DECLARATORIA DE TOLERANCIA CERO A LA VIOLENCIA DE GÉNERO EN NUESTRA UNIVERSIDAD

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Nota original de: Gaceta UNAM
Fecha de publicación: 24 de noviembre de 2022
https://www.gaceta.unam.mx/declaratoria-de-tolerancia-cero-a-la-violencia-de-genero-en-nuestra-universidad/

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  • 25 de noviembre Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres

La comunidad de la Universidad Nacional Autónoma de México, obedeciendo al imperativo ético de pronunciarnos sobre los más apremiantes temas del mundo contemporáneo, y en concordancia con la Declaratoria de Tolerancia 0 de la Red de Macrouniversidades de América Latina y el Caribe pronunciada por las y los Rectores el 25 de noviembre de 2021, encabezados por el Dr. Enrique Graue, sumamos nuestra voz al clamor de nuestras comunidades en contra de la violencia hacia las mujeres.

CONSIDERANDO

  • Que en las últimas décadas, la violencia contra las mujeres y las diversidades sexogenéricas es un problema que ocupa un lugar central en la agenda nacional e internacional al tratarse de un fenómeno estructural que atenta contra la dignidad de las personas, y que debe ser prevenido y atendido conforme a los estándares internacionales de derechos humanos.
  • Que dos de cada tres mujeres de América Latina han sido víctimas de violencia por razones de género.
  • Que con una tasa de 1.6 por cada cien mil habitantes, nuestro continente es la segunda región del mundo más letal para las mujeres. Cada dos horas y media se registra un feminicidio.
  • Que en México son asesinadas un promedio de 11 mujeres al día.
  • Que la esperanza de vida de las mujeres trans no supera los 37 años.
  • Que también en nuestra Universidad las mujeres y diversidades viven violencia.
  • Que tenemos el compromiso ético de dar respuesta a la demanda de las mujeres y diversidades que conforman nuestras comunidades.
  • Que es mucho lo que hemos avanzado en términos institucionales, la Universidad está en un proceso de cambio para lograr espacios libres de discriminación y de violencia por razones de género, pero es mucho también lo que aún queda por hacer en materia de prevención y atención de la violencia.

CONFIRMAMOS NUESTRA VOLUNTAD Y ESFUERZOS PARA TENER TOLERANCIA CERO HACIA LA VIOLENCIA DE GÉNERO EN NUESTRA UNIVERSIDAD.

En este marco, y considerando las legislaciones internacionales y nacionales, nos comprometemos a seguir trabajando en la prevención y el combate en todas sus formas a través de las reformas jurídicas, normativas y académicas necesarias para alcanzar la transformación igualitaria, incluyente, justa, abierta y comprometida con los derechos humanos que la sociedad actual nos exige. Para ello estamos trabajando en las siguientes líneas de acción:

  1. Reforzar la prevención de la violencia a través de la sensibilización y la capacitación;
  2. Diseñar y promover campañas de difusión y programas de sensibilización que propicien la eliminación de estereotipos de género;
  3. Fomentar la cultura de la institucionalización de la denuncia, enfatizando que la comunidad en su totalidad debe coadyuvar en la conformación de un ambiente seguro para todas y todos en las universidades;
  4. Fortalecer las estructuras y órganos a cargo de diseñar e implementar acciones de prevención y atención de la violencia por razones de género;
  5. Crear políticas para la prevención, atención, sanción y erradicación de todos los tipos y modalidades de violencia de género, homologadas a las normativas nacionales e internacionales;
  6. Transversalizar la perspectiva de la igualdad de género en planes y programas de estudio;
  7. Ampliar la participación de mujeres y diversidades sexogenéricas en puestos de toma de decisiones;
  8. Dar seguimiento permanentemente a las estrategias de prevención adoptadas para asegurar su pertinencia y mejora continua;
  9. Generar intercambios de conocimiento a través de seminarios, talleres, conferencias y debates que contribuyan a prevenir y erradicar la violencia de género;
  10. Promover acuerdos con otras instituciones y organismos para fortalecer acciones de cooperación y reforzar así el compromiso para alcanzar una vida libre de violencia.

POR UNA UNIVERSIDAD LIBRE DE VIOLENCIA DE GÉNERO #ToleranciaCeroUNAM

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Los hombres requieren deconstruir sus machismos para erradicar las violencias contra mujeres

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Nota original de: Gaceta UNAM
Autora de la nota: Ilse Valencia
Fecha de publicación: 24 de noviembre de 2022
https://www.gaceta.unam.mx/los-hombres-requieren-deconstruir-sus-machismos-para-erradicar-las-violencias-contra-mujeres/

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  • Deben reflexionar y cuestionar constantemente sus actitudes y las de otros varones


La violencia contra las mujeres es toda acción violenta basada en el género, que vulnera su integridad y sus derechos, tanto en la vida pública como en la privada. Esta violencia abarca lo físico, sexual, psicológico, económico, patrimonial, feminicida y puede darse en el ámbito familiar, de pareja, escolar, laboral, comunitario, político o digital.

En México, el 70.1 por ciento de las mujeres de 15 años en adelante han experimentado por lo menos un tipo de violencia a lo largo de su vida. La psicológica es la más común (51.6 %), seguida por la sexual (49.7 %), de acuerdo con datos de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2021.

Para erradicar la violencia contra este sector de la sociedad es importante y necesario que los hombres se cuestionen, señalen, reflexionen y cambien las actitudes y acciones violentas que ejercen contra las mujeres.

“Se debe de aplicar una actitud crítica y reflexiva a una serie de conductas, ideas, pensamientos y paradigmas, el de la masculinidad puede pensarse como un paradigma. Se empieza un poco este proceso de, si queremos llamarlo, deconstrucción, pero no es un proceso que se acabe, es algo continuo, no es un lugar al que se llegue, es más el estar pensando, reflexionando y cuestionando constantemente”, comenta Isaac Alí Siles Bárcenas, investigador en el Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) de la UNAM.

La violencia que las mujeres padecen es cotidiana, desde el acoso hasta el feminicidio, que es la máxima expresión de violencia en su contra. Por ello, Alí Siles plantea algunos llamados a la acción para los hombres, quienes tienen la responsabilidad de poner fin a las violencias contra las mujeres.

Frenar el acoso

“El acoso está basado sobre todo en una concepción muy antigua de que el espacio público es propio de lo masculino, y que lo femenino de alguna manera está de visita en el espacio público, porque el espacio de lo femenino es lo doméstico, esa es la construcción histórica cultural que tenemos. Por supuesto, esto ya no es así, porque las mujeres y las personas feminizadas cada vez participan más de labores en el espacio público”, explica el investigador.

Agrega también que el acoso tiene que ver con la manera en que los hombres se relacionan con los cuerpos feminizados de las mujeres, en una lógica dominante. Este tipo de violencia puede manifestarse desde comentarios no deseados sobre el cuerpo o sobre la manera en que las mujeres utilizan el espacio, con miradas insistentes, siguiéndolas en la calle o tocándolas sin su consentimiento.

El llamado a la acción respecto a estas situaciones es que “lo más importante es no pensar que no es asunto mío, porque es cuestión de todas las personas. Hay que buscar la manera de interrumpir el acoso y detenerlo, a veces podemos hacerlo interviniendo o interpelando directamente al agresor; brindarle apoyo a la persona que está siendo acosada, es otra posibilidad; o directamente podemos involucrar a la autoridad, porque cada vez está más específicamente legislado este tipo de acciones y son penalizables”.

Por otro lado, también llama a los hombres a cuestionar y reflexionar qué actitudes tienen para colaborar en la creación de un ambiente seguro, y cómo pueden cambiarlas.

“En términos estadísticos cualquier hombre es un potencial agresor para una mujer, porque todas las formas de violencia que las mujeres sufren, en más de un 99 por ciento, la ejerce un hombre. Tenemos que mostrar de maneras activas que estamos en contra de eso. Creo que es importante que los hombres compartan esta idea, que lo vocalicen entre sus grupos y se organicen para posicionarse en contra de eso y hacer cosas en consecuencia”.

Posicionarse ante la violencia digital

Datos de ONU Mujeres indican que el 73 por ciento de las mujeres en el mundo han estado expuestas o han experimentado algún tipo de violencia digital, entre las que están el ciberacoso, el envío de mensajes con insinuaciones o fotos de contenido explícito sexual, la descalificación de la credibilidad o imagen de las mujeres a través de la exposición de información privada y el compartir o publicar en grupos de redes sociodigitales fotografías o videos íntimos.

El 90 por ciento de las víctimas de la distribución digital no consensuada de imágenes íntimas son mujeres. En ese sentido, el especialista en estudios de género comenta: “lo primero es llamar la atención sobre eso y decir por qué no es correcto: porque vulnera los derechos de las mujeres a su intimidad, porque se ignora su consentimiento y suelen objetivizarlas y degradar su dignidad. Después habría que posicionarse respecto de la situación, decir: yo no voy a participar de eso y retirarse de esa interacción.”

Dejar de ser protagonistas en las conversaciones

Se le llama mansplaining a la actitud masculina con la que buscan ser protagonistas en las conversaciones, sobre todo, asumiendo que por el hecho de ser hombres saben más que las mujeres; explicándoles cosas que ellas ya conocen o de las que no pidieron explicación, usando un tono paternalista y condescendiente; reiterando lo que ellas ya han dicho y tratando de tener siempre la última palabra.

“Primero, hay que entender que no somos expertos en todo ni tenemos porque ser expertos. En segundo lugar, hay que escuchar a todas las personas, con independencia de su género, toda la gente tiene algo que decir, entonces es importante prestar atención y no sólo estar esperando nuestro turno de hablar. Y si alguien ya dijo algo, si ya lo explicó bien, no hace falta que yo lo vuelva a hacer, no tengo por qué asumir que las otras personas saben menos que yo”, plantea Alí Siles.

Romper el pacto patriarcal

El pacto patriarcal se refiere al acuerdo implícito que hay entre varones, por la identificación masculina que se da entre ellos, que los hace cómplices para cuidarse entre sí y de esa forma mantener sus privilegios. De acuerdo con el investigador, tiene que ver con la expectativa de que “entre hombres entienden cómo funcionan la cosas con los hombres”, por lo que no denuncian, no señalan y toleran lo que hacen otros, como violentar a las mujeres, hacer cosas sin su consentimiento, contar chistes machistas, misóginos, etcétera.

A veces, por no quedar mal con el grupo al que pertenecen, los hombres suelen quedarse callados ante las violencias que presencian o de las que tienen conocimiento, eso refuerza el pacto patriarcal.

Para romper con él, el llamado a la acción tiene que ver con “poner por encima de ese pacto las conductas inadecuadas, denunciarlas abiertamente, concluye.

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Tarea prioritaria, una educación con perspectiva de género

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Nota original de: Gaceta UNAM
Autor de la nota: Daniel Robles
Fecha de publicación: 24 de noviembre de 2022
https://www.gaceta.unam.mx/tarea-prioritaria-una-educacion-con-perspectiva-de-genero/

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  • Debe reflejarse en los planes y programas de estudio
  • No somos ajenos a una sociedad violenta y misógina: Tamara Martínez Ruíz

La UNAM redobla sus esfuerzos institucionales para dar respuestas efectivas de atención a la violencia por razones de género desde una visión integral, tomando en cuenta la prevención, atención, investigación y sanción, así como la implementación de medidas restitutivas y de no repetición, aseguró Tamara Martínez Ruíz, coordinadora para la Igualdad de Género.

Destacó que la UNAM llega a este 25N con importantes avances y logros en materia de eliminación de la violencia contra las mujeres, pero también con muchos retos y desafíos que se encuentran en proceso para fortalecer la transformación hacia prácticas más igualitarias.

La especialista subrayó que hay un firme compromiso para avanzar en el diseño de estrategias y políticas que permitan transitar hacia la igualdad de género y en esa ruta, este año se alcanzó una tercera versión del Protocolo para la atención integral de casos de violencia por razones de género, que recoge las últimas transformaciones estructurales y normativas que ha hecho la Universidad, dando respuesta a la escucha de su comunidad, principalmente de las mujeres que han alzado su voz para poner un alto a la violencia de género.

Cambios en la Universidad

Martínez Ruíz recordó que en los últimos años, esta casa de estudios ha realizado transformaciones a nivel normativo y de política institucional, dentro de las que se encuentran la reforma a la Defensoría de los Derechos Universitarios para convertirse en la Defensoría de los Derechos Universitarios, Igualdad y Atención de la Violencia de Género, constituyéndose como la oficina especializada para recibir y atender casos de violencia de género, reforma aprobada por el H. Consejo Universitario en su sesión ordinaria del 7 de agosto de 2020.

Asimismo, el 2 de marzo de ese mismo año, se creó la Coordinación para la Igualdad de Género, a la que se le encomendó diseñar, instrumentar y operar políticas institucionales que permitan consolidar la igualdad de género en las entidades académicas, dependencias e instancias universitarias.

“Es indudable el compromiso que tiene nuestra Universidad con este tema que se ha vuelto un punto central en la agenda de la UNAM, reuniendo en este objetivo tanto al Rector y el cuerpo directivo, como a toda la comunidad. Hay que destacar también que hace un año justamente el rector Enrique Graue Wiechers emitió la Declaratoria de Tolerancia Cero a la Violencia de Género, que suscribieron de manera conjunta las rectoras y los rectores de la Red de Macrouniversidades de América Latina y el Caribe”, apuntó.

Por otra parte, Martínez Ruíz subrayó que la Universidad no está fuera de la sociedad, sino que forma parte de ésta, lo que significa que no es ajena al entorno de violencia social que se vive en el país; una sociedad con muchísima misoginia, con enorme desprecio hacia las mujeres y hacia las diversidades sexogenéricas. Vivimos en una estructura patriarcal también muy violenta y muchas de esas expresiones aún se replican, lamentablemente, en nuestra Universidad.

Hay la convicción, añadió, de que la fortaleza de las acciones radica en el trabajo de prevención y sensibilización: “La prevención es también una manera de atender la violencia de género, y en este sentido, la Coordinación para la Igualdad de Género ha trabajado muchísimo, desde la implementación de distintas acciones tanto en la formación de las Comisiones Internas de Igualdad de Género (CInIG) y el esfuerzo de sus integrantes, así como en el trabajo maravilloso que realizan las Personas Orientadoras Comunitarias (POC), que son nuestros dos principales enlaces directos con las comunidades de las distintas entidades y dependencias de la UNAM”.

Aseguró que la UNAM educa para la igualdad y lo hace con la transversalización de la perspectiva de género en planes y programas de estudio; en la capacitación del cuerpo directivo y del profesorado, y desde una amplia estrategia de sensibilización, por ejemplo, dedicando un trabajo importante en esta materia hacia los varones, a través del Programa Integral de Trabajo con Hombres (PROITH), porque en la medida que ellos no se transformen, difícilmente se podrá terminar con la violencia hacia las mujeres.

Finalmente, resaltó que dentro del trabajo de sensibilización, ocupan un lugar importante los proyectos vinculados a la comunicación y a la cultura: desde La Boletina, que da cuenta quincenalmente de todas las actividades que se realizan en la UNAM por la igualdad de las mujeres, los hombres y las diversidades y disidencias sexogenéricas, así como los cada vez más conocidos Miércoles para la Igualdad y el programa semanal en Radio UNAM, Violeta y Oro, además de un continuo trabajo en redes sociales en el que se da contexto y sentido al lema que enarbola la conmemoración de este 25 de noviembre: “Por una Universidad libre de violencia de género”, #ToleranciaCeroUNAM.

