctor David García Diego Cazares se realizan ensayos in vitro para repoblar estos órganos con células madre provenientes de algunos pacientes.

Pero eso no es todo

La investigación en el laboratorio de Piña Barba ha centrado sus esfuerzos en llevar un poco más lejos la función colágeno tipo 1 y colágeno combinado, para usarlos como membranas para separación de tejidos y sus aplicaciones médicas, ya que las membranas utilizadas comúnmente son importadas y costosas.

Figura 4. Ejemplo de membranas de colágeno reabsorbible. Imagen: dentalquirurgics.com

Otro de sus proyectos, a la vanguardia tecnológica actual, es el desarrollo de biotintas (que pueden formarse con proteínas o colágeno) aplicadas a la impresión de 3D. Este trabajo se da en colaboración con el Instituto de Ciencias Aplicadas y Tecnología (ICAT) de la UNAM.

Finalmente, la investigadora universitaria resaltó la importancia de ser multidisciplinario en este campo del conocimiento. En su laboratorio ha albergado estudiantes de licenciatura, maestría y doctorado en diversas áreas del conocimiento como biología, medicina, ingenieros, odontólogos, físicos y químicos. Asimismo, apuntó que es importante promover una cultura de donación de tejidos y órganos en nuestro país, la cual es fundamental para salvar vidas.

UNAM, semillero de proyectos emprendedores

El emprendimiento y el trabajo en equipos multidisciplinarios es una constante en proyectos de jóvenes universitarios que buscan mejores condiciones de vida laboral y personal. No sólo porque crean sus propias formas de emplearse, sino que además son proyectos sustentables que cuidan el medio ambiente.

Ese es el caso de Alejandro Villarruel Ruiz, estudiante de la Facultad de Contaduría  y Administración (FCA) de la UNAM, quien junto con otros cinco estudiantes crearon el proyecto KUMI, el cual utiliza llantas de desecho para convertirlas en ladrillos ecológicos.

De acuerdo con Alejandro, estos ladrillos tienen más resistencia a las vibraciones producidas por los sismos, propiedades acústicas que no permiten el paso del sonido, así como propiedades térmicas, mantienen el calor.

La idea de seis jóvenes multidisciplinarios y multiculturales: Jairo Espinosa, Ingeniero Químico de la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP); Uriel Trejo, estudiante de Administración y Relaciones Internacionales del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM); Erick López, Ingeniero en sistemas de Instituto Politécnico Nacional (IPN); María Zapata, experta en Marketing de la Universidad de Valencia en España; Tamara Klincovitzky,  de Ingeniería en Materiales de la  Universidad de Córdoba, Argentina y Alejandro Villarruel, Contador de la FCA de la UNAM, se denomina Kumi, que significa caucho en finlandés.

Tiene el objetivo de colaborar para acabar con uno de los problemas de contaminación más graves del país y el mundo: “una sola llanta puede contaminar hasta cinco mil litros de agua, son un desecho que ocupa mucho espacio y contamina el aire”, explicó Villarruel.

Han llevado su idea a participar en el Trip Camp de Boston, donde compitieron con 50 proyectos de todo el mundo y lograron su pase a la final al encuentro de emprendedores 4YFN (Four Years From Now) que se llevará a cabo en Los Ángeles del 22 al 24 de octubre,  donde trabajarán para ganar la inversión que necesitan para llevar a cabo el proyecto.

“Somos chicos ecologistas preocupados por el medio ambiente, queremos que las construcciones sean más sustentables y que mejor forma de hacerlo que utilizando los desperdicios”. Para hacerlo, llevan a cabo un proceso que inicia al recoger de la vía pública las llantas o en centros autorizados donde ya se recolectan. Las llevan a contenedores y después a la fábrica donde se clasifican por tamaño y complexión, pasan a un proceso de trituración, hasta quedar un caucho de 2 milímetros de espesor que después se mezcla con cemento, arena y agua; los llevan a un molde, se dejan secar por algunos días y finalmente pasan por pruebas para medir su calidad.

De ganar el 4YFN, los recursos los utilizarán para conseguir tres maquinarias que necesitan para realizar los procesos, patentar su marca y poner en marcha el proyecto: “algo sobresaliente de nuestro proyecto, además de las características del ladrillo, es que su precio es el mismo de los que ya existen en el mercado”.

