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Música contra el Olvido por primera vez en Las Islas de la UNAM

Para cerrar la noche, se rindió tributo al recién fallecido Príncipe de la canción, José José, cortesía del mago del mashup, Kay, de No somos machos
Una vez más, Ciudad Universitaria fue el escenario de la libertad. Al ritmo de rock, funk, punk y beats electrónicos, cientos de jóvenes disfrutaron de la tercera edición del festival Música contra el Olvido, que se llevó a cabo este sábado en Las Islas para recordar los trágicos sucesos del 2 de octubre de 1968 y para conmemorar el Día Internacional de la Música, que se celebra el 1 de octubre, de acuerdo con la UNESCO.
En Las Islas, se dieron cita punks, skates, metaleros, cholos, hipsters. Incluso hubo quien sólo llegó por su foto de graduación en la Biblioteca Central y acabó en el escenario bailando los ritmos funks de Dapuntobeat o gritando las viscerales canciones de Jessy Bulbo, quien electrificó la tarde con su ya tradicional energía desbordada, esa que incita a las formas más rebeldes de la libertad.
“Ciudad Universitaria es un lugar muy importante para todo el país. Y también para artistas como yo, porque nos conoce gente bien diversa, y eso enriquece nuestra cultura”, comentó en entrevista la ex integrante de Las Ultrasónicas, quien guarda especiales recuerdos sobre las tocadas masivas que se hicieron en CU en los años noventa, las cuales, dice, fueron fundamentales para la consolidación de una escena musical independiente en México. Ella estudió Periodismo en la Facultad de Estudios Superiores Acatlán y por eso recuerda con tanto cariño a la Universidad.
“Es interesante cómo la música traspasa generaciones. En mi caso veo cómo las hijas de mis fans ahora también son mis seguidoras”, asegura Bulbo, quien se dijo muy agradecida por ser considerada un icono de la lucha feminista. “Me parece excelente que en Oaxaca ya exista el aborto legal. Las mujeres tienen derecho a decidir sobre su propio cuerpo”.
Los encargados de abrir el festival fueron los Tree funkers, banda originaria del Caribe mexicano, específicamente de Puerto Morelos, de donde se nutrieron de todos los sonidos afrocaribeños para trasladarlos a una ecléctica fusión de rock, funk, ritmos gitanos, reggae y flamenco.
Luego fue el turno de la ferocidad femenina de las Bloody Benders, cuatro chicas punk que, con una presentación de tintes muy oscuros, lograron poner a tono a un público que cada vez se hacía más numeroso.
Ya inmersos en la estética sombría, los asistentes tuvieron la oportunidad de ver la presentación del libro The Cure. Canciones de cuna para desintegrarse (Marvin), en el que escritores, ilustradores, músicos y periodistas de todo el mundo recrean en 23 cuentos el universo sombrío que rodea a la banda británica, a pocos días de que Robert Smith y compañía se presenten en el Foro Sol.
Los Esquizitos saltaron al escenario con un surf garage que desató el slam entre el público, más aun cuando tocaron los covers de Psycho Killer, de Talking Heads, y Havana Affair, de Ramones.
La puesta del sol llegó a Las Islas con Pato Machete. Y entonces el hip hop hizo lo suyo controlando desde el escenario. A cada rima, Pato encendía la fiesta. Alonso Morales, estudiante de Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, fue uno de los que coreó cada canción. “Creo que el rap atraviesa por un momento de mucha creatividad”, comentó. “Me parece muy coherente que la UNAM haya hecho un festival tan variado; finalmente, los que estudiamos aquí también somos muy diferentes”, agregó. Y no faltaron, por supuesto, las clásicas de Control Machete, el antiguo grupo de Pato. Sí señor y Comprendes, Mendes? fueron, sin duda, dos de los temas más explosivos del festival.
Poco a poco el ambiente pasó de los guitarrazos y el scratch a los sonidos electrónicos. La estadounidense Annie Hart, conocida por haber trabajado en la banda sonora de la serie Twin Peaks, ofreció un concierto lleno de matices sonoros que abonó al festival una atmósfera ecléctica perfecta para que Kay de No somos machos pusiera a cantar a la multitud con un bien merecido homenaje de despedida al Príncipe de la canción, José José. Un concierto tan ecléctico como su público. La Universidad no deja de ser el domicilio de la libertad y de la memoria.