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Feminismo, estrategia política para construir la libertad de las mujeres

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Nota original de: Gaceta UNAM
Autora de la nota: Luisa González
Fecha de publicación: 24 de noviembre de 2022
https://www.gaceta.unam.mx/feminismo-estrategia-politica-para-construir-la-libertad-de-las-mujeres/

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  • Ha ayudado a visibilizar la violencia y desigualdad que sufren


Ante las altas cifras de mujeres agredidas, ¿sirve de algo tener un día para combatir la violencia contra las mujeres? Nelly Lucero Lara Chávez, investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) señala que “ayuda a recordarnos que sigue existiendo la violencia en contra de las mujeres no solamente en un contexto específico, sino a nivel global porque persisten distintas formas de atentar contra su dignidad, su vida y su libertad”.

El recordatorio de cada 25 de noviembre, por sí mismo, replantea el escenario de que vivimos en sociedades altamente desiguales, en las que se sigue valorando más lo masculino al situarlo en un nivel superior. De esta desigualdad emanan diferentes tipos de violencia que atentan contra las mujeres, así como la misoginia y la burla contra ellas.

En México, gracias a la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, se han tipificado cinco formas de agresión contra las mujeres: psicológica, física, económica, patrimonial y sexual, menciona la especialista en entrevista para Gaceta UNAM.

En la violencia económica persisten mecanismos para que ellas no tengan una vida digna y generen dependencia económica con relación a otras personas, agrega. “La patrimonial establece que las mujeres no pueden ser propietarias porque no podrían tener bajo su propio dominio y administración un bien material; por ello, llegan a sus últimos años sin nada”.

Acota que la violencia sexual es una de las que más llama la atención porque existen altas cifras de mujeres y niñas acosadas o violentadas sexualmente, pero no conocemos a los perpetradores, es decir, hay silencio en torno a los agresores y su posición. El movimiento #MeToo logró develar nombres y rostros.

La violencia física es la más visible porque hay moretones o marcas en el rostro o cuerpo, mientras que la psicológica es el maltrato a la voluntad y autoestima que no se detecta fácilmente, precisa.

El feminicidio es la violencia extrema, es la suma de todos los tipos de violencia. Donde hay feminicidio se están ejecutando daños a nivel físico, psicológico, económico, patrimonial y sexual, “la violencia es atentar contra la mujer y el feminicidio es acabar con ella”.

¿Y ellos?

La también catedrática de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales indica que resulta increíble e incómodo, en algunos casos, que el propio feminismo analiza cómo la violencia que ellos ejercen también les afecta en su propia dignidad. Ellos no denuncian, ni siquiera visibilizan la violencia o la intención de nombrarla, porque el sistema patriarcal no les da oportunidad de cuestionarse sobre sus propias violencias. En muchos casos los hombres no analizan la violencia porque ejecutarla forma parte de uno de sus privilegios patriarcales.

Explica que la violencia no está en un sólo espacio: existe en el escolar, laboral, universitario, familiar y en la pareja, entre otros. Es decir, prácticamente en todos los lugares. Antes se pensaba que las mujeres debían estar en su casa porque era el único espacio seguro para ellas, lo cual ya se demostró que no es verdad; por ello, visibilizar y denunciar la violencia en una fecha como el 25N de cada año es una tarea pertinente.

¿Qué se está haciendo?

El feminismo visibiliza, nombra y crea estrategias para enfrentar al patriarcado, pero lo más importante, destaca la especialista, es la pregunta del “yo”: ¿qué queremos las mujeres? Para responder a esta pregunta se comienza por “historizar” nuestra vida, ¿saber en dónde estamos paradas?, ¿reconocer cómo hemos sido educadas?, ¿identificar si nuestros deseos son propios o son una imposición del entorno?, entre otros.

Otra clave que aporta el feminismo es identificar y desarticular mitos y fantasías en las mujeres, “empezando por el ‘amor romántico’, ese mito de esperar a una persona para acompañar a las mujeres toda la vida, cuando lo necesario sería hacer un trabajo personal, en solitario y encontrar elementos que permitan vivir la vida de forma conveniente para ellas evaluando nuestras relaciones con nuestra familia, amigos, compañeros, en lo laboral, etcétera.”

Fortalecer la sororidad

A las mujeres se nos enseña a vincularnos desde la desigualdad, la cual vemos correcta porque nos estimulan a relacionarnos con hombres mayores de edad y de experiencia. También se idealiza la relación con personas con más recursos económicos, inclusive sucede en la academia, donde se busca un enlace con hombres con más formación que las mujeres, recuerda.

En el fondo, las desigualdades no desaparecen, al contrario, persisten porque es el otro quien tiene más formación académica, más dinero, más edad y experiencia y esa desigualdad se hace extensiva a las dinámicas de vinculación social. “Si el patriarcado invisibiliza y subordina, ellas no deben permitirlo y defender su ‘yo’, fortalecer la sororidad, reconocernos como personas entre nosotras mismas y a elegirnos para puestos de poder, porque es parte del empoderamiento, además de luchar por tener recursos propios porque de ello dependerá la movilidad y la posibilidad de salir de dinámicas opresoras”, concluyó.

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La docencia será igualitaria o no será

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Nota original de: Gaceta UNAM
Autora de la nota: Arantza Alvarado Vargas, Coordinación para la Igualdad de Género
Fecha de publicación: 24 de noviembre de 2022
https://www.gaceta.unam.mx/la-docencia-sera-igualitaria-o-no-sera/

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  • Generar ambientes sanos y buenas relaciones, el objetivo
  • La Coordinación para la Igualdad de Género creó una caja de herramientas para que las y los docentes puedan construir espacios libres de violencia

Cuando empieza un curso, tanto estudiantes como profesores comparten diversas expectativas en común. Una de las más relevantes es imaginar cómo será la dinámica al interior de la clase: si será amena, presentará nuevas ideas o tal vez si durante su ejecución plantee retos que superar. Por eso, generar buenas relaciones, ambientes sanos y optimizar el aprendizaje es parte fundamental de una educación igualitaria e incluyente al interior de la Universidad.

Con el objetivo de apoyar y acompañar al personal docente en sus relaciones con el estudiantado y en los procesos de enseñanza-aprendizaje, la Coordinación para la Igualdad de Género (CIGU) diseñó el material de apoyo de libre descarga Herramientas para una docencia igualitaria, incluyente y libre de violencias, que se encuentra en la página web de dicha instancia. Es un documento que proporciona diversas herramientas de sensibilización a las, los y les profesores de esta casa de estudios. Su propósito consiste en facilitar a los docentes, tanto de bachillerato como de licenciatura y posgrado, diferentes estrategias y mecanismos que permitan construir buenas prácticas, tanto en las aulas como en los diversos espacios de encuentro con el estudiantado.

“Desde la Coordinación para la Igualdad de Género estamos creando diversas estrategias y acciones orientadas a la prevención de violencias por razones de género. Por eso, diseñamos este recurso digital que está dirigido a la comunidad docente de la UNAM, pero también puede ser utilizado por profesoras y profesores de cualquier parte para que puedan construir una práctica educativa que sea igualitaria, incluyente y libre de violencias o de abusos de poder”, comparte Mónica Quijano Velasco, titular de la Dirección de Educación para la Igualdad de la CIGU y profesora de la Facultad de Filosofía y Letras.

Ese material cuenta con diversos apartados que comprende consejos prácticos y específicos para prácticas de docencia incluyente en las aulas, en los espacios virtuales y las relaciones con el estudiantado. “Es importante comentar que este material surgió como respuesta a una de las demandas que ha estado presente en nuestra comunidad, sobre todo a través de la voz de diversas colectivas de estudiantes universitarias y de los bachilleratos, quienes durante los últimos años han exigido que esta Universidad y sus espacios estén libres de violencia de género”.

El recurso también proporciona algunos consejos para incorporar la perspectiva de género en los programas de las asignaturas de todas las áreas de conocimiento y evitar situaciones de discriminación, brechas y sesgos de género, tanto en el currículo formal como en el oculto. Finalmente, proporciona los recursos institucionales que el profesorado debe conocer para canalizar a personas que hayan sufrido alguna violencia de género y evitar con ello la revictimización.

Algunas preguntas orientadoras para construir buenas prácticas docentes que se encuentran incluidas en este material:

¿Quiénes y cómo participan en clase? ¿La dinámica se desarrolla de forma igualitaria?

¿Tienes cuidado de dar equitativamente la palabra a mujeres, hombres y diversidades sexogenéricas?

En las actividades y materiales de enseñanza, ¿se utilizan ejemplos, frases, textos o imágenes que reproducen estereotipos de género, y que muestran o normalizan algún tipo de violencia o desigualdad?

¿Hay una reflexión en conjunto sobre los derechos de las personas? ¿Se respetan las formas de referirse a personas de la disidencia sexogenérica?

¿Se cuenta con el espacio adecuado para ofrecer asesorías? ¿Se utilizan los medios institucionales para la comunicación de tareas y avisos?

¿Hablas con tu grupo y generan un consenso en común sobre los diferentes temas que puedan incluir algún sesgo de género?

Recuerda que es responsabilidad de toda la comunidad contribuir a tener experiencias universitarias dignas y libres de violencia de género. ¡Tú puedes comenzar desde tu actividad docente!

Descarga la caja de Herramientas para una docencia igualitaria, incluyente y libre de violencias: https://bit.ly/HerramientasDocentesCIGU

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Acertado denunciar los costos sociales y culturales de la misoginia

Lanza Inmujeres campaña que busca generar espacios de respeto y empatía entre ambos sexos.

Un niño se mira al espejo mientras escucha una frase que ha resonado constantemente en sus oídos: “sé un hombre, no te dejes”, en la siguiente imagen lo vemos cruzando puños en un patio. Crece y podemos apreciarlo junto al mismo espejo, listo para defender el honor de su equipo en una grada. El tiempo pasa hasta que puede poner las manos al volante de un automóvil y al detenerse en un semáforo decide hacer valer su hombría con otro conductor. Su vida avanza hasta lo laboral, donde acosa sin miramientos a una de sus compañeras.Las acciones corresponden a la campaña lanzada por el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) titulada “Es tiempo de cambiar. Dejemos el machismo. Seamos hombres distintos”, el esfuerzo tiene como objetivo generar espacios de respeto y empatía entre hombres y mujeres, además de hacer comprender a los varones el “costo” de vivir en una cultura machista. Las cifras detallan lo complicado de la situación actual:

  • Los homicidios son la primera causa de muerte en hombres entre 15 a 34 años en México.
  • Más de 12 mil hombres fallecieron en accidentes de transporte en 2021.
  • Ocho de cada 10 agresiones contra mujeres son cometidas por hombres.

Para Evelyn Norma Castro Méndez, docente en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales y especialista en análisis del discurso, la campaña de Inmujeres es especial debido al ángulo de su planteamiento: “Estos spots lo que buscan es mostrar que no solamente incide en términos de que exista un tema de violencia contra las mujeres, sino que es un tema de violencia también entre pares que acrecientan las distancias y que inserta a los hombres en una dinámica de mucha competencia, de mal manejo de emociones y, sobre todo, cómo enfrentan una carga muy fuerte por los mandatos de género”.

Es una reflexión en la que coincidió Benno de Keijzer, responsable del Programa Integral de Trabajo con Hombres (PROITH): “la igualdad de género no es un asunto nada más de las mujeres, debe ser un asunto también muy importante para los hombres. Aquí resalta el costo que tiene para ellos y las cifras que manejan lo muestran, los hombres no lo identificamos con claridad, en ese sentido me parece una campaña valiente”.

Ambos expertos apuntaron que es inevitable una reacción negativa de parte de ciertos grupos hacia el esfuerzo de Inmujeres; sin embargo, esto no disminuye la relevancia que pueda tener a largo plazo.

“Es importante decir que también hay un sector creciente de hombres abiertos a esto, hombres que se sienten cuestionados, interpelados, curiosos y que de pronto lo que ven en la campaña es algo que ya les ha pasado en la familia, tienen algún pariente que murió de forma violenta o, incluso, por abandono al no pedir ayuda. Ahí hay un grupo creciente de hombres, sobre todo jóvenes, que están abiertos a este tipo de mensajes”, subrayó Benno de Keijzer.

“Esperaría que, quizás, algún núcleo de hombres pudiera ver con mayor detenimiento esta campaña y los lleve a una autorreflexión, desde esta perspectiva que como mujeres exigimos respeto y cambios en las prácticas sociales. ”, concluyó Evelyn Norma Castro Méndez.

Si te trata mal, no es amor

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Nota original de: Gaceta UNAM
Autor de la nota: Georgina Romero Gaeta y Arantza Alvarado Vargas. Coordinación para la Igualdad de Género
Fecha de publicación: 24 de noviembre de 2022
https://www.gaceta.unam.mx/si-te-trata-mal-no-es-amor/

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  • Celos, un ejemplo que aparece constantemente
  • La pareja, lugar donde recurrentemente se ejercen violencias, por lo general de hombres hacia mujeres

Aunque las relaciones de pareja suelen ser diversas y al día de hoy hay diferentes formas de generar acuerdos, desafortunadamente las de carácter sexoafectivo siguen siendo un lugar donde recurrentemente se ejercen violencias, por lo general de hombres contra mujeres. Las cifras lo muestran claramente: en México, 39.9 por ciento de ellas ha reportado haber sufrido violencia en la pareja (ENDIREH, 2021).

El amor romántico, al estar basado en una idea de posesión y exclusividad, puede conducir a conductas violentas que, por lo general, se confunden con muestras de un amor único e irrepetible. Los celos o señales de “interés” –que con el tiempo devienen en acciones de control sobre la vida de otra persona– son algunos ejemplos que aparecen constantemente en este tipo de relaciones.

Esas violencias suelen ser constantes y repetitivas, y se ejercen como en un círculo o una espiral. Este concepto fue desarrollado por la psicóloga estadunidense Lenore E. Walker (1942), quien en su libro El síndrome de la mujer maltratada (1979) planteó que la violencia de pareja es recurrente, es decir, se da de manera circular y aumenta, por lo general, en forma de espiral ascendente; aunque se ejerce principalmente en espacios domésticos, también tiene cabida en otras dinámicas.

Según Walker, el círculo o espiral de la violencia consta de tres fases: la acumulación de tensión, el estallido de la violencia y, finalmente, la reconciliación o luna de miel. Como las espirales, que parten de un punto del centro y sus líneas giran alrededor de él, este tipo de violencia mantiene una acción repetitiva, pero con una distinción preocupante: la gravedad siempre aumenta.

Durante la primera fase es común que la persona agresora dé señales de irritabilidad, intolerancia y se muestre con mucha frustración: insulta, aísla, critica, humilla, responsabiliza a su pareja de su estado de ánimo. También puede manifestar celos, retirar la palabra y discutir todo. Se presentan también cambios repentinos de estado de ánimo, así como agresiones verbales y descalificaciones.

La situación se agrava en ese punto porque la víctima trata de no expresar su opinión, evita conductas que causen molestia en la persona agresora y entra en un estado de inmovilidad. Dada la constante agresión psicológica de la que es objeto, suele ocurrir que la víctima justifique la conducta agresiva con frases como “yo lo provoqué” o “me cela porque me quiere”.

