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Microplásticos y su efecto en las anémonas marinas

El ritmo de consumo de plástico por parte del ser humano, sobre todo de usar y tirar y en embalajes, crece exponencialmente. Y con ello crecen los desperdicios plásticos que llegan al mar, principalmente los que proceden de los ríos en donde el tratamiento de residuos sólidos es básicamente inexistente.

Los plásticos no pueden degradarse y se rompen en trozos cada vez más pequeños. Además, algunos plásticos, como los que usamos en las prendas de vestir, desprenden fibras durante el lavado que terminan en los ríos y finalmente en el mar. Todo ello genera una ingente cantidad de microplásticos. Se espera que dentro de unos pocos años haya más microplásticos que plancton en los océanos.

También, las microfibras plásticas procedentes del lavado de ropa sintética y de fragmentación de los hilos de las artes de pesca es uno de los tipos de contaminación plástica más frecuente. Se encuentran por los mares de todo el mundo y ya han empezado a aparecer el los moluscos que consume el ser humano.

La contaminación plástica ha terminado siendo un asunto bastante serio.

Un estudio reciente publicado en Enviromental Pollution, señala el efecto que estos microplásticos están teniendo en la vida marina, en concreto en las anémonas.

Frecuentemente es confundido por comida por los animales marinos, incluyendo corales y anémonas. Estos animales ingieren estos microplásticos, ya que son ingeridos junto al plancton marino del que se alimentan, y al ser plásticos, los retienen en sus cuerpos.

Lo peor no es el plástico en sí, sino los contaminantes en forma de distintos productos químicos peligrosos que estos plásticos portan o han absorbido.

Además, también se observó que las anémonas que se encuentran enfermas (sufren blanqueo) retienen más de estos microplásticos que las sanas.

Las anémonas están emparentadas con los corales y pueden ayudar a los científicos a comprender cómo los ecosistemas de los arrecifes de coral están siendo afectados por los millones de toneladas de plásticos que contaminan los océanos de todo el mundo.

Los investigadores añadieron tres clases de microfibras (nylon, poliéster y polipropileno) al medio en donde había tanto anémonas sanas como blanqueadas, tanto por separado como junto a artemias que constituían la comida real.

Encontraron que el nylon fue consumido por un cuarto de las anémonas sanas y los otros tipos de fibra no fueron ingeridos. Al mezclarlo con las artemias, el 80% de las anémonas sanas ingirieron los tres tipos de fibras. Las blanqueadas consumieron un 60% de nylon y un 20% de poliéster cuando no había artemias y un 80% ingería los tres tipos de microfibras cuando estaba presente la comida real.

A las anémonas enfermas les costó más expulsar las microfibras que a las sanas una vez ingeridas, aunque las dos se habían desecho de todas las microfibras al cabo de tres días. Lo malo es que en el medio natural, tanto las anémonas como los corales, al estar permanentemente expuestos a este tipo de contaminante, lo reintroducen de nuevo en sus cuerpos haciendo que la situación sea crónica.

Según Ken Caldeira (Carnegie Institution for Science), el trabajo sugiere que la contaminación y el cambio climático actúan en conjunto sobre los arrecifes coralinos y el impacto es así más grave. Cuando el coral se blanquea debido a una temperatura del agua más alta, el animal es más proclive a ingerir microfibras plásticas. Según él, los efectos de la contaminación y del calentamiento global no es que se sumen, es que se multiplican.

Fuente: NeoFronteras