I’m safe on Mars. Perseverance will get you anywhere.
— NASA’s Perseverance Mars Rover (@NASAPersevere) February 18, 2021
Juntos perseveramos…

I’m safe on Mars. Perseverance will get you anywhere.
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Los largos encierros derivados de esta larga crisis sanitaria pueden tener secuelas psicológicas y mucho se ha hablado de cuidar la mente para evitarlas, o al menos para hacerlas menores, pero poco se menciona al cuerpo; sin embargo, lo físico también es importante, como bien lo sabe Rosa Martha Quintero, quien además de psicóloga por la UNAM da talleres donde el movimiento corporal es clave.
“Es mucho el estrés generado por esta crisis sanitaria, demasiado el miedo y, sin embargo, hay algunas disciplinas, como la psicoterapia bioenergética que sostienen que nos podemos liberar en algo de estas sensaciones tan nocivas a través de activar nuestro de cuerpo”.
Desde hace décadas, la terapeuta se ha encargado de impartir estas sesiones a grupos amplios y dice haber comprobado sus beneficios, aunque —por razones obvias— lo que antes era presencial hoy debe ser por vía remota, a través de un ordenador, como parte de los talleres impartidos por el Museo del Chopo durante la pandemia.
“Lo que se hace en estas clases es estimular el organismo, modular la respiración y, mediante diferentes posturas de tensión, buscar una mejoría. La psicoterapia bioenergética sostiene que la práctica continua de estos ejercicios permite hacer consciente el miedo y, por ende, controlarlo. Se logre esto o no, lo que sí se alcanza es un profundo estado de relajación, lo cual impacta a nivel emocional”.
Como psicóloga, la profesora Quintero se decantó por la psicoterapia bioenergética debido a que ésta hunde sus raíces en el psicoanálisis y, tras décadas de practicarla, dice haber comprobado sus beneficios. No obstante, admite que ésta es solo una vía y no la única respuesta, pues se pueden lograr resultados similares a través de otras prácticas corporales como el yoga, el taichi, el pilates y más.
“Hay quienes describen esto como magia, ya que es factible sentirse pésimo por las mañanas, practicar estas rutinas y sentirse óptimo por la tarde, aunque en realidad aquí no hablamos de nada mágico, lo que pasa es que, al sentir la plenitud corporal, la mente es mucho más capaz de gestionar los estados de ánimo”.
Cada clase impartida por la profesora Quintero está diseñada bajo el principio de que el estrés se acumula y pone en tensión al organismo entero, y que a través de ciertas posturas y una respiración controlada es posible contrarrestar ese estado de alerta excesivo que no sólo altera nuestra psique, sino nuestro sistema inmunológico.
“Un entorno hostil genera adrenalina y, si no se elimina, ésta intoxica el cuerpo, dejando residuos en la musculatura que, con el tiempo, dan pie a contracturas crónicas, por ello debemos frenarla”.
La profesora Quintero sabe que corren tiempos de mucho estrés, en el que nos preocupamos demasiado por nuestra salud, por la de nuestra familia y por un virus que acecha ahí afuera, y por todo esto recomienda no olvidarse del cuerpo. “Es mucho lo que se logra si aprendemos a controlarlo, a ponerlo a vibrar, y si le ensañamos que, si se mueve de forma correcta y se oxigena, se puede relajar”.
El poder del baile y el movimiento
En la película Jojo Rabbit, el niño protagonista, al ver que finalmente concluyó la guerra y que Hitler fue derrotado, comienza a moverse al ritmo de la canción Heroes, de David Bowie, y a chasquear los dedos en todo lo alto, para cumplirle a su madre aquello que le prometió a su madre cuando estaba viva, que cuando todo acabara iba a bailar.
Ángeles Ocampo es profesora de danza y pilates en los talleres impartidos en el Museo del Chopo y, por lo mismo, está consciente de que moverse sea con música, o a partir de rutinas establecidas, es una de las formas más rápidas de deshacerse del estrés.
