No pienso matar a Mario Conde


Mario Conde resuelve misterios, escribe en una máquina vieja, bebe ron, fuma y cuando le sobra un poco de dinero se lo gasta en comida con sus amigos. El personaje que inventó el escritor cubano Leonardo Padura envejece. Ha cumplido los 60 años y ahora se dedica a la venta de libros viejos.

Sus lectores atosigan a Padura y le preguntan por el destino de Conde: “parece que cuando uno llega a los 60 lo próximo que se tiene que hacer es morirse. Me están preguntando si voy a matar al personaje”. La respuesta es contundente: “le va a dar un chance”.

El autor de “El hombre que amaba a los perros” señala que Mario Conde no es bueno, pero tampoco malo. No es cínico, es irónico, porque la ironía es una forma de defenderse.

Agrega que si Conde realmente hubiera pertenecido a un cuerpo de policía lo hubieran botado al segundo día por farsante. Mario Conde no sabe nada de investigación policiaca y ese desconocimiento de Mario Conde es mi desconocimiento. Puede relacionarse con los otros y a partir de eso ir avanzando con su investigación. Trata de ser un testigo de la realidad cubana.

Padura precisa que en la sociedad cubana no podría haber un asesino serial: “los cubamos somos tan inconstantes que matamos a uno y se nos olvida al día siguiente que tenemos que matar a otro para poder continuar la serie”. Acota que la sociedad cubana no tiene esas características de violencia y de paranoia que puede provocar este tipo de personajes.

El elemento social es muy importante en mis novelas, afirma. La novela negra iberoamericana tiene una fuerte conciencia social.
El crimen, la corrupción, la violencia, el narcotráfico forman parte de las sociedades. En el caso de casi toda América Latina el narcotráfico está cambiando a la sociedad.

En el marco de la Feria de la Internacional del Libro de Guadalajara, Padura estuvo acompañado de los escritores David Lozano, Paul Cleave y Viveca Sten.

Iluminación arquitectónica en el Estadio Olímpico Universitario

[vc_row][vc_column][vc_video link=”https://youtu.be/arjNIwLeXDk”][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]Como parte de las celebraciones del quincuagésimo aniversario de las Olimpiadas de 1968 en Ciudad Universitaria (CU) de la UNAM, el Taller Experimental de la Especialización en Diseño de Iluminación Arquitectónica de la Facultad de Arquitectura,UNAM llevará a cabo el workshop “Memoria y celebración”. Una instalación efímera que intervendrá con luz el Estadio Olímpico Universitario el próximo 4 de diciembre de 2018 de 19:00 a 22:00 hrs.

La entrada es libre realizando un registro previo en
https://goo.gl/V3KbBx[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_masonry_media_grid grid_id=”vc_gid:1543702261846-729dffb0-23aa-2″ include=”28911,28910,28909,28908,28907,28906,28905,28904,28897,28898,28899,28900,28901,28902,28903,28896,28895,28894,28893,28892,28891,28890,28883,28884,28885,28886,28887,28888,28889,28882,28881,28880,28879,28878,28877,28876″][/vc_column][/vc_row]

Muerte Contrarreloj, novela que explota el divertimiento

Guadalajara.- El analista político que disecciona la realidad de México (los jueves publica la columna Pensándolo bien en El País), y observa con lupa los problemas acuciantes de nuestra sociedad, también se da el tiempo de pergeñar textos que conciernen al ámbito de la narrativa de ficción.

De esta manera, Jorge Zepeda Patterson, quien asiste a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2018 para presentar su novela Muerte Contrarreloj, refiere que “escribir una novela ambientada en el Tour de Francia, desde luego, obliga a un trabajo de investigación largo porque no deriva de la experiencia propia de la experiencia personal”.

En ese contexto, Zepeda Patterson menciona que el proceso para concebir su cuarta novela fue una ardua tarea de investigación. “Acreditarme como periodista para cubrir el Tour de Francia y otras competencias ciclistas, en España sobre todo, recorrer las montañas para ubicar escenas y entender el mundo de la bicicleta”.

Pregunta. ¿Tuvo algunas dificultades en el proceso creativo del texto?

