Este artículo de Pablo Andrés Hernández Meza, alumno de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, publicado en GOOOYA, aborda la tradición y significado de los bazares y tianguis, enfocándose principalmente en la realidad mexicana. En su análisis, Hernández Meza enmarca estas prácticas comerciales como articuladoras de la vida social, reforzadoras de la economía local y, finalmente, como potenciales soluciones a retos contemporáneos.
El autor comienza estableciendo una breve revisión histórica, resaltando la antigüedad de los bazares y tianguis en diversas culturas, especialmente en México, remontándose a la época prehispánica. Y subraya cómo estos espacios han servido como puntos de encuentro comunitario para compartir experiencias, ideas y preocupaciones, un aspecto que trasciende la mera transacción de bienes.
El análisis se enriquece al explorar el rol de los bazares en el fortalecimiento de las economías locales. Cita a Paul Krugman y Mohammed Yunus para ilustrar cómo estos espacios pueden servir como plataforma para impulsar pequeños negocios y, en consecuencia, contrarrestar el dogma neoliberal de que sólo las grandes empresas generan desarrollo económico.
Hernández Meza aborda la presencia de los bazares dentro de la UNAM, específicamente en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. Detalla cómo, tras la pandemia de Covid-19, estos espacios de intercambio se han consolidado y diversificado, ofreciendo desde ropa de segunda mano hasta comida, artículos de belleza y papelería.
Destaca la importancia de la reutilización de ropa, no sólo por la accesibilidad económica para la comunidad estudiantil, sino también por los beneficios medioambientales que aporta. En este punto, pone de relieve una preocupación contemporánea: la sustentabilidad y el cuidado del medio ambiente.
El autor concluye poniendo de relieve el valor de los bazares como espacios de solidaridad y soporte emocional para la comunidad estudiantil, especialmente en el contexto de aislamiento derivado de la pandemia. La participación en estos espacios no sólo permite a los estudiantes superar retos emocionales, sino también obtener recursos necesarios para continuar con sus estudios.
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Información destacada
- Los términos “bazar” y “tianguis”, utilizados en México para designar espacios públicos de intercambio de mercancías, tienen sus raíces en culturas antiguas, con la existencia de estos lugares remontándose a los primeros asentamientos urbanos hace más de 7 mil años.
- La importancia histórica de los tianguis como espacios de interacción social y comercial en México es notable, con una herencia que se remonta a la época prehispánica, ilustrada por el mercado de Tlatelolco, un centro vibrante de la vida social en la antigua Tenochtitlan.
- Los tianguis actúan como centros de encuentro comunitarios, donde no solo se realizan transacciones comerciales, sino que también se intercambian experiencias, ideas y preocupaciones, contribuyendo así al fortalecimiento del tejido social.
- Economistas como Paul Krugman y Mohammed Yunus han resaltado la importancia de las pequeñas empresas y las microfinanzas en el fortalecimiento de las economías locales, viendo en las actividades de los bazares una forma de contrarrestar el dogma neoliberal de que solo las grandes empresas generan desarrollo económico.
- En la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, los bazares han cobrado importancia después de la pandemia de Covid-19, diversificando sus ofertas y convirtiéndose en espacios para la venta de varios artículos, incluyendo ropa de segunda mano, comida, artículos de belleza y papelería.
- La venta de ropa de segunda mano en estos bazares universitarios no solo ofrece una opción asequible de moda para la comunidad estudiantil, sino que también promueve la sostenibilidad al reducir el uso de recursos naturales para la fabricación de productos nuevos.
- Los bazares universitarios promueven la solidaridad y la interacción entre los estudiantes, lo que ayuda a aliviar problemas como el estrés, la depresión y la ansiedad, exacerbados por el aislamiento debido a las medidas para contener la pandemia.
- Estos espacios de comercio también brindan oportunidades económicas para los estudiantes, en particular aquellos de familias con ingresos bajos, permitiéndoles obtener los recursos necesarios para continuar sus estudios.
- La existencia de los bazares en las universidades no está exenta de desafíos y requiere cooperación y comunicación entre las autoridades y la comunidad estudiantil para permitir la continuidad de estas actividades, lo que contribuirá a normalizar la vida universitaria y reducir los conflictos.