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¿Qué beneficios trae a los niños tocar instrumentos musicales?

En 2003 se estrenó Escuela de Rock, película en la que el actor Jack Black da vida a Dewey Finn, un músico fracasado que usurpa el trabajo de su roomie y se vuelve profesor. Durante su estancia en la escuela, además de buscar prospectos para formar una nueva banda, Finn comienza a darles confianza a sus estudiantes y a potencializar sus habilidades para cantar o tocar instrumentos.

Los estudiantes de Finn son niños, y las clases de rock que él les imparte los ayuda a ganar confianza en sí mismos y a aprender a buscar un objetivo con disciplina. La ficción no está nada alejada de la realidad: tocar un instrumento musical puede traer distintos beneficios en la infancia.

Diversos estudios han señalado las ventajas que obtiene un niño cuando aprende a tocar un instrumento musical. El más reciente, elaborado este año por la Universidad de Granada, Please don’t stop the music: A meta-analysis of the cognitive and academic benefits of instrumental musical training in childhood and adolescence, revela que realizar esta actividad puede aumentar el coeficiente intelectual de los niños y niñas.

“Parece que la capacidad estimuladora de aprender a leer partituras y lenguaje musical, sincronizar movimientos de manos y dedos, coordinarse con otras personas en la interpretación de una obra y otros requerimientos que implica la música, son clave” para estimular diferentes capacidades cognitivas, apuntan los autores del estudio.

La violinista y profesora de violín Jimena Miranda aseguró que aprender a tocar un instrumento musical desde temprana edad trae múltiples beneficios, como:

  • Mayores conexiones cerebrales.
  • Influencia positiva en el desarrollo psicomotriz.
  • Fomento de la disciplina, la concentración y la memoria.
  • Aumento de la autoconfianza.
  • Incremento de la sensitividad.

“Aunado a ello, se puede beneficiar el desarrollo social de los niños. Aunque sean solistas, van a necesitar del contacto con otros instrumentos para crear su música. Requerirán de aptitudes sociales para relacionarse con quienes trabajen o colaboren”, agregó.

Un estudio elaborado por la Academia de Oxford, comprobó que aquellos niños de 4 a 6 años que tocan un instrumento tienen un desarrollo cerebral más avanzado y una memoria más amplia. Además, al emplear las matemáticas para fraccionar las notas musicales en una partitura, su habilidad para esta materia se amplía.

¿Cómo empezar el aprendizaje musical?

“Si un niño está interesado en aprender a tocar un instrumento musical, es necesario que el primer paso sea cantar”, indicó Jimena Miranda.

La violonista agregó que el niño puede comenzar su aprendizaje desde muy temprana edad, incluso recién cumplido el primer año.

“En la cuestión de metodologías, los pequeños pueden empezar con instrumentos aptos para ellos como el piano, los de percusión o los de cuerda como el violín. Hay que recordar que hay otros que deben tocar cuando sean más grandes. Por ejemplo, para empezar a usar los de viento deben tener desarrollados los pulmones”.

Padres, necesarios para impulsar el talento

Si bien los maestros serán los guías esenciales para desarrollar y detonar el talento musical de los niños, la profesora Miranda afirmó que los padres deben involucrarse y motivar a los pequeños a perseguir su sueño.

“El niño se la debe creer, pero también los padres. Los deben motivar para que toquen en fiestas familiares y acercarlos al ambiente musical. Es necesario cultivar la cultura de contacto y de creatividad con la música para que el niño la absorba”.

La edad no es factor

La profesora Miranda también indicó que, si bien de niños es más fácil aprender a tocar un instrumento, esta habilidad se puede adquirir a cualquier edad.

“A cualquier edad es bueno [aprender], sobre todo si se tiene la intención de conocer y de ampliar conocimientos. Obviamente, va a cambiar la forma de aprendizaje y el tiempo que se empleará, pero es posible”.

Por otro lado, rechaza la creencia de que tocar un instrumento musical sólo sea una habilidad con la que se nace. “La diferencia está en el tiempo que se dedique. Quizá sí hay personas que nacen con esto e irán más rápido, pero eso no significa que los demás no puedan. Se va aprendiendo y mejorando, con disciplina y también poniéndose metas”.

Proceso de aprendizaje

Jimena Miranda explicó brevemente cómo ella prepara a los niños, resaltando que su desarrollo musical depende tanto de la práctica como de la teoría.

  1. Primero se busca que los niños escuchen. A partir de ahí, el objetivo es que comiencen a hacer analogías con los sonidos que se interpretan.
  2. Dependiendo del instrumento, se inician con las posturas esenciales, siempre buscando que no haya tensión.
  3. Se les enseña a fraccionar y, a partir de eso, se trabaja en el reconocimiento de qué partes son fáciles de tocar y qué partes difíciles.
  4. Empezamos con los fraseos (agrupación consecutiva de notas musicales con sentido musical) y a reconocer que cada fragmento de éstos cuenta.
  5. Las partituras van al final porque a los pequeños les cuestan mucho trabajo.
  6. Los alumnos suben al escenario. Es necesario que tengan seguridad y control; para eso también se realizan ejercicios de respiración.

Para concluir, la profesora de violín indicó que busca, a lo largo de las clases, que los pequeños sepan que están en un proceso de aprendizaje. “Si hay algún error en el camino, sólo se les debe reforzar que tienen que aprender de éste y, conforme van avanzando, su desarrollo será cada día mejor. Al final es como hacer crecer una planta, y eso es poco a poco”.