La caída del 3.3 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en el país y la pérdida de cerca de un millón de empleos en nuestro país serán inevitables en la economía mexicana por los efectos de la COVID-19, señaló el doctor Luis Quintana Romero, académico de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán.
El especialista, que forma parte del Laboratorio de Estudios Regionales de la UNAM, es un grupo compuesto por investigadores de la Facultad de Economía, el Seminario de Análisis Regional y Estudios Espaciales de Acatlán y el Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la UNAM, quienes, preocupados por la situación actual realizaron un informe sobre los impactos macroeconómicos potenciales de la COVID-19 en México.
En este informe, comentó Quintana Romero, se identificaron tres principales riesgos a los que se enfrentará la economía mexicana, el primero de ellos es la caída de la economía de los Estados Unidos, nuestro principal socio comercial y de quien depende el 80 por ciento del comercio exterior de México. El investigador acotó que nuestro vecino del norte ya está sufriendo las consecuencias por la pandemia, pues se calcula que tiene cerca de seis millones de desempleados.
La segunda amenaza principal a la economía mexicana es la caída en los precios del petróleo, pues desde el año pasado estos comenzaron a disminuir debido a que los principales productores no alcanzaron un acuerdo y aumentaron la oferta del hidrocarburo. Asimismo, hay una demanda menor del petróleo debido a la disminución del ritmo de la actividad económica, por lo cual estos precios continuarán descendiendo. “Esto para México es un grave problema para las finanzas públicas, porque una parte importante de los ingresos del gobierno dependen de los ingresos petroleros”, indicó.
El tercer riesgo es la reducción de la actividad económica nacional, pues al haber restricciones al desplazamiento de personas se ven afectados sectores claves de la economía mexicana como el comercio, los servicios o el turismo.
En este informe, reportó el economista, se hizo una prospectiva de cómo cerraría este año si estos tres efectos se combinan: se estima una caída de más del 3 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), lo cual podría traducirse en la pérdida de un millón de empleos.
Explicó que en México la fuerza laboral es de alrededor de 50 millones de trabajadores, de los cuales, 15 millones están en condiciones de precariedad, es decir, tres de cada 10 trabajadores. De estos 15 millones, casi 9 millones son jóvenes, por lo que, si no se hace algo, este sector se verá afectado de manera más profunda, porque son trabajadores que viven al día, alertó el especialista.
Quintana Romero destacó que este gobierno debería romper con las ataduras que han dejado en la economía los gobiernos previos, a los que llama neoliberales. Mencionó que el gobierno debería separarse de la idea de que el presupuesto debe ser equilibrado, pues esto impide que se haga de recursos. En estos momentos tienen que descartar esa idea y generar ingresos a través de deuda o una reforma fiscal, tiene que romper esta atadura, pues el gobierno sí puede tener déficit mientras sea para contrarrestar la caída de la economía, aclaró.
Quintana Romero resaltó la importancia de una reforma fiscal e hizo un llamado a repensar esta posibilidad, pues el presidente se ha mostrado renuente a hacer cambios en ese ámbito. “Bajo esta crisis es necesario pensar en una reforma fiscal donde se pueda atacar el asunto de los ingresos públicos a través de cargar ingresos al capital. México es uno de los países con impuestos al capital más bajos del mundo, es decir, los impuestos a la riqueza de este país son muy bajos si se comparan con países ricos, e incluso pobres”, dijo.
Además, aseguró que desde el año pasado se venía anunciando una desaceleración de la economía por falta de inversión pública, por lo que el gobierno debe favorecerla, así como adelantar el gasto que tenía programado para los siguientes años con el objetivo de reactivar la economía y crear un ambiente favorable para la inversión privada.
Del mismo modo, resaltó la importancia de la participación de la iniciativa privada para enfrentar esta crisis al proteger la planta productiva. “En esta contingencia las empresas deben proteger a los trabajadores no despidiéndolos, no reduciendo sus pagos para que puedan ir a casa a protegerse y poder estar disponibles una vez que pase la contingencia, para que puedan a echar a andar de nuevo la economía”, dijo el investigador. Distinguió el caso de las pequeñas empresas, a quienes el gobierno debe otorgar diferentes medidas de apoyo.
El académico de Acatlán destacó que el Laboratorio de Estudios Regionales de la UNAM está trabajando en otros cuatro informes en los que se analizará el impacto sobre los distintos sectores económicos, el impacto en las remesas (que son una entrada de 36 mil millones de dólares a nuestro país); la situación de los trabajadores por cuenta propia y micronegocios, así como las afectaciones de estos factores macroeconómicos a nivel estatal. Incluso, destacó que, junto al Gobierno de la Ciudad de México y una oficina de asesores internacionales se está planteando la posibilidad de hacer un reporte particular sobre la Ciudad de México, pues junto con el Estado de México son el mayor motor económico del país.
“En estas contingencias la UNAM tiene una enorme capacidad para contribuir. Los investigadores y profesores podemos aportar algo, crear redes, discutir estos temas y brindar información para poder salir lo más pronto posible de esta crisis”, externó el economista. Para consultar íntegro el informe actual o los próximos informes se pueden acceder los siguientes enlaces:
https://labregional-unam.blogspot.com/2020/03/impactos-macroeconomicos-potenciales-en.html
https://www.researchgate.net/publication/340209628_IMPACTOS_MACROECONOMICOS_POTENCIALES_POR_COVID-19_EN_MEXICO
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