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¿Qué es el síndrome de Wendy?

  • Un fenómeno psicológico que refleja los mandatos de género en las mujeres

Wendy, una niña de 12 años, se enamora de Peter Pan, un niño que huyó de sus responsabilidades para vivir en el país de Nunca Jamás. Al seguirlo, ella termina a cargo de él, sus hermanos y los niños perdidos. Se trata de un cuento para niños, creado por el escritor James Matthew Barrie, que ha dado pie a explicar algunos comportamientos, tanto de hombres como de mujeres.

Síndrome de Peter Pan y Síndrome de Wendy

En los hombres surge el popularmente llamado “síndrome de Peter Pan”, un conjunto de rasgos entre los cuales resalta la necesidad de sentirse como niño y la dificultad para madurar y enfrentar la vida adulta. En contraparte, surge el “síndrome de Wendy”, que se manifiesta por una situación de mandato de género, biológico o social, referido en especial a lo maternal, explicó Ana Celia Chapa Romero, académica de la Facultad de Psicología de la UNAM. Sin embargo, ninguno de los dos comportamientos (Peter Pan y Wendy) están catalogados en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la Asociación Psiquiátrica Americana y por eso no se consideran síndrome ni trastorno.

¿Por qué surge el síndrome de Wendy?

Para una mujer, a veces es difícil encontrar los elementos que definen la identidad. Ahí es donde empiezan a generarse los problemas, porque la mujer busca cumplir con el mandato del género femenino. Regularmente, este mandato dicta que las mujeres deben tener un comportamiento maternal. Además, se acompaña de problemas como una necesidad de sacrificarse, cuidar de los demás, realizar sus tareas y resignarse ante el sufrimiento.

Cuando las mujeres tienen hijos, emplean toda su energía y cuidado en ellos, hasta olvidarse de sí mismas. Pero no sólo velan por sus hijos, sino que también asumen responsabilidad por su ser amado: suelen resolverle sus problemas en situaciones de la vida cotidiana. Además, buscan el reconocimiento social, que es un valor de la feminidad planteado por la sociedad. Así, se hacen cargo de toda la familia, donde son mediadoras emocionales de los conflictos entre el padre y los hijos.

Cuando la persona a quien aman no les corresponde y no reconoce su amor, entran en depresión. Lo mismo pasa cuando los hijos crecen y se van; la mamá se queda sola en casa sin reconocimiento y entra en depresión.

El mandato de la feminidad de cuidar y proveer a los que nos rodean se convierte en una obligación que no es retribuida. Cuando las mujeres lo cumplen, no hay reconocimiento. Cuando no lo hacen, se les sanciona o etiqueta como egoístas o malas madres. Por esta razón, surge la necesidad de realizar constantemente el papel asignado.


Maternizar la relación de pareja

Algunas mujeres suelen maternizar su relación; buscan estar al pendiente de las necesidades afectivas del otro e incluso le resuelven los problemas de la vida cotidiana, ya sea en sus tareas domésticas o laborales. Repitiendo el rol de maternidad con su pareja, creen que se vuelven imprescindibles en la relación. Y al final llega una insatisfacción porque el hombre no se responsabiliza del vínculo y la mujer se cansa de que el otro no responda igual. Esto se debe a que los hombres no están acostumbrados a hablar ni a responsabilizarse afectivamente, resolver las tareas domésticas o las tareas de la vida cotidiana. Así, surge un resentimiento por parte de la mujer que afecta a su relación.

Asociación con trastornos psicológicos

El complejo de Wendy se asocia al trastorno de personalidad dependiente. En este punto surge el miedo a la soledad, a la desaprobación por parte de los otros e incluso a tomar decisiones. Además, la ansiedad se presenta continuamente porque las mujeres con este comportamiento se preocupan por escenarios en donde buscan el reconocimiento, y piensan todo el tiempo en qué sucederá en el futuro.

Igualmente, el síndrome de Wendy se asocia con la depresión, porque quienes lo padecen se olvidan de sí mismas y pierden interés en los vínculos amorosos. El trastorno obsesivo compulsivo también se presenta, ya que está vinculado con el control excesivo por las actividades cotidianas.

¿Cómo identificar el síndrome de Wendy?

La primera señal surge cuando la mujer tiene un malestar psíquico. Por ejemplo, cuando se dedica más a las actividades que no le agradan y no tiene un crecimiento personal. Además, puede sentir angustia de quedarse sola y no obtener reconocimiento, o sentir la necesidad de evitar a toda costa que los demás se molesten, y por eso se anticipa para resolverles sus cosas.

¿Qué hacer ante el síndrome de Wendy?

Las mujeres que sufren de esta condición pueden trabajar desde varios frentes, como la identidad: preguntarse de dónde obtiene el reconocimiento y aceptar que es valiosa por ella misma. “Soy querida por otras cosas, no sólo por ser necesaria”. Ellas mismas deben plantearse que, si hacen todo, les quitan capacidad a los varones en la crianza, y ellos deben asumir esa capacidad. Todo viene de un asunto social, pero se puede trabajar desde la infancia para cambiar este esquema y enseñar a los otros integrantes de la familia todas las actividades.

Las hijas y los hijos pueden construir un referente diferente, para quitar la división sexual basada en que “estas actividades son masculinas y aquellas, femeninas”. De esta manera se podrían eliminar los comportamientos de Peter Pan y Wendy.