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Somos tiempo encarnado: la eternidad en nuestra memoria
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Explorando el misterio del tiempo: una aventura interdisciplinaria
Es difícil para los seres humanos definir el tiempo, pero conocemos algunos de sus aspectos, como la capacidad de medirlo, su presencia en nuestra memoria, su carácter irreversible, su invisibilidad y tangibilidad, y su estudio desde múltiples áreas, como la física, la astronomía, las matemáticas, la antropología, la arqueología, y la historia.
Durante una discusión, Julieta Fierro Gossman, investigadora del Instituto de Astronomía de la UNAM, y Guadalupe Valencia García, coordinadora de Humanidades de la misma institución, explicaron que el tiempo y el espacio están estrechamente relacionados.
Como seres humanos, estamos ligados a la naturaleza y al universo, por lo que nuestros días, meses y años están influenciados por los movimientos de traslación y rotación de los cuerpos celestes. Esto es un conocimiento que ha sido compartido por civilizaciones antiguas, según Valencia.
Fierro agregó: “Somos tiempo encarnado: nacemos, crecemos y morimos, pero en realidad nunca moriremos completamente, ya que somos herederos de estas culturas. Solo moriremos de verdad el día en que dejemos de ser recordados”.
Fotografías y memorias: capturando el pasado
Las fotografías de nuestra familia pueden convertirse en memorias históricas de importantes acontecimientos y traer el pasado al presente a través de la memoria individual. Algunos autores han considerado la memoria histórica y otros la memoria colectiva.
¿Es irreversible el tiempo? Falso, solo ciertos procesos son irreversibles. Puede parecer que el tiempo es lento, rápido o moderado, pero en realidad, el tiempo siempre existe en el espacio.
También es imposible ver al tiempo, solo podemos ver el reloj para llegar a una cita a tiempo o salir a la hora acordada. La frase “ver el tiempo” es en realidad una metáfora que nos ayuda a organizar eventos en función de fenómenos cósmicos y naturales como el día y la noche, así como del ritmo circadiano.
“Desde la Antigüedad, las personas han medido el tiempo basándose en fenómenos repetitivos relacionados con el cielo. En México, se utilizaban las épocas de lluvia y seca. Por esta razón, era crucial construir sitios donde se pudieran registrar esas fechas y organizar su calendario”, dijo Julieta Fierro.
Según la investigadora, todos los sitios arqueológicos mexicanos son calendarios y, al mismo tiempo, lugares de poder, centros religiosos y comerciales. Algunas culturas usaban la Luna y sus fases para medir el tiempo.
En la antigüedad, los calendarios eran razonables. El año comenzaba en marzo con la primavera, pero después, Julio César y César Augusto decidieron que su mes debía llevar sus nombres y contar con un día más. Posteriormente, Carlomagno decidió que el año debía comenzar más alejado del nacimiento de Cristo, por lo que se agregó el mes de enero.
La medición del tiempo en la astronomía
En la actualidad, los días tienen 24 horas y los años tienen 365 días, más unos cuantos días adicionales cada cuatro años, cuando se agrega un día al año en el 29 de febrero. Estos cambios hacen que el calendario sea confuso.
La astronomía mide el tiempo a través de la energía que se encuentra en un estado de desorden. Julieta Fierro explica esto con un ejemplo: “Imaginemos que en la mañana tengo una visita en mi casa y arreglo todo. Llega la fiesta y nos divertimos, y cuando se van, queda un desorden. Bueno, así se mide el tiempo en astronomía, a través de la energía que está desordenada.”
El Sol manda energía de alta calidad a la Tierra, las plantas absorben esta energía y producen azúcar, que luego consumimos y producimos radiación. Sin embargo, esta radiación ya no es útil para las plantas para producir azúcar y la energía se degrada cada vez más. Lo mismo sucede en el universo y medir cómo se degrada esta energía es una forma de medir el tiempo, agregó Fierro.
Los astrónomos pueden ver tanto el pasado como el futuro a través del uso de cálculos y telescopios. Por ejemplo, ellos han sido capaces de detectar la primera radiación que surgió en el universo, lo que nos permite conocer su edad de 13.800 millones de años.
El Sol, por su parte, se apagará dentro de 4.500 millones de años. Esta edad se calculó comparándolo con otras estrellas similares y se determinó cuánto tiempo puede durar. ¿Qué sucederá con la Vía Láctea? En 500 millones de años, chocará con la galaxia de Andrómeda para crear una nueva galaxia.
Además, sabemos que el universo está en constante expansión y que los agujeros negros eventualmente se evaporarán. La entropía, o el grado de desorden molecular de un sistema, aumentará de manera continua.
Desde un punto de vista físico, también podría ser posible viajar en el tiempo. La teoría es que un agujero negro está conectado con un agujero blanco a través de un agujero de gusano.”
El agujero de gusano: una posibilidad para viajar en el tiempo
El agujero de gusano es un concepto que nos permite viajar al pasado o al futuro, como ocurre en la ciencia ficción. Sin embargo, estos agujeros son muy inestables y se rompen con facilidad, lo que podría resultar en caída en otro universo.
Esta teoría se basa en partículas entrelazadas. Por ejemplo, si tenemos un protón y lo entrelazamos con otro a través de un campo magnético, y están separados por kilómetros de distancia, cualquier cambio en una partícula se reflejará instantáneamente en la otra.
Algunos experimentos con las nuevas computadoras cuánticas han demostrado la viabilidad de esta teoría. Por ejemplo, la computadora de Google tiene un chip que permite el entrelazamiento de partículas, y los físicos que la manejan lograron extraer un holograma del agujero de gusano.
“Aunque todavía no podemos llevar a cabo viajes en el tiempo hacia el pasado, el futuro y otras dimensiones, es un plan fascinante. Algún día podremos llegar en segundos a la galaxia NGC 206,” concluyó Julieta Fierro Gossman.