Apuntó que lo importante es encontrar diferentes soluciones, hacer un equipo de esa naturaleza abona a los proyectos, así como tener la pasión por construir con formas que no dañan el ambiente. “Es complicado congeniar, somos de diferente formación social y académica, pero han aceptado nuestro proyecto, en México podemos lograrlo. Si queremos evolucionar como país y queremos seguir desarrollándonos, el emprendimiento es sí o sí la clave”.

TV UNAM despide al doctor Miguel León-Portilla, humanista, investigador emérito y doctor Honoris Causa de esta casa de estudios, con programación especial

  • La programación especial In memoriam incluye: El gran Tlamatini, de la serie Maestros detrás de las ideas, que se transmitirá el miércoles 2 de octubre, a las 21:30 horas
  • El viernes 4 de octubre, a las 15:30 horas, se transmitirá La huida de Quetzalcóatl, la única obra dramatizada de León-Portilla
  • Toda la semana, a lo largo de la programación de TV UNAM, se verán las cápsulas Flor y canto, de poesía náhuatl
Para rendir homenaje al doctor Miguel León-Portilla, ilustre universitario, humanista, investigador emérito y doctor Honoris Causa de esta casa de estudios, quien falleció hoy 1º de octubre, a los 93 años, TV UNAM presenta programación especial In memoriam.

El miércoles 2 de octubre, a las 21:30 horas, se transmitirá El gran Tlamatini, de la serie Maestros detrás de las ideas, que describe el desarrollo de las literaturas indígenas en el marco de la civilización originaria de Mesoamérica y la importancia de ellas en la constelación de las creaciones culturales mesoamericanas. No se trata de una semblanza simple, sino un acercamiento a la obra y la trayectoria de León-Portilla a través de sus propias ideas y maestros, lo cual le da un espíritu y un entorno distinto al acercamiento audiovisual. La serie se realizó en coordinación editorial con Adolfo Castañón, miembro de la Academia Mexicana de la Lengua y uno de los grandes conocedores de la obra del historiador, filólogo y antropólogo universitario.

El viernes 4 de octubre, a las 15:30 horas, se transmitirá La huida de Quetzalcóatl, la única obra dramatizada del León-Portilla, la cual escribió cuando apenas tenía 29 años de edad y revela su originalidad y fortaleza. El texto se refiere al mito que rodea a Ce Ácatl Topiltzin Quetzalcóatl, sacerdote y rey de Tula, a quien se recuerda como el gran protector, gestor y desarrollador de las artes, la arquitectura, la orfebrería y la cerámica, en suma, una especie de héroe espiritual y cultural. La obra plantea la posibilidad de escaparse del tiempo, en un texto que nos desgarra el corazón en tres: “fui, soy, seré”, de la voz de uno de los personajes históricos más ambiguos y contradictorios de Mesoamérica. La adaptación y la investigación en escena es de Mónica Raya.

A partir del miércoles 2 de octubre y durante toda la semana se podrán ver a lo largo de toda la programación de TV UNAM las cápsulas Flor y canto, de poesía náhuatl, basadas en la antología de poesía náhuatl que realizó don Miguel León-Portilla, uno de los hombres más sabios y generosos de este país.

No te pierdas la programación especial que TV UNAM preparó para rendir homenaje a uno de los universitarios más destacados, defensor comprometido de las culturas originarias de nuestro país y académico insigne. El gran Tlamatini se transmitirá el miércoles 2 de octubre a las 21:30 horas; el viernes 4 de octubre a las 15:30 horas La huida de Quetzalcóatl, y toda la semana a lo largo de la programación de TV UNAM podrás ver las cápsulas Flor y canto, de poesía náhuatl.

El destino de las lenguas amerindias

La existencia de las lenguas originarias del Nuevo Mundo está hoy seriamente amenazada. En ellas florecieron cantos, poemas, relatos y discursos de la antigua palabra que iluminaron las vidas de quienes las hablaron. Al ocurrir la invasión de los europeos, todo comenzó a cambiar. La lengua de los vencedores se impuso, en ocasiones, de forma ambivalente, y en otras de manera decidida. Las lenguas originarias perdieron su anterior vigencia, y se redujo el número de sus hablantes.

