Arte urbano, voz de la ciudad

 

Cuando transitas por la ciudad más de una vez, tu atención se desvía por muros viejos resucitados con pintura, símbolos, consignas, mensajes a veces claros a veces ininteligibles, que a pesar de saltar a la vista parecen encontrarse justo donde deben estar y, naturalmente, forman parte del panorama urbano.

¿Qué nos comunican?, ¿qué nos quieren decir?, ¿nos conciernen? Sin duda, son parte de la ciudad, de nuestro día a día, sin embargo, ¿has pensado un instante de dónde vienen?

De entre las múltiples propuestas creativas que conforman el universo del arte, el que se desarrolla en las calles quizá sea con el que estemos más en contacto: poseemos un escenario artístico cotidiano en las grandes metrópolis.

El concepto que tenemos de urbe surge junto con los primeros grandes asentamientos caracterizados por atributos como sistemas complejos administrativos y económicos; el ritmo de vida, la mayor densidad de población entre otros factores, fueron los elementos perfectos para dar origen al arte urbano.

Pero el arte urbano, ¿en verdad es arte? Es difícil delimitarlo, se sirve de diversos mecanismos que comunican ideas simples hasta propuestas estéticas e ideológicas de mayor complejidad para un público más amplio.

Un público preocupado por el devenir de estas estructuras y sistemas que constituyen su hábitat. Su voz se ve representada, sus ideas complementadas, a veces transgredidas, le atañe, le trasciende. ¿Es entonces el arte urbano la voz de la ciudad?

 

Llegar a la universidad sin saber leer

Cuando llegas a la universidad, te das cuenta que ni sabes leer ni sabes escribir. En tercer semestre de la licenciatura, mi maestra de Historia de la Educación siempre nos decía –con su muy particular forma de dirigirse a nosotros- que habíamos llegado hasta ese punto sin saber leer; que lo que hacíamos era “ler” y eso a medias y a veces. ¿Por qué sucede esto? Una hipótesis es que desde pequeños se nos enseña a identificar letras y números, pero no a comprender el contenido de lo que leemos. Por ejemplo, los maestros te piden que leas tal tema y luego hagas un resumen; “leemos”, subrayamos y lo que entendemos por resumen es copiar lo que resaltamos. Entregas, te califican, listo. Así continuamos en la secundaria, pasamos por la prepa y, en el mejor de los casos, llegamos a la universidad.

Mi maestra nos decía que lo que hacíamos era “ler” y no “leer” porque cuando opinábamos sobre algún texto, lo hacíamos malinterpretando al autor o tergiversando la historia de las cosas. Caí en cuenta lo peligroso que es creer que sabes y peor aún, difundir eso que crees saber. Seguramente a todos nos ha pasado. Lo bueno sería reconocer que nos hemos equivocado y remediar nuestros errores, es decir, leer bien, informarte, detenerte a pensar lo que quieres decir y luego aventurarte a hablar/escribir. Lo malo es cuando no lees bien, por lo tanto, no te informas bien y, además, no reconoces que lo que hablas/escribes está equivocado.

En días pasados, el nuevo Secretario de Educación Pública, Otto Granados, declaró, con tremendo gusto, que:

En materia de analfabetismo, estamos solamente a cuatro décimas de lograr la tasa de por ciento a partir de la cual se considera, de acuerdo a los estándares de la UNESCO, se podría considerar a México un país libre de analfabetismo o plenamente alfabetizado. (Granados, 2018).

Yo les preguntaría a nuestras autoridades, sin el ánimo de aguar la fiesta, claro está, ¿con enseñar a leer y escribir es suficiente para considerar que un país está plenamente alfabetizado? ¿Qué están entendiendo por alfabetización? ¿Desde qué paradigma? Resulta curioso que por un lado celebren que México está libre de analfabetismo (lo que sea que ellos entiendan por dicho concepto), pero por otro lado impulsen la fabulosa idea de preparar a los estudiantes para responder la prueba estandarizada de la OCDE (PISA): “Lo que queremos es que nuestros estudiantes tengan los mejores resultados posibles” (Granados, 2018). El mensaje que están dando es: “te alfabetizo para que sepas responder pruebas estandarizadas”. Aquí está una respuesta de por qué llegamos a la universidad sin saber leer.

Si saber leer es complicado, escribir bien es una pesadilla. Tuve que haber llegado a la maestría para darme cuenta que tampoco sabía escribir. ¿Quién no se ha enfrentado a la temible hoja en blanco? Primer enunciado…no estuvo mal; segundo enunciado… ok, sigo viva; tercer enunciado… ¿qué era lo que quería decir? Escribir –bien- un párrafo (¡uno!) te puede llevar horas de trabajo previo (tener una idea, hacer un esquema, hilar oraciones, darle sentido). Lo que recomiendo es no perder la calma y estar consciente de que el ejercicio de escribir es un ejercicio de paciencia, ensayo y error, y mucha perseverancia. No te desanimes.

Con frecuencia he escuchado a varias personas decir que no ponen atención a cómo escriben en sus redes sociales pues es un espacio informal: “¿para qué escribir bien?”. Es decir, escribir con faltas de ortografía está justificado si se trata de nuestro perfil en Facebook o en Twitter (¡ni se diga WhatsApp!). No coincido. Así escribamos una carta de motivos para entrar a la mejor universidad del mundo o en el chat privado con la amiga, nuestra responsabilidad es hacerlo correctamente. Escribir bien es nuestra carta de presentación ante el mundo, ¿o no, señor secretario?

Futbol Femenil mexicano despierta poco interés en los medios

El avance de las mujeres en diversos ámbitos profesionales ha sido una constante en los últimos años, la visibilización y toma de conciencia de las diferencias en las condiciones laborales, oportunidades de desarrollo y salariales entre hombres y mujeres que ejercen la misma actividad han permitido zanjar inequidades.

Sin embargo, en el caso de las mujeres deportistas, en particular de las jugadoras de futbol a nivel profesional, es evidente la brecha que divide la liga profesional femenil de la varonil. “Es un asunto que tiene que ver con una cultura machista del futbol y una falta de compromiso de la Federación Mexicana de Futbol, que rezagó por más de una década la creación de la liga femenil”, advierte Claudia Pedraza Bucio, doctora en Ciencias Políticas y Sociales, especialista en temas deportivos con perspectiva de género.

Agrega que las mujeres futbolistas que aspiran desarrollar esta actividad enfrentan una serie de carencias importantes: la primera es la falta de una estructura para la formación de jugadoras que las capte desde temprana edad para la creación de fuerzas básicas, así como una serie de pautas para su desarrollo profesional, como sí ocurre en el caso del fútbol varonil.

La ausencia de una afición es otro de los retos a enfrentar: “si no hay forma de ver futbol femenil en los estadios o en algún otro espacio, no hay un público que esté cautivo”. Si bien, se argumentó que la asistencia de la afición en los estadios en esta primera temporada de la Liga MX Femenil, fue posible a los boletos de cortesía asegurando de este modo la asistencia a los partidos, las estadísticas de asistencia muestran que sí hay un público interesado.

¿Qué se necesita para que exista más afición en los estadios? Pedraza Bucio subraya la necesidad de una cobertura fija y de calidad enfocada a mostrar el desempeño de las jugadoras: “una parte de la cobertura se hace desde esta mirada de la sexualización, es muy fácil que encontremos por ahí las notas de las diez chicas más bellas de la liga, pero si nosotros buscamos las diez mejores jugadoras de la liga vamos a encontrar tres o cuatro notas que se publicaron alrededor de la primer temporada. Con esta mirada es muy difícil que el público conciba que lo que están viendo es futbol profesional”.