“A veces respiramos por respirar, pero no nos damos el tiempo de sentirnos, de estar con nosotros. Es muy importante realizar este tipo de actividades físicas para lograr ese equilibrio entre cuerpo y mente que tanto bien nos hace, y del que tanto nos olvidamos”.
En estos tiempos de pandemia, la profesora Ocampo ha encontrado que hay cada vez más personas interesadas en tomar clases de pilates con ella, algo que, supone, se debe a que los gimnasios están cerrados, a que sus clases son por internet y con sana distancia, y a que la gente intuye que, además de ejercitarse, eso les hace bien a nivel interno, lo cual no sorprende a la bailarina porque, a ella, al impartir dichas sesiones, siente exactamente lo mismo.
“El encierro puede ser agobiante y, aunque sea mediante una máquina, saber que estamos en contacto con otro ser humano, haciendo algo colectivo, mejora los humores, y el fortalecer el cuerpo y elevar tus palpitaciones por la actividad, te anima aún más”.
La profesora Ocampo confiesa que estos meses de encierro le fueron pesados, en especial porque ella, como bailarina, acostumbraba los ensayos, y a que, como persona de exteriores, le gustaba salir a caminar. Por ello, cuando el Museo del Chopo le ofreció enseñar pilates desde su casa aceptó, un poco para saber cómo era la modalidad cibernética, y otro tanto para distraerse del confinamiento.
“Y es que dar clases es algo colectivo, no es que tengas contacto físico con los demás, hay algo energético difícil de explicar. Cuando comencé a impartir estas sesiones creí que me iba a ser muy difícil porque no había esa cercanía física, pero hay algo muy gratificante en ver a otras personas e interactuar, en saber que compartes tu tiempo (virtualmente) con alguien, aunque sea en una pantalla”.
A decir de la profesora Ocampo, este último año nos ha dejado tantas cosas malas que es preciso hacer algo contra eso y evitar que al cuerpo se comporte como si fuera una persona acumuladora que deja su casa llenarse de basura y objetos inútiles hasta que le resulta difícil moverse por ahí, pues es ella la que ya no cabe en su hogar.
“El cuerpo es así, acumula estrés, tristezas y angustias hasta que en algún punto ya no se quiere mover, de ahí que sea preciso activarlo. ¿Cuántas veces no hemos oído a alguien prometer, ‘mañana sí me ejercito’, ‘mañana sí corro’, y ese mañana no llega jamás?”.
Por todo ello, la profesora Ocampo invita a todas las personas a moverse como ellas más quieran, sin importar si trata de pilates, danza o yoga, pues aunque atravesamos una época complicada escuchar a nuestro cuerpo es una manera de celebrar que estamos vivos y también una manera de prometernos, como en la película de Jojo Rabbit, que cuando acabe todo esto finalmente podremos bailar.
¿Has pensado qué harás o cómo será tu vida cuando haya que retomarla después de la pandemia por la COVID-19?
A un año de haber sido declarada como crisis sanitaria mundial e iniciado el confinamiento en todo el mundo, en medios de comunicación se habla mucho del síndrome de la cabaña, es decir, ese miedo por salir a la calle, a contactar con otras personas, realizar actividades que antes eran cotidianas como trabajar fuera de casa, tomar el transporte público o relacionarnos con otras personas conocidas.
De acuerdo con Ricardo Trujillo Correa, académico de la Facultad de Psicología de la UNAM, el síndrome de la cabaña no existe, “es muy peligroso decir que hay un aumento de suicidios por esta causa, es un error porque para generar estos datos se tienen que hacer investigaciones de más de un año”.
Explicó que no hay datos fehacientes para hacer afirmaciones del tipo: “cuando salgamos nos encontraremos con una sociedad diferente, vamos a tener dificultades para poder relacionarnos”.