Hoy muchas de esas lenguas han muerto y otras están en peligro de desaparecer. Rampantes procesos de globalización, que incluyen el campo lingüístico, han puesto en riesgo inminente el destino de estos idiomas. La mayor parte de quienes aún los hablan son gente que vive en situaciones de marginación y pobreza, muchas veces extrema. Ellos mismos y el destino de sus lenguas dependen en gran parte de otros. Sólo unos pocos, que han logrado escapar a la precariedad y formarse profesionalmente, luchan hoy al lado de compatriotas no indígenas que comparten la preocupación por el destino de las lenguas originarias.

Sus voces son de esperanza, en ocasiones muy tímida y poco confiada. Sin embargo, son eco de una conciencia cada vez más honda de lo que significa la muerte de una lengua. Buscan fortalecer su esperanza, luchan por la perduración de los idiomas ancestrales.

Dicen los expertos que actualmente en el mundo se hablan alrededor de 6,000 lenguas distintas, y anticipan que para el fin de este siglo las lenguas que se hablarán serán a lo sumo un centenar.

Si la diversidad biológica es un gran tesoro, la diversidad cultural y lingüística lo es aún más. Cada lengua es como una atalaya que permite apreciar el universo entero con enfoques distintos que nos acercan a él de múltiples formas. La diversidad de las variantes lingüísticas contribuye a abrir nuevos caminos al pensamiento, la comunicación y la creatividad humanas. Cuando muere una lengua la humanidad se empobrece.

Quienes nos preocupamos por el destino de las lenguas amerindias, y en el fondo, de todas las lenguas, no podemos permanecer indiferentes. A la luz de esto presento aquí una breve antología de expresiones de la palabra indígena que hablan de la preocupación y la esperanza ante el destino de las lenguas amerindias. Son las voces de poetas que claman en favor de ellas, el gran tesoro que muchos han despreciado y arrinconado.

Las voces de esperanza

Cuatro son los poetas a quienes aquí me sumo, cuyas voces citaré. Uno fue Gabriel López Chiñas, oriundo de Juchitán, Oaxaca, nacido en 1911 y fallecido en 1983. Es autor de una obra relativamente amplia. Se formó como licenciado en Derecho en la unam y dejó ensayos y poesía en su lengua materna. De él publico su poema “El zapoteco”, expresión simultánea de preocupación y, a la vez, de honda esperanza.

 

Texto original: https://www.revistadelauniversidad.mx/articles/0b79a186-51d2-455d-8e67-4830f9b261c9/el-destino-de-las-lenguas-amerindias

Muere Miguel León-Portilla

Miguel León-Portilla, el académico más galardonado de México, y el universitario ilustre que dio voz a los vencidos y creó, por medio de sus estudios de la poesía, las lenguas y la historia indígenas, una nueva forma de literatura y una nueva visión de nuestro pasado.

León-Portilla es ya una leyenda. Historiador, filósofo, filólogo, antropólogo, maestro de generaciones en la UNAM –su casa de toda la vida, como él solía decir– y también catedrático en las más prestigiosas universidades del orbe.

Fue uno de los historiadores más destacados del siglo XX y del XXI. Dedicó su vida de erudito a dar voz a los sin voz, a los indígenas, a los menos comprendidos, todo desde la investigación acuciosa que realizó en su cubículo del Instituto de Investigaciones Históricas, en donde trabajó desde 1957 hasta la fecha, y de donde fue emérito.

Sin duda, uno de los investigadores más reconocidos de la UNAM y de México, emérito del Sistema Nacional de Investigadores, recibió a lo largo de su prolífica vida un sinnúmero de doctorados Honoris Causa por algunas de las más prestigiosas universidades del mundo: Tel Aviv, Complutense de Madrid, Alcalá de Henares, Universidad de Carolina, de Praga, de Guadalajara, Bolivariana de Venezuela, de La Habana, Autónoma Metropolitana y Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, entre otras.

En agosto de 2017, el rector de la Universidad de Sevilla cruzó el Atlántico para llegar a la UNAM, y entregarle en un hecho insólito las insignias del Doctorado Honoris Causa que recibió por esa institución española tan cercana a él, entre otras cosas, porque ahí conoció a Ascensión Hernández Triviño, lingüista e investigadora del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM, con quien contrajo matrimonio en 1965, su adorada Chonita, su compañera de vida.