Con respecto a la afición, también se da por hecho que el futbol femenil sólo le concierne a la afición masculina, cuyo único interés es ver las piernas de las jugadoras, omitiendo el deseo de una afición femenina ávida de consumir este deporte: “hay una gran cantidad de niñas y jóvenes que están al pendiente de la liga, justamente porque están viendo ahí la oportunidad de algo que ellas también pueden ser”, de ahí su importancia pues es un escaparate para que las mujeres se involucren más en actividades deportivas, y sobretodo, conciban el profesionalismo en este ámbito.

La tercera carencia que impacta de manera sustantiva en el desarrollo de las deportistas es la ausencia de una infraestructura económica sólida. Las futbolistas que están jugando actualmente en la liga son en su mayoría niñas y algunas jóvenes, quienes solo reciben un apoyo por formación deportiva, cuestión que revela la poca claridad de las condiciones laborales a las que se encuentran sujetas las futbolistas en sus contratos.

Ante este panorama, es necesario que las empresas inviertan en patrocinios, sólo así la liga femenil será igual de rentable que la varonil: “es un círculo, si hay más cobertura de los medios, hay más espacios para que los patrocinadores se anuncien y hay más posibilidades de que el público asista a los estadios. Este trinomio de medios, patrocinadores y afición es justamente el que no tiene la Liga MX Femenil, es el que hace falta trabajar y reforzar”, puntualiza.

Pese a las circunstancias adversas, hay un factor decisivo para la continuidad de la Liga Femenil MX después de esta primera temporada, como puntualiza la especialista en deportes con perspectiva de género Claudia Pedraza: “que sí hay, un montón de jugadoras talentosas que nos están demostrando que hace falta que los esfuerzos se organizarán, que las instituciones se pusieran las pilas para darles la oportunidad de jugar a nivel profesional”.

Dana invita los cuentos

Consejos para aprobar el TOEFL

 

¿Qué es el TOEFL? El Test of English as a Foreign Language (TOEFL)  es un examen oficial de Estados Unidos que se aplica a nivel mundial para medir el grado de dominio del idioma inglés.

El examen consta de tres partes:

  • Comprensión auditiva
  • Gramática
  • Comprensión de lectura

En este video Itzel, de la FES Acatlán UNAM, nos comparte algunos tips para aprobar este importante examen en la parte de Reading.

Lo más importante ¡no te pongas nervioso!

Marichuy, la candidata incómoda

Para Vania, movimientos como el #Yosoy132 les ha permitido a los jóvenes apostar por la acción política, y al mismo tiempo, les ha servido para conocer los “muchos Méxicos” que perviven en nuestro país.

Prueba de ello, es lo que sucede en las comunidades indígenas, donde María de Jesús Patricio Martínez, vocera del Concejo Indígena de Gobierno del Congreso Nacional Indígena (CNI) constituido en 1996, se ha postulado como candidata independiente a la Presidencia de la República.

“Vi en las redes sociales cómo se están desquiciando los partidos políticos porque una mujer indígena está en la contienda por la presidencia en México. Hasta las ‘izquierdas’ más ‘izquierdas’ pareciera que algo les incomodó que haya sido ella, por ello, con más fuerza nosotros los universitarios decidimos que había que entrarle”.

Para apoyarla, es necesario contar con tu INE vigente a uno de los más de 3 mil gestores o auxiliares registrados en el equipo de Marichuy en todo el país y ellos son los encargados de recabar las firmas de apoyo a través de la aplicación que el INE dio de alta.

La app muestra el nombre de Marichuy, de te toma una foto por ambos lados de tu credencial y la app captura de forma automática tu nombre, clave de elector. El proceso es relativamente rápido y los datos no se guardan en nuestros celulares.

En todo el país están instaladas mesas móviles para ir a registrar tu firma en apoyo a Mari. En la CDMX existe una red de delegaciones y la red interuniversitaria.

Logan y el capitán te invitan al clásico Pumas vs Poli

[vc_row][vc_column][vc_video link=”https://youtu.be/HoK3kkaBYaE”][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]Los boletos para el juego entre Pumas CU y Burros Blancos ya están a la venta a través del sistema ticketmaster, partido que se realizará el próximo sábado 28 de octubre, a las 10:00 horas, en el Estadio Olímpico Universitario, correspondiente a la Semana 9 de Liga Mayor, temporada 2017, de la Organización Nacional Estudiantil de Futbol Americano (ONEFA). NO HABRÁ TAQUILLA EL DÍA DEL PARTIDO.

[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_single_image image=”26913″][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_masonry_media_grid grid_id=”vc_gid:1509071217893-bac84cbd-389a-2″ include=”27190,27189,27172,27173,27174,27175,27179,27180,27181,27182,27183,27184,27185,27186,27187″][/vc_column][/vc_row]

Cuando de “orwelliano” se trata

 

La palabra es un neologismo que tiene su origen en la famosa novela 1984 de George Orwell, todos recordamos esa sociedad totalitaria donde el Gran Hermano vigilaba en todo momento a las personas, donde el Ministerio de la Verdad eliminaba pasajes históricos, palabras del diccionario, y donde un funcionario se resistía a abandonar sus libertades.

La novela fue publicada en 1949, en el contexto de la caída del régimen nazi y frente a una creciente Unión Soviética que decepcionó al joven periodista inglés durante su expedición para luchar contra la falange española. Sin embargo, como muchas excelentes novelas no ha perdido su vigencia, con el siglo XXI ha llegado una nueva interpretación de sus líneas, una especie de manifestación ante un neoliberalismo exacerbado, a tal punto que desde la llegada de Donald Trump al poder, se ha disparado su venta en Estados Unidos e incluso se encuentra agotada en Amazon.

Es así como resurge el término orwelliano, el cual no sólo hace alusión a un régimen totalitario, sino al concepto de doblepensar que se toca en el libro. El Ministerio de la Verdad manipula y trunca la verdad a su favor. Orwell describe este proceso como consciente para que no quede ninguna duda y sea suficientemente preciso, y también inconsciente, para que no exista un sentimiento de falsedad y de culpabilidad.

Normalmente, se genera a través del oxímoron, la contraposición de dos conceptos que son opuestos, en la novela Orwell pone varios ejemplos como lo es el Ministerio del Amor, que está encargado de mantener a las personas alejadas una de otra a través del miedo, la tortura y el lavado de cerebro.

Aunque a primera vista nos podría parecer una política completamente fantástica, así era como funcionaba gran parte de la propaganda estalinista, por ejemplo, cuando borraba a sus enemigos políticos de las fotografías, en un intento de manipular los hechos históricos para la posteridad y en la mente de quienes estaban en el régimen.

Así funcionaba también la mente del maquiavélico Joseph Goebbels, encargado de la propaganda nazi, presentando los campos de exterminio a la población judía como un campo de retiro y descanso. Autor de la célebre frase “Una mentira mil veces repetida se transforma en verdad”.

¿Hay una forma más acertada de asfixiar una cultura que desacreditando su lenguaje y desmotivando a los usuarios de la misma? No en vano ha habido tensiones entre las naciones por el reconocimiento de las lenguas oficiales. Durante el régimen franquista en España se prohibieron lenguas como el euskera, el catalán, el asturleonés, el aragonés y el gallego, a pesar de que Franco nació en Ferrol, porque comprendía que la lengua significa poder político, identidad, comunicación y expresión.

El castellano representaba el régimen y las lenguas del norte, la resistencia. ¿Existe una forma más acertada de atacar la identidad de un grupo que estigmatizando su lengua? Actualmente, la Casa Blanca elimina su versión web castellanizada, en 1984 el partido borraba palabras del diccionario para evitar que la gente se comunicara con claridad y simplificara su pensamiento.

La reinterpretación de 1984 ha adaptado el término orwelliano, no necesariamente se refiere a un régimen totalitario, estalinista o nazi, sino que orwelliano ha pasado a ser un adjetivo que califica la manipulación política a la cultura de la población a nivel histórico, tradicional y lingüístico.