Respuesta. Realmente no hubo problemas concretos en el proceso creativo, porque una vez que se construyen los personajes y se entiende bien el ambiente, entonces comienza a transcurrir la trama y las escenas de una manera natural. La clave es entender cómo son los personajes.A todas luces, esta novela pertenece al género policiaco.

P. ¿Cuáles son sus autores predilectos del género?

R. Me acerqué a los autores de la novela negra desde mucho antes que supiese que escribiría novela. Recorrí a los autores clásicos como Dashiell Hammett, Raymond Chandler; luego Agatha Christie, Arthur Conan Doyle, la literatura contemporánea, los norteamericanos, así como la Escuela Nórdica que introduce una dimensión psicológica, para luego, ya propiamente, lo que son los tonos latinoamericanos de nuestros propios autores.

P. ¿Por qué debemos leer Muerte Contrarreloj?

R. Porque ofrece un respiro, un momento de divertimiento que nos viene muy bien en estos periodos de tensión. La posibilidad de sumergirnos un fin de semana en una historia que te va atrapar, personajes entrañables que te van hacer dar vuelta a la hoja hasta terminar, también son muy agradecibles dentro del trajín, tanto de la vida cotidiana como de la vida pública que es tan tensa.

Marco Zúñiga, un capitán con amor por la fauna

Marco Efraín Zúñiga Sandoval, alumno de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia, será el capitán de Pumas CU para la temporada 2019 de Liga Mayor de ONEFA, en lo que será su quinto año con el equipo universitario.

Este nombramiento, que se hace por votación entre los integrantes de la escuadra felina, representa un honor y una responsabilidad para el ala defensiva del equipo de la UNAM.
“Es un honor, un orgullo llevar las riendas de un equipo que tiene que regresar a la cima, es una gran responsabilidad que tengo con mis compañeros que me eligieron y con la misma Universidad para poner su nombre en alto”, afirma el jugador auriazul.

En el plano académico, Marco Zúñiga comenzó su vida en la UNAM como alumno de la Escuela Nacional Preparatoria Plantel 1 “Gabino Barreda”, en donde cursó los tres años de bachillerato antes de iniciar la carrera de Medicina Veterinaria y Zootecnia debido a su pasión por los animales que desarrolló desde la infancia en el rancho de sus abuelos, quienes son oriundos del estado de Guerrero.

“Elijo medicina veterinaria, porque además del futbol americano, en mi familia, por parte de mi papá, tenemos un rancho. Desde pequeño me gustaba estar en el ganado, andar a caballo, jugar juegos relacionados con los toros, me veían raro en la primaria porque llevaba mis juguetes que me habían traído los Reyes Magos que eran toros de plástico y jugaba a que hacía corrales, cosas así”, compartió Zúñiga Sandoval.
“Mi abuelo paterno es de Guerrero, allá está el rancho. Mis papás son de aquí; sin embargo, la mayoría de mi familia, por parte de mi padre, están allá. En mis vacaciones iba al rancho y siempre decía que quería ser ganadero o algo relacionado”, añadió.

Asimismo, la pasión que tiene por el futbol americano y por la Universidad Nacional es un legado que le heredó su padre, Marco Tulio Zúñiga Cortés, quien fue jugador de las Águilas Reales de la UNAM.

“Todo el tiempo, desde pequeño, viví en una familia que le gustaba el futbol americano por parte de mi papá, mis tíos, uno de ellos también jugó en Vaqueros de Prepa 5, entonces mi vida siempre ha estado muy influenciada por el futbol americano”, expresó Marco.

Él busca escribir con letras de oro su historia, misma que comenzó en 2009, cuando comenzó a entrenar en los Vaqueros de Xochimilco antes de integrarse al equipo de Tigres del Colegio de Ciencias y Humanidades Plantel Sur en 2012.
“Me había venido a probar en 2011, pero sólo vine un día, vi a todos muy fuertes, entrenando en el gimnasio, entonces dije ‘no, yo no quiero jugar en los Pumas, están muy fuertes’. Lo que hago es jugar una temporada más en Vaqueros, me preparo, me van a reclutar, me dan una carta con la cual me invitan a las prácticas de Tigres CCH Sur y así llego en 2012”, relató.

Así comenzó su preparación para la temporada 2013 en la cual jugó Juvenil Primavera y Juvenil Otoño, proclamándose campeón en esta última. Subió a categoría Intermedia y en 2014 es convocado a la Selección Nacional que compitió en el Mundial U-19 de Kuwait.

