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El poder de planificar vacaciones: cuidando tu salud mental

En un mundo donde el estrés y las obligaciones dominan nuestro día a día, reservar tiempo para planear unas vacaciones puede ser un acto de autocuidado tan poderoso como el viaje mismo. El simple hecho de organizar un descanso futuro tiene efectos terapéuticos en nuestra salud mental.

Estudios como el realizado por la Universidad de Surrey (Inglaterra) revelaron que las personas son más felices cuando planean sus vacaciones. Resultados similares obtuvo la Universidad de Cornell (Estados Unidos), que concluyó: “Quienes planean vacaciones (y las realizan) se sienten mucho más satisfechos con su vida en general, experimentan menos emociones negativas y, por lo tanto, disfrutan de un efecto netamente positivo”.

Por su parte, una encuesta del Institute for Applied Positive Research arrojó estos resultados:

  • El 97% de los entrevistados afirmó que planear un viaje los hace felices.
  • El 71% indicó que organizarlo con seis meses de anticipación les brindaba mayores niveles de energía.
  • El 74% expresó que la planificación les permitía relajarse en medio de la incertidumbre previa al viaje.

Para analizar los beneficios psicológicos de planificar un viaje, UNAM Global entrevistó a la Dra. Gabriela Carolina Valencia Chávez, experta en psicología de la FES Zaragoza.

La especialista explicó que este proceso involucra múltiples mecanismos cognitivos y emocionales: desde estructurar ideas hasta ejercitar la imaginación y la prospectiva (visión a futuro). Además, destacó que la planificación, además de conducir a la meta (el viaje), genera una doble gratificación: la recompensa del descanso (por el arduo trabajo que se realiza a diario) y las emociones positivas asociadas a la planificación.

“Seguramente, a muchos les ha pasado que, al hacer el itinerario, piensan en conocer un lugar nuevo o, si ya lo visitaron, rememoran lo bonito que es y los momentos vividos. Eso nos llena de emociones positivas, nos tranquiliza e incluso tiene un efecto terapéutico. Planear centra nuestra atención, nos motiva y nos emociona”, comentó.

La planificación también rompe con la monotonía cotidiana, ofreciendo un escape mental a las presiones laborales o académicas. Incluso puede estimular la creatividad y la generación de nuevos proyectos.

Por otro lado, Valencia Chávez resaltó que organizar un viaje en familia fortalece los vínculos afectivos: “Las vacaciones son clave para la interacción social. Coordinar actividades entre todos genera coincidencias, refuerza la unión y crea expectativas compartidas, lo cual es fundamental para el bienestar familiar”.

No obstante, a pesar de todos los aspectos positivos, es necesario que en nuestra planificación contemplemos escenarios negativos, es decir, que alguien no pueda asistir, que el descanso establecido no sea otorgado o que surja algún otro inconveniente. Esto, afirmó la experta de la FES Zaragoza, nos permite mantener el momentum que ganamos con la proyección vacacional y anticiparnos creando un plan B o C.

“Siempre hay que mantener expectativas realistas a la hora de planificar las vacaciones, porque, si son demasiado altas o las cosas no salen como uno las había previsto, toda esa emoción y motivación se derrumba. Hay que aprender que las cosas a veces no salen como queremos, que hay imprevistos, y ser tolerantes. Precisamente, para evitar estos inconvenientes, hay que tener otras opciones que nos permitan llegar a esa satisfacción que previamente habíamos contemplado y evitar la frustración”, dijo.

Planificar unas vacaciones no solo es un proceso logístico, sino también una experiencia emocional que contribuye al bienestar mental. La anticipación de un descanso futuro proporciona beneficios psicológicos concretos, como la reducción del estrés, el aumento de la motivación y la mejora de las relaciones interpersonales. Sin embargo, es fundamental mantener expectativas realistas y estar preparados para posibles imprevistos, para que la planificación no pierda su efecto positivo y no desemboque en una frustración.