En un futuro no tan lejano, donde las máquinas y la inteligencia artificial son parte de la vida cotidiana, los smartwatches aparecieron por primera vez en las historias de la ciencia ficción. De hecho, una de sus primeras menciones se dio en 1927, en la película Metrópolis, de Fritz Lang.
A lo largo de los años, estos dispositivos han sido utilizados por personajes icónicos en diferentes partes del mundo. En México, en la década de los 60, El Santo usaba un reloj especial para comunicarse con Blue Demon y enfrentar amenazas sobrenaturales.
En el Reino Unido, James Bond, creado en 1953 por el británico Ian Fleming, también contó con relojes equipados con herramientas de espionaje. Más adelante, en los años 80, en la serie estadounidense Knight Rider (El auto increíble), el protagonista Michael Knight llamaba a su automóvil, KITT, a través de su reloj inteligente. “Todos ellos hacían maravillas”, destacó el académico universitario.
En la realidad
La idea de miniaturizar herramientas de la vida cotidiana ha sido una constante en la evolución tecnológica, y los relojes no fueron la excepción, explicó José Ángel Garfias Frías.
Desde hace siglos, el ser humano ha buscado medir el tiempo con mayor precisión, primero con relojes de sol y de arena, luego con relojes mecánicos, hasta llegar a los dispositivos actuales.
Los primeros avances en relojes inteligentes surgieron en la década de 1970, cuando compañías como Casio experimentaron con relojes electrónicos que incluían funciones adicionales. “Tenían luz para poder ver la hora en la noche, un cronómetro, la famosa calculadora e incluso una agenda para guardar números telefónicos”.
Estos dispositivos evolucionaron hasta convertirse en los smartwatches que conocemos hoy en día. Actualmente hay diversas marcas y precios con aplicaciones que se complementan con el teléfono móvil. “Es prácticamente un requisito que estén conectados al celular”, explicó Garfias.
Aunque también se pueden usar sin esa conexión pero le sacan menos provecho y funciones, no comentó Ángel Garfias. Estos relojes han logrado consolidarse en su nicho de mercado.
Entre sus funciones destacan las mediciones biométricas como el conteo de pasos, la frecuencia cardíaca, los niveles de glucosa y oxigenación en sangre, el análisis del sueño, la presión arterial, e incluso el seguimiento del ciclo menstrual. Además algunos modelos incluyen videojuegos.
Para las personas de la tercera edad, estos dispositivos pueden ser herramientas clave para monitorear su salud y prevenir problemas médicos, destacó el académico.

Algunos casos de la ciencia ficción
Hoy en día es posible realizar llamadas desde un smartwatch, algo que décadas atrás solo existía en la ficción. Personajes como Dick Tracy (en el cómic de 1946 y la serie animada de 1967), Los Supersónicos (1962), Inspector Gadget (1983) y Star Trek: La nueva generación (1987) usaban relojes con tecnología avanzada para comunicarse.
En el caso del héroe mexicano El Santo, su reloj le servía para contactar a Blue Demon y luchar contra monstruos, vampiros y otras amenazas. Por su parte, James Bond tenía un reloj equipado con múltiples herramientas de espionaje que lo ayudaban a salir de situaciones complicadas. Otro ejemplo es Cable, de los X-Men, quien viene del futuro y cuenta con una pulsera tecnológica que le permite hackear otros dispositivos.
En muchas historias de ciencia ficción, los smartwatches son herramientas esenciales en combate. Un ejemplo más actual es Ben 10, cuyo protagonista usa su reloj para resolver problemas.
En la época en que estos personajes utilizaban relojes inteligentes, todo parecía pura ciencia ficción. Sin embargo, un siglo después de la aparición de Metrópolis, estos dispositivos forman parte de nuestra vida cotidiana.

Así como los smartwatches pasaron de la ficción a la realidad, es posible que otras tecnologías vistas en series futuristas, como la robótica avanzada, sigan el mismo camino en el futuro, concluyó el académico universitario.