“El admirable profesor, el brillante historiador, el historiador de las voces sin voz, el escritor sensible, el filólogo erudito y el admirable antropólogo”, como lo calificó Miguel Ángel Castro Arroyo, rector de la Universidad de Sevilla, durante la sesión solemne de su investidura, nunca dejó de trabajar, de estudiar, de traducir, de entregar su vida a la investigación del indígena del pasado para reivindicar al del presente.

Visión de los vencidos. Relaciones indígenas de la Conquista, su obra cumbre, ha sido traducida a 20 idiomas, y es el libro de mayor circulación entre todos los publicados por la UNAM. Chino mandarín y náhuatl fueron las dos últimas versiones del texto imprescindible. “Su aparición en náhuatl era urgente”, expresó él mismo en su momento, pues ya había sido editada, entre otras lenguas, en otomí.

Acerca de Visión de los vencidos, el poeta José Emilio Pacheco escribió: “Es la crónica de la batalla heroica de los antiguos mexicanos en defensa de su cultura y de su misma vida, elegía de una civilización que se perdió para siempre, gran poema épico de los orígenes de nuestra nacionalidad: es ya un libro clásico y una obra de lectura indispensable para todos los mexicanos”.

Fue un reconocido filólogo mediante la traducción, interpretación y publicación de varias recopilaciones de obras en náhuatl. León-Portilla comenzó un movimiento para entender y revaluar la literatura en esa lengua originaria, no sólo la de la era precolombina, sino también la actual, que es hablada por más de 1,5 millones de personas.

Su producción académica abarca 500 artículos de investigación y cerca de medio centenar de libros, 31 de ellos traducidos a idiomas distintos al español. Entre sus textos más importantes se encuentran, por mencionar sólo algunos, La filosofía náhuatl (1956), Visión de los vencidos (1959), Los antiguos mexicanos a través de sus crónicas y cantares (1961), El reverso de la Conquista (1964), Trece poetas del mundo azteca (1967), Nezahualcóyotl. Poesía y pensamiento (1972), Literaturas indígenas de México (1992) y Quince poetas del mundo náhuatl (1994).

Su obra y su vida fueron reconocidas en todo el mundo. Entre los premios y condecoraciones más importantes que recibió están el Premio Elías Sourasky, por la Secretaría de Educación Pública; Commendatore, por la República Italiana; Serra Award, por la American Franciscan Academy of History; Premio Nacional de Ciencias Sociales, Historia y Filosofía, por el gobierno de México; Premio Alonso de León, por la Sociedad Neolonesa de Historia; Premio Aztlán, por el gobierno del estado de Nayarit; Medalla Benito Juárez, por la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística; Medalla Belisario Domínguez, por el Senado de la República de México; Gran Cruz de la Orden de Alfonso X el Sabio, por el gobierno de España; Orden de las Palmas Académicas en grado de comandante, por el gobierno de Francia; Premio Internacional Alfonso Reyes, por la Sociedad Alfonsina Internacional; Premio Bartolomé de las Casas, por el gobierno de España; Premio Internacional Menéndez Pelayo, por la Universidad de Santander.

También, el Premio Juan de Mairena, por la Universidad de Guadalajara; Medalla Anáhuac en Humanidades, por la Universidad Anáhuac México Norte; Medalla Fray Bernardino de Sahagún, entre otros.

Fue profesor en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México desde 1957. Perteneció a las asociaciones científicas más importantes de su área: miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua; de la Academia Cubana de la Lengua; director del Instituto Indigenista Interamericano; director del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM; miembro de la Academia Mexicana de la Historia; miembro de El Colegio Nacional y de la Junta de Gobierno de la UNAM.

Desde hace varios años venía preparando su biblioteca de lingüística mesoamericana para donarla a la UNAM.

Miguel León-Portilla fue, sobre todo, un universitario preclaro, un mexicano ejemplar y un ser humano benevolente y sabio cuyo legado será inmortal. Es historia viva de México.

 

Consulta aquí la versión original de la información.

