Aunque para muchos no existe, lo cierto es que el cambio climático es algo tangible que año tras año se hace cada vez más presente. En este 2024, a nivel global se han enfrentado distintos fenómenos que implican muchos riesgos para los seres humanos y todas las demás formas de vida de la Tierra.
Por ejemplo, las altas temperaturas en los océanos están provocando la formación más intensa de huracanes o, como alternativa, fenómenos como las DANAs que provocan daños en infraestructura y pérdidas humanas. Las precipitaciones ahora son más duraderas y frecuentes, causando inundaciones y deslaves, mientras que el agua escasea gran parte del año en algunas regiones. La suma de estas situaciones implica escasez de alimentos, la propagación de enfermedades y la migración climática.
Por eso, desde hace nueve años, 194 países y la Unión Europea firmaron el Acuerdo de París, un tratado internacional sobre el cambio climático que establece medidas vinculantes para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para limitar el calentamiento global.
Dentro de las naciones vinculadas a este tratado, la figura de Estados Unidos ha sido de suma importancia no solo por su poder económico o por el conocimiento que puede aportar a las naciones tercermundistas para desplazarse hacia tecnologías más limpias, sino porque también es la segunda nación en la actualidad con mayor emisión de gases de efecto invernadero del mundo y la primera a nivel histórico.
Por tanto, una salida de esta nación del Acuerdo, como ha prometido el presidente electo Donald Trump, dejaría un hueco importante que llenar en la lucha contra el cambio climático, de acuerdo con María Cristina Rosas González, investigadora y profesora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS). A pesar de ello, Rosas González recordó que Estados Unidos anteriormente ya había salido de este tratado durante el primer mandato de Trump, que duró de 2017 a 2021.
“El tema ambiental para Trump no ha tenido relevancia. Siempre está en un discurso negacionista, pero además se ha encargado de soslayar todo lo que hicieron anteriores administraciones en este tema. Ahora elige a Lee Zeldin, un aliado de las empresas de combustibles fósiles, para dirigir la Agencia de Protección Ambiental. Entonces su postura no es una sorpresa, pero lamentablemente no contar con la participación de EU en temas que repercuten a nivel global sobre el cambio climático es una situación complicada porque eso puede suscitar que varios países se cuestionen su participación o tomen posturas más severas para cumplir con sus compromisos climáticos”, dijo.
Durante su primer mandato, además de provocar el abandono de Estados Unidos del Acuerdo de París, Donald Trump realizó una serie de acciones para alejarse de la agenda ambiental. En su gestión de cuatro años, el entonces 45º Presidente de la nación norteamericana favoreció el uso de combustibles fósiles, alentó la venta de ciertos plaguicidas que se sabe son altamente contaminantes, explotó recursos como petróleo y gas en refugios naturales y hubo una depredación severa de recursos pesqueros. “En total, durante toda su gestión, Donald Trump desarrolló 74 medidas para debilitar las protecciones ambientales existentes y ahora con total poder podría romper su récord en ese apartado”, expresó la Dra. María Cristina.
En caso de que Estados Unidos abandone el Acuerdo de París, es probable que vivamos un escenario similar al que se suscitó hace cuatro años aunque con algunas variaciones. Por ejemplo, en ese entonces ningún país lo acompañó, pero actualmente Argentina sugiere que podría seguir la postura estadounidense y si bien hubo un vacío de liderazgo, la UE, China, Japón y Corea del Sur dieron un paso al frente para tomar este. No obstante, la situación actual vislumbra que nadie podría tomar la batuta, ya que en este momento no están estables o sus políticas en materia ambiental dejan mucho que desear.
“Estados Unidos es el líder del mundo, su ausencia pesa mucho y no hay alguien que pueda tomar su lugar en comparación a lo que sucedió hace cuatro años. Los compromisos que sus dirigentes establecen son la guía para las demás naciones. China no podría tomar ese lugar porque tiene una doble moral ya que promueve la preservación ambiental, pero es uno de los principales traficantes de animales; la UE en este momento no ha quitado su atención al conflicto de Rusia y Ucrania y ha tenido que recurrir al uso de energías no limpias para mantenerse activa, y las Naciones Unidas, que podrían hacer algo, está de capa caída. Es un escenario preocupante y habrá bastantes retrocesos en materia ambiental a nivel global”, manifestó la investigadora de la FCPyS.
A pesar del escenario que se prevé, indicó que las naciones que aún continúen en el Acuerdo de París seguirán contribuyendo para disminuir la emisión de gases de efecto invernadero, pero “en esta lucha la presencia de Estados Unidos siempre será imprescindible”.
México no lo seguiría
De acuerdo al último dato en el Índice de Desempeño Ambiental, México emitió 714 millones de toneladas de gases de efecto invernadero y, solo en Latinoamérica, se encuentra por debajo de Brasil en este apartado. Por tanto, es poco probable que nuestro país pueda seguir los pasos de Estados Unidos.
Aunado a ello, la Dra. María Cristina Rosas González indicó que confía en las políticas ambientales que impulsará la presidenta Claudia Sheinbaum, sobre todo en materia de energías más sustentables. Incluso indicó que la salida de Estados Unidos podría beneficiar a nuestro país, ya que es atractivo para el desarrollo de estas energías. Sin embargo, resaltó que es necesario cambiar la estrategia que se realizó en la anterior administración para llamar la atención de los inversionistas.