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Minería marina y transición energética, la sustitución de un recurso no renovable por otro

El océano se consideraba demasiado grande como para que nuestras actividades pudieran dañarlo, hasta que supimos que es demasiado importante para arriesgarnos a que eso ocurra, alertó la Dra. Elva Escobar, del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICML) de la UNAM, en el sexto módulo del Seminario Internacional Tópicos de Frontera en Sustentabilidad 2020 “La exploración y la utilización de los minerales del océano profundo más allá de los límites de la jurisdicción nacional”. La académica mencionó los desafíos que representa la minería en los fondos marinos, enfatizando los riesgos que supone esta actividad en un ambiente donde los impactos no son visibles ni fácilmente monitoreables.

La Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (AIFM) es la principal institución que atiende el tema de los recursos mineros en zonas marinas que no son parte de la jurisdicción nacional de ningún Estado; para tal fin existe un marco jurídico que emana de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, el cual representa uno de los esfuerzos de derecho internacional más importantes del multilateralismo.

Este marco jurídico e institucional considera actividades de protección al medio marino y especialmente busca prevenir la contaminación y el daño a la flora y fauna marinas derivados de la minería. Actualmente, la actividad minera se limita exclusivamente a la exploración, por lo que estamos hablando de que por primera vez en la historia se contará con una regulación ambiental completa para una actividad antes de que esta inicie, afirmó el Mtro. Alfonso Ascencio Herrera, miembro de la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos.

La AIFM ha otorgado 30 contratos de exploración de distintos tipos de recursos, como Cobalto, Níquel, Cobre y tierras raras, que son fundamentales para la tecnología de generación de energías alternativas, las cuales podrían reducir la dependencia a los combustibles fósiles y, con esto, ayudar a combatir el Cambio Climático Global. La Dra. Natalia Amezcua Torres, del Servicio Geológico Mexicano, resaltó la importancia estratégica de estos recursos, ya que 50 minerales y metales serán claves para la transición energética, al permitir la fabricación de páneles solares, turbinas eólicas e infraestructura de almacenamiento y conducción de energía. En este sentido, el objetivo de descarbonizar la economía busca sustituir un recurso no renovable, el petróleo, por otro, los minerales que esta tecnología requiere. La especialista señaló que la demanda de estos recursos aumenta rápidamente, y que su obtención a partir del reciclaje de minerales no es una opción que sustituya a la minería, pues no todos son recuperables.

La colaboración cercana de México con la AIFM es necesaria para aprovechar las oportunidades que brinda la minería en fondos marinos. La doctora en derecho, Fabiola Jiménez Morán Sotomayor, mencionó el caso de una de las zonas marinas más ricas en nódulos polimetálicos, la Fractura Clarion-Clipperton, muy cercana a costas mexicanas, por lo que las actividades de explotación que ahí se realicen tendrán impactos en la zona económica exclusiva de México. La ventana de oportunidad que esto representa para nuestro país no recae solamente en el desarrollo de capacidades para la exploración y explotación de los recursos mineros, pues también permitiría desarrollar la legislación necesaria para las actividades mineras en su zona económica exclusiva y adaptar sus puertos en el Pacífico para permitir la descarga y transporte de los minerales que ahí serán extraídos. Estos tres puntos permitirían al país estar listo para la transición a la energía sustentable.

Por otra parte, el fortalecimiento del vínculo entre la ciencia y el derecho para permitir el aprovechamiento y la protección marítima, es una labor de la Comisión Jurídica y Técnica de la AIFM, la cual, por ejemplo, se ve representada en el caso del ordenamiento ambiental de la fractura Clarion-Clipperton, que establece zonas de fragilidad ambiental y asegura la representatividad de los distintos hábitats marinos, según explicó el Dr. Erasmo Lara Cabrera, quien forma parte del Servicio Exterior Mexicano y de la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos.
Hoy en día no se sabe qué podría pasar con la generación de sonido y luz en ambientes profundos, donde naturalmente no existen; así como tampoco hay información precisa sobre los impactos de los contaminantes liberados y la disrupción física y biogeoquímica del sustrato marino, reiteró la Dra. Escobar; por lo que es necesario la generación de nuevas tecnologías de energía limpia que requieran menos minerales, así como el fortalecimiento de la gobernanza internacional de los océanos.

La principal inquietud relacionada con la sustentabilidad de la minería marina, es si realmente es necesario emprenderla cuando todavía se pueden mejorar mucho las prácticas mineras en tierra firme. El equipo de especialistas coincidió en que el arranque de esta actividad económica es inevitable y el impacto será mínimo en términos del porcentaje de la superficie que afectará esta actividad; mencionaron el hecho de que la AIFM lleva décadas de preparación para hacerlo de la mejor manera posible. La Dra. Elva Escobar, por su parte, advirtió que el impacto de cualquier actividad puede parecer puntual, pero al sumarse el impacto generado en diferentes lugares, el resultado puede ser enorme y con efectos a distintas escalas. La evaluación de estos impactos debe ser integral, multiescalar y sumatoria, considerando ecosistemas marinos y costeros.