Las jornadas han sido agotadoras en muchos sentidos, y no solo por el confinamiento, ya que hubo mucha gente que no se pudo quedar confinada porque no tenían un trabajo estable y los que sí, tuvieron que quedarse a “sufrir en su casa”.
Esta situación debió llevarnos a la reflexión y a practicar la empatía, en trabajar para generar trabajo colectivo y comunitario, “porque si seguimos en nuestro mundo individualista, cuando acabe la pandemia por la COVID-19 van a aparecer otros eventos y no vamos a sacar algo positivo de esto”.
Es falso asegurar que se viene la tercera ola de la enfermedad por la COVID-19, la correspondiente a la enfermedad mental, “son sólo afirmaciones que se hacen sin mucho sustento pensando que el ser humano es una especie de máquina que tiene que evitar emociones negativas”.
No hay emociones negativas o positivas, en la historia de la humanidad el hombre ha enfrentado catástrofes. Creemos que debemos de eliminar la tristeza, el miedo, la ansiedad, pero “si alguien está triste no hay que evitarlo. Es normal que estemos agotados, cansados, tristes y si queremos evitar esas emociones lo que haremos es profundizarlas. Lo que hay que hacer es no evitar esas emociones, hay que aceptarlas y trabajar para ir saliendo de ellas”.
Para lograrlo, recomienda hablar en voz alta para exteriorizar los pensamientos, acercarse a los apoyos familiares y comunitarios y si eso no es suficiente acudir por apoyo a las instituciones.
Hay que dejar de lado la visión individualista del ser humano, ver a la sociedad como una comunidad, la fortalece. Y no hay que preocuparnos porque generaremos nuevos códigos para saludarnos, para salir y relacionarnos.
La adolescencia es una etapa generalmente difícil por las necesidades sociales de aceptación, los cambios que experimenta el cuerpo y por el cuestionamiento constante de aceptación en su entorno.
En entrevista para UNAM GLOBAL, Carolina Santillán Torres Torrija, doctora en psicología por la UNAM, comentó que hay cuatro cosas que ha vivido la juventud en el último año: cambio en las rutinas, pérdida de seguridad y confianza, perderse de eventos significativos que ayudan a su transición de primaria a secundaria o preparatoria, así como el descuido de la salud para los que tienen algún padecimiento porque no pueden acudir a los hospitales o centros de atención para seguir con sus tratamientos.
Para casos de emergencia, cuando se habla de eventos o experiencias adversas en la adolescencia y la infancia, se puede decir que la mayoría logrará tener un estilo de enfrentamiento que les permita adaptarse.
Los adolescentes tienen el beneficio de las redes sociales, cada joven tiene ciertos factores de riesgo que dependen de cómo ha llegado a la pandemia: con una pareja o solos (“nadie liga en estos momentos”), con una mamá o papá con trabajo estable y otro grupo de jóvenes que vivirán el desempleo de sus padres, tal vez el cambio de casa o hasta el abandono de estudios.
El 20 o 30 por ciento de los adolescentes abandonarán sus estudios, su situación económica será precaria y habrán vivido durante la pandemia la muerte de algún familiar.
Tendrán la “agencia” que les permitirá enfrentar mejor las adversidades, es decir las condiciones que vive para enfrentarlas, mientras que otras la tendrán frágil porque su sistema familiar está luchando por sobrevivir.
Señaló que el 70 por ciento de los adolescentes saldrá fortalecido de esta experiencia y desarrollará otras habilidades. “Hay que dejar de patologizar, no ver a aquellos que van a desarrollar una enfermedad mental. A pesar de que la mayoría de los seres humanos estamos creados para sobrevivir, hay otro grupo que tiene la desesperanza como una reacción por default ante las complicaciones que tiene que ver con la carga hereditaria, estilo de crianza, oportunidades familiares y en qué condiciones se llegó a la pandemia”.
Ellos saldrán fortalecidos y con actitud resiliente, pero hay que estar atentos de sus cambios y rutinas pues siguen en una etapa de desarrollo. Deben mantener sus horarios de sueño, mantenerse bien hidratados y alimentados, cuidar el acceso a las redes sociales y los tiempos en pantalla.
Aconseja también tener un espacio para hablar, de expresión de las emociones, “están en una época en que lo más importante son sus amigos, hacerles ver que eso nos importa y que sabemos que es difícil”.
Darles información honesta y precisa sobre cómo se encuentran las situaciones que viven en casa: prepararlos para que no se sorprendan, así como promover conductas de autocuidado de promoción de la salud, hacer ejercicio, bailar, cantar, brincar, etc.
Lo más importante es que se sientan seguros dentro de un escenario de incertidumbre y, si se puede, estar involucrados en la escuela, porque ahora ya se tienen pistas de lo que hacen y puede ser el pretexto perfecto para abrir conversación con ellos.
Es algo que va a pasar, las situaciones adversas son grandes oportunidades para adaptarse, el escenario es optimista para la mayoría.
Con los brazos y los libros abiertos este 18 de febrero se inaugurará la edición 42 de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, la primera en cuatro décadas que se hará de manera virtual.
En entrevista para UNAM GLOBAL, Rubén García Morales, jefe de prensa y difusión de la Feria, explicó que este 2021 la tradicional fiesta de los libros contará con un programa de actividades de la misma calidad y gusto de cada año. “Nuestro objetivo es acercar a los editores y escritores con el público”.
Con alrededor de 60 actividades que incluirán todos los temas a los que están acostumbrados los lectores, este año se transmitirán vía streaming a través de la página web y redes sociales de la Feria @filmineria. Habrá cinco horarios: 12:00, 14:00, 16:00, 18:00 y 20:00 horas.
Entre las presentaciones de libros destaca la de “El infinito en un junco: la invención de los libros en el mundo antiguo” de Irene Vallejo; charlas sobre temas actuales, el ciclo científico “Mitos y realidades de las vacunas”, la jornada de la literatura del horror y cuenta cuentos.
En doce días de feria, del 18 de febrero al 1 de marzo, el contenido podrá mirarse a través de TV UNAM, que transmitirá su programa “La Feria de los libros” y escucharse a través de la frecuencia de Radio UNAM.
Se transmitirán doce cápsulas, una diario, sobre autores que hablarán de su obra y de cómo la pandemia los afectó, si es que lo hizo; cómo viven desde el punto de vista de sus creaciones literarias y el personal. Entre los autores estarán: Rosa Beltrán, Ana García Bergua, David Huerta, Benito Taibo, Maruan Soto Antaki, Rocío Cerón, Ana Clavel, entre otros, quienes relatarán cómo han vivido la pandemia y cómo ha influido o influirá en su obra.
El programa completo de actividades de la FIL Minería está disponible en la página filmineria.unam.mx
Y como @filmineria a través de twitter, Facebook, Instagram y Youtube.
El 80 por ciento de quienes superan la COVID-19 han presentado, al menos, uno de 55 síntomas hasta 112 días después de haber sido dados de alta, según estableció un grupo de científicas españolas y mexicanas en un metaanálisis publicado en la revista digital medRxiv. De las siete mujeres que integran este equipo hispanoparlante, la mayoría son mexicanas y, tres de ellas (Talia Wegman Ostrosky, Angélica Cuapio y Carol Perelman), egresaron de la UNAM.
Tras analizar los datos de 47 mil 910 personas ya repuestas, las especialistas hallaron que el 58 por ciento reportó fatiga permanente una vez superado el padecimiento; el 44 por ciento, dolor de cabeza continuo; el 27, problemas de memoria y concentración; el 25, caída del cabello; el 24, disnea, y la cuarta parte, pérdida de olfato.
Estos datos pueden ser consultados en el artículo Más de 50 efectos a largo plazo de la COVID-19: una revisión sistemática y un metaanálisis que, por lo reciente de su aparición, apenas está por ser sometido a revisión de sus pares, pero que arroja resultados que, desde ya, comienzan ser considerados por la comunidad médica.
El interés de realizar este estudio se debe a que, pese al gran número de individuos que reportan estas afecciones, no se ha investigado el fenómeno lo suficiente, lo cual se refleja en que no exista un término preciso para el mismo, por lo que se han llegado a proponer “Covid largo”, “síntomas de largo aliento”, “Post Covid-19 agudo”, o “síntomas persistentes de Covid”, aunque para las expertas la definición adecuada sería “efectos a largo plazo de la Covid-19”.
En un estudio similar, pero desarrollado por científicos chinos y publicados en la revista The Lancet, también se señala que se observaron casos de depresión y ansiedad en el 23 por ciento de los sujetos observados y que, un gran porcentaje de ellos, reportaron fatiga y debilidad muscular, lo cual es consistente con los hallazgos de las académicas hispanoamericanas.
“Desde un punto de vista clínico, los médicos deben estar atentos a los síntomas, signos y biomarcadores presentes en pacientes afectados con Covid-19 para identificar y evitar su progresión, minimizar el riesgo de padecimientos crónicos y ayudar a restablecer un estado de salud similar al de antes de que el organismo fuera atacado por el coronavirus”, se señala en el texto.
Sin embargo, las investigadoras señalan que una asignatura pendiente es la de asignar qué tanto se manifiestan estas afecciones según el sexo, edad, comorbilidades, intensidad de la Covid 19 (de asintomática a severa) y la duración de los síntomas, “sólo así podremos comprender mejor qué está pasando”.
La salud no sólo debe ser física, sino mental
¿Por qué una cuarta parte de las personas que se repusieron del coronavirus pierden cabello?, es una de las preguntas planteadas por las investigadoras, y la respuesta parece estar ligada al estrés postraumático, lo cual sugiere que los factores psicológicos son un aspecto crucial a tomarse en cuenta.
“La caída del pelo podría asociarse a un efluvio telógeno, es decir, a un factor estresante o a una infección sistémica que da pie a transiciones foliculares prematuras de la fase de crecimiento activo a la fase de reposo. Esto podría durar unos tres meses, pero de no atenderse podría generar un estado de angustia prolongado y, por ende, alteraciones mentales”, se alerta en la investigación.
Tras analizar decenas de miles de casos, las investigadoras calcularon que los adultos corren el doble de riesgo de desarrollar un trastorno psiquiátrico en comparación con niños y adolescentes, y que estos pueden traducirse en trastornos de ansiedad, insomnio y demencia, por lo que se recomienda diagnóstico e intervención neuropsiquiátrica para cualquiera en recuperación del coronavirus.
Por todo ello, el estudio sugiere que se requieren más estudios a fin de determinar si estos estados de salud agravados se deben al coronavirus en sí, o al estrés derivado de lidiar con una enfermedad desconocida que tiene en jaque a la humanidad y que hoy suma 2.4 millones de muertos alrededor del mundo.
El artículo concluye: “Un diagnóstico temprano, un manejo oportuno y cuidados neuropsiquiátricos son lo más recomendable para pacientes recuperándose de la Covid-19. Para gestionar mejor esto se requiere una comprensión mucho más profunda de todos estos efectos a fin de diseñar intervenciones colaborativas en clínicas con especialidades múltiples que incluyan ejercicio físico, chequeos constantes y terapia cognitiva-conductual, si ésta se requiere”.
La Fundación UNAM está comprometida con la innovación, el desarrollo y sobre todo con el impulso de los jóvenes investigadores y talento que se genera en nuestra universidad.
AFIRME Grupo Financiero y Fundación UNAM suman esfuerzos con el -PremioAFIRME-FUNAM 2019, en su primera edición-
El objetivo, promover y reconocer la investigación en las áreas de las Ciencias Físico – Matemáticas y de las Ingenierías, así como de las Ciencias Sociales de la UNAM