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EL BAILE CALLEJERO AHORA ES OLÍMPICO

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  • La Universidad es un semillero de breaking en donde tenemos la oportunidad de formar bailarines desde pequeños; es un espacio para captar talentos, señala Alma Karen Macedo, de la Asociación de Baile y Danza Deportiva de la UNAM

El breaking (también conocido como break dance) es un arte urbano que combina danza, música y deporte. Su inclusión en los Juegos Olímpicos de París 2024 se debe a que el Comité Olímpico Internacional (COI) dio a los franceses la posibilidad de proponer cuatro deportes adicionales para completar su programa.

Primero eligieron tres que tuvieron su bautismo en Tokio 2020: escalada deportiva, surf y skate. El cuarto fue el breaking, que en diciembre de 2020 recibió confirmación oficial y se ganó un lugar entre los 45 deportes a presentarse en Francia (es el único debutante). Su espectacular experiencia inicial en los Juegos Olímpicos de la Juventud de Buenos Aires 2018 hizo que sumara puntos en la consideración del COI.

De acuerdo con Alma Karen Macedo López, presidenta de la Asociación de Baile y Danza Deportiva de la UNAM, que esta disciplina haya llegado demuestra que hay deportes más allá de los tradicionales, que existen más oportunidades para que los chicos participen en ellos y que tenemos maneras diferentes de expresarnos mediante una disciplina deportiva.

Los precursores del breaking, en el Bronx neoyorquino de los años 70, jamás imaginaron que esto llegaría a las Olimpiadas, pero cinco décadas después este estilo de baile emergente de la cultura del hip-hop traspasó fronteras y se convirtió en fenómeno mundial, en especial entre jóvenes.

Breaking en México

La práctica del breaking en México tiene más de 30 años y en ese tiempo su comunidad se ha organizado de forma autogestiva e independiente para crear espacios de entrenamiento, competencia y difusión, es decir, que sus integrantes han logrado un posicionamiento por y para ellos.

A decir de Alma Karen Macedo, México sí participó a nivel internacional y obtuvo buenos resultados; desafortunadamente, no llegó a los Juegos Olímpicos. “Nos quedamos en el filtro, pero tenemos buen desempeño”.

Ahora, este reconocimiento ha permitido que quienes lo bailan hayan profesionalizado una actividad que nació, desde lo lúdico, en la calle.

Breaking en la UNAM

El interés de la Universidad Nacional en esta disciplina se remonta a 2016, cuando empezaron a darse los primeros talleres en los que se incluía al hip-hop.  Desde hace dos años la imparte de manera formal y es parte de la oferta deportiva ofrecida en la UNAM. Hoy cuenta con un representativo que participa en los campeonatos nacionales federados y en los juegos nacionales CONADE desde 2022.

Dicha modalidad surgió como una necesidad de comunicarse entre jóvenes sin llegar a los confrontamientos físicos típicos de las riñas callejeras. “Cuando la UNAM la añade como una de sus especialidades lo hace para que los chicos se formen de manera deportiva y tengan un entrenamiento riguroso que vaya más allá del baile callejero. Se busca una formación física en la cual los jóvenes lleven un seguimiento de nutrición y salud”, explicó Macedo López.

Galdino Miranda y Aomee Cornejo, son dos estudiantes de la UNAM que forman parte del equipo puma de breaking. Para Aomee, esto no es sólo un deporte, “es cultura, es arte y también es la forma en la que me expreso, y nos expresamos, como comunidad”, afirmó.

Para Galdino, dicho estilo es una expresión artística a través de la cual puede darse a conocer y contar una historia. “Es una forma de comunicación que no se da a través de las palabras, sino del baile”.

Ambos universitarios comparten su gusto por el breaking con Ed Chavéz, quien considera que un B-Boy (nombre con el que se conoce a las personas que ejecutan breaking) tiene la responsabilidad de crear un estilo propio, auténtico, creativo y que combine distintas formas de arte. “Cuando bailo, realmente desaparezco”, afirmó.

Ed Wolf, como lo conocen, es B-Boy desde los 15 años. Hoy tiene 33 y ve al breaking como una forma de ser y, también, como una profesión.

Para Gal pertenecer al representativo universitario es una gran oportunidad, ya que es una actividad que conoce desde los cuatro años, cuando practicaba de manera virtual mediante videos o tutoriales que veía en internet. Mientras crecía se fue involucrando con otros grupos en parques como el Bicentenario donde podía practicarlo, por ello, no dudó en integrarse al equipo de la UNAM para entrenar de manera formal.

Lo mismo sucedió con Aomee, quien estuvo implicada en varios estilos de baile como la danza y el ballet, pero encontró en el breaking el estilo perfecto para ella. “Es muy completo y, a diferencia de otras modalidades, ésta te permite ser más dinámica y, por lo tanto, desenvolverte mejor y expresarte de muchas formas”, aseguró.

Breaking olímpico

Esta disciplina desafía la creatividad, capacidad física, destreza, resistencia e improvisación de los atletas. Además del simple disfrute estético hay varios aspectos a tomar en cuenta para evaluar a los mejores en estos Juegos Olímpicos.

Los bailarines competirán en batallas uno a uno que consistirán en tres enfrentamientos o throwdowns de 60 segundos, con un DJ tocando música, un presentador con un micrófono y cinco jueces que votarán al final de cada batalla para decidir al ganador.

El DJ selecciona la música y decide qué pistas se reproducirán durante la batalla mientras los bailarines o breakers ejecutan sus rutinas para mostrar sus movimientos, que se calificarán en distintas categorías.

“Van a medir el nivel de dificultad con la que realizan su coreografía. Hay diferentes cosas a calificar, como los cambios de arriba a abajo, qué tanto realizan movimientos de pie o en el piso, la agilidad de pies, la fuerza para sostenerse con las manos y la capacidad de hacer acrobacias. La música es parte importante en la ejecución, porque si no la escuchan ni la interpretan, sólo bailan por bailar”, explicó Macedo López. 

El debut del breaking en París 2024 permitirá ver a esta disciplina como una profesión. “Las Olimpiadas abren una oportunidad muy grande para mostrar que esto es más que un baile”, detalló Ed Chávez.

Por ello, los los B-Boys y B-Girls de la UNAM se preparan para lograr un lugar en la próxima justa olímpica. “Yo quiero expresar en el breaking el amor, la pasión, la disciplina, la ética y todo lo que me engloba como persona. Siempre está de por medio dejar en el escenario nuestra esencia, quiénes somos y divertirnos”, afirmó Aomee.

A decir de Galdino, el objetivo es ganar, pero con la consigna de disfrutar lo que se está haciendo. “Intento dar lo mejor de mí, ejecutar mis mejores pasos y sentir la música. Con eso estoy compitiendo”, detalló. De acuerdo con Alma Karen, la Universidad es un semillero en esta disciplina “porque justo tenemos la oportunidad de formarlos desde pequeños. Es un espacio para captar esos talentos”, finalizó.