¿Y no está funcionando así gran parte de nuestro mundo en términos de política? ¿No son los eufemismos de las crisis económicas y humanitarias otra forma de doble discurso? Presentar una realidad terrible a través de palabras que la hagan sonar como un logro nacional.

Frases como “movilidad exterior” para referirse a la fuga de cerebros por falta de oportunidades en el país, “recarga temporal de solidaridad” para hablar de una subida de impuestos, “desaceleración transitoria” en lugar de crisis económica, es parte del concepto de doblepensar, quizá sea nuestro propio Ministerio de la Verdad.

Pendientes de septiembre

“El desastre nos incumbe a todos. Los que no resultamos damnificados directamente por los sismos del mes de septiembre, lo fuimos al tomar conciencia de las dimensiones de sus consecuencias…”

En 1985, la Coordinación General de Apoyo a los Damnificados conformada en la UNAM reflexionaba lo anterior y llamaba la atención sobre la transgresión del “límite de una ciudad enorme, con graves contradicciones y problemas que en vez de resolverse tienden a agravarse diariamente… el desastre hace estallar ese límite… potenciando la realidad de la destrucción ocasionada, en último término, por la mala planeación, por la carencia, en fin, de un desarrollo armónico”.

Tal como entonces, a 32 años exactos del gran sismo de 1985, y luego de 12 días del mayor movimiento telúrico habido en el país desde 1932 —el 7 de septiembre—, el cual afectó principalmente a Oaxaca y Chiapas, el 19 de septiembre de 2017 un movimiento intraplaca, con epicentro en la colindancia de Morelos y Puebla, tuvo como zona cero a la Ciudad de México y causó graves daños en aquellas dos entidades federativas, además de Guerrero y el Estado de México.

El corredor Roma-Condesa, Obrera, Narvarte, Portales, Coapa, Lindavista, Santa Rosa Xochiac… la tecnología actual de teléfonos móviles, cámaras de seguridad en calles y avenidas y las redes sociales posibilitaron ver, de primera mano, la forma en que muchos inmuebles quedaron aplastados o derrumbados en unos segundos.

No obstante, que el sismo del 19 de septiembre de 2017 —aun con sus consecuencias de destrucción, tragedia y cobro de vidas en la capital del país y en los estados afectados—, no tuvo los mismos efectos que el de 32 años atrás, al menos en la Ciudad de México dejó ver que hay avances innegables en materia de protección civil, tareas de rescate; normatividad para la construcción, respuesta de las autoridades, entre otros.

Asimismo, el refrendo de la ayuda solidaria de la sociedad que, como testimonian diversos documentos audiovisuales, se lanzó, literalmente, a escarbar y quitar piedras de las edificaciones caídas, una vez que se asentó la nube de polvo dejada por los derrumbes, para intentar el rescate de quienes quedaron atrapados entre escombros.

Se aprecian, sin embargo, varios puntos pendientes, señalados por la UNAM ya en 1985, sobre los que debe reflexionarse y trabajar de manera permanente, habida cuenta de que los sismos no pueden predecirse. México es un país de alta sismicidad por ubicarse sobre cinco placas tectónicas y su capital, asentada en un lago, es víctima de la amplificación de las ondas sísmicas.

• Sigue existiendo una alta concentración de servicios públicos en la Ciudad de México, y no se han tomado medidas para regular y controlar su crecimiento, de forma armónica con el resto del país. Tampoco se ha trabajado en una urbanización ordenada: en la ciudad ha continuado un crecimiento anárquico que no toma en cuenta sus características ecológicas, lo cual la deja vulnerable a los fenómenos naturales.

• Es insuficiente la atención al mantenimiento y conservación de inmuebles, y existe falta de control sobre modificaciones a los mismos, no obstante, la adecuación de normas en materia de construcción, algunas incluso, consideradas dentro de las más avanzadas del mundo.

“Falta control de calidad” en la aplicación de las normas, afirmó en conferencia vía Facebook Live el investigador emérito del Instituto de Ingeniería de la UNAM, Luis Esteva Maraboto, exdirector de esa instancia académica en 1985 y miembro de la Comisión Interdisciplinaria conformada para estudiar diversos aspectos en relación con los sismos de septiembre de aquel año.

Por su parte, académicos reunidos en la conferencia “La vivienda de la Ciudad de México después de los sismos” señalaron que en materia de construcción, tanto en la capital del país como en el resto de las entidades federativas, prevalece la lógica del mercado sobre la planeación y la seguridad de la población. El investigador Adolfo Sánchez Almanza, del Instituto de Investigaciones Económicas, destacó que deben conocerse los atlas de riesgos, utilizados en pro de la especulación inmobiliaria.

En tanto, los investigadores Víctor Cruz Atienza y Shri Krishna Singh, así como Mario Ordaz Schroeder, de los institutos de Geofísica e Ingeniería, respectivamente, indicaron la existencia de un “grave problema” de incumplimiento de las normas especificadas en el reglamento de construcción vigente en la Ciudad de México, por lo que “los daños observados se explican mejor con la falta de observancia de las normas, más que con deficiencias” en la normatividad actual.

Otros puntos no menores detectados también hace 32 años por especialistas universitarios y que siguen sin resolver son:

• La inexistencia de mecanismos eficaces para la atención de emergencias urbanas, tanto en la capital como en el resto de las entidades federativas afectadas.

• Falta de una cultura sísmica bien consolidada entre la sociedad, los cuerpos de auxilio y seguridad, para saber qué acciones, actitudes y medidas proceden ante la ocurrencia de estos eventos con objeto de evitar, por ejemplo, la saturación de líneas telefónicas o para descongestionar vialidades.

• La comunicación social, de nuevo, adoleció de falta de articulación, dando pie a la difusión de rumores e información inexacta, pese a la profusión de mensajes de orientación en medios tradicionales, internet y redes sociales.

En 1985, al momento del sismo se habían efectuado elecciones federales intermedias; en 2017, el proceso para elegir al próximo presidente de la República, senadores y diputados, además de ocho gobernadores, entre los que destaca quien encabezará el gobierno de la Ciudad de México y más de 2,700 cargos públicos en todo el país, comenzó el 8 de septiembre.

Hace poco más de tres décadas la UNAM observó:

La falta de capacidad de las asociaciones y partidos políticos para organizar y movilizar la participación ciudadana con fines distintos a los electorales, se reflejó en su escasa intervención en la coordinación y apoyo de los esfuerzos improvisados de la población para enfrentar el siniestro.

Los sismos de los días 7, 19 y 23 de septiembre de 2017 volvieron a dar cuenta de lo anterior.

La reflexión del rector Jorge Carpizo ante los eventos geológicos de hace 32 años respecto de la comunidad universitaria sigue siendo válida, y se extiende a las autoridades, a los políticos y, en general, a toda la sociedad:

• Los sismos de septiembre de 1985 constituyen un momento crucial en la historia de México. Después de ellos, ni el país ni la sociedad serán los mismos. Por ello los universitarios debemos reflexionar y actuar. Reflexionar sobre los caminos que se deben tomar, y actuar para recorrerlos. Nunca como ahora debemos ser propositivos; la sociedad y la nación nos lo requieren.

“La catástrofe nos removió a todos. No nos queda más que hacer algo positivo de ella… la preparación necesaria en caso de desastre nacional atañe no sólo a un plan de emergencia, sino también a un plan de convivencia armónica y coherente en las condiciones de vida normal de nuestra ciudad y de nuestro país”, advertió la Coordinación General de Apoyo a los Damnificados en 1985. Hoy, 32 años después, la observación sigue vigente.

Las reflexiones y resultados de los trabajos de la Comisión Interdisciplinaria, así como el Informe de la Coordinación de Apoyo a Damnificados y las palabras del doctor Carpizo que aquí se citan se publicaron en octubre de 1985 en el libro La UNAM ante los sismos de septiembre; editado por la Dirección General de Publicaciones de la misma Universidad.

