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Guerra nuclear: El día 2

Un arma nuclear tiene la capacidad de acabar no sólo con una ciudad completa, sino también contaminar ríos, lagos, el medio ambiente, llegar a la atmósfera, y en casos extremos, bloquear los rayos del sol y matar lentamente a todos los seres vivos, señaló el doctor Epifanio Cruz Zaragoza, investigador del Instituto de Ciencias Nucleares.

De hecho, existen varios tipos, pero de las más temidas son las bombas atómicas mezcladas con hidrógeno, las de hidrógeno o termonucleares pueden llegar hasta 50 megatones o más (50 millones de toneladas de TNT), además tienen el poder de arrasar hasta tres ciudades.

Desafortunadamente, existen varios países que han dedicado sus esfuerzos a crear este tipo de armamento. Un caso es Corea del Norte, que desde hace aproximadamente 50 años ha desarrollado diversos prototipos y desde 1990 ha probado una serie de misiles.

Sumado a dicha situación, en días pasados, el presidente de Estados Unidos Donald Trump, se sintió amenazado con las pruebas de misiles tipo intercontinentales realizadas por este país, y respondió que si el régimen de Kim Jung-un no quiere encontrarse con un nivel de fuego y furia inédita en la historia mundial, se abstuviera de realizar pruebas de armamento nuclear.

En el caso extremo de empezar una guerra entre ambas naciones, la situación internacional sería muy difícil, donde finalmente terminarían involucrados otros países. “La guerra es la guerra y aunque existen tratados, éstos se quedan obsoletos de un segundo a otro”, enfatizó Cruz Zaragoza.

En un ataques con misiles a Corea del Norte, en su trayectoria podrían atravesar parte de China, y seguramente este país estaría en contra de que estas armas vuelen sobre su territorio, lo mismo pasaría con Rusia.

No obstante, Corea del Norte tiene los misiles llamados hwasong-12 y hwasong-14, que se presumen son de largo alcance (mayor a 5 mil km de distancia) que incluso podrían transportar ojivas nucleares. Situación preocupante porque Denver, Colorado o Chicago, están a menos de 10,400 kilómetros de distancia.

Así, puede surgir una situación muy complicada, donde Rusia y Estados Unidos poseen alrededor de casi 14 mil ojivas nucleares, y si a esto le sumamos el armamento que posee China, Reino Unido, Francia, India, Pakistán e Israel nos da un número impresionante de 15 mil ojivas.

Igualmente, debemos recordar que después de la caída del muro de Berlín y de la Unión Soviética, la milicia rusa anunció que habían extraviado 400 ojivas nucleares.

En consecuencia, deberíamos temer que algunas naciones posean armas nucleares pero no lo sabemos a ciencia cierta, salvo las estadísticas que siempre se hacen de manera oficial ante organismos como la Organización de las Naciones Unidas.

En ese contexto, Rusia posee alrededor de 63 submarinos de ataque, además de tres aviones bombarderos, al igual que Estados Unidos y otras potencias nucleares, como Francia, Inglaterra, India, Pakistán, Israel e Irán.

No apostar a la guerra

En el caso extremo de una guerra atómica existen varios inconvenientes con el armamento. Por ejemplo, los misiles podrían fallar su trayectoria por varias razones, entre ellas, el movimiento de rotación de la Tierra, formación de huracanes, factores atmosféricos adversos y el mismo control automático del misil.

En consecuencia, tendríamos un ataque en un blanco equivocado y de esta forma se arrastraría a otras naciones a un conflicto atómico en donde nadie resultaría vencedor.

En ese sentido, México o Canadá podrían verse afectados, porque además de recibir la contaminación nuclear que pudiera llegar desde Estados Unidos, también podrían ser un blanco errado.

“Por todo lo anterior, no debemos apostar a un medio nuclear, al desarrollo de nuevas bombas y menos a un conflicto bélico. Al contrario, debemos destruir las armas. Recordemos que no sólo existen las nucleares, sino también las químicas y las biológicas”, expresó el experto.