Explora unam global tv
Explora unam global tv
explorar
Explora por categoría
regresar

México, una novela negra

“¿Qué novela que hable de México no es negra… o roja?”, cuestionó la escritora Fernanda Melchor. La mierda y la sangre como anuncio de la inminente Temporada de huracanes.

Una novela mexicana policial, acotó, sólo es posible cuando no se descubre al asesino o madrean a alguien para que confiese ser el asesino, cuando tal vez ni siquiera lo sea. Los albañiles de Vicente Leñero reproducía esta cualidad existencial de la realidad mexicana: “El expediente eternamente abierto, la falta de resolución, la falta de justicia, la falta de una retribución”.

Indicó que novelista no es quien publica libros, es quien está dispuesto a tirar a la basura 100 cuartillas con las que no quedó satisfecho. En la charla que sostuvo con Luis Mario Moncada y Luis Enrique Gutiérrez Ortiz Monasterio en la Feria Internacional del Libro Universitario 2018 de la Universidad Veracruzana, precisó que con su novela Temporada de huracanes no quiere llevar al lector de la mano, quiere que sea como una llave de judo o como cuando se abraza al amigo embriagado en una cantina y se le dice “te quiero mucho”.

La novela nace de la realidad que retratan los periódicos. “¿Habrá un tema más jarocho que matar a alguien porque te hace brujería?” En su novela deja el corazón del crimen en silencio. Cuando comenzó a escribir escuchaba todas las voces de sus personajes: las primas y amigos del Luismi le dictaban la historia. Ella era como la secretaria del Ministerio Público, para escribir la miseria tenía que sentir lo que sus personajes sentían.

Melchor no registra haber transitado del periodismo a la literatura: “Siempre he escrito. No hay transición. No se va del periodismo a la literatura”. Su primer cuento lo publicó a los 18 años en el periódico El Sur, “si entré al periodismo fue porque la gente que estudiaba letras se me hacía muy mamona y no quería que me pusieran a leer El Mío Cid, porque yo quería leer a Fadanelli”, y enfatizó: “Elegí periodismo porque era la única carrera en el puerto de Veracruz que podía estudiar y porque mis jefes no me podían mandar a otro lado”. Mejor aún: “No me querían mandar a otro lado porque andaba muy mal, metida en las drogas”.

El público aplaude y hace fila para la firma de sus libros. Muchos de ellos la reconocieron antes de que comenzara la plática, la saludaron y las firmas comenzaron antes de lo planeado. “Eso me pasa por sentarme aquí”, afirmó. Uno de sus lectores le dijo: “qué bueno que lo hizo, recorrí cientos de kilómetros para obtener su firma, abra el libro si quiere y verá que está subrayado y con anotaciones”. Sonríe y escribe una larga y cariñosa dedicatoria.

Esos personajes que le dictaron la novela, que estuvieron en su cabeza durante más de 40 días y 40 noches hoy serán parte de otras pesadillas. O como alguno de los asistentes señaló: “Yo conozco al Luismi”, uno de los personajes de Temporada de huracanes, un drogadicto que recibe el odio profundo de su madre y que sólo es un sonámbulo que espera una muerte violenta. Otro contó: “el Munra es mi amigo”, el Munra es un vividor, compra votos, vive de sus recuerdos de macho herido.

Temporada de huracanes, novela escrita en voz alta, novela que dejó afónica a su autora: “Norma señaló la camioneta con su dedo, y Luismi, con una sonrisa nerviosa, una mueca que descubrió sus dientes chuecos, cogió su mano y la envolvió entre sus puños y le susurró que no los señalara, que nunca señalara a esos hombres; que había sido muy sensata al haber huido de ellos, porque todo el mundo sabía que el rubio de sombrero era narco”.