En la fase de explosión o agresión se pierde toda posibilidad de comunicación con la persona agresora. Es probable que la víctima se encuentre en negación o incredulidad. También, siente soledad, impotencia, dolor, vergüenza. Quizá durante esta etapa se plantee buscar ayuda y tomar decisiones para romper con la espiral de la violencia.

Finalmente, en la fase de la luna de miel no hay tensión o agresión, la persona agresora se muestra arrepentida, no tanto por el hecho de haber estallado, sino por haberse excedido en la manera de hacerlo, y pide perdón a la víctima, prometiéndole que no volverá a suceder.

Como lo establece Walker, aunque la tensión se disipa por un tiempo, esta violencia volverá y la persona agresora recurrirá, nuevamente, a mecanismos de agresiones y violencia para seguir manteniendo el control sobre su pareja. En efecto, la violencia no se ejerce todo el tiempo, ya que hay un periodo de reconciliación en el que todo aparenta ir bien. Pero como se trata de eventos que se repiten y van en aumento, el daño en la autoestima o la confianza de las víctimas tienen consecuencias negativas en su desarrollo personal y hacen que, muchas veces, se sientan culpables o crean que son ellas las que provocan los episodios violentos de su pareja.

Pensar entonces en el círculo o espiral de la violencia ayuda a entender por qué muchas veces las personas en situación de víctima que, como las estadísticas y la realidad lo muestran, suelen ser mujeres, llegan a soportar maltrato por parte de sus parejas durante muchos años. Es muy importante saber que la violencia ejercida por la pareja no es una conducta normal, aunque muchas veces se vea así. Se trata de una práctica que va contra los derechos humanos de las personas.

Si eres víctima de este tipo de violencia o conoces a alguien que lo haya sido, es importante que sepas que hay formas de romper con este círculo.

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El Estado también es responsable

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Nota original de: Gaceta UNAM
Autora de la nota: Luisa González
Fecha de publicación: 24 de noviembre de 2022
https://www.gaceta.unam.mx/el-estado-tambien-es-responsable/

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Debe fomentar el derecho de las mujeres y niñas a recibir educación, formal e informal, libre de estereotipos sexistas

Se cree que la violencia contra niñas y mujeres son casos aislados perpetrados por hombres con algún tipo de desviación social o distintos al resto de la configuración masculina cotidiana o normal, pero eso no significa que sólo este tipo de hombres llevan a cabo violencia contra ellas, afirma Raquel Ramírez Salgado, profesora de Perspectiva de Género en la Facultad de Arquitectura.

Agrega que aunque el sistema faculta a los hombres a ejercer violencia, no todos la llevan a cabo. Dicha potestad existe en varios niveles como en el jurídico, social, económico y político, entonces, un contexto de desigualdad siempre será desfavorable para ellas.

“En términos de Silvia Federici (Italia, 1942) y María Mies (Alemania, 1931), el arribo del capitalismo y su consolidación como modelo económico imposibilitó a las mujeres para participar en la vida pública, lo cual reafirmó la desigualdad. La estructuración de las sociedades modernas está basada en las violencias contras las mujeres como un fenómeno estructural y ejercido por conocidos y desconocidos en el espacio público o privado. Una acción tolerada por la sociedad que justifica cómo hemos sido educadas las personas desde la familia, la Iglesia, los medios de comunicación, entre otros”, explica la también integrante del proyecto “Escuela Feminista de comunicación”.

Para la especialista en estudios de género y feminismo existen mujeres con actitud antifeminista por una serie de estereotipos y prejuicios sobre las mujeres que promueven esta perspectiva ideológica, además de un miedo a perder la aceptación y reconocimiento de los hombres, lo cual se entiende como una estrategia de supervivencia. Las mujeres debemos aprender a reconocer a las otras, dejar de vernos como enemigas porque las redes entre nosotras nos salvan. El Estado también tiene responsabilidad importante en el problema, ¿qué pasa con las mujeres que viven mayor precarización?, hay quienes deben permanecer con sus agresores porque están empobrecidas, expone Ramírez Salgado en entrevista para Gaceta UNAM.

En las convenciones sobre Derechos Humanos como la Belém do Pará o el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer se habla de que el Estado tome la responsabilidad de educar y fomentar el derecho de las mujeres y niñas a recibir educación formal e informal, libre de estereotipos sexistas, lo cual ayudaría a una toma de conciencia de todas.

Si bien no podemos encontrar el origen de la violencia hacia ellas con el arribo del neoliberalismo, sí podemos entender cómo la vida se ha precarizado especialmente para las niñas y las mujeres, por ejemplo, de cada diez personas empobrecidas, siete son mujeres, acota.

Narrativas violentas

Precisa que el “hipercapitalismo” o la mercantilización de todo, de la vida y dignidad de las personas, inclusive, genera narrativas violentas, como el caso de la pornografía, la cual, al paso de las décadas se ha convertido en una industria lucrativa, aunado a la llegada del internet en el que se concentra contenido pornográfico de forma gratuita. “¿Cómo se sostiene dicha industria?, produciendo, creando y compartiendo contenidos que no se van a obtener gratuitamente, lo cual nos lleva a pensar que esto recrudece la narrativa violenta contra las mujeres y se van generando categorías que promueven el incesto, la pederastia, la pedofilia y hasta la zoofilia”.

Los hombres están siendo educados en este entorno y se confunden, sobre todo cuando consumen pornografía a temprana edad, y es así como se va desarrollando la erotización de la violencia, agrega.

Indica que también hay desigualdades entre los hombres, por su clase social o condición étnica-racial, por la edad, entre otros; sin embargo, es complejo que ellos renuncien a los privilegios brindados por el sistema. “Aunque sí hay hombres solidarios, sensibilizados y dispuestos a desmontar la parte violenta de la masculinidad, hay resistencia porque a ellos se les educa para no ser cuestionados”.

La perspectiva feminista, continúa la académica, es un cuestionamiento personal y colectivo que se torna incómodo y doloroso porque se toma consciencia, inclusive se proponen nuevas metodologías de crianza de los niños, las cuales serían benéficas para todos, pero al sistema le conviene tener hombres violentos que tomen decisiones “desalmadas”, como sucede en el campo de la política.

Si el Estado quiere tener éxito en la erradicación de la violencia debe allegarse de personas con formación en feminismo y en perspectiva de derechos humanos para lograr mensajes pertinentes y elocuentes, pero pareciera que no hay voluntad política para apoyar la agenda de la igualdad. “Necesitamos campañas que promuevan la salud de los hombres para que aprendan a cuidarse, de esa forma sabrán cuidar a otras personas. La cruzada tiene que verse a partir de cuatro dimensiones: detección, atención, prevención y erradicación, lo cual resultaría en políticas públicas más exitosas”, concluye.

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Rabia e indignación frente al aumento de las violencias

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Nota original de: Gaceta UNAM
Autora de la nota: Daniel Robles 
Fecha de publicación: 24 de noviembre de 2022
https://www.gaceta.unam.mx/rabia-e-indignacion-frente-al-aumento-de-las-violencias/

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  • El problema no sólo se cambiará con campañas
  • La transformación más importante en materia de género debe ser cultural y educativa, afirmó Isaura Castelao-Huerta del CIEG
Las jóvenes tienen a su favor el poder de la lucha colectiva.

México requiere de una transformación cultural y educativa de fondo para romper con las estructuras machistas y patriarcales que prevalecen en la sociedad, mismas que propician todo tipo de violencias contra las mujeres de manera cotidiana, aseguró Isaura Castelao-Huerta, investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG).

Señaló que para este 25N en nuestro país hay un sentimiento de rabia, indignación y preocupación debido a un aumento sostenido de las cifras relacionadas con las violencias más brutales como feminicidios, violaciones y secuestros; pero también están a la alza las agresiones físicas, sexuales y las violencias sutiles, también conocidas como microviolencias: bromas sexistas, burlas machistas y el menosprecio por los logros alcanzados de las mujeres. Todo esto dentro de una cultura misógina, en la que se siguen reproduciendo estereotipos de género.

De acuerdo con el más reciente informe sobre violencia contra las mujeres del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), entre enero y octubre de este año se han registrado 775 feminicidios, y tan sólo en el décimo mes se contabilizaron 80 nuevos casos, siendo el Estado de México el que se mantiene en primer lugar, con 101 feminicidios; seguido de Nuevo León, con 79 casos; Veracruz con 55; y Ciudad de México con 52. En tanto que los municipios que contabilizan más feminicidios son Ciudad Juárez, Chihuahua (13); Juárez, Nuevo León (13); Guadalupe, Nuevo León (11); Morelia, Michoacán (10), y Manzanillo, Colima (9).

En cuanto a las cifras de homicidios dolosos cometidos contra las mujeres los datos son aún más preocupantes: en los primeros nueve meses de este año se registraron dos mil 136 casos, lo que significa que cada día ocho mujeres son ejecutadas en el país, siendo los estados más violentos en este punto Guanajuato (300), Baja California (214), Michoacán (214), Estado de México (197), Chihuahua (151) y Jalisco (130).

En el acumulado de los datos oficiales del SESNSP, sumando todos los delitos (feminicidios, homicidios dolosos y culposos, secuestro, extorsión, lesiones, trata de personas etc.), este año la cifra rebasó los 91 mil casos relacionados con agresiones y violencias contra las mujeres.

La especialista indicó que, ante estas dolorosas cifras, resulta fundamental impulsar cambios de fondo en todos sentidos; pero, sin duda, la transformación más importante en materia de género debe ser cultural y educativa, y aún cuando no es tarea fácil, se debe trabajar permanentemente para modificar los patrones de pensamiento y todo tipo de prácticas violentas, insistiendo en que la violencia contra las mujeres no es algo normal, ni natural, y que su lugar en la sociedad no es una posición de subordinación.

Además, resaltó, de la reproducción de estereotipos machistas, también hay una tendencia cultural a la dependencia y la sujeción, a una autoestima baja, y a creer que las mujeres no pueden realizar ciertas actividades, por lo que se debe mantener una lucha colectiva en diferentes frentes que permitan cambiar estas viejas estructuras que han hecho que las mujeres sigan sometidas y expuestas a relaciones violentas, que van desde el novio golpeador, el familiar o el conocido que las viola, el jefe o el maestro que las acosa, hasta los comentarios discriminatorios de amigos y profesores.

Castelao-Huerta apuntó que las campañas de prevención y los protocolos de atención son necesarios en un primer momento para la sensibilización, pero tal y como están diseñados actualmente resultan insuficientes para propiciar los cambios imprescindibles, considerando que los agentes socializadores de género son muchos y van desde la escuela, la familia, la religión, los medios, el trabajo, etcétera.

“Me parece que hay que ir más allá, por eso es importante que en las escuelas y universidades existan cursos obligatorios para todes, todas y todos los estudiantes de licenciatura como una introducción a la perspectiva de género”.

No obstante, insistió, el aparato y el problema es demasiado grande para cambiarlo solamente con campañas y mensajes de inclusión e igualdad. “Por eso desde el CIEG estamos tratando de develar y entender todas esas formas en las que se reproduce el orden de género, porque muchas veces no nos estamos dando cuenta, y entonces se debe impulsar un arduo trabajo de información orientado hacia una transformación cultural permanente y cotidiana”.

Finalmente, la investigadora universitaria afirmó que las jóvenes tienen a su favor el poder de la lucha colectiva para presionar, empujar y hacer posible un cambio en las políticas públicas. Poseen toda la energía, creatividad e imaginación para hacer que las cosas sean distintas.

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Las pintas exhiben la urgencia de reconstruir espacios de paz

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Nota original de: Gaceta UNAM
Autora de la nota: Brenda Margarita Macías Sánchez
Fecha de publicación: 24 de noviembre de 2022
https://www.gaceta.unam.mx/las-pintas-exhiben-la-urgencia-de-reconstruir-espacios-de-paz/

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  • Análisis en la Facultad de Filosofía y Letras
  • Marisa Belausteguigoitia Rius, directora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género, ofreció una conferencia
Atender el tejido universitario y social. Foto: Juan Antonio López.

En este momento histórico, la Universidad Nacional Autónoma de México navega por aguas turbulentas y está llamada a atender el dolor y la incomodidad que provocan los actos de violencia como el acoso, el hostigamiento y la discriminación en agravio de su comunidad. Frente a este escenario, la institución necesita reconstruirse como un espacio de paz y de conmoción que ayude a reconstruir el tejido universitario y social.

Marisa Belausteguigoitia Rius, directora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG), ofreció la conferencia “Pintas, baños neutrales y otras historias. Preguntas necesarias” en el canal de YouTube del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM durante el primer ciclo de conferencias sobre Ética en la Investigación.

En este contexto, la directora del CIEG compartió con la comunidad de Investigaciones Sociales su análisis sobre lo que develan las pintas en las aulas, los baños y los pasillos de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) luego de dos tomas: la de las Mujeres Organizadas de la Facultad de Filosofía y Letras (MOFFyL) para cesar la violencia de género, en especial la lesbofobia, y la toma de las activistas trans, quienes buscan ser reconocidas. La académica ha leído las pintas como “huellas, filos y bordes que hacen surgir el porvenir”.

“Aquí se piensa, aquí se lucha y aquí se ama”; “Menos abolos, más putería”; “Ármate”; “Somos malas podemos ser peores”; “Y si no te gusta, te jodes, te jodes”; “Se va a caer, se va a caer, el patriarcado se va a caer” son algunas de las consignas que están plasmadas en los muros de la FFyL.

“Las pintas no guardan una continuidad, un guión narrativo unívoco. En un muro puede aparecer una pinta explosivamente insultante, a su lado un llamado a incendiarlo todo y, al doblar la esquina, un poema, una palabra, un conjunto de frases que invitan a las formas más puras y conmovedoras de la solidaridad y el amor”, expuso.

La repercusión de la protesta

En la lectura de la conferencia, Belausteguigoitia Rius comentó que el activismo de las MOFFyL, quienes tomaron las instalaciones de la FFyL del 3 de noviembre de 2019 –en colaboración con la academia activada de la Facultad de Filosofía y Letras, estudiantes, profesorado y autoridades– al 14 de abril de 2020, está transformando a la institución.

A partir de la protesta y la propuesta –es decir, la respuesta de la comunidad universitaria y autoridades– se han fundado plataformas institucionales como la Coordinación para la Igualdad de Género (CIGU), las Comisiones Internas para la Igualdad de Género (CInIG), la DDU (Defensoría de los Derechos Universitarios), la atención jurídica y psicológica en cada plantel y la asignatura Género, violencia y ética comunitaria, entre otras medidas.

La protesta surge en dos espacios singulares: aulas y baños, lugares de encuentro pero también de agitación.

“Comunidad emocional”

Marisa Belausteguigoitia, al citar a Cristina Rivera Garza, considera que la UNAM es parte de una “comunidad emocional” que demanda inclusión de todas las personas sin distinción de raza, género y clase social, la no segregación y la articulación de saberes específicos para comprender los giros, la intermitencia entre la ternura, el amor y la violencia, el enojo y la rabia. Los movimientos de las MOFFyL ayer y de les estudiantes trans hoy “nos alientan pero al mismo tiempo sus contradicciones nos confunden”. Y se pregunta: ¿Qué sinergias, significados y paradojas encontramos en los muros que dejaron las protestas de género? ¿Qué pasaría si los colegios, escuelas, facultades e institutos de la Universidad Nacional se solidarizaran para atender los reclamos de la comunidad? Por otro lado, señaló que el activismo que hoy toma las instalaciones de las Facultades y Escuelas tiene un proceder de asamblea ilegítimo y autoritario.