La semana en 60 segundos o menos, como 2 minutos

Morirás lejos

En 1967, mientras México firmaba el Tratado de Tlatelolco que acordaba la desnuclearización de América Latina y (en Buenos Aires) la Editorial Sudamericana publicaba Cien años de soledad del escritor Gabriel García Márquez, veía la luz la primer edición de Morirás Lejos, obra célebre de José Emilio Pacheco.

Han pasado ya 50 años y Morirás lejos cobra vigencia y nos obliga a no olvidar la diáspora del pueblo judío, que desde los antiguos hebreos, siempre ha sido perseguido, siempre expulsado, siempre asesinado, siempre obligado a dispersarse por el mundo.

En la obra de Pacheco, dos eventos históricos dan fe de ello: La destrucción del Templo hebreo de Jerusalén, ordenada por el emperador romano Tito en el año 70 d. C.; y el establecimiento del gueto de Varsovia, en Polonia, bajo el dominio de la Alemania nazi, del que miles de judíos (hombres, mujeres y niños) salieron deportados para encontrar la muerte en el campo de exterminio de Treblinka.

En una vorágine de saltos explicativos, Pacheco nos adentra en un laberinto de voces y conexiones narrativas, para ello, su obra está estructurada en siete segmentos, cada uno de ellos identificado con un ideograma (signo gráfico que representa una idea o concepto) diferente: Salónica, Diáspora, Grossaktion (la gran acción), Totenbuch (referencia al Libro de los Muertos), Götterdämmerung  (vida, filosofía y muerte de Hitler), Desenlace (el tiempo presente de eme y de Alguien), y Apéndice (nos ofrece como lectores la elección del final o finales de la novela).

En este contexto, vemos aparecer al “(posible) doctor eme y sus experimentos, quien amparado al cobijo de la idea de que la investigación avanzaría muchos siglos, cuando se permitiera la práctica de laboratorio sobre seres humanos en vez de conejillos, ratas, perros y otros vertebrados”, condenó a la tortura y muerte a millones de seres humanos, sólo por el hecho de no pertenecer a la raza aria.

Eme, el victimario, hombre casi octagenario, ha pasado los últimos veinte años escondido detrás de una persiana, se ha vuelto la víctima acosada por Alguien que ansía venganza, “hasta la ejecución es más piadosa que veinte años de terror y de culpa”.

Hoy día, el tema de la supremacía de una raza sobre otra sigue más vivo que nunca. A ello han contribuido el discurso provocador; los ensayos nucleares, la detonación de proyectiles, los dimes y diretes de 140 caracteres, los grupos radicales y sus atentados terroristas y el clima belicoso entre dos países (uno de ellos la mayor potencia mundial), que han generado enorme incertidumbre en la comunidad internacional.

Morirás lejos, obra que estuvo fuera de circulación por más de 20 años, y felizmente reeditada por Era, nos invita a no olvidar, lo que sucede en un punto geográfico de la Tierra nos afecta y nos debe involucrar a todos, con una última reflexión del autor “no seamos víctimas ni victimarios”.

Se multiplican los argumentos contra la línea 7 del metrobus; negocio publicitario, daños ambientales y más

Lo que al inicio parecía una común protesta vecinal hacia todo aquello que suene a proyecto de gobierno, ha devenido en una organizada oposición desde distintos flancos y con diferentes argumentos en contra de la que pretende ser una de las obras insignia de la administración de Miguel Ángel Mancera, la línea 7 del Metrobús sobre la emblemática avenida Paseo de la Reforma.El proyecto se ha politizado y lo que hoy suena a necedad de las autoridades locales, de continuar con los trabajos a pesar de que un juez ordenó detenerlos, ha logrado cohesionar a vecinos y empresarios asentados a todo lo largo de esa vialidad. El jefe de Gobierno ha logrado la unidad ciudadana, pero en su contra.

Alimentada por la falta de información adecuada, la confusión y segmentación de los datos existentes, además de una evidente falta de conciliación y oficio político para atemperar los escenarios de rechazo que pudieran venir, la obra ha generado toda suerte de críticas y señalamientos, desde aquellos que acusan la privatización del espacio público, hasta los que fustigan el impacto negativo en materia ambiental, arquitectónica, histórica y patrimonial. A ello se ha sumado la denuncia de que el proyecto carece de los permisos federales suficientes.

El escenario de especulación lo atiza la resolución del Juez Octavo de Distrito en Materia Administrativa, Fernando Silva, quien decretó la suspensión definitiva de las obras en tanto se resuelve de fondo el juicio de amparo promovido por la Asociación Mexicana de Derecho Ambiental, que solicitó la protección federal.

Frente a las acusaciones, sobre todo aquellas que señalan la falta de permisos federales, las autoridades capitalinas se movilizaron para celebrar una reunión de urgencia con funcionarios del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), y a partir de ese encuentro deja en claro que el gobierno de la Ciudad sí contó con el permiso de ese organismo para colocar el concreto hidráulico sobre lo que será el carril exclusivo del Metrobús.

Derivado de esa reunión, ambas partes aclararon que el INAH mantendrá una colaboración estrecha con el gobierno de Miguel Ángel Mancera y en virtud de ello otorgará los permisos que en su momento requiera la obra.

Más información: http://bit.ly/2sRjZap

Denuncian vecinos de Ermita Zaragoza venta irregular de gas LP en calles de su comunidad

Vecinos de la unidad Ermita Zaragoza, en Iztapalapa, denunciaron la venta irregular de cilindros de gas LP en calles de su comunidad, sin que existan medidas de protección civil, las autorizaciones respectivas, ni vigilancia de las autoridades, lo que genera una situación de riesgo constante.
De hecho, los colonos refirieron en entrevista con CapitalCDMX que durante la madrugada del pasado 18 de abril, un camión utilizado para la guarda de esos cilindros de gas se incendió, poniendo bajo peligro a los habitantes del lugar.
Aunque el día de esos hechos no se registraron víctimas que lamentar, el incendio dejó en el evidencia lo que los vecinos ya han advertido ante el gobierno delegacional que encabeza Dione Anguiano, que una explosión se puede presentar en cualquier momento y generar una catástrofe.

Cien años

Cuando yo era niña, me gustaba pensar que el 25 por ciento de mi sangre provenía de lugares muy distantes de la República mexicana, por el sitio en el que había nacido cada uno de mis abuelos. Así, un cuarto de mi sangre era de Chetumal, Quintana Roo; otro cuarto de Dañú, Hidalgo; otro de Mérida, Yucatán, y finalmente, 25 por ciento de mí provenía de Navolato, Sinaloa. Inicio con esto, porque tengo intención de escribir dos historias sobre un par de porciones de mi sangre.

La primera se vincula con el inicio de mi campaña para festejar el centenario de un personaje que tenemos remotamente olvidado. Estuvimos rebuznando sobre la Fundación Rulfo, y le preparamos tantos homenajes que hicimos o que no pudimos hacer; algunos lo festejamos en nuestro pequeño ámbito familiar. Pero se nos ha pasado otro grande que también cumple cien años de haber nacido en este 2017: Pedro Infante.

Es cierto, su centenario es hasta noviembre, por lo tanto, nos quedan seis meses para prepararnos, para volver a ver las películas de Ismael Rodríguez protagonizadas por El ídolo de Guamúchil; seis meses para recitarnos versos de Tizoc a la doña María Félix; seis meses para mandar imprimir bien grandotas sus imágenes con traje de charro. Estamos justo a tiempo.

No era el tipo más guapo, no le daba competencia al macho que era Pedro Armendáriz; tampoco tenía la mejor voz de todas, si la comparamos con la de tenor de Jorge Negrete. Pedro Infante tenía un carisma que es evidente en sus películas. Era un casanova, su sonrisa derretía. Pedro Infante es Pepe el Toro y con eso se ganó el corazón de una nación entera, a través de las generaciones.

