En 1998, en el lago de Xochimilco existían 6 mil ajolotes (Ambystoma mexicanum) por kilómetro cuadrado, de acuerdo con un estudio realizado por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM). En 2014, el Instituto de Biología (IB) de la UNAM realizó un nuevo análisis y detectó 35 anfibios de esta especie por kilómetro cuadrado, “una cifra preocupante”, apuntó Horacio Mena González, investigador del IB.
A nivel mundial, México es el país que cuenta con una mayor variedad del ajolote (17 especies). Son animales de sangre fría que viven la mayor parte del tiempo en el agua, donde respiran a través de branquias. Cuando llegan a su etapa adulta se vuelven terrestres y cambian su respiración pulmonar.
El anfibio originario de Xochimilco mide de 28 a 30 centímetros. En su caso, pasa toda su existencia en el agua. Esto significa que nunca llegará a ser adulto, aun cuando tenga la madurez sexual se quedará en etapa larvaria, a este fenómeno se le llama neotenia.
“Es un animal que siempre está sonriendo, si tú lo ves enfermo, sano o muerto siempre se está riendo, nunca sabes lo que está pensando”, refirió Mena González.
Chinampa Refugio
Las condiciones actuales de los canales de Xochimilco son adversas por la contaminación del agua, el crecimiento urbano, y principalmente, por la presencia de especies exóticas que han mermado la población de ajolotes, “al grado que en estos últimos años se considera una especie en peligro de extinción”, acotó Rubén Rojas, investigador del IB.
Para la conservación del ajolote, la UNAM ha impulsado el proyecto Chinampa Refugio, cuyo objetivo es el rescate del anfibio. Así, dentro de esas áreas se abren zanjas, se ponen compuertas, se rehabilita y reproduce el ecosistema original del ajolote. Asimismo, se colocan otras compuertas con filtros naturales (hechas con una gran diversidad de plantas) que limpian el agua, explicó Mena González.
La idea es evitar la entrada de las especies exóticas que depredan los nidos y crías de los ajolotes, añadió Rojas.
En ese contexto, la Máxima Casa de Estudios ha implementado una estrategia alterna en la Cantera Oriente de Ciudad Universitaria. Allí, hay cuatro lagos que son estudiados para saber cuál se asemeja más a las condiciones de Xochimilco. Después de tres años de investigación, seleccionaron el lago e introdujeron una pareja de ajolotes en un ambiente controlado y observaron cómo funcionaba su reproducción.
El experimento resultó exitoso y continúan con la investigación. Situación que para Mena González es fundamental, pues hoy día “Xochimilco es un ecosistema enfermo en gran parte de lo que hoy queda”.