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TV UNAM transmitirá especial de En casa con mis monstruos, de Guillermo del Toro

El calor en Guadalajara era más agobiante que en la Ciudad de México, así que la sola idea de ingresar a la instalación “Cuarto de lluvia” de la muestra En casa con mis monstruos de Guillermo del Toro, resultaba refrescante. Es una instalación que recrea una de las habitaciones de la casa de Los Ángeles del director de El laberinto del fauno donde podemos ver a un reflexivo Edgar Allan Poe, sentado en un sillón clásico y rodeado de viejos libros, mientras la lluvia pertinaz escurre por una ventana desde donde se observa la noche como boca de lobo.

TV UNAM fue convocada a la apertura de la exposición de Guillermo del Toro, cuyo programa especial, realizado en colaboración con el Canal 44 de Guadalajara, se transmitirá el próximo jueves 6 de junio (con retransmisión el sábado 8) por el canal universitario. La esperada muestra que se exhibe en el Museo de las Artes (MUSA) de Guadalajara reúne más de 950 piezas que forman parte de la colección personal del director mexicano, así como de otras colecciones públicas y privadas.

Se trata probablemente de la última vez que se podrá ver semejante obra reunida porque la colección del ganador del Oscar -cercana a las 3 mil piezas- se donará a cuatro museos, anunció a los medios el cineasta.

El director de La forma del agua anticipó que no se trata de una muestra sobre sus películas, sino de un ejercicio de memoria que indaga en la identidad de una ciudad y de un niño que se convirtió en un enorme creador de fantasías. Justo esa tarde, Del Toro recordó los días en los que transcurría su infancia alrededor de las calles que circundan el espacio museístico donde ahora se exhibe la exposición. Entre el Templo Expiatorio donde nació su gusto por el gótico y el puesto de periódicos donde compraba desde pequeño sus primeros comics, esas “barrabasadas” -encubiertas por un par de ejemplares de Archie- que le sacaban lágrimas a su abuela.

No se trata de un anecdotario o de una muestra que dé cuenta de la filmografía del director. Sino de un ejercicio curatorial que se construye a partir del concepto del “gabinete de curiosidades” -un recurso museístico que respondía al deseo de los anticuarios, en el que se organizan las piezas en cuartos donde se pretende resumir el mundo- y donde conviven elementos aparentemente disímiles para hablarnos en conjunto de la identidad de un proyecto artístico muy personal: el de Guillermo del Toro.

El recorrido de esa tarde, a ratos guiado por Eugenio Caballero -el otro ganador del Oscar que está a cargo de la curaduría de la exposición- más que un tránsito mecánico frente a una sucesión de obras, se convirtió en una experiencia sensorial que pasa por los ojos, los oídos y la piel. 951 piezas distribuidas en ocho salas temáticas, sobre una superficie de mil 800 metros cuadrados, que resumen en conjunto la vida de un niño que logró subvertir todos sus miedos, inquietudes y obsesiones en uno de los proyectos artísticos más estimulantes del cine fantástico de estos tiempos.

La hoja de ruta de la muestra es reveladora por sí misma: Infancia e inocencia; Cuarto de lluvia; Victoriana; Magia y ocultismo; Cine, comics y pop; Frankenstein; Los otros/Nosotros/Los monstruos, y Muerte y más allá. Ocho salas que prometen, como un rompecabezas, asociaciones diversas de elementos aparentemente incompatibles pero que dialogan entre sí para darnos cuenta de las distintas búsquedas de una obra creativa desde sus orígenes.

Ahí está el pequeño Guillermo, con apenas cinco años, aterrado hasta mojar los pantalones ante la muñeca de Galería Nocturna. Pero también está ese mismo niño, que para retar sus miedos y alimentar su curiosidad, pedía a sus padres una mandrágora de regalo de cumpleaños. El mismo pequeño que muchos años después decidiera en su carrera de coleccionista hacerse de los comics y hasta del puesto de periódicos donde los compraba. Pero también está el investigador acucioso de referentes artísticos y literarios que ha integrado una obra a partir de la influencia de creadores como Edgar Allan Poe, Howard Phillips Lovecraf, Mary Shelley, Lewis Carroll o Gastón Leroux, por citar sólo algunos, cuyas criaturas alimentan indiscutiblemente el imaginario de la obra cinematográfico de Del Toro.

Cabe advertir que hay nichos especiales para autores como Poe y Lovecraf; y también para personajes de la alta estirpe del mundo del horror como Frankestein, El hombre elefante, El fantasma de la ópera y, por supuesto, para los personajes entrañables del universo cinematográfico del propio Del Toro: ahí está el imponente Fauno y El hombre pálido observándonos con sus manos; pero también nos encontramos con Santi o con el Ángel de Hellboy, Blade y el romántico Hombre anfibio que se enamora de la princesa que almuerza huevos duros.

También hay que señalar que es una experiencia visual de múltiples capas que va más allá del encuentro fascinante con los personajes del mundo del horror. Un espectador atento tendría que detenerse en toda la obra literaria y plástica que complementa la galería fantástica. Ahí está la tristeza de Amado Nervo, pero también la plástica de creadores como Francisco Goitia y José Clemente Orozco; la gráfica de José Guadalupe Posada o el arte religioso y popular mexicano. Hay también dibujos originales de los principales artistas del cómic que dialogan con obras de Abel Quezada, el “Chango” García Cabral o el universo de la lucha libre. Y, como en un auténtico gabinete naturalista del siglo XIX, podemos encontrar ceras anatómicas, especímenes de laboratorio y muestras patológicas junto con la mandrágora del Laberinto del Fauno y la prótesis que usó Marisa Paredes en El espinazo del diablo. Y, claro, la colección de storyboards del propio Del Toro que, por sí misma, tienen un valor literario y gráfico.

Y, sin duda, para los espectadores más acuciosos será un festín esta intromisión en el laboratorio creativo del director de cine: hay paradas fascinantes como esa pequeña habitación que muestra el fenómeno de la quimera: ese viejo truco de iluminación del siglo XIX que se genera mediante la proyección de la luz sobre un cristal de 45 grados para producir esa fantasía recurrente en las películas de Del Toro, contó Caballero durante el recorrido.

¿Cuál es la pieza más entrañable de la colección? Le preguntaron a Del Toro. El director de La forma del agua fue muy claro: “cuando se acercaba el incendio (a mi casa), recogí dos fotografías de la infancia, que están al inicio de la exposición, una mía de chiquito y otra en la que estoy de vampiro succionando la sangre de mi hermana y mis diarios”.

La exposición estará abierta al público desde el 1 de junio hasta el 27 de octubre en el Museo de las Artes de la Universidad de Guadalajara, ubicado en la avenida Juárez 975. Los boletos están disponibles en la página oficial de la muestra, donde también vienen las recomendaciones para asistir: https://www.encasaconmismonstruos.com/

TV UNAM transmitirá un especial de la exposición en su espacio Inventario 20.1 el jueves 6 de junio, a las 8:30 pm, con retransmisión el sábado 8 de  junio, a las 6pm.

https://www.facebook.com/TVUNAMoficial/videos/337004650220748/

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