En el año 2015 se da su paso de Intermedia a Liga Mayor. Los primeros partidos los ve desde la banca, pero una buena actuación le dio la titularidad que no ha soltado.

“La mitad de mi rimera temporada estuve en la banca, pero tuve la oportunidad de jugar un último cuarto contra los Frailes del Tepeyac e hice tres sacks. Después de eso, me contemplaron para abrir un partido contra Burros Blancos, en la jornada siguiente, y de ahí subí al primer equipo desde mi año de novato”, dijo.

En los cuatro años que ha estado en el equipo representativo de Liga Mayor de la UNAM, Marco Zúñiga ha sido selección Puma en todos y también ha sido seleccionado nacional para el Tazón Azteca. En cuanto a sus logros, tiene un campeonato en Juvenil con Tigres CCH Sur en 2013 y uno de Liga Mayor en 2017.

De cara a la temporada 2019 de Liga Mayor, ya como capitán auriazul, Marco Zúñiga tiene los objetivos claros: “Seguir trabajando, dando lo mejor de mí, siempre me he caracterizado por eso, sólo me enfoco para hacer las cosas bien en cada día, principalmente en la escuela y después en los entrenamientos. El equipo quiere ganar el campeonato de vuelta”, sentenció.
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Selma Rojas, ganadora del Premio Universitario del Deporte categoría deportista

 

Selma Isabel Rojas Mondragón es un ejemplo de la formación integral que ofrece la Universidad Nacional Autónoma de México a la comunidad universitaria.

En el plano deportivo, el año 2018 fue especial para la atleta de lucha olímpica que se coronó campeona en la Universiada Nacional y obtuvo el cuarto lugar en el Campeonato Mundial Universitario de Lucha, entre sus logros más destacados, justo en el mismo año que termina su etapa de licenciatura.

“No le daría más valor al Campeonato Mundial porque la Universiada (Nacional) fue el primer paso para llegar ahí, cada uno me representó esfuerzos, para cada uno me entregué de manera diferente, no era mi meta la medalla en la Universiada sino disfrutarlo porque sabía que probablemente sería la última y estaba lesionada. Mi objetivo era disfrutarlo. Y en el Campeonato mi objetivo era no defraudar a mi país, verme fuerte. Ambos me hicieron sacar lo que hay dentro de mí”, manifiesta.

Estos resultados deportivos hacen que para Selma Rojas el año 2018 sea especial pero al mismo tiempo es un llamado a continuar su crecimiento y retribuir a la UNAM lo que le ha dado.

“Es un año que no voy a olvidar, termina una etapa que es la licenciatura y pone en mi mesa muchas ambiciones de seguir creciendo y retribuyendo porque lastimosamente a veces logramos algo y nos olvidamos de todo lo que esto nos ha representado y eso quisiera que no me pasara”, asevera.

“Es un año muy fructífero para mí, de mucho crecimiento personal, de materializar una formación de carácter integral, terminando mi carrera con uno de los mejores promedios de mi generación siendo una alumna regular, con amigos que merece la pena tener, con la experiencia de haber representado a mi país a nivel internacional y haber obtenido un resultado digno, con el cariño de mucha gente que me ha acompañado en momentos difíciles, es un año en el cual profesionalmente me doy cuenta que todo lo que yo quiera hacer puedo lograrlo siempre y cuando me entregue con pasión y determinación hacía un objetivo”, añade.

Con 15 años de edad y como alumna de la Escuela Nacional Preparatoria plantel 7 “Ezequiel A. Chávez”, Selma Rojas incursionó en el mundo de la lucha olímpica y aunque tuvo que hacer una pausa debido a un intercambio académico que realizó en Canadá, para el 2017 volvió al tatami para reiniciar su preparación deportiva que la llevaría a la cosecha de estos logros deportivos.

“Mi madre es el único apoyo que tengo desde que falleció mi papá cuando iba en la secundaria. A nivel académico también he sido muy autoexigente, me preocupaba porque me fuera bien a pesar de que me tuviera que desvelar”, afirma.

“Darle a mi mamá esos reconocimientos de la escuela y de la lucha me ha dado mucha felicidad, lo mismo compartirlos con mi entrenador y con mis compañeros”, añade.