Un debate

La académica convocó a la Universidad a replantearse la posibilidad de diseñar y construir baños no binarios. Afirmó que en la FFyL se planea la creación de este tipo de espacios. El debate sigue abierto y en espera de reconocer las luchas y las demandas legítimas de la comunidad para que sean atendidas con mayor rapidez. “Tenemos que contribuir a que se hagan los cambios, abrir las puertas con ganas de resolver el dolor y la tensión y combatir el asambleísmo ilegítimo y el falso activismo, que tiene otros intereses”, subrayó la académica al terminar el diálogo con la comunidad del Instituto.

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La evolución no sigue una línea recta como la suelen representar

Seguro que todos han oído hablar de la evolución. Y seguro que cuando escuchas la palabra ‘evolución’, se vienen a la cabeza cosas como ‘monos’, ‘fósiles’, ‘Darwin’, o incluso ‘pulgar oponible’. Pero, ¿sabemos qué es exactamente la evolución?

Ciertamente has visto las imágenes de un chimpancé que se endereza gradualmente y progresa a través de varios homínidos hasta llegar a ser un ser humano moderno. Sí, pueden ser chistosos. Pero este tipo de representaciones populares sobre la evolución se equivocan.

El camino hacia la perfección

Estas imágenes nos molestan porque tergiversan cómo funciona realmente el proceso de evolución y corren el riesgo de reforzar los conceptos erróneos del público. Y este malentendido es un remanente anterior a 1859, año en que Charles Darwin publicó por primera vez su teoría científica de la evolución a través de la selección natural.

Hasta entonces, la visión tradicional de cómo estaba organizado el mundo era a través de una “progresión hacia la perfección“. Este concepto es explícito en la idea de la ‘escala de la naturaleza’ (scala naturae en latín) todos los seres en la tierra, animados e inanimados, podrían organizarse de acuerdo con una escala creciente de perfección de, digamos, hongos en el de abajo hacia arriba a través de langostas y conejos, hasta los seres humanos en la cima.

En el siglo IV a. C. Aristóteles (384-322 a. C.) creía que todos los seres vivos podían ser ordenados en una jerarquía que se conoció como la Scala Naturae, o Escala de la Naturaleza. Imagen: The Conversation

Originado con Platón y Aristóteles, esta vista se equivoca tres cosas principales:

  • Sostiene que la naturaleza está organizada jerárquicamente. No es una variedad aleatoria de seres.
  • Contempla dos criterios de organización: las cosas progresan de lo simple a lo perfecto y de lo primitivo a lo moderno.
  • Supone que no hay etapas intermedias entre niveles en esta jerarquía. Cada nivel es un compartimento hermético de complejidad similar: una lapa y un arrecife de coral en el mismo peldaño son igualmente complejos. Nadie está a medio camino entre dos pasos.

En la década de 1960, se hizo popular una variación de la escala natural concebida por el filósofo jesuita Pierre Teilhard de Chardin. Su idea era que, aunque la vida es algo ramificada, hay una dirección en la evolución, una progresión hacia una mayor complejidad cognitiva y, en última instancia, hacia la identificación con lo divino, es decir, Dios.

Cambios graduales en todas direcciones

Sin embargo, al menos desde Darwin, la idea del mundo de los científicos se organiza a través de transiciones: de moléculas inanimadas a la vida, de organismos anteriores a diferentes tipos de plantas y animales, y así sucesivamente. Toda la vida en la Tierra es producto de transformaciones graduales, que se diversificaron y dieron lugar a la gran abundancia de organismos que hoy conocemos.

Dos transiciones son de particular interés para los biólogos evolutivos. Existe el salto de lo inanimado a lo animado: el origen de la vida. Y está la aparición de la especie humana de un ancestro mono.

Sin embargo, la forma más popular de representar el surgimiento de los seres humanos es tan lineal y ninguna de estas representaciones captura la dinámica de la teoría de Darwin.

La única imagen que incluyó en su libro El origen de las especies es un diagrama de árbol, cuya ramificación es una metáfora de la forma en que se originan las especies, al dividirse. La ausencia de una escala de tiempo absoluta en la imagen es un reconocimiento de que el cambio gradual ocurre en escalas de tiempo que varían de un organismo a otro en función de la duración de una generación.

El árbol de la vida. Representación de la evolución de las especies. Imagen: tataranietos.com

Según Darwin, todos los organismos actuales están igualmente evolucionados y aún los afecta la selección natural. Entonces, una mosca de la fruta y una persona, por ejemplo, están a la vanguardia de la evolución de sus planes particulares de construcción. Y es que, la mosca de la fruta y el ser humano comparten más del 60% de los genes, lo que ha vuelto a este organismo perfecto para la investigación biomédica.

La teoría de Darwin no presupone ninguna dirección especial en la evolución. Asume cambio gradual y diversificación. Y, dado que la evolución sigue funcionando hoy, todos los organismos actuales son los más evolucionados de su clase.

Después de casi 2.000 años, la idea de la scala naturae no desapareció durante el tiempo de Darwin. En realidad, podría haber sido reforzado por algo tan inesperado como una caricatura.

La caricatura inmensamente popular de la evolución del ilustrador Edward Linley Sambourne “El hombre es un gusano”, publicada en Almanaque de Punch en 1882, combinó dos conceptos que nunca estuvieron vinculados en la mente de Darwin: el gradualismo y la linealidad.

Dados siglos de creencia religiosa en una escala natural, la idea de linealidad era fácil de vender.

Una representación lineal de la evolución puede, conscientemente o no, confirmar falsas ideas preconcebidas sobre la evolución, como el diseño inteligente: la idea de que la vida tiene un creador inteligente detrás de ella.

Los historiadores pueden trabajar para desentrañar cómo una caricatura tan simple podría haber ayudado a distorsionar la teoría de Darwin. Mientras tanto, los escritores y educadores científicos se enfrentan al desafío de explicar los procesos de ramificación gradual que explican la diversidad de la vida.

Contrariamente a la imagen de Sambourne, la evolución está mejor representada como un proceso que produce ramificaciones y divergencias continuas de poblaciones de organismos.

Entonces, la idea de un organismo que no requiere oxígeno para vivir, quizá no esté refutando la teoría de la evolución, por el contrario, estaría resaltando la idea de que cada organismo evolucionó de acuerdo a las características necesarias para sobrevivir y de acuerdo al ambiente en el que habita.

Fuente: The Conversation

Origen y evolución del ser humano

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Nota original de: ¿cómo ves? Revista de Divulgación de la Ciencia UNAM
Autora de la nota: Ana Barahona
https://www.comoves.unam.mx/numeros/articulo/32/origen-y-evolucion-del-ser-humano

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  • La biología precede, la cultura trasciende.

La especie humana ha evolucionado de otras especies que no eran humanas. Para entender nuestra naturaleza, debemos conocer sus orígenes y su historia biológica. Esta historia ha sido reconstruida con la ayuda de muchas disciplinas científicas: la paleontología, la biogeografía, el estudio comparativo de los organismos vivos, la antropología y en épocas recientes, la biología molecular.

Los seres humanos, las ballenas, las jirafas, los perros, los murciélagos y los monos, entre otros, integramos la clase de los mamíferos, cuyas características distintivas son el tener pelo y alimentar a las crías con leche materna a través de órganos especializados llamados mamas o glándulas mamarias. Dentro de esta clasificación, los seres humanos formamos parte del grupo de los primates, que incluye algunas especies como los gorilas, los orangutanes y los chimpancés. Compartimos con ellos varias características que no tienen otros mamíferos, como uñas planas en los dedos en lugar de garras, manos, el dedo pulgar oponible a los demás y, en el caso de los machos, un pene que cuelga libre, en lugar de estar adherido al abdomen.

Sin embargo, y a pesar de grandes semejanzas, los seres humanos tenemos características biológicas distintivas como el cerebro más grande y la postura erecta que nos permite caminar en dos extremidades; además, la cara plana debido a la reducción de los maxilares, el dedo pulgar oponible más largo (lo que permite mayores habilidades de manipulación como la escritura, el manejo de herramientas, etc.), reducción del vello y cambios en las glándulas de la piel, ovulación críptica (que pasa desapercibida), desarrollo lento, inteligencia (pensamiento abstracto, categorización y razonamiento) y habilidad para hablar más desarrolladas, así como el uso, control y modificación del entorno.

Origen y evolución del ser humanoIlustración: The Hornet, 22 de marzo de 1871

Somos los únicos vertebrados que caminan en dos extremidades, erectos, aunque existen otras especies como las aves que tienen dos patas pero no una postura erecta, debido a que su columna vertebral es horizontal y no vertical, es decir, su cuerpo está inclinado hacia adelante. El tamaño del cerebro es generalmente proporcional al tamaño del cuerpo, con lo cual la especie humana tiene el cerebro más grande y complejo en relación a su masa corporal. Los evolucionistas han discutido mucho si la marcha bípeda (en dos extremidades) posibilitó el tener un cerebro más grande o si fue a la inversa. Con los recientes hallazgos fósiles y el desarrollo de nuevas técnicas moleculares esta discusión se ha resuelto. De hecho ahora se sabe que la marcha bípeda es la adaptación que define a los homínidos, ya que andar en dos patas implicó un cambio en la reorganización de la cadera, piernas, pies y columna vertebral, y provocó el cambio de cientos de músculos y diferencias en el comportamiento. También se sabe que el aumento continuo en la capacidad craneana en el linaje de los homínidos no fue, necesariamente, un efecto directo del cambio en la posición bípeda, pero si una característica adaptativa, es decir, fue seleccionada debido a que le confería a sus portadores mayor control sobre el medio.

Estudiar estas semejanzas y diferencias ha permitido a los científicos contar con una explicación de nuestra evolución. Esta reconstrucción histórica se ha basado principalmente en los fósiles encontrados en África, Asia y Europa, complementados con los recientes estudios moleculares del genoma humano.

La historia

Como ya dijimos, nuestra especie, Homo sapiens, pertenece al grupo de los primates, que han estado asociados con las selvas de tipo tropical casi desde su origen en el Cretácico, hace más de 65 millones de años, donde aparecieron algunos pequeños mamíferos que vivían en los árboles. A los humanos se nos clasifica entre los hominoideos, donde se incluyen los llamados simios antropomorfos (de forma humana) como los chimpancés, los gorilas, los orangutanes y los gibones. De éstos, nuestros parientes más cercanos son los chimpancés, luego los gorilas, y mucho más alejados los orangutanes y gibones. Los hominoideos florecieron en el Mioceno, entre 25 y 5 millones de años atrás. Nuestro antepasado más antiguo, que fue descubierto apenas en 1994, Australopithecus ramidus, apareció entre cinco y siete millones de años atrás en África, y marca la separación de nuestro linaje del de los chimpancés.

Los individuos de esta especie vivían en las selvas y llevaban un tipo de vida parecido al de los chimpancés, no es completamente seguro que caminaran erguidos y su estatura era de aproximadamente 1.20 m. Los dientes de los bebés de esta especie son más parecidos a los dientes de un chimpancé adulto que a los de la especie humana. Posteriormente, hace 4.4 millones de años aproximadamente, aparecieron los individuos pertenecientes a la especie conocida como Australopithecus anamensis, descrita en 1995 a partir de restos fósiles encontrados en Kenia. A. anamensis presenta una mezcla entre un cráneo primitivo y características avanzadas en el cuerpo. Por ejemplo, los dientes y las mandíbulas son similares a los de otros monos. Sin embargo, la forma de la tibia sugiere la bipedalidad, y el húmero es muy parecido al del ser humano.

La raíz originaria

De A. anamensis se separa Australopithecus afarensis, que es una especie muy conocida gracias al descubrimiento de los restos fósiles de una hembra en el desierto de Afar en Etiopía, que vivió entre 3.9 y 3.5 millones de años atrás, a la que bautizaron con el nombre de Lucy en 1978. De los estudios de los restos fósiles ahora sabemos que estos individuos medían cerca de 1.5 m de estatura, tenían marcha bípeda, brazos largos, pómulos salientes y grandes mandíbulas debido a su especialización en alimentos duros, cejas bajas y un cerebro pequeño, aunque mayor que el de sus ancestros, con una capacidad de entre 375 y 550 centímetros cúbicos (cc). El cráneo es muy similar al de un chimpancé, excepto por los dientes que parecen más humanos. Los caninos son más pequeños que los de los monos, pero más grandes y puntiagudos que los de los humanos. Sin embargo, la pelvis y los huesos de las piernas se parecen más a los del hombre moderno, adaptados a la caminata más que al trote. Este hallazgo causó conmoción en 1978, durante su presentación en el bicentenario de la muerte de Carolus Linnaeus —gran científico sueco que en 1758 estableció el sistema de clasificación y denominación sistemática de todos los organismos vivos—. Hasta ese momento se pensaba que los restos fósiles de Homo habilis, descubiertos por Louis Leakey en 1964 y datados en 2.4 millones de años, eran los más antiguos en nuestra genealogía, sin embargo, el hallazgo de Lucy hizo pensar en un origen mucho más remoto y en palabras de Johanson, su descubridor, “Lucy era la antecesora de todos los homínidos posteriores, la raíz originaria de todos los seres humanos”.

A. afarensis, con el tiempo dio lugar a otras dos ramificaciones, por un lado Australopithecus africanus, que se extinguió, y por el otro a Homo habilis, que se calcula apareció entre 2.4 y 1.5 millones de años atrás, cuyos restos sólo han sido encontrados en África y asociados con herramientas de piedra. Éste es el primer representante del género al que pertenece el Homo sapiens. Los individuos de H. habilis eran muy similares a los australopitecinos, aunque con una capacidad craneana mayor, que varía entre 500 y 800 cc. Se presume que su estatura pudiera haber sido de 1.27 m y su peso de unos 45 kg.

la biología evolutiva

Las investigaciones en torno a la evolución de las especies en el tiempo han permitido entender mejor nuestra presencia como especie biológica y el papel que hemos desempeñado como depredadores de la naturaleza y el de la cultura como motor de nuestro desarrollo.

La biología evolutiva contemporánea es una disciplina unificadora y central en el conocimiento biológico, pues da sentido a todas las ramas de esta ciencia y a la información que generan. Los orígenes de esta disciplina pueden trazarse hacia 1859, cuando se publicó El origen de las especies de Charles Darwin. En este libro Darwin propuso la evolución de las especies por selección natural, es decir, a través de cambios lentos y graduales en las poblaciones a lo largo de grandes períodos de tiempo como consecuencia de la adaptación de los seres vivos a su ambiente. Dentro del esquema darwiniano, concebida desde su origen pero publicada hasta 1871 bajo el nombre de El origen del hombre (The Descent of Man, and Selection in Relation to Sex), la idea de la pertenencia de la especie humana al reino animal y emparentada con los primates o monos estaba ciertamente incluída. Este concepto fue responsable de muchos debates durante la segunda mitad del siglo XIX, pero sin lugar a dudas en la actualidad es casi universalmente aceptado.