Como muchos ídolos —Elvis Presley, Jim Morrison, Kurt Cobain, James Dean—, Pedro Infante se volvió una leyenda por su imprevista muerte. Tenía sólo 39 años (ocho más de los que tengo yo ahora). Tal vez, de no haber muerto, hubiéramos visto un Pedro Infante anciano, gordo, que se prestara a los ridículos más grandes del universo, como le pasó a Tin Tan. Pero no, El inmortal murió joven. Se estrelló pilotando un avión. Aquí es donde esta historia se relaciona con el 25 por ciento de mi sangre. Los Cuevas, mi familia paterna, se han caracterizado siempre por una virtud que es más bien un maleficio: la mitomanía. A veces, exageramos historias. Algunos, las inventan del todo. Mi abuelo contaba que fue amigo íntimo de Pedro Infante; es más, decía que iba a ir con él en el vuelo de ese 15 de abril de 1957 que salía de Mérida, donde mi abuelo era también piloto. Según él, el cariño fue inmediato al reconocerse como buenos sinaloenses en aquellas tierras yucatecas. Mi papá tiene una cicatriz en la cabeza que, según me contó, se la hizo con «la mesa de billar de Pedro Infante». Yo, ingenua, creí que mi papá lo había conocido, pero no, Infante murió justo un año antes del nacimiento de mi padre, al parecer, era una mesa que El ídolo de México le había regalado a mi abuelo.

A pesar de esa cercanía, de niña mi mamá me estigmatizó un poco con que Pepe el Toro era una nacada. Así que en mi casa no veíamos sus películas. Cuando empecé a vivir sola, a mis 19 o 20 años, un fin de semana apareció en la tele A toda máquina. Por supuesto que había visto la escena de: «Parece que va a llover, el cielo se está nublando, parece que va a llover, ¡Ay mamá me estoy mojando!»; pero cuando me senté y miré la película completa, terminé, como tantos, enamorada de Pedrito Infante. Vi las más de sus películas que pude, y debo confesar que aborrecí Tizoc casi lo mucho que amé Dos tipos de cuidado. Me di cuenta que era un fenómeno que escapaba de mi control… Me definía como mexicana, era parte de mí.

Porque sí, Juan Rulfo nos dio Pedro Páramo y El llano en llamas, tal vez las dos mejores piezas de la literatura mexicana. Pero somos un país sin lectores, y si en una reunión de lo más equis citamos a Juan Preciado o frases como «¡Diles que no me maten, Justino!», pocos sabrán a que nos referimos. Pero basta soltar un «Amorcito corazón, hoy yo tengo tentación de un beso…», para recibir como respuesta el chiflidito característico de Blanca Estela Pavón.

Estoy segura que cuando se acerque noviembre, todos estaremos sumados en esta campaña que desde ahora nombro: «Y si vivo cien años, cien años pienso en ti». Yo, por lo pronto, voy en un par de meses a vacacionar a Mazatlán. Lo cierto es que mi motivación oculta es sacarme la mejor foto de mi vida, abrazada a un Pedro de bronce, en el monumento que a su insigne persona existe en el Malecón.

¾ de mujer

Creo que puedo ser la voz de mi generación…
o al menos una voz, de una generación.
Hannah Horvath (Lena Dunham)

No tenía idea de que existía la serie hasta que anunciaron el final, me atrapó al principio, pero pronto me sentí timada, ¿por qué escribo sobre ella entonces?
Creo que trata temas relevantes que es bueno poner sobre la mesa, ya que en su momento se pensó como “una serie de milenials” o “feminista”.
Soy milenial, entro en el rango de edad para serlo y debo admitir que el término me es gracioso porque me etiqueta como parte de la fauna que no puede comprar una casa, no está satisfecha en un trabajo de oficina y vive con sus padres. Una generación de quejosos que aun teniendo muchas ventajas (o al menos eso nos dicen los mayores), poco o nada ha logrado resolver sobre de dónde viene o a dónde va.
De eso trata Girls.

La encontré por casualidad mientras veía las noticias en mi muro de Facebook, apareció el video donde Lena Dunham (hasta ese momento una desconocida) hablaba sobre la serie Girls, que el pasado 16 de abril llegó a su fin.

Esta escritora de 30 años es también la protagonista de la serie, y me dio curiosidad conocer el punto de vista de la creadora y líder en un elenco formado por otras tres mujeres que contaban la historia de sus veintes. La trama me enganchó porque se trata de una recién graduada en letras inglesas que vive en Nueva York en un trabajo como voluntaria. Todo el dinero que tiene es el que le dan sus padres y finalmente, después de dos años de graduarse, llega el fatídico día: sus padres le anuncian que no seguirán financiándola.

Empaticé con ella, le conté sobre la serie a mi familia y a algunos amigos. Soy estudiante de letras, he tenido algunos intentos de independencia, pero dependo del apoyo familiar, tengo dos pesos en el bolsillo y sueño con hacerlo todo (seguir en los veintes por tiempo indefinido es parte de ese plan). Fui la presa perfecta de Dunham.

Al finalizar la primera temporada pensé que esta serie trataba sobre alguien en búsqueda de emociones y experiencias nuevas, nuevos amantes, nuevas sensaciones, drogas, empleos que se desechan como servilletas y amores inalcanzables que, al alcanzarse, van al bote de experiencias usadas para ir por una nueva. Quise saber qué pasaba al final, admito que necesitaba ver el final, ¿cómo lograría resolver su vida alguien como ella?, ¿encontraría alguna pauta que pudiera ayudarme a mí también?

Con el título de la serie me sentía en pugna, Girls traducido al español es simplemente “Chicas” o “Niñas”. Recordé el video de la actriz Mayim Bialik (“Girl” vs. “Woman”: Why Language Matters) donde hace no mucho, hablaba sobre el uso de este término como algo sexista: hay indicios que nos dicen cuándo una chica en realidad es una mujer, un diploma de la preparatoria, un empleo, que pague un seguro para su auto, la hipoteca… ser madre. En este discurso se hace énfasis en cómo el lenguaje, efectivamente representa cosas, y el ser llamada niña cuando se es una mujer, tiende a infantilizar la figura de una persona que, en su edad adulta, sigue siendo vista o tratada (aún a pesar de ella) como alguien que requiere tutoría o que no es lo suficientemente madura como para hacerse cargo de sí misma.

Según las palabras de Dunham, sus personajes son niñas volviéndose mujeres, y recordando a Simone de Beauvoir cuando dijo que la mujer no nace, se hace, me dio más curiosidad saber ¿en qué consiste la maduración de una chica a una mujer, según esta serie que ha tenido tantos fans como detractores?, ¿los personajes realmente logran esa evolución?, ¿ser una mujer hoy en día significa ser madre o poder pagar las cuentas?

El origen del cuarteto neoyorquino

Para empezar, de forma inevitable, hace referencia a Sex and the City, aunque se aleja de la serie que “liberó” a las mujeres de una generación entre la mía y la de mi madre. No sé si es algo personal, pero en definitiva Carrie Bradshaw fue y creo que aún es, un modelo a seguir, escribía una columna y le daba para pagar un departamento para ella sola y usar zapatillas Manolo Blahnik. Sin embargo, me sentía defraudada cada vez que regresaba con Big… algo simplemente moría en mí al verla derretirse frente al perpetrador de su sufrimiento y por qué no, gracias a él, la serie pudo sacar más de lo que originalmente podía. También me asustaba la claridad con la que los personajes enmarcaban sus deseos: la familia, el trabajo, el sexo… todo parecía definido y el quid de la trama era la medida en la que lo lograban y el tiempo que les duraba el goce de su éxito.

