Dicen por ahí que lo que se adquiere con mucho trabajo es lo que más se ama, pero hay quien lleva esta frase al extremo. Hay personas que aún después de concluido su horario laboral, llegan a su casa y lo primero que hacen es prender la computadora para seguir trabajando, incluso, lo hacen los fines de semana y nunca toman vacaciones.
Hoy, distintas herramientas de comunicación como un smartphone permiten a estos adictos al trabajo estar siempre disponibles, pues su uso facilita que se pueda trabajar en cualquier momento y lugar, de tal forma que una persona puede estar disponible todo el tiempo para su trabajo. Para este tipo de adictos, el tiempo que deben cubrir en la oficina nunca es suficiente, siempre quieren trabajar más.
De acuerdo con la doctora Erika Villavicencio Ayub, de la Facultad de Psicología de la UNAM, la adicción al trabajo (workaholism, en inglés) es un concepto reciente en la cultura mexicana, aunque en la literatura mundial se conoce desde 1968, cuando el profesor Wayne Oates lo utilizó para referirse a su experiencia laboral comparándola con el alcoholismo. La definió como la necesidad excesiva e incontrolable de trabajar incesantemente que afecta la salud, la felicidad y las relaciones personales.
Los llamados workaholics nunca dejan de trabajar y si lo hacen se sienten culpables o ansiosos; piensan en temas laborales aún sin estar físicamente en el lugar y muestran desinterés por otras actividades personales o sociales. Les cuesta trabajo delegar y su comunicación interpersonal se ve afectada por esa necesidad de hacer las cosas a cierto ritmo.
Asimismo, terminan comiendo y durmiendo mal por darle prioridad al trabajo y debido a su baja centralidad familiar dedican más tiempo a trabajar que a otras áreas de su vida.
¿Eres un trabajoadicto?
¿Por qué una persona se vuelve adicta al trabajo? Algunos aspectos tienen que ver con cuestiones económicas, pero otros van de la mano con la enorme competitividad que existe en el mercado laboral y esa necesidad de conseguir éxito en lo que se hace, alcanzar el puesto deseado y un mayor prestigio.
Otros más se hacen adictos al trabajo por no saber negarse ante las peticiones de un jefe que solicita cosas que pueden resolverse al otro día, por el temor a perder el empleo o la falta de organización que permite la acumulación y sobresaturación laboral.
Pero no solo eso, algunos más adquieren esta adicción por el ambiente familiar que viven, el cual al ser problemático hace que el trabajador no quiera llegar a casa, así como la falta de afectos personales que se suplen con el trabajo.
Prevención e intervención
Algunas estrategias de prevención para este tipo de adicción propuestas por la doctora Villavicencio Ayub consisten en enseñar al trabajador a distribuir su tiempo de forma saludable combinando el trabajo y la vida privada, no incitarlos a que dediquen cada vez más tiempo a su trabajo y realizar actividades en conjunto con su familia.
Cuando existe algún síntoma o riesgo de padecer adicción al trabajo, se puede acudir a grupos de apoyo para hablar de las dificultades que encuentran cuando no está trabajando, tener el acompañamiento de un coach laboral que facilite al trabajador alcanzar sus metas laborales de la mejor forma posible e impulsar el trabajo en equipo.
Asimismo, cuando ya existe algún caso de adicción al trabajo diagnosticado, se puede brindar al trabajador asesoramiento y psicoterapia para redirigir su obsesión por el trabajo, modificar sus conductas compulsivas y detectar las causas de las mismas, crear grupos de ayuda para este tipo de adictos, así como consolidar servicios de asistencia y promoción de la salud integral de los empleados.
Morir trabajando
Algunas empresas consideran bueno tener trabajadores con este tipo de conductas. La especialista en Psicología Ocupacional explicó que las consecuencias de tener largas jornadas de trabajo producen un desempeño pobre y un deterioro físico y mental importante. Además de que los problemas extralaborales se presentan en estas personas ya que descuidan a su familia, no conviven con sus hijos y surgen problemas maritales hasta llegar al divorcio.
Estos workaholics también están expuestos a problemas cardiovasculares, gástricos, musculares, padecer de hipertensión o cansancio crónico, experimentar trastornos sexuales o insomnio. Algunas veces incrementan su consumo de alcohol, fármacos y otras drogas e incluso pueden llegar a la muerte por exceso de trabajo, conocida como Síndrome de Karoshi.
“No debe confundirse a los empleados responsables, dedicados, productivos y comprometidos con los adictos al trabajo. Las diferencias radican en que el compromiso y la vinculación laboral se constituyen por personas sanas, que logran desconectarse cuando es oportuno, descansar y volver al trabajo con altos niveles de productividad y tienen comportamientos positivos que no dañan su salud ni calidad de vida”, expresó la investigadora.
Así, los workaholics no cuentan con los recursos laborales y personales necesarios, y por ende no consiguen satisfacción laboral. Dado que la adicción al trabajo es igual que el resto de las adicciones, es necesario recobrar el equilibrio laboral y personal.
Se considera que 85% de las empresas mexicanas premia la adicción laboral y no promueven la salud en sus colaboradores. 45% de los profesionales mexicanos la padece teniendo como consecuencia la aparición de problemas psicosociales. Por lo general son personas de entre 30 y 48 años.