Hace casi medio siglo, a un niño en la Ciudad de México le dio por mirar una gota de agua a través del microscopio. Lo que vio ahí, que no le pareció un líquido contaminado sino una asombrosa diversidad de vida, lo dejó marcado para siempre. Menos mal que esa gota fue de agua sucia, porque la curiosidad que despertó en el niño Molina no se ha agotado todavía, ni siquiera después de que el adulto Mario Molina Pasquel ganara el c junto con Sherwood Rowland y Paul J. Crutzen, en 1995.
Da clic en la fotografía.