Javier Barros Sierra y la idea de Universidad

Cuando inició el movimiento estudiantil de 1968, el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, el ingeniero Javier Barros Sierra, tenía apenas dos años en el cargo.

A mediados de 1966 había sustituido a Ignacio Chávez, quien se vio obligado a renunciar ante un conflicto estudiantil protagonizado por alumnos de la Facultad de Derecho. En esa coyuntura se combinaron descontentos por algunos cambios introducidos por Chávez (como la implantación de un examen de admisión a la Universidad) y también cierta desavenencia entre el rector y el presidente de la república, Gustavo Díaz Ordaz.

En esos tiempos —como en los anteriores y en los siguientes— resultaba indispensable tener el apoyo y la aprobación del presidente para dirigir la UNAM. Por ello, resalta la actitud que tomó Javier Barros Sierra en 1968 a favor de los estudiantes y en defensa de la libertad y los valores democráticos. En el fragor de esos días, de julio a octubre, el rector expresó en discursos y declaraciones una idea de universidad articulada con esos valores políticos democráticos, que en aquel contexto resultaba prácticamente subversiva.

El 11 de mayo de 1966, al tomar posesión ante el Consejo Universitario, Barros Sierra expresó su confianza en que la Universidad se fortalecería, a condición de que sus integrantes hicieran “una inaplazable autocrítica, valiente y sincera, de la que emanen mejores formas de convivencia.” Enseguida explicó de qué manera la Universidad era representativa de la nación:

“Sin embargo, debe entenderse bien que la Universidad, como mexicana, así aspire cual debe hacerlo a una constante superación de sus cualidades académicas, no puede ser privilegiado claustro de perfecciones, radicalmente distinto de su entorno, sino tan sólo –y es mucho– el espejo del mejor México posible a cada instante, con sus excelencias, pero también con una no escasa porción de sus defectos. Lo que importa, en suma, es que esta casa de estudios sea representativa de lo nacional; pero a la vez progresista en el más alto grado.” (Universidad de México, Revista de la Universidad Nacional Autónoma de México, Vol. XLI, N. 421, Febrero de 1986, p. III).

La UNAM crecía de manera acelerada dentro de una sociedad en rápidos procesos de modernización, lo cual representaba fuertes retos. El nuevo rector impulsó una reforma académica y administrativa. Se estableció un nuevo sistema de calificaciones escolares; fue aprobado un Reglamento de Exámenes en el que se incluyó el llamado “pase automático” de los alumnos de bachillerato a la licenciatura; entró en funciones la Dirección General de Personal; se creó la Comisión de Nuevos Métodos de Enseñanza, y se estableció el modelo de Presupuesto por Programa para la asignación de recursos.

Una de las ideas centrales era unificar las tareas y vertientes del trabajo de la Universidad; “hay que tecnificar a los humanistas y humanizar a los científicos”, decía Barros Sierra.

Durante su gestión, se dio un fuerte impulso a las actividades artísticas de la Universidad gracias a la colaboración de personajes como Gastón García Cantú, en Difusión Cultural; Eduardo Mata, al frente de la Orquesta Filarmónica (OFUNAM) y Helen Escobedo, en la dirección del Museo Universitario de Ciencias y Artes (MUCA).

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Como se dijo, el rectorado de Barros Sierra estaba en su segundo año (de cuatro) cuando estalló el conflicto de 1968. De principio a fin, la actitud del rector fue en defensa de la autonomía y de las libertades democráticas.

A finales de julio, después de aquella riña entre estudiantes que provocó la intervención policiaca en escuelas universitarias, el día 29 se izó a media asta la bandera nacional en la explanada de la rectoría como expresión de protesta. Barros Sierra dijo:

“La autonomía de la Universidad es, esencialmente, la libertad de enseñar, investigar y difundir la cultura. Estas funciones deben respetarse. Los problemas académicos, administrativos y políticos internos deben ser resueltos exclusivamente por los universitarios. En ningún caso es admisible la intervención de agentes exteriores y, por otra parte, el cabal ejercicio de la autonomía requiere el respeto a los recintos universitarios. La educación requiere de la libertad. La libertad requiere de la educación.” (1968. Javier Barros Sierra. Conversaciones con Gastón García Cantú, México, Siglo Veintiuno Editores, nota 13, p. 147).

El día 30 de julio, en una concentración en el campus, Barros Sierra se dirigió a estudiantes, profesores y empleados para explicarles cómo se desarrollaría la manifestación pública planeada para el día primero de agosto. Señaló: “Quiero decir que seguiremos incansablemente en la lucha por la libertad de todos nuestros compañeros presos y por la indemnización de los daños causados a nuestras instalaciones y edificios y, como dije al iniciarse esta concentración, porque las libertades que venturosamente hemos logrado mantener dentro de nuestra Casa, las mantengamos igualmente en todo el ámbito de la vida nacional.” (Ibidem, nota 21, pp. 154-5) Al día siguiente, el rector encabezó la marcha de estudiantes y profesores por la avenida Insurgentes hasta Félix Cuevas.

