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Primer mexicano en ganar el premio Reginald Fessenden en geofísica

El Premio Reginald Fessenden es uno de varios reconocimientos que entrega la sociedad internacional de geofísicos aplicados, la Society of Exploration Geophysicists (SEG), pero a diferencia de otras categorías, este premio es el único asociado a una innovación puntual; a algo que cambió la forma de analizar e investigar. Incluso se le considera como un equivalente del Nobel de la Geofísica, ya que es de alto reconocimiento internacional.

Un inventor es alguien que ve la aplicación de medios para satisfacer la demanda que habrá en cinco años, antes de que sea obvio para aquellos expertos en el arte“.

Reginald A. Fessenden, 1925

El premio se otorga desde 1961 a una persona que tiene una idea ingeniosa e innovadora que cambia la historia de cómo se hacen las cosas en la geofísica. Para ser un candidato a este premio, las postulaciones deben hacerse por el comité de premios y reconocimientos y el comité ejecutivo de la SEG y debe contar con el apoyo de la comunidad académica internacional.

Este año el Premio Reginald Fessenden, fue otorgado por primera vez a un investigador mexicano, el Dr. Luis Alonso Gallardo Delgado investigador del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE), Baja California, así como al Dr. Maxwell Meju, investigador y asesor del Dr. Gallardo durante sus estudios de doctorado.

Tras inventar y desarrollar la metodología de Inversión Conjunta de Gradientes Cruzados (Cross-gradient joint inversion), que hizo posible la integración de datos geofísicos para la exploración del subsuelo.

Este trabajo fue el primero en exploración geofísica que tuvo la capacidad de integrar varios tipos de datos para un mismo objetivo del subsuelo“, comentó el Dr. Gallardo.

Muchas veces es difícil distinguir un objeto con un solo tipo de observación. De manera natural, lo que hacemos es usar varios de nuestros sentidos como observar, tocar, oler, simultáneamente. Toda esta información la integra e interpreta nuestro cerebro, el cual nos indica de qué objeto se trata. En Ciencias de la Tierra pasa lo mismo, ‘sentimos’ el subsuelo con todo tipo de campos y ondas; lo vemos con ondas electromagnéticas, lo escuchamos con ondas sísmicas, lo olemos con muestreos geoquímicos, lo tocamos midiendo su campo gravitacional. Sin embargo, antes de mi aportación, todos estos sentidos trabajaban de manera separada y producían su propia imagen; podríamos decir que faltaba un cerebro capaz de integrar la información que cada sentido reportaba. La técnica que yo desarrollé integra toda esta información en un sólo objeto del subsuelo, definido por una estructura común“, explicó.

Esta técnica se aplica en la geofísica para hacer exploraciones someras, de hidrocarburos, de agua subterránea, así como en estudios globales y de tectónica de placas. Además, se ha aplicado en otras áreas para integrar múltiples fuentes de información, como en el área de medicina para obtener registros médicos que corrigen, registran o simplemente fusionan tomografías con rayos X o ultrasonidos, entre otras.