- Este síndrome se genera en los espacios de trabajo y afecta la salud en diferentes niveles
- Identificarlo y buscar ayuda profesional puede salvar vidas
El síndrome de burnout fue incluido en la 11 Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11) de la Organización Mundial de la Salud como un factor que impacta en el bienestar físico y mental de las personas. Se le define como “resultado de un estrés crónico, no manejado con éxito, en el lugar de trabajo”.
Los factores que lo provocan se asocian al contexto laboral; sin embargo, hay elementos que predisponen a padecerlo. Ricardo y Silvia comparten su experiencia desde que comenzaron a presentar síntomas.
¿Cómo saber que tienes burnout?
Ingrid Vargas Huicochea, académica e investigadora del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la UNAM, explica: “Mucho del malestar psicológico del burnout tiene que ver con sobrecarga o frustración en el trabajo”.
Esto le ocurrió a Armando Ricardo Vázquez Rivera, personal de salud en el Hospital de Especialidades del Centro Médico Nacional la Raza, en el área de enfermería. “Al iniciar la pandemia estuve en primera línea atendiendo a los pacientes. Mis compañeros y yo desarrollamos psicosis y temor por lidiar con un padecimiento nuevo”.
También vio a algunos de sus colegas fallecer por la COVID 19, fatigarse por la sobredemanda de la emergencia sanitaria y sentir miedo por el posible ataque de quienes creían que el personal de salud contagiaba el virus.
Por su parte, Silvia Guadalupe Silva Burgos, pedagoga, también se enfrentó a la sobrecarga de trabajo derivada de la pandemia en la fundación donde trabajaba como gerente operativo. “Acompañábamos a quienes habían perdido a un ser querido y mi horario aumentó. Soy una persona muy comprometida y, al principio, veía esto como una forma de apoyar en un momento complicado”.
De acuerdo con la psiquiatra Ingrid Vargas, hay factores que predisponen al burnout, como la falta de capacitación o la sobrecalificación para cierto cargo; tener una personalidad hiperperfeccionista, hiperexigente o necesitada de reconocimiento; el atravesar por problemas personales, o el laborar en espacios conflictivos.
“Fue doloroso, pasábamos hasta 20 horas trabajando, sólo dormitábamos. Al poco tiempo comenzamos a experimentar cansancio extremo porque transpirábamos y nos deshidratábamos con las caretas, gafas protectoras y mascarillas”, recuerda el enfermero Vázquez.
Silvia llegó a realizar cinco o seis actividades al mismo tiempo, por lo que dejó de alimentarse de forma adecuada, subió de peso, desarrolló intolerancia al gluten y la lactosa, dormía sin descansar y estaba irritable.
“La labor que tanto amaba y a la que dedicaba mucho de mi tiempo se había vuelto todo lo contrario. Me molestaba, las cargas de trabajo cada vez eran mayores y sentía que no podía”, cuenta.
Quienes padecen este síndrome suelen presentar tres síntomas básicos: agotamiento emocional; despersonalización (que los hace trabajar en piloto automático y cumplir con lo mínimo, pero sin innovar ni proponer), y abandono de toda realización personal (no se ven a sí mismos creciendo dentro su escenario laboral).
Además, los afectados por el burnout pueden aislarse, estar distraídos, procrastinar, sentirse inquietos o tener pensamientos negativos. Suelen exhibir fragilidad emocional y estar tristes o desmotivados. Se comparan con otras personas y cambian de hábitos alimenticios, de patrones de descanso y descuidan su higiene y arreglo personal.
Ricardo confiesa que ha llegado a asistir al trabajo sólo por cumplir. “Ya no es un ‘voy a esforzarme y atender mejor a mis pacientes’, sino un ‘vengo porque no hay de otra’”. El burnout también ha mermado su retención de información y comprensión, mientras que a Silvia le afectó el lenguaje y la memoria.
Buscar ayuda profesional
“Un día de regreso a casa tuve un fuerte ataque de ansiedad y pensé que si me moría sería lo mejor, pues eso me daría paz. Ahí dije ‘estoy muy mal’, pues soy una persona a favor de la vida, de la alegría y eso no iba conmigo”, relata Silvia.
El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) reporta que tres de cada cuatro trabajadores mexicanos presentan fatiga por estrés laboral, superando a China y Estados Unidos.
De acuerdo con Eunice Itzel Valle Arteaga, subdirectora médica del Hospital de Psiquiatría Morelos de la Ciudad de México, el estrés laboral y el síndrome de burnout no deben confundirse, pues mientras que el primero es producto de la presión excesiva en el entorno de trabajo, el segundo es precedido y generado por periodos repetidos de estrés laboral.
María del Rocío Morales Solís, del Centro de Educación Continua de Trabajo Social de la UNAM, menciona que esta condición puede llevar a una persona “de urgencia a los hospitales y, de no ser atendida a tiempo, a tener complicaciones como discapacidad o incapacidad permanente, o incluso a morir”.
A raíz de los pensamientos suicidas que tuvo Silvia, decidió buscar ayuda. Actualmente lleva seis meses en tratamiento psiquiátrico, terapéutico y bariátrico.
“Había días que no me podía levantar. Los doctores me han dado un tratamiento farmacológico y me he esforzado en hacer otras cosas. Ahora soy voluntaria en una casa hogar, eso me ha ayudado en lo emocional y en lo espiritual”, explica.
A Ricardo le dijeron que tenía síndrome de burnout a nivel intermedio y lo único que le sugirieron fue hacer ejercicio, comer sano, frecuentar amistades y evitar la soledad.
“Me cuesta trabajo porque en ocasiones tengo que aislarme por COVID o influenza,” comenta. Sin embargo, realizar actividades recreativas y tocar el teclado le han ayudado a sobrellevar su condición.
Ambientes laborales saludables
Silvia considera que las empresas o fundaciones no saben cómo manejar esta situación y optan pedirle su renuncia al personal, como le ocurrió a ella. “No podía decirle a mis superiores ‘tengo burnout’, porque al principio tampoco yo lo sabía”.
Las especialistas universitarias recomiendan a las empresas, instituciones y organizaciones fomentar ambientes saludables. Para ello es importante respetar los horarios de trabajo, capacitar, delegar funciones y brindar tiempo para actividades personales.
El autoconocimiento también es relevante para identificar los síntomas de este síndrome y atenderse a tiempo con profesionales.
“Como hombre te enseñan a no pedir ayuda, a no llorar y a seguir adelante, pero te das cuenta de que eres un humano y dices ‘hasta aquí’. Por eso me gustaría decirles que no están solos. Están padeciendo algo que pocos entienden. Busca ayuda. Además, a nuestras empresas, líderes o políticos les diría que el bien más valioso es el capital humano”, concluye Ricardo Vázquez. “El burnout es una banderita que te dice ‘¡para!’, esta forma de vivir no es la mejor. Necesitas respirar, reajustar tus valores, rescatar tus principios y ajustar tus rutinas y dinámicas. Hay días en que crees que no lo vas a lograr, pero con amor, comprensión y ayuda profesional, sí se puede”, finaliza Silvia.