Girls no se trata sobre personajes aspiracionales, pero sí explota el elemento de la moda. Aunque es posible notar la naturaleza de los personajes y sus cambios (más de estilo que de madurez) a lo largo de la serie, la protagonista no nos ofrece la opción de un guardarropa fantástico, pero sí nos muestra en muchas ocasiones y de principio a fin, desnudos de un cuerpo que no sigue el parámetro de las actrices que se muestran casi siempre en televisión.

Los personajes no saben lo que quieren, prácticamente acaban de terminar la universidad, se encuentran en el primer lustro de sus veintes y los empleos y las relaciones a las que pueden aspirar están marcados por la misma experiencia laboral y sentimental que uno puede tener en esos años.

A lo largo de las seis temporadas, y mientras se van acercando a los treinta, los personajes tienen una evolución que en algunas ocasiones me pareció errática y no del todo orgánica: Hannah (Dunham) es un ente infantil, egoísta y hasta cierto punto, megalómano. Su mejor amiga, Marnie, es una chica contraída y controladora, con una vanidad competitiva a niveles autodestructivos. Jessa, es adicta a una serie de drogas que nunca queda del todo definida a lo largo de la serie, suele desaparecer para anunciar que está embarazada, que se casa, o que estuvo en rehabilitación. Hay un cuarto personaje que estuvo a punto de aparecer sólo una vez, pero que se quedó todas las temporadas y que, para mí, aportó más sabiduría y claridad que las anteriores, Shoshana.

¿Qué somos?

Creo que empecé a ver a la protagonista como un humano hasta la mitad de la segunda temporada. Después de caer desmayada en la regadera de su amante, Hannah comprende que quiere ser feliz, que desea cosas, sensaciones; que está cansada de la búsqueda de experiencias, de saber aquello que ya nadie le puede contar. En algún punto siendo una púber, me hice la misma promesa, frente al espejo, me imaginé (hasta donde podía en ese momento) todas las posibilidades del ser humano: las amistades, los romances, los viajes, los dramas y todas las peculiaridades y anécdotas que puede atesorar un eterno viajero, un permanente buscador de experiencias.

Cuando admitió su soledad, también la entendí.
¿Nos hemos regalado un saco de experiencias magníficas, rodeadas de sexo, alcohol, drogas y relaciones problemáticas, solo para tener algo que contarnos al llegar a casa? Veo a mis compañeros de generación, viviendo con sus padres, con roomies, algunos ya con hijos, otros que no lograron llegar a la universidad, unos ya están titulados. Por doquier escucho palabras que incitan al crecimiento personal, al emprendimiento más allá de la búsqueda de un trabajo tradicional con horarios y modelos de paga convencional. Todas esas posibilidades me hacen sentir abrumada, como si fuera un ser potencial que cinéticamente aporta poco o no lo suficiente a su alrededor.

A mi edad mi madre ya me tenía, estaba casada y próxima a tener su segundo hijo, ella no tenía mis problemas, y no se cansa de recordármelo cuando le cuento en perorata aquello que me preocupa y que a veces me da tanta ansiedad. No sé en qué momento ella comenzó con las preguntas existenciales, al menos sé que a los 28, le pesaban bastante. Lo recuerdo porque un día soleado, precioso, me acerqué a ella mientras tendía la ropa limpia. Me acerqué para preguntarle cuántos años tenía y su mirada se nubló.

Tal vez algunos recordemos o vemos a nuestras madres, tías o abuelas, deseando estar en otro lugar, dedicando su vida a otras cosas o simplemente, con esa mirada que conocí aquel día, una mezcla de anhelo y de tristeza, como si nada pudiera cambiar.

La serie ha sido duramente criticada porque nos presenta un grupo “privilegiado” y no exactamente incluyente, los personajes pasaron todos por la universidad y pertenecen a un grupo blanco de la clase media alta. Otra crítica ha sido que los personajes están tan dentro de sí mismos que no evidencian una evolución o catarsis real a sus problemas, aún al final de la serie.

Un ejemplo de esto es la madre de Hannah, Loreen (Becky Ann Baker) quien se ve enfrentada a la homosexualidad de su esposo, ha estado casada por treinta años y de pronto se ve soltera y enojada. Aunque no se explota en su totalidad, este personaje presenta un problema que en el último episodio de la serie sale a flote y que también me dejó en ascuas. Hannah, ahora como madre soltera, le reprocha a su madre el no poder conseguir a un marido heterosexual que le diera un ambiente familiar adecuado (en este punto me di cuenta de que los personajes no habían madurado, solo se habían puesto más viejos).

La ciudad donde la gente caga en la calle

Ir al mismo lugar todos los días, tener el mismo novio por más de un par de meses…
Como muchos de mis contemporáneos, la idea de tener un jefe me resulta menos que atractiva, no soy fan de levantarme temprano, y uniformarme con traje y zapatillas para ir en búsqueda de una paga es mi receta para terminar en el psiquiátrico. Pocas veces me sentí remunerada creativa y personalmente. Mi esfuerzo se limitaba a los billetes y la tranquilidad de pagar las cuentas.

Aún soy muy joven para saber qué es lo que un trabajo puede ofrecerme y hasta dónde puedo llegar. Hannah no podía conservar un empleo, la despidieron de donde estaba como voluntaria porque dijo que no podía seguir trabajando gratis, sin embargo, quería seguir ahí porque estaba cómoda. En su segundo trabajo prácticamente hizo lo que pudo para que la echaran.

¿Qué es lo que buscamos en un empleo? ¿nuestros padres se preguntaban eso?
Creo que en este punto la serie se apresuró a darle un cierre abrupto a esas inquietudes, casi al final de la última temporada, Hannah se encuentra con una empleadora maravillosa que no se muestra sorprendida por su cuerpo de nueve meses de embarazo. Vamos, en un mundo ideal, por lo menos, te preguntan por una licencia de maternidad, aquí se abalanzaron sobre Hannah para darle un empleo utópico en un lugar utópico porque era hora de un deus ex machina. No hablar de una cuestión que representa un dilema para muchas mujeres no significa que no exista.

Le dieron la oportunidad de elegir entre seguir en Nueva York o irse a un ambiente más tranquilo y campirano; cuando se despide de sus amigas, también se queja y hace una reflexión sobre la suciedad de la ciudad. No son pocos a quienes he escuchado decir “en algún momento me iré a vivir a la provincia, allá se vive mejor”. Es cierto, Hannah cumplió con el sueño de muchos, igual que los jugos detox, después de una serie de errores estúpidos, menos, es más.

La amistad es otros

Pensé en algo que no había pensado antes, ¿soy una buena amiga?, ¿quiénes son mis amigos? Creo que muchos damos por sentado que el grupo de personas con los que fuimos a la escuela, con las que salimos de fiesta, o con quienes nos vamos a platicar a un café, o quienes nos mandan sus mejores memes, son nuestros amigos. Lo pensé por la relación de Marnie y Hannah, siempre había conflicto por quién era la peor amiga, si seguirían siendo amigas, si era una la mejor amiga de la otra… una dinámica que de verla me cansó, pero que me hizo pensar en las mujeres que he llamado mis amigas y de las que ahora no sé nada.
Shoshana, en el penúltimo episodio de la serie, aprovecha para despedirse de las que en otro momento fueran sus amigas:

He llegado a darme cuenta de lo agotadora, narcisista y definitivamente aburrida es esta dinámica y por fin me siento lo suficientemente valiente como para tomar cierta distancia. Tienen que saber que todas las chicas guapas de ahí afuera que tienen trabajos, recursos económicos y personalidades agradables, son ahora mis amigas, no ustedes chicas.
(Shoshana a Jessa, Hannah y Marnie. Sexta temporada)

Creo que esta escena me dio algo de paz, a pesar de los altibajos que tuvieron como amigas, me parecían un grupo de personas solas tratando de darse compañía. No me malentiendan, comprendo el valor de la amistad, pero también creo que en esta etapa cambias tanto, buscas tanto quién eres, que hay amistades que nacen, se renuevan, se reencuentran o se van para no volver.