Universitarias ganan el Premio Estatal de la Juventud 2019 de Oaxaca

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Adriana Kupijy Vargas Huitrón (estudiante de la Licenciatura en Pedagogía de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán)  y Betzabeth Martínez Gutiérrez (estudiante de la Facultad de Contaduría y Administración) fueron galardonadas con el Premio Estatal de la Juventud 2019 del Estado de Oaxaca.

A través de la cuarta sesión ordinaria del Consejo de Premiación del Premio Estatal de la Juventud 2019 se dio a conocer a los ganadores de las diferentes categorías, quedando de la siguiente manera:

Medio ambiente: Itzel Martínez Velasco
Merito Cívico: Betzabeth Martínez Gutiérrez
Labor social: Adriana Kupijy Vargas Huitrón
Actividades Académicas: «Sociedad Astronómica Nicolás Copernico»
Actividades Artísticas: agrupación «pintemos Tuxtepec »
Actividades Productivas: Stephanie Alejandra García Juárez.
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_video link=»https://youtu.be/_s3kLwQBMw4″][/vc_column][/vc_row]

La tradición oral también es literatura

La maestra en Estudios Mesoamericanos por la UNAM, Citlalli Bayardi Landeros, ha dedicado sus esfuerzos por honrar las lenguas indígenas y colocarlas a la par de los grandes relatos de la historia universal.

Entrevistada en el espacio informativo Prisma RU de Radio UNAM, Bayardi Landeros habló del libro La increíble historia de 8-Venado. Garra de jaguar. Conquistador del fin del mundo, texto donde colabora Antonio Garci.

“8-Venado, Garra de jaguar, es un héroe nacional nacido en el corazón de la Mixteca, nacido en Tilantongo, él no era el elegido para heredar el Señorío en su momento durante el siglo XI. Él comienza su carrera como militar y sacerdote”.

Ponderó que el texto nació desde su visión como maestra de Literatura Prehispánica, ya que durante nuestra formación tenemos una tendencia a considerar literatura sólo lo escrito y se olvida la tradición oral.

“Entonces, está bien conocer a Hércules, a Perseo, a Odiseo, está bien, pero además tenemos que conocer al mexicano”.

La increíble historia de 8-Venado. Garra de jaguar. Conquistador del fin del mundo es publicado por la Editorial Grijalbo.

Territorios arrasados, crítica de la violencia en nuestro país

En la Facultad de Arquitectura (FA) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) se presenta la muestra Territorios arrasados del académico Arturo Ortiz Struck (Premio Nacional de Periodismo). La exposición que —junto con la cartografía como medio de expresión—, refleja los problemas sociales que aquejan a México.

En entrevista con TV UNAM, William Brinkman, curador de la muestra, explicó que el objetivo es hacer una crítica sobre la modernidad, es decir, los problemas fundamentales que el discurso de la modernidad expone.

En México, durante el 2019 la tasa de feminicidios se ha elevado en un 11 por ciento, más que en el 2011 con al menos 500 feminicidios.

Territorios arrasados contiene un mapa superpuesto de rutas, frases, puntos y señales topográficas, además de 34 cajas de madera sobre el suelo para margar el espacio y reflexionar sobre la gravedad de los fenómenos que aquejan a nuestro país.

“En este mapa podemos ver el territorio mexicano y sobrepuesto, rutas de migración, rutas de comunicación, lugares donde hay feminicidios, lugares donde hay fosas, territorios que han sido prestados para la minería, para la extracción de hidrocarburos, entre muchos otros fenómenos”, finalizó Brinkman.

El título de la exposición debe su nombre al libro Las tierras arrasadas del escritor Emiliano Monge. Estará abierta al público hasta el 19 de octubre en la galería José Luis Benlliure de la FA.

Libros universitarios son distinguidos con el Premio Antonio García Cubas 2019

La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), decana de las editoriales universitarias en nuestro país, recibió siete distinciones del Premio Antonio García Cubas 2019 en reconocimiento a la importante labor editorial que realiza en el ámbito de la Antropología y la Historia.

Anualmente, la UNAM produce 2,000 libros en diversos soportes, un promedio de seis libros diarios. Estas cifras hacen de la Máxima Casa de Estudios una potencia editora en Latinoamérica, y sus catálogos contribuyen a la generación y difusión del conocimiento en el mundo.

