Justo cuando baja el astronauta y pone los pies sobre la Luna fue un momento muy conmovedor. En ese entonces yo tenía 16 años. Y la transmisión me dejó tan impactado que decidí empezar el nuevo conteo de la historia de la humanidad, evocó Armando Arellano Ferro, investigador del Instituto de Astronomía de la UNAM.
Desde ese instante, en todas sus libretas de la escuela aparece el nuevo conteo de años: uno, dos, tres hasta el ocho o nueve, que fue cuando se aburrió. “Hoy me arrepiento porque ya hubiera llegado al año 50”, narró entre risas.
A medio siglo de este gran suceso, surge la nostalgia de aquellos que lo vivieron. Para conmemorarlo, UNAM Global entrevistó a reconocidos investigadores que en aquel momento eran jóvenes. Algunos ya soñaban con las estrellas, otros no tenían idea, pero fue un hecho que indudablemente los marcó.
A pesar de la tecnología de aquel 20 de julio de 1969, la National Aeronautics and Space Administration (NASA) logró transmitir desde la Luna hasta su base en la Tierra y de ahí reproducirlo en la televisión de todo el mundo.
Julieta Fierro Gossman, investigadora del Instituto de Astronomía de la UNAM, tenía 20 años y recuerda que vio el evento en una televisión a blanco y negro. Ella se encontraba en la casa de su novio con los papás de él y la transmisión le resultó muy emocionante.
En esos años, la joven Julieta estudiaba Física en la Facultad de Ciencias de la UNAM, y ya sabía que le encantaba la astronomía. Por esos días llegaron de visita a México los cosmonautas de la Unión Soviética.
Se emocionó mucho porque ellos fueron los primeros en orbitar la Tierra. Estuvieron en el centro y le autografiaron su libro de física. “Yo me sentía como lo máximo”, recordó alegremente.
En algún momento tuvo el sueño de ser astronauta, pero en aquella época era algo imposible. De alguna forma cumplió su sueño porque años más tarde una empresa de juguetes creó a la Barbie astronauta en su honor.
Además, en el programa Sofia Luna, agente especial del Canal 11, la académica universitaria encarna a una astronauta que ayuda a la protagonista cuando tiene problemas relacionados con el Universo.
Por su parte, José Franco, investigador del Instituto de Astronomía contó que vivía en Tlatelolco. Al igual que Fierro Gossman, ya era estudiante de física en la Facultad de Ciencias.
Curiosamente, su cumpleaños acababa de pasar el 18 de julio, y este suceso lo tomó como una celebración en su honor. Además, ver en tiempo real como descendían los astronautas le resultó tan emocionante que lo inspiró para incrementar su trabajo en astrofísica.
Por su parte, Miguel Alcubierre Moya, titular del Instituto de Ciencias Nucleares tan sólo tenía cinco años. Recuerda vagamente que miró el suceso en la televisión pero en ese momento no entendió su significado.
Años más tarde comprendió la hazaña. “Para mí representa el poder salir de la Tierra, no estar atrapados siempre en el mismo lugar, sino explorar el Universo, no sólo con telescopios sino poder ir hasta allá y establecer una base donde viva la gente”.