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La ayuda internacional no resolverá la emergencia de Somalia

Nunca había habido tantas langostas como entonces, ni las habría después[r].
15 Porque cubrieron la faz de toda la tierra, y la tierra se oscureció;
y se comieron toda planta[s] de la tierra y todo el fruto de los árboles que el granizo había dejado.
Así que nada verde quedó en árbol o planta[t] del campo por toda la tierra de Egipto.
Éxodo 10:14-15

Langostas procedentes del sur de la Península Arábiga se han extendido a Kenia, Sudán, Uganda y Etiopía. Somalia se declaró en emergencia internacional por la plaga de estos insectos del desierto que tiene desde hace varios meses. El Antiguo Testamento menciona que esta peste fue la octava de diez que Egipto padeció como símbolo de juicio.

La langosta del desierto es la plaga migratoria más destructiva del mundo: forma densos enjambres que a su paso devoran grandes cantidades de cultivos, lo que pone en riesgo la vida y la seguridad alimentaria de millones de personas que dependen de la agricultura y ganadería, principalmente en África, Oriente Medio y Asia Central.

Un enjambre “pequeño” come la misma cantidad de alimentos en un día que unas 35.000 personas. No reconoce fronteras ni necesita visa o pasaporte. Hoy consume al cuerno de África, pero debido a los vientos fuertes del continente, un enjambre puede invadir regiones de Europa o América.

A pesar de que algunos países de la región combaten la plaga con fumigaciones aéreas, el gobierno somalí es el único imposibilitado a adoptar esta medida debido al espectro político y geográfico en el que se desenvuelve el país africano.

De acuerdo con Jorge Alberto Tenorio Terrones, doctor en Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, no es la primera vez que este tipo de eventos sucede en la región. A principios del Siglo XXI y finales del Siglo XX el norte y el oeste (de Mali hasta Somalia) del continente se ha enfrentado a estas eventualidades.

Tienen que juntarse varias condiciones para que este fenómeno alcance ciertas magnitudes: inundaciones, sequías y vientos fuertes (Harmatán) que, aunado a la alta capacidad de reproducción y migración de la langosta favorecen la amenaza de la plaga. Se puede decir, pues, que un invierno más cálido y húmedo desencadenó el fenómeno.

En este sentido, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) advirtió que el cambio climático podría generar condiciones más favorables para la migración y la distancia que cubren: una langosta adultas pueden volar hasta 150 km en un solo día.

Es por ello que, entre las especies devoradoras de cultivos, son las más monitoreadas por las autoridades nacionales e internacionales.

Lo que sucede en esa región de África es una amenaza “sin precedentes”. La última vez que Etiopía y Somalia tuvieron una invasión similar fue hace 25 años; Kenia tardó siete décadas. En 1958 en Etiopía, un enjambre de langostas que cubría más de 1.000 kilómetros cuadrados destruyó 167.000 toneladas de granos, lo suficiente para alimentar a un millón de personas durante un año.

Por tanto, la FAO colabora ya con los gobiernos y sus asociados con el fin de salvaguardar los medios de vida de los afectados; son 70 millones de dólares los que necesita para realizar operaciones intensivas de control terrestre y aéreo que detecten y reduzcan el número de langostas antes de que se propaguen aún más.

Al respecto, Tenorio Terrones, quien también es miembro del seminario permanente de Estudios Africanos y profesor del Centro de Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, señaló que los conflictos políticos y las intromisiones del extranjero no han permitido que este problema añejo se resuelva por completo.

“Somalia está dividida básicamente en tres grandes regiones (Somalia, Somalilandia, Puntlandia) que comparten un contexto geográfico, político y social particular, los cuales impactan en la forma de atacar el problema: recurren a la ayuda internacional”.

A decir de Tenorio Terrones, no es a través de esta ayuda cómo se puede resolver este tipo de problemáticas en el continente. “Cuando pensamos en algún problema en África debemos de pensarlo de manera regional porque en este particular, la situación no sólo le afecta a Somalia, sino a los países de su alrededor”.

Observó que es precisamente en la parte sur de la región donde el movimiento yihadista terrorista tiene mayor impacto, y es también el lugar donde se encuentran los mayores problemas de la plaga, lo que complica aún más la situación.