En medio de una crisis económica, los argentinos votaron este domingo en las elecciones primarias de su país. La oposición, encabezada por Alberto Fernández superó por casi 15 puntos a Mauricio Macri. Si los resultados de estos comicios se repiten en las generales del 27 de octubre, Fernández será el nuevo presidente de Argentina sin necesidad de ir a una segunda vuelta.
La sorpresa se da por la ventaja tan significativa que saca Alberto Fernández sobre Mauricio Macri. Todas las encuestas le daban ventaja de sólo cinco por ciento, explicó José Briceño Ruiz, investigador del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC) de la UNAM.
Para el doctor en ciencia política, lo vivido en la elección argentina no es más que un proceso propio de las democracias: “cuando funcionan las democracias, los pueblos castigan a los gobiernos cuando éstos hacen una mala gestión y eso fue lo que sucedió. Fue un gobierno que en 2015 llegó con un discurso de resolver los problemas que ya existían y luego devalúa la moneda y provoca la pérdida de la calidad de vida de los argentinos”.
No es más que la demostración del fracaso de un modelo económico y será muy difícil que se pueda remontar si en octubre se consolidan los resultados del domingo, apuntó el especialista en integración latinoamericana.
En ese contexto, José Briceño aseguró que el país no se va acabar, es verdad que el peso se ha devaluado pero con el trascurso de los días se va estabilizar y tendrán que trabajar. Si así se consolida el resultado, con el nuevo gobierno “habrá una reacción de miedo o pánico en días iniciales y después los inversionistas van aprender a procesar internamente que posiblemente en octubre habrá un nuevo grupo político con el que tendrán que convivir por cuatro años en Argentina”.
Consideró que este tipo de sucesos son muy mediáticos pero hay que aprender que las democracias las deciden los pueblos, no las bolsas de valores, y si se decidió votar por Fernández hay que aceptarlo. “El discurso de Macri de que le duele mucho volver al pasado es marketing político para decirle a la población que van a volver a un periodo de oscurantismo, pero esa no es la percepción de una mayoría de la población argentina”.
Refirió que no hay que olvidar que los mercados tienen preferencias naturales. Los mercados “son grandes inversionistas que preferirían un gobierno más amigable que les reduzca los impuestos en comparación con uno, que seguramente será el de Fernández, de reducir los privilegios. Que haya un cambio político normal no es el fin del mundo”.
Muchas veces en la región utilizan el fantasma de Venezuela pero la Argentina es una realidad completamente distinta, “es muy difícil que un gobierno en donde la pobreza ha aumentado más del 30 por ciento, la moneda se ha devaluado más del 50 por ciento y tiene una inflación de más del 50 por ciento pueda pueda ser reelecto. Esto es el deseo profundo de cambio político en Argentina porque en los años de Macri hubo un retroceso”.