¿Las mujeres y los hombres pueden competir en la misma cancha para jugar futbol y aguantar por igual? La respuesta sencilla es “no”, pues inciden diversos factores en el rendimiento deportivo, dijo Hortensia Moreno Esparza, del Centro de Investigación de Estudios de Género (CIEG) de la UNAM.
Desde pequeñas, las mujeres se enfrentan a diversos retos e ideas machistas. Por ejemplo, cuando un niño decide jugar futbol, lo normal es que su familia lo apoye, le compre el equipo necesario y le brinde todo el tiempo. Pero cuando una niña decide practicar el mismo deporte, lo primero que suele escuchar es: “estás loca”, “primero termina tus labores domésticas y luego vemos” o “eso es muy poco femenino”.
La segregación de los escenarios deportivos es un corolario de esa situación. El campo deportivo se monta como un espectáculo para que los hombres demuestren su supremacía sobre las mujeres.
Las mujeres, dicta la sociedad, deben ser femeninas. De hecho, las niñas suelen escuchar: “si practicas un deporte, corres el riesgo de ya no ser tan bonita, porque vas a desarrollar musculatura, tendrás fuerza y serás agresiva”.
Se trata de un proceso histórico de más de siglo y medio, durante el que se ha construido la arena deportiva como un espacio exclusivo para la masculinidad en todos los sentidos. ¿Cómo van a boxear, a jugar futbol o futbol americano las mujeres?
La persistencia femenina
Desde el momento en que nacen, las mujeres están destinadas a actividades diferentes de los hombres. Incluso, a ellos se les reconoce su derecho al juego y al ocio, pero a ellas se les excluye de manera radical. Los niños pueden revolcarse en la tierra, regresar a casa “cochinos” y con la ropa rasgada, y no hay problema, pero las niñas no.
Sin embargo, en la historia del deporte las mujeres han sido muy persistentes y han querido participar desde muy temprano. Por ejemplo, en 1922 en Francia una joven llamada Alice Milliat organizó la primera olimpiada femenil, precisamente porque no la dejaban participar en los juegos masculinos.
De esta manera demostró que el género femenino también tiene capacidad e inclinación para el deporte. “Nos hemos colado en todos los espacios deportivos, con todo y el escándalo que han hecho los hombres”, añadió la académica universitaria.
Actualmente, los espacios deportivos están dedicados a los hombres. Por ejemplo, no hay canchas de futbol exclusivas para las niñas; las mujeres son excluidas del deporte, incluso en términos espaciales.
¿Los hombres son más resistentes?
Se dice que los hombres son más resistentes anatómicamente que las mujeres, porque ellas son más pequeñas y “finitas”. Sin embargo, el desempeño atlético es una cosa y el desempeño corporal es otra. La idea de que los cuerpos femeninos y masculinos son inconmensurablemente diferentes es una ficción, enfatizó la entrevistada.
Hay pruebas de que las mujeres son más resistentes que los hombres. Por ejemplo, un fenómeno muy estudiado es el de la sobremortalidad masculina.
Por cada 105 niños, nacen 100 niñas, pero antes de cumplir el año la población se empareja a causa de la muerte de unos niños, debido quizá a una debilidad congénita. Conforme crecen, en todos los grupos de edad, excepto el último, se ha detectado que fallecen más hombres que mujeres.
Otro ejemplo se da en las poblaciones vulnerables, en poblaciones que viven en condiciones muy precarias; cuando hay escasez de alimentos, las familias prefieren alimentar a los varones antes que a las niñas, pero aunque los niños tienen mejores condiciones, las niñas sobreviven.
En la etapa adulta, los hombres fallecen por numerosas causas. Por ejemplo, porque corren riesgos innecesarios, pelean por idioteces y el asunto termina muy mal.
Entonces ¿pueden mujeres y hombres competir en la misma cancha de futbol y rendir igual? Hasta el momento no se ha averiguado por qué no se ha permitido a las mujeres desarrollarse de la misma manera que los hombres, concluyó la académica universitaria.