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Los gobiernos de México y Argentina ponen por delante el bien común durante la pandemia

  • El presidente Andrés Manuel López Obrador tiene gran claridad de que primero se debe “igualar para crecer y no crecer para luego igualar”, dijo la secretaria ejecutiva de la Cepal
  • El ex presidente de Ecuador señaló que en México los intereses del pueblo, y no el de las élites, son representados por el Estado, contrario a lo que sucede en otros países latinoamericanos

En un contexto latinoamericano adverso, marcado por la desigualdad y el predominio de las políticas neoliberales, los gobiernos progresistas de México y Argentina enfrentan la crisis por la pandemia de Covid 19 de mejor manera, poniendo el bien común por encima de los intereses del mercado. En lo anterior coincidieron Rafael Correa, ex presidente de Ecuador, y Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, dijo Bárcena, tiene gran claridad de que primero se debe “igualar para crecer y no crecer para luego igualar”. Su gobierno, agregó, está apoyando los ingresos de las personas más pobres, a los jóvenes, llevando a cabo programas como Sembrando vida y el rescate de Petróleos Mexicanos (Pemex).

Bárcena señaló que hoy en México la población se siente representada por el Estado y que al gobierno de López Obrador le tocó esta crisis muy difícil, pero el país saldrá adelante. Bárcena recordó que hasta hace poco hubo una oleada de gobiernos progresistas en América Latina que lograron reducir la pobreza 20 por ciento, lo que demostró que en la región sí puede avanzar para salir de sus muchos problemas.

Hoy algunos critican las políticas de López Obrador, planteó Bárcena, pero informó que en la Cepal se hizo un análisis sobre lo que pasó en México durante la crisis económica mundial de 2008-2009 (durante el gobierno de Felipe Calderón): se bajaron los impuestos, creció la riqueza de las empresas, aumentó la desigualdad social, la pobreza, el desempleo y bajaron el salario mínimo, entre otras consecuencias negativas. Ahora, en 2020, en México y Argentina se está buscando “que no se socialicen las pérdidas”, agregó.

Correa, por su parte, dijo que México cuenta con un gran gobernante, López Obrador, y que lo mejor es que los intereses del pueblo son representados en el Estado, y no los de las élites, como suele suceder en el presente latinoamericano. Correa refirió que con la crisis mundial actual la economía de México decrecerá más de 6 por ciento y la de Argentina, más de 5 por ciento.

Eso representa un peligro, advirtió, pues “presidentes progresistas como Andrés Manuel López Obrador, en México, o Alberto Fernández, en Argentina, gozan de una gran popularidad, pero de aquí a unos meses, dado que siempre la política va de la mano con la economía, puede haber graves problemas políticos”.

Y explicó que “los medios de comunicación que están en contra de los gobiernos progresistas se aprovechan de la gente, que está desesperada. Cuando el tendero vende menos, cree cualquier cosa en su desesperación, sobre todo en democracias inmaduras como las latinoamericanas, y se puede sembrar la idea de que la caída económica es consecuencia de un mal manejo de la crisis, aunque ello no sea su responsabilidad”.

El mundo, dijo Correa, enfrenta la peor crisis en un siglo, y para América Latina quizá sea la peor crisis en toda su historia, pues se incrementarán la pobreza y el desempleo. Se perdió, agregó, lo avanzado en la llamada “década de oro” con los anteriores gobiernos progresistas (Ecuador, Brasil, Bolivia). Pero no debemos perder la esperanza y hay que continuar apoyando los cambios, destacó.

Bárcena y Correa fueron los participantes de la sesión  “Estado social y desafíos económicos”, la tercera del Webinario Internacional “Pos Covid, pos neoliberalismo. La pandemia y el futuro de América Latina”, organizado por el Programa Universitario de Estudios sobre Democracia, Justicia y Sociedad (PUEDJS) de la UNAM.

Ambos coincidieron en varias propuestas para enfrentar la actual crisis sanitaria y social en Latinoamérica, como un ingreso básico de emergencia, el apoyo a pequeñas y medianas empresas, enarbolar la política de proteger el empleo y las empresas, la idea de que “el que más tiene, que más pague”, sobre todo las corporaciones que ahora les va bien –como las farmacéuticas o las de tecnologías–, y una reforma fiscal en ese sentido.

También plantearon: la condonación de las deudas externas o de los intereses que generan, recuperar el papel del Estado como un Estado social o de bienestar que ponga por delante el bien común, y promover la integración de América Latina con independencia del perfil de sus gobiernos, pues el mundo tiene a conformarse en grandes bloques y sin unidad la región será aún más frágil ante el predominio de los países y corporaciones más poderosos.