En el marco de la XXX Feria Internacional del Libro de Antropología e Historia (FILAH) 2019, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) dio a conocer a los ganadores nacionales del Premio Antonio García Cubas 2019. Destacan dos galardones y cinco menciones honoríficas otorgadas a ediciones del sello universitario. La ceremonia se llevó a cabo el 26 de septiembre en el Auditorio Jaime Torres Bodet del Museo Nacional de Antropología, ante la presencia del gremio editorial mexicano.

La primera de las distinciones a la UNAM fue para el libro 1968-2018. Historia colectiva de medio siglo, ganador en la categoría de Obra de divulgación. Editado por la Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial (DGPyFE), fue coordinado por Claudio Lomnitz. Se trata de un trabajo compuesto por cincuenta autores, quienes escogieron un evento significativo de alguno de los años comprendidos entre 1968 y 2018, asignado al azar, y escribieron sobre él. El resultado final es una revisión llena de matices de los últimos 50 años de la historia mexicana. La maestra Socorro Venegas, directora de la DGPyFE, recibió el diploma.

Destaca que este libro fue merecedor del Premio Caniem al Arte Editorial en la categoría Ensayo de la edición 2018, un orgullo más para la Universidad y el material que edita la DGPyFE.

La siguiente obra premiada, ganadora en la categoría Obra científica, fue El libro flamenco para lectores novohispanos. Una historia internacional de comercio y consumo libresco, editado por el Instituto de Investigaciones Bibliográficas (IIB). El material es un estudio de la circulación y la distribución de libros entre Flandes, la península ibérica y la Nueva España durante el siglo XVI, que muestra la Historia del Libro desde un panorama histórico, político, comercial, tipográfico y cultural. El doctor César Manrique Figueroa, investigador del IIB y autor del libro, rescata un panorama completo del patrimonio bibliográfico flamenco que se conserva actualmente en las bibliotecas mexicanas con fondos históricos. La maestra Hilda Leticia Domínguez Márquez, jefa del Departamento Editorial del instituto, recibió el reconocimiento.

De las cinco menciones honoríficas, dos se otorgaron en la categoría Obra científica, para los títulos Carpinteros de la sierra. El mobiliario taraceado de la Villa Alta de San Ildefonso, Oaxaca (siglos XVII y XVIII). Tomos I y II, y El derecho en insurrección. Hacia una antropología jurídica militante desde la experiencia de Cherán, México.

Una tercera mención fue para el libro El barrio universitario en el proceso de institucionalización de la Universidad Nacional Autónoma de México, en la categoría Libro de Arte. Así como una mención en la categoría Obra infantil, por el libro Las islas: trece encantos, editado por el Laboratorio Nacional de Materiales Orales.

La quinta mención honorífica, es un galardón compartido con la editorial Grano de Sal por la coedición del libro La otra esclavitud. Historia oculta del esclavismo indígena, en la categoría Obra de divulgación.

Las ediciones universitarias galardonadas, sumadas a la amplia oferta editorial de la UNAM, estarán a la venta en el estand de Libros UNAM durante la FILAH 2019 hasta el 6 de octubre.

Retransmisión: El aprendizaje del derecho como estudio interdisciplinario

La Universidad Nacional Autónoma de México le extiende una cordial invitación a la conferencia
El aprendizaje del derecho como estudio interdisciplinario
que ofrecerá el jurista italiano Vincenzo Ferrari en el marco de su investidura como doctor Honoris Causa por la UNAM,

1 de octubre, 17:00 hrs.

El doctor Vincenzo Ferrari cuenta con más de 200 trabajos académicos, teóricos y empíricos. Sus obras han sido traducidas al inglés, alemán, francés, griego y español. Ha sido profesor invitado en distintas universidades como la de Pekín, Stanford, São Paulo, París, Atenas y la UNAM, entre otras.

DEsde el Aula Magna Jacinto Pallares, de la Facultad de Derecho, en Ciudad Universitaria.

La ciencia, la única salvación para una nación en declive

La turbulenta historia de China, los últimos 150 años, son la clave para entender cómo la nación llegó a su actual estado de superpotencia. La clave, su creencia inquebrantable en la ciencia como el camino hacia la riqueza y el poder.

Un país acosado por los desastres

Las catástrofes crearon las condiciones para el desarrollo de la ciencia y la tecnología en China.

