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Imperioso, documentar la producción teatral en todo el país

Durante tres días continuos, Teatro UNAM organizó el coloquio Habitar los espacios escénicos en México. Conversaciones colectivas sobre procesos, datos y utopías, con el propósito de analizar el estudio denominado Operación de los espacios escénicos de México, primero que surge de la iniciativa Observatorio Teatral y que fue publicado en diciembre de 2021.

Otro de los objetivos de reunir a especialistas del sector provenientes de diferentes instituciones y zonas geográficas, fue dar paso a la reflexión sobre cinco temas fundamentales: el estatuto del trabajo artístico y los pactos de sentido social; la economía que sostiene los espacios escénicos; las batallas por producir y sostener las obras; la falta de vínculo entre los espacios teatrales y la vida comunitaria; y el tipo de programación que permite hacer de  los escenarios teatrales algo vivo.

En la inauguración del coloquio, Juan Meliá, director de Teatro UNAM, consideró clave desarrollar un programa constante de análisis para que a partir de procesos colectivos, siempre desde múltiples voces, se obtenga una mejor fotografía de quiénes son, cómo operan y cuáles son los sueños de cambio de quienes se hallan inmersos en el mundo teatral. “Fue así que nació el Observatorio Teatral a la par que desarrollamos un primer estudio, enfocado a saber algo más acerca de los escenarios del país en los que se hace teatro. Apostamos por aquel lugar privilegiado desde donde realizamos nuestro trabajo, ya sea como creadores, gestores, actores o productores”.

Refirió que los datos de este primer estudio surgieron de 45 preguntas, las cuales sirvieron para conocer con mayor certeza las características de los espacios escénicos públicos e independientes en México, lo mismo que su forma de operación, administración y recursos humanos, así como información detallada respecto a sus modelos de programación y producción, además de los mecanismos de difusión y los medios utilizados para la promoción de las obras.

Meliá anunció que el segundo estudio ya está en marcha y tiene como temática la vida de las obras de teatro en el país, lo que implica adentrarse en cómo nacen, se construyen y sobreviven.

Por su parte, el curador del coloquio, el investigador Rafael Mondragón, dijo que este evento no es una actividad muy común en el campo de las artes vivas en el contexto nacional, donde todavía existe un cierto divorcio entre quienes se dedican a diferentes tareas. “Frente a ese divorcio, hay proyectos emergentes que ponen el acento en la construcción colectiva del conocimiento y en la apertura de espacios de encuentro, a partir de la puesta en común de lo que vivimos y de lo que sabemos, con el objeto de fortalecer procesos de autoorganización”. Y advirtió que la comunidad teatral tiene que aprender a organizarse y a elevar el nivel de la discusión, si es que quiere construir demandas no desfasadas.

Resaltó la participación en el encuentro de personas de distintas generaciones y latitudes, así como de opciones estéticas y éticas diversas, y apuntó que el Observatorio Teatral de la UNAM forma parte de esta comunidad emergente y ha mostrado cómo pueden hacerse las cosas de otra forma.

Atraso en documentación

En la primera mesa de reflexión del coloquio participaron Elena Román, gestora cultural e investigadora de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México; Sergio Ramírez Cárdenas, coordinador de Producción y Difusión Musical de Cultura de la Universidad de Guadalajara; y el ecuatoriano Pablo Cardoso, director del Instituto Latinoamericano de Investigación en Artes; moderados por Lucía Leonor González.

Ramírez comentó que en México tenemos un atraso monumental en los procesos de documentación que tienen que ver con el universo de los espacios escénicos. “Hay un cierto desdén por la documentación, nos cuesta trabajo tener una sistematización de ésta”. Por ello, desde su perspectiva, el ejercicio que propone la UNAM a través del Observatorio Teatral es de una necesidad imperiosa.

Apreció que la muestra con la que se trabajó fue significativa, pues ofreció una panorámica muy valiosa, pero que no deja de ser pequeña ya que tiene un margen de error todavía considerable, por lo que el siguiente paso será ampliar la muestra tomando en cuenta otros territorios del país. “Contar con información lo más global posible implica un trabajo de una magnitud inmensa”.

El también músico y pedagogo propuso crear más espacios tripartitos que comprometan recursos públicos, recursos autogenerados y patrocinios.

En su turno, Cardoso recordó que apenas una década atrás se empezó a trabajar en sistemas de información dentro del campo cultural, con la idea de allegarse de información más específica. Indicó que el estudio de Teatro UNAM denota un conocimiento alrededor de las artes escénicas, lo que facilitó establecer los enfoques correctos y desarrollar un trabajo de técnica estadística adaptado a lo que se requiere.

Finalmente, Elena Román dijo que la investigación de largo aliento que lleva a cabo en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México entiende las narrativas de los espacios de artes vivas como complejas, ya que todo el tiempo se hallan en un estado de emergencia completamente cambiante. La también coordinadora del proyecto Cartografía de la distopía detalló la metodología utilizada y explicó que no hacen una distinción entre la cantidad y la cualidad, dado que para ella y su equipo de trabajo los datos, las estadísticas y todo número les dice algo en términos de cualidad.