Pensé en las amigas que tengo en el presente y que considero importantes para mí, reflexioné en cómo puede ser difícil salir de uno mismo, empatizar, ser honesto y construir una relación donde la confianza, el humor y el amor son la base. Pocas veces vi actos de ese tipo en la relación de las cuatro, pero tampoco pude recordar muchos que pasaran en mi vida.
Me levanté del sillón y mandé algunos mensajes de buenas noches con emojis de corazones morados.

No es fácil estar casada con un hombre raro

A este apartado también pensé en llamarle: ¿Quieres ser codependiente[1] conmigo?
Las relaciones codependientes son aquellas en las que una persona apoya o sustenta el comportamiento auto destructivo de alguien (con todos sus matices). Se basan principalmente por la necesidad de reconocimiento de otras personas y la búsqueda de identidad.
En los veintes, somos presa fácil de este tipo de relaciones, sobre todo si las hemos vivido en casa. En la serie nos dieron una buena probada de lo que éstas significan.

Adam es el hombre siempre presente en la vida de Hannah, y como él lo dijo, ella lo necesita, ama su personalidad infantil y que no pueda hacerse responsable de ella misma… hasta que sí puede.
Marnie vive una relación apagada donde ya no es feliz, y aunque su novio descubre que ya no lo quiere, intentan reparar la relación. Fallan. Cuando él aparece con otra novia, ella se viene abajo. Dentro del prototípico escenario post-ruptura (pobre higiene personal, comida en la cama y camisetas guangas), Adam empatiza con ella y le cuenta sobre una antigua novia. Para mí, aquí aparece uno de los mejores momentos de la serie:

Después de unos meses de estar completamente jodido, me di cuenta de algo: yo no la conozco, ella no me conoce, sólo porque haya probado su sexo o su saliva, o te pueda decir su segundo nombre o los discos que le gustan, no significa nada… no es una conexión. Cualquiera puede tener eso, conocer a alguien realmente es otra cosa. Es una cosa completamente diferente, y cuando la tienes, no puedes perderla. Serás consciente, no tendrás miedo, ni serás herido. ¿Ok?
(Diálogo entre Adam y Marnie. Primera temporada)

Adam tiene una apariencia extravagante, es inestable y sensible a un grado que a veces atemoriza, sin embargo, me sentí embelesada por él. Creo que Dunham trató de ponernos en conflicto con ese personaje: es un hombre creativo, divertido, inteligente y cariñoso… y a pesar de todo, no es suficiente.

Cuando la madre de Hannah tiene la oportunidad, le da un consejo más valioso de lo que ella puede apreciar en ese momento, y como muchas podríamos haberlo hecho, se enojó mucho con su madre. Otras, tal vez sólo deseamos haber escuchado algo así antes:

(Adam) es extraño, está enojado e incómodo en su propia piel, brinca de una cosa a otra… déjame hablar por favor… no quiero que pases el resto de tu vida tratando de que socialice con otros porque no puede valerse por sí mismo, tratando de hacer el mundo un lugar más cómodo para él, no es fácil estar casada con un hombre raro, no lo es.
(Loreen a Hannah. Quinta temporada).

¿Se cierran las puertas?

En el episodio final de la serie, Latching, nos despedimos de Hannah. Ahora como madre soltera, hay una crisis que hace que huya de casa, nos presentan una “evolución” en el personaje que a final de cuentas regresa a una realidad donde ahora es responsable de ella (si es que alguna vez lo fue) y de un pequeño.
Hay quienes han interpretado la última escena como una revelación del personaje principal: ella sostiene al bebé en brazos y mira al vacío, se sienta en la mecedora y la cámara se aleja… por fin ha comprendido que hay algo más en el mundo fuera de sí misma. Eso han querido ver otros, yo me niego.

Creo que a final de cuentas nos pasan una receta milenial para un problema milenial, si el pastel es difícil de hacer, compra uno instantáneo: No sé qué hacer con mi vida y mis aparentes talentos no son reconocidos, mi vida sentimental es deplorable, me haré cargo de alguien más para lidiar con mi propio egoísmo, mi vida tendrá sentido, tendré un hijo. Un pendiente menos en la lista de la vida.

Ignoro por completo la razón de quienes apoyan a esta serie como feminista, desde un punto de vista personal, el cierre me dejó insatisfecha. Hannah aprendió lento, pero, creo que Dunham no le hizo justicia, el hijo aparece como un instrumento para “sentar cabeza” antes de mostrarse como un deseo real, o al menos una decisión consciente. La serie cierra el ciclo “una chica en problemas” para volverse un poco más de lo mismo.

Chicas volviéndose mujeres, ¿Hannah se volvió una mujer por renunciar al hombre que representaba su idilio y también su problema? ¿por tener un trabajo prometedor? ¿por ser madre? Sabes tú, si eres una mujer, ¿cuándo comenzaste a serlo?

La deconstrucción de lo femenino no es algo nuevo, pero afortunadamente, cada generación lo ha pensado con tintes diferentes. La misoginia existe, los estándares de comportamiento y de imagen prevalecen, aunque parecen cambiar al paso del tiempo, de todos modos, nos ofrecen un corta y pega de lo que se supone debe ser una mujer. Esta serie ha sido criticada por haber prometido algo diferente y terminar de manera inconclusa; también creo que nos abre nuevos debates: mujer en ciernes, mujer completa o niña; no hay recetas que las hagan, y creo que tampoco te hace mujer pagar una hipoteca, tener un coche o ser madre… entonces ¿qué es una mujer?
No lo sé, sólo puedo imaginarlo.

El miedo es el mensaje

Qué sigue después de los periodistas asesinados, secuestrados, amenazados. Sigue que continuemos sin conocer lo que está pasando en muchas regiones del país, sigue que la información, donde es Tierra de nadie, poco se sepa y se conozca.

Son ellos, los narcos, que no quieren que se sepa de sus actividades, pero también los funcionarios. Hay que acabar con el enemigo, pensarán, porque los periodistas todo lo cuentan, todo lo investigan, de todo quieren informar a la sociedad. Quién les da permiso, quiénes son, quién se creen, que revelan rutas de trasiego, políticos corruptos, nexos entre unos y otros.

Existen regiones, quizás en todos o en una buena parte de los estados de nuestro país, donde los reporteros del día a día han sido amenazados o se han sentido vulnerados por la situación que impera a su alrededor. Los casos son muchos más de los que se llegan a conocer, hay quienes simplemente dejan de informar, cambian de fuente, cambian de residencia y hasta de oficio.

El terror que viven muchas familias, y pienso por ejemplo en el hijo de Miroslava Breach o en los hijos de Javier Valdez, sigue creciendo junto con la impunidad. Rafael Cabrera, periodista, me decía que en esas acciones que presentó el presidente ante la CONAGO, lo que más llama la atención es que no hay periodistas que puedan participar en delinear esos protocolos y medidas para tratar de revertir la situación.

La respuesta en cambio ante el grito de” justicia”, de algunos comunicadores en Los Pinos, fue tomarles fotos y revisiones más severas para entrar a los eventos. La advertencia quedó hecha.
La propia fiscalía para delitos contra la libertad de expresión, a cargo de Ricardo Sánchez Pérez del Pozo, reconoce que la fiscalía revisará los casos que actualmente se investigan pero no se pueden evitar ataques y amenazas. Por lo pronto el tema cobró relevancia.

El miedo es el mensaje, si no quieres sentir miedo, no te metas, no investigues, la agenda está marcada todos los días, la línea editorial en muchos medios también. Pero este, que “es el mejor oficio del mundo”, nos da la oportunidad de encontrar otros caminos, y encontrar muchas voces y plumas que llenos de valentía afrontan las vicisitudes. A muchos ya los conocemos, a otros tantos no, pero ahí están en muchos lugares y con los ojos bien abiertos.