La última era imperial, la dinastía Qing (1644–1912), enfrentó una serie de humillantes derrotas contra las potencias extranjeras en el siglo XIX, comenzando con la Primera Guerra del Opio en 1839. Éstas, y la posterior crisis del opio, llevaron a uno de los mayores levantamientos nacionales. La Rebelión de Taiping (1850-1864) arrasó con la región más rica en el centro del país y provocó hasta 50 millones de muertes.

En 1868, se publicó el primer libro de texto de ciencia occidental en chino «Introducción a la Filosofía Natural«. Destinado a una escuela abierta por los reformadores que buscaban adaptar el imperio a un mundo cambiante, enseñando a los aspirantes lenguajes foráneos y conocimientos occidentales. El libro contenía ilustraciones de microscopios y trenes, y explicaciones básicas de una variedad de conceptos en química, electricidad y física.

El pueblo chino que trabajó en las traducciones del libro, reconoció la importancia de la ciencia como la base del creciente poder militar y económico de occidente. Vieron su falta como la razón del estado de atraso de China.

Para 1863, los matemáticos Xu Shou y Hua Hengfang construyeron el primer barco de vapor de China, usando ilustraciones de una revista llevada por misioneros como una guía. Luego ayudaron a establecer una oficina de traducción que introdujo numerosos trabajos científicos en China. A fines del siglo XIX, muchos más chinos estaban convencidos de que lo que hizo rico y poderoso a occidente era la ciencia y la tecnología.

Después la dinastía colapsó en cámara lenta. Ya en 1900, las tensiones latentes estallaron, los rebeldes, apuntaron su ira a los extranjeros y sitiaron los barrios diplomáticos en Beijing. Tropas de ocho países incluidos Gran Bretaña, Estados Unidos y Japón, rescataron a los diplomáticos que habían sido atrapados por los rebeldes. Estos países llevaron a la bancarrota al estado Qing y aceleraron su desaparición.

Con parte de su botín, los estadounidenses establecieron un fondo de becas, miles de estudiantes se aventuraron a estudiar en el extranjero, otros tantos fueron a Japón. Estudiantes que vieron a la ciencia como la forma de aliviar los problemas de su país. En enero de 1914, un grupo de ellos estableció la Sociedad de Ciencias de China en la Universidad de Cornell en Nueva York.

Los fundadores y los estudiantes posteriores regresaron en su mayoría a China y se convirtieron en líderes en sus campos de conocimiento, en un momento en que la inestabilidad política y la falta de financiación centralizada hicieron de la investigación una tarea hercúlea.

En las décadas que siguieron, estos científicos comenzaron a desconfiar cada vez más en basar su agenda de investigación en modelos extranjeros, buscando en cambio construir una ciencia específicamente china.

Alrededor de este tiempo, la frase «salvar a China a través de la ciencia» («kexue jiuguo») apareció con frecuencia en los escritos populares. Mientras que la pobreza y la agitación política perseguía a los estudiantes extranjeros, quienes optaron por regresar a su país, ansiosos por aliviar el sufrimiento de China.

Ciencia para todos

El Movimiento del 4 de mayo de 1919, protestas en Pekín desatadas por lo que muchos chinos percibían como condiciones humillantes del Tratado de Versalles, las concesiones otorgadas a Japón despertaron un profundo sentimiento antijaponés que se tradujo en protestas en todo el país y una manifestación masiva de estudiantes que abarrotaron la Plaza Tian’anmen en 1989 y se convirtieron en un punto de inflexión en la era de China de «Reforma y Apertura».

Cuando los comunistas aplastaron a los nacionalistas en la guerra civil que siguió a la derrota de Japón en 1945, la mayoría de los científicos se quedaron para ayudar a la reconstrucción. El nuevo régimen continuó los esfuerzos para desarrollar la ciencia que había comenzado en la era anterior.

Aunque las filas de los investigadores chinos se mantuvieron en gran medida iguales, en la primera década del régimen comunista, la retórica cambió drásticamente. La ciencia ahora se definió explícitamente como un esfuerzo de y para la gente.

En la cima de la cooperación sino-soviética en la década de 1950, diez mil asesores soviéticos trabajaron en China para proporcionar ayuda técnica y científica al desarrollo industrial del país.