La transición

A partir de estos homínidos apareció en África el Homo erectus, el cual rápidamente se extendió hacia otros continentes. Se han encontrado fósiles en África, Asia y Europa, con los cuales los científicos suponen que H. erectus vivió entre 1.8 millones y 300 mil años atrás y que probablemente usaba fuego y herramientas más sofisticadas que H. habilis. Al igual que sus ancestros, H. erectus presenta una cara con mandíbulas pronunciadas y grandes molares, con una capacidad craneana entre 750 y 1 225 cc. Los esqueletos son más robustos que el del hombre moderno, lo cual está relacionado con su gran fuerza. Representantes de esta especies son el Niño de Turkana y el Hombre de Pekín.

La transición entre H. erectus y H. sapiens ocurrió en algún momento hace 400 mil años. Se sabe que algunas poblaciones de H. erectus coexistieron con H. habilis en Asia, China y Java. También se sabe que algunos representantes de Homo neanderthalensis aparecieron en Europa hace 200 mil años y vivieron hasta hace 30 mil o 40 mil años. Los neandertales tenían, igual que los humanos modernos, grandes cerebros y hasta hace poco tiempo los científicos pensaban que eran nuestros ancestros. Sin embargo nuevas evidencias moleculares indican que los sapiens y los neanderthalensis nunca se cruzaron entre sí.

Además la evidencia fósil indica que los Homo sapiens aparecieron hace cerca de 100 mil años, mucho antes de la desaparición de los neandertales. H. Erectus y H. neanderthalensis desaparecieron sin dejar rastro hace aproximadamente 30 mil años.

¿Nuevo pariente?

En el número correspondiente a marzo del 2001 de la prestigiosa revista Nature, se describen los restos fósiles de un nuevo género de homínido, el Kenyanthropus platyops, descubierto por Meave Leakey y sus colaboradores. Su nombre es un reconocimiento a la contribución de Kenia en la elucidación de la evolución humana, y de las raíces griegas platus, que significa plano, y opsis que significa cara. La antigüedad de los fósiles se ha calculado entre 3.5 y 3.2 millones de años. Sin embargo, su localización en el linaje de los homínidos es incierta debido a que comparte características con otras especies como A. anamensis y A. afarensis (cerebro pequeño del tamaño de un chimpancé, márgenes nasales planos, etc.), pero presenta características nuevas que lo distinguen de las demás especies (cara grande con dientes pequeños). La naturaleza de Kenyanthropus plantea algunas preguntas acerca de la evolución humana en general y del comportamiento de estas especies en particular. Se puede pensar que la evolución de los homínidos, como la de otros mamíferos, ocurrió por una serie de lo que en biología se conoce como radiaciones, donde muchas especies evolucionaron y se diversificaron rápidamente. Se puede pensar incluso que entre 3.5 y 2 millones de años atrás coexistieron muchas especies de homínidos, adaptadas a diferentes ambientes aunque aún no sepamos por qué. Las investigaciones continuarán y en los siguientes años podremos saber si Kenyanthropus pertenece o no al árbol familiar de los humanos.

Capaces de entender

Los seres humanos actuales somos descendientes de los primeros Homo sapiens, cuyo nombre significa “hombre inteligente” u “hombre capaz de entender”. Se sabe que ya hace 40 mil años, el Hombre de Cro-Magnon (cuyo nombre se debe al lugar donde fueron encontrados sus restos en Francia) usaba armas y herramientas hechas de piedras, huesos y cuernos, contaba con una organización social y vivía de la caza. Cuidaba a sus heridos y enfermos y comúnmente enterraba a los muertos con comida, armas y en algunas ocasiones flores. También poseía un lenguaje para comunicarse y hacía grabados y pinturas en las paredes de las cuevas, los cuales aún se conservan en algunos lugares de Europa.

El ser humano moderno se estableció en toda Europa, parte de Asia y emigró hacia América del Norte hace aproximadamente 22 a 13 mil años, cuando se formó un puente de hielo que conectó Alaska con Siberia en el estrecho de Bering. Se calcula que hace 10 mil años cerca de cinco millones de seres humanos poblaban la Tierra, al mismo tiempo que surgía la agricultura. Con el desarrollo y diseño de nuevas herramientas, el aumento de las formas de comunicación y el establecimiento de nuevos poblados, los seres humanos colonizaron casi todos los lugares del planeta volviendo superfluas las diferencias físicas debido a su capacidad para fabricar ropa y viviendas para protegerse del calor o el frío.

La cultura

Hemos hablado de los pasos más importantes de la evolución biológica de los seres humanos. Sin embargo, hay que añadir que también nos distinguen de nuestros antepasados directos diferencias no biológicas a las que podemos llamar culturales, y que son típicamente humanas, como la fabricación de herramientas, el lenguaje simbólico, el saber que nos vamos a morir algún día, una organización social basada en la división del trabajo, el desarrollo de una capacidad moral y el establecimiento de relaciones afectivas más profundas y variadas. La cultura es una característica que incluye también a las instituciones políticas y sociales, al arte, la ciencia y la literatura, y en general todas las creaciones de la mente humana. Así, se habla de la evolución cultural, una manera superorgánica de evolución, y que en los últimos milenios ha devenido en el modo dominante de la evolución humana.

Para muchos científicos, la evolución cultural se debe tanto a los cambios culturales como a su herencia. Esta última es una característica especial del ser humano para adaptarse al medio y transmitir esos conocimientos a las generaciones siguientes. La herencia cultural se basa en la transmisión de la información a través de un proceso de enseñanza-aprendizaje (imitación, libros, periódicos, radio, televisión, etc.) que es independiente del parentesco biológico. Los científicos apuntan que en los últimos milenios los seres humanos han adaptado el ambiente a sus genes con más frecuencia que sus genes al ambiente. Es por esta razón, la aparición de la cultura como una forma superorgánica de adaptación, que los humanos se han convertido en la especie de mamíferos más extendida y más exitosa del planeta.

El fraude de Piltdown

Los hacedores de la ciencia, por el solo hecho de serlo, no escapan del lado oscuro de la naturaleza humana. Celos, envidias, odios, venganzas y resentimientos han manchado más de una página de su historia.

Una de ellas, relacionada con los orígenes del hombre, sucedió hace casi un siglo, cuando en 1908 el paleontólogo aficionado inglés Charles Dawson encontró fragmentos fósiles de un supuesto homínido en Piltdown, una región localizada en la parte este de Sussex, Inglaterra. Dawson comunicó el hallazgo a su amigo y colega, el paleontólogo Arthur Smith Woodward, director del departamento de geología del British Museum of Natural History, quien tenía una excelente reputación y era muy respetado en la comunidad científica.

Mientras paleontólogos europeos realizaban importantes hallazgos de restos fósiles de los ancestros del hombre en Europa y Asia, los ingleses habían encontrado sólo algunos instrumentos de piedra extremadamente rudimentarios. Woodward tenía la hipótesis de que quienes elaboraron esas herramientas debían ser homínidos inteligentes con una gran capacidad craneana, pero con características parecidas a las de los primates, si bien no tenía evidencia que la sustentara. Así, el hallazgo de Piltdown le cayó a Woodward como anillo al dedo.

Para 1912 Dawson, Woodward y un equipo de paleontólogos habían encontrado restos de un cráneo, la mayor parte de una mandíbula y algunos dientes en el yacimiento de Piltdown. Su reconstrucción indicaba que se trataba de un homínido nuevo, aún desconocido para la ciencia, que presentaba una mezcla de características de primate y de ser humano, exactamente como lo predijo Woodward.

El anuncio del hallazgo causó un gran revuelo en su época, tanto dentro de la comunidad científica como entre el público. Los periódicos locales hablaban del descubrimiento, para su fortuna localizado en territorio inglés, del “eslabón perdido” y éste sirvió para dar un gran empuje a la comunidad paleontológica británica.

Sin embargo, paleontólogos de otros países se mostraron escépticos. Algunos pensaban que podía tratarse del cráneo de un humano y la mandíbula de un primate, unidos accidentalmente en el mismo sitio. En todo caso, señalaron que era necesario encontrar más fósiles para poder tomarlos en cuenta.

La controversia continuó y en 1917, un año después de la muerte de Dawson, Woodward anunció que su colega había encontrado poco tiempo antes de morir otro cráneo en Piltdown. Este nuevo descubrimiento logró convencer a muchos opositores y una gran cantidad de trabajo se invirtió para tratar de entender la evolución humana basada en estos fragmentos.

Conforme pasó el tiempo y las piezas del rompecabezas de la evolución del ser humano se iban colocando en su sitio, los hallazgos de Piltdown no encajaban en ningún lado. Fue hasta 1953 cuando J. S. Weiner, un antropólogo físico de la Universidad de Oxford, decidió volver a estudiar el caso. Le llamó la atención la falta de información recabada en el yacimiento, un hecho muy extraño tratándose de paleontólogos de la talla de Woodward. Weiner examinó los restos fósiles originales y al analizar los dientes al microscopio descubrió que estaban pulidos con una lima. Decidió entonces, pulir dientes de chimpancé y el resultado fue idéntico. Los otros huesos habían sido cubiertos con una solución de hierro que les daba la apariencia de ser muy antiguos, pero por dentro eran blancos, lo que indicaba que eran de una época mucho más reciente. Después de varios estudios, se determinó que se trataba de huesos de un elefante y de un hipopótamo. A la fecha no se ha determinado con exactitud quién fue el culpable de este fraude.

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Alfred Russel Wallace, el otro padre de la evolución

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Nota original de: Revista de la Universidad de México
Autor de la nota: Andrés Cota Hiriart
https://www.revistadelauniversidad.mx/articles/1f3c1376-39cb-4609-afff-49261634ca81/alfred-russel-wallace-el-otro-padre-de-la-evolucion

[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]Estamos a mediados del siglo XIX y el mundo, o mejor dicho nuestro entendimiento de él, está a punto de cambiar por completo. El 24 de noviembre de 1859 será publicado el libro más importante en la historia de la humanidad. Se trata del texto que, junto con los aportes de Newton, mayor repercusión probará tener sobre el pensamiento moderno. Y no se trata de una aseveración enunciada a la ligera; después de todo, en disputa está el enigma de nuestra propia existencia. Nos referimos, por si quedara duda, a El origen de las especies del gran Charles Darwin. Más que ninguna otra obra, El origen… pondrá en jaque los dogmas religiosos, demolerá paradigmas y se erigirá como el puntal de cimentación para estructurar nuestra concepción sobre la naturaleza y los habitantes de la Tierra.

Pero el mecanismo responsable de la evolución biológica tendrá que esperar todavía poco más de un año para ser expuesto ante el público. Por ahora, la posibilidad de que la selección natural funja como el motor fundamental de transformación de la vida, sólo ha sido rumiada por las neuronas del prudente Darwin —quien llevaba casi veinte años amasando pruebas suficientes para sustentar, según los cánones cristianos imperantes en la época, tremenda herejía—. O eso es lo que él suponía: que era el único en haberlo considerado; claro, hasta que una tarde de verano recibió una carta inquietante que venía del Archipiélago Malayo.

La generación de conocimiento no es deporte olímpico. En lo que atañe a maquinar teorías para explicar los misterios del universo de forma racional, considerar como dignos de mención a segundos o terceros lugares no tiene mucho sentido. Los records científicos no se baten, sino que se refutan o corroboran; las hipótesis se complementan o corrigen, pero una simple reformulación de lo dicho por alguien más no es suficiente para colarse en los selectos anales del saber humano. No hablamos del segundo padre de la relatividad, como tampoco lo hacemos del segundo individuo que dedujo por qué caen las manzanas de los árboles. Quizá sea un tanto injusto, pero la historia suele recordar sólo a aquellos que pronuncian sus conjeturas antes que el resto. Por eso es que al buen Darwin no le cayó nada en gracia lo que encontró en la carta que recibió aquel viernes 18 de junio de 1858.

¿Es posible que, al encontrarse ante la misma encrucijada de la razón, dos cerebros separados por miles de kilómetros y sin comunicación alguna entre sí confluyan en sus cavilaciones? Yendo aún más lejos, ¿cuál sería la probabilidad de que las sinapsis de esas dos mentes en cuestión desembocaran en deducciones análogas y lo hicieran prácticamente de manera paralela? No hablamos de un dilema somero, al contrario, estamos ante un abismo cognitivo que requerirá de una revolución intelectual para poder ser sorteado. Una propuesta incendiaria y genial, con tal grado de originalidad y simplicidad que parecería francamente descabellado que alguien más pudiera dar con ella. Alguien además de Darwin, por supuesto.

Sin embargo, tras leer el contenido de aquella carta un par de veces, y probablemente con la mandíbula cada vez más desencajada, al eminente naturalista no le quedó otra opción que aceptar que, por inverosímil que pudiera parecer, eso era exactamente lo que había sucedido. El plagio estaba completamente fuera de la cuestión, pues Darwin no había compartido sus reflexiones salvo con algunos de sus amigos y colegas más cercanos. Por ello, hubo que dar pie a la única explicación posible: se trataba de un caso insólito de pensamiento convergente.

Tampoco es que Darwin fuera el primer científico en dedicar horas de cabeza a intentar comprender cómo diantres era que se originaban las especies. De hecho, por aquella época el Santo Grial de la disciplina naturalista consistía en develar los engranajes por medio de los cuales la vida mutaba y prosperaba. Antes de su célebre tesis basada en la selección natural, existieron las hipótesis de Buffon, Cuvier, Lamarck —quien en 1804 acuñó el término “biología” y formuló la primera teoría de la evolución biológica— y hasta la de su propio abuelo, Erasmus Darwin. En suma, El origen de las especies fue precedido por unos veinte trabajos que poco a poco moldearon el camino. No cabía ya duda de que los organismos cambiaban con el tiempo, pero nadie había sido capaz de dar con los cables que hacían danzar la marioneta evolutiva. Nadie salvo Darwin, y quien fuera el que había mandado la dichosa carta que ahora le producía desconcierto y angustia ante la posibilidad latente de perder la prioridad de la teoría en la que llevaba trabajando tantos años.

Imagen de archivo

El documento en cuestión, un ensayo de 15 páginas titulado “Sobre la tendencia de las variedades a diferenciarse indefinidamente del tipo original”, había sido enviado desde Ternate, una isla diminuta —hoy parte de las Molucas septentrionales en el Archipiélago Indonesio— y estaba firmado por un tal Alfred Russel Wallace, joven explorador y naturalista de origen británico que llevaba el último lustro recolectando organismos en las junglas indómitas del Pacífico sur. Wallace podría ser visto como el arquetipo del biólogo de campo; antes de su larga estadía en el sureste asiático había pasado cuatro años inmerso en la selva amazónica en su infatigable búsqueda de animales. Wallace se ganaba la vida capturando ejemplares de aves, reptiles, anfibios, mamíferos y, en especial, insectos para colecciones y museos europeos. Y en tales menesteres era realmente excepcional: se estima que tan sólo en los ocho años que pasó en las Islas Malayas e Indonesia colectó más de 125 mil especímenes, cientos de los cuales constituían especies nuevas para Occidente.

se contacto profuso con el medio silvestre lo llevó a atestiguar en carne propia la tremenda diversidad biológica y la manera en la que ésta varía marcadamente de acuerdo con la geografía. El tipo de organismos y su abundancia no sólo no eran uniformes entre las distintas localidades, sino que parecían variar de acuerdo con ciertos procesos históricos que conformaban regiones de distribución particulares (algunas especies compartían historias evolutivas semejantes); nociones que más tarde le valdrían ser considerado como el pilar fundacional de la biogeografía1

No obstante, fueron sus observaciones sobre la variación entre individuos y la relativa estabilidad del tamaño poblacional de cada especie las que fungieron como sustrato para que, tras un ataque cruento de malaria, Wallace llegara a las mismas conclusiones a las que había llegado Darwin.

