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La ciudad de los inmortales, intervención digital a Casa del Lago

Víctor Pérez-Rul se dedica a la investigación artística y tecnológica sobre la energía a través de formatos tridimensionales: escultura, objetos, instalación, ambientes y otros medios. Para sus creaciones utiliza procesos experimentales químicos y físicos con los cuales genera sus propias técnicas. Su principal influencia se halla en el (retro) futurismo, la ciencia ficción y la naturaleza. Sus temas recurrentes son lo energético, el entendimiento de lo vivo y sus límites con lo no vivo, lo eterno, lo multidimensional, la ruina, lo abandonado y lo que trasciende la temporalidad.

Originario de la Ciudad de México, es maestro en Arte y Tecnología por la Escuela de Artes de Utrecht, Holanda. Además de ser considerado un escultor con un estilo muy propio y poco usual, ha incursionado en  múltiples ocasiones en el arte electrónico enfocándose en la inducción de estados meditativos por medio de frecuencias sonoras y otros fenómenos relacionados con la percepción, bajo los formatos de instalación y performance.

Durante una videocharla organizada por Casa del Lago en el inicio de un ciclo sobre arte digital, habló de uno de sus trabajos más representativos como escultor: La ciudad de los inmortales, que precisamente nació en este centro cultural de la Universidad.

Víctor diseñó y construyó una pieza virtual para intervenir este espacio digital de tal forma que no sería posible en el mundo físico, e inmediatamente se cuestionó: ¿Qué pasaría si insertamos en los jardines de la Casa, y en el lago que la define, un tesseract? ¿Por qué no hacer una ciudad inmortal dentro de la representación virtual de la Casa del Lago? “Fue entonces que surgió en las aguas del lago de Chapultepec, con su templo y sus seres vivos, o no vivos, y que también apareció un Gundam: un robot antropomórfico gigante (de la serie de anime japonés Mobile Suit Gundam) que al igual que los exoesqueletos y los erizos (urchin) desafía las ideas que se tiene de lo vivo y sus límites, reconsiderando vagamente si lo tecnológico está vivo, si lo tecnológico obedece a los ciclos de surgimiento, proliferación, esplendor y decadencia de los vivos”.

Algo más de una hora ocupó el artista y diseñador industrial con especialidad en Artes Visuales por la Universidad Iberoamericana para explicar detalladamente su proyecto escultórico La ciudad de los inmortales, a la vez que mostraba en pantalla varias imágenes de ésta, una idea con la que pudo “desahogar la necesidad de crear paisajes y arquitecturas que representaran lo eterno, junto con sus implicaciones de abandono, soledad y misterio”.

Víctor refirió que fueron decisivos para concretar este proyecto la lectura de El Inmortal, de Jorge Luis Borges, y haber visto una instalación de escultura y arquitectura experimental de Renato Nicolodi en los canales de Brujas durante la edición 2018 de la Triënnale Brugge (Trienal de Brujas). Poco tiempo después empezó a construir paisajes virtuales y progresivamente “la ciudad empezó a existir de forma orgánica, y sus dunas y cuerpos de agua fueron alojando también seres o los remanentes de seres como exoskeleton y urchin”, ambas figuras recurrentes en su trabajo y que representan el borde entre lo vivo y lo no vivo.

El artista mexicano, nacido en 1983, concibe la práctica artística como “una  búsqueda disciplinada, volitiva, económica, emocional, política y filosófica, progresiva, iterativa, siempre cambiante, de la libertad. En este sentido, dicha búsqueda es chamánica. O más bien, nahuálica: una actividad, un sistema por medio del cual la persona busca desprenderse ‘ligeramente’ del mundo consensuado.” Él mismo define su trabajo en su bitácora digital como una representación de “extractos de las infinitas posibilidades de un universo que interpretamos –y expresamos– por medio de las ciencias y las artes; es resultado de experimentar desde la curiosidad y la sed por el conocimiento”.

La ciudad de los inmortales es testimonio del asombro del propio artista por varias cosas: “las consecuencias de la inmortalidad, la belleza de lo fortuito (el río que te vuelve inmortal es un riachuelo sucio, perdido en un desierto ordinario) y lo abrumador del paisaje y la arquitectura absurda, lo abandonado y lo monumental, la muerte y desintegración de los espacios físicos que hacen converger a lo eterno con lo efímero, lo poético de los esqueletos y los despojos”.

El proyecto de La ciudad de los inmortales expresa el misterio en el que coexisten  “un intruso vivo en el reino de lo eterno y viceversa, lo eterno, lo inerte, incursionando en el reino dinámico de los vivos”. Víctor regala a los habitantes de estas otras ciudades en las que sus habitantes se guardan temporalmente entre cuatro paredes por la pandemia, una ciudad escenario con una serie de edificaciones, esculturas y paisajes virtuales, con una estética que remite a lo abandonado, lo eterno y lo atemporal. “La ciudad de los inmortales reflexiona sobre el esplendor y la decadencia de la tecnología como un ciclo de vida”. La vida, lo dice el mismo Víctor Pérez-Rul, puede ser frágil, sin embargo es persistente.

El video de la charla se puede consultar en el sitio de Casa del Lago Virtual.