Investigación realizada por científicas del Instituto Politécnico Nacional (IPN) determinó que la relación que hay entre la violencia con la generación de estrés provoca y recrudece el padecimiento de enfermedades crónico-degenerativas.
En un comunicado, se explicó que de acuerdo con el estudio cuando se experimenta violencia con frecuencia, se genera estrés de manera sostenida y el organismo produce una respuesta bioquímica al liberar sustancias denominadas catecolaminas (norepinefrina y epinefrina) y cortisol.
Conforme a lo anterior, las científicas han vinculado que el estrés provocado por la violencia desarrolla y recrudece las enfermedades crónico-degenerativas.
Este proyecto multidisciplinario es dirigido por la investigadora de la Escuela Superior de Medicina (ESM) del IPN, Cindy Rodríguez Bandala, quien explicó que el estrés neuroquímico puede generar osteoporosis, hipertensión, cáncer, diabetes y obesidad.
La especialista señaló que ese tema es un asunto prioritario de salud pública, por ello es importante profundizar los estudios para desentrañar cómo las catecolaminas regulan las emociones, las reacciones al ambiente cuando hay estrés (que está diseñado para ser una respuesta inmediata, pero no duradera) y las afecciones crónico-degenerativas.
Rodríguez Bandala consideró que “nuestro deber como científicos es conocer la epidemiología de la violencia, establecer el vínculo con el estrés y el deterioro de la salud. A partir de ello podremos proponer acciones para reducir ese fenómeno y sobre todo crear conciencia de que la violencia enferma”.
También la investigadora Laura Martínez Rodríguez, experta en el estudio de violencia de género y colaboradora del proyecto, indicó que existen 13 tipos de violencia: física, psicológica, abandono, económica, abuso, violencia sexual, ataque sexual, violencia institucional, estructural, espiritual, trata de personas, femicidio y feminicidio.
“Esta violencia provoca que el organismo esté en nivel de alerta la mayor parte del tiempo y se produzca desgaste en los mecanismos que regulan el comportamiento celular”, comentó.
Señaló que en pacientes con cáncer de mama los investigadores comprobaron que las mujeres con esta enfermedad y estrés crónico, depresión y ansiedad, desarrollan tumores más agresivos, de mayor tamaño y en algunos casos quimio resistencia, por lo que la patología se complica.
El estudio incluyó a mujeres con cáncer de mama e hipertensión que toman fármacos betabloqueadores, los cuales actúan como inhibidores de los receptores del estrés. Comprobaron que quienes toman el fármaco tienen mejor densidad mineral ósea y menor riesgo de sufrir osteoporosis que quienes sufren la neoplasia, estrés y no los toman, y también evitan la metástasis.
Ante ese resultado y para apoyar a pacientes oncológicas, la científica de la ESM externó el propósito de diseñar un betabloqueador más específico que ayude a reducir el estrés, el riesgo de padecer osteoporosis y que no afecte la tensión arterial.
La investigadora politécnica explicó que existen células óseas (osteoblastos) que ayudan a eliminar el hueso de mala calidad, que ha perdido resistencia y elasticidad, mientras que los osteoblastos se encargan del desarrollo y crecimiento de los huesos en la juventud y del mantenimiento óseo en la fase adulta.
En la investigación encontraron que el efecto del estrés en personas con osteoporosis produce exceso de norepinefrina y se rompe el equilibrio entre osteoclastos y osteoblastos, por ello se deteriora más rápido la matriz ósea y no se regeneran los huesos de manera adecuada.
Agregó que en un estudio con ratones con estrés crónico observaron que se altera la producción de norepinefrina, la cual disminuye la capacidad de realizar lipólisis (ruta metabólica para producir ácidos grasos), lo que favorece el desarrollo de la obesidad.