Según su propio testimonio, los delirios febriles lo llevaron a correlacionar las ideas de Malthus respecto al crecimiento de las poblaciones humanas con lo que acontecía en el mundo silvestre.2 De esta manera fue como desenmarañó el nudo y aterrizó los conceptos de adaptación y competencia, fundamentales para comprender la teoría evolutiva: “en cada población se genera una lucha por la existencia en la que sólo los mejores sobreviven y extienden así sus caracteres ventajosos a la descendencia, y la mortandad de los menos adaptados es el factor que mantiene constante el tamaño de la población”. La epifanía fue tal que, aun adoleciendo de la fiebre tropical, se levantó de la cama y se dispuso a comunicar sus reflexiones al que consideraba la eminencia en la materia, Darwin.

Lo que nos lleva de nuevo al momento en el que la carta alcanzó su destino y la polémica suscitada después respecto a si Darwin ocultó deliberadamente su existencia un par de semanas, en lo que daba los toques finales a su manuscrito y no corría así el riesgo de perder el crédito autoral de la teoría de la evolución.3 Es seguro que las palabras de Wallace fueron el catalizador para que Darwin se animara a publicar su libro y con ello alterara el pensamiento moderno de forma definitiva.

Controversias de lado, la verdad es que Wallace nunca pretendió hacerse con el reconocimiento; a sus ojos Darwin era quien merecía la primicia y así lo declaró en una carta escrita en 1887: “En aquel tiempo yo no tenía ni la más remota idea de que él [Darwin] había llegado ya a una teoría definida, y aún menos de que ésta era la que se me había ocurrido de repente en Ternate en 1858… No es que hubiera pensado en morirme, pero sí pensaba en desarrollar la teoría todo lo posible cuando volvía a casa sin suponer en absoluto que Darwin se me había adelantado tanto. Puedo decir ahora, como dije hace muchos años, que me alegro de que fuera así; porque yo no siento el amor por el trabajo, por la experimentación y el detalle que eran tan preeminentes en Darwin y sin los cuales nada de lo que yo hubiera escrito habría convencido al mundo”.4

 No haber sido condecorado con el título de “padre de la evolución” no demeritó el extraordinario desempeño de Wallace en la ciencia. Quizá no sea una figura tan afamada, pero a lo largo de los noventa años que vivió, publicó 22 libros y al menos 747 artículos en revistas especializadas,5 y si bien la teoría de la evolución no le rinde el homenaje que merece, al menos se puede jactar de tener a su nombre una de las criaturas más singulares de la fauna: la rana voladora de Wallace, único anfibio conocido capaz de planear por los aires utilizando sus membranas interdactilares a la manera de un paracaídas.

NOTAS

 Entre otros parámetros estableció la “Línea de Wallace”, vector imaginario empleado hasta nuestros días que pasa entre Borneo y Sulawesi, en Indonesia, y separa a la biota del sudeste asiático de la propia de Oceanía: por ejemplo, al oeste de la línea encontramos simios y monos, al este, sólo marsupiales. 1

Los principios de Malthus aseveran que las poblaciones humanas crecen de manera exponencial mientras que los recursos lo hacen de manera geométrica, lo que deviene en una lucha constante por hacerse del sustento necesario para sobrevivir. 2

Como lo discute Miguel Vicente en “Sesenta minutos que pudieron conmover la evolución: la carta de Wallace”, El País, diciembre de 2011: el país 3

Citado en El científico que creía en los fantasmas de Fedro Carlos Guillén, Pangea, México, 1996, p. 20. 4

Vale la pena mencionar que aproximadamente el 7% de estos artículos versan sobre espiritismo y frenología, aspectos que Wallace consideraba merecían ser abordados con la misma seriedad y rigor científico que el resto de los fenómenos. 5

 

 

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Estamos cambiando el rumbo de la evolución: Gerardo Ceballos

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Nota original de: Gaceta UNAM
Autor de la nota: Fernando Guzmán Aguilar
Fecha de publicación: 5 de mayo de 2022
https://www.gaceta.unam.mx/estamos-cambiando-el-rumbo-de-la-evolucion-gerardo-ceballos/

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  • Hemos podado de manera irregular el árbol de la vida
  • Con las extinciones se pierden especies, su función en los ecosistemas, y también su linaje evolutivo

El ser humano ha “podado” de manera irregular el árbol de la vida cuyas ramas están formadas por todas las especies de la Tierra, advierte Gerardo Ceballos, del Instituto de Ecología. Tiene grandes y pequeñas ramas, que se definen dependiendo del número de especies que existen en cada género, familia, orden y clase.

Según un análisis de Ceballos, los efectos de la sexta extinción masiva en el árbol de la vida son preocupantes. Cada vez que se pierde una especie, género o familia se pierde la historia evolutiva que llevan en sus genes. Por lo menos tres familias y más de 600 especies de vertebrados se han extinguido en tiempos históricos.

Lo novedoso del estudio es que 40 por ciento de todos los géneros de vertebrados del mundo (aves, mamíferos, reptiles, anfibios y peces) tienen alguna especie en peligro de extinción. Y 10 por ciento de los géneros sólo tienen una especie; es decir, si se extinguen “se va a perder todo ese linaje evolutivo”.

De hecho, más de 60 géneros de vertebrados como el delfín de río del Yangtsé (Lipotes vexillifer) y la vaca marina de Steller (Hydrodamalis gigas) ya se han extinguido, quedando sólo como recuerdos del pasado.

Podarlo de manera irregular, explica el ecólogo, significa que sus ramas son géneros y especies que están extinguiéndose. Que estos se pierdan y no tengan una rama paralela significa que se pierde toda la historia evolutiva que viene en los genes de esos géneros y especies.

A pesar de que ya se sabe que la sexta extinción masiva tiene un efecto en la composición genética de las especies que están sobreviviendo, es la primera vez – asegura Ceballos– que se demuestra el tamaño y la magnitud del problema.

Así, con esa poda irregular del árbol de la vida (en cien años se han extinguido tantas especies que debieron desaparecer entre 10 mil y 100 mil años) estamos también cambiando el rumbo de la evolución de la vida en la Tierra, ya que estamos afectando de manera diferente a grupos de especies de plantas y animales silvestres.

Se están perdiendo especies, su función en los ecosistemas y la herencia biológica que las acompaña. Es decir, la crisis de extinción se está incrementando de manera bastante más dramática, con impactos y efectos gravísimos.

En las reuniones internacionales sobre la extinción de especies en el ámbito global apenas se está empezando a entender la magnitud del problema. En la mayoría de aquellas se habla “de lo que podría pasar en el año 2040 o 2050, cuando enfrentaremos deforestaciones “mucho más altas” que las actuales, habrá una población de nueve mil o 10 mil millones de personas y un cambio climático con tres o cuatro grados más altos de lo que tenemos ahora. Pero los escenarios y plazos son incorrectos, ya que la velocidad de desaparición de especies y el cambio climático “es enormemente más elevado de lo estimado hace 10 años”.

En dichos escenarios, asegura Ceballos, la mayor parte del planeta no tendría la capacidad de mantener la vida humana en general y la vida de la fauna y la flora en particular.

Si no logramos reencaminar tanto las políticas internacionales como las nacionales para la conservación de especies y contar con una sociedad más justa y ambientalmente más sostenible, “los escenarios posibles son verdaderamente catastróficos y apocalípticos”.

Por eso, es el momento que México y todos los países empiecen a “apostarle” más a las tecnologías limpias, así como a controlar el tamaño de la población vía la educación y el acceso a sistemas de salud universales.

El costo de salvar especies, aunque parece elevado, es mínimo ante los enormes beneficios que obtenemos. Un mejor manejo de los ecosistemas, de los animales y las plantas silvestres, es un “seguro de vida”.

En la actual década se definirá en gran parte lo que ocurrirá con la humanidad en el siglo XXI. Es la década decisiva, el tipping point o punto de inflexión de lo que pasará con la Tierra. Una década donde la sociedad tiene que evolucionar con mayor justicia social y que se mantenga a largo plazo ambientalmente sustentable.

En los últimos dos años, agrega Ceballos, se han visibilizado movimientos importantes que están comenzando a empujar a la sociedad y al planeta a la dirección correcta. “Estamos ganando tiempo al tiempo” y con esto, dado los enormes avances, eventualmente tendremos mejor ciencia y tecnologías para salvar y conservar con acciones contundentes todas las selvas y bosques del planeta.

Pese a que desde hace muchos años el planeta no había estado tan cerca de un holocausto nuclear (el riesgo es enorme por la guerra Rusia-Ucrania), Ceballos no pierde la esperanza. Es lo último que debemos perder. Y no tenerla sería como tirar la toalla; es el momento de sacar la casta, de hacer todo lo que se requiera para dejar un futuro mejor a nuestros hijos y nietos.

Finalmente, considera que no todo en la vida es incrementar la riqueza por el hecho de tener más y que lo fundamental, para una gran calidad de vida, es tener mayor riqueza social, cultural y ambiental.

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Estamos cambiando el rumbo de la evolución de la vida en la Tierra

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Nota original de: Gaceta UNAM
Autor de la nota: Fernando Guzmán Aguilar
Fecha de publicación: 29 de abril de 2022
https://www.gaceta.unam.mx/estamos-cambiando-el-rumbo-de-la-evolucion-de-la-vida-en-la-tierra/

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  • Con las extinciones, se pierden especies, su función en los ecosistemas y los servicios ambientales. También su linaje evolutivo: Gerardo Ceballos

El ser humano ha “podado” de manera irregular el árbol de la vida, cuyas ramas están formadas por todas las especies de la Tierra, advierte el doctor Gerardo Ceballos, del Instituto de Ecología de la UNAM.

Es un árbol con grandes y pequeñas ramas, que se definen dependiendo del número de especies que existen en cada género, en cada familia, en cada orden, en cada clase.

Según un análisis de Ceballos, los efectos de la sexta extinción masiva en el árbol de la vida son preocupantes. Cada vez que se pierde una especie, género o familia, se pierde la historia evolutiva que llevan en sus genes. Por lo menos tres familias y más de 600 especies de vertebrados se han extinguido en tiempos históricos.

De acuerdo con su estudio, el 40% de todos los géneros de vertebrados del mundo (aves, mamíferos, reptiles, anfibios y peces) tienen alguna especie en peligro de extinción. Y el 10% de los géneros sólo tienen una especie; es decir, si se extinguen “se va a perder todo ese linaje evolutivo”.

De hecho, más de 60 géneros de vertebrados, como el delfín del río Yangtsé (Lipotes vexillifer) y la vaca marina de Steller (Hydrodamalis gigas), ya se han extinguido, quedando sólo como recuerdos del pasado.

Podarlo de manera irregular, explica el ecólogo de la UNAM, significa que sus ramas son géneros y especies que están extinguiéndose. Que estos se pierdan y no tengan una rama paralela significa que se pierde toda la historia evolutiva que viene en sus genes.

Aunque ya se sabe que la sexta extinción masiva tiene un efecto en la composición genética de las especies que están sobreviviendo, es la primera vez —asegura Ceballos— que se demuestra la magnitud del problema.

Así, con esa poda irregular del árbol de la vida (en 100 años se ha extinguido el número de especies que debía desaparecer en entre 10 mil y 100 mil años), estamos también cambiando el rumbo de la evolución en la Tierra, ya que estamos afectando de manera diferente a grupos de especies de plantas y animales silvestres.

Se están perdiendo especies, su función en los ecosistemas y la herencia biológica que las acompaña. Es decir, la crisis de extinción se está incrementando de manera bastante más dramática, con impactos y efectos gravísimos.

En las reuniones internacionales sobre la extinción de especies a nivel global apenas se está empezando a entender la magnitud del problema. En la mayoría de ellas se habla “de lo que podría pasar en el año 2040 o 2050, cuando enfrentaremos deforestaciones “mucho más altas” que las actuales, habrá una población de nueve mil o 10 mil millones de personas y un calentamiento global tres o cuatro grados más alto de lo que tenemos ahora.

Sin embargo, los escenarios y plazos son incorrectos, ya que la velocidad de desaparición de especies y el cambio climático “es enormemente más elevada de lo estimado hace 10 años”.

En esos escenarios, asegura Ceballos, la mayor parte del planeta no tendría la capacidad de mantener la vida, en particular la de la fauna y la flora.

Si no logramos reencaminar las políticas internacionales y nacionales para la conservación de especies y tener una sociedad socialmente más justa y ambientalmente más sostenible, “los escenarios posibles son verdaderamente catastróficos y apocalípticos”.

Por eso, es momento de que México y todos los países empiecen a “apostarle” más a las tecnologías limpias, así como a controlar el tamaño de la población vía la educación y el acceso a sistemas de salud universales.

El costo de salvar especies, aunque parece elevado, es mínimo ante los enormes beneficios que obtenemos. Un mejor manejo de los ecosistemas, de los animales y las plantas silvestres es un “seguro de vida”.

En la actual década se definirá en gran parte lo que va a ocurrir con la humanidad en todo el siglo XXI. Es la década decisiva, el tipping point o punto de inflexión de lo que pasará con la Tierra. Una década en la que la sociedad debe apuntar a tener mayor justicia social y tornarse ambientalmente sustentable.

En los últimos dos años, agrega Ceballos, se han visibilizado movimientos importantes que están empezando a empujar a la sociedad y al planeta en la dirección correcta.

“Estamos ganando tiempo al tiempo”, y con esto, dados los enormes avances, eventualmente tendremos mejor ciencia y mejores tecnologías, para salvar y conservar con acciones contundentes todas las selvas y bosques del planeta.

Pese a que desde hace muchos años el planeta no había estado tan cerca de un holocausto nuclear (el riesgo es enorme por la guerra Rusia-Ucrania), Ceballos no pierde la esperanza: “Es lo último que debemos perder; y perderla sería como tirar la toalla. Es el momento de sacar la casta, de hacer todo lo que se requiera para dejar un futuro mejor a nuestros hijos y nietos”.

Finalmente, Ceballos considera que no todo en la vida es incrementar la riqueza por el hecho de tener más y que lo fundamental, para  una gran calidad de vida, es tener mayor riqueza social, cultural y ambiental.    

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Completó El origen de las especies una revolución científica

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Nota original de: Gaceta UNAM
Autor de la nota: Fernando Guzmán Aguilar
Fecha de publicación: 20 de noviembre de 2020
https://www.gaceta.unam.mx/completo-el-origen-de-las-especies-una-revolucion-cientifica/

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Con Darwin: el ser humano, una especie más en la Tierra. Por miedo a cómo reaccionaría la Iglesia a sus ideas radicales, el naturalista inglés tardó más 20 años en dar a conocer su Teoría de la Evolución

Darwin, aunque nunca fue ateo, con El origen de las especies completó una revolución científica que se inició en el Renacimiento contra el creacionismo.

Así como Copérnico, primero, y luego Galileo y Kepler sacaron a la Tierra del centro de la Creación y la colocaron como un planeta más en la constelación del Universo; Charles Robert Darwin —apunta la doctora Ana Barahona, investigadora de la UNAM— también apartó al ser humano del centro de la Creación y lo trató como una especie más en la Tierra.