“Niños Chocolate”, una mirada a la explotación infantil

Con movimientos corporales, cantos y música africana, la puesta teatral “Niños chocolate” lleva al público a viajar hasta África occidental para mostrar una realidad: la esclavitud de niños en las plantaciones de cacao.

Los países de África occidental suministran más del 70 por ciento del cacao que se comercializa en el mundo. Las grandes empresas chocolateras son muy herméticas al respecto y niegan que esta barbarie exista. Sin embargo, son ellas quienes compran el cacao proveniente de estas plantaciones por su bajo costo, sin importarles que cientos de niños sean secuestrados, vendidos o robados para después ser explotados, violentados y obligados a cumplir jornadas laborales extenuantes, sin tener acceso a derechos básicos como alimentación, educación y atención médica.

La obra, autoría de Jaime Chabaud, bajo la dirección de Alberto de Lomnitz, cuenta con un talentoso cuadro de actores conformado por Fabrina Melón, Teté Espinosa, Marisol Castillo y Alejandro Morales, quienes invitan al público a participar con ellos en el escenario y a reflexionar de manera lúdica sobre la explotación infantil.

“Niños chocolate” cuenta la historia de tres niños que fueron robados y sometidos a trabajar en una plantación de cacao y que tratan de escapar para volver con sus seres queridos. Un periodista canadiense llega a la plantación con el fin de investigar y denunciar la terrible situación que padecen los niños, pero se involucra a tal grado, que decide ayudar a Niaaba, una dulce niña de nueve años que le recuerda a su propia hija. Logra sacar a la niña de este lugar y reencontrarla con sus seres queridos, pero la heroica hazaña le cuesta la vida.

“Niños chocolate” se presentará en el Foro Sor Juana Inés de la Cruz del Centro Cultural Universitario hasta al 25 de junio de 2017, con funciones los sábados y domingos a las 13:00 horas.

Un poema iraní contado en México

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La Historia de Zahhak y Fereydún, es uno de los pasajes más conmovedores de la obra —compuesta por sesenta mil versos plasmados en novecientos noventa capítulos— titulada “Shahnamé” (Libro de los reyes), escrita por el poeta persa Hakim Abol Qasem Ferdousí (935-1020). Esta obra es el poema épico más largo escrito por un solo poeta, en el cual el autor dejó plasmado para la posteridad el pasado, los mitos, leyendas e historia de Irán.

El actor, cantante y director Kaveh Parmas realizó por primera vez la traducción de esta historia del persa al español. Asimismo, Parmas —quien cuenta con una amplia trayectoria artística forjada en varios países del mundo— dirige, actúa y canta en esta puesta.

La Historia de Zahhak y Fereydún, a la usanza de los juglares de la época medival, narra las aventuras de un déspota que se mueve por el poder desmedido, la ambición y la barbarie; y de un héroe que lucha por la razón y la justicia, inmerso en un mundo corrupto, donde el mal gobierna. Aunque los personajes y la historia en que fueron concebidos por Ferdousí data de hace varios siglos, existe una similitud perturbadora con lo que vivimos en nuestros tiempos.

La música, a cargo de Manuel Mejía Armijo, Francisco Bringas, Kaveh Parmas e Indira Pensado, es punto sustancial en el desarrollo de la historia. Los elementos escénicos son los musicales, una silla y los mismos actores, quienes llevan como vestuario hermosos dibujos y maquillaje corporal, creación de Malini Mayi. La iluminación, a cargo de Alain Kerriou, es un punto muy importante en el desarrollo de la puesta. Todo se mezcla con la narrativa peculiar, donde también algunos miembros del público se vuelven parte y encarnan a alguno de los personajes de vez en vez.

La historia de Zahhak y Fereydún, se presentará en el Teatro Santa Catarina (Jardín Santa Catarina No. 10, Coyoacán. Funciones: Jueves y viernes a las 20:00 h, sábados a las 19:00 h. y domingos a las 18:00 h, hasta el 28 de mayo de 2017.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_masonry_media_grid grid_id=”vc_gid:1494222001689-d4c88d60-67df-4″ include=”16618,16619,16620,16621,16622,16623,16624,16625″][/vc_column][/vc_row]

Los peligros de la transición democrática

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El debate de los candidatos a gobernador del Estado de México aportó y fue un ejercicio importante, más aún en el escenario que plantea la última encuesta que hizo periódico Reforma en la que reporta que un 26 por ciento de los ciudadanos consultados “no declaró preferencia”. Esos indecisos son los que definirán la elección y el debate puede ser una buena herramienta para que tomen una decisión.

Más allá de quién ganó el debate o las descalificaciones entre los candidatos, es verdaderamente preocupante uno de los comentarios que realizó Alfredo del Mazo. El candidato priista hizo una declaración que es escandalosa en cuanto a forma y fondo, dijo que “la alternancia (en el poder) dispara el crimen”. Del Mazo cedió a la tentación de utilizar un mensaje de miedo, estrategia perversa, pero efectiva, dadas las condiciones actuales de la entidad que aspira gobernar.

Es cierto que los mexiquenses tenemos miedo, el estado que habitamos posee el nada honroso primer lugar en feminicidios y ha mostrado un incremento del 25 por ciento en el delito de secuestro en el primer trimestre del año, datos que son reconocidos por las propias autoridades estatales.

Considerando lo anterior, las palabras de Del Mazo mandan un mensaje claro: si en el Estado de México hay alternancia en el poder, el crimen irá a la alza y dado el escenario actual en materia de seguridad, las cosas pueden ir peor. Sí, aún peor. Lo dice como una advertencia, sin embargo es casi una amenaza. Y esto es escandaloso porque se puede leer entre líneas la intención de ejecutar un plan ya meditado para desestabilizar al estado si gana la oposición. Así de graves resultan sus palabras.

Alfredo del Mazo creció en una época diferente, su partido lo formó en la ideología del carro completo y en la disciplina férrea a su partido. Es ajeno a este mundo en el que las teorías de la democracia han sufrido una transformación profunda y al debate académico se sumó la evaluación de los gobiernos y la actuación de gobernantes; estas circunstancias han cambiado la realidad así como las formas de hacer política.

Ahora no sólo se habla de democracia, también se argumenta sobre procesos de democratización, desarticulación de enclaves autoritarios, de valores de la democracia y de la calidad de misma. Ningún actor político en su sano juicio puede afirmar que la alternancia en el poder es indeseable, ya que es una condición indispensable en cualquier sistema que pueda denominarse democrático.

En el Estado de México no ha habido alternancia en el poder ejecutivo, durante 88 años ha gobernado el PRI. Si somos coherentes con los valores democráticos y estamos comprometidos con el proceso de democratización, no hay manera de defender lo indefendible, intentar justificar el autoritarismo y la permanencia de un sólo partido político en el poder por casi nueve décadas es anacrónico.

Como última reflexión, sea cual sea el resultado de la elección en el Estado de México, valdrá la pena no echar en saco roto y hacer efectiva la propuesta que realizó el candidato del Partido del Trabajo en el debate. Oscar González Yáñez propuso someter a consulta pública la permanencia en el poder de quien resulte ganador, esto implicará realizar un referéndum para que después de dos años de gobierno, quien resulte electo como gobernador realice un referéndum con el objetivo de que la ciudadanía lo ratifique (o no) en el cargo. Los seis candidatos firmaron el documento, el próximo titular del ejecutivo está entre ellos por lo que desde ahora ya está comprometido a realizar el referéndum y eso no es un asunto menor. Llegado el momento, es imperativo que los ciudadanos mexiquenses le recordemos al gobernador en turno este compromiso y exijamos que se realice este ejercicio que abonará a los procesos de democratización.

*Politóloga y profesora universitaria.

La maldición del Cruz Azul