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Las Histéricas Historias de las Histriónicas Hermanas Hímenez, espectáculo de ánimo catártico y empoderante

Las Histriónicas Hermanas Hímenez (HHH) en algún momento se autodefinieron como “una banda de punk octogenario feminista, conformada por actrices lanzándose a cantar y escribir, con chelista clásica mandando la academia a la basura y rockeando la guitarra, además de virtuosa cantante rifándose en el bajo y baterista… tocando la batería”. Ana Beatriz, una de sus integrantes, dice que nacieron del himen de sus respectivas madres, y que ahora como colectivo de mujeres tomaron la decisión de abortar el teatro serio.

En esta sociedad patriarcal las unió el miedo a un mundo hecho por y para los  machines. El nombre artístico de cada una de ellas (Elástica, Rota, Delantera, Frotada y Larga) se originó, versión torcida de la misma Ana, “de un ritual hembrista, donde bebieron sangre menstrual hasta intoxicarse”.

Las Histriónicas, agrupación feminista, antiespecista, vegana y poliamorosa, comenzó su aventura artística en 2015. Su primer encuentro fue en las protestas callejeras por la avenida Reforma, ahí se percataron de sus coincidencias ideológicas y de lucha. Lo siguiente fue poder expresarlas de manera crítica y provocadora en cabaret.

Recientemente grabaron en video sketches e intervenciones musicales, espectáculo al que llamaron Las Histéricas Historias de las Histriónicas Hermanas Hímenez, donde toda la pandilla caracterizada de ancianas fantasea con ser “irreverente, feminista, lesbianota y yonki”. Residentes en la casa de retiro Cindy Entes, una tarde de copas y cervezas se dan vuelo y comparten chismes y anécdotas, salpicados de mala leche y machaconas referencias a los genitales. Cinco rucailas que rememoran tiempos de apasionados movimientos de rebeldía.

Señoras de edad avanzada en contubernio, juguetonas damas enfundadas en ropajes de chile, dulce y manteca. Una de ellas, malévola coleccionista de testículos en formol como prueba fehaciente de que a los machos no se les tolera. Amigas para siempre con el credo de convencer a los del género opuesto de que todo lo que no es femenino es inferior. “A ellos les prohibiríamos estudiar, les impondríamos estándares de belleza inalcanzables…” Machismo al revés, lo confiesan y aceptan que por ahí no va la jugada.

Las HHH quieren ver mujeres empoderadas, que puedan defenderse y que a la vez sean chidas con sus carnalas, que la pasen bien y hagan lo que les “cante su anciana concha”. “Locas radicales” mezclando el vino con el guiri guiri. Bohemia con dedicatoria para los amigos “feministos deconstruidos”.

Las de la triple H muestran en video eclécticas piezas musicales en la azotea, cuyas letras van en sentido contrario a aquellas “plagadas de heterosexualidad”. Se sienten enojadas y escupen su rabia. Los micrófonos y el escenario son suyos en tiempos de pandemia y más allá. Reconocen las influencias musicales de  Liliana Felipe, Paty Smith, Nina Hagen, Pearl Jam y The Cure. Una de las canciones que interpretan suena muy parecido a Me voy de Julieta Venegas, otra a La Negra Tomasa versión Caifanes, luego uno escucha líneas melódicas que lo remiten a Kumbala de Maldita Vecindad, y en otro momento a un rock acaramelado al estilo de Ricky Luis.

Canitas al aire. Movidonas las cinco ancianas que de jóvenes no les quedó de otra que elegir entre la estufa, la lavadora y el neceser, levantan ahora con orgullo sus arrugas y se dicen dispuestas a cobrar lo que se les debe. Al grito de “no hay nada mejor que un orgasmo menopáusico”, las HHH con ánimo catártico y empoderante siguen entre risas el ritmo de una cumbia arrabalera. La fiesta continúa, pero el espectador ya nada puede ver, la violinista empaña la pantalla con un chisguete vaginal. Es su rúbrica, a nombre del colectivo, que da fe de los cuestionamientos feministas liberadores de la pandilla.

El estreno del video se hizo el 9 de octubre en línea a través de las plataformas de