El entorno internacional -como lo habíamos conocido desde el fin de las guerras napoleónicas en 1815- ha cambiado para siempre. Lo he afirmado en distintos foros en México y otros países. Esto se debe a que los dos grandes Estados–Nación que han encaminado los destinos del orden mundial y la modernidad como la conocemos (Reino Unido y Estados Unidos), han decidido tener un rol menos activo y poco liderazgo en el ámbito internacional. Dos hechos contundentes ilustran lo anterior: el referéndum del Brexit y la elección de Donald Trump, respectivamente.
El conflicto en Siria y el pasado bombardeo en supuestos blancos de producción de armas químicas es otro ejemplo de estas políticas de retracción, por paradójico que parezca. Sin embargo, reconozco que la sobremediatización de este tipo de intervenciones militares que violentan el derecho internacional pueden despertarespeculaciones catastróficas sobre guerras mundiales o guerras entre superpotencias. Las posibilidades de que ocurra son muy bajas.
A pesar de los actores involucrados desde hace 7 años en la llamada Guerra Civil Siria(Arabia Saudita, Irán, Hezzbolla, Líbano, Israel, Rusia, Turquía, Estados Unidos, Francia, Inglaterra, China), los ataques de la coalición de países liderados por los Estados Unidos este fin de semana no representan una amenaza real de un conflicto entre superpoderes. De hecho, en proporción, fue un ataque mucho menor al realizado por EEUU en este país el año pasado y poco ha impactado a la relación de poderes en territorio sirio.
Vale la pena observar una diferencia: Que el ataque se haya realizado en coalición con Francia e Inglaterra y que se lleva a cabo justo cuando el presidente Trump tenía la intención de retirar dos mil tropas de este país. Un factor relevante es el incremento en la tensión diplomática, principalmente entre EEUU y el Reino Unido con Rusia e Irán(dos actores muy relevantes en Siria), que ocasionan cierta incertidumbre sobre las posibles sanciones de países aliados a Estados Unidos en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU); hecho que no ocurrió, dejando en ridículo a la embajadora de EEUU ante este organismo, Nikky Haley. Finalmente, el hecho que actualmente se libran batallas estratégicas en ciudades clave para una posible estabilidad temporal del conflicto tales como al-Raqqa, Idlib y particularmente Deir ez-Zour, donde seguramente veremos incremento en la actividad militar en los próximos días por el control de los pozos petroleros al este de esta ciudad.
Hay dos preguntas tan complejas como relevantes en el caso sirio en el marco de esta nueva realidad o contexto global en la era Trump/Brexit. Ambas preguntas serán contestadas en la medida que vayan desdoblando la política exterior tantos actores involucrados en una zona que seguramente será dibujada de una manera distinta a como la conocemos actualmente.
La primera es ¿realmente existen los incentivos necesarios de EEUU y el Reino Unido de terminar de una vez por todas con el régimen de Bashar Al- Assad? La segunda pregunta es ¿qué pasaría con Siria si esto ocurre?
Para la política doméstica estadounidense, el ataque a blancos supuestamente estratégicos para lo producción de armas químicas en Siria el pasado fin de semana resulta más un show mediático de proporciones globales, sin duda conveniente para el presidente Trump quien ya se encuentra en plena campaña electoral. El uso de la infame frase “Misión Cumplida” (acuñada por el Presidente George W. Bush en 2003), es claro ejemplo de esta intención político- electoral.
Dudo mucho que, al igual que Francia y el Reino Unido, EEUU haya realizado estos ataques por razones humanitarias. A los países de esta coalición les interesa por supuesto un régimen débil, no necesariamente fulminado pues saben que Irán y Rusia han invertido mucho en sostener al régimen de Bashar Al- Assad en el último año y EEUU tiene muy claras las líneas rojas que no debe de cruzar con ambos, en particular con Rusia. En suma, era política y electoralmente conveniente para Estados Unidos mediatizar a gran escala esta intervención menor a estos blancos del régimen de Bashar, supuestamente involucrados en los recientes ataques contra población civil en Douma, al noroeste de Damasco. El bombardeo del viernes es un mensaje medianamente claro, pero finamente calculado para no provocar una respuesta militar.
Por otro lado, el enfoque de Inglaterra y Francia resulta más estratégico y no de inmediatez. A mi juicio, ellos están en la línea de hacer lo que resulta plausible con Siria, particularmente con la crisis de refugiados que migran hacia Europa y la enorme presión que existe en todo ese continente por atajarla de una vez por todas. Habrá muchos eventos que observar en el corto y mediano plazo, ninguna que represente una amenaza global, pues pareciera que al menos entre los tres países que atacaron a Siria hay consenso en que generar otro caso como el de Irak no es opción, al menos por ahora.
Rodrigo Aguilar Benignos es Maestro en Política Económica Internacional por la London School of Economics and Political Sciences y Licenciado en asuntos internacionales por el Tec de Monterrey. Analista internacional basado en Washington, D.C. desde hace 12 años y reconocido a nivel internacional por generar proyectos estratégicos relevantes para el acercamiento de gobiernos y empresas de distintos países, con la comunidad internacional. Socio Director de Wiljan Consulting, firma de consultoría enfocada en políticas públicas globales, asuntos públicos y legales corporativos internacionales.