Como ganadora del Premio Universitario del Deporte 2018, Selma Rojas disfruta del momento y también considera que adquiere la responsabilidad de ser el ejemplo de las nuevas generaciones de alumnos-deportistas en esta casa de estudios.

“Es una condecoración hermosa. A veces me subestimo mucho, ni siquiera pensaba que podía postularme o ser capaz de obtenerlo porque tenía la referencia de muchos grandes atletas, entrenadores que lo habían tenido y ahora saber que mi nombre va a estar junto al de ellos, me llena de gusto pero también de responsabilidad porque me erige como un ejemplo para muchas personas que inician en la lucha o en otros deportes. Me compromete a estar a la altura de ese premio y seguir trabajando para, en un futuro, tener la oportunidad de acceder a cosas similares”, sentencia.

Las palabras no se las lleva el viento


Las palabras no se las lleva el viento porque tú te las quedas, las memorizas, las guardas, las sientes, las padeces y las palabras si se van vuelven, es decir, no es que sean un búmeran pero las palabras siempre están, aguantan viento y marea, las inclemencias del tiempo. Tienen un poder maravillos0 y las palabras se las puede llevar el viento si uno quiere que se las lleve, afirmó Laura García Arroyo en entrevista con UNAM Global.

Para la escritora las palabras están en todas partes, le pertenecen a todo el mundo. Las palabras pueden ser usadas por todos en cualquier momento. Es un súper poder, tienen el don de la ubicuidad y de la atemporalidad. Precisa: “si cada uno de nosotros nos dam0s cuenta de la relación afectiva, de esa emoción que nos une a una palabra va a ser mucho más fácil memorizarla y volverla a traer a la memoria para usarla, y eso se me hacía interesante, como mi granito de arena. Esa es mi propuesta para decir que el vocabulario es muy rico”.

Quien lea su libro recordará sus propias palabras, las que tal vez, lo llevarán a recordar su infancia, los momentos importantes de su vida, las palabras de satisfacción, amor y dolor; las palabras cómplices con los padres, los amigos, las parejas. Las palabras son fundamentales. En la introducción de su libro la autora acota: “no es lo mismo pronunciar te amo que lanzar un te odio. La diferencia puede ser sólo una palabra y, sin embargo, el impacto en el que las escucha nunca será el mismo”.

Las palabras nos rodean, añade, hay que estar pendientes, abrir los ojos y cacharlas, porque pasan de largo y nadie les hace caso. Hay que estar atentos, guardárselas en el bolsillo. No se trata de usar las palabras sin ton ni son. Puedes decirle a la gente el significado de Fundurelele, “le vas a provocar una sonrisa a la gente”. Y para quien no lo sabe “Fundurelele” significa: “Utensilio de cocina similar a una cuchara, que incluye un mecanismo con el que se da forma de bola al helado”.  Explica la autora: “Me gustan las palabras que bailan. Esas cuyas sílabas transmiten ritmo, sonoridad y prácticamente provocan una sonrisa al pronunciarlas y al escucharlas”.

El idioma es un reflejo de cómo vives y entiendes el mundo que te rodea, indica. “Celebro mucho que el mundo tenga localismos y que tenga regionalismos y diferentes acentos. Para mi no hay un español correcto. Hay diferentes maneras de entender la vida por la geografía que te rodea, por la comida. Al fin y al cabo es una filosofía de vida que tienes que transmitir con palabras.

Las benditas redes

Antiguamente las palabras nacían en las academias lingüistas, relata. Los expertos se reunían durante días para a partir de raíces formar un término y decidir. Recientemente ya no da tiempo para que la gente se reúna y decida cómo nombrar algo, ellos ya han logrado ponerse de acuerdo para reunirse. “Para mi twitter, las redes sociales en general, se han convertido en fábricas de palabras. No hay nadie cerca para que nos dé una solución inmediata. Entonces decidimos hacerlo nosotros. Si es buena sugerencia, buen hallazgo y buena invención y funciona la palabra se va a quedar; si no, será una moda y desaparecerá.

Indica que el léxico no juzga, pero sí define: “A veces culpamos al idioma de ser sexista, racista, de ser discriminatorio, pero los que somos todo eso somos los hablantes que usamos las palabras para hacer todas esas acciones y lastimar, herir e insultar”.