El movimiento prosiguió, la represión gubernamental escaló; se llegó a la ocupación militar de la Ciudad Universitaria y el Instituto Politécnico Nacional.

El 19 de septiembre, Barros Sierra declaraba que la ocupación había sido “un acto excesivo de fuerza que nuestra casa de estudios no merecía”. “La atención y solución a los problemas de los jóvenes requieren comprensión antes que violencia”, añadió. “De las instituciones mexicanas y de nuestras leyes y tradiciones derivan instrumentos más adecuados que la fuerza armada.” (Ibidem, nota 14, p. 148).

Siguió una campaña oficialista en contra del rector, quien decidió presentar su renuncia. La Junta de Gobierno, haciendo eco de las voces de la comunidad universitaria, no se la aceptó. El rector refrendó su compromiso el 26 de septiembre:

“La nación ha hecho suya a la Universidad, como lo dijo en 1910 su fundador; esta realidad ha sido, en el actual conflicto, plenamente comprobada y ella nos obliga, a todos los universitarios, a corresponder con nobleza y a servir al país con nuestro mayor empeño y con un patriotismo activo.

“A la joven generación, en ocasiones incomprendida porque quiere romper con hábitos de los adultos, la aguardan empresas que exigirán su más decidido esfuerzo, su imaginación y su desinterés. Para poder cumplir con ellas, para ser digna de sus ideales, debe ser una generación preparada en el estudio y la acción creadora; pero que no incurra en el desbordamiento de las pasiones y en procedimientos que hacen negativos o al menos infructuosos sus empeños.

“Nuestros deberes cívicos no se oponen al cumplimiento de nuestras obligaciones universitarias; al contrario, coinciden y se fortalecen con el uso inteligente que hagamos de unos y de otros. Muchos jóvenes lo han entendido y esta es una de sus grandes virtudes. En su ímpetu reconocemos algunas de las cualidades que nuestra historia ha depositado en la conciencia nacional.” (Carta de Javier Barros Sierra a la Junta de Gobierno, 26 de septiembre de 1968, Ibidem, nota 19, pp. 152-153).

Barros Sierra fue actor activo en la búsqueda de una civilizada y democrática solución al conflicto. El mismo 2 de octubre se tenían previstas negociaciones para tal fin, pero la represión tajante del movimiento sucedió por la tarde en la Plaza de las Tres Culturas.

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Terminado su mandato, el rector no buscó la reelección al frente de la UNAM, pues sabía que por los precedentes de su papel durante el movimiento estudiantil, mantenerse dificultaría los tratos de la universidad con el Gobierno Federal. En abril de 1970, al final de su último acto como rector, exclamó: “¡Viva la discrepancia, porque es el espíritu de la Universidad!” (según testimonio de Gastón García Cantú en el libro en que recogió sus conversaciones con el rector).

Javier Barros Sierra falleció el 15 de agosto de 1971, a los 56 años. Fue un rector que asumió ser protagonista político de primera línea en un grave conflicto. Es de esas figuras políticas que, en tiempos de crisis, saben entender lo profundo de lo que está en juego, la importancia crucial e incluso histórica de las decisiones que se toman día a día en una coyuntura llena de riesgos.

Nieto de Justo Sierra –el fundador de la Universidad Nacional–, sobresalen de Javier Barros Sierra su idea de la Universidad y la visión empática que tuvo hacia los jóvenes. Lo que dice de los jóvenes del 68 se aplica perfectamente a las distintas generaciones que se han comprometido en la lucha por la democracia, las libertades y la justicia social en nuestro país. El papel de la Universidad, la idea del compromiso con la nación, incluida la necesaria discrepancia como parte del espíritu universitario, son siempre buenas ideas para hacerlas jugar en la realidad social, cuantimás ahora que han cambiado la circunstancias políticas en México.

El día que gobernó el miedo

22 de julio de 1968

Jorge Volpi dice que “a partir del 22 de julio de 1968, en Palacio Nacional, comenzó a gobernar el miedo. El miedo de Díaz Ordaz hacia el desorden”.

Cita en su libro La imaginación y el poder. Una historia intelectual de 1968 que “la noche del 22 de julio el noticiero televisivo Excélsior no prestó atención alguna a las reyertas pandilleriles ocurridas en la Ciudadela. Nadie sospechaba que ese pleito callejero sería el inicio de un movimiento estudiantil tan importante como el francés”.

El presidente Gustavo Díaz Ordaz, comandante supremo de las Fuerzas Armadas, se informaba por medio de sus órganos de inteligencia. El Tlatoani atrapado en su palacio, reacio al diálogo, vería desde el núcleo del poder, el inicio del movimiento estudiantil. La disidencia encabezada por la juventud. La armonía del México de las Olimpiadas cuestionada. Los estudiantes tomaban la estafeta de los ferrocarrileros, los médicos y los campesinos. También habría represión.

Los primeros días

22 de julio de 1968

“Alumnos de las vocacionales 2 y 5 del IPN y de la Preparatoria privada Isaac Ochoterena se enfrentan en un pleito callejero con motivo de un partido de futbol, azuzados por pandillas de la zona. Como los pandilleros han anunciado que volverán al día siguiente, las autoridades del IPN solicitan la intervención de la policía”.

