Explora unam global tv
Explora unam global tv
explorar
Explora por categoría
regresar

Olas de calor en Europa: más frecuentes y duraderas

En días pasados, los habitantes de las principales ciudades europeas fueron sorprendidos con temperaturas de casi 40 grados Celsius, muy poco comunes en esas latitudes.

Habitantes de Londres, Bruselas, Berlín, Zúrich, París, Budapest, Madrid, entre muchas otras ciudades, intempestivamente fueron abrumados por una ola de calor que desde el principio cobró víctimas.

“Pero no podemos afirmar que la ola de calor que acaba de pasar, y quizá algunas que hayan ocurrido en otros años, sean producto solo del cambio climático”, dice Elda Luyando López, del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM.

“Afirmarlo sería un poco irresponsable porque esas altas temperaturas quizá se habrían presentado como producto de la variabilidad del clima. Lo que sí podemos afirmar es que ahora las olas de calor son más frecuentes, y si bien no se puede señalar su número a futuro, la tendencia es que aumenten y que duren más días. Eso sí es una evidencia del cambio climático.”

Olas de calor en Europa: más frecuentes y duraderas
Menos acostumbrados pero más preparados

En los estados del suroeste de Estados Unidos y en algunas ciudades del noroeste mexicano son comunes temperaturas mayores a 30 grados. Los habitantes de varias ciudades de la frontera norte de nuestro país sobrellevan año con año temperaturas muy elevadas, que en ocasiones alcanzan 45 grados.

La población sabe de la ocurrencia de estos periodos cálidos y, si bien la aclimatación tiene un límite, enfrentan los efectos de fenómenos que no les son desconocidos.

“Pero la población europea está acostumbrada a temperaturas menos elevadas, o bien a periodos cálidos menos extensos. Sus casas están construidas, sobre todo en los países del norte, para protegerlos del frío. No es así en los países del Mediterráneo, con veranos intensos e inviernos más que frescos. La mayoría cuenta con calefacción y su ropa suele ser abrigadora. En general, están más preparados para afrontar las bajas temperaturas, las cuales prevalecen una gran parte del año”, explica la investigadora.

Por estas razones, las recientes olas de calor y la sequía que ahora padecen los colocan en escenarios a los que no están acostumbrados, frente a condiciones poco comunes para ellos.

La más afectada es su población vulnerable: ancianos, personas con enfermedades preexistentes (sobre todo cardiovasculares y pulmonares) y los niños pequeños.

Los bebés no están preparados para soportar esas temperaturas, en especial porque el hipotálamo, en el centro del cerebro, todavía no está maduro para adaptarse rápidamente a temperaturas extremas.

Los países europeos, que tienen recursos, dice la investigadora, no se van a quedar cruzados de brazos, y seguramente en este momento ya están desarrollando programas para afrontar las siguientes olas de calor.

Olas de calor en Europa: más frecuentes y duraderas
Olas de calor que azotaron a Europa

“En la ola de calor de 2003, por lo repentino de las altas temperaturas y por su duración, fallecieron alrededor de cuarenta mil personas, la mayor parte de la tercera edad”.

Al año siguiente esos gobiernos ya tenían programas sobre cómo actuar y servicios sanitarios para atender a las víctimas del calor; además, difundieron consejos a la población sobre cómo tenían que protegerse, como beber agua pero con un poco de sal, para evitar que se perdiera.

“En esas circunstancias, si no le ponen un poco de sal al agua, las células no pueden retenerla. Éste es uno de los motivos por los cuales murieron miles de personas de la tercera edad”, explica la investigadora.

“La siguiente ola de calor ocurrió un par de años después. Quizá no fue tan severa, pero los gobiernos ya estaban mejor preparados para responder a las necesidades de su población, gracias a que habían desarrollado una serie de alertas tempranas para enfrentarla”.

¿Cuándo afectan más las olas de calor?

Ahora bien, las consecuencias están muy relacionadas con cuándo se presenta la ola de calor; si ocurre después de semanas de un clima más o menos fresco, y repentinamente se presentan temperaturas elevadas, la población lo resiente y la mortalidad es alta porque sus organismos no han tenido tiempo de aclimatarse.

En cambio, si se produce en lugares en los que el aumento de temperatura ha sido más o menos progresivo durante varios días, la ola de calor no golpea tan fuerte, porque la población se ha ido aclimatando.

Olas de calor en Europa: más frecuentes y duraderas
¿Qué le pasa al organismo cuando aumenta la temperatura ambiental?

La temperatura de nuestro cuerpo es de 36 o 36.5 grados, incluso 37, en personas sanas. Cuando nuestra temperatura es más alta que ese muy corto intervalo, significa que algo no está funcionando bien, es decir, no estamos del todo saludables.

El complejo mecanismo para disipar el calor de nuestro cuerpo es indispensable para mantenernos en ese intervalo de temperatura y que nuestros órganos sigan funcionando.

Pero ¿qué pasa cuando la temperatura ambiental aumenta y salimos de la neutralidad en la que nuestro cuerpo se encuentra cómodo? Primero, esas altas o bajas temperaturas nos causan cierta irritación, pues obligan a nuestro organismo a realizar acciones para mantenernos estables, como sudar más, por ejemplo, o la vasodilatación, si se trata de un ambiente más caluroso; en el caso de frío, castañear los dientes, temblar o la vasoconstricción.

“En el momento en el que el organismo ya no puede lidiar con esas temperaturas, los órganos empiezan a fallar y el cuerpo empieza a claudicar: con las altas temperaturas viene el golpe de calor, que se manifiesta como:

  • Desmayos
  • Desorientación
  • Vómitos
  • Deshidratación
  • Muchas veces, la muerte

¿Qué hacer frente a un golpe de calor?

Antes de que se presente el golpe de calor, si una persona empieza a sentir mareo, debe pedir ayuda; pero si se encuentra aislada, entonces debe tratar de refrescarse mojando la cabeza e hidratarse bebiendo agua, de preferencia suero o agua mineral, de manera que trate de equilibrar sus electrolitos. Debe descansar y no realizar ninguna actividad física.

“Y cuando alguien ya sufre un golpe de calor, generalmente está inconsciente. Entonces debe ser llevado a un hospital, donde tratarán de bajarle la temperatura e hidratarlo lo más rápido posible”, explica la académica.