El Partido Comunista supervisó una reestructuración completa de las universidades e instituciones de investigación del país para eliminar la influencia estadounidense y europea y moldearlas según las de la Unión Soviética.

La Academia Sínica, la principal institución de investigación de China, establecida por el gobierno republicano en 1928, se reorganizó en la Academia de Ciencias de China (CAS). Sin embargo, la comunidad científica china tampoco capituló por completo ante la influencia soviética.

Las limitaciones materiales para conducir la ciencia en un país pobre dieron forma a esta generación de investigadores chinos. Aquellos que continuaron haciendo progresos significativos, minimizaron su entrenamiento y experiencia occidentales, enfatizando en cambio su empatía por las masas.

En la década de 1970, el científico agrícola Yuan Longping y otros crearon arroz híbrido, lo que condujo a la propia revolución verde de China. Se dice que Yuan aprendió de sus interacciones con los agricultores en los campos.

La era maoísta también diversificó la fuerza laboral científica. Se alentó a las mujeres, los campesinos y los jóvenes a desafiar la jerarquía social en sus aldeas y lugares de trabajo y se les exaltó por sus contribuciones a la ciencia. Para las mujeres, en particular, las décadas de 1950 y 1960 abrieron dramáticamente horizontes y les permitieron participar en la ciencia en un grado sin precedentes. Tu Youyou, por ejemplo, que ganó un Premio Nobel de Medicina. (La transformación fue temporal. En las últimas cuatro décadas, los sesgos de género han regresado).

La Revolución Cultural que comenzó en 1966 cerró el CAS y todas las universidades. La educación en el extranjero se convirtió en una obligación, y los mismos investigadores que se habían quedado en China fuera del patriotismo en décadas anteriores se encontraron a sí mismos como blanco de ataques contra el elitismo. Las credenciales revolucionarias se consideraron más importantes que el conocimiento especializado.

Los proyectos importantes para la defensa nacional, incluida la investigación nuclear, de cohetes y satélites, designados como el programa «Two Bombs and One Satellite«, continuaron recibiendo mucho apoyo estatal y fueron protegidos de la intervención política. Dirigida por científicos chinos, la mayoría de los cuales habían estudiado en Europa y Estados Unidos, China se convirtió en una potencia nuclear en 1964 y tuvo su primer lanzamiento exitoso de satélites en 1970.

El avance de la ciencia se cerró durante la década de la Revolución Cultural. Pero la idea de que la ciencia y la tecnología formaron la base de la sociedad moderna nunca desapareció por completo.

Cuando Estados Unidos y China restablecieron las relaciones en 1972, los científicos estadounidenses se apresuraron a visitarlo. Notaron el estado estancado de la investigación teórica; campos como la física de partículas estuvieron décadas atrás de Occidente.

Después de la muerte del presidente Mao en 1976, el énfasis en la ciencia y la tecnología se recuperó.

En 1978, Deng Xiaoping lanzó formalmente una política conocida como «Four Modernizations«, que realzó la investigación en la agricultura, la industria, la defensa nacional y la ciencia y tecnología. Para entonces, las universidades y CAS habían reabierto.

En las décadas posteriores, China creó una infraestructura educativa e institucional centralizada para la ciencia, lo que ha hecho que sea fácil dirigir rápidamente la inversión estratégica.

La industria de la robótica, por ejemplo, uno de los componentes clave del plan de China para pasar a la fabricación de alta tecnología para 2025. Otras áreas de fortaleza, como la ciencia e ingeniería de materiales, también se basaron en los intereses de la era anterior para superar la escasez de recursos y los desafíos ambientales.

Una segunda ola de estudiantes chinos se embarcó en estudios en el extranjero: 5.86 millones entre 1978 y 2018. Las grandes inversiones gubernamentales en los últimos años han atraído a ese talento para regresar a China.

Durante el último siglo y medio, la creencia de que la ciencia y la tecnología pueden mejorar la nación se ha arraigado profundamente en la cultura china, visible en lemas pintados en las paredes y carteles de las ciudades al campo.

En laboratorios bien financiados y estaciones de campo de última generación, China avanza rápidamente con una firme creencia en su condición de superpotencia científica.

En los picos y valles de esa historia hay un mensaje: el futuro requiere el internacionalismo que impulsó el ascenso de China en los últimos 150 años.

Fuente: Nature