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Parkinson: una enfermedad degenerativa del cerebro

Parkinson: una enfermedad degenerativa del cerebro
Nota original de: +Salud Facultad de Medicina UNAM

Autora de la nota: enyaci Morales / Infografía: Elvia Hernández
Fecha de publicación: 9 de abril de 2021
http://www.massaludfacmed.unam.mx/index.php/parkinson-una-enfermedad-degenerativa-del-cerebro/

El Parkinson es una enfermedad degenerativa del sistema nervioso central, que se caracteriza por temblor de reposo, dificultad para iniciar movimientos, rigidez e inestabilidad en la postura. Genera una gran pérdida de las neuronas que aportan dopamina, lo que reduce la producción de este neurotransmisor.

Los principales factores de riesgo son la herencia genética, aunque no se ha descubierto cuáles son específicamente los genes involucrados y la edad, que aumenta después de los 55 a 60 años y se va incrementando consecutivamente en periodos de cinco años. Sus causas aún son desconocidas, pero diversos estudios apuntan su relación con el uso de algunas toxinas presentes en pesticidas y herbicidas, sin embargo, esto no ha sido comprobado en su totalidad.

Aunque en realidad el riesgo de padecerla es mínimo, curiosamente cuando existen antecedentes familiares aparece en edades más tempranas, hacia los 40 o 50 años; a diferencia de los casos sin antecedentes hereditarios en los que se presenta de manera muy esporádica y ya en la tercera edad.

Entre los síntomas más comunes se encuentra el temblor de reposo, que generalmente comienza en una mano, en la mitad del cuerpo y meses después, con la evolución de la enfermedad se empieza a generalizar. Otra característica es la lentitud en todos sus movimientos, denominada bradicinesia. El paciente al caminar ya no tiene el balanceo que acompaña a la marcha, pierde habilidad para maniobrar objetos pequeños como el abotonarse o cepillarse los dientes y le resulta muy difícil hacer los movimientos que se aprenden de manera automatizada.

Antes de que la enfermedad pueda ser diagnosticada, se han registrado un par de síntomas que surgen como la pérdida del olfato en la mayoría de los casos, seguida por colitis. Una vez que se diagnostica, la sobrevida es de cinco a diez años en promedio.

Cuando la enfermedad de Parkinson está muy avanzada, la marcha presenta una flexión en el tronco con los brazos pegados a él y los pasos se vuelven cortos, caminan como de puntitas, por lo que el paciente tiende a caerse hacia delante; su voz va perdiendo intensidad y entonación, su escritura se deforma, se hace más pequeña, su firma se vuelve irreconocible y la expresión facial inexpresiva.

La enfermedad de Parkinson evoluciona en los adultos mayores de modo que se asocia también con la pérdida de sus funciones intelectuales o demencia y registra trastornos de memoria y orientación. Las complicaciones radican en una evolución discapacitante para el paciente que deja de deambular, de llevarse el alimento a la boca, de deglutir y de expresarse, lo que genera inmovilidad y un exceso de reposo que favorece a las infecciones pulmonares.

Debido a que esta enfermedad no tiene cura, el tratamiento sólo es paliativo, para ofrecer una mejor calidad de vida a los pacientes. El fármaco más efectivo es la levodopa, capaz de llegar directamente a las neuronas para sintetizar la dopamina. Sin embargo, está indicado después de los 65 años, ya que genera el fenómeno de tolerancia, es decir, el paciente requiere una mayor dosis progresivamente, y esto a su vez genera efectos secundarios como rigidez excesiva al despertar (fenómeno de on-off), lo que desaparece hasta el momento de la ingesta del medicamento. Pero ahora éste genera un exceso de movimientos involuntarios. Por esta razón, se da preferencia al uso de medicamentos dopaminérgicos. Los anticolinérgicos que sirven para el temblor, al contrario de la levodopa, son indicados antes de los 65 años, ya que suelen acelerar el deterioro cognitivo e intelectual, la falta de memoria y orientación en adultos de edad avanzada.

En caso de falla del tratamiento es posible ayudar al paciente con una intervención quirúrgica, que consiste en la implantación de neuroestimuladores en el tálamo y región subtalámica.

Con información del Doctor Luis Delgado Reyes, Neurocirujano, Profesor de Anatomía y de Posgrado de la Facultad de Medicina de la UNAM y Médico Adscrito al Servicio de Neurología del Hospital Juárez de México.