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¿Sabías que el muralismo mexicano dejó su huella en Chile?

Influenciado por los principios del arquitecto suizo Le Corbusier, Juan O’Gorman fue un muralista que creó obras vinculadas a la historia, la cultura y las raíces mexicanas. Su trabajo lo convierte en una figura clave en la identidad cultural de nuestro país.

Xavier Guerrero siguió una línea de trabajo similar a la de O’Gorman. El artista nacido en Coahuila, a quien Pablo Neruda llamó el “maestro del color”, fue una figura influyente en el muralismo mexicano. Sus obras destacan por la habilidad técnica en el fresco y por incorporar temas que reflejan las luchas del pueblo mexicano, sus raíces indígenas y el progreso social.

El legado de ambos pintores trascendió fronteras. En algunos países, sus murales permanecen intactos y han sido objeto de estudio. Una de las expertas que ha seguido su huella en otras latitudes, como Chile, es Dafne Cruz Porchini, especialista del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM.

Xavier Guerrero, una tehuana y un niño chileno

Durante la jornada académica Muralismo mexicano en América Latina, Cruz Porchini relató que en 1942 Xavier Guerrero fue invitado a realizar un mural en la Escuela México (actualmente denominada Escuela D-252 República de México). Esta institución educativa fue donada por el gobierno mexicano al chileno tras el terremoto de magnitud 7.8 que, en 1939, destruyó casi por completo la ciudad de Chillán.

Sobre los aspectos técnicos de la obra, llamada México a Chile, la investigadora comentó:

“Xavier Guerrero desarrolló un trabajo sumamente ambicioso con la libertad necesaria, pero que además le permitió volver al sistema y fórmula del fresco (técnica que utiliza colores al agua sobre revoque fresco de cal y arena), que experimentó durante sus años de convivencia con Diego Rivera”.

En México a Chile, el pintor oriundo de Coahuila plasmó la solidaridad del pueblo mexicano hacia el chileno. En el mural se observa a una mujer vestida de tehuana que sostiene en sus brazos a un niño herido y parece conducirlo a la entrada del recinto.

“Esta mujer podría encarnar la patria mexicana, mientras que la indumentaria del infante parece tener los colores de la bandera chilena. Además, en el mural se lee esta leyenda: ‘La sociedad organizada será capaz de acabar con el desorden de los elementos naturales en provecho de la humanidad’”, explicó la experta del Instituto de Investigaciones Estéticas.

Juan O’Gorman, Caupolicán y Cuauhtémoc

En 1963, Juan O’Gorman viajó a Chile. Durante su estancia, el entonces embajador de México en ese país, Gustavo Ortiz Hernán, le encargó la creación de una obra en tierra chilena. Tras reflexionar sobre el proyecto, el artista diseñó un gran mosaico de piedras de colores, materializado por su colega chilena María Martner.

Según la historiadora del arte Louise Noelle Gras, también investigadora del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, este mural, ubicado en el Balneario Tupahue del Parque Metropolitano de Santiago, simboliza la fraternidad entre Chile y México, encarnada en las figuras de Caupolicán y Cuauhtémoc. Junto a estos personajes, se pueden apreciar elementos emblemáticos de cada nación: por parte de Chile, el guanaco, el cóndor y una vid; mientras que México está representado por un águila y el maíz.

Actualmente, el mural se encuentra en mal estado, por lo que es necesario realizar trabajos de restauración.

Estas dos obras forman parte de la huella del muralismo mexicano en Chile, una influencia que también se visibiliza en artistas chilenos inspirados por los mensajes sociales y políticos de este movimiento pictórico.

Ideas destacadas

  • Juan O’Gorman y Xavier Guerrero fueron figuras clave del muralismo mexicano.
  • Xavier Guerrero creó México a Chile en 1942 en la Escuela México, un mural que simboliza la solidaridad entre ambos países.
  • Juan O’Gorman diseñó un mosaico de piedras en el Balneario Tupahue en 1963, representando la hermandad entre Chile y México.
  • Ambos murales reflejan el impacto del muralismo mexicano más allá de sus fronteras.
  • El mural de O’Gorman necesita restauración.
  • La influencia del muralismo mexicano sigue presente en artistas chilenos contemporáneos.