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¿Puede la IA volverse contra la humanidad?

Algunas películas como Terminator, Matrix, Odisea 2001, El proyecto Colossus y Juegos de guerra plantean un escenario en donde la inteligencia artificial (IA) toma el mando y domina a la humanidad. Pero, en la realidad, ¿esta tecnología se puede volver contra su creador?

Al respecto, Felipe López Veneroni, académico de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, recordó en una conferencia virtual al famoso matemático Alan Turing, quien en 1936 comenzó a desarrollar sus ideas sobre el tema y en 1950 publicó la prueba que lleva su apellido.

La idea consistía en que una persona entablara una conversación con otros dos jugadores, uno de los cuales sería un cerebro electrónico y el otro una persona ordinaria.

Así, el evaluador tendría que intentar distinguir quién es el cerebro electrónico. Si el jugador principal no lo logra, la máquina habría superado la prueba.

Entre 1952 y 1956, Arthur Samuel creó el primer programa para enseñar a una computadora a jugar ajedrez, y con el tiempo se perfeccionó hasta lograr lo que Turing quería: que la máquina aprendiera de sus errores y fuera capaz de generar respuestas por sí misma. Claro, en el entendido de que se refiere únicamente al juego de ajedrez. “Fuera de ese parámetro, la máquina no puede dar una respuesta”.

Actualmente, gracias al desarrollo de las computadoras de uso cotidiano y, sobre todo, de las plataformas digitales en redes electrónicas, la inteligencia artificial está disponible y ofrece un servicio de consulta sobre prácticamente cualquier tema.

Frankenstein y el problema ético

En el siglo XIX se publica la novela de Mary Shelley, que cuenta la historia del Dr. Víctor Frankenstein, quien, en su deseo humano por concebir vida, crea un humanoide que al final se vuelve en su contra.

El mito prevalente de Frankenstein se aplica en otros escenarios de la historia de la humanidad. Es el caso de Albert Einstein con la fórmula de la teoría de la energía: E = mc², y más tarde Oppenheimer toma este principio y lleva a cabo la bomba atómica.

Por eso, el planteamiento ético es fundamental, pero no todos lo consideran. Por ejemplo, en la película Jurassic Park, hay una escena donde los personajes principales están reunidos para comer y el matemático dice: “Su problema es que no pensaron si debían o no reproducir dinosaurios, simplemente lo hicieron, y antes de reflexionar lo que esto implica, ya hasta los tienen en loncheras”.

¿Puede haber IA sin vida?

“La inteligencia no puede existir sin la conciencia de vida y la experiencia histórica”, reflexionó Felipe López Veneroni. De hecho, la inteligencia es la respuesta específicamente humana a los retos de adaptación que nos plantean los procesos evolutivos. No puede haber vida sin evolución.

La pregunta es, ¿si la IA ha evolucionado entonces tiene vida? En realidad no ha evolucionado, más bien se ha desarrollado y perfeccionado, añadió el académico universitario.

Como ya lo dijo el antropólogo Lewis Henry Morgan, toda herramienta, todo avance técnico es una extensión del ser humano. “Lo que evoluciona es la persona, y solo a partir de ahí pueden entenderse los cambios y avances tecnológicos”.

La IA más bien se trata de “programas extractivistas sintético-asistidos”, que son programas que, con base en las instrucciones que le den, creará algo.

Por ejemplo, si se le pide que escriba un poema como lo haría Jorge Luis Borges, la IA buscará exhaustivamente todas las referencias posibles de la obra de este autor, sus elementos más significativos y los reordenará en un texto que efectivamente puede imitar al escritor, pero “una cosa es la imitación y otra la generación”.

El mayor negocio de la historia

Hasta ahora hay una lista de 26 herramientas de IA más visitadas (la de mayor acceso es el chat GPT), pero ninguna de estas es capaz de contrastar, discriminar y contraponer un argumento propio.

La llamamos extractivista porque reordena la información que millones de personas han subido a las redes. Se trata de un negocio que será muy lucrativo, hasta que no se organice una huelga planetaria de datos para detener el robo.

De hecho, “la IA muestra una capacidad asombrosa y rapidísima para ordenar y reproducir datos expresados en términos discursivos, pero hasta el momento no ha sido capaz de generar un discurso propio que sea producto de la autoconciencia y autorreflexión respecto de su ser en el tiempo y espacio”. Siempre necesita de los datos de internet.

En conclusión

El autor Pablo Sanguinetti afirma que se debe descartar la idea esotérica de una IA autónoma, todopoderosa o suprahumana. Esto no existe y no parece posible a corto plazo.

Sin embargo, se debe enfatizar la responsabilidad humana detrás del desarrollo de ésta y el impacto en su aplicación. Además, reconocer que el desarrollo de una tecnología nunca es neutral ni inocente, concluyó el académico universitario.

Link de la conferencia en internet:

Ideas destacadas

  • Las películas reflejan miedos sobre la IA dominando a la humanidad, pero la realidad es diferente.
  • Alan Turing y su prueba sentaron las bases para el desarrollo de la IA.
  • La ética es fundamental en el desarrollo tecnológico, como se ilustra en la novela Frankenstein y la película Jurassic Park.
  • La IA actual no ha evolucionado, solo se ha desarrollado y perfeccionado.
  • La IA imita pero no genera de manera autónoma, funcionando como un programa extractivista.
  • El desarrollo de la IA es un negocio lucrativo pero dependiente de los datos humanos.
  • Es importante descartar la idea de una IA todopoderosa y reconocer la responsabilidad humana en su desarrollo.