Todavía en el siglo XIX, en muchos países, sobe todo Inglaterra, se creía a ciegas, según la tradición judeo-cristiana, que un dios había creado a todos los seres vivos, dice la investigadora de la Facultad de Ciencias.

Para no contradecir esa creencia basada en la fe, El origen del hombre se publicó después deEl origen de las especies, siendo aquél un capítulo de la gran obra del evolucionismo.

Darwin, por miedo a cómo reaccionaría la Iglesia a sus ideas radicales, tardó mas 20 años en dar a conocer su Teoría de la Evolución. En 1836 ya tenía toda la información para desarrollarla y sustentarla. Sin embargo, la presenta hasta 1858. Un año después, el 24 de noviembre, se pone a la venta su libro El origen de las especies, con mil 250 ejemplares. Ese mismo día se agotó la primera edición.

Diez años después, en 1869, se publica la última edición revisada y ampliada por Darwin, quien incluye respuestas a las críticas a su obra durante esa década, dice Barahona en “Darwin y su importancia en la consolidación del pensamiento científico”, artículo publicado por la Revista Digital Universitaria (10 de junio de 2009).

Teoría vigente

Su teoría: la evolución de las especies por medio de la selección natural, después de 161 de haber sido publicada sigue vigente, subraya Barahona, premio Sor Juana Inés de la Cruz

En 1859, esa teoría y mecanismo causó revuelo, ya que contradecía el fijismo, que sostenía que las especies habían sido creadas y no se transformaban. Eran “fijas”.

Darwin no fue el pionero de la idea de un ancestro común a las especies y del cambio de éstas a través del tiempo (en 1794 su abuelo Erasmus Darwin la plantea en Zoonomía y luego en 1809, Lamarck en su Filosofía zoológica), pero sí fue el primero en desarrollar la Teoría de la Evolución que postula que los organismos cambian con el paso del tiempo a través de un mecanismo que desarrolló y llamó “selección natural”.

Aceptada con cautela la Teoría de la Evolución de las especies por algunas comunidades científicas, el mecanismo de selección natural causó polémica hasta principios del siglo XX.

Después, la introducción y el desarrollo de la genética (principios mendelianos y teoría cromosómica de la herencia) darían la razón a la selección natural como mecanismo que explica perfectamente la evolución de las especies en el tiempo.

Hoy tiene aceptación universal, señala Barahona. La selección natural es el principal, aunque no el único mecanismo de cambio evolutivo. La genética, modelos matemáticos, biología molecular y otras disciplinas (paleontología, biogeografía) han aportado evidencias, datos duros que corroboran la teoría darwiniana.

El arte de hacer ciencia

Por primera vez, gracias a la UNAM, se publicó en español El origen de las especies (la edición definitiva revisada por Darwin) en dos tomos, número 13 de la colección Nuestros Clásicos.

En el año 2009, con motivo del bicentenario del natalicio de Darwin y los 150 años de la publicación de El origen de las especies, se realizó en México el Simposio Internacional “Darwin, el arte de hacer ciencia”.

El simposio fue organizado por el Max Planck Institute for the History of Science de Berlín, Alemania, así como por El Colegio Nacional e investigadores de la UNAM (Facultad de Ciencias, Instituto de Investigaciones Filosóficas e Instituto de Geología).

En 2011, las ponencias presentadas en dicho simposio fueron publicadas por la Facultad de Ciencias en el libro Darwin, el arte de hacer ciencia, que puedes consultar gratis en libros.unam.mx

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El agente secreto de la evolución

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Nota original de: ¿cómo ves? Revista de Divulgación de la Ciencia UNAM
Autor de la nota: José Manuel García Ortega
https://www.comoves.unam.mx/numeros/articulo/97/el-agente-secreto-de-la-evolucion

[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]La base de la teoría moderna de la evolución se dio a conocer en El origen de las especies, libro publicado en 1859 por el naturalista inglés Charles Darwin. A casi 150 años de su publicación, la teoría de Darwin sigue siendo la base para entender los fenómenos del mundo biológico. Con un impacto así de grande, hay que preguntar… ¿qué es eso de la evolución?

Cuando los científicos hablamos de la evolución, nos referimos a un cambio, pero no a cualquier cambio. ¿Cuánto mides hoy? ¿Cuánto medías hace 10 años? Seguramente en ese tiempo creciste: los huesos de tus piernas y de tus brazos y de otras partes de tu cuerpo, incluida tu cabeza, cambiaron. Pero, ¿fue eso una evolución en el sentido biológico?

Es muy probable que te hayas topado con un insecto conocido como cochinilla común (Dactylopius coccus). Hace millones de años vivía en los mares de la Tierra un animal parecido a las cochinillas de hoy. Este animal se llamaba trilobite, y desapareció hace unos 250 millones de años. Tal vez te estés imaginando que vamos a decir que las cochinillas evolucionaron a partir de los trilobites de la antigüedad. Después de todo, las cochinillas prefieren ambientes húmedos, lo cual podría sugerir que alguna vez fueron acuáticas, y el parecido entre la forma de los trilobites y la de las cochinillas —es decir, su parecido morfológico— es sorprendente. Pero lo cierto es que los parientes vivos más cercanos de los trilobites son unos animales que no se les parecen mucho: los alacranes y las cacerolitas de mar. Aun así, todos estos organismos (cochinillas, trilobites, alacranes y cacerolitas de mar) tienen algún ancestro común: mucho antes de que aparecieran incluso los trilobites, existió una especie que fue sufriendo cambios morfológicos y genéticos, los cuales, al cabo de varias generaciones, fueron dando lugar a grupos de organismos diferentes a la especie original. Cochinillas y trilobites sí están evolutivamente emparentados (como todos los organismos vivos de la Tierra, a fin de cuentas), pero las cochinillas no descienden de los trilobites.

Ilustración: Pedro de la Rosa

A diferencia de los rápidos cambios que sufre tu organismo al crecer, es prácticamente imposible observar, en un lapso relativamente corto (digamos una vida humana), las transformaciones morfológicas y genéticas que sufrió la especie antecesora y que desembocaron, al paso del tiempo, en los trilobites por un lado y en las cochinillas por otro. La evolución es un proceso de cambio en el tiempo, pero no implica la transformación de un individuo de una especie en uno de otra especie. Tampoco implica que las especies surgen a partir de los cambios más o menos drásticos que ocurren a lo largo de una vida. Para que haya evolución es preciso que los cambios se hereden a las siguientes generaciones. El crecimiento de tus huesos es un cambio en tu desarrollo corporal, pero no es un cambio evolutivo: al crecer tu cuerpo tus células óseas se multiplican por mitosis, un proceso de reproducción celular en el cual se producen nuevas células sin que haya modificaciones heredables en el material genético que contienen. En cambio, las cochinillas, trilobites, alacranes y cacerolitas surgieron como especies debido a que, entre otras causas, un ancestro común a todos ellos heredó algunos cambios genéticos a sus descendientes y éstos a su vez heredaron nuevos cambios que se acumularon a través del tiempo. Mientras en tu cuerpo el crecimiento de los huesos ocurre a lo largo de, digamos, 15 años, los cambios genéticos y morfológicos heredados del ancestro común a los demás organismos no ocurrieron en 15, ni en 20, ni en 100, sino en cientos de miles o en millones de años.

Cómo evolucionan las especies

Charles Darwin postuló que las especies evolucionan por un proceso llamado selección natural. La teoría de la evolución por selección natural fue muy discutida entre los científicos. A medida que se acumularon pruebas y se reinterpretó la evidencia, se modificó la explicación que propuso Darwin.

La versión más actual de la teoría se deriva de la llamada Síntesis Moderna, que a la selección natural añade la explicación genética de la herencia e identifica a las mutaciones genéticas como fuente de variabilidad de las especies. Esta revolución ocurrió a partir de los años 30 del siglo pasado. Su resultado fue reconocer al menos cuatro procesos responsables de los cambios evolutivos. Estos procesos se conocen con los nombres de mutación, selección natural, deriva génica y migración.

¿Mutación… yo?

Todas nuestras células contienen la información necesaria para realizar las funciones fisiológicas que nos mantienen vivos. No todas las células realizan todas estas funciones, pues algunas se han especializado para, por ejemplo, producir pelo o grasa (las de la piel), otras para realizar intercambios de gases tóxicos por oxígeno (las de la sangre), y otras más para dar soporte a los músculos (las óseas, o de los huesos). Las “instrucciones” para realizar dichas funciones están alojadas —en todas las células de nuestro cuerpo— en una molécula de ácido desoxirribonucleico, mejor conocido como ADN: una larga cadena de cuatro tipos de eslabones denominados nucleótidos (adenina, guanina, citosina y timina), que se unen por medio de enlaces químicos para hacer un código de información muy parecido a un lenguaje. Pero las palabras en este lenguaje molecular a veces sufren cambios que tienen consecuencias importantes en la evolución: las mutaciones.

En el mundo natural ocurren mutaciones cada vez que nuestras células se multiplican; algunas se deben a errores en la duplicación de la información genética (cambiar una palabra como “gato” por “gota”), pero otras se deben a la acción del ambiente sobre el organismo, específicamente, algunos tipos de radiación —como la ultravioleta— que alteran el mecanismo de duplicación de la información genética. Así, en cada ciclo de duplicación del ADN se modifican, a lo mucho, uno de cada millón de pares de nucleótidos. Para darte una idea de cuán pocas mutaciones ocurren, imagínate que cada vez que contaras un millón de granos de frijol negro, te encontraras con que sólo uno de ellos tiene manchas claras. Al provocar este tipo de cambio, una mutación puede generar un nuevo alelo en el frijol. Un alelo es una de las versiones posibles de un gen. Un gen es una madeja de material genético (ADN o ARN) que contiene información relacionada con una o varias características de un organismo; en el ejemplo del frijol, para la coloración de la capa externa de la semilla. En nuestra población imaginaria de frijol hay dos alelos para la coloración: uno que da frijoles negros, y uno que da frijoles con manchas claras. Así, las mutaciones generan variación en la naturaleza.

El surgimiento de variantes genéticas (nuevos alelos) no es bueno ni malo, es un proceso que ocurre al azar, es decir, no tiene propósito ni dirección establecida. Si tú te propusieras transformar una bola de plastilina sin forma en un perro, harías cambios para que tu material adquiriera la forma de un simpático canino, ¿verdad? Bueno, pues eso es un cambio dirigido, con un propósito muy claro. Pero la mutación —al igual que toda la evolución— es un proceso que no persigue ningún fin ni tampoco ocurre para mejorar o empeorar a un organismo o a una especie.

Las mutaciones que importan en la evolución son las que se heredan a las siguientes generaciones y éstas son la fuente de todas las novedades que han aparecido en la historia de la vida. Una mutación puede generar un cambio morfológico, por ejemplo el cambio de la posición de los ojos en muchas aves y mamíferos que, de tenerlos a ambos lados de la cabeza, pasaron a tenerlos casi juntos (visión binocular estereoscópica), como los búhos y los primates. Los cambios morfológicos producidos por mutación no son inmediatos; de hecho, algunas mutaciones ni siquiera se heredan a las siguientes generaciones. Esto tampoco significa que un cambio tan drástico en la biología de los organismos sea resultado de una sola mutación. En el caso del cambio de posición de los ojos, nos referimos a un cambio que probablemente se heredó a varias generaciones, y que, acompañado de otras mutaciones durante un periodo de tiempo considerable, resultó en la adaptación de los organismos con visión binocular a esta nueva forma de percibir el mundo.

A nivel fisiológico y bioquímico, una mutación puede haber sido responsable de la capacidad de algunas bacterias, y en general de las plantas, de usar luz como fuente de energía para producir alimento. Las mutaciones han dejado huella incluso en la conducta: algunas aves no hacen nidos para sus huevos, sino que los depositan en los nidos de aves de otras especie. Existen diferentes teorías para explicar la evolución de una conducta como ésta, pero en principio es probable que una mutación haya provocado que ciertas aves perdieran la capacidad de construir un nido, o que promoviera la puesta de un huevo como resultado de encontrar nidos ajenos con huevos dentro. Esta mutación probablemente se heredó a los polluelos que crecieron en un nido “ajeno”, de tal manera que los adultos de la siguiente generación también pondrían huevos en nidos ajenos, y como resultado final dicha conducta fue incorporada al patrón conductual de la especie. Pero la mutación no es la única explicación a la aparición de estas conductas; para entender cómo éstas se mantienen en una población a lo largo del tiempo es necesario considerar otros factores como la disponibilidad de recursos, el sistema de apareamiento de los individuos, o el cuidado de los padres hacía las crías.

Algunas mutaciones pueden provocar modificaciones minúsculas en una proteína, pero no generan un cambio funcional importante. Las mutaciones también pueden modificar la forma en la que está “escrito” el código genético, pero no las proteínas que producen los organismos, pues este código es más o menos como los lenguajes con los que nos comunicamos: puede expresar la misma información con secuencias diferentes de caracteres (como el uso de las palabras “can” y “perro”). De esta manera, la mutación genera variación genética; de esta variación, la mayor parte tiene efectos neutrales, es decir, no afectan la supervivencia y reproducción de los seres vivos.

La reproducción del que sobrevive

La selección natural es el proceso evolutivo por excelencia. Los documentales de la vida salvaje nos la presentan como sinónimo de una lucha por la supervivencia: la indefensa gacela africana escapa de un feroz guepardo que la persigue durante media hora; las plantas rastreras (así se les llama porque viven al ras del suelo y casi no crecen verticalmente) de la selva compiten frenéticamente entre sí por obtener un poco de luz solar. A diferencia de las batallas, que se darían entre dos adversarios igualmente dispuestos a luchar, en la realidad la selección natural no implica la confrontación de unos organismos con otros. La selección natural no es más que la supervivencia y reproducción diferenciales. En algunas poblaciones naturales existe un diferencial (o variación) en la probabilidad de sobrevivir y reproducirse debido a alguna característica del organismo que está relacionada con su desenvolvimiento en el medio ambiente. Por ejemplo, en una población de gacelas, casi siempre hay algunas que por alguna razón no son capaces de correr y hacer maniobras más rápido que un guepardo, su depredador natural; éstas tienen menores probabilidades de sobrevivir, y por tanto, de reproducirse (hablamos de probabilidad porque en la naturaleza no existen “contratos” que garanticen la supervivencia). Entonces, tal variación está sometida a la acción de la selección natural.

Lo curioso de la selección natural es que no es una fuerza omnipotente que actúe sobre los organismos; tampoco es una especie de “dedo señalador” que conscientemente escoja a algunos organismos y no a otros. La clave de la selección natural es su relación estrecha con la reproducción de los organismos. Las gacelas corredoras sobreviven y se reproducen, en promedio, más que aquéllas con características diferentes; cuando se reproducen, heredan sus habilidades corredoras a sus descendientes; las que no escapan del depredador, mueren. Si murieron después de haber producido crías, sus características permanecerán en la población. Sin embargo, esas crías también se las verán negras en un futuro, ¡precisamente porque heredaron de sus padres una habilidad disminuida para escapar del guepardo! Pero, si murieron en las garras de un depredador sin haber producido crías, entonces esa característica desaparecerá de la población. Un organismo “seleccionado”, entonces, se ha adaptado a lo que se conoce como presión de selección.

¿Selección o perfección?

No hay organismos perfectos. La selección natural no es una “madre naturaleza” que actúa con un propósito (el de lograr la perfección, por ejemplo). ¿Qué tienen en común los osos polares, los tigres de bengala y los chacales de África? Los tres son depredadores. Pero entre ellos no hay “mejores” y “peores”; la realidad es que los tres se han adaptado al medio en que viven, tanto así, que están vivos. Lo que pasa es que sus adaptaciones han surgido en contextos diferentes. La selección natural es sólo un proceso y sus consecuencias dependen del medio en que se desarrollan los organismos en el tiempo y en el espacio. Las condiciones en que viven los seres vivos cambian de una región a otra y no han sido las mismas a lo largo de los millones de años de historia de la vida sobre el planeta. Por eso, características que hoy son adaptaciones, por ejemplo las semillas resistentes a la sequía de muchas plantas de zonas con estacionalidad muy fuerte, podrían no ser adaptaciones en el futuro, si dentro de unos miles de años las lluvias se repartieran homogéneamente a lo largo del año.

Barcos sin vela… genes a la deriva

El azar desempeña un papel importante en la evolución. El proceso de selección natural implica, como hemos dicho, que ciertos organismos tienden a dejar mayor descendencia. Imaginemos una población de 10 plantas de frijol que tienen la misma probabilidad de reproducirse, independientemente del color de sus raíces. Si no todos los frijoles se reproducen en cada generación, a la población que se reproduce “…el azar se le (va) enredando, poderoso, invencible”, parafraseando una canción de Silvio Rodríguez. El azar hace que el barco sin vela (la población) siga un rumbo impredecible conforme van pasando las generaciones: en la población original había diferentes linajes de frijoles y conforme pasó el tiempo, algunos linajes se extinguieron de manera que todos los frijoles modernos llegaron a tener raíces del mismo color: rojo. Así, un alelo —el que confiere el color rojo— quedó fijo en la población no porque haya conferido a los frijoles mayores ventajas reproductivas o de supervivencia, sino por deriva génica. En otras palabras, todos los linajes (el rojo, el blanco y el morado) tenían al principio la misma probabilidad de fijarse; el que se haya fijado uno y no otro es, en este caso, producto del azar.

La población original de frijoles era diversa: había distintos alelos para los distintos colores de raíces. Pero la población actual dejó de ser diversa, pues se fijó un alelo. La deriva génica hace que disminuya la diversidad genética. Si en una población el número de individuos que se reproducen (a esto se le llama tamaño efectivo) es bajo, se incrementa la probabilidad de que esos no sean representativos de la diversidad genética de la población; algo similar sucede con un juego de cartas: mientras más cartas tengas, la probabilidad de que puedas hacer una tercia o una corrida es mayor que si sólo tienes el número mínimo necesario para hacer una tercia (tres cartas). Esto sucede siempre y cuando tengas un juego de cartas completo, o diverso; es decir, uno en el que cada número aparece cuatro veces, una por cada símbolo: corazones, diamantes, tréboles y espadas. En el mundo natural, el tamaño efectivo de la población es el número de individuos que se reproduce, a partir de los cuales se forman las combinaciones genéticas o genotipos de la siguiente generación, “la mano de la siguiente ronda”. Si el tamaño efectivo de la población fuese cercano a infinito, la diversidad genética no disminuiría. Pero por grande que sea una población, su tamaño es menor a infinito. El azar actúa en todas las poblaciones y sus efectos se manifiestan más o menos pronto dependiendo del tamaño efectivo poblacional (a mayor tamaño efectivo, más tiempo).

Mudanza y migración

Cuando decimos migración no nos referimos al viaje anual de las mariposas Monarca de Canadá a México. La migración, desde el punto de vista evolutivo, se refiere a una mudanza a largo plazo, en la que los organismos se desplazan a otra casa y se quedan a vivir ahí. Hay migraciones fortuitas (ocurren de vez en cuando), como la de ciertas lagartijas montadas en troncos que son arrastradas por el mar en medio de un huracán y se establecen en una isla donde ya hay lagartijas, o el movimiento de las semillas de árboles, ya sea por medio del viento o por transporte de animales, de modo que algunas germinan en bosques distantes a los bosques donde vivían los padres.

Pero en la evolución no todo es color de rosa y algunas mudanzas no terminan bien: una semilla podría germinar en un ambiente inhóspito y no poder establecerse como adulto, o las lagartijas podrían no adaptarse bien al nuevo hábitat isleño. Sin embargo, los eventos que sí desembocan en el establecimiento de los organismos en nuevos lugares añaden nuevas variantes genéticas a una población. Esto es importante porque a veces entre los organismos migrantes puede estar contenida la variación que permita a la especie adaptarse a un cambio ambiental. Si es así, la nueva población podría tener más oportunidades de adaptarse a un posible cambio ambiental y sobrevivir.

Surge una nueva especie

El elemento crucial para que puedan surgir dos especies a partir de una es el aislamiento reproductivo, es decir, un periodo en el que dos poblaciones de una misma especie dejen de interactuar al punto de no realizar ningún tipo de intercambio genético, es decir, no reproducirse. Para que esto suceda, el aislamiento puede ser provocado por la aparición de una barrera geográfica que interrumpa el contacto y por ende la migración entre poblaciones (una cordillera montañosa, un río, o el surgimiento de una isla por hundimiento de un pedazo de tierra), pero también puede suceder si las características morfológicas o conductuales de una o ambas poblaciones sufren cambios que las hacen irreconocibles una para la otra. Cuando estas barreras se erigen entre las poblaciones, dos procesos —la deriva génica y la selección— las van diferenciando hasta que la reproducción entre organismos de un lado y de otro de la barrera (geográfica o morfológica o conductual) deja de ser posible, aun si la barrera desaparece. Al cabo de un tiempo en el que ambas poblaciones se han reproducido por separado durante suficientes generaciones, se pueden convertir en dos especies distintas.

Hacia dónde va la evolución

¿Cómo han surgido en la naturaleza formas vivas tan dispares como bacterias que pueden vivir a 110º C junto a surtidores submarinos de agua caliente y osos polares de media tonelada que nadan hasta 50 km en aguas heladas? La mutación, la selección natural, la deriva génica y la migración, en última instancia, han engendrado la diversidad de formas vivas que se han adaptado a diferentes condiciones de vida.

Una de las cosas interesantes de conocer y entender la evolución biológica, es que casi cualquier fenómeno que involucre caracteres biológicos plantea nuevas preguntas cuando se estudia desde la teoría de la evolución. En este sentido, la obra El origen de las especies de Darwin es ejemplar al estudiar de manera articulada fenómenos de biogeografía, ecología, paleontología, genética, etc. Por eso se dice que la teoría de la evolución unifica y da sentido a la Biología como ciencia, ya que proporciona explicaciones para diversos tipos de fenómenos.

La teoría evolutiva moderna plantea una explicación material, no especulativa ni mística, acerca del cambio de los seres vivos a través del tiempo. Ese cambio ocurre en un escenario que a su vez es dinámico: los organismos vivos no son meros objetos de los procesos evolutivos, sino que pueden modificar activamente el ambiente en el que se desenvuelven y con ello las condiciones en que evolucionan.

El ejemplo histórico más dramático (por lo menos para quienes respiramos oxígeno) es el proceso en el que una serie de microorganismos unicelulares sin núcleo llamados cianoprocariontes, alteraron radicalmente la composición de la atmósfera hasta volverla predominantemente oxidante y respirable. Por medio de la fotosíntesis, estos organismos fijaban grandes cantidades de carbono a partir del bióxido de carbono (CO2) y el agua (H2O), compuestos abundantes en la Tierra primitiva. El proceso de la fotosíntesis (distinto del de los primeros organismos quimiosintéticos, que para fijar carbono usaban ácido sulfhídrico, H2S, directamente del medio) liberó constantemente a la atmósfera cantidades considerables de oxígeno libre. Dicho proceso transformó la atmósfera radicalmente, pues contribuyó a la formación de una capa de ozono que, entre otras cosas, protegió a la superficie terrestre y a los organismos de la radiación ultravioleta. Al cobijo de una atmósfera oxigenada, protegidos de los daños genéticos causados por radiación, y con alimento en abundancia (gracias a los productos de la fotosíntesis) los organismos primitivos pudieron reproducirse a gran escala y eventualmente vivir fuera del agua. En los nuevos medios, entre otras cosas, las tasas de depredación y competencia por alimento y espacio permitieron la acción de nuevas presiones de selección que impulsaron la diversificación de los seres vivos.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

La Revolución mexicana, su perspectiva histórica

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Nota original de: Gaceta UNAM
Autora de la nota: Patricia López
Fecha de publicación: 18 de noviembre de 2021
https://www.gaceta.unam.mx/la-revolucion-mexicana-su-perspectiva-historica/[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]
  • Más de un millón de muertos
  • El movimiento armado comenzó el 20 de noviembre de 1910; parecía que Francisco I. Madero invitaba al té a las cinco de la tarde, comenta especialista de Investigaciones sociales

La Revolución Mexicana fue un conflicto armado que ocurrió de 1910 a 1917 como una lucha en contra de la perpetuación en el poder del general Porfirio Díaz, pero derivó en una guerra civil entre facciones.

Diferentes grupos que tenían como bandera derechos políticos y sociales se unieron por ese objetivo, pero luego llevaron a cabo una guerra de guerrillas a lo largo de una de las épocas más convulsas para México, que dejó más de un millón de muertos.

“Una revolución es un conflicto armado, violento y rápido que cambia las estructuras de un país. De manera oficial, la Revolución Mexicana terminó en 1917 con la promulgación de la Constitución de aquel año”, aseguró Georgette Emilia José Valenzuela, del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS).

A poco más de un siglo de distancia, aún se discute su temporalidad, señaló la doctora en Historia. “Para mí terminó en 1920 con la llegada del grupo Sonora, un grupo de sectores medios con un proyecto muy diferente de país al del anterior presidente Venustiano Carranza”.

La investigadora dijo que Plutarco Elías Calles, durante su presidencia de 1924 a 1928, convirtió a la Revolución en un ente moral y le dio un futuro, lo que significó que en 1928, cuando se formó el Partido Nacional Revolucionario (antecedente del Partido Revolucionario Institucional), la Revolución no había cumplido aún sus metas.

Para algunos autores, anotó, terminó en 1940, con el fin de la presidencia de Lázaro Cárdenas; mientras que para otros fue en 1946, con la llegada de los civiles, encabezados por el abogado Miguel Alemán a la presidencia. “En lo que hay consenso, aunque no es cierto, es que el movimiento armado comenzó el 20 de noviembre de 1910. Eso decía el Plan de San Luis de Francisco I. Madero, que parecía que invitaba al té a las cinco de la tarde de ese día. En realidad hubo algunos movimientos armados previos que fueron reprimidos o coartados por el gobierno de Porfirio Díaz”, expresó la especialista.

Entre estos movimientos destaca el de los hermanos Aquiles, Máximo y Carmen Serdán, que se alzaron en armas en Puebla antes de la fecha pactada, lo que causó su muerte al enfrentarse con las fuerzas del gobierno.

Bajo el lema “Sufragio efectivo, no reelección”, el entonces excandidato y líder liberal Francisco I. Madero lanzó el Plan de San Luis (el 5 de octubre de 1910) para derrocar a Díaz. En el documento reivindicaba derechos laborales y la repartición de tierras que buscaban grupos contrarios a Díaz.

La lucha armada hizo surgir a otros líderes revolucionarios que acompañaron la causa de Madero, entre otros Emiliano Zapata en el sur del país, así como Pancho Villa, Álvaro Obregón y Pascual Orozco en el norte. La presión revolucionaria tuvo éxito y Porfirio Díaz firmó su renuncia a la presidencia el 25 de mayo de 1911, dando fin a 35 años de gobierno y abriendo paso a nuevas elecciones.

Derechos sociales

“La Revolución Mexicana permitió a los mexicanos de aquella época la movilización, salir de sus comunidades y conocer al país, algo que no se podía antes por las condiciones sociales y económicas”, indicó la experta del IIS.

Otro aporte muy importante es que en la Constitución de 1917 se establecieron por primera vez los derechos de los obreros, y los derechos sociales de los mexicanos. “También, por primera vez se legisló la relación capital-trabajo, que fue una novedad”, agregó.

En el tiempo de su promulgación y hasta los años 40 del siglo pasado, la Constitución de 1917 fue una de las más avanzadas de su tiempo, justamente por los derechos que incluía en materia educativa, en la recuperación, uso y usufructo de la tierra, donde volvió a ser propiedad de la nación las aguas, ríos, mares y montañas.

Otro elemento, que hoy ha perdido significación, fue la incorporación de las organizaciones de masas en la dirección del gobierno en turno. “No se puede entender buena parte del siglo XX sin la participación de estas masas obreras y campesinas, especialmente a través del movimiento obrero organizado”.

Consideró que si México se industrializó, sobre todo a partir del gobierno de Miguel Alemán, fue gracias a las divisas que generó la agricultura de exportación. “Siempre se mantuvo como meta a conseguir que hubiera una reforma agraria que beneficiara a la mayoría de los campesinos, pero con la llegada del grupo Sonora al poder en 1920, se mantuvo la idea de la posesión de la tierra y su cultivo, para mantener al campo mexicano en propiedad de pequeños agricultores, y jamás van a entender al ejido”, explicó.

Otro aspecto benéfico de la Revolución, consideró la historiadora, es su proyecto educativo. Y tuvo una gran influencia en las artes, donde inspiró al muralismo en la pintura, la novela de la Revolución en la literatura, y fue tema en la música, la danza y el cine.

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TV UNAM estrena el documental Siqueiros, La Revolución Mexicana de 1910

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Nota original de: Gaceta UNAM
Autora de la nota: Patricia López
Fecha de publicación: 25 de junio de 2020
https://www.gaceta.unam.mx/tv-unam-estrena-el-documental-siqueiros-la-revolucion-mexicana-de-1910/[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]

El documental Siqueiros, La Revolución Mexicana de 1910 de Irene Herner forma parte de la serie documental ¿Quién era David Alfaro Siqueiros?, construida a partir de más de dos mil documentos, pinturas, fotografías y filmaciones que dan cuenta de la vida, el contexto y el proceso artístico de Siqueiros, autor de una obra poderosa en el siglo XX.

Siqueiros fue un artista moderno, experimental, nacionalista e internacional. Realizó obra mural en México y en el extranjero, es el padre del arte callejero y del Action Painting norteamericanos. Un artista público que integró al lenguaje de la pintura, los nuevos lenguajes de la animación de Disney y del cine. Un creador que participó apasionadamente como soldado, militante comunista y artista revolucionario en el espíritu dramático del siglo.

Este documental hace una extensa revisión de la Revolución Mexicana desde la perspectiva de Siqueiros como artista y soldado. Habla sobre la miseria y la destrucción que generó este conflicto armado, y de la propuesta artística que construyó un grupo de artistas con el patrocinio del gobierno, tan bella e importante que hasta el día de hoy es uno de los mejores representantes del arte mexicano ante el mundo.

Siqueiros, originario de Chihuahua, tenia sólidas convicciones políticas a favor del arte público y monumental. Sus pinturas murales exaltan la vida del pueblo con influencias surrealistas y expresionistas, al servicio del combate político que lo define. Entre ellas destaca su obra “La Marcha de la Humanidad” que se encuentra en el Poliforum Cultural Siqueiros de la Ciudad de México, una gran metáfora sobre las luchas del hombre y la mujer a través de la historia y la búsqueda de una mejor sociedad para todos.

 

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