El 19 de abril cientos de jóvenes puma se subieron a sus bicicletas para participar en el reto 22 Días Sin Gasolina y 224 días, 10 mil 602 viajes y 73 mil 289 kilómetros después, este esfuerzo se vio recompensado cuando la Facultad de Ciencias (FC) de la UNAM fue premiada por ser la institución que más distancia recorrió en ese lapso, superando por mucho a su rival más cercano, la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), que sumó apenas el 60 por ciento del kilometraje pedaleado por los auriazules.
Esta actividad, organizada por la asociación capitalina Bicitekas y las agrupaciones Consejo Ciclista Poblano, Bici-Escuela Oaxaca y Chihuahua en Bici, fue impulsada para crear conciencia sobre el daño ambiental provocado por los hidrocarburos y la viabilidad de métodos de transporte alterno como una estrategia realista para aminorar el uso de combustibles derivados del petróleo.
El premio, un estacionamiento para 32 bicicletas, será instalado cerca de los comederos de Biología, zona que será acondicionada con cámaras de videovigilancia y mesas para fomentar la convivencia de los alumnos. “Como uno de nuestros problemas son los robos, esto elevará la seguridad en el área y evitará que los ladrones se acerquen”, apuntó Catalina Stern, directora de la FC.
Asimismo, la UNAM se hizo acreedora de un radar de velocidad que se colocará de manera permanente en la lateral de Insurgentes, a un lado de Rectoría, y de dispositivos de tránsito que servirán para confinar parte del canal del Pumabús.
En la ceremonia de premiación, que tuvo lugar en la dirección de la FC, Armando Pliego, representante de Bicitekas y estudiante de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, destacó la pertinencia de esta iniciativa, “sobre todo por los gasolinazos aplicados contra la sociedad y porque los siniestros viales son la primera causa de muerte en niños y porque México tiene más muertos por choques y accidentes de tránsito que por el crimen organizado”.
Además de la UNAM y la BUAP, en este reto participaron las universidades autónomas de Chihuahua y Benito Juárez de Oaxaca a fin de, comentó en su momento Areli Carreón, también integrante de Bicitekas, “revivir aquellas rencillas sanas que se daban en los años 50 entre los equipos universitarios de futbol americano, sólo que ahora entre escuadras ciclistas. Para hacer las cosas más interesantes y avivar el fuego, para la siguiente edición se sumará el rival de la UNAM por antonomasia: El Instituto Politécnico Nacional”.
Y pese a los logros de 22 Días Sin Gasolina, hubo objetivos no logrados, como el de crear cuatro ciclovías que conectarían a CU con el resto de la ciudad y que aún habiendo sido trazadas y haber funcionado sin inconvenientes, no lograron permanecer debido a las negativas de los vecinos de la zona, en especial los de la calle Cerro del Agua, quienes llevaron sus objeciones hasta la Delegación Coyoacán.
Aunque en el aspecto positivo, las autoridades de la FC destacaron que, a partir de esta experiencia, en esa entidad se formó un club de ciclismo que a los dos días contaba con 175 miembros y que rápidamente reclutó a varios cientos más.
Se sabe que el escritor H.G. Wells —autor de La guerra de los mundos o La máquina del tiempo— era un ciclista entusiasta, al grado de que en su libro de 1905, Una utopía moderna, ya anticipaba que la ciudad ideal debería contar con carriles exclusivos para transitar en bicicleta. De estar vivo, quizá este escritor vería con beneplácito a tanto joven estudiante trasladándose a clases en dos ruedas y dando forma así no a un relato de ciencia ficción, sino a esa utopía que ya desde hace 112 años soñaba.