23 de julio de 1968

“Durante tres horas hay enfrentamientos entre ganaderos, estudiantes de la Preparatoria Isaac Ochoterena y de las vocacionales del IPN. Varios profesores resultan heridos y un estudiante es seriamente lesionado”.

Algunas voces excepcionales advirtieron desde la prensa sobre el riesgo de la cerrazón, de reprimir. El escritor Ermilo Abreu Gómez escribió en su columna de El Heraldo de México el 23 de julio de 1968: “Los jóvenes sienten algo que no marcha bien en la organización social de los pueblos (…) Así, es preciso oír y atender la voz de los estudiantes, porque el instinto de la juventud nunca se equivoca. Tras ella está la razón de la justicia, la razón misma de la vida actual y futura”.

Transmisión: México va por el título del Mundial Sub 19 de Futbol Americano

Ciudad de México, 21 de julio de 2018.- La Selección Mexicana buscará este domingo la medalla de oro en el Campeonato Mundial Under 19, torneo internacional avalado por la Federación Internacional de Futbol Americano (IFAF, por sus siglas en inglés), cuando enfrente a Canadá en la final por el título, en punto de las 16:00 horas, en el Estadio Olímpico Universitario de la UNAM.

Hasta el momento, contando el actual, se han realizado cinco ediciones de dicho torneo, donde México, en cuatro participaciones, consiguió llegar por primera vez al duelo por el primer lugar, con lo cual supera ya sus mejores actuaciones: dos terceros lugares, en Kuwait 2014 y China 2016.

Pero el conjunto tricolor, dirigido por head coach Arturo Esquivel, no se conforma y va por todo. “Tenemos un equipo balanceado, una defensiva aguerrida y una ofensiva explosiva, desde que acabó el juego con Estados Unidos ya pensábamos en Canadá y han sido días de trabajo arduo para lograr el objetivo”, señala el entrenador en jefe.

El encuentro estelar de la última jornada del certamen será la tercera ocasión que México y Canadá se vean las caras. Las dos primeras fueron justamente en la edición anterior, con victorias para los de la hoja de maple por 30-16, en la primera fase, y 28-21, en semifinales, ambas en China 2016.

“No esperamos un juego fácil ante Canadá, han demostrado a lo largo del torneo el por qué son los campeones y evidentemente cuentan con el talento para refrendarlo”, reconoce el coach Esquivel.

Sin embargo, el entrenador en jefe del cuadro mexicano sabe que están ante una oportunidad inmejorable de demostrar que en nuestros país se juega muy bien el deporte de las tacleadas.

“México ha crecido en el futbol americano, las actuaciones que se han tenido en ediciones pasadas, nos ha permeado en conocimiento. Hoy, el staff con el que trabajamos se ha comprometido siempre, al igual que los chicos, que han ejecutado muy bien los cuatro cuartos en cada partido”, dijo Esquivel.

EU-Suecia, por el tercer lugar; Japón-Australia, por el honor

La actividad comenzará a las 10:00 horas cuando Japón y Australia se enfrenten por el quinto lugar del certamen, donde la escuadra nipona es amplia favorita para llevarse el triunfo; sin embargo, los oceánicos demostraron que pueden ser competitivos y dar la sorpresa.

Después, a las 13:00 horas, Estados Unidos y Suecia disputarán el tercer lugar del torneo, el cual ninguno de los dos ha logrado en sus participaciones en estas justas. Tras la derrota con México, que lo dejó fuera de la posibilidad del campeonato, el cuadro de las barras y las estrellas no querrá irse con las manos vacías por primera vez en las cinco ediciones del torneo.

Suecia, que apenas consiguió su tercer triunfo en la historia de estas justas, tras dar cuenta de Australia, busca despedirse con una medalla de bronce que sería histórica para ellos y para el futbol americano europeo, pues ningún equipo de ese continente ha conseguido tal hazaña.

La venta de boletos es en las taquillas del Estadio Olímpico Universitario, la cual comenzará partir de las 8:00 horas. Con un solo boleto, con costo de 300 pesos, se puede ingresar a los tres partidos de la jornada final del Mundial Sub 19. Los niños menores de 12 años no pagan boleto.

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Vibrante Mundial U19 de futbol americano en la UNAM

Revive el histórico triunfo de México sobre Estados Unidos en el Campeonato Mundial Under 19 de Futbol Americano, disputado en el Estadio Olímpico Universitario de la UNAM. Además del pase a la final de Canadá sobre Japón y la primera victoria de Suecia en el certamen sobre Australia.

La final del Mundial se jugará este domingo 18 de julio en el Olímpico Universitario, a las 16:00 horas, donde el equipo mexicano buscará ante los canadienses su primer título en esta categoría. EU jugará el duelo por el tercer lugar contra Suecia, a las 13:00 horas, y japoneses y australianos se medirán en el duelo por el quinto sitio.
Habrá venta de boletos en taquillas del estadio, niños menores de 12 años no pagan boleto.