La llegada intempestiva de la pandemia trajo consigo una estrategia de comunicación deficiente entre los docentes y alumnos, lo que ha provocado la pérdida de continuidad en el proceso de enseñanza-aprendizaje, destacó la doctora Carlota Guzmán Gómez, investigadora del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) de la UNAM.
La especialista en temas vinculados a la educación expresó que implementar la lógica escolar en casa no la sustituye, debido a que ésta tiene sus particularidades y sus formas de operación, además, no todos los alumnos tienen acceso a dispositivos electrónicos e Internet.
“No todo mundo tiene un espacio adecuado para trabajar en la dinámica de la casa, y por otra parte, también está en el papel de los padres de familia que muchas veces han tenido que cumplir un papel de maestro o por lo menos de apoyo supervisor”.
Guzmán Gómez enfatizó que no todos los padres de familia tienen la preparación y disposición para enseñar. “Ser maestro implica una formación, recursos didácticos y pedagógicos, ellos no están formados para hacerlo”.
Explicó que los procesos educativos tienen que ver con trabajo grupal, con vínculos e interacciones entre maestro y alumnos. “El conocimiento se construye en la acción, esta es una de las grandes pérdidas, y por otra parte, la escuela es un espacio de socialización que tanto los niños y adolescentes perdieron, lo que provoca diversos estados de ánimo como aburrimiento y depresión que no son favorables”.
Finalmente, la investigadora universitaria señaló que lo positivo de la situación es la autogestión que los estudiantes han tenido sobre su propio aprendizaje.