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Marte llevará tu nombre: le decía Fabiola a Rafael Navarro

“Eres tan inteligente y tan bueno en tu trabajo que un día tu nombre estará en Marte”, le decía Fabiola a su esposo Rafael Navarro, quien respondía sonriendo: “Ay Fabi, esto me lo dices porque me quieres mucho, para eso necesitas ser alguien muy importante”. “Tú eres alguien muy importante”, le contestaba ella.

Fabiola tuvo razón: en abril del 2021, como homenaje al investigador mexicano, un equipo de científicos de la NASA que laboran con el robot “Curiosity” nombró una montaña del planeta rojo con el nombre del investigador de la UNAM.

“Es el único mexicano que tiene su nombre en Marte, y se me hace algo maravilloso”, dijo -al recordar a su esposo- Fabiola Aceves Díaz, viuda de Rafael Navarro González, investigador del Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM.

El investigador universitario falleció en enero del 2021 y es conocido por sus logros en la UNAM, la NASA y la Agencia Espacial Europea. De hecho, colaboró en el Sample Analysis at Mars (SAM), un equipo portátil ubicado en Marte que ha revisado la química del suelo, las rocas y el aire marcianos. Sus hallazgos han sido determinantes en la investigación.

Una de sus grandes pasiones era el Universo, y que su nombre se encuentre en Marte es maravilloso, dijo su esposa. “Esto ayuda a que Rafael continué con su legado”.

Por sus logros científicos, el investigador de la UNAM ganó varios premios. El más reciente y de forma post mortem fue la Medalla al Mérito en Ciencias del año 2021, Ing. Mario Molina, otorgada por el Congreso de la Ciudad de México.

Además, recibió la Medalla Alexander von Humboldt, de la Unión de Geociencias de Europa, el premio de la Academia Mundial de Ciencias, en Ciencias de la Tierra 2009, la Medalla Vikram Sarabhai, otorgada por la Comisión de Investigación Espacial y la Organización de Investigación Espacial India.

También recibió el Premio Universidad  para jóvenes académicos en 1998,  en el 2012 y finalmente en el 2020. Asimismo, recibió el Premio NASA de Logros Grupales en 2015, 2017 y 2019 por haber diseñado, construido y operado exitosamente el instrumento Sample Analysis at Mars del robot Curiosity en Marte.

Una gran historia de amor

Cuando Fabiola conoció a Rafael estaban en el festejo de una primera comunión. Era el año de 1983, la joven sintió una mirada y al voltear se encontró con los ojos de él. Fue un clic de inmediato y el suceso se repitió varias veces.

Rafael le rogó a su amigo -quien era primo de Fabiola- que los presentara. Sin embargo, le respondió: “tiene ocho hermanos y todos son muy celosos”. “No me importa, quiero conocerla”, respondió el futuro investigador universitario.Marte llevará tu nombre: le decía Fabiola a Rafael Navarro

Al final, el primo de Fabiola accedió y los presentó. Platicaron durante todo el día y así comenzó su historia de amor. Desde entonces fueron inseparables.

Ella estudiaba odontología mientras él colaboraba como estudiante en el entonces llamado Centro de Ciencias Nucleares de la UNAM, (hoy llamado Instituto de Ciencias Nucleares). Ambos eran muy diferentes, pero al mismo tiempo tenían las mismas metas.

Siempre andaban juntos para todos lados. Rafael le decía vamos a escalar el Pico de Orizaba para colectar muestras de tierra para sus investigaciones y ella lo acompañaba felizmente.

Después de seis meses de noviazgo se comprometieron y se casaron y tuvieron un matrimonio feliz de 36 años. Incluso cuando tuvieron sus dos hijos iban juntos en plan familiar a las excursiones. “Lo extraño muchísimo, mencionó Luz Fabiola al preguntarle si fue difícil separarse de él.

Más allá del planeta Tierra

Se fueron juntos a Estados Unidos con la idea de estudiar en el extranjero. Rafael haría su doctorado en química y ella siguió trabajando en su área.  Ambos tenían la misma ideología, nunca rendirse porque la vida es maravillosa.

Vivieron varios años en el extranjero, desde Estados Unidos hasta Europa. En aquel entonces, el investigador de la UNAM comenzó a laborar en algunos proyectos de la NASA. “Siempre estaba metido en muchas cosas”, recordó su esposa.

Antes de regresar a México, Rafael tuvo la oportunidad de quedarse a trabajar en la NASA en un centro de nueva creación. Sin embargo, en su país natal surgió un programa de repatriación de cerebros y le ofrecieron tener su propio laboratorio. Éste podía ser similar a otro de cualquier parte del mundo.

Rafael y Fabiola estaban en un dilema. No sabían qué decisión tomar, pero al platicar entre ellos llegaron a una decisión: Volver a México para retribuirle un poquito de lo mucho que este país les había brindado. Además, convencieron a otros mexicanos investigadores radicados en USA para volver con ellos y laborar en diferentes proyectos científicos.Marte llevará tu nombre: le decía Fabiola a Rafael Navarro

Sin embargo, Rafael nunca dejó de colaborar con la NASA y desde México siguió en diferentes proyectos. En una ocasión, un investigador perteneciente a dicha institución le dijo: Estamos en el mismo proyecto, ¿qué te parece si en vez de competir trabajamos juntos? Y así comenzó un proyecto en equipo acompañado de una sincera amistad.

Rafael era una persona con muy buen sentido del humor y siempre hacía reír a su esposa. Además, era muy inteligente y tenaz. Cuando ella le preguntaba algo sobre algún tema y él no sabía siempre lo investigaba. Al otro día llegaba con la respuesta.

“Empezamos una vida juntos muy jovencitos, no nos daba miedo nada. Hasta la fecha no tengo miedo”, recordó la esposa del investigador universitario.

Fabiola lo recuerda como un hombre sensible que le escribía cartas, donde le ponía cosas muy bonitas y que la amaba. Le contaba que le gustaba mucho la vida que tenían juntos, así como también sus dos hijos y sus nietas.

El recuerdo en la UNAM

“Quiero que la UNAM y las generaciones que vengan lo recuerden con mucho cariño, justo como era él: un sabio y muy inteligente”. Su esposa Fabiola siempre pensará que le faltó tiempo para hacer más cosas. Sin embargo, hizo muchísimo.

Entre varios de sus logros, Rafael Navarro encontró la identificación del papel de los relámpagos volcánicos en el origen de la vida; detectó que hubo una crisis del nitrógeno para la vida primitiva; descubrió una zona estéril en la Tierra análoga a Marte, en el desierto de Atacama, en Chile.

Además, estudió ambientes extremos como el Pico de Orizaba como análogo a Marte, descubrió una nueva herramienta para estudiar el cambio paleoclimático de la Tierra mediante el análisis de gases atrapados en relámpagos petrificados (fulguritas) creando un nuevo campo de estudio.

Identificó las fallas de la misión Vikingo de la NASA en la detección de vida marciana al igual que recreó los experimentos de las misiones Vikingo con resultados muy importantes para las futuras misiones espaciales; y detectó los ingredientes necesarios para la vida en el ambiente marciano al utilizar el vehículo robótico Curiosity de la NASA.

Su legado se queda en la UNAM y en el mundo para las nuevas generaciones. Fabiola siempre recordará sus ojos, que la enamoraron, su inteligencia, su sentido del humor y sobre todo su amor por ella y su familia.Marte llevará tu nombre: le